El cultivo de gladiolo (Gladiolus communis L.) en la región norte del Estado de México se ha considerado como una zona con ausencia de roya (CESAVEM, 2013), sin embargo en los últimos ciclos se han tenido reportes no oficiales de sus presencia, pero se desconocen sus daños y distribución espacial.
En recorridos realizados se ha confirmado la ocurrencia de pústulas de color amarillo-anaranjadas en el follaje, que se ubican transversalmente a las nervaduras de la hoja, los cuales son síntomas típicos de la roya transversal ocasionada por el hongo Uromyces transversalis (Thumen) G. Winter. Esta especie afecta principalmente al cultivo del gladiolo, aunque se ha reportado en otros miembros de la familia Iridiaceae como Crocosmia, Freesia, Melasphaerula, Tritonia y Watsonia (Schubert et al., 2006). El hongo ocasiona daños al follaje y demerita la calidad de la flor para su comercialización, provoca fuertes daños económicos en la producción, así como un decremento en las exportaciones (Valencia-Botin et al., 2013). Daños mayores a 60 %, causan una pérdida total en el valor comercial de la flor, y cuando la infección ocurre en etapas tempranas hay una reducción en la calidad así como en el calibre del cormo. Su presencia en etapas tardías favorece la diseminación del inóculo a través del cormo infestado, a otras parcelas o regiones (SENASICA, 2008). Su diseminación se da por el viento, por hojas y tallos infectados así como por cormos, rizomas y flores contaminados con esporas de la roya (SENASICA, 2008).
Para generar estrategias de manejo de esta enfermedad emergente, es necesario contar con estudios de su dinámica en tiempo y espacio. En el presente trabajo se determinó el comportamiento espacial de la roya transversal del cultivo de gladiolo en el municipio de Jiquipilco, Estado de México, y se generaron mapas de su distribución espacial a nivel parcelario.
Muestreos. Durante los ciclos agrícolas invierno-verano y verano-otoño de los años 2013 y 2014 se evaluaron dos parcelas comerciales de una ha/ciclo en el Municipio de Jiquipilco, Estado de México. Las parcelas fueron sembradas con la variedad roja borrega, a una distancia entre surcos de 0.80 m y una densidad de 250,000 plantas/ha. En el ciclo invierno-verano los muestreos se realizaron a los 60 días después de la siembra (dds, etapa vegetativa), a los 80 dds (etapa de espata) y a los 113 dds (etapa de floración). En verano-otoño, los muestreos se realizaron a los 78, 103 y 120 dds. En cada parcela se estableció una malla de 100 m por cada lado, donde se marcaron puntos de muestreo a cada 10 m, para un total de 121/parcela. En cada punto se determinó la severidad e incidencia de la enfermedad de una planta. Se identificaron las pústulas del hongo ubicadas en forma horizontal (perpendicular) con respecto a las nervaduras de la hoja. Se tomaron muestras de tejido afectado para el reconocimiento morfológico de las estructuras en laboratorio. La severidad de la roya se estimó mediante una escala compuesta por seis clases: 1 (sano, sin síntomas visibles), 2 (<15 % área foliar dañada), 3 (16 a 30 %), 4 (31 a 45 %), 5 (46 a 60 %) y 6 (>60 %).
Análisis geoestadístico. Las plantas de cada punto de muestreo fueron ubicadas geográficamente mediante un sistema de posicionamiento global diferencial (dGPS) (Modelo SPS351, Trimble). Se calculó el semivariograma experimental de acuerdo a lo establecido por Isaaks y Srivastava (1989), se determinó el modelo con mejor ajuste y se realizó una interpolación espacial mediante el método de kriging. El semivariograma experimental fue obtenido a través del programa VarioWin 2.2 (Software for Spatial Data Analysis in 2D).
Se calculó el nivel de dependencia espacial dividiendo el efecto pepita (nugget) entre el valor de la meseta (sill) (López-Granados et al., 2002). Las estimaciones de la distribución espacial de la enfermedad en las diferentes atapas fenológicas fueron representadas en un mapa a través del programa Surfer 9.0. (Surface Mapping System, Golden Software Inc. 809, 14th Street Golden, CO).
Detección. No se detectó roya en los dos ciclos de producción de gladiola del año 2013 ni en el ciclo invierno-verano 2014. En verano-otoño 2014, se detectó la enfermedad en las dos parcelas evaluadas. En la parcela dos, la roya transversal se presentó a partir de la etapa de espata mientras que en la parcela uno se presentó hasta la etapa de floración. La ocurrencia de la enfermedad estuvo asociada a la presencia de humedad en las hojas y temperaturas promedio de 14.6 °C (INIFAP, 2015), las cuales son consideradas favorables para la germinación y sobrevivencia de las uredosporas (Aloj et al., 1981; Peterson y Berner, 2009) así como una reducción en la frecuencia de aplicación de fungicidas por parte del productor.
Los síntomas observados fueron pústulas de color amarillo-anaranjadas en el follaje, ubicadas transversalmente con relación a las nervaduras de la hoja. El incremento en el nivel de incidencia de la enfermedad de la etapa de espata a floración en la parcela uno (Cuadro 1) es indicativo de que la enfermedad fue capaz de propagarse de planta a planta dentro de la misma parcela, por la producción de nuevo inóculo. La observación en el microscopio indicó la presencia de uredosporas de forma ovoide, eliposoidales u oblongas, con pared celular hialina y poros germinales oscuros aislados, tales características concuerdan con lo reportado por Rodríguez-Alvarado et al. (2006), Blomquist y Thomas (2007). Este resultado significa el primer reporte de la presencia de roya transversal en el cultivo del gladiolo para la región norte del Estado de México.
Las incidencias finales de la enfermedad fueron de 30.6 % para la parcela uno y de 69.4 % para la parcela dos a los 120 dds (Cuadro 1), las cuales fueron menores a lo reportado por Blomquist y Thomas (2007) para California y por Rodríguez-Alvarado et al. (2006) para Michoacan. La severidad media para la parcela uno fue de 1.4 mientras que en la parcela dos fue de 2.5 (Cuadro 1).
La aparición de la enfermedad en esta región, pudo deberse a la diseminación de esporas portadas en los cormos movilizados por los productores para utilizarlos en el establecimiento de las nuevas plantaciones, pero tambien es posible el transporte de esporas a grandes distancias por el viento (Agrios, 2004; SENASICA, 2008). La detección de este patógeno está ocurriendo a la par de reportes de ocurrencia de Hemileia vastatrix en cultivos de café de México (Mora-Aguilera et al., 2014) y Centro América. Es posible que cambios en los patrones de temperaturas propicien una rápida germinación de uredosporas que facilite una mayor producción de inóculo de la roya transversal del gladiolo (Peterson y Berner, 2009).
Los semivariogramas obtenidos a partir de los muestreos tuvieron un ajuste al modelo teórico esférico (Cuadro 1), lo cual es indicativo de la severidad de la roya al expresarse en puntos especificos dentro de la parcela respecto al resto de los puntos muestreados lo que soporta la probabilidad que la enfermedad se originó a partir de material contaminado (Roberto et al., 2002) como son los cormos (SENASICA, 2008) que representan la fuente primaria de inóculo. La alta dependencia espacial (Cuadro 1) observada indica que la severidad de la enfermedad presenta una distribución de tipo agregada entre los diferentes puntos de muestreo de la parcela, la cual es explicada con los semivariogramas calculados.
Los mapas generados permitieron visualizar el comportamiento espacial de la severidad de la roya transversal del gladiolo en focos de agregación, en las dos parcelas del año 2014 (Figura 1), así como los gradientes de la enfermedad que presentó. En el mapa obtenido en la parcela 1 a los 120 dds, se observó la presencia de centros de agregación distribuidos por toda la región este de la parcela, desde la zona norte hasta la sur, dicha zona coincidió con una ligera pendiente. Por otro lado, en los mapas de la parcela dos, se observó una mayor cantidad de centros de agregación con respecto al mapa de la etapa previa de espata (Figura 1). Los centros de agregación se ubicaron en la región norte del mapa, desde la zona este a oeste, visualizando con mayor intensidad los centros de agregación en la zona este del mapa.
La agregación visualizada indica que la estrategia de manejo, que realizan los productores del norte del estado, de realizar aspersiones totales sobre toda la parcela de gladiolo puede ser reemplazada por el manejo de la enfermedad desde la perspectiva de sitio o punto especifico (Carvalho et al., 2009) que implica realizar un análisis de los patrones espaciales de la enfermedad, además la agregación espacial sugiere aplicar diversas acciones de control y dirigir las actividades de muestreo sobre las áreas o sitios específicos (Navas-Cortés et al., 2008) donde está presente la enfermedad.
Con mapas de agregación, como los obtenidos para la roya transversal del gladiolo, es posible dirigir las estrategias de control de forma precisa a áreas específicas de infestación así como a fuentes de inóculo (cormo infestado, etc.) que originan la posterior propagación de la enfermedad, que representa las bases iníciales de manejo en "sitios específicos", que permitiría lograr ahorros económicos y un menor impacto al medio ambiente al reducir el uso de fungicidas en su manejo, en etapas previas a que se generalice la enfermedad. El empleo de fungicidas de contacto hasta la etapa de espata, la eliminación de plantas u hojas con daños de la roya en los puntos específicos de infestación, especialmente en las fases iniciales de la enfermedad y el direccionamiento de las actividades de muestreo, permiten justificar el uso de las técnicas de la agricultura de precisión para mantener bajo control los daños causados por la roya en la región norte del Estado de México.