Introducción
La pesca es la actividad económica más extensa en los litorales mexicanos, México se ubica entre los líderes de captura pesquera. Una historia de 40 años de explotación intensiva en las pesquerías de pequeña escala ha resultado en una sobreexplotación, al igual que las pesquerías de manera generalizada alrededor del mundo (Fulton et al., 2001; Espinoza et al., 2015). En respuesta a esta problemática mundial se han propuesto esquemas alternativos de aprovechamiento de los recursos pesqueros, uno de estos esquemas es el comanejo. Algunos casos documentados sobre comanejo son: diversas tribus autóctonas del estado de Washington (Pinkerton 2007), la estrategia de manejo del Parque Natural La Gran Barrera de Arrecife en Australia (Olsson et al., 2008), las pesquería de arrecife en Islas Vírgenes en el oriente del Mar Caribe (Carr y Heyman 2012), la pesquería de erizo de mar en Galicia (Fernández-Boán et al., 2012), las pesquerías en Indonesia (Muawanah et al., 2012) y especialmente desde hace muchos años en Noruega y otros países del norte (Jentoft y McCay 1995), la cual ha sido descrita de una forma muy completa pero también crítica por Jentoft (1989) y Jentoft (2000 a y b).
El objeto de estudio del presente trabajo es el comanejo adaptativo, el cual es un concepto que retoma los aspectos del comanejo relacionados con la participación de todos los usuarios vinculados a uno o más recursos naturales en la toma de decisiones asociados a éstos y de la vinculación de estos usuarios con el manejo gubernamental de los recursos. La dimensión adaptativa, que acompaña al comanejo, se refiere al aprendizaje que los usuarios de los recursos naturales van construyendo e incorporando en sus esquemas de manejo, para enfrentar y resolver problemas asociados a la incertidumbre, tanto de los propios recursos como, por ejemplo, del mercado. En el mejor de los casos, estos aprendizajes pueden cristalizarse mejorando y afinando las políticas correspondientes al sector y a los recursos específicos (Armitage et al., 2007).
Los sistemas de comanejo adaptativo son sistemas comunitarios flexibles (down-top) de manejo de recursos, que se desarrollan en lugares y situaciones específicas y son apoyados por organizaciones con las que trabajan de manera conjunta. El comanejo adaptativo se construye a través de la colaboración entre diversos actores y usuarios que funcionan o tienen injerencia en distintos niveles, mediante redes de usuarios locales y municipales, organizaciones regionales y nacionales e incluso algunos internacionales. En este sentido, la gobernanza se ha convertido en una alternativa de colaboración, asociación y conformación de redes distintas del control gubernamental vertical arriba-abajo (top-down). También es importante como proceso adaptativo del manejo, el capital social que se origina y fortalece a través del manejo colaborativo (Plummer y FitzGibbon 2007, 42). En resumen, son diversos los procesos y las instituciones que resultan y evolucionan a partir del comanejo adaptativo y todas tienen un papel específico en la concreción del objetivo central de cualquier esquema o modelo de manejo, a saber la promoción de la sustentabilidad y la resiliencia (en el ecosistema, en las instituciones de manejo, en la estructura económica y sus comunidades) necesarias en un sistema saludable de recursos a través de políticas y prácticas óptimas para su manejo (Charles 2007).
Es posible analizar el desarrollo de un esquema de comanejo adaptativo mediante un enfoque histórico ambiental, ya que permite revelar los eventos históricos que surgen de las interacciones entre los sistemas social y natural (Butzer 1971; Miller 2007; Rucinque y Velásquez 2007; Hughes 2008; Endfield 2009, 223 ; Gallini 2009); también permite identificar las principales posibilidades y modalidades de relación entre ambos sistemas (Sauer 1938 35, 43-44; Dedina 1996; Castro 2002, 84-99; Castree et al., 2009, 1-15; Castro 2010); así como realizar un análisis contextual para identificar factores internos y externos (Edwards y Steins 1999; Espinoza-Tenorio et al., 2010). Además, el enfoque histórico ambiental se basa en un amplio diálogo entre disciplinas que constantemente propone perspectivas teóricas renovadas y metodologías comprensivas (Carey 2009; Pawson y Dovers 2003), ya que las dinámicas socioambientales difícilmente pueden ser explicadas con base en un enfoque monodisciplinar.
Además, la mayoría de los estudios sobre historia ambiental se han centrado en explicar las historias de los impactos negativos en el ambiente y desigualdad en el acceso a los recursos naturales (Bourassa y Strong 2000, 156 ; McNeill 2000; Sáenz-Arroyo et al., 2005; Hornborg 2007, 1 ; Jorgenson y Rice 2007, 273-274; Carey 2009; Roberts 2009; Weisz 2007, 290 ; Wilk 2007, 180). Esto se explica por la motivación de los investigadores por reportar y proponer soluciones a la crisis ecológica de la actualidad (Carey 2009) y para entender las relaciones entre las regiones periféricas y los países en el sentido de adaptar y mejorar estrategias de desarrollo (Barton 2006, 367).
Por lo anterior, el objetivo del presente artículo es analizar dos casos de comanejo adaptativo en dos pesquerías en el noroeste de México: el primero de ellos la región conocida como “La Pacifico Norte”, ubicada en las costas occidentales de la porción central de la península bajacaliforniana, y el segundo el “Sistema Producto Erizo”, que se ubica en costas de Ensenada, Baja California1 (Figura 1).
Para poder entender el proceso y las condiciones que han permitido el desarrollo de un modelo de comanejo adaptativo en ambos casos, es necesario conocer y comprender sus respectivas historias ambientales, ya que el comanejo adaptativo no se gesta de manera espontánea, sino que se va construyendo en la vida cotidiana y coyuntural de las comunidades, usuarios e instancias gubernamentales.
Métodos
Se eligieron dos casos de estudio en dos regiones de las 11 regiones pesqueras identificadas por Díaz-Uribe et al. (2013) del noroeste de México (regiones I: Ensenada, San Quintín y El Rosario y III: Pacífico Norte). Estos casos se eligieron porque, aunque no son los únicos, actualmente ambos muestran ser exitosos en el manejo y acceso a los recursos naturales (Ponce-Díaz et al., 1998; Cariño y Monteforte 2008; Ramírez-Sánchez et al., 2011; Pérez-Ramírez et al., 2012; McCay et al., 2014; Álvarez 2014; Álvarez et al., 2015; WinklerPrins 2016).
Ambos casos tienen un precedente en común, la cooperativa fundada en 1930 en Ensenada y que se fragmentó por conflictos internos en 1939 (Estes 1977; García 2009; Ramírez-Sánchez et al., 2011).
Para comprender los esquemas de comanejo en las regiones pesqueras aquí presentadas se utilizó un enfoque metodológico histórico ambiental basado en el conocimiento local (local knowledge) e integrando el conocimiento formal (científico, oficial), como lo muestran estudios recientes (Pawson y Dovers 2003). Esto, con el fin de contrastar, comparar, complementar y resolver la aparente contradicción entre ambos conocimientos (Dahlberg y Blaikie 1999; Dahlberg 2000).
Se conjuntaron una serie de técnicas de investigación de las ciencias naturales, sociales y antropológicas. Asimismo, se incorporaron métodos interdisciplinarios que han sido adoptados en estudios histórico-ambientales, histórico-geográficos y social-ecológicos (Galindo 1998; Taylor y Bogdan 1998; Pawson y Dovers 2003; Andrews y Kearns 2005; Wiles et al., 2005; Andrews et al., 2006; Tjora 2006; Endfield 2009, 226; Martin y Pavlovskaya 2009, 370-380; DeLyser et al., 2010; Hay 2010; Memon y Kirk 2011, 107; Belton 2012, 135-136; Lauer 2012).
Los métodos y técnicas empleadas han sido descritos en Álvarez (2014) y Delgado (2014). Para la recopilación de la información empírica, se realizó trabajo de campo en ambos casos, utilizando principalmente el método etnográfico, técnicas de investigación cualitativa y cartografía participativa (Cuadro 1). Con la información recabada se realizó un proceso de triangulación en ambos estudios de caso para validar los datos y resultados obtenidos (Castillo et al., 2005; Hay 2010, 77-78), esto permitió resaltar la complejidad y riqueza de la investigación de manera rigurosa (Denzin y Lincoln 2000; Hay 2010, 69-79).
En este sentido, los estudios de caso aquí expuestos representan una oportunidad para entender el diálogo entre las preocupaciones y experiencias del pasado y presente, que incluso incluye el camino para escribir el futuro (O’Connor 1997), como una contribución para encontrar soluciones a la sobreexplotación de las pesquerías, a los conflictos internos de las comunidades pesqueras y la crisis ecológica global de la zona costera en un contexto de cambio climático. Además, con este tipo de estudios se pretende contribuir en la generación de experiencia en las disciplinas sociales en el estudio del desarrollo en materia de pesquerías y acuacultura (Belton 2012, 134).
Resultados
La FEDECOOP y La Pacífico Norte
Las comunidades pesqueras que comprenden la región pesquera conocida como La Pacífico Norte están organizadas en cooperativas pesqueras y forman parte de la Federación Regional de Sociedades Cooperativas de la Industria Pesquera Baja California, F.C.L. (FEDECOOP). Estas comunidades están localizadas en la costa central de la Península de Baja California, en el estado de Baja California Sur, municipio de Mulegé. Están limitadas al norte, sur y occidente por el Océano Pacífico, y al oriente por el desierto de El Vizcaíno (Figura 1b). El proceso de conformación de estas cooperativas pesqueras tiene tres momentos: a) el cambio de oficio de rancheros a pescadores; b) la formación y consolidación de las organizaciones pesqueras; y c) las concesiones pesqueras de langosta y abulón.
El cambio de oficio de rancheros a pescadores
El origen de estas comunidades pesqueras se remonta a inicios del siglo XX, cuando una empresa japonesa exploró las costas de California y el entonces Territorio de Baja California para determinar la viabilidad de la pesquería de abulón. Esta empresa comenzó a explotar dicho recurso en 1912 desde la frontera con Estados Unidos hasta Bahía Magdalena, obteniendo la concesión del gobierno Mexicano postrevolucionario.
En los primeros años de operaciones, la empresa japonesa establecía campamentos temporales de marzo a noviembre, transportando lo necesario para el oficio de la pesca vía marítima, incluyendo la mano de obra que era de origen japonés. Sin embargo, comenzó a contratar rancheros de la región, enseñándoles el oficio de la pesca, con el fin de aumentar la cuota de captura basada en un sistema intensivo de manejo de la pesquería.
A principios de 1930, la empresa japonesa se declara en bancarrota, debido a la crisis económica de la Gran Depresión, posterior a la Primera Guerra Mundial, por lo que termina sus operaciones en la región. Como consecuencia, los nuevos pescadores mexicanos decidieron continuar con el oficio de la pesca, estableciendo la primera comunidad pesquera llamada Bahía Tortugas y campos pesqueros permanentes
A partir de entonces comenzó un proceso de apropiación del territorio costero y del ambiente marino por parte de estos pobladores de origen ranchero. Las condiciones ambientales adversas imperantes en la región fueron el principal factor para moldear la dinámica social entre los pescadores y sus familias. Estas condiciones ambientales eran la escasez extrema de agua potable, la ausencia de recursos como madera y material para construcción, las condiciones climáticas desérticas, y la dificultad para transportar bienes y servicios debido al aislamiento geográfico.
La estrategia de subsistencia entre 1930 y 1950 fue la repartición de tareas entre los pescadores y sus familias, mientras unos salían a pescar, otros desalinizaban y racionaban el agua, otros más reunían madera o realizaban la limpieza de las artes de pesca y de los artículos del hogar. Los recursos eran compartidos de manera equitativa según el número de miembros en cada familia. Esta dinámica fue desarrollando una organización social informal pero fuertemente cohesionada y con sentido de cooperación. El cuidado de los recursos que eran muy escasos, en especial el agua, fomentó un sentido de responsabilidad y pertenencia comunal, reforzado por lazos familiares estrechos que actualmente prevalecen, ya que las familias eran originarias de las rancherías cercanas y de San Ignacio, Baja California Sur. Además, las pesquerías, al ser la única actividad económica históricamente viable asociada a la costa, han fungido como el eje del desarrollo, permitiendo que se mantengan amalgamadas las comunidades.
La formación y consolidación de las organizaciones pesqueras
Para finales de 1960, los pescadores se habían constituido en seis cooperativas pesqueras,2 formalizando la organización social que prevalecía entre ellos. Además, se fundaron tres comunidades más: Bahía Asunción, La Bocana y Punta Abreojos.
Las cooperativas comenzaron a proveer de los servicios básicos a las comunidades, dotándolas de agua potable y luz eléctrica. Desde mediados de siglo las cooperativas se encargaron de abrir caminos de terracería aptos para la entrada de vehículos, que los comunicaban a la carretera Transpeninsular, construida en la década de 1970. Por esta razón, el transporte de bienes a las comunidades y la exportación de las capturas dejaron de ser vía marítima.
Las cooperativas diversificaron sus pesquerías y hubo un reacomodo de éstas debido principalmente a la demanda del mercado internacional. La pesquería de langosta se posicionó como la primera en total de captura y de ingreso para las cooperativas, seguida por la pesquería de abulón que había disminuido significativamente las cotas de captura. Otras pesquerías que se desarrollaron fueron la de almeja, pepino de mar y escama en general. El esquema de manejo de las pesquerías continuaba siendo intensivo, aunque habían entrado en vigor leyes y vedas decretadas por el gobierno mexicano.
En la época entre 1960 y 1980, la región de La Pacífico Norte no estuvo exenta de los conflictos laborales y sociales alrededor del mundo. Si bien, los pescadores estaban constituidos como cooperativas, los ingresos y las decisiones habían sido acaparados por los administradores. Esto había sido consecuencia en gran medida porque los pescadores, socios de las cooperativas, no tenían conocimiento sobre el funcionamiento y administración de una cooperativa. Sin embargo, con la llegada de varios líderes sindicales provenientes de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) a la región, se comienza con una concientización de los pescadores. A raíz de ello, se desencadena un conflicto, donde eventualmente el gobierno federal interviene, que da como resultado la expulsión de dichos administradores y la entrada de juntas directivas formadas por los mismos socios pescadores, elegidas por ellos mismos y con un recambio periódico.
Las concesiones pesqueras de langosta y abulón
En la década de 1980, las cooperativas pesqueras observaron una disminución dramática en las cuotas de captura en las pesquerías de langosta y abulón por lo que, con asesoría de técnicos de dependencias de gobierno e investigadores de las universidades de la región, determinaron que estaban sobreexplotadas como consecuencia de un sistema intensivo de pesca que no había cambiado desde inicios de siglo.
La respuesta de las cooperativas fue buscar la ayuda de instituciones de investigación para determinar qué estaba sucediendo, cómo podían recuperar las cuotas de captura y cómo mantener estables las pesquerías. Esta decisión representó una estrategia interna de manejo colaborativo (down-top), resultado de la organización y cohesión social de las cooperativas. Esto representó el inicio de un esquema de comanejo de sus pesquerías.
A inicios de 1990, las cooperativas pesqueras colaboraban con dependencias de gobierno en sus tres niveles, instituciones de investigación, y organizaciones públicas y privadas.3 Cada una ha cumplido un papel importante en el esquema de comanejo, como ejemplos, el respeto de las tallas mínimas de captura, apoyos financieros, monitoreo de las pesquerías, cuidado del ambiente y certificaciones, respectivamente. En esta década también sucedió la división de una de las cooperativas,4 por lo que en la actualidad existen siete cooperativas pesqueras.
Un primer logro de las cooperativas, como resultado del comanejo fue la obtención de la concesión del acceso exclusivo por 20 años para el manejo de sus pesquerías. Otro logro de gran importancia fue la ecocertificación internacional de la pesquería de langosta como pesquería sostenible,5 siendo la segunda pesquería de langosta en el mundo con esta distinción, junto con la australiana.
En los últimos años, las cooperativas han adoptado otras estrategias como parte de su proceso adaptativo del comanejo, tales como, una reducción gradual del número de socios pescadores, con el fin de reducir las cuotas de captura; el reemplazo de trampas para langosta tradicionales por biodegradables; y un programa interno de monitoreo estacional de las pesquerías. Recientemente, el gobierno les renovó la concesión por 20 años del acceso exclusivo a sus pesquerías y mantiene la certificación internacional de la pesquería de langosta. Por último, enfrentan dos retos, el primero de ellos, los eventos oceanográficos nocivos y no predecibles, relacionados al cambio climático; y el segundo, la partida de las nuevas generaciones hacia otros estilos de vida, motivado en gran medida por la entrada de los servicios de comunicación que está provocando una apertura de las comunidades pesqueras hacia un mundo globalizado.
La OBPECEC y el Sistema Producto Erizo
La organización Buzos y Pescadores del Ejido Coronel Esteban Cantú S.P.R. de R.L. (OBPECEC) se encuentra ubicada en la región noroeste del litoral bajacaliforniano y surge por iniciativa de ejidatarios y avecindados que se dedicaban desde los años sesenta a la pesca y buceo ribereños (Figura 1a). El proceso de conformación de esta organización pesquera tiene tres momentos: a) la constitución del ejido Coronel Esteban Cantú; b) la formación y consolidación de la organización pesquera; y c) la concesión pesquera de erizo rojo.
La constitución del ejido Coronel Esteban Cantú
La conformación del ejido inicia a finales de la década de los sesenta, cuando algunos campesinos dispersos en otros ejidos, se agruparon y solicitaron tierras a la Secretaría de la Reforma Agraria. Para principios de los setenta y por mandato del gobernador del estado, se les otorgó una superficie de 10,119 hectáreas que fueron ejecutadas rápidamente, por el entonces presidente Lic. Luis Echeverría Álvarez. El recién conformado ejido recibió el nombre Ejido Coronel Esteban Cantú, en honor a un gobernador de Baja California. El acta de posesión y deslinde se entregó a los ejidatarios a finales de los ochenta y, a principios de este siglo, los ejidatarios se incorporaron al Programa de Certificación de Tierras Ejidales, obteniendo los certificados parcelarios para asignar y delimitar las tierras ejidales. Actualmente, el ejido tiene 89 ejidatarios con derechos agrarios vigentes.
La formación y consolidación de la organización pesquera
Algunos de los ejidatarios en Esteban Cantú se dedicaban a la pesca ribereña de escama y al buceo de abulón, langosta y erizo rojo, dedicaban su producción al consumo familiar y a los mercados locales y regionales en Ensenada. No obstante, la falta de documentos que avalaran sus productos era un obstáculo para su comercialización y reducía los precios, razón por la cual decidieron organizar su propia organización cooperativa de pescadores y buzos.
Desde los inicios de la década de los ochenta emprendieron el proyecto de organización cooperativa Aguamarga la cual reunía al grupo de pescadores y buzos libres que trabajaban en la zona de Punta Banda. Este primer proyecto fue fundamental pues fue el mecanismo inicial de organización y delimitación interna de espacios de pesca, sin embargo, al no poder obtener permisos de pesca y no poder capitalizarse, los pescadores y buzos decidieron sumarse al ejido del que formaban parte.
A finales de la misma década, el proyecto se convirtió en una Sección Especializada de Producción Ejidal (SEPE) que, si bien, les permitía trabajar de manera regularizada, no les permitía ser autónomos, además, bajo la estructura ejidal se contravenían algunos intereses como contar con personalidad jurídica, tener autoridad en la toma de decisiones y conservar la totalidad del valor de la producción. Debido a esto, cambiaron su figura legal a Sociedad de Producción Rural constituyéndose como tal en el año 1994 con un total de 39 integrantes.
La conformación de la OBPECEC tiene como origen de su capacidad organizativa la propia formación del ejido, pues, la organización pesquera tuvo la capacidad de desarrollar cohesión entre sus miembros y pudo trabajar bajo el aprendizaje de los mismos procesos organizativos y productivos del ejido. Este periodo sienta las bases de una estructura organizativa funcional y adaptativa que posteriormente se replicó al constituirse como SPR.
La concesión pesquera de erizo rojo
A finales de los años noventa y después de cuatro años de trámites y cabildeo, la organización pesquera recibió una concesión para el aprovechamiento del erizo rojo. El otorgamiento de la concesión no fue casual, obedeció a los intereses económicos y políticos de un empresario que quería una concesión para la engorda de atún en la zona de Punta Banda y a la negociación de la organización pesquera sobre la concesión del erizo rojo a cambio del “permiso” a la empresa atunera para trabajar dentro de su territorio de pesca. Los miembros de la OBPECEC también negociaron con la empresa, que en las contrataciones temporales se diera prioridad a la incorporación de sus buzos y pescadores, acuerdo que sigue vigente hasta la fecha.
La concesión para el aprovechamiento del erizo rojo detonó el diseño institucional interno, cuya efectividad puede explicarse a la luz del aprendizaje social constituido a través de la experiencia institucional ejidal y, posteriormente, en su propia estructura organizativa.
Los miembros de la OBPECEC han acrecentado su capital social e institucional a través de una red de instituciones formales y consuetudinarias. Forman parte de una Asociación de Productores de Erizo de Baja California y a través de ésta participan de manera activa en el Sistema Producto Erizo6 (SPE). Además, algunos de los integrantes de las mesas directivas que han tenido, han colaborado con investigadores del CRIP y mantienen una relación con las autoridades pesqueras del estado. Esto les ha permitido establecer una serie de alianzas que redundan en beneficios para el manejo de los recursos pesqueros y en una mayor fluidez de la comunicación con estas autoridades gubernamentales, logrando así reducir los costos de transacción.
En las reuniones del SPE se socializan diferentes tipos de información, por ejemplo, las instancias gubernamentales informan sobre los programas y apoyos que dará el gobierno y los periodos para tramitar los apoyos económicos y algunas instancias académicas llevan información relacionada con el estado de la pesquería. También se hace un seguimiento de actividades como los avances en el programa de trasplantes de erizo rojo y cada uno de los miembros muestra sus propuestas, sus experiencias y los problemas relacionados con la pesquería tales como la pesca ilegal o la sobreexplotación de sargazo (Macrocystis pyrifera) y su impacto en diversas pesquerías. El SPE es un espacio de relaciones respetuosas y colaborativas, aun cuando la composición del grupo es heterogénea, tienen como objetivo común la sustentabilidad de la pesquería. Con base en el análisis anterior, la colaboración entre usuarios, comunidades y gobierno, es decir, el esquema de comanejo, está desarrollando fuertes lazos y alianzas entre los productores y las instituciones gubernamentales. En este sentido, el comité es efectivo como un potenciador del capital social.
Comanejo adaptativo en La Pacífico Norte y el Sistema Producto Erizo
Se observa como ambos casos tuvieron caminos diferentes en su desarrollo como comunidades pesqueras y organizaciones sociales que alcanzaron un destino en común: el comanejo adaptativo. Si bien, cada proceso histórico de desarrollo ha sido particular, se encontraron momentos similares por los que pasaron estas comunidades pesqueras para alcanzar el comanejo adaptativo (Figura 2).
En ambos casos se observa un cambio de oficio, trasladando elementos organizativos de sus anteriores actividades. En el caso de La Pacífico Norte la cultura del ranchero y las condiciones ambientales adversas fueron los factores que propiciaron la organización en cooperativas pesqueras. Para el Sistema Producto Erizo, la organización que tenían previamente establecida como ejidatarios fue principalmente lo que permitió que se constituyera la cooperativa pesquera. Se observa como en ambos casos estas organizaciones pesqueras; que desde un inicio estuvieron cimentadas con pilares como la responsabilidad compartida, el sentido de pertenencia comunal por el recurso y la repartición de tareas, fueron tomando decisiones internas y resolviendo problemáticas que las llevó de un sistema intensivo de manejo de sus pesquerías a un comanejo de ellas, y recién a un comanejo adaptativo, el cual les ha permitido diversificar sus pesquerías y, actualmente, empezar a encontrar actividades alternas como la acuicultura y ecoturismo; así como enfrentar problemáticas nuevas como el cambio climático, impactos ambientales adversos, migración y un mundo globalizados.
Conclusiones
La Pacifico Norte y el Sistema Producto Erizo cristalizan el comanejo adaptativo en sus dos aspectos centrales. Primero, el comanejo, pues, convergen los diversos niveles de gobierno, tales como el municipal, el estatal y el federal (vertical); los diversos usuarios de la pesquería del erizo de mar, como los miembros de organizaciones del sector social (cooperativas o sociedades de producción rural), productores privados (permisionarios) y comercializadores; así como organizaciones de la sociedad civil e instituciones de investigación. Segundo, el aprendizaje continuo, dado que en La Pacífico Norte las zonas de pesca, las cuotas de captura, las artes de pesca, son ejemplos de la integración de los conocimientos local y científico, mientras que en el Sistema Producto Erizo el sistema de trasplantes de erizo, que actualmente se lleva a cabo en diversas comunidades pesqueras, ha resultado de la combinación del conocimiento ecológico local de los buzos y pescadores con el conocimiento científico de diversos especialistas. Para explicar el proceso que llevó a estas comunidades a construir dicho esquema de manejo se utilizó un enfoque histórico ambiental, el cual sirve de guía para revelar las interacciones entre los sistemas social y natural que han moldeado el desarrollo, manejo y toma de decisiones sobre sus pesquerías. También permite la identificación de las posibilidades y modalidades de interacciones entre ambos sistemas, así como llevar a cabo un análisis contextual para identificar fuerzas internas y externas que expliquen los cambios en la historia de estas comunidades pesqueras. En los dos casos, el grado de organización interna que alcanzaron estas comunidades pesqueras ha sido el resultado de un proceso en el que se sucedió una serie de condiciones particulares que permitieron establecer el comanejo adaptativo. Si bien, son difícilmente replicables, ya que son procesos singulares de cada comunidad pesquera, pueden ser la premisa para buscar, en otros casos, condiciones particulares presentes y utilizarlas como fortalezas y áreas de oportunidades para establecer esquemas sostenibles de manejo de recursos.