Introducción
Desde hace varios años la calidad de los servicios gubernamentales ha sido cuestionada. El hecho de que estos servicios, de manera general, no alcanzaran a cubrir las expectativas de la sociedad originó, entre otros factores, la crisis de legitimidad de la administración pública en Occidente. Como respuesta a ese escenario surgió el modelo administrativo identificado como nueva gerencia pública, impulsado por la OCDE, uno de cuyos ejes es la gestión de calidad en el ámbito estatal, cuya pretensión medular era centrar la administración en los ciudadanos (Ruiz, 2012).
En el caso de los servicios de salud en México, investigaciones como la de Pedraza et al. (2014) reflejan además de un interés creciente por la evaluación de su calidad, áreas de oportunidad para su mejora, lo que incluye, independientemente de las certificaciones, el desarrollo de estudios centrados en la opinión de sus usuarios. Lo anterior impulsó la realización de este trabajo, el cual se considera procedente ya que de él pueden emanar insumos útiles en materia de hechura de política pública dada la coyuntura sanitaria que actualmente experimentamos, además de que en el caso específico de Oaxaca no se dispone de muchos referentes en la materia.
Por lo tanto, el objetivo de esta investigación aplicada es obtener y analizar, mediante el modelo SERVPERF modificado, la valoración de los clientes de los servicios gubernamentales de salud ofertados en Ciudad Ixtepec, uno de los municipios más importantes de la porción oaxaqueña del Istmo de Tehuantepec.
Para ello, el artículo se divide en cuatro apartados. En el primero se analiza la calidad en los servicios, haciendo referencia a los modelos SERVQUAL) y SERVPERF y su repercusión en el sector estatal. A continuación, el marco geográfico e institucional donde se desarrolló es presentado de manera sucinta. La tercera sección explica la metodología empleada, mientras que en la cuarta se exponen los resultados sobre la consistencia interna y validez del instrumento aplicado, además de las percepciones de la calidad por institución y por ocupación, edad y nivel de estudios de la población de acuerdo a las dimensiones propuestas por el modelo utilizado. Finalmente se plantean las conclusiones.
La calidad en los servicios
Concepto
Como bien se ha señalado y a pesar de que se emplea de manera cotidiana, no es una tarea sencilla precisar el concepto de calidad (Parasuraman et al., 1985; Alén, 2006; Colmenares y Saavedra, 2007). Para el American National Standars Institute (ANSI) y la American Society for Quality (ASQ), citados por Evans y Lindsay (2005, p. 16), la calidad representa “la totalidad de los rasgos y características de un producto o servicio en que se sustenta su capacidad para satisfacer determinadas necesidades”. De acuerdo a lo anterior, independientemente de su complejidad conceptual, la calidad representa una serie de atributos que los consumidores o clientes de un producto o servicio van a evaluar como positivos o no, con base en la capacidad de satisfacer sus requerimientos y expectativas. Además de ello y tal como lo plantean Yu y Hyun (2019), los bienes y los servicios son diferentes. Zeithaml et al. (1993) añaden que la evaluación de la calidad de los servicios suele ser más compleja que la correspondiente a los productos en virtud de tres rasgos particulares: 1. Son intangibles (representan experiencias, no objetos) 2. Son heterogéneos (la prestación varía de una organización a otra, de un consumidor a otro y de un día a otro). 3. Por lo general, su producción y consumo son inseparables (la calidad de los servicios se materializa durante su entrega, no es controlada en una planta manufacturera, como en el caso de los productos).1 Estos rasgos hacen más compleja la definición de especificaciones para la elaboración y, por ende, para la estandarización de la calidad de los servicios.
Por otra parte, los clientes califican la calidad de un servicio considerando no únicamente el resultado final, sino que también valoran el proceso de recepción del servicio (Zeithaml et al., 1993).2 Asimismo, se debe subrayar que los únicos criterios válidos en la evaluación de la calidad de un servicio son los que establecen sus usuarios. En tal sentido y siguiendo a Cabello y Chirinos (2012), el aspecto central en la definición y valoración de la calidad de los servicios, particularmente en el área de salud, lo representa la satisfacción de los usuarios externos. Así, la percepción de la calidad del servicio se determina a partir de la forma en que la organización oferente ejecuta la prestación, la cual se contrasta con las expectativas que el consumidor tenía antes de recibir el servicio (Grönroos, 1984). De manera coincidente, los resultados de una investigación en diversos sectores de servicios permitieron a Zeithaml et al. (1993, p. 21) indicar que la calidad del servicio puede ser definida como “la amplitud de la discrepancia que exista entre las expectativas o deseos de los clientes y sus percepciones”.
El modelo Service Quality (SERVQUAL)
En este modelo la medición de la calidad se determina por la diferencia (gap) existente entre las percepciones (valoración) y las expectativas (lo que se espera) manifestadas por los usuarios de los servicios. Parasuraman et al. (1985, 1988) desarrollaron el modelo SERVQUAL después de plantearse las siguientes interrogantes: ¿de qué forma valora el cliente la calidad del servicio?, ¿ejecuta una evaluación global o primero califica las diferentes etapas del servicio?, en su caso, ¿cuáles son las etapas que emplea para evaluar el servicio? Para ellos, algunas de las variables clave que definen las expectativas de los consumidores son la comunicación boca-oído, las necesidades personales, las experiencias previas y las comunicaciones externas de la organización prestadora.3 Asimismo, identificaron diez dimensiones que representan los criterios de evaluación de la calidad de los servicios de parte de los clientes: elementos tangibles, fiabilidad, capacidad de respuesta, profesionalidad, cortesía, credibilidad, seguridad, accesibilidad, comunicación y comprensión del cliente, los cuales constituyen la base del SERVQUAL. Dado que observaron una fuerte correlación estadística entre varias dimensiones, integraron algunas en otras, depurando el modelo, como se observa en la Figura 1, en cinco criterios: 1. Elementos tangibles, 2. Fiabilidad, 3. Capacidad de respuesta, 4. Seguridad (integrado por profesionalidad, cortesía, credibilidad y seguridad) y 5. Empatía (conformado por accesibilidad, comunicación y comprensión del cliente).4
Colmenares y Saavedra (2007) afirman que el SERVQUAL es una referencia obligada en el estudio de la calidad de los servicios. Siguiendo su metodología se han realizado diversas investigaciones en el mundo y en Iberoamérica en diversos ámbitos, entre los que aparecen los comedores universitarios (Cevallos, 2015); el servicio postal (Roslan et al., 2015); el transporte público (Valenzo et al., 2019); y los centros de acondicionamiento físico (Peitzika et al., 2020). Respecto a la salud pública figuran, entre otros, los trabajos de Cabello y Chirinos (2012), Pedraza et al. (2014), Zapata (2014), Pedraza et al. (2015), Henao et al. (2018), y Teshnizi et al. (2018).
El modelo Service Performance (SERVPERF)
El modelo SERVPERF fue creado por Cronin y Taylor (1992, 1994), quienes plantean que si bien las dimensiones de calidad propuestas por Parasuraman et al. (1985, 1988) son adecuadas, el paradigma y la metodología del SERVQUAL no son los mejores para evaluar la calidad de los servicios. Ellos proponen que ésta se puede medir a partir únicamente del análisis de las percepciones del cliente receptor del servicio respecto al desempeño de la organización prestadora, y ya no a partir de las diferencias entre expectativas y desempeño. De acuerdo con estos investigadores, el modelo SERVPERF es un método más funcional, ya que, con base en el mismo instrumento empleado en el SERVQUAL, reduce 50% el número de ítems que deben ser medidos porque no se requiere el estudio de las expectativas (Cronin y Taylor, 1992).
Asimismo, autores como Cabello y Chirinos (2012) y Le y Fitzgerald (2014) han formulado críticas con relación a la metodología y a la complejidad en torno a la identificación de las expectativas del cliente y la interpretación de resultados del modelo SERVQUAL. En tal sentido, Salomi et al. (2005) e Ibarra y Casas (2015) reconocen la ventaja del SERVPERF en cuanto a su manejo, ya que al no tener los clientes que reflexionar respecto a sus expectativas, lo convierte en un instrumento más ágil respecto al tiempo requerido para la aplicación del cuestionario y en cuanto a la menor dificultad en la tarea de análisis e interpretación, al basarse únicamente en las percepciones.
Independientemente de la metodología de cada modelo y de los planteamientos de sus creadores, se debe precisar que tanto el SERVPERF como el SERVQUAL son instrumentos confiables y válidos para estimar la calidad de los servicios, lo cual ha quedado constatado en trabajos como los de Jain y Gupta (2004), Salomi et al. (2005), García y Díaz (2008), y Bayraktaroglu y Atrek (2010). Al igual que con el SERVQUAL, numerosas investigaciones se han ejecutado con base en el modelo SERVPERF en actividades como la hotelería (Ho et al., 2014); la banca (Torres y Luna, 2017); y la industria aeronáutica (Yu y Hyun, 2019). De manera adicional, estudios como los de Le y Fitzgerald (2014); Basantes et al. (2016); Ampah y Ali (2019); Castellano et al. (2019); Pedraja et al. (2019); y Subiyakto et al. (2020), demuestran que el SERVPERF es adecuado para medir la calidad de los servicios sanitarios ofrecidos por instituciones públicas. Lo anterior, además de su funcionalidad, motivaron la utilización de este modelo en el presente estudio.
La calidad en los servicios gubernamentales
Como se señaló anteriormente, el cuestionamiento al que se vio sometida la administración pública a nivel internacional en cuento a la eficacia y eficiencia de sus operaciones, promovió la aparición de una nueva configuración en su accionar, denominada como nueva gerencia pública. A partir de la identificación de las necesidades y expectativas del ciudadano como el eje de la acción pública (Vargas y Rodríguez, 2011), la gestión de calidad aplicada a los servicios que presta el gobierno constituyó uno de los ejes estratégicos de su nuevo paradigma administrativo. En tal sentido, Torres, Vásquez y Luna (2011) añaden que la necesidad de ofertar servicios que satisfagan normas nacionales e internacionales, junto a las exigencias de la ciudadanía, exigen la incorporación de mecanismos para su continua evaluación que posibilite mejorar su calidad.5
A pesar de que investigadores como Vargas y Rodríguez (2011) han encontrado resistencias organizacionales al cambio que supone la adopción de sistemas de calidad en el gobierno, otros científicos, como Sáenz y Serrano (2012), indican que éstos hacen las veces de modelos de administración del cambio en las organizaciones. En este contexto, Ruiz (2012) añade que el enfoque de calidad posibilitó la trasformación cultural en el ámbito público: la transición de la administración a la gestión. De manera simultánea, se volvió necesaria por su capacidad para dotar de herramientas a organizaciones gubernamentales que requerían relegitimarse por medio de la prestación de servicios de mayor nivel. No obstante que se presentan asimetrías, el avance de la gestión de calidad en Latinoamérica es muy relevante, lo cual se constata con la revisión de las muchas experiencias exitosas en la materia (Torres et al., 2011) y por el hecho de que se hace referencia a ella en diversos ordenamientos jurídicos de los gobiernos de la región (Ruiz, 2012).
Un hito en este tema lo representa la publicación de la Carta Iberoamericana de Calidad en la Gestión Pública (Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo, CLAD, 2008) aprobada en el marco de la X Conferencia Iberoamericana de Ministros de Administración Pública y Reforma del Estado. De ella destacan los siguientes elementos inherentes a una gerencia pública de calidad: principios inspiradores, derechos y deberes de los ciudadanos, así como las acciones e instrumentos específicos para diseñar políticas y estrategias. Coincidiendo con Vargas y Rodríguez (2011) en que la gestión de calidad debe ser concebida como un mecanismo al servicio de la ciudadanía y no como un fin en sí mismo que permita acceder a certificaciones y reconocimientos, la carta plantea que la calidad en la gestión pública constituye una cultura transformadora que impulsa a la Administración Pública a su mejora permanente para satisfacer cabalmente las necesidades y expectativas de la ciudadanía con justicia, equidad, objetividad y eficiencia en el uso de los recursos públicos. ... La calidad en la gestión pública tiene sentido si su fin último es alcanzar una sociedad del bienestar, con justicia y equidad, garantizando el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, la cohesión social y la garantía del cumplimiento efectivo e integral de los derechos humanos. En especial, asegurando a todas las personas, el acceso oportuno y universal al disfrute de información, prestaciones y servicios públicos de calidad (CLAD, 2008, pp. 6-7).
Los vasos comunicantes entre el documento recién citado y el modelo SERVPERF son obvios si se considera que la evaluación permanente y mejora continua, centrada en el ciudadano, además de la realización de encuestas de opinión para detectar el nivel de satisfacción de la población respecto a los servicios, constituyen principios fundamentales para impulsar una gestión pública de calidad (CLAD, 2008). Instrumentos como el SERVPERF pueden ser muy útiles en este propósito.
Marco geográfico e institucional de la investigación
Ciudad Ixtepec, municipio ubicado en el sureste del estado de Oaxaca, se distingue por ser esencial en la nueva intentona para la reactivación económica del Istmo de Tehuantepec. En materia de sanidad, este municipio dispone de seis unidades médicas: una correspondiente al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), otra perteneciente al Instituto de Seguridad Social al Servicio de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y 4 operadas por los Servicios de Salud del Estado de Oaxaca (SSO). De las unidades médicas, una de ellas es de hospitalización general, perteneciente a los SSO; las cinco restantes ofrecen el servicio de consulta externa. Los registros señalan que en esta localidad el 55.1% de la población es derechohabiente de alguna institución de seguridad social. Asimismo, la cantidad de usuarios de los servicios públicos de salud se estima en 19,721 personas, ofreciéndose el 54% de la atención en las unidades de los SSO, 28% en el IMSS y 18% en el ISSSTE (Gobierno Municipal de Ciudad Ixtepec, 2014). Para este estudio se consideraron las cuatro unidades más importantes, las cuales además brindan servicio a pacientes provenientes de municipios urbanos vecinos y de múltiples comunidades rurales de la región (Tabla 1)
Unidad médica | Nivel de atención6 |
Descripción de sus servicios |
---|---|---|
IMSS. Unidad
de Medicina Familiar no. 23 |
Primero | Medicina general y medicina familiar. |
ISSSTE. Clínica Familiar | Primero | Medicina general. |
Centro de
Salud José Sánchez Gutiérrez (SSO) |
Primero | Medicina
general, odontología, psicología y un módulo de atención a la violencia familiar y sexual. |
Hospital
General de Ciudad Ixtepec (SSO) |
Segundo | Gineco-obstetricia, traumatología, pediatría,
odontología, cirugía general, etc. Cuenta con 30 camas y laboratorio clínico. |
Fuente: Elaboración propia con base en trabajo de campo
Metodología empleada
Para alcanzar el objetivo de este trabajo se empleó un cuestionario SERVPERF
modificado. Se utilizó un instrumento modificado porque los usuarios de los
servicios de salud de Ciudad Ixtepec consideran que se les hace perder su tiempo al
plantearles las 22 interrogantes del modelo SERVPERF. Este hecho se registró en el
estudio piloto. Es de notar que, con base en las p variables observables, la
corroboración de las k=5 dimensiones del SERVPERF mediante AFC depende de las p(p −
1)/2 correlaciones diferentes y las pk cargas factoriales. En este sentido, el
número máximo de factores a corroborar asumiendo la disposición de p ítems debe ser
menor que
Los resultados de la encuesta piloto fueron analizados mediante análisis factorial exploratorio (AFE), es decir, sin especificar el patrón de relaciones entre indicadores y variables latentes; además, se fijó el número de factores de tal manera que de forma conjunta explicaran al menos 70% de la varianza total de los indicadores, y al menos 10% de forma marginal. Las cargas factoriales se estimaron con el método del factor principal, con rotación varimax para facilitar la identificación de la relación entre indicador y dimensión.
Los ítems seleccionados fueron los que presentaron una comunalidad de al menos 0.5, es decir, aquellos cuya variabilidad explicada por los factores extraídos fue de al menos 50%. Posteriormente, los ítems fueron ubicados en el criterio en el que claramente registraron la mayor carga factorial. El ítem con una comunalidad menor que 0.5 o que su carga factorial no mostró una relación notoria con algún factor fue eliminado de la propuesta. El instrumento final se muestra en la Tabla 2.
Dimensión | Ítem |
---|---|
Fiabilidad | F1. El servicio fue
realizado correctamente F2. El personal hace su trabajo de manera cuidadosa F3. El personal muestra interés en solucionar sus problemas |
Capacidad de respuesta | CR1. El tiempo de
espera para recibir el servicio fue breve CR2. El tiempo de duración del trámite o servicio fue adecuado CR3. Los horarios de atención son adecuados y se respetan |
Seguridad | S1. Recibió
información precisa para el servicio S2. El trato del personal fue amable y cortés S3. El personal es profesional y capacitado S4 El lenguaje de la persona que le atendió fue claro |
Empatía | E1. Usted puede
confiar en el personal de esta unidad de
salud E2 Considera que esta unidad de salud conoce sus necesidades |
Elementos tangibles | ET1. El personal
estaba bien vestido y aseado ET2. Las instalaciones son agradables y limpias ET3. Las instalaciones son adecuadas para este tipo de servicio |
Preguntas generales | ¿Cuál es su valoración general
de la atención recibida? ¿El servicio recibido cumplió sus expectativas? |
Fuente: Elaboración propia
Para valorar los servicios de salud se utilizó la escala numérica de 0 a 10. Esta escala es familiar para la población mexicana, pues ésta la relaciona con el rendimiento escolar, donde una valoración menor que seis indica la no aprobación del servicio y, en contraste, su aprobación si es mayor que seis. Además, una valoración con 10 le concierne la excelencia en el servicio. Cabe notar que además de su fácil interpretación, esta escala, al considerarse continua, permite la aplicación de técnicas estadísticas paramétricas en el análisis de los resultados, lo cual proporciona una mayor capacidad analítica que una medida en escala ordinal.
El tamaño de muestra se determinó con base en el muestreo aleatorio simple en poblaciones infinitas, y asumiendo que se estimarían promedios poblacionales por intervalos con 95% de confiabilidad. Para estimar la cantidad mínima de encuestas a realizar, se consideró un error máximo permisible de más/menos 0.3 puntos decimales alrededor de la calificación promedio del ítem que presentó la mayor varianza en la encuesta piloto (El trato del personal fue amable y cortés, con varianza muestral s2=7.997). De esta forma se aseguró la precisión fijada en las estimaciones de los promedios poblacionales de los ítems que registraron menor varianza. La fórmula para calcular el tamaño de muestra es la siguiente (Mendenhall, 1994, p. 344):
Como se desconoce la varianza poblacional σ2, Mendenhall (1994, p. 344)
sugiere reemplazarla por la varianza muestral (s2 = 7.997). Con estos
valores se calculó la cantidad mínima de encuestas a levantar en cada unidad de
salud, la cual fue de
Para evaluar la confiabilidad del instrumento empleado se utilizó el alfa de Cronbach (Cronbach, 1951), el cual se determina con la ecuación:
Donde
Por otro lado, la validación del instrumento se realizó mediante AFC. La hipótesis a corroborar es la siguiente: La percepción de los servicios de salud se comporta de acuerdo al modelo SERVPERF modificado, el cual se muestra en la Figura 2. El modelo se estimó mediante máxima verosimilitud empleando la matriz de correlaciones de los datos.
Para verificar la bondad del ajuste, además de comparar la matriz de varianzas y covarianzas observada con la estimada a partir del modelo (Figura 2), se calculó el error cuadrático medio de aproximación por grados de libertad (RMSEA). El RMSEA analiza las diferencias entre la matriz de covarianzas observada con la estimada considerando los grados de libertad. Si el RMSEA es menor que 0.05, el modelo tiene buen ajuste; si oscila entre 0.05 y 0.08, el ajuste es razonable; si se ubica entre 0.08 y 0.10, el ajuste es mediocre: y si es mayor que 0.10, el modelo presenta desajuste (Holgado et al., 2019, p. 142).
Finalmente, para tener un mejor entendimiento de la variabilidad de la percepción de los servicios de salud, se empleó el procedimiento de Mann-Whitney para contrastar las distribuciones de los indicadores por sexo, y la prueba de Krustal-Wallis para comparar las distribuciones de los indicadores entre instituciones de salud, categorías de ocupación, escolaridad y grupos de edad.
Resultados
Características generales de la muestra
En total se aplicaron 794 encuestas, de las cuales 196 correspondieron a los usuarios del CS, 213 del HG, 326 del IMSS y 59 del ISSSTE. Aunque a priori se fijó realizar al menos 175 cuestionarios por unidad de salud, en el ISSSTE se efectuaron sólo 59 debido a la poca afluencia de derechohabientes; en las demás unidades se cumplió con lo estipulado. Cabe señalar que cuando una persona menor de edad o usuario impedido para solicitar servicios de salud por sí mismo, por incapacidad transitoria o permanente, recibió atención médica, se encuestó a su familiar o tutor.
Respecto a la ocupación de los derechohabientes de los servicios de salud, es de destacar que las amas de casa fueron las que más los solicitaron (40.9%); resultado altamente correlacionado con el hecho de que dos terceras partes de los encuestados fueran mujeres (Tablas 3a y 3d). Estas estadísticas eran de esperarse porque en la población mexicana tres cuartas partes de las personas que proporcionan cuidado al interior de los hogares, incluido los de salud, son mujeres (Instituto Nacional de las Mujeres, 2013). En este contexto, las mujeres no solo acuden a recibir servicios para su salud, sino que también (en general) son las responsables de llevar a sus hijos menores de edad o acompañar a los adultos mayores a sus citas médicas.
a) Atención según ocupación por institución | |||||
---|---|---|---|---|---|
Ocuapción | Institución | Total | |||
C Salud | H General | IMSS | ISSSTE | ||
Ama de casa | 55.6 | 42.3 | 36.2 | 13.6 | 40.9 |
Empleado/a | 22.4 | 30.5 | 30.1 | 32.2 | 28.5 |
Estudiante | 8.7 | 7.0 | 9.8 | 3.4 | 8.3 |
Empresario/a | 1.0 | 0.9 | 1.2 | 1.7 | 1.1 |
No labora | 9.2 | 11.7 | 10.7 | 3.4 | 10.1 |
Jubilado | 2.0 | 2.8 | 9.5 | 25.4 | 7.1 |
Otro | 1.0 | 4.7 | 2.5 | 20.3 | 4.0 |
Fuente: Elaboración propia
b) Atención según grupo de edad por institución | |||||
---|---|---|---|---|---|
Grupo de edad | Institución | Total | |||
C Salud | H General | IMSS | ISSSTE | ||
[15, 20) | 3.6 | 7.0 | 5.8 | 1.7 | 5.3 |
[20, 30) | 14.8 | 16.4 | 15.1 | 5.1 | 14.6 |
[30,40) | 25.0 | 27.2 | 23.9 | 15.3 | 24.4 |
[40, 50) | 27.7 | 19.2 | 13.5 | 23.8 | 16.9 |
[50, 65) | 21.0 | 17.4 | 23.0 | 37.3 | 22.1 |
65 y más | 17.9 | 12.7 | 18.7 | 16.9 | 16.8 |
Fuente: Elaboración propia
c) Atención según escolaridad por institución | |||||
---|---|---|---|---|---|
Escolaridad | Institución | Total | |||
C Salud | H General | IMSS | ISSSTE | ||
Sin estudios | 12.2 | 16.0 | 3.4 | 3.4 | 8.9 |
Primaria | 26.5 | 20.2 | 24.5 | 8.5 | 22.7 |
Secundaria | 27.0 | 26.8 | 24.8 | 15.3 | 25.2 |
Preparatoria | 24.0 | 30.5 | 29.8 | 30.5 | 28.6 |
Universidad | 8.7 | 6.6 | 16.6 | 35.6 | 13.4 |
Posgrado | 1.5 | 0.9 | 6.8 | 1.3 |
Fuente: Elaboración propia
d) Atención según sexo por institución | |||||
---|---|---|---|---|---|
Sexo | Institución | Total | |||
C. Salud | H. General | IMSS | ISSSTE | ||
Hombre | 25.5 | 37.1 | 33.7 | 49.2 | 33.8 |
Mujer | 74.5 | 62.9 | 66.3 | 50.8 | 66.2 |
Fuente: Elaboración propia
Otro aspecto importante para señalar es que uno de cada cuatro usuarios del ISSSTE es pensionado, hecho consistente con la edad de éstos, pues en esta unidad de salud, más de la mitad de los encuestados expresaron tener 50 años o más (Tabla 3b).
En lo que concierne a la escolaridad de los derechohabientes, la mayoría de los que no tienen estudios se atendió en el CS o el HG, de hecho, 66% y 63% de sus encuestados, respectivamente, manifestaron no tener estudios o contar tan solo con los de nivel básico. En contraste, la población con estudios superiores se atendió principalmente en el IMSS o ISSSTE (Tabla 3c).
Confiabilidad del instrumento
El alfa de Cronbach calculado con los 15 ítems del instrumento arrojó un valor de 0.962, lo que indica que el cuestionario es de confiabilidad elevada para recopilar información sobre la calidad de los servicios de salud. Por otro lado, para fiabilidad el coeficiente fue de 0.91, lo cual muestra también una confiabilidad elevada. Para capacidad de respuesta, seguridad, empatía y elementos tangibles los coeficientes fueron 0.88, 0.89, 0.81 y 0.88, respectivamente. Estos resultados indican que en estas dimensiones el instrumento tiene una confiabilidad aceptable (Hernández et al., 2010). La disminución del valor del alfa de Cronbach en cada dimensión, comparado con el global, se debe a una de las propiedades del coeficiente: si aumenta el número de ítems del instrumento, aumenta el valor del índice (Cortina, 1993).
Análisis factorial confirmatorio
La matriz de correlaciones muestrales, además de las desviaciones estándar (DE),
para estimar el modelo factorial de la Figura
3 se muestra en la Tabla 4.
Cabe señalar que los factores latentes requieren de una métrica de medición, la
cual se logra al fijar la carga factorial de una variable observable en cada
factor. Las cargas fijadas con valor de 1.0 fueron
F1 | F2 | F3 | CR1 | CR2 | CR3 | S1 | S2 | S3 | S4 | E1 | E2 | ET1 | ET2 | ET3 | |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
F1 | 1.000 | ||||||||||||||
F2 | 0.810 | 1.000 | |||||||||||||
F3 | 0.783 | 0.759 | 1.000 | ||||||||||||
CR1 | 0.633 | 0.624 | 0.678 | 1.000 | |||||||||||
CR2 | 0.697 | 0.660 | 0.700 | 0.754 | 1.000 | ||||||||||
CR3 | 0.584 | 0.594 | 0.599 | 0.796 | 0.740 | 1.000 | |||||||||
S1 | 0.702 | 0.684 | 0.660 | 0.612 | 0.604 | 0.558 | 1.000 | ||||||||
S2 | 0.683 | 0.691 | 0.649 | 0.562 | 0.636 | 0.536 | 0.716 | 1.000 | |||||||
S3 | 0.673 | 0.680 | 0.620 | 0.519 | 0.605 | 0.545 | 0.637 | 0.734 | 1.000 | ||||||
S4 | 0.606 | 0.659 | 0.574 | 0.538 | 0.546 | 0.593 | 0.636 | 0.647 | 0.647 | 1.000 | |||||
E1 | 0.669 | 0.671 | 0.668 | 0.585 | 0.614 | 0.566 | 0.615 | 0.678 | 0.704 | 0.659 | 1.000 | ||||
E2 | 0.680 | 0.694 | 0.671 | 0.610 | 0.665 | 0.646 | 0.651 | 0.695 | 0.639 | 0.607 | 0.685 | 1.000 | |||
ET1 | 0.638 | 0.643 | 0.581 | 0.490 | 0.504 | 0.530 | 0.697 | 0.664 | 0.664 | 0.686 | 0.570 | 0.593 | 1.000 | ||
ET2 | 0.683 | 0.623 | 0.608 | 0.513 | 0.549 | 0.550 | 0.638 | 0.641 | 0.686 | 0.611 | 0.567 | 0.644 | 0.720 | 1.000 | |
ET3 | 0.667 | 0.691 | 0.642 | 0.539 | 0.582 | 0.586 | 0.693 | 0.660 | 0.657 | 0.656 | 0.696 | 0.664 | 0.673 | 0.743 | 1.000 |
DE | 1.434 | 1.450 | 1.664 | 2.015 | 1.665 | 1.721 | 1.570 | 1.580 | 1.354 | 1.375 | 1.496 | 1.601 | 1.243 | 1.400 | 1.409 |
Fuente. Elaboración propia
Una forma de evaluar la bondad del ajuste del modelo es observar las discrepancias entre la matriz de varianzas y covarianzas observada y la reproducida por el modelo: si existe buen ajuste, entonces la matriz reproducida por el modelo será similar a la calculada con las variables observadas. Como se puede apreciar en la Tabla 5, ambas matrices son parecidas, aunque esta similitud es relativa, por lo que es necesario recurrir a un procedimiento estadístico formal.
a) Matriz observada | |||||||||||||||
F1 | F2 | F3 | CR1 | CR2 | CR3 | S1 | S2 | S3 | S4 | E1 | E2 | ET1 | ET2 | ET3 | |
F1 | 2.056 | ||||||||||||||
F2 | 1.684 | 2.103 | |||||||||||||
F3 | 1.868 | 1.831 | 2.769 | ||||||||||||
CR1 | 1.829 | 1.823 | 2.273 | 4.060 | |||||||||||
CR2 | 1.664 | 1.593 | 1.939 | 2.530 | 2.772 | ||||||||||
CR3 | 1.441 | 1.482 | 1.715 | 2.518 | 2.120 | 2.962 | |||||||||
S1 | 1.580 | 1.557 | 1.724 | 1.936 | 1.579 | 1.508 | 2.465 | ||||||||
S2 | 1.547 | 1.583 | 1.706 | 1.789 | 1.673 | 1.457 | 1.776 | 2.496 | |||||||
S3 | 1.307 | 1.335 | 1.397 | 1.416 | 1.364 | 1.270 | 1.354 | 1.570 | 1.833 | ||||||
S4 | 1.195 | 1.314 | 1.313 | 1.491 | 1.250 | 1.403 | 1.373 | 1.406 | 1.255 | 1.891 | |||||
E1 | 1.435 | 1.456 | 1.663 | 1.763 | 1.529 | 1.457 | 1.444 | 1.603 | 1.426 | 1.356 | 2.238 | ||||
E2 | 1.561 | 1.611 | 1.788 | 1.968 | 1.773 | 1.780 | 1.636 | 1.758 | 1.385 | 1.336 | 1.641 | 2.563 | |||
ET1 | 1.137 | 1.159 | 1.202 | 1.227 | 1.043 | 1.134 | 1.360 | 1.304 | 1.118 | 1.172 | 1.060 | 1.180 | 1.545 | ||
ET2 | 1.281 | 1.265 | 1.416 | 1.447 | 1.280 | 1.325 | 1.402 | 1.418 | 1.300 | 1.176 | 1.376 | 1.443 | 1.253 | 1.960 | |
ET3 | 1.348 | 1.412 | 1.505 | 1.530 | 1.365 | 1.421 | 1.533 | 1.469 | 1.253 | 1.271 | 1.467 | 1.498 | 1.179 | 1.466 | 1.985 |
A) Matriz Estimada | |||||||||||||||
F1 | F2 | F3 | CR1 | CR2 | CR3 | S1 | S2 | S3 | S4 | E1 | E2 | ET1 | ET2 | ET3 | |
F1 | 2.056 | ||||||||||||||
F2 | 1.672 | 20.102 | |||||||||||||
F3 | 1.860 | 1.861 | 2.769 | ||||||||||||
CR1 | 1.871 | 1.873 | 2.084 | 4.060 | |||||||||||
CR2 | 1.621 | 1.623 | 1.805 | 2.556 | 2.772 | ||||||||||
CR3 | 1.559 | 1.560 | 1.736 | 2.457 | 2.129 | 2.962 | |||||||||
S1 | 1.509 | 1.510 | 1.680 | 1.793 | 1.554 | 1.493 | 2.465 | ||||||||
S2 | 1.560 | 1.561 | 1.737 | 1.854 | 1.606 | 1.544 | 1.724 | 2.496 | |||||||
S3 | 1.315 | 1.316 | 1.465 | 1.563 | 1.354 | 1.302 | 1.454 | 1.503 | 1.833 | ||||||
S4 | 1.267 | 1.268 | 1.411 | 1.506 | 1.305 | 1.254 | 1.401 | 1.448 | 1.221 | 1.891 | |||||
E1 | 1.464 | 1.465 | 1.630 | 1.828 | 1.584 | 1.523 | 1.535 | 1.586 | 1.337 | 1.289 | 2.238 | ||||
E2 | 1.583 | 1.584 | 1.763 | 1.977 | 1.713 | 1.647 | 1.659 | 1.715 | 1.446 | 1.393 | 1.641 | 2.563 | |||
ET1 | 1.133 | 1.134 | 1.262 | 1.305 | 1.131 | 1.087 | 1.262 | 1.304 | 1.100 | 1.060 | 1.159 | 1.254 | 1.545 | ||
ET2 | 1.311 | 1.312 | 1.460 | 1.510 | 1.308 | 1.258 | 1.460 | 1.509 | 1.272 | 1.226 | 1.341 | 1.450 | 1.222 | 1.960 | |
ET3 | 1.330 | 1.331 | 1.481 | 1.532 | 1.328 | 1.276 | 1.481 | 1.531 | 1.291 | 1.244 | 1.361 | 1.472 | 1.240 | 1.435 | 1.985 |
Fuente. Elaboración propia
Tomando como referencia el índice de bondad de ajuste RMSEA, los resultados muestran un valor de 0.079, lo que indica que el modelo tiene un ajuste razonable a los datos (Holgado et al., 2019). Otro índice para evaluar el ajuste del modelo es el de ajuste comparativo (CFI). Un modelo con buen ajuste producirá un coeficiente CFI mayor o igual que 0.95. En este trabajo se obtuvo un CFI de 0.988, lo que indica que el modelo ajustado es mejor que uno que asume covarianzas poblacionales nulas entre todos los ítems.
Para probar la significancia de cada parámetro, es decir, que es distinto de cero, se recurrió a la prueba de Wald. Este procedimiento divide el coeficiente estimado en la solución estandarizada entre su error estándar. Con un nivel de significancia de 0.05 se rechaza la hipótesis nula de que el parámetro es igual a cero si la razón, en valor absoluto, es mayor que 1.96. Los resultados respectivos se muestran en la Figura 4a. Cabe señalar que todos los parámetros son estadísticamente significativos, lo que conlleva a concluir que cada parámetro del modelo es importante. De hecho, todas las cargas factoriales muestran valores altos, lo que indica la pertinencia relacional de cada ítem con su constructo teórico.
En el AFC la carga factorial representa la correlación entre el ítem y el factor latente. Además, para que un factor explique al menos 50% de la varianza del ítem, deberá tener una carga factorial mayor que 0.70, condición que cumplen todas las cargas factoriales (Figura 4b). Esta situación permite que en la solución estandarizada el cuadrado de la carga factorial no sólo sea la proporción de la varianza del ítem explicada por el modelo, sino por la variable latente respectiva. En este contexto, el factor Fiabilidad es el que en mayor grado explica la variabilidad de los ítems respectivos, con al menos 74% en cada uno (Tabla 6). También las variables latentes Capacidad de respuesta y Elementos tangibles explican un alto porcentaje de la variabilidad de sus respectivos indicadores. Si bien el ítem El lenguaje de la persona que le atendió fue claro presentó la menor carga factorial, su variable latente, Seguridad, explica 62.2% de su variabilidad.
Ítem | Dimensión | Proporción de varianza explicada |
Proporción de error |
||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
Fiabilidad | Capacidad de Respuesta |
Seguridad | Empatía | Elementos tangibles |
|||
F1 | 0.901 | 0.812 | 0.188 | ||||
F2 | 0.892 | 0.796 | 0.204 | ||||
F3 | 0.865 | 0.748 | 0.252 | ||||
CR1 | 0.852 | 0.727 | 0.274 | ||||
CR2 | 0.894 | 0.799 | 0.201 | ||||
CR3 | 0.831 | 0.691 | 0.309 | ||||
S1 | 0.823 | 0.677 | 0.323 | ||||
S2 | 0.845 | 0.714 | 0.286 | ||||
S3 | 0.831 | 0.691 | 0.309 | ||||
S4 | 0.789 | 0.622 | 0.377 | ||||
E1 | 0.823 | 0.678 | 0.323 | ||||
E2 | 0.832 | 0.692 | 0.308 | ||||
ET1 | 0.827 | 0.684 | 0.316 | ||||
ET2 | 0.849 | 0.721 | 0.279 | ||||
ET3 | 0.856 | 0.733 | 0.267 |
Fuente. Elaboración propia
Por otro lado, es preciso señalar que el tamaño de la muestran permitió corroborar la estabilidad del modelo factorial mostrado en la Figura 3; hecho que, siguiendo la recomendación de Johnson y Wichern (2007), se verificó mediante la división aleatoria de la muestra original en dos submuestras y la estimación del modelo factorial confirmatorio estipulado en la Figura 3 en cada una. Los resultados siempre mostraron estabilidad.
Estado de los indicadores
Anteriormente se presentaron los resultados que muestran la confiabilidad y validez del instrumento propuesto para capturar la percepción de los servicios de salud, específicamente la pertinencia de los indicadores en cada una de las cinco dimensiones. Sin embargo, dado lo maleable de los indicadores, en seguida se presenta un análisis considerando a cada ítem del modelo. Analizando las estimaciones promedio de los ítems es posible destacar cuatro puntos. Primero, la mayoría de los promedios se ubican entre ocho y nueve, lo cual significa que los servicios de salud son valorados con el calificativo “bien”. Cabe apuntar que esta conveniente apreciación de los niveles de calidad por parte de los usuarios se asemeja con la reportada en trabajos similares, como los de Hamui et al. (2013), Zapata (2014), Pedraza et al. (2015), Basantes (2016), Pedraja et al. (2019), y Ampah y Ali (2019).
Segundo, los indicadores que muestran las mayores valoraciones corresponden a Elementos tangibles, específicamente las relacionadas con la presentación del personal de salud, además de lo agradable y limpio de las instalaciones, lo que coincide con los hallazgos de Pedraja et al. (2019) y Monroy y Urcádiz (2019). Tercero, los indicadores correspondientes a la Capacidad de respuesta presentan las valoraciones más bajas, lo que representa una oportunidad clave para mejorar la calidad de los servicios, específicamente en el establecimiento de medidas que permitan respetar los horarios de atención preestablecidos y, principalmente, la disminución del tiempo de espera para recibir el servicio. En este aspecto hay convergencia con Le y Fitzgerald (2014), Pedraza et al. (2015) y Basantes et al. (2016). Finalmente, la valoración general de la atención recibida y el cumplimiento de expectativas no sólo presentó estadísticamente la misma valoración promedio, sino que también guardó una alta correlación positiva (r = 0.88), es decir, si el cumplimiento de expectativas aumenta, también lo hará la valoración general (Figura 5).
Estado de los indicadores por institución de salud
En la Figura 6 se presentaron las estimaciones promedio de cada uno de los ítems, sin embargo, es necesario cuestionarse cómo se comportan según la institución de salud. En esta línea, y con base en la prueba de Krustal-Wallis para comparar k muestras independientes, en cada uno de los ítems se rechaza la hipótesis nula de igualdad de distribuciones por institución de salud (p-valor de 0.000 en cada ítem). El desglose de los promedios de las valoraciones de cada indicador por institución de salud muestra que la mejor percepción se presentó en el IMSS en el factor Elementos tangibles, a la vez que los registros más bajos en las cinco dimensiones se presentaron en el ISSSTE; además de que en el HG la Capacidad de respuesta obtuvo puntuaciones promedio tan bajas como en el ISSSTE (Tabla 7a).
Variable | Fiabilidad | Cap. Respuesta | Seguridad | Empatía | E. Tangibles | VG | CE | |||||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
F1 | F2 | F3 | CR1 | CR2 | CR3 | S1 | S2 | S3 | S4 | E1 | E2 | ET1 | ET2 | ET3 | ||||
Promedio general | 8.6 | 8.6 | 8.4 | 7.7 | 8.1 | 8.2 | 8.5 | 8.7 | 8.8 | 8.7 | 8.5 | 8.3 | 8.9 | 8.8 | 8.6 | 8.5 | 8.6 | |
a) Por institución de salud | ||||||||||||||||||
Unidad salud | Centro de Salud | 8.7 | 8.6 | 8.5 | 7.9 | 8.2 | 8.3 | 8.5 | 8.8 | 8.8 | 8.7 | 8.6 | 8.5 | 9.0 | 8.8 | 8.6 | 8.6 | 8.6 |
Hospital General | 8.4 | 8.4 | 8.1 | 7.1 | 7.7 | 7.7 | 8.2 | 8.5 | 8.7 | 8.6 | 8.2 | 8.0 | 8.8 | 8.5 | 8.4 | 8.2 | 8.3 | |
IMSS | 8.8 | 8.8 | 8.7 | 8.2 | 8.5 | 8.5 | 8.7 | 9.0 | 9.0 | 8.8 | 8.8 | 8.6 | 9.2 | 9.2 | 8.9 | 8.8 | 8.9 | |
ISSSTE | 7.4 | 7.6 | 7.3 | 7.0 | 7.4 | 7.7 | 7.5 | 7.5 | 8.0 | 8.0 | 7.8 | 7.3 | 8.1 | 7.8 | 7.8 | 7.8 | 7.7 | |
b) Por ocupación | ||||||||||||||||||
Ocupación | Ama de casa | 8.8 | 8.7 | 8.5 | 7.9 | 8.2 | 8.3 | 8.6 | 8.8 | 9.0 | 8.8 | 8.6 | 8.5 | 9.1 | 9.0 | 8.8 | 8.8 | 8.8 |
Empleado | 8.3 | 8.2 | 8.1 | 7.5 | 7.9 | 7.8 | 8.3 | 8.5 | 8.5 | 8.4 | 8.3 | 8.1 | 8.7 | 8.5 | 8.3 | 8.2 | 8.3 | |
Estudiante | 8.3 | 8.2 | 7.8 | 6.9 | 7.6 | 7.9 | 7.9 | 8.3 | 8.6 | 8.4 | 7.9 | 7.8 | 8.9 | 8.6 | 8.4 | 8.2 | 8.1 | |
Empresario | 8.6 | 8.3 | 8.4 | 7.7 | 8.3 | 8.7 | 8.0 | 8.2 | 8.7 | 8.4 | 8.1 | 8.1 | 8.3 | 8.1 | 8.3 | 8.6 | 8.4 | |
No labora | 9.2 | 9.2 | 9.2 | 8.5 | 8.9 | 9.0 | 9.2 | 9.3 | 9.4 | 9.3 | 9.2 | 9.0 | 9.4 | 9.3 | 9.2 | 9.2 | 9.1 | |
Jubilado | 8.2 | 8.3 | 8.2 | 7.7 | 7.9 | 8.0 | 8.3 | 8.2 | 8.3 | 8.3 | 8.2 | 7.9 | 8.5 | 8.4 | 8.2 | 7.9 | 8.2 | |
Otro | 8.3 | 8.5 | 8.3 | 7.3 | 7.7 | 8.0 | 8.2 | 8.9 | 9.0 | 8.8 | 8.3 | 7.6 | 9.1 | 8.9 | 8.5 | 8.4 | 8.4 | |
c) Por edad | ||||||||||||||||||
Grupo de edad | [15, 20) | 8.6 | 8.9 | 8.4 | 7.5 | 8.2 | 8.2 | 8.5 | 8.8 | 9.0 | 8.8 | 8.5 | 8.4 | 9.1 | 9.0 | 8.9 | 8.6 | 8.6 |
[20, 30) | 8.3 | 8.2 | 7.8 | 7.0 | 7.4 | 7.8 | 7.9 | 8.4 | 8.7 | 8.4 | 8.1 | 7.8 | 8.8 | 8.6 | 8.2 | 8.3 | 8.2 | |
[30, 40) | 8.4 | 8.4 | 8.2 | 7.4 | 8.0 | 7.9 | 8.4 | 8.6 | 8.7 | 8.6 | 8.3 | 8.2 | 8.9 | 8.8 | 8.5 | 8.4 | 8.5 | |
[40, 50) | 8.3 | 8.3 | 8.1 | 7.4 | 7.9 | 7.8 | 8.2 | 8.4 | 8.6 | 8.4 | 8.2 | 8.1 | 8.8 | 8.4 | 8.4 | 8.3 | 8.3 | |
[50, 60) | 8.6 | 8.5 | 8.3 | 7.8 | 8.1 | 8.4 | 8.4 | 8.6 | 8.8 | 8.7 | 8.5 | 8.3 | 8.9 | 8.7 | 8.6 | 8.4 | 8.4 | |
60 y más | 9.1 | 9.1 | 9.1 | 8.6 | 8.8 | 8.9 | 9.0 | 9.2 | 9.2 | 9.1 | 9.1 | 9.0 | 9.2 | 9.3 | 9.1 | 9.1 | 9.2 | |
d) Por nivel de estudios | ||||||||||||||||||
Escolaridad | Sin estudios | 9.1 | 8.9 | 8.9 | 8.3 | 8.4 | 8.6 | 9.0 | 9.1 | 9.1 | 9.1 | 8.8 | 8.8 | 9.2 | 9.1 | 9.0 | 8.9 | 9.1 |
Básica | 8.8 | 8.8 | 8.7 | 8.0 | 8.4 | 8.4 | 8.7 | 8.9 | 9.1 | 8.8 | 8.8 | 8.6 | 9.1 | 9.0 | 8.8 | 8.8 | 8.8 | |
Media superior | 8.4 | 8.4 | 8.1 | 7.5 | 7.9 | 8.0 | 8.3 | 8.6 | 8.6 | 8.5 | 8.3 | 8.1 | 8.8 | 8.7 | 8.5 | 8.4 | 8.4 | |
Superior | 7.9 | 7.9 | 7.7 | 6.8 | 7.3 | 7.7 | 7.8 | 8.0 | 8.2 | 8.0 | 7.8 | 7.4 | 8.5 | 8.1 | 8.0 | 7.8 | 7.8 |
Fuente. Elaboración propia
Independientemente de las áreas de oportunidad detectadas, aunque en un primer momento podría considerarse que al interior del ISSSTE subyacen malas prácticas de gestión en comparación con las otras organizaciones, esto no necesariamente es cierto si se considera que el promedio de las calificaciones que obtuvo en valoración general, 7.8, la ubican muy cerca del parámetro de “bien”. De manera respectiva, el CS, el HG y el IMSS recibieron notas promedio de 8.6, 8.2 y 8.8 en ese mismo ítem, claramente favorables, pero no muy distantes de la del ISSSTE. Al parecer este resultado obedece a que la mayoría relativa de los usuarios de esta institución (al contrario de las demás) manifestó tener estudios superiores, los cuales son más exigentes al externar sus valoraciones, además de que marcadamente recibe a un porcentaje menor de amas de casa, las cuales, junto al personal en paro, otorgan las valoraciones más altas.
Las calificaciones aprobatorias observadas en el estudio podrían explicarse de alguna forma con el planteamiento de Padma et al. (2010), en el sentido de que los pacientes de hospitales consideran el aspecto interpersonal de la atención como el más importante. En Ciudad Ixtepec, justamente, las relaciones entre el personal de salud y los clientes suelen ser muy cálidas y cercanas.
Estado de los indicadores según sexo, ocupación, edad y escolaridad
El procedimiento de Mann-Whitney empleado para contrastar la hipótesis nula de igualdad de distribuciones de los indicadores entre hombres y mujeres, mostró que estadísticamente ambas son las mismas en cada ítem (p-valores superiores a 0.10), es decir, no hay diferencias significativas entre las percepciones de los hombres y las de las mujeres en cada uno de los criterios. En contraste, la ocupación es una variable significativa para explicar la variabilidad de cada uno de los ítems. En este contexto, las percepciones promedio más bajas las proporcionaron los empleados y estudiantes en la dimensión Fiabilidad. También, en el factor Capacidad de respuesta fueron los estudiantes los más rigurosos al emitir calificaciones. En oposición, los usuarios que expresaron no laborar emitieron las mejores calificaciones en cada dimensión (Tabla 7b). Estos resultados son similares a los de Ferraces et al. (2000) quienes, al analizar la calidad del servicio de autobús, descubren que los pensionistas manifiestan un mayor grado de satisfacción que los estudiantes y profesionistas.
De acuerdo con el procedimiento de Kustal-Wallis, la edad y el nivel de escolaridad son variables útiles para explicar la variabilidad de las puntuaciones en cada ítem (p-valores de 0.000 en cada ítem y en ambas variables). Así, tomando como referencia la edad de los derechohabientes es posible distinguir tres características en cada dimensión de calidad: a) los de entre 20 años y 30 años registraron los promedios más bajos; b) las valoraciones más altas las proporcionaron los usuarios de 60 años y más; y c) los de 30 años y más, pero menores a 60 años, presentan las mismas valoraciones promedio (Tabla 7c). Lo anterior es consistente con el estudio de la Universidad de Almería (2015), donde se apunta que las personas de mayor edad conceden calificaciones más altas que los jóvenes. Un comportamiento similar se presentó con el nivel de escolaridad, en donde en cada dimensión se observó que: a) los usuarios con estudios de nivel básico y medio superior registraron las mismas valoraciones promedio, estadísticamente iguales a los promedios generales en cada ítem; b) los derechohabientes sin estudios emitieron, en promedio, las calificaciones más altas; y c) las distribuciones con menor parámetro de ubicación, la media, referencian a los usuarios con estudios universitarios (Tabla 7d).
Se debe destacar que los resultados alcanzados son consistentes con los registrados en otra investigación sobre evaluación de la calidad de los servicios en la región con base en el modelo SERVPERF (Torres y Luna, 2017). En ambos estudios la dimensión de calidad mejor valorada fueron los Elementos tangibles y la que obtuvo la menor calificación fue la de Capacidad de respuesta, además de que existieron ciertas diferencias en puntaje por institución. Asimismo, en los dos trabajos no se presentaron diferencias de percepción de calidad por género y sí en función de la ocupación, la escolaridad y la edad, ya que los estudiantes y profesionistas, las personas con estudios superiores y las personas más jóvenes tienden a otorgar valoraciones más bajas. Mientras que las amas de casa y desempleados, los ciudadanos con estudios básicos o sin estudios, y las personas mayores a 60 años evalúan con notas más altas los servicios. Aunque sí hay diferencias en la valoración global de las dimensiones de calidad: 8.3 en promedio en este trabajo y 9.1 en el citado, en ambos es evidentemente positiva.
Conclusiones
Esta investigación alcanzó el propósito de analizar, a través del modelo SERVPERF, la calidad de los servicios públicos de salud en Ciudad Ixtepec con base en la estimación que, de su desempeño, realizan sus clientes. Esto a su vez tiene implicaciones prácticas y teóricas. Desde la perspectiva de la práctica, además de que se constata la importancia de realizar investigación aplicada dentro del ámbito específico de la gestión pública, queda de manifiesto lo relevante que para tal propósito resulta el tema de la calidad y, dentro de ella, la pertinencia del uso de instrumentos como el SERVPERF, más aún si éstos son adecuados a la realidad local como en este caso. Además, este trabajo abre una línea de investigación que merece ser mantenida con investigaciones que reúnan el máximo rigor metodológico.
En tal sentido, este estudio subraya el potencial de la evaluación de la calidad de los servicios públicos en el Istmo de Tehuantepec, en la que, para su mejoramiento, resulta imprescindible priorizar la opinión de sus usuarios. Por consiguiente, este tipo de herramientas puede fomentar una gerencia pública apegada a mejores parámetros de actuación, centrada en los ciudadanos, que a su vez ayude a mejorar la legitimidad del gobierno. Más aún si nos referimos a servicios de salud, que son de los más significativos y sensibles para la sociedad, de la mano de lo señalado por Henao et al. (2018, p. 1): “... la percepción de un paciente sobre la prestación del servicio determina en forma definitiva su nivel de calidad”.
Por otra parte, gracias a la consistencia en resultados con otras investigaciones sobre calidad de los servicios sanitarios ejecutadas en otros contextos, así como con los hallados en otra ya referida, realizada en un subsector de servicios diferente, pero siguiendo una metodología similar y en el mismo ámbito territorial, este trabajo contribuye al conocimiento teórico en el área. En tal sentido y contrario a lo que podría pensarse, las expectativas de los usuarios de los servicios analizados son, comparativamente, similares a las presentadas en otras latitudes, como ya fue descrito.
Así, tenemos que una valoración positiva en general y por institución; el hecho que la gente que no labora otorgara las notas más altas (seguramente por disponer de más tiempo), seguida por las amas de casa; que los más viejos y la población sin estudios fueron los más generosos con sus puntuaciones; que las personas con educación superior sean las más exigentes respecto a los servicios; que las dimensiones de calidad mejor valoradas sean los Elementos tangibles y la Seguridad; y que la Capacidad de respuesta incorporara los registros más bajos, figuran entre las similitudes con otros trabajos y, como se apuntó, refuerzan el corpus del conocimiento en materia de gerencia pública. Por tanto, las mayores áreas de oportunidad se encuentran en el tiempo de espera para recibir el servicio, en la duración del mismo y en los horarios de atención, por lo que resulta prioritario implementar un programa de reingeniería que permita volver más eficientes los servicios ofrecidos. Como lo señalan Subiyakto et al. (2020), la capacidad de respuesta es esencial en la satisfacción de los pacientes de hospitales públicos.
Independientemente de que este estudio arrojó valoraciones positivas, es importante reiterar que en un futuro próximo se ejecuten otros de similar naturaleza en el área de salud y en otros subsectores en la región. Ello con la finalidad de efectuar análisis comparativos entre tales subsectores y dentro de ellos, con relación al tiempo, para detectar tendencias y nuevas áreas de oportunidad. Se esperaría que en su desarrollo se tenga un acceso más expedito a las organizaciones en estudio, tema que representó la limitación más importante en esta investigación.
Más allá de proponer estrategias de reingeniería que permitan agilizar los procesos de servicio, este trabajo se suma a la propuesta del CLAD (2008) de construir desde las instituciones y la academia una nueva cultura de calidad al interior de la administración pública iberoamericana. En la que la equidad, la eficacia, la eficiencia, la productividad, la transparencia y la objetividad sean algunos de los valores que le permitan cubrir íntegramente los requerimientos y expectativas de la sociedad. Las transformaciones que en materia política, económica y administrativa se experimentan hoy en día, hacen impostergable este reto.
Finalmente, en cuanto a su contribución, desde una perspectiva global este trabajo se suma al reto de alcanzar el objetivo 3, Salud y Bienestar, integrante de la agenda de Objetivos de Desarrollo Sostenible que impulsa la Organización de las Naciones Unidas (2015), particularmente cuando el documento subraya el derecho de todas las personas a recibir servicios de salud de calidad. En el ámbito local, representa un valioso insumo para el gobierno de Oaxaca, quien reconoce que “La evaluación de la calidad de la atención es un elemento fundamental para conocer el desempeño de los servicios de salud y es una valiosa herramienta en la toma de decisiones dirigidas a la mejora de los mismos” (Gobierno del Estado de Oaxaca, 2016, p. 47).