Introducción
El miedo al crimen1 es el temor en el individuo a ser víctima de la delincuencia (Serrano y Vázquez, 2007); es una sensación que puede derivar de elementos objetivos al estar en una situación riesgo o de factores indirectos como la socialización de información, es decir recibir noticias sobre la criminalidad, saber de alguien que ha sido victimizado, o intercambios de información que refieran a la inseguridad. Aparentemente éste es un fenómeno en abstracto, pero se manifiesta a través de las consecuencias que tiene en la vida cotidiana y las estrategias que los individuos adoptan en el intento de sentirse seguros. Empero, hay escenarios y temporalidades en que este temor se atempera o se agudiza, así como edades en que se desdibuja o exacerba.
Las urbes constituyen un escenario en el que el temor al crimen se pronuncia ya que, por su tamaño y complejidad, propicia la gestación de entornos que potencian sensaciones vinculadas al temor (Vozmediano et al., 2010). Sin embargo, son también las ciudades las que permiten la diversidad cultural y social, transitando de ser lugares producción a espacios de consumo (Dinardi, 2017; Harvey, 1989); en ellas, la noche urbana irrumpe como parte fundamental del esparcimiento, las urbes se convierten en espacios de consumo que incorporan satisfactores de lo subjetivo y emocional en el individuo (Zukin, 1996; Zukin y Maguire, 2004). En este tenor, la economía de la noche2 es facilitadora del entretenimiento que cumple este rol, empero, en su vivencia los consumidores nocturnos no sólo están expuestos a la diversión, la noche también entraña peligro. La propia contraposición día/noche, luz/oscuridad, implica de manera inconsciente la dualidad seguridad/riesgo. Straw (2015) afirma que la noche es un territorio con su propia geografía y articulaciones de poder; su conceptualización en oposición al día sugiere la posibilidad del relajamiento de la normativa social y la factibilidad de conductas antisociales (Hobbs et al., 2000), que entrañen peligro para los participantes del ocio nocturno. Mercado (2018) asevera que la economía nocturna transita entre el entretenimiento hedonista, pero convencional y seguro, y la búsqueda de relajación, liminalidad y transgresión que puede llevar a que la noche se convierta en un entorno de peligro. Engarzar el estudio del miedo al crimen y su consecuencia en la vida nocturna es válido ya que estudios previos (Boessen et al., 2017; Doran y Lees, 2005), evidenciaron que el temor a ser víctima de un crimen es una problemática ligada a la temporalidad, enfatizándose durante la noche y, si a ello se incorpora la tesis de Vozmediano et al., (2010), la economía de la noche urbana es un escenario factible para analizar el miedo al crimen.
En esta investigación indagamos la pregunta, ¿de qué manera la socialización de información respecto al crimen influye en potenciar el miedo al delito en los universitarios y sus consecuencias en la participación de la economía nocturna en el Paseo del Ángel en Culiacán, Sinaloa? Hipotéticamente creemos que la socialización de información respecto al crimen genera/incrementa el miedo al delito en los jóvenes universitarios lo que a su vez tiene como consecuencia la adopción de estrategias que les permiten experimentar el ocio nocturno. Por tanto, planteamos como objetivo analizar las consecuencias que la socialización de información respecto al delito y el miedo al crimen, producen en la participación de los universitarios en la economía nocturna del Paseo del Ángel en Culiacán, Sinaloa.
La economía nocturna y el miedo al crimen.
La economía de la noche es un contexto que empíricamente se ha ligado con el temor a ser víctima de un delito, ello debido a las connotaciones que esta economía urbana ha adquirido con el tiempo y, también, a la conexión entre el miedo al delito con el factor temporalidad. La economía nocturna se define como la concentración de facilidades culturales y de entretenimiento tales como pubs, clubs, restaurantes, cines, teatros y salas de concierto que mantienen su actividad principal durante la noche (Colin y Bromley, 2000). A su vez, el miedo al delito es conceptualizado como un rango de emociones y sensaciones que tienen que ver con la ansiedad, aprehensión, incomodidad y pánico, relacionándose directamente al riesgo de ser victimizado y pertenecen tanto al sujeto que lo está percibiendo, como al entorno del que forma parte (Brands et al., 2013).
En diversas geografías del orbe, los espacios dedicados a la economía nocturna son percibidos como peligrosos/riesgosos, debido a su conexión natural con la oscuridad y la noche (Fileborn, 2016). Las connotaciones negativas de la economía de la noche derivan de su conexión empírica con problemáticas como alto consumo de alcohol y estupefacientes, agresividad de sus partícipes y alta incidencia de conflictos físicos, denotándose una cultura de intoxicación y de conductas antisociales entre sus consumidores (Calafat y Montse, 2004; Tomsen y Payne, 2016). Asimismo, se ha encontrado evidencia de que en los espacios urbanos de la economía nocturna se suelen generar ‘puntos calientes’ o ‘hot spots’ donde las conductas antisociales, los crímenes y los eventos violentos mantienen una fuerte incidencia (Philpot et al., 2019; Tomsen y Payne, 2016). Igualmente, los estudios de Jayne et al. (2006); Graça, (2008); Hadfield et al. (2009) evidencian la existencia de una relación entre los comportamientos antisociales y las actividades de la economía nocturna, específicamente con aquéllas relacionadas con ingesta de alcohol y otros estupefacientes, lo cual puede llevar a los propios consumidores a trasgredir las normas, o bien posicionarlos en condición de vulnerabilidad y ser potenciales víctimas de un delito durante su esparcimiento.
La relación existente entre los espacios dedicados a la economía de la noche y las problemáticas mencionadas -cultura de intoxicación, eventos violentos, conductas antisociales- vuelve factible que se lleven a cabo estudios sobre el miedo al crimen o la sensación de inseguridad entre los participantes del ocio nocturno en las áreas urbanas; al tenerse que empíricamente estos espacios mantienen una importante relación con la inseguridad y el crimen en horario nocturno, se argumenta que son contextos donde el miedo al delito es un problema significativo e importante para sus participantes. Estudios sobre el miedo al delito en la economía nocturna, como el de Brands et al. (2013) en Utrecht, evidenciaron que son diversos factores los que generan este temor entre los estudiantes universitarios con respecto a las zonas de la urbe dedicadas a la economía de la noche, encontrándose entre los principales la presencia de extraños, ineficiente iluminación o su mala percepción sobre la vigilancia policial durante la noche. A su vez, el análisis realizado por Colin y Bromley (2000) respecto a la economía de la noche y el temor de ser víctima del crimen en ciudades del Reino Unido durante el entretenimiento nocturno, demostró que el miedo a la delincuencia funge como una limitante en los procesos de revitalización urbana, pues el temor inhibe o limita la participación en el ocio nocturno, piedra angular en dichos procesos.
Por tanto, en primera instancia, se establece una relación importante entre el miedo al delito y la economía nocturna en términos generales, teniéndose en cuenta que esta sensación de ansiedad o preocupación con respecto a la posibilidad de ser victimizado puede ser encontrada entre los participantes de esta economía urbana. A su vez, el temor al delito tiene consecuencias individuales y colectivas, entre ellas aumenta la desconfianza social en la comunidad, impulsa cambios en las conductas individuales, propicia el abandono de espacios públicos e impulsa acciones políticas en la exigencia de medidas punitivas (Jackson, 2006; Muratori y Zubieta, 2013). Doran y Burgess (2012) explican que, en términos individuales, el temor al crimen puede impulsar cambios en los hábitos, enfatizándose en medidas de evasión y/o protección; las primeras refieren a que el individuo limita (o evita) su exposición pública para disminuir el riesgo a ser víctima de un delito; las segundas refieren a adoptar estrategias precautorias -portar armas, defensa personal, usar equipos de seguridad, entre otros-, para hacer frente a situaciones de riesgo. En este sentido, Alfaro et al. (2018) afirman que el miedo al crimen es una sensación que provoca comportamientos de protección, así como el deterioro del bienestar y relaciones sociales, afectándose a la comunidad. En el contexto específico del miedo al crimen y la economía nocturna, Nava y García (2022) arguyen que el temor al crimen incide en la participación del ocio nocturno desde varias aristas: la abstención, limitar su asistencia, o adoptar estrategias que les permitan disfrutar la economía nocturna sintiéndose más seguros.
Problemática a analizar
México es un país azotado por la violencia, empero el análisis respecto al temor al crimen se complica ya que los datos duros al respecto son magros e inconsistentes y, aunado a ello, en la estadística nacional se confunde el miedo al crimen con la sensación de inseguridad3. Aun así, al tener un acercamiento a la problemática a través de la estadística disponible, es evidente la gravedad del problema en el ámbito nacional y local. En 2019, en lo que refiere a la sensación de inseguridad, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reportó que, en el país, en promedio 73.2% de los habitantes mayores de edad mencionaron sentirse inseguros en su lugar de residencia, dato que, si bien es menor en Sinaloa, 64.6%, y en Culiacán, 67.3%, respecto al nacional (INEGI, 2020; INEGI, 2019-1), son cifras elevadas evidenciándose que más de 60% de los ciudadanos se sienten inseguros en su lugar de residencia. Aunado a lo anterior, para el año 2018 los resultados de la Encuesta Nacional sobre Percepción de Inseguridad Ciudadana en México evidenciaron que 83.8% de los ciudadanos mexicanos experimenta temor a ser víctima de asalto a mano armada, 78.2% siente miedo de ser secuestrado y 76.9% de los encuestados siente preocupación o ansiedad ante la posibilidad de ser víctimas colaterales de enfrentamientos armados (México Unido Contra la Delincuencia, 2018)4.
Las consecuencias de la problemática traspasan el umbral de quien las vive y se reflejan en otros ámbitos. En este tenor, INEGI (2019-2) reporta en que 2018, a nivel nacional 53.4% de los ciudadanos dejaron de realizar actividades de esparcimiento en horario nocturno por temor a ser víctimas de un delito; si bien para Sinaloa la cifra fue significativamente menor, sólo 36.9%, la causa probable de ello es que se toma el promedio de la entidad, lo que diluye la importancia de Culiacán como una urbe violenta; aunado a ello, se carecen de datos específicos respecto a esta ciudad, empero para contextualizar la situación se muestran datos concretos respecto a la violencia. En 2019 en Sinaloa se registraron 936 homicidios dolosos y 40 feminicidios de los cuales, 456 homicidios y 18 feminicidios se cometieron en Culiacán (Fiscalía General del Estado de Sinaloa, 2020; Sanz, 2020; Cervantes, 2019); equivalentes a 48.7% y 45% respectivamente. El año previo las cifras variaron, pero la distribución proporcional fue semejante, teniéndose que, de la totalidad de este tipo de crímenes en Sinaloa, en su capital se genera casi 50% de ellos. Los datos duros permiten inferir que, si bien en el Estado en términos globales únicamente 36.9% de los ciudadanos redujeron sus salidas nocturnas por temor al crimen (INEGI, 2019-2), si se considera sólo la información para la capital, reflexionamos que se replica la distribución de porcentajes análogo a la del crimen. Además, la situación de Culiacán se agudiza al ser identificada como el territorio de uno de los principales cárteles de la droga en el país, (El Financiero, 2019; Najar, 2019), basta recordar el 17 de octubre de 2019, día que la delincuencia organizada demostró que controla la capital sinaloense. En este contexto es que se aborda nuestro objeto de estudio.
El Paseo del Ángel es un corredor comercial se localiza en el centro histórico de Culiacán y forma parte del proceso de revitalización de áreas icónicas en la urbe; en 2011 a partir del Plan Parcial Zona Centro elaborado por el Instituto Municipal de Planeación Urbana de Culiacán (IMPLAN) y el Patronato Pro-Revitalización del Centro Histórico de Culiacán se impulsa como zona de entretenimiento. El enfoque de la propuesta emanó de políticas5 que pretendían recuperar la infraestructura física, por su bagaje histórico, y aprovechar el entorno cultural para diversificar el uso económico del espacio, apuntalándolo como zona de consumo y entretenimiento nocturno. El desarrollo de la economía nocturna en el Paseo del Ángel se complementa con la economía diurna que con antelación existe en el corredor, ambas coexisten constituyéndolo como un espacio dinámico y vibrante del tipo 18/24 horas, convergiendo con las posturas teóricas planteadas, aunque estudios previos enfatizan que los negocios nocturnos tienen preponderancia (Álvarez, 2017).
Un factor medular para el dinamismo del corredor es su localización, se ubica en el primer cuadro de la ciudad, a espaldas de la Catedral, en una zona de gran afluencia y a una cuadra de una de las principales vialidades, de ahí su funcionamiento económico entre las 8am y hasta inclusive las 2 o 3 horas de la mañana siguiente. La mayor proporción de los negocios en el corredor forman parte de las industrias culturales inmóviles a través del entretenimiento y ocio: escuelas de arte, cafés, restaurantes, bares y el Modular Inés Arredondo (MIA), representan la oferta en la zona; el MIA constituye la piedra angular en la puesta en marcha del proceso de revitalización, ya que funciona como Teatro, centro de eventos culturales, entre otros, y tiene afluencia día y noche, por ello su importancia como eje del esfuerzo revitalizador. En complemento, la zona cuenta con estacionamientos privados que permite a los visitantes tener espacios relativamente seguros, aunque con costo, para dejar sus vehículos. El corredor comercial que constituye el Paseo del Ángel es peatonal durante la noche, de ahí la importancia de la solvencia de estacionamiento.
Contextualizando en el acuciante problema de delincuencia e inseguridad en Culiacán, y que el resurgimiento del Paseo del Ángel está estrechamente vinculado a las actividades de entretenimiento nocturno, es que se realiza el análisis propuesto al inicio del manuscrito.
Metodología
El objeto de estudio se aborda desde el Construccionismo Social (Berger y Luckman, 1991), la Nueva Geografía Cultural (Fernández, 2006; Luna, 1999;) y la propuesta de Doran y Burgess (2012). Los primeros aseveran que las percepciones de la realidad se construyen en sociedad y el lenguaje es crucial en este proceso, de ahí que el miedo al crimen sea una construcción social nacida a partir de la interacción interpersonal en donde la expresión verbal tiene un rol preeminente, en su edificación influyen elementos como la socialización de información ya que las concepciones y percepciones de la realidad se cimientan de manera subjetiva en el reino social y no en la persona de manera aislada. La Nueva Geografía Cultural afirma que el espacio geográfico, a través de aspectos simbólicos y sociales que están adheridos al espacio físico y social, propicia sensaciones y pautas de comportamiento en las personas. Por último, la propuesta de Doran y Burgess (2012) asegura que el miedo al crimen propicia que los individuos adopten hábitos de evasión o protección en su exposición pública, y limitar los riesgos de la criminalidad.
El documento es cuantitativo, emana de la aplicación de un cuestionario de actitudes tipo Likert6 (Subedi, 2016) a una muestra representativa y estratificada de la población estudiantil de la Facultad de Estudios Internacionales y Políticas Públicas. Se utilizó formato tipo Likert ya que este tipo de cuestionarios mide actitudes, sensaciones o conductas en situaciones específicas. La encuesta está segmentada en apartados de: a) Control: edad, género, y frecuencia de asistencia nocturna al Paseo; b) La dimensión socialización de información constituida por 7 ítems, su propósito es identificar si los estudiantes son receptores frecuentes de noticias sobre delitos en Culiacán y la zona de estudio, si mantienen conversaciones sobre los delitos en la urbe, reciben comentarios negativos sobre la inseguridad en el centro de Culiacán durante la noche o, si son receptores de información relacionada con la delincuencia en el Paseo del Ángel en horario nocturno; c) La dimensión de miedo al crimen se compone de 9 ítems que identifican el miedo a ser víctimas del crimen en el Paseo del Ángel y sus alrededores de noche; d) La dimensión adopción de comportamientos está compuesta por 6 ítems que pretende identificar y analizar la adopción de hábitos/estrategias en la participación de la economía nocturna del Paseo del Ángel como consecuencias del miedo al crimen; éstos se dividen en 2 tipologías: hábitos de evasión y hábitos de protección.
El universo de estudio y el cálculo de la muestra representativa.
La población son los estudiantes matriculados en los programas educativos de la Facultad de Estudios Internacionales y Políticas Públicas (FEIyPP) de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) en Culiacán, Sinaloa. La comunidad estudiantil se compone por personas con edades entre los 18 y 30 años; en la cohorte de edad que Evans (2012) afirma se encuentran los individuos con mayores probabilidades de ser participantes del entretenimiento de la economía nocturna. Asimismo, es una población con altos niveles de cercanía social, aglomerándose en espacios comunes como áreas de alimentación, salones, auditorios, pasillos, considerándose que entre ellos existen percepciones, ideas, sensaciones y hasta comportamientos similares respecto a situaciones, espacios o temporalidades en su realidad local.
A febrero de 2020, la FEIyPP contaba con 664 matriculados en sus programas educativos; tres de licenciatura y dos de posgrado: Licenciatura en Estudios Internacionales, Licenciatura en Relaciones Comerciales Internacionales, Licenciatura en Políticas Públicas, Maestría en Estudios Políticos y Sociales y Doctorado en Estudios Regionales con Énfasis en América del Norte, resaltándose la importancia del universo por diversidad de género, edad, y nivel educativo. La distribución de la población se muestra en la Tabla I, notándose superioridad numérica de mujeres y que la mayor proporción matriculada está en licenciatura y sólo 2.86% en posgrado.
M | F | M (%) | F (%) | Total | Total (%) | |
LEI | 68 | 213 | 24.20% | 75.80% | 281 | 42.32% |
LPP | 80 | 73 | 52.30% | 47.70% | 153 | 23.04% |
RCI | 77 | 134 | 36.50% | 63.50% | 211 | 31.78% |
Maestría | 2 | 5 | 28.60% | 71.40% | 7 | 1.05% |
Doctorado | 5 | 7 | 41.70% | 58.30% | 12 | 1.81% |
Totales | 232 | 432 | 34.90% | 65.10% | 664 | 100% |
Fuente: elaboración propia con datos de la administración de la FEIyPP (2020).
La muestra es representativa, con una confianza de 95% y margen de error de 4%, se utilizó la fórmula de Díaz, Ojeda y Valderrábano (2016):
Dónde:
n= |
Tamaño de la muestra |
Z= |
Nivel de confianza |
p= |
Variabilidad positiva |
q= |
Variabilidad negativa |
N= |
Tamaño de la población |
E= |
Precisión o margen de error |
Entonces:
Como resultado, 3187 encuestas se aplicaron a estudiantes de todos los programas de estudio - y grados- de la FEIyPP. El cálculo realizado da el resultado para la muestra representativa global, también se calculó el número de cuestionarios a aplicarse por programa educativo para una mejor representatividad; se aplicaron del 10 -14 de febrero de 2020 en las instalaciones de la FEIyPP. Al momento de aplicarlo se siguió la estrategia de seleccción aleatoria. Las encuestas se codificaron en SPSS, y la relación entre el miedo al crimen y la adopción de comportamientos se analizó con la correlación Tau-b de Kendall y el cruce de resultados, para determinar si los ítems de estas dimensiones se correlacionan positivamente de manera significativa y existe causalidad entre ellos. Los datos que indican causalidad son aquéllos con valores positivos altos -entre 0.700 y 0.900-, moderados -entre 0.400 y 0.689-, o bajos -entre 0.100 y 0.389-.
Hallazgos y discusión
La noche es la extensión del día en un entorno de mayor relajación, permisivo e intenso en emociones (Williams, 2008), la noche urbana ha adquirido nuevas connotaciones, es espacio de transacción social, libertad, amistad, amor e incluso transgresión. Los jóvenes son los principales partícipes de la diversión nocturna y los procesos de revitalización en las urbes, que se apuntalan en la economía nocturna, permiten la mercantilización de espacios icónicos para el ocio con el ingrediente de que el entorno en que se produce es parte de la experiencia (Nava-Zazueta, 2018a; 2018b).
a) Comunidad estudiantil, socialización de información y miedo al delito en los universitarios
Los datos revelan está compuesta predominantemente por mujeres (ver Tabla I), 65% del universo de estudio son féminas, lo cual se refleja análogamente en la muestra representativa (ver Tabla II), cumpliéndose la representatividad en número de encuestas y composición por género. Asimismo, la Tabla II indica que 94.6% de la muestra está en rango de 18 a 23 años y, si se amplía de 18 a 29 años se cubre el rango etario que Evans (2012) afirma son los consumidores de la noche, incrementándose el porcentaje a 97.2%, teniéndose que casi 100% de la muestra está en el parámetro de edad indicado por los teóricos.
Sexo | ||
Mujeres | 207 | 65.1% |
Hombres | 111 | 34.9% |
Edad | ||
18-20 años | 222 | 69.8% |
21-23 años | 79 | 24.8% |
24-26 años | 6 | 1.9% |
27-29 años | 2 | 0.6% |
30-32 años | 6 | 1.9% |
33-35 años | 3 | 0.9% |
Total | 318 | 100.0% |
Fuente: Elaboración propia a partir de García-Zavala, G. & Nava-Zazueta, M. (2020). Encuesta “El miedo al crimen en el Paseo del Ángel durante la noche”.
Se suscribe la tesis de que la socialización de información respecto al crimen genera/incrementa el miedo al delito en los universitarios, lo que a su vez tiene consecuencias o se refleja en la manera en que experimentan el entretenimiento nocturno en el Paseo del Ángel. Si bien los teóricos aseveran una tendencia a estar alertas cuando un individuo ha sido víctima del crimen, la interrogante es: qué sucede cuando la información respecto a la criminalidad se socializa, Berger y Luckman (1991) sugieren que esto también influye en la construcción del temor, ya que éste no nace en abstracto, se produce en un contexto social. Esto es, el miedo al crimen puede ser locacional y temporal, significando que, aun cuando un individuo no haya sido víctima del delito, las noticias o comentarios sobre determinados espacios en horarios concretos, pueden detonar una sensación de riesgo que estará ligada a dichos escenarios, gestándose en la mente del individuo el temor de también ser victimizado en un contexto similar.
Los ítems que influyen en la construcción del miedo al crimen a través de la socialización de información se indican en la Tabla III; es formato tipo Likert con el objeto de identificar la proporción de la muestra que indicó valoraciones altas o muy altas en cada uno de ellos, entendiendo que éstos son quienes socializan o reciben este tipo de información y, por ende, en ellos se puede detonar el temor, aun si carecen de experiencia previa con la delincuencia.
S-1 | Con frecuencia me informo a través de los medios de comunicación sobre los crímenes que suceden en Culiacán |
S-2 | Evito mantener conversaciones con mis compañeros de la universidad que tengan que ver con los delitos que suceden en Culiacán |
S-3 | Constantemente escucho historias de amigos de la universidad en las cuales mencionan haber sido víctimas de un delito en Culiacán |
S-4 | De acuerdo a lo que escucho en mi entorno familiar el centro de Culiacán es inseguro durante la noche |
S-5 | En general, regularmente escucho comentarios sobre lo seguro que es visitar el centro de Culiacán por la noche |
S-6 | En general, constantemente escucho rumores sobre la presencia de delincuentes en los alrededores del Paseo del Ángel por la noche |
S-7 | De acuerdo a lo que escucho de otras personas, es poco probable ser víctima de un delito en el Paseo del Ángel por la noche |
Fuente: Elaboración propia a partir de García-Zavala, G. & Nava-Zazueta, M. (2020). Encuesta “El miedo al crimen en el Paseo del Ángel durante la noche”.
Los resultados generales concernientes a la socialización de información sobre el crimen se indican en la Tabla IV y Gráfico 1; respecto a los primeros 5 ítems, entre los universitarios el flujo de información concerniente al crimen y su centro urbano es significativo, su promedio ponderado revela que 64.6% de los jóvenes participa en charlas o recibe información relativa a la criminalidad en dichas zonas (ver Tabla IV). En contraparte, los 2 últimos ítems (S-6 y S7) que conciernen al flujo de información sobre el crimen en el Paseo del Ángel y sus alrededores, tuvieron un promedio ponderado de 26.9%, revelando que, si bien participan en intercambios de información sobre la criminalidad en la zona, es en menor proporción; denotándose un claro contraste donde la información sobre la criminalidad en la urbe y su centro, dominan las dinámicas de comunicación.
No socializan o
reciben información sobre el crimen |
Sin una posición definida | Sí socializan o
reciben información sobre el crimen |
Total | |
S-1 | 1.6% | 15.4% | 83.0% | 318 |
S-2 | 22.0% | 30.5% | 47.5% | |
S-3 | 13.5% | 24.5% | 62.0% | |
S-4 | 5.4% | 23.9% | 70.7% | |
S-5 | 11.7% | 28.3% | 60.0% | |
S-6 | 26.4% | 47.8% | 25.8% | |
S-7 | 13.2% | 58.8% | 28.0% |
Fuente: Elaboración propia a partir de García-Zavala, G. & Nava-Zazueta, M. (2020). Encuesta “El miedo al crimen en el Paseo del Ángel durante la noche”.
La explicación a esta disparidad refiere a que la delincuencia de alto impacto es tan acuciante en la urbe, y su difusión tan rápida, que domina las conversaciones. Véase que S1, referente a participar en flujos de información respecto al crimen en la ciudad, es el ítem con mayor porcentaje y, en segundo término, el ítem S2 que afirma al centro histórico de Culiacán como inseguro durante la noche; sin embargo lo paradójico es que los ítems S6 y S7 que refieren a zonas específicas del centro histórico de la ciudad, no cuenten con porcentajes altos en las dinámicas de comunicación respecto a la inseguridad; una de las razones de esta discrepancia es la tesis de que en la urbe existen espacios burbuja que, por la afluencia de personas y actividades económicas, se consideran con menor factibilidad para la comisión del delito abiertamente.
A partir de los datos de la Tabla IV y el Gráfico 1 encontramos que la socialización de información respecto al crimen es una situación reiterada entre los universitarios, es razonable que el mayor flujo información que se realiza sea respecto a la delincuencia en Culiacán ya que está ligado a dimensiones espaciales de mayor envergadura y a delitos de mayor impacto.
Fuente: Elaboración propia a partir de García-Zavala, G. & Nava-Zazueta, M. (2020). Encuesta “El miedo al crimen en el Paseo del Ángel durante la noche”.
Respecto al miedo al delito por parte de los universitarios, la Tabla V muestra los ítems que se considera influyen en la construcción del miedo en la zona de estudio, desglosándose en los que refieren a percepción negativa de la zona (M1, M2, M3, M4 y M8), y los que indican temor personal de ser víctimas de un delito en la zona o sus alrededores en horario nocturno (M5, M6, M7 y M9). En términos globales, el promedio ponderado de los 9 ítems asciende a 49.9%, es decir, la mitad de la muestra tienen miedo al crimen o perciben negativamente la zona durante la noche.
M-1 | Considero que es poco probable ser víctima de un asalto en los alrededores del Paseo del Ángel durante la noche |
M-2 | A mi parecer, es bastante probable el ser víctima de un asalto en el Paseo del Ángel por la noche |
M-3 | En mi opinión se puede caminar tranquilamente por el Paseo del Ángel durante la noche sin preocuparse de ser víctima de delincuentes rondando la zona |
M-4 | Considero que no se corre riesgo de ser víctima de robo de pertenencias al consumir fuera de los establecimientos del Paseo del Ángel durante la noche |
M-5 | Siento temor de que si me encuentro en el Paseo del Ángel durante la noche alguien robe mis pertenencias sin darme cuenta |
M-6 | Personalmente no siento temor de ser asaltado por un delincuente con un arma en el Paseo del Ángel si lo visito por la noche |
M-7 | Honestamente siento miedo de que si me encuentro en las calles alrededor del Paseo del Ángel por la noche alguien me asalte con un arma |
M-8 | A decir verdad, me parece difícil que alguien pueda ser víctima de acoso sexual en las calles alrededor del Paseo del Ángel por la noche |
M-9 | Siento miedo de ser víctima de acoso sexual al encontrarme por la noche en el Paseo del Ángel |
Fuente: Elaboración propia a partir de García-Zavala, G. & Nava-Zazueta, M. (2020). Encuesta “El miedo al crimen en el Paseo del Ángel durante la noche”.
Empero, al considerarse sólo ítems referentes al temor personal de ser víctimas de un delito (M5, M6, M7 y M9), un promedio ponderado de 55.3% de la muestra afirmó sentir miedo de ser asaltado con un arma, ser despojado de sus pertenencias sin darse cuenta o experimentar temor de acoso sexual, evidenciándose que en mayor proporción hay preocupación ante la posibilidad de ser victimizado durante el ocio nocturno en el área. A su vez, el promedio ponderado de quienes tienen percepciones negativas sobre la seguridad en la zona durante la noche (M1, M2, M3, M4 y M8) es de 45.6%, y son quienes opinan que en el Paseo y en sus alrededores hay riesgo de ser asaltado, ser víctima de acoso sexual, de robo de tus pertenencias sin que te des cuenta, e inclusive que es bastante probable encontrarse con delincuentes al caminar por el propio corredor durante la noche.
Existe una diferencia porcentual de casi 10 puntos entre el promedio ponderado (55.3%) de quienes experimentan temor personal al delito en la zona del Paseo del Ángel, y el promedio ponderado (45.6%) de quienes tienen opinión negativa de la seguridad del corredor o sus alrededores durante la noche; una explicación radica entre la sensación de posibilidad de ser víctima personal de un delito y el opinar en sentido abstracto e impersonal de que en una zona, en una temporalidad concreta, se corre el riesgo de ser victimizado.
En específico, la Tabla VI evidencia que 48.5% de los universitarios siente miedo de que sus pertenencias sean robadas sin darse cuenta al estar en el corredor comercial (M5), ya sea al estar consumiendo en los locales del Paseo o socializando en la vía pública del mismo. Asimismo, 56.3% de los estudiantes siente miedo de ser asaltado a mano armada en este corredor comercial (M-6) durante la noche y 59.1% de ellos experimenta temor de que les suceda lo mismo en las calles alrededor (M-7) del Paseo del Ángel, indicándonos que la mayoría de los sujetos se preocupa ante la posibilidad de ser víctima de la delincuencia, inclusive a mano armada. Respecto al temor personal (en su integridad física) 57.2% de la muestra indicó temor a ser víctima de acoso sexual en este corredor comercial (M-9) durante la noche, lo cual consideramos, se vincula con el hecho de que la mayoría de la población y de la muestra son féminas (ver Tablas I y II), entendiéndose que por cuestiones de género sienten mayor temor de ser acosadas sexualmente si se encuentran en el Paseo del Ángel en las horas en que reina la oscuridad.
No sienten temor o
no tienen una percepción negativa |
Sin una posición definida | Sí sienten temor o
tienen una percepción negativa |
Total | |
M-1 | 11.00% | 53.80% | 35.20% | 318 |
M-2 | 9.50% | 51.60% | 38.90% | |
M-3 | 15.10% | 40.90% | 44.00% | |
M-4 | 16.60% | 40.90% | 42.50% | |
M-5 | 16.30% | 35.20% | 48.50% | |
M-6 | 15.40% | 28.30% | 56.30% | |
M-7 | 12.00% | 28.90% | 59.10% | |
M-8 | 7.60% | 24.80% | 67.60% | |
M-9 | 13.90% | 28.90% | 57.20% |
Fuente: Elaboración propia a partir de García-Zavala, G. & Nava-Zazueta, M. (2020). Encuesta “El miedo al crimen en el Paseo del Ángel durante la noche”.
En concordancia, un hallazgo es que, al diferenciar las ponderaciones de temor o percepción negativa con base en género, encontramos que son las mujeres quienes en cada uno de los rubros muestran mayores indicadores de miedo o percepción de inseguridad. El Gráfico 2 evidencia estos contrastes, el más relevante tiene que ver con temor de acoso sexual (M9), mientras que los varones sólo 22.5% indica miedo a ello, en las féminas es de 75.8%, es decir, no sólo sienten temor por sus pertenencias, sino por su integridad física, compaginado con los hallazgos Li (2018), quien evidenció que las mujeres sienten mayor temor a ser víctimas de un crimen, incluso si objetivamente están en la misma circunstancia que un varón, quienes en términos generales demuestran preocuparse en menor medida por la posibilidad de ser victimizados.
Fuente: Elaboración propia a partir de García-Zavala, G. & Nava-Zazueta, M. (2020). Encuesta “El miedo al crimen en el Paseo del Ángel durante la noche”.
En este contexto, la interrogante reiterada es qué hacen los jóvenes ante la disyuntiva del ocio nocturno en una ciudad violenta, con escenarios que indican la posibilidad de ser victimizados, en la mejor circunstancia perdiendo sus pertenencias, en el peor escenario, poniendo en riesgo su integridad física.
b) Consecuencias: comportamientos de evasión o protección en el ocio nocturno
El entretenimiento nocturno tiene al menos 2 aristas, diversión y peligro, y sus participantes los asumen de diferentes formas. En el caso de los estudiantes de la FEIyPP las consecuencias del temor a ser víctimas del crimen se evidencian en cambios de comportamientos e implementación de estrategias que les permitan experimentar la noche sintiéndose seguros. La Tabla VII indica los ítems de los comportamientos implementados por los universitarios como consecuencia de dicho temor, éstos transitan entre la evasión y la protección, como sugiere la propuesta de Doran y Burgess (2012); los ítems C-1 y C-2 refieren específicamente a hábitos de evasión, es decir, eliminar o disminuir su asistencia al paseo del Ángel; los ítems C-3, C-4, C-5 y C-6 enfatizan hábitos de protección, esto es, jóvenes que a pesar de sentir temor participan en la economía nocturna del paseo, pero mitigan su temor con estrategias que les permiten sentirse protegidos.
C-1 | Por temor a ser víctima de algún delito he dejado de visitar por completo el Paseo del Ángel durante la noche |
C-2 | He reducido mis visitas al Paseo del Ángel durante la noche por temor a ser víctima de un delito en este espacio |
C-3 | Si visitara el Paseo del Ángel por la noche procuraría evitar las calles a su alrededor por temor a ser víctima de un asalto en ellas |
C-4 | En caso de visitar el Paseo del Ángel durante la noche considero innecesario llevar objetos de defensa personal para protegerme de posibles asaltantes |
C-5 | Personalmente evitaría visitar solo el Paseo del Ángel durante la noche porque me preocupa ser un blanco más fácil para los delincuentes si no voy acompañado |
C-6 | En caso de visitar el Paseo del Ángel durante la noche consumiría tranquilamente fuera de los locales al no sentir temor en el espacio público del mismo |
Fuente: Elaboración propia a partir de García-Zavala, G. & Nava-Zazueta, M. (2020). Encuesta “El miedo al crimen en el Paseo del Ángel durante la noche”.
En términos globales, se encontró que en promedio ponderado 50.2% de la muestra adopta hábitos de protección al asistir al Paseo del Ángel durante la noche, lo cual les permite mitigar la sensación de miedo (ver Gráfico 3); estos hábitos refieren a evitar las calles alrededor del corredor comercial (C3), llevar consigo objetos de defensa personal (C4), sólo asistir en compañía (C5), y no consumir fuera de los establecimientos del Paseo (C6). Aparentemente la ponderación es igual para los comportamientos de protección y evasión; sin embargo, respecto a este último, sólo 9.7% declaró haber dejado de asistir al Paseo en horario nocturno (C1), y 23.2% redujo sus visitas; entendiéndose que existen resistencia en los jóvenes a dejar de vivir el ocio nocturno, teniéndose que la principal consecuencia evidenciada es la adopción de hábitos que brinden la sensación de seguridad cuando se encuentran consumiendo o socializando en este lugar, es decir, una recuperación del control en su vivencia nocturna.
En concreto, la estrategia más socorrida que brinda sensación de seguridad en el disfrute del ocio nocturno del Paseo del Ángel es evitar calles aledañas a la zona y que pueden representar peligro, 68.6% de la muestra utilizan dicha estrategia, lo que también permite razonar que su arribo a la zona es el auto particular, o transporte público privado. Aunado a ello, este dato también compagina con lo encontrado previamente, ya que 59.10% de la muestra siente temor de ser víctima de asaltos o acoso sexual en las calles aledañas al Paseo (ver Tabla VI y Gráfico 3).
Fuente: Elaboración propia a partir de García-Zavala, G. & Nava-Zazueta, M. (2020). Encuesta “El miedo al crimen en el Paseo del Ángel durante la noche”. * C1 y C2, comportamientos de evasión. * C3, C4, C5, C6, comportamientos de protección
La segunda opción de estrategia más utilizada para continuar disfrutando en el entretenimiento nocturno del Paseo del Ángel es asistir únicamente en compañía de otras personas (C5), 64.8% de la muestra así lo expresó considerando que son blancos más fáciles de delincuentes si van solos. A su vez, 44% de los estudiantes declaró utilizar objetos de defensa personal (C4) pero, al desglosarlos por género, encontramos que son las féminas quienes utilizan mayormente estos objetos (sin ahondar en el tipo de estos). El Gráfico 4 evidencia que las mujeres registran los indicadores más altos respecto a los comportamientos de evasión o protección, indistintamente de cuál sea, compaginándose con los datos del Gráfico 2 que muestra que son las féminas quienes se sienten más vulnerables en el entretenimiento nocturno que se desarrolla en el Paseo del Ángel.
Fuente: Elaboración propia a partir de García-Zavala, G. & Nava-Zazueta, M. (2020). Encuesta “El miedo al crimen en el Paseo del Ángel durante la noche”.
Tenemos entonces que, las principales consecuencias derivadas del miedo a ser víctima de un crimen mientras se participa en el ocio de la economía nocturna del Paseo del Ángel refiere a una negación a dejar de experimentar la vida nocturna, de ahí que para continuar participando en la economía de la noche decidan, preponderantemente, adoptar hábitos de protección para suprimir o minimizar la sensación de vulnerabilidad, inclusive, es factible etiquetarlo como una resistencia de los jóvenes ante la disyuntiva de renunciar al ocio nocturno o hacer frente a la sensación de temor asumiendo posturas que eliminen la situación de fragilidad. En el caso de las mujeres, quienes en los indicadores de miedo al delito suscriben las ponderaciones más altas (Gráfico 2), ellas han decidido seguir viviendo la noche urbana, acogiendo estrategias que limiten su vulnerabilidad ante otros, ya que no sólo evitan las áreas de peligro (C3), sino que han aprendido a defenderse y utilizar objetos de defensa personal (C4). Otras estrategias que permiten que los jóvenes se sientan más seguros es el hábito de consumir dentro de los locales (23.2%), ya que consideran que las mesas en la vía pública los posiciona en riesgo o blanco fácil.
La información previa permite consideraciones significativas respecto al temor al crimen por parte de los universitarios y su manifestación en su vivencia de la economía nocturna. Primero, el temor personal a ser víctima de un crimen sí provoca que los estudiantes adquieran/modifiquen hábitos en relación con este corredor en horario nocturno; segundo, la mayoría (50.2%) de ellos se niega a prescindir del ocio nocturno y se decanta por estrategias de protección que les permitan sentirse más seguros al participar del entretenimiento nocturno que se produce en el Paseo.
La Tabla VIII de correlación Tau-b de Kendall engarza el miedo al crimen con la adopción de comportamientos para verificar antes señalado. Los coeficientes de correlación indican la causalidad entre los ítems de ambas dimensiones. En términos generales, la correlación confirma que los jóvenes se resisten a dejar de lado la vida nocturna y mayormente adoptan comportamientos de protección, siendo que los rubros C3, C4, C5 y C6, registran los indicadores más altos de la tabla, aunque en términos generales la correlación es baja, pero existe. El cruce M7/C3 registra la correlación más alta, si bien ésta es moderada según los parámetros Tau-b de kendall, confirma que los jóvenes que sienten más temor a ser víctimas en las calles aledañas al paseo (M7:59.10%) evítan transitar por estas calles (C3:68.6%), sin embargo no renuncian al ocio nocturno de la zona, es decir, adoptan hábitos de protección. Por su parte, el cruce M7/C5 es el segundo indicador más alto, mostrando una correlación causal entre el temor a ser asaltado y la estrategia de asistir acompañado al Paseo del Ángel durante el ocio nocturno.
Correlación Tau B de Kendall | C-1 | C-2 | C-3 | C-4 | C-5 | C-6 |
---|---|---|---|---|---|---|
M-1 | 0.079 | 0.100 | 0.182 | 0.253 | 0.205 | 0.295 |
M-2 | 0.162 | 0.075 | 0.349 | 0.168 | 0.232 | 0.246 |
M-3 | 0.140 | 0.149 | 0.019 | 0.238 | 0.274 | 0.330 |
M-4 | 0.058 | 0.111 | 0.206 | 0.199 | 0.205 | 0.355 |
M-5 | 0.209 | 0.086 | 0.339 | 0.242 | 0.316 | 0.330 |
M-6 | 0.100 | 0.137 | 0.262 | 0.218 | 0.266 | 0.271 |
M-7 | 0.185 | 0.129 | 0.400 | 0.208 | 0.358 | 0.242 |
M-8 | -0.060 | 0.016 | 0.311 | 0.184 | 0.240 | 0.129 |
M-9 | 0.209 | 0.098 | 0.320 | 0.117 | 0.395 | 0.175 |
Fuente: Elaboración propia a partir de García-Zavala, G. & Nava-Zazueta, M. (2020). Encuesta “El miedo al crimen en el Paseo del Ángel durante la noche”.
*En amarillo se indican las correlaciones bajas o muy bajas; en blanco las casi nulas y en azul correlación moderada, véase apartado metodológico.
A su vez, el cruce de C3-M3 indica la correlación más baja positiva en toda la tabla, casi nula en un rubro en el que el resto de los indicadores muestra correlación baja y moderada, esto se debe que M3 indica a quienes consideran las calles aledañas al paseo como seguras y por ello no las evitan durante la noche, el indicador es mínimo ya que C3 refiere a la estrategia de evitar el tránsito nocturno por dichas calles. De manera análoga se revela el único dato negativo de la correlación, M8/C1, indicándose que al no sentir temor/considerar las calles aledañas al paseo entornos que posibiliten el acoso sexual, no provocan hábitos de evasión, de ahí que, al no sentir temor, no limitan su tránsito por la zona.
Por su parte, los indicadores de habitos de evasión C1 y C2, al cruzarse con los principales indicadores de temor personal de ser víctimas de un delito en la zona o sus alrededores en horario nocturno (M5, M6, M7 y M9), encontramos correlaciones muy bajas indicando que, si bien existe temor entre los estudiantes, es mínima la consecuencia que tiene en incentivar/generar comportamientos de abstinencia o reducción en la asistencia a la economía nocturna del Paseo del Ángel. Es decir, se denota que aun cuando los jóvenes universitarios sienten temor de ser victimizados, es mínima la correlación hacia hábitos de evasión, afirmándose la resistencia o negación a dejar de participar en la economía de la noche, y adoptando como estrategia diversos comportamientos que brindan a los jóvenes la sensación de seguridad. De esta manera tenemos que, considerando los datos de las Gráficas 3 y 4 y la Tabla VIII de correlación, la información muestra que, a pesar de existir temor, los hábitos de protección (C3, C4, C5, C6), registran las ponderaciones más altas y las mayores correlaciones positivas, evidenciándose que, a pesar de sentir temor, los jóvenes adoptan comportamientos que disminuyan su posible vulnerabilidad y continúan viviendo el ocio nocturno en el Paseo del Ángel.
Conclusiones
Culiacán es una urbe insegura y se evidencia, además de los datos duros, en el temor al crimen que sienten los universitarios; el objetivo planteado fue analizar las consecuencias que la socialización de información respecto al delito y el miedo al crimen, producen en la participación de los universitarios en la economía nocturna del Paseo del Ángel, encontrándose que sí existe en los jóvenes el temor real a ser víctima de la delincuencia en las actividades de la economía nocturna, ya sea mientras se llega a la zona de entretenimiento, o bien durante el propio esparcimiento nocturno; empero, este temor no se manifiesta en un retraimiento general a dejar de lado el ocio nocturno. En contraparte, los hallazgos indican una negación/resistencia a renunciar a vivir la noche urbana, la alternativa de los jóvenes es adoptar estrategias de protección que les permitan ser consumidores nocturnos en un entorno donde manejen hábitos para sentirse seguros o disminuir el riesgo de la criminalidad.
El miedo al crimen en los universitarios es una realidad construida con base en experiencias previas personales y/o cercanas, a través de la información directa o indirecta respecto a la criminalidad, la información que fluye en redes sociales y en el propio contexto de la ciudad, convergiendo con la tesis de Berger y Luckman (1991) en la afirmación de que la realidad no se construye en abstracto dentro del individuo, sino en su contexto social. Sin embargo, así como el temor a ser víctima de la delincuencia es real, también lo es la manera de enfrentar esas sensaciones. Los hallazgos indican que existe en los jóvenes una marcada resistencia a renunciar al entretenimiento nocturno enfatizándose que para aminorar su vulnerabilidad ante la delincuencia implementan, predominantemente, hábitos de protección, de ahí que, a pesar de la criminalidad en la ciudad, constituyan parte fundamental del mercado de la economía nocturna en el Paseo del Ángel. Empero, aun entre los que deciden adoptar comportamientos de protección existen contrastes significativos, sobre todo al desglosarse por género, siendo las mujeres quienes ostentan los mayores indicadores de miedo en las diversas circunstancias.
Un hallazgo relevante es que las féminas sienten temor, pero, a pesar de él y de la violencia de género8 que permea en el país y la urbe, se resisten a dejar de lado este tipo de entretenimiento y adoptan estrategias como utilizar objetos de defensa personal para contrarrestar su vulnerabilidad ante la delincuencia, es decir, predominantemente no se retraen del ocio nocturno, sino que adoptan hábitos que les den mayor seguridad o control de la situación. En este sentido, los hallazgos convergen con Li (2018), respecto a que las féminas sienten mayor temor a ser victimizadas, aun si objetivamente están en la misma situación que un varón, sin embargo, en este caso en concreto, la respuesta es una resistencia
En ese mismo tenor, la resistencia a dejar de vivir la diversión nocturna se manifiesta en la adopción de estrategias de protección que permitan disfrutar este tipo de entretenimiento. A su vez, en términos particulares es notorio que las mujeres son quienes adoptan la mayor proporción de estrategias de protección, e inclusive en algunos casos adoptan prácticas de evasión, (Gráfico 2), es decir, se limitan o incluso dejan de asistir al Paseo del Ángel durante la noche evidenciándose que, en términos de género, la brecha respecto a sentirse seguras, es amplia, pues la propia geografía de la violencia, las lleva a protegerse más que sus contrapartes varones, o incluso autoexcluirse del entrenamiento nocturno.
En un mundo crecientemente urbano y en un país con altos indicadores de criminalidad, adquiere especial relevancia la compresión de realidades como la aquí analizada, se patentiza qué, a pesar del temor a ser víctima personal de crimen y vivir en una urbe insegura, como muchas ciudades mexicanas, los jóvenes adoptan conductas para continuar experimentando el entretenimiento nocturno, adquiriendo crucial relevancia los hallazgos de los comportamientos implementados por las mujeres, no sólo porque les permite disminuir su vulnerabilidad, sino porque constituyen un mercado para este tipo de economía nocturna. Además, es notoria su resistencia y revendía a renunciar al ocio a pesar de la violencia de género que impera, lo que las posiciona en un contexto de permanente pugna social para seguir ganando espacios en un mundo altamente masculinizado.