INTRODUCCIÓN
Los bananos y plátanos pertenecen al género Musa y representan al cuarto cultivo más importante en el mundo, ya que sólo lo superan el arroz, trigo y maíz (Jones, 2000) y es el frutal tropical más importante por su consumo internacional. Estas especies se cultivan en más de 120 países, las cuales producen cerca de 100 millones de toneladas anualmente (Heslop-Harrison y Schwarzacher, 2007), los cuales constituyen el principal alimento de al menos 400 millones de personas ya que cuenta con un gran contenido de carbohidratos, vitaminas y minerales. Los países de América Latina son los principales exportadores de fruta fresca hacia los Estados Unidos y Europa. Sin embargo, en estos países se exporta solo el 15 % de la producción y el resto se destina al consumo local e industrialización. En México, en el 2014 se reportó una superficie cosechada de 74,585 ha, en la cual se produjeron 2.15 millones de ton con un valor de $6,305,790.11 (SIAP, 2015), las cuales son explotadas principalmente en tres regiones productoras: Golfo de México (Tabasco, Veracruz y Oaxaca), Pacífico Sur (Chiapas) y Pacífico Centro (Colima, Michoacán, Jalisco y Nayarit) y de él dependen más de 70,000 familias de manera directa o indirectamente. El cultivar Gran Enano (Subgrupo Cavendish, Musa AAA) es el más importante comercialmente. Las plagas y enfermedades se han diseminado principalmente durante la distribución de germoplasmas de musáceas nativas del Sureste a nuevas zonas agrícolas (América Latina y el Caribe), ya que por naturaleza su diseminación ocurre a una escala menor y difícilmente a largas distancias (Jones, 2000), estos también pueden diseminarse por hijuelos, cormos, etc (Cuadro 1). Las principales enfermedades de importancia cuarentenaria y económica que enfrenta el cultivo del plátano en México y en otros países principalmente en América Latina son: mancha foliar eumusae (Mycosphaerella eumusae Crous & Morichon), Mal de Panamá raza tropical 4 (Fusarium oxysporum f. sp. cubense (E.F. Smith) Snyder and Hansen), moko del plátano (Rolstonia solanacearum), marchitez bacteriana del plátano (Xanthomonas campestri pv. musareum), virus del bunchy top (BTV), virus del mosaico de la bráctea (BBrMV), virus del estriado del plátano (BSV) y virus del mosaico del plátano (BMV) (Jones, 2002; Blomme et al, 2013; Ploetz et al, 2015), las cuales pueden llegar a ocasionar un colapso a la industria bananera de México, sino se llevan a cabo adecuadamente las medidas fitosanitarias y un manejo integrado.
MANCHA FOLIAR EUMUSAE
Introducción. Al menos 20 especies de Mycosphaerella se han descrito afectado las hojas en bananos y plátano, pero solamente tres causan pérdidas significativas (Arzanlou et al., 2008; Churchill, 2011) Mycosphaerella fijiensis, agente causal de la Sigatoka negra (SN) es la más importante a nivel mundial y esta ha reemplazado a Mycosphaerella musicola (Sigatoka amarilla) en los trópicos húmedos y Mycosphaerella eumusae causa la mancha foliar eumusae. Pese a que ninguna de las tres logra enfermedades logra matar a su hospedero, estos patógenos pueden tener un impacto sobre el rendimiento, maduración prematura y la calidad del fruto. La SN ha ocasionada un reducción en la producción de diversos cultivares de bananos y plátanos y ha incrementado la dificultad para la producción de Cavendish para exportación. La presencia de mancha foliar eumusae ha sido confirmada en el sur de India, Sri Lanka, Tailandia, Malasia, Vietnam, Mauritius y Nigeria (Carlier et al., 2000). Los países productores de América Latina y el Caribe se encuentran libres de esta enfermedad (Jones, 2002; Ploetz et al, 2015).
Síntomas. Los síntomas iniciales de la enfermedad aparecen como pequeñas estrías de color café ligero en las hojas. Cuando la densidad de infección es baja, las estrías desarrollan lesiones ovales o elipsoidales con el centro gris. Sin embargo, cuando la densidad de infección es alta, las lesiones coalecen y se necrosan, formando grandes áreas de tejido foliar. Estos síntomas se asemejan a los producidos por enfermedades como Sigatoka negra y Sigatoka amarilla. Esta enfermedad afecta a diversos grupos genómicos de plátano, entre los que se encuentran los Cavendish (Carlier et al., 2000).
Agente causal. El nombre del hongo propuesto por Crous y Mourichon (2002), para esta enfermedad es Mycosphaerella eumusae (anamorfo Pseudocercospora eumusae). Este hongo está más relacionada filogenéticamente con los datos de las secuencias de los ITS a M. fijiensis que a M. musicola, M. musae y Phaeoseptoria musae, hongos que afectan el área foliar de la planta. Es el primer reporte de esta nueva enfermedad y se requiere generar información sobre diferentes aspectos de biología del hongo, interacción hospedero-patógeno y el análisis genético de la estructura genética de la poblaciones (Carlier et al., 2000).
Control. Mancha foliar eumusae puede ser controlada mediante la aplicación de los mismos fungicidas que se usan para el control de la Sigatoka negra y Sigatoka amarilla, pero deben de realizarse algunos estudios sobre su sensibilidad a los fungicidas para impedir el desarrollo de cepas tolerantes. A la fecha no existen estudios sobre la reacción de diferentes genotipos de plátano a esta enfermedad.
MAL DE PANAMÁ RAZA TROPICAL 4
Introducción. El mal de Panamá (Fusarium oxysporum f. sp. cubense: FOC) es y ha sido la enfermedad más destructiva de algunos cultivares de banano [Roatán o Gros Michel (Musa AAA) y Manzano (Musa AAB)] y plátano [Pera o Cuadrado (Musa ABB)] en México y el mundo, una vez que se introduce en los campos, es difícil de controlar (Ploetz, 2015). En la década de los años 1960 y principios de los 1970 fueron devastadas cerca de 40 mil ha del cultivar Gros Michel en todo el país, obligando a cambiarlo por cultivares resistentes del subgrupo Cavendish. En el año 1994, existían alrededor de 4,000 ha de plátano Manzano en México, cuya superficie fue reducida por el mal de Panamá, registrándose únicamente 1,260 ha en el año 2004. La enfermedad ha sido diseminada mediante material de propagación (cormos y/o hijos) y no existen medidas de control eficientes actualmente. La raza tropical 4 de FOC es una amenaza potencialmente peligrosa para América Latina y el Caribe, ya que afecta severamente bananos del grupo Cavendish (Ploetz, 2015). Hoy en día, la enfermedad está presente en algunos países de Asia y África (Figura 1). El principal medio de diseminación del hongo es por medio de los "hijos" y rizomas (cormos), los cuales son utilizados como medio de propagación del cultivo. El patógeno también puede ser dispersado en el suelo y agua, así como en implementos agrícolas, maquinaria, botas de trabajo y por el picudo negro del plátano (Ploetz et al., 2015).
Agente causal. El mal de Panamá es causado por el hongo, Fusarium oxysporum Schlect. f. sp. cubense (E.F. Smith) Snyder & Hansen. Se desconoce la fase sexual (teleomorfo) del hongo. El desarrollo in vitro del patógeno en medio de cultivo papa dextrosa agar (PDA) es de 4 a 7 mm por día a 24 °C, formando colonias con micelio aéreo abundante y pigmentación de color blanco a púrpura. En general, las cepas de F. oxysporum no pueden ser distinguidas morfológicamente. Los micros y macroconidios se producen en monofialides ramificados y no ramificados. Mientras que las clamidosporas son terminales e intercalares con una medida de 7 a 11 micras de diámetro, por lo general son globosas y se forman solas o en parejas en las hifas o conidios (Ploetz, 2015).
Control. Es importante fortalecer la conciencia a los productores y público en general sobre la naturaleza y seriedad del problema, redoblar los esfuerzos en la vigilancia epidemiológica fitosanitaria. En este sentido, México debe de implementar las herramientas disponibles para poder enfrentar con los conocimientos y estudios necesarios como el uso de vitro plantas para iniciar una plantación, la rotación de cultivo, contar con un buen sistema de drenaje, el uso de agentes de control biológico, la incorporación de materia orgánica, la mutagénesis inducida, el conocimiento de la genética de poblaciones y su patogenicidad, son algunos de los estudios que podrían ser clave para fortalecer el conocimiento del patógeno. En México, la SAGARPA a través de SENASICA, está ejecutando acciones de una vigilancia epidemiológica fitosanitaria para la detección oportuna de la RT4, a través de la capacitación de técnicos y productores, exploración y monitoreo de las regiones bananeras, hacer conciencia a los productores del riesgo de trasladar material vegetativo. Son una medida importante para prevenir la entrada y diseminación del patógeno.
MOKO DEL PLÁTANO
Introducción. El moko del plátano es una enfermedad caracterizada por un marchitamiento de las plantas. Esta enfermedad ocasionó graves pérdidas en 1840 en Guyana y a finales del siglo XIX en Trinidad causó la destrucción casi total del cultivar Moko. La dispersión de la enfermedad en América Central fue asociada, inicialmente, con el desarrollo de plantaciones comerciales en Honduras, Panamá, y Costa Rica. En América Latina, se encuentra presente en Belice, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Granada, Nicaragua, Panamá, Surinam, Venezuela, Brasil, Perú, Guatemala Honduras, Jamaica y el sureste de México (Alvarez et al, 2013). En la república Mexicana, hasta la fecha se encuentra en los estados de Chiapas, Tabasco y Nayarit.
Síntomas. El moko afecta la mayoría de los cultivares de musáceas comerciales (de mesa y de cocción), especialmente Cuadrado (ABB), afectando en todos los estados de desarrollo y los síntomas externos varían de acuerdo al recorrido y estado de infección y la cepa del patógeno. Los síntomas causados por el moko son similares a los producidos por el mal de Panamá. Ambas enfermedades causan un marchitamiento vascular y decoloración de los vasos vasculares. Los síntomas causados por el moko después de la infección en raíces de plantas jóvenes son característicos: la primera, segunda y tercera hoja más joven se torna de color verde amarillento y eventualmente se colapsa en o arriba de la unión del pecíolo y la lámina. Las hojas más viejas (las más bajas) también se marchitan y colapsan rápidamente. En donde la infección entra a través de las heridas hechas por herramientas contaminadas utilizadas para la poda, los hijuelos se ennegrecen y achaparran en 2 a 4 semanas y pueden desarrollar una hoja que se expande y subsecuentemente se marchita. El síntoma más característico del moko después de la invasión de razas transmitidas por insectos a través del pedúnculo es que la flor masculina (perilla) se ennegrece, detiene su desenvolvimiento y la bacteria puede escurrir en gotas desde la flor. La fruta puede tornarse de color amarilla y la cáscara se agrieta. Al momento del corte, la pulpa de la fruta presenta una pudrición firme de color café, la cual con el tiempo llega a tornarse gris (Álvarez et al. , 2013).
Agente causal. El moko del plátano es causado por la raza 2 de la bacteria Ralstonia solanacearum, esta bacteria a mostrado una gran diversidad genética, por lo que se le ha denominado el complejo de especies de R. solanacearum (RSSC, por su siglas en inglés) (Fegan y Prior, 2005). Este patógeno pertenece al filotipo II, equivalente a la división 2 y los aislamientos incluidos entre biovares 1, 2 y 2T; y son aislados principalmente en América.
Control. En plantaciones dañadas con moko es esencial contar con programas de inspección continua de plantas y de la erradicación, así como realizar la práctica de desinfección de herramientas de poda o deshije. También es importante la detección inicial y oportuna de la enfermedad, una estricta desinfección de herramientas, destrucción con herbicidas de plantas enfermas y sus vecinas inmediatas. Las plantas tratadas deben ser dejadas en su lugar en el campo. Además, la flor masculina o perilla debe ser removida después de que ha emergido la última "mano" femenina. En plantaciones donde los productores son renuentes a llevar este tipo de prácticas, el moko puede presentarse de manera epidémica México (Alvarez et al., 2013).
MARCHITEZ BACTERIANA DEL PLÁTANO
Introducción. La marchitez bacteriana es causada por Xanthomonas campestri pv. musacearum Yirgou & Bradbury, esta enfermedad representa una amenaza potencial para el cultivo de los bananos. Primeramente, esta enfermedad fue identificada afectando plantas de ensete (Ensete ventricosum) en Etiopía hace aproximadamente unos 35 años, y posterior se diagnosticaron infecciones naturales de banano en ese mismo país. Esta enfermedad ahora representa una de las amenazas más graves para el cultivo del banano en el este de África y las regiones cercanas. Su dispersión muestra un ritmo rápido y el modo expansivo de propagación en el banano, al parecer debido a la facilidad con la que el patógeno es transmitido por insectos que visitan las inflorescencias. Hasta el momento, ninguna resistencia a la enfermedad había sido observada en cualquiera de las variedades de banano cultivadas comúnmente en Uganda y en algunas zonas afectadas pueblos han experimentado una pérdida total de la producción. Al igual que con otras enfermedades bacterianas de plátano, es probable que algunos tipos, especialmente Bluggoe, son más susceptibles a la transmisión por insectos que otros. Prevención de la transmisión por insectos en ésta y otras variedades puede proporcionar un medio para reducir la propagación de la enfermedad (Tripathi et al, 2009).
Agente causal. La marchitez bacteriana causada por Xanthomonas campestris pv. musacearum La diseminación de esta bacteria es rápida y es eficientemente transmitida por contacto (herramientas del campo) produciendo pérdidas considerables. Se ha encontrado atacando indiscriminadamente todos los genotipos de bananos. Las fuentes de inóculo son los residuos de plantas enfermas, el suelo contaminado, los productos utilizados para el comercio. La enfermedad puede iniciarse por infecciones transmitidas por insectos (a altitudes menores de 1700 m.s.n.m.) de plantas enfermas a las flores masculinas de las plantas sanas, a través de las salpicaduras de gotas de lluvia, de rizomas obtenidos de plantas infectadas o a través de la transmisión por contacto en plantas no florecidas, a partir de las cuales se desarrolla la marchitez las pudriciones de los frutos y la marchitez letal (Tripathi et al., 2009).
Control. Lo ideal es que el movimiento de todas las partes del plátano, enset y otras musáceas (excepto como cultivos de tejidos axénicos libres de patógenos) debería restringirse de las zonas afectadas por la enfermedad, tanto dentro como entre los países en riesgo de la enfermedad. Todas las frutas de las zonas afectadas por la enfermedad deben ser consumidos o procesados localmente para reducir al mínimo los riesgos de propagación; racimos de fruta que muestran la maduración prematura u otros síntomas externos son poco probable que introducir el comercio, sino racimos que aparecen externamente normal, pero a continuación se encuentran para ser descolorida cuando se corta abierta son un riesgo particular: éstos pueden ser objeto de comercio, descartado y servir como posibles fuentes de infección. En la práctica, rara vez es posible hacer cumplir esos controles y mayor vigilancia, respaldados por las medidas de erradicación y fitosanitarias inmediatos, debe ser instigadas en áreas donde la introducción de la enfermedad podría causar pérdidas económicas (Tripathi et al., 2009).
VIRUS DEL BUNCHY TOP (BTV)
Introducción. El virus del bunchy top es la virosis más importante que afecta al cultivo del plátano y puede causar efectos devastadores en las plantaciones. El primer reporte de la enfermedad se registró en la isla Fiji en 1879. En la década de los años 20, acabó virtualmente con la industria platanera de Australia (Staiton et al, 2015). La enfermedad se ha distribuido por el sur del Pacífico, Asia y África. El BBTV no ha sido detectado en México, ni en otras regiones plataneras de América Latina y el Caribe.
Síntomas. Los primeros síntomas aparecen como un estriado y punteado de color verde oscuro de longitud variable en hojas y pecíolos. Posteriormente, las hojas desarrollan una clorosis marginal, se reduce su desarrollo, se achaparran y se tornan erectas, dando la apariencia de un amacollamiento en la parte superior de la planta. De este último síntoma proviene el nombre de "bunchy top". Cuando las plantas son infectadas desde pequeñas, el racimo no emerge y si lo hace, la fruta no es de buena calidad. La desorganización en el desarrollo de las plantas se debe a que el virus afecta las células del floema, las cuales se reproducen excesiva y desorganizadamente (Staiton et al, 2015).
Agente causal. El virus causante del bunchy top pertenece a la familia Nanoviridae, género Babuvirus. Contiene seis componentes del genoma, los cuales cada uno con aproximadamente 1000 nt de longitud y se llaman DNA-R, DNA-U3, DNA-S, DNA-M, DNA-C y DNA-N (formalmente DNA-1 a DNA-6, respectivamente, según King et al., 2012). BBTV es transmitido de forma persistente por el pulgón negro del plátano Pentalonia nigronervosa Coq. (Thomas y Iskra-Caruana, 2000). El BBTV no se transmite por savia. Sin embargo, puede transmitirse a través de cormos, hijuelos y en plantas obtenidas por medio de cultivo de tejidos (Thomas et al., 1995). Todas las especies de musáceas son susceptibles al BBTV.
Control. Las cuarentenas es el medio principal para evitar la introducción del BBTV en áreas o regiones libres de la enfermedad. En regiones con problemas del BBTV, se sugiere utilizar material vegetativo libre de virus en las plantaciones. La erradicación de plantas infectadas que sirven como fuente de inoculo es una medida sanitaria importante, restringir el movimiento y uso de material para plantación, inspecciones regulares de todas las plantaciones afectadas por BBTV y la continua educación y programas de extensión para los productores, son medidas que pueden ser adoptadas en regiones donde se encuentra la enfermedad (Thomas y Iskra-Caruana, 2000).
VIRUS DEL MOSAICO DE LAS BRÁCTEAS (BBRMV)
Introducción. Esta enfermedad es relativamente nueva y ocurre únicamente en Filipinas e India. Se reportó por primera vez en 1979 (Magnaye y Espino, 1990). El mosaico de las brácteas es más común en cultivares de cocción ABB, pero también causa serios problemas en plátanos Cavendish (AAA). En general, ocasiona pérdidas en la producción superior al 40 %. Este virus está incluido dentro de la lista de virus de importancia cuarentenaría (Frison y Putter, 1989). Las regiones plataneras de México y el resto de América y el Caribe están libres del BBrMV (Jones, 2002).
Síntomas. La infección causada por BBrMV puede ocurrir en cualquier estado de desarrollo y partes de la planta, siendo estos muy distintivos de la enfermedad. Los síntomas en los pecíolos consisten de puntos o estrías amarillentas. En las hojas, los síntomas pueden o no ser visibles. En el seudotallo se observan franjas obscuras al momento de remover las hojas muertas. El síntoma típico y que da el nombre a la enfermedad es un mosaico característico en las brácteas florales y que también en algunos casos se puede observar en los frutos (Magnaye y Espino, 1990).
Agente causal. El BBrMV es transmitido de manera no persistente por los pulgones Pentalonia nigronevosa, Aphis gossypii y Rhopalosiphum maydis (Magnaye y Espino, 1990). El género Musa y Abacá son los únicos hospederos de este virus (Thomas et al., 1997), ya que se han hecho estudios mediante la inoculación de savia infectada con el virus en plantas herbáceas indicadores y no han presentado los síntomas de la enfermedad (Magnaye y Espino, 1990). El BBrMV pertenece al grupo de los potivirus, presenta tres bandas de proteína de tamaño estimado en 31, 37 y 39 kDa. Las partículas son de 750 nm x 11 nm e internamente produce inclusiones típicas de los potivirus (Thomas et al., 1997). Viriones purificados contienen una capa proteica de 38-39 kDa (Thomas et al., 1997). El análisis de secuencia de nucleótidos indica que BBrMV es único, es un nuevo potivirus (Thomas et al., 2000). La sintomatología de las brácteas puede ayudar al diagnóstico del virus. Sin embargo, lo ideal es confirmar la presencia del BBrMV mediante pruebas serológicas con la técnica ELISA y moleculares como la PCR (Thomas et al., 1997). La concentración de viriones en plantas infectadas es relativamente bajo, y los viriones usualmente no pueden detectarse rápidamente por microscopia electrónica de la savia (Thomas et al., 2000).
Control. Las medidas de control incluyen la detección temprana y la inmediata erradicación de plantas infectadas. Para las nuevas plantaciones se sugiere utilizar material libre del virus producidas mediante el cultivo de tejidos.
VIRUS DEL ESTRIADO DEL PLÁTANO (BSV)
Introducción. El BSV fue descrito por primera vez en Costa de Marfil en 1958. Posteriormente, se ha detectado en Asia y Australia. Sin embargo, en algunos países de América Latina y el Caribe (Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Haití, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Puerto Rico, Venezuela y en Florida, E.U.A.) se ha confirmado su presencia. Su daño no está bien definido, ya que en algunas áreas aparenta ser un problema leve mientras que en otras como en Costa de Marfil puede causar hasta el 90 % de pérdidas (Frison y Sharrock, 1998). El BSV es diferente de otros virus de plantas pues su ADN se integra en el genoma de las plantas de Musa y Ensete. El BSV es transmitido por la cochinilla de los cítricos, Planococcus citri y Pseudococcus sp., los cuales colonizan la parte inferior de las hojas, racimos y flores, pero el principal medio de diseminación ha sido el material de siembra, ya que el BSV no es transmitido mecánicamente. Hay fuertes evidencias de ser transmitido por semilla y por material vegetativo infectado. Existe un serio obstáculo en el movimiento de germoplasma de Musa, así como los híbridos resistentes generado en los programas de mejoramiento, pues nuevos no se han incorporado a la producción comercial porque frecuentemente están infectados por BSV. Este virus no es transmitido por el suelo, y es improbable que se transmita con las herramientas de trabajo. En México no existen reportes oficiales de su presencia. Sin embargo, en un estudio realizado en plantaciones de Veracruz con base en la reproducción de la sintomatología y análisis moleculares se concluye la presencia del BSV (Nabor-Romero, 2014).
Síntomas. Los síntomas iniciales del BSV se presentan como una clorosis intervenal tipo mosaico, líneas separadas y patrones en forma de diamante a lo largo de las venas. Con la edad, el tejido foliar afectado se torna progresivamente de color oscuro, y eventualmente llega a ser negro o café oscuro. La muerte de las puntas y la necrosis interna del seudotallo en plantas de plátano han sido asociadas con la infección del BVS. La enfermedad también reduce el vigor y crecimiento de las plantas, disminuye el peso del racimo y ocasiona distorsión de los frutos. Los síntomas pueden desaparecer o aparecer en ciertas épocas y no todas las hojas pueden mostrar los síntomas del estriado (Frison y Sharrock, 1998).
Agente causal. El BVS pertenece al género Bandavirus, familia Caulimoviridae (Comstock y Lockhart, 1990). Contiene un genoma de DNA de doble cadena de 7.5 kb, encapsulado en partículas baciliformes de un tamaño de 30 x 130 mm (Lockhart y Olszewski, 1996). Se ha observado un alto grado de heterogeneidad del genoma entre diferentes aislamientos del BSV, serológicamente, genómicamente y biológicamente, lo que hace problemático la indexación de material vegetal libre del virus (Lockhart y Olszewski, 1996). Toda la progenie que surge de las plantas madre afectadas desarrolla síntomas. Los hospederos del BSV se restringen al género Musa (Frison y Sharrock, 1998).
Control. El virus del estriado de plátano puede ser controlado mediante la erradicación de plantas infectadas, destruyéndolas con insecticidas para matar al piojo harinoso. El virus puede ser transmitido en plantas procedentes de cultivo de tejidos, por lo que deben ser plantas certificadas (Frison y Sharrock, 1998). Debido a su naturaleza heterogénea el BSV posee el obstáculo más serio para una detección serológica confiable.
VIRUS DEL MOSAICO DEL PLÁTANO (CMV O BMV)
Introducción. El virus del mosaico del plátano es una enfermedad que tiene distribución global y se le conoce con diferentes nombres: clorosis infecciosa, pudrición del corazón, mosaico del pepino o pudrición de las hojas. El virus se constató por primera vez en Australia en 1930 y desde entonces se ha confirmado en la mayoría de las áreas donde se cultiva plátano (Lockhart y Jones, 2000). Esta virosis no tiene mucha importancia económica. Los síntomas tienden a ser leves, aparecer y desaparecer periódicamente sin causar algún daño económico aparente. No existen reportes de la presencia del virus del mosaico del plátano en México. Sin embargo, el mosaico del pepino es un virus que se ha detectado en diversas especies hortícolas (cucurbitáceas y solanáceas) y malezas. Se requieren estudios para confirmar su presencia y evaluar su importancia económica (Lockhart y Jones, 2000).
Síntomas. Las hojas de la planta afectada muestran una clorosis intervenal y en casos severos se observa pudrición de la parte interna de la hoja y el cilindro central. Las plantas quedan achaparradas y se afecta la calidad de la fruta. Esto sucede en partes muy localizadas. Por lo general, las plantas con síntomas leves se recuperan, pudiendo transformar en una enfermedad endémica sin importancia económica (Lockhart y Jones, 2000; Frison y Putter, 1989).
Agente causal. El virus mosaico del plátano (BMV) es causado por un cucumovirus y tiene partículas esféricas de 28-30 nm de diámetro, sólo contiene RNA de forma poliédrica. Algunos aislados de CMV tienen tres genómicos RNA y un subgenómico. Existen muchas razas diferenciadas biológicamente y molecularmente. El CMV se transmite en forma no persistente por diversas especies de pulgones: Aphis gossyphii, Rhopalosphum maydis, Myzus persicae, Macrosiphum pisi y Rhopalosiphum prunifoliae. Entre los hospederos del CMV se encuentran plantas de la familia curcubitáceas, solanáceas y otros vegetales (Lockhart y Jones, 2000; Frison y Putter, 1989).
Control. La infección por el virus del mosaico del plátano no tiene un gran impacto en la producción en el mundo. Se requiere establecer un programa de manejo para prevenir o reducir la incidencia de la enfermedad. Usar plantas libres de virus, evitar sembrar curcubitáceas u otro cultivo que sean hospedero del virus cerca de plantaciones de plátano, destruir malezas susceptibles al CMV, remover plantas infectadas y desinfectar herramientas con hipoclorito de sodio o calor (Frison y Putter, 1989). También es de importancia tener un control adecuado de los pulgones vectores del CMV. En cambio, el BBTV es considerado la enfermedad viral más nociva que ataca a las musáceas y está distribuido en África, la India, el sudeste asiático, las islas del Pacífico y en Australia. Este patógeno es transmitido por el pulgón negro (Pentalonia nigronervosa Coq.), por los rizomas de plantas infectadas y también a través de vitroplantas procedentes de plantas infectadas. Su manejo requiere de programas estrictos de detección de plantas enfermas, saneamiento y control de vectores y de un programa de material de plantación certificado. Se puede diagnosticar mediante la PCR multiplex o PCR en tiempo real. Por otra parte, el BBrMV se encuentra distribuido en la India y confirmado en algunos países del sudeste de Asia. Al igual que el BBTV se transmite por material vegetativo infectado y por el pulgón verde (Ropalosiphum maidis) de forma no persistente; hay antecedentes de su transmisión en vitroplantas multiplicadas a partir de donantes infectados. Existe la metodología para su diagnóstico mediante ELISA, IC-PCR y RT-PCR.
CONCLUSIONES
Como se describió anteriormente, la mayoría de los patógenos antes mencionados existen en el Sureste Asiático, por lo que si son introducidos y diseminados en América Latina y el Caribe pueden afectar seriamente la producción del cultivo. Es por eso que unas de las recomendaciones a los viajeros que visiten algún país de esa región son: NO visitar fincas donde se hayan reportado alguna de estas enfermedades, NO recoja ni transporte suelo o plantas, ni partes de plantas, de ningún género o especie, NO comprar souvenir confeccionado con material vegetal de banano. El reconocimiento de la importancia que tiene integrar esfuerzos de los órganos federales y estatales de sanidad vegetal, de las instituciones de investigación, de las universidades y productores es fundamental para prevenir la entrada de estos y otros patógenos. Capacitar a los productores y establecer medidas para disminuir los riesgos de entrada y diseminación de estos patógenos en México es vital.