Introducción
La obesidad y el sobrepeso en la infancia y adolescencia suponen un grave problema de salud pública en la sociedad actual tanto por su prevalencia como por las repercusiones que conlleva en distintos niveles. Numerosos estudios relacionan la obesidad con diversos síntomas físicos, psicológicos y sociales. A nivel físico, se asocia con síntomas como molestias gastrointestinales y digestivas, vómitos, dolor abdominal, dolor corporal, articular y muscular, dolor en la marcha, dificultades en el movimiento, dificultades respiratorias, fatiga, debilidad, cefalea o visión borrosa.1-5 Además, diversos trabajos asocian la obesidad infantil y juvenil con síntomas de depresión, ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria, pérdida de control, baja autoestima,6-10 introversión,11,12 aislamiento y rechazo social.6,11,13 También se ha relacionado con comportamientos compulsivos e impulsivos,10,13 con enuresis,14 e incluso con inatención, concentración y resolución de problemas.5 Por otro lado, encontramos estudios que indican que la calidad de vida relacionada con la salud se ve afectada negativamente en niños y adolescentes con sobrepeso u obesidad, sobre todo en el componente físico, psicológico y social.15-17
En referencia a la presencia de síntomas somáticos en obesidad apenas encontramos estudios. La somatización puede definirse como la presencia de síntomas físicos que no se explican por diagnósticos médicos, relacionándose con factores psicológicos, entre los que principalmente se encuentra el estrés. Según Lipowski la somatización es una expresión del estrés.18 La obesidad y el sobrepeso se relacionan con diversos problemas físicos y psicológicos que pueden suponer fuentes de estrés para las personas que lo presentan, por lo que el exceso de peso podría considerarse un factor que influye en el desarrollo y mantenimiento de los síntomas somáticos.
Un estudio del año 2010 realizado en Brasil con mujeres adultas señala relaciones positivas entre obesidad y presencia de somatización.19 Del mismo modo, un estudio del año 2000 encontró una mayor prevalencia de trastornos somatomorfos en adolescentes y jóvenes adultos con obesidad severa.20 Sin embargo, no encontramos estudios específicos sobre síntomas somáticos en niños obesos y con sobrepeso. Con el fin de aumentar el conocimiento científico, planteamos como objetivo principal examinar la presencia de síntomas somáticos en una muestra de preadolescentes en función de su categoría ponderal (normopeso/sobrepeso u obesidad) y teniendo en cuenta el sexo, ya que hay estudios que señalan que las niñas manifiestan más síntomas somáticos que los niños a medida que se acerca la adolescencia.21,22 Determinados estudios han relacionado la obesidad de los padres con la de sus hijos,23,24 así como la presencia de sintomatología psicopatológica en los padres de los niños obesos.25 Sin embargo, se carece de estudios sobre la existencia de enfermedad en los familiares de niños y adolescentes con sobrepeso u obesidad. Por ello, un objetivo secundario es conocer si existen diferencias entre los niños con normopeso y obesidad/sobrepeso en la presencia de enfermedad en sus familiares directos, así como en otras variables relacionadas (número de visitas al médico, número de veces que han estado enfermos y número de veces que han faltado al colegio por estar enfermos).
Método
Diseño de estudio
Se trata de un estudio transversal de casos y controles. Se establecieron dos grupos con base en su categoría ponderal: participantes que presentaban normopeso y participantes con exceso de peso (sobrepeso u obesidad).
Participantes
Participaron 668 preadolescentes de edades comprendidas entre 10 y 12 años, de los que 301 presentaban normopeso (M = 10.90; DT = 0.94), y 367 obesidad o sobrepeso (M = 10.81; DT = 0.99). Como criterios de inclusión se establecieron que los participantes tuvieran entre 10 y 12 años y obtener el consentimiento informado de los padres.
Instrumentos
Variables sociodemográficas
Los participantes completaron un breve cuestionario sociodemográfico proporcionando información sobre su edad, sexo, situación laboral de los padres (activo o inactivo), nivel de estudios de su madre y padre (respuesta abierta que se codificó posteriormente en cuatro categorías: estudios universitarios, estudios medios, estudios básicos o no lo sabe), estado civil de los padres (casados, viven juntos sin estar casados, padre o madre solteros, huérfano de uno o dos padres, y separados o divorciados) y país de nacimiento (España y otro país).
Peso y talla
Se midió la talla de los participantes descalzos utilizando un estatímetro portátil (Leicester Tanita HR 001®; graduación: 1 mm) y se determinó el peso en una balanza digital (Beurer BF-100®; precisión: 100 g).
Índice de masa corporal (IMC) y clasificación ponderal (normopeso, sobrepeso y obesidad)
Se establecieron siguiendo los WHO Child Growth Standards, que tienen en cuenta el IMC, el sexo y la edad.26 El IMC se obtuvo con la fórmula peso/talla2 (kg/m2). Siguiendo estas normas "sobrepeso" corresponde a +1 desviación estándar (D.E.) (equivalente a IMC de 25.4 kg/m2 para hombres y de 25.0 kg/m2 para mujeres a los 19 años) y "obesidad" a +2 D.E. (equivalente a un IMC de 29.7 kg/m2 en ambos sexos a los 19 años).27
Síntomas somáticos
Se valoraron a través de la traducción española del Children's Somatization Inventory (CSI) realizada por Orgilés y Espada en 2014.28 El CSI es un cuestionario de autoinforme que consta de tres subescalas: síntomas pseudoneurológicos, síntomas gastrointestinales y dolor, compuestas por 35 ítems de respuesta tipo Likert (de nada = 0, a muchísimo = 4) que evalúan la frecuencia de síntomas somáticos en las últimas dos semanas. Las propiedades psicométricas en la muestra son adecuadas, con una fiabilidad de .81.
Enfermedades del niño y la familia
Los participantes completaron un breve cuestionario proporcionando información sobre el número de veces que habían estado enfermos, acudido al médico o faltado a clase por enfermedad en el último mes. También informaron la existencia de alguna enfermedad en algún miembro de su familia (sí o no).
Procedimiento
La muestra de este estudio fue reclutada durante el año 2013 en diversas aulas de educación primaria de nueve colegios públicos y concertados de la provincia de Alicante, seleccionados al azar procedentes de zonas urbanas y rurales, de la costa y del interior. Se solicitó la autorización a los directores de los centros y tras obtener el consentimiento informado de los padres, se realizó la evaluación de los participantes en las aulas de los propios colegios. El 95% de los padres dieron la conformidad para la participación de sus hijos en el estudio. Los participantes completaron los cuestionarios de forma anónima. Se distribuyeron los cuestionarios y se leyeron en voz alta las instrucciones. Se pidió a los participantes que contestaran con sinceridad y levantaran la mano si les surgía alguna duda. Ningún participante dejó más del 20% de los ítems sin responder, de modo que no se excluyó ningún cuestionario del análisis de datos. El Comité de ética de la institución de la que forman parte los autores aprobó previamente el estudio.
Análisis estadístico
Se llevó a cabo un Análisis Multivariado de la Varianza (MANOVA) incluyendo como variables fijas la categoría ponderal (normopeso y sobrepeso u obesidad) y el sexo. Como variables dependientes se incluyeron las subescalas del CSI que miden síntomas somáticos gastrointestinales, pseudoneurológicos y de dolor, y se ajustó el análisis por la edad. El tamaño de la muestra se calculó aceptando un riesgo alfa de 0.05 y una potencia estadística de 0.95. Se halló la d de Cohen de las comparaciones que resultaron significativas.29 Asimismo, se examinaron mediante la prueba X2 las diferencias entre el porcentaje de niños con normopeso y con exceso de peso y la frecuencia con la que presentaban cada síntoma muchas o muchísimas veces (puntuaciones iguales o mayores a tres en cada ítem). Todos los análisis estadísticos se llevaron a cabo con el programa PASW.
Resultados
Datos sociodemográficos
De los 301 preadolescentes que presentaban normopeso (M = 10.90; DT = 0.94), el 47,5% eran de sexo masculino; el 85.4% eran españoles y el resto eran nacidos en otros países. Respecto a su situación familiar, la mayoría de los participantes (79.4%) tenían padres casados. El nivel de estudios de los padres y madres era mayoritariamente básico (73% de los padres y 57.1% de las madres). En relación con la situación laboral, un alto porcentaje de padres (94%) y de madres (75.7%) estaban en situación activa. En el grupo de sobrepeso y obesidad (M = 10.81; DT = 0.99), el 51.8% de los participantes eran de sexo masculino; el 87.7% eran españoles y el resto nacidos en otros países. La mayoría de los preadolescentes (76%) tenían padres casados, con un predominio de estudios básicos en los padres (70.6%) y en las madres (57.5%). Además, la mayoría de los padres se encontraban en situación activa (93.2% de los padres y el 76.8% de las madres). En el cuadro 1 se presentan los datos sociodemográficos de la muestra.
Diferencias en síntomas somáticos en función de la categoría ponderal y el sexo
Los resultados del MANOVA muestran únicamente diferencias significativas en la variable de síntomas gastrointestinales en función del sexo F [1,666] = 8.71; p = .003), con un tamaño del efecto pequeño (d = 0.26). Concretamente, las niñas presentan mayor sintomatología que los niños. No se hallaron diferencias significativas en función del sexo en los síntomas pseudoneurológicos (F [1666] = 0.85; p = .357) ni en los síntomas de dolor (F [1666] = 0.205; p = .651). Tampoco se encontraron diferencias estadísticamente significativas en función de la categoría ponderal en la presencia de síntomas pseudoneurológicos (F [1666] = 0.223; p = .637), gastrointestinales (F [1666] = 0.013; p = .910) y dolor (F [1666] = 0.738; p = .390). La interacción entre la categoría ponderal y el sexo tampoco fue significativa para los síntomas pseudoneurológicos (F [1666] = 3.550; p = .060), gastrointestinales (F [1666] = 2.984; p = .085) y dolor (F [1666] = 1.284; p = .258). En el cuadro 2 se presentan las medias y desviaciones típicas en las variables de síntomas somáticos en los niños y niñas de cada categoría ponderal.
Diferencias en la manifestación de cada síntoma somático en función de la categoría ponderal
Se han hallado diferencias estadísticamente significativas en función de la categoría ponderal en el porcentaje de niños y niñas que manifiestan muchas o muchísimas veces cuatro de los síntomas que examina el CSI. El porcentaje de niños y niñas con sobrepeso y obesidad que manifiestan falta de energía o cansancio, dificultad para respirar, convulsiones y mala digestión es mayor que el porcentaje con normopeso. No se encontraron diferencias estadísticamente significativas para el resto de los síntomas somáticos (cuadro 3).
Diferencias en el número de visitas al médico, veces que han estado enfermos y faltado a clase por enfermedad, y en tener familiares enfermos en función de la categoría ponderal
No se encontraron diferencias estadísticamente significativas en el número de veces que han visitado al médico, que han estado enfermos y que han faltado a clase por enfermedad en función de la categoría ponderal. En relación con tener algún familiar enfermo sí se encontraron diferencias estadísticamente significativas, siendo mayor el porcentaje de niños con normopeso que no tenían ningún familiar enfermo respecto a los que tienen obesidad o sobrepeso. En el cuadro 4 se presentan los resultados de las comparaciones entre las variables de enfermedad en el niño y sus familiares.
Discusión y conclusión
El objetivo del trabajo era examinar si existían diferencias en los síntomas somáticos en función de la categoría ponderal de los preadolescentes. Aunque se esperaba encontrar más síntomas gastrointestinales, pseudoneurológicos y dolor en los participantes con obesidad o sobrepeso, únicamente se hallaron diferencias en función del sexo. Encontramos una mayor presencia de síntomas somáticos gastrointestinales en las niñas que en los niños, tal y como sugieren algunas investigaciones.21,22 Son diversos los factores que justifican la mayor prevalencia de síntomas somáticos en las niñas en edad escolar. Entre otros, destacan las alteraciones hormonales propias de la pubertad, diferencias biológicas y temperamentales, y el mayor riesgo que presentan de manifestar trastornos de ansiedad y depresión en comparación con los hombres.30
Al examinar cada síntoma somático se observó un porcentaje mayor de preadolescentes con sobrepeso y obesidad que manifestaron síntomas como dificultad para respirar y mala digestión en comparación con los que tienen normopeso. La diversidad de síntomas examinados en cada subescala del CSI podría explicar que no se hallen diferencias en su conjunto, pero sí en algunos síntomas en particular. Los resultados de nuestro trabajo se corresponden con los hallazgos de varios estudios anteriores que refieren una mayor prevalencia de problemas físicos, respiratorios y digestivos en niños y adolescentes con obesidad.1-4 La falta de respiración podría deberse a que en las personas con obesidad las paredes de la caja torácica y el diafragma se expanden menos y por ende el pulmón, dificultando a la persona realizar respiraciones profundas. A causa de ello, la sangre puede presentar un déficit de oxigeno y una acumulación de dióxido de carbono.31 Las molestias digestivas podrían deberse a diversos factores como el tipo y cantidad de alimentos consumidos o al hábito de comer rápido y compulsivamente.32 Futuros estudios deberían llevarse a cabo con el fin de analizar la relación de dichos factores con la sintomatología somática.
Nuestro trabajo también ha mostrado un porcentaje mayor de población preadolescente con obesidad y con sobrepeso de ambos sexos que informan de falta de energía y cansancio. Este síntoma podría explicarse porque los preadolescentes con exceso de peso necesitan más energía para moverse, por lo que tienden a cansarse antes que otros niños.31 Además, los resultados de nuestro estudio señalan un mayor porcentaje de preadolescentes con sobrepeso y obesidad que reportaron tener convulsiones en comparación con los que tienen normopeso. La presencia de convulsiones no se ha asociado en estudios previos a la obesidad, por lo que se sugiere la necesidad de llevar a cabo nuevos estudios que traten de clarificar dicha asociación.
Por otro lado, en relación con las variables de enfermedad examinadas, no se han encontrado diferencias significativas en función de la categoría ponderal. Debido a los diversos problemas físicos y psicológicos que se asocian a la obesidad, se esperaba haber hallado una mayor prevalencia de enfermedad, faltas a clase y visitas al médico en aquellos preadolescentes con sobrepeso y obesidad en comparación con los que tienen normopeso. Sin embargo, sí se han encontrado diferencias significativas en la presencia de familiares enfermos en función de la categoría ponderal de los preadolescentes, observándose que los niños y niñas con normopeso tienen en menor grado familiares enfermos que los que presentan sobrepeso u obesidad. En futuros estudios sería interesante analizar qué tipo de enfermedades padecen los familiares de los preadolescentes con exceso de peso para poder establecer con mayor exactitud relaciones entre enfermedades concretas, sobrepeso y obesidad.
Es necesario señalar las limitaciones que este trabajo presenta. El estudio se ha llevado a cabo con niños de 10 a 12 años, por lo que sería conveniente replicarlo con otras edades para conocer si los resultados se pueden generalizar a toda la preadolescencia. Además, obtener información más detallada sobre las variables relacionadas con la enfermedad en los familiares del niño permitiría establecer conclusiones más complejas. A pesar de ello, estos datos, aunque tomados con cautela, deben ser tenidos en cuenta debido a la escasez de estudios sobre obesidad, sobrepeso infantil y somatización, así como por las implicaciones negativas y la magnitud del problema. En su conjunto, los resultados encontrados refuerzan la necesidad de valorar de forma exhaustiva y multidisciplinar la sintomatología física y psicológica de los niños y niñas con sobrepeso y con obesidad para poder ofrecer una intervención exitosa, no sólo centrada en la reducción de peso, sino en la mejora de la calidad de vida y de la sintomatología negativa asociada al sobrepeso y a la obesidad.