ANTECEDENTES
Las enfermedades hepáticas crónicas en México corresponden a la cuarta causa de defunciones, fueron motivo de 28,904 fallecimientos durante 2012.1 Una de las principales complicaciones de las hepatopatías crónicas que llegan a cirrosis es la hipertensión portal,2,3 que, de acuerdo con la evolución natural de la enfermedad, puede generar várices esofágicas hasta en 30% de los pacientes.4,5,6,7,8,9,10,11 La hemorragia por ruptura de las várices esofágicas es una de las principales causas de muerte en pacientes con hepatopatía crónica principalmente en el primer año de diagnóstico.12,13,14
El Consenso Mexicano de Hipertensión Portal de 2013, con base en la Asociación Americana para el Estudio de Enfermedades Hepáticas sugirió que los pacientes cirróticos en clase Child-Pugh A deberían beneficiarse de una endoscopia cuando existieran datos de hipertensión portal (plaquetas <140,000, diámetro de vena porta >13 mm y ultrasonido con evidencia de circulación colateral). Los pacientes en clase Child-Pugh B y C deberían tener una endoscopia al momento del diagnóstico, lo anterior justifica que la endoscopia sea el estudio de elección como escrutinio de pacientes con factores de riesgo de várices esofágicas.15
Debido a que es un proceso invasivo, a la dificultad de realizar cada año o dos años dicho estudio en pacientes con factores de riesgo y a la carga económica que éste implica, se han propuesto diferentes métodos de escrutinio no invasivo clínicos, bioquímicos y ultrasonográficos, entre los que destacan los siguientes: trombocitopenia, esplenomegalia, albúmina, bilirrubina sérica, estadio de Child-Pugh, diámetro de la vena porta, elastografia transitoria, ascitis, relación entre el lóbulo derecho y albúmina y relación plaquetas/ diámetro del bazo menor a 0.909. Este último es el más aceptado en la actualidad con valor predictivo negativo de 87%, aunque el cociente varíe y esté determinado de acuerdo con carac terísticas geográficas (étnicas-raciales).16-27
Por lo que los objetivos de este estudio fueron: identificar la existencia de correlación del co ciente plaqueta/bazo con el grado de várices esofágicas, al establecer rangos de corte del índice plaqueta/bazo en relación con el grado de várices esofágicas. De acuerdo con esto, determinar la factibilidad de elegir el momento más rentable para realizar una endoscopia con el fin de optimizar recursos, así como disminuir la morbilidad y mortalidad e ingresos por hemo rragia secundaria a várices esofágicas.
MATERIAL Y MÉTODO
Estudio observacional, analítico, transversal y retrospectivo de evaluación de pruebas diagnósticas de laboratorio y gabinete, realizado en el Hospital Central Norte de Petróleos Mexicanos, en el que se incluyeron pacientes diagnosticados con várices esofágicas por endoscopia en el periodo comprendido del 1 de enero de 2010 al 30 de abril de 2016. Los criterios de inclusión fueron: diagnóstico de insuficiencia hepática crónica, várices esofágicas reportadas por endoscopia, ultrasonido con medición esplénica y biometría hemática. Los criterios de exclusión fueron: pacientes con edad menor a 18 años, con afección plaquetaria secundaria a enfermedad hematológica, antecedentes de neoplasias, pacientes con proceso infeccioso, trombosis o coagulación intravascular diseminada, antecedentes de transfusión plaquetaria y esplenomegalia de causa no portal.
Los pacientes contaban en el expediente electrónico con determinación de citometría hemática equipo LH780, ecografía abdominal (GE Voluson E8) para medir la longitud del bazo expresada en milímetros, se consideró esplenomegalia una longitud mayor de 12 mm, también se registró el hallazgo del diámetro de la vena porta, con estudio endoscópico que se registró con un equipo Olympus gif160, para determinar el grado de várices esofágicas y se clasificaron de acuerdo con los criterios de Dagradi y Baveno, se utilizó la clasificación de Child-Pugh para establecer el grado de disfunción hepática.
Se calcularon la sensibilidad, especificidad, valores predictivos y puntos de corte para conocer el grado de asociación del índice plaqueta/ bazo con el grado de várices esofágicas según la clasificación de Dagradi y Baveno y cruzando las variables con la correlación de Spearman. El procesamiento estadístico de los datos se realizó con el sistema SPSS para Windows 2012 en idioma español.
RESULTADOS
Se estudiaron 116 pacientes con diagnóstico de várices esofágicas, de los que se seleccionaron 43 que cumplieron con los criterios de inclusión, de éstos 19 eran del sexo femenino. De acuerdo con la clasificación de Child-Pugh, 20 estaban en estadio A, 16 en estadio Β y 7 en estadio C.
Correlación de várices esofágicas con clasificación de Dagradi
El resultado de acuerdo con la correlación de Spearman con las variables índice plaqueta/ bazo y escala de Dagradi para grado de várices esofágicas fue el siguiente: nivel de significación con valor ρ de 0.005, con Rho de Spearman de -0.425, lo que traduce una correlación moderada entre el grado de várices esofágicas y el índice plaqueta/bazo (Cuadro 1).
No pudo confirmarse un rango numérico del índice plaqueta/bazo para cada grado variceal por clasificación de Dagradi debido a que los valores se sobrepusieron entre uno y otro grado (Figura 1).
Correlación de várices esofágicas con clasificación de Baveno
El resultado de acuerdo con la correlación de Spearman con las variables IPB y escala de Baveno para grado de várices esofágicas fue el siguiente: nivel de significación con valor ρ de 0.001, con Rho de Spearman de -0.492, lo que traduce una correlación moderada entre el grado de várices esofágicas y el índice plaqueta/bazo (Cuadro 2).
En el caso de la clasificación de Baveno pudo establecerse un punto de corte de 0.700 del índice plaqueta/bazo con el grado variceal debido a que los rangos de corte se relacionaron con mayor concordancia (Figura 2).
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Se han realizado estudios de validación prospectivos multicéntricos que han obtenido un valor predictivo negativo de 87% para el índice plaqueta/bazo menor a 0.909, lo que lo hace un método rentable para la detección no invasiva de várices esofágicas.
Como lo anterior ya se validó, esta investigación tuvo por objetivos no solamente detectar la presencia o ausencia de várices, fue incluso más allá al establecer puntos de corte para conocer el grado de asociación del índice plaqueta/ bazo con el grado de várices esofágicas según la clasificación de Dagradi y Baveno, lo que no se había realizado en ningún estudio o investigación hasta el momento; se encontró una relación estadísticamente significativa (moderada) según la correlación de Spearman, con las siguientes especificaciones:
A medida que desciende el índice pía-queta/bazo aumenta el grado de várices esofágicas en ambas clasificaciones.
No puede establecerse un rango de corte del índice plaqueta/bazo en relación con la clasificación de Dagradi debido a que los valores se cruzan.
En el caso de la clasificación de Baveno puede establecerse un punto de corte del índice plaqueta/bazo con el grado variceal debido a que los rangos de corte se relacionan con mayor concordancia, se obtuvo como resultado:
Un índice plaqueta/bazo mayor a 0.700 se relaciona con várices grado I de Baveno (pequeñas).
Un índice plaqueta/bazo menor a 0.700 se relaciona con várices grado II de Baveno (grandes).
Por tanto, existe una correlación estadísticamente más significativa entre el índice plaqueta/ bazo y el grado de várices esofágicas para la clasificación de Baveno.
Con los resultados obtenidos se concluye que el índice número de plaquetas/diámetro mayor del bazo no puede sustituir a la endoscopia digestiva alta en el escrutinio de las várices esofágicas. Sin embargo, es una herramienta útil para sospechar la existencia de várices pequeñas o grandes para establecer la conducta terapéutica o enviar a los pacientes a procedimiento endoscópico.
Esta correlación puede ser un método no invasivo útil para identificar pacientes con várices esofágicas y establecer el grado de las mismas, lo que puede ayudar a reducir el número de endoscopias innecesarias, una vez establecido el punto de corte con base en la clasificación de Baveno, sabiendo que mayor a 0.700 tiene mayor correlación con várices esofágicas pequeñas y menor a 0.700 serán varices esofágicas grandes, por lo que puede establecerse prioridad endoscópica en los segundos, mientras que en los primeros se podrá optar por iniciar preven ción farmacológica con betabloqueadores no selectivos (Figura 3).
De esta manera se reducirá la morbilidad y mortalidad, mejorará el pronóstico, disminuirán los costes de endoscopias innecesarias y el número de hospitalizaciones a consecuencia de hemorragia debida a várices esofágicas.
Es importante puntualizar que en este estudio se encontró un rango superior a 0.909 con la existencia de várices esofágicas, asimismo, será de importancia realizar estudios prospectivos y multicéntricos que corroboren los resultados obtenidos en esta investigación.