Susana Lerner, una demógrafa incansable
Silvia Giorguli
Susana Lerner cumple cuarenta y cinco años de labor como demógrafa. Egresada de la primera generación de la maestría en Demografía de El Colegio de México, le tocó vivir la época en que se abría el campo de la disciplina en el país y en la que se dio un giro a la política de población. A lo largo de estas cuatro décadas es posible encontrar su participación y liderazgo en la definición de líneas de investigación, en la formación de recursos humanos y en la vinculación entre la academia y las políticas públicas en temas como la salud sexual y reproductiva. Déjenme dar algunos ejemplos de lo que ha sido el paso de Susana por la demografía mexicana y, en específico, su labor dentro de El Colegio de México.
En los sesenta, pero con mayor claridad durante los setenta, se gestaba en México un cambio en la percepción sobre las implicaciones del cambio demográfico y la elevada tasa de fecundidad que entonces prevalecía. Ése era el ambiente en el que Susana se formó. Desde la academia le tocó participar en la discusión sobre la necesidad de cambiar la política de población e implementar acciones que dieran acceso a anticonceptivos y divulgaran información sobre el control natal. El debate sobre el tono y el rumbo de la política demográfica se efectuó en toda América Latina, y Susana participó en lo que se formaba ya como una “demografía latinoamericana”. En México colaboró con el recién formado Consejo Nacional de Población; como muestra baste mencionar su trabajo en la formación del primer Consejo Estatal de Población en el estado de Tabasco. Susana nos cuenta su experiencia de llegar, con todo el respaldo del gobierno federal, a entrevistarse con el gobernador de Tabasco a fin de instalar el Coespo y definir un programa de población local, en un momento en que todavía no se tenía claro cuál debía ser la participación de cada uno de los órdenes de gobierno. Seguramente fue una época de retos, pero también de mucha creatividad de los demógrafos jóvenes que, como Susana, participaban en esta actividad.
La experiencia que ha desarrollado Susana en el trabajo de vinculación entre la academia y la política representa una lección y un ejemplo para los demógrafos que hoy se forman. Esta vinculación ha sido una constante en su trayectoria profesional; hoy así lo evidencia su entusiasta participación en el análisis y debate en torno a la interrupción legal del embarazo (ILE), asunto sobre el que Susana dialoga con funcionarios del sector público, con representantes de los poderes legislativo y judicial, así como con integrantes de diversos organismos del sector social, siempre procurando vincular la discusión nacional y la internacional. En nuestro campo, donde la investigación que realizamos representa necesariamente un diagnóstico del acontecer social y señala focos rojos u oportunidades de desarrollo, es necesario esforzarse por traducir nuestros análisis y resultados de manera tal que puedan proveer información útil para el diseño de políticas públicas. Susana así lo ha hecho, y lo ha sabido hacer bien.
Otro ejemplo más del trabajo de vinculación que ha desarrollado Susana se evidencia en su liderazgo del Programa de Salud Reproductiva y Sociedad (PSRS) de El Colegio de México, en el cual participó a veces como coordinadora y a veces como parte del cuerpo de profesores de ese proyecto. En su nacimiento el Programa buscaba impulsar y liderar la discusión sobre los temas de salud reproductiva con un enfoque más allá de la planificación familiar y acorde con el espíritu de los resultados de la Conferencia de Población y Desarrollo de El Cairo en 1994. En 2008 el PSRS publicó dos tomos bajo el título Salud reproductiva y condiciones de vida en México, coordinados por Susana e Ivonne, que resumen las líneas de investigación que se han echado a andar, fortalecido y desarrollado en el marco de este programa.
Podría referirme a más ejemplos sobre la labor de Susana en temas vinculados con las familias en México, la población y el desarrollo, la Ley General de Población, entre otros. A la fecha, cuando Susana viene a verme a mi oficina ya sé que trae una idea nueva, una iniciativa, un proyecto a desarrollar y, por supuesto, la disposición para trabajar en él.
Finalmente quisiera referirme al compromiso de Susana con la formación de recursos humanos. A mediados de los ochenta, en el CEDUA (CEDDU en esa época) se discutió la conveniencia de abrir el primer doctorado en Estudios de Población en México, el único hasta ahora. Fue un debate intenso dentro del Centro y significó la ampliación de las posibilidades de formar expertos en población, aprovechando la experiencia de veinte años que ya tenía el Centro con la maestría en Demografía. Finalmente, en 1985 se abrió la primera promoción del doctorado en Ciencias Sociales con especialidad en Estudios de Población, con Susana Lerner como coordinadora académica. Desde su inicio, la influencia y el liderazgo de Susana fueron evidentes: en las discusiones para justificar la propuesta, en la definición del primer programa, y en el seguimiento que se le dio a los estudiantes de la primera generación.
Sin duda alguna las nuevas generaciones de demógrafos tenemos mucho que aprender de la experiencia de Susana; no sólo de su compromiso con el trabajo, sino también de su creatividad para empujar ideas nuevas, de su disposición a dialogar con actores diversos, de su inagotable energía para emprender nuevos proyectos y de su continua preocupación por vincular los temas demográficos con la agenda de políticas públicas.
Homenaje a Susana Lerner
Algunas coincidencias
No recuerdo exactamente cuándo conocí a Susy Lerner, pero ciertamente fue hace más de cuarenta años. Coincidimos por un par de años (de 1960 a 1961) en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, cuando ambos estudiábamos la licenciatura en Sociología, pero como estábamos en grados diferentes, no la recuerdo. Tampoco en el Centro de Estudios Económicos y Demográficos de El Colegio de México entre 1964 y 1965, cuando ella estudiaba la maestría y yo estaba como investigador adjunto.
Lo más probable es que nos hayamos conocido a finales de los años sesenta, cuando Susy era ya investigadora de tiempo completo en el CEED, mientras yo apenas estaba ingresando.
Aunque ella se desempeñaba más como demógrafa y yo como sociólogo, ambos trabajamos en lo que después vino a llamarse “Estudios de población” en un sentido amplio y con un enfoque interdisciplinario, en particular sobre las relaciones entre la población y el desarrollo.
Por ese entonces (entre 1969 y 1971) Susy fue secretaria del Comité Científico de la Primera Conferencia Latinoamericana de Población. Asesoró también en la elaboración del Censo General de Población de 1970, como después lo hiciera en otros censos.
La década de los años setenta y comienzos de los ochenta; Clacso y PISPAL
En los 15 años que median entre 1971 y 1986 Susy y yo coincidimos al participar activamente en diversos programas latinoamericanos en el seno del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), que se creó en 1967. Primero en la Comisión de Población y Desarrollo, de la que Susy fue coordinadora de 1971 a 1975 y después en el Programa de Investigación sobre Población en América Latina (PISPAL), en cuya organización y funcionamiento participó muy activamente, primero como secretaria del Comité Directivo (de 1973 a 1976) y después como presidenta de dicho Comité (de 1977 a 1978).
En el seno de la Comisión de Población y Desarrollo de Clacso se pusieron en marcha tres grupos de trabajo: Migraciones Internas (1971), Procesos de Reproducción de la Población (1972) y Estadísticas Sociodemográficas (1974). Cada grupo organizó varias reuniones regionales de investigadores, quienes trabajaban en los temas respectivos. Con los trabajos que se presentaron en cada reunión se hizo una publicación (los cuadernos anaranjados, de gran circulación en la región).
Se puede decir sin ambages que de estos esfuerzos surgió un “pensamiento” latinoamericano sobre población y desarrollo, el así llamado “enfoque histórico-estructural”, que ha permeado durante mucho tiempo gran parte de la investigación que sobre el tema se hace en la región e incluso en otras partes del mundo.
Cómo olvidar aquellos tiempos y los lazos de amistad y de colaboración que establecimos con tantos y tantos investigadores. Paulo Singer y Fernando Henrique Cardoso, que entre otros contribuyeron a poner las bases de este pensamiento. Neide Patarra, Coleta de Oliveira, Elza Berquó, Vilmar Faría, de Brasil; Jorge Balán, Elizabeth Jellin (“Chevy”), Alfredo Lattes, Zulma Rechini, de Argentina; Omar Argüello, Raúl González y otros del Celade en Chile; Carlos Filgueira del CIESU, Uruguay; René Cardona, de Colombia y tantos otros.
Después de las reuniones había fiestas con baile, varias organizadas por Susy, siempre activa, alegre, bailadora. Cómo olvidar a las brasileñas, incansables cuando de baile se trataba. No dudo que haya surgido más de un romance de estas reuniones.
Las reuniones de los grupos de trabajo de la Comisión hicieron evidente la imperiosa necesidad de contar con recursos económicos para apoyar las investigaciones que sobre el tema habían de llevarse a cabo en la región, y de ahí surgió la idea del PISPAL.
Este programa comenzó a organizarse en 1973, también en el seno de Clacso, pero funcionó de una manera muy independiente. Se integró como un consorcio de centros de investigación, con un Comité Directivo formado por investigadores de los centros y con una pequeña Secretaría Ejecutiva que funcionó primero en el Centro Latinoamericano de Demografía (Celade) con Carmen Miró como secretaria ejecutiva, y después en el Colmex, donde después de Carmen me tocó ser secretario ejecutivo entre 1981 y 1986.
Susy Lerner participó muy activamente en la organización y el funcionamiento del PISPAL, primero como secretaria del Comité Directivo (de 1973 a 1976) y después como presidenta de dicho comité (1977-1978).
Se trató de un programa muy innovador y original en términos de organización, con un fondo común de recursos que aportaban organizaciones internacionales de varios países, de cuya asignación a proyectos de investigación se encargaba el Comité Directivo en forma totalmente independiente, sin injerencia de los donantes. Auspició más de cien proyectos en sus casi quince años de actividades (1973-1986), así como la publicación de una docena de libros; asimismo realizó varias reuniones regionales. Además de sus aportaciones sustantivas, contribuyó a que se mantuvieran activos varios centros de países de la región que se encontraban bajo dictaduras militares.
De pronto, entre 1984 y 1985 el PISPAL comenzó a verse en dificultades financieras debido a que los cambios en las políticas de las agencias donantes hacían inviable su funcionamiento con la estructura existente. Para septiembre de 1985 se convocó a una reunión urgente, que tuvo lugar en Brasil, para definir el futuro del programa. Susana Lerner desempeñó un papel importante en la decisión que se tomó de llevar a término dicho programa y organizar en su lugar otro que no requiriera recursos independientes de los centros. Surgió así el Programa Latinoamericano de Población (Prolap), en cuya organización Susy tuvo también un papel destacado.
Los años noventa. El Programa “Salud Reproductiva y Sociedad”
Por ahí de 1991 y 1992 la Fundación Ford buscaba una institución en la que pudiera llevar adelante el desarrollo de un nuevo enfoque en el campo de la salud reproductiva, dados los -en su opinión- insuficientes resultados que se habían obtenido con los enfoques médico y epidemiológico. Se buscaba un enfoque social. Les planteamos un ambicioso proyecto que se desarrollaría en diez años, plazo que en principio fue aprobado. El Programa se llevó a cabo en sus primeros años con el apoyo financiero de la Ford y después lo absorbió El Colegio de México. Susana fue la coordinadora en sus primeros tres años (1993-1995) y posteriormente fue co-coordinadora con Ivonne Szasz. Se trata de un programa intercentros: el CEDUA, el CES y el PIEM.
El Programa comprende el desarrollo de un marco conceptual, la definición de las problemáticas a ser desarrolladas y promovidas, la formación de recursos humanos, y la colaboración con organizaciones del Estado y de la sociedad civil, entre otras cuestiones. Entre los temas que se han promovido, que yo considero de avanzada, se cuentan: la sexualidad, el embarazo en la adolescencia, la desigualdad social y de género, la violencia doméstica, los derechos reproductivos.
Dejo para otros comentaristas los logros del Programa y en particular de Susana Lerner, que creo han sido muchos. Mencionaré solamente que con base en dicho programa se le dio cierta continuidad a los esfuerzos regionales; organizamos, también con la activa participación de Susana, el Consorcio de Programas de Salud Reproductiva y Sexualidad, con investigadores del Nepo (Núcleo de Estudios de Población) de la Universidad de Campinas, Brasil, y el Centro de Desarrollo y Sociedad (Cedes) de Buenos Aires, en cuyo seno llevamos a cabo varias investigaciones comparativas.
He de mencionar por último, entre muchas otras actividades de Susana, algunos de sus nexos con organizaciones de México, de otros países de América e internacionales: la Sociedad Mexicana de Demografía, de la cual fue presidenta entre 1990 y 1992 y activa participante antes y después; la Unión Internacional para el Estudio Científico de la Población, en muchas de cuyas conferencias internacionales sobre población ha participado, y donde desempeñó un papel importante para reforzar la presencia latinoamericana en la Unión. En el Cicred (Comité Internacional de Cooperación en las Investigaciones Nacionales en Demografía), fue coordinadora científica para la organización del Seminario Interregional sobre Salud Reproductiva, Necesidades Insatisfechas y Pobreza que se realizó en Bangkok en el año 2002, si no me equivoco, y fue coeditora de la publicación resultante. Con el ORSTOM (Organization de la Recherche Scientifique D´Autre Mer) llevó a cabo, en colaboración con André Quesnel, el proyecto sobre mediaciones institucionales entre las políticas de población y el comportamiento reproductivo, tema a cuya investigación ha dedicado enormes esfuerzos.
Lo que admiro en Susy Lerner
Además de sus méritos académicos, que son muchos (tiene un currículum impresionante), admiro en Susana su compromiso y profesionalismo en todas las actividades que emprende; su entusiasmo, alegría y optimismo; su capacidad de organización y de convocatoria. Me siento agraciado de haber compartido su amistad y tantos proyectos con ella durante estos más de cuarenta años.
Creo que ahora que te has jubilado, Susy, puedes sentirte orgullosa de los logros que has obtenido. Sé que continuarás activamente desempeñando tus actividades para culminar varios proyectos pendientes y quizá emprender otros. Te deseo todo lo mejor y que puedas dedicarte a cumplir tus metas, ya sin las cargas que la vida laboral conlleva.
Gracias y felicidades, Susy.
Susana Lerner en el recuerdo de una integrante de la primera generación del doctorado en Ciencias Sociales con especialidad en Estudios de Población
Carolina Martínez S.
Quiero compartir con ustedes algunas experiencias que ocurrieron hace ya un buen número de años tal y como aparecen hoy en mi recuerdo. Así como nuestro sentido de identidad hace que con el paso de los años nos consideremos en cada momento a la vez distintos y los mismos que quienes hemos sido antes, la prodigiosa mente humana permite que aun cuando las experiencias de las que voy a hablar hayan ocurrido hace muchos años, se sientan como una parte del más actual presente.
Los invito a imaginar aquella época en que el doctorado en Ciencias Sociales con especialidad en Estudios de Población zarpaba a la mar como si fuera un barco nuevecito, con nosotros, la primera generación, como sus primeros tripulantes. Al timón iba Susana, esa hermosa e inteligente mujer que estábamos por empezar a conocer. Los mapas de ruta se habían trazado antes de nuestra llegada y, aunque la mayoría desconocíamos la indudablemente complicada historia de cómo fueron dibujados, con el tiempo muchos de nosotros sentimos que éramos los muy afortunados beneficiarios de aquella rica versión.
Cada uno de los integrantes de ese pequeño grupo podría contarles sus propias vivencias a lo largo de la expedición. Para mí, que venía de la medicina y acababa de cruzar el puente hacia el mundo de las ciencias sociales, casi todo era nuevo, desconocido, prometedor y fascinante. Desde el principio del trayecto la conductora de nuestro barco veía por cada uno de nosotros, nos proveía a la vez de orientación y ánimos, y nos conducía con un sentido de libertad que nos hacía sentir -con tal intensidad que aún hoy lo sigo creyendo- que cada una de nuestras iniciativas, ocurrencias y demandas aportaba elementos frescos para la exploración y creación de la nueva ruta.
Susana era, por supuesto, la que hoy todos conocemos: llena de vitalidad, energía inagotable y chispeante creatividad. Su personalidad favorecía un ambiente de trabajo en el que prevalecía el compromiso con nuestras respectivas búsquedas. El clima de colaboración tanto entre nosotros, los compañeros, como con nuestros profesores, nos llevaba a trabajar con entusiasmo y ahínco. Al director de tesis se le elegía por el deseo de aprender aquello que uno más apreciaba, y al menos yo me sentía como si hubiera sido aceptada en el selecto grupo de aprendices del maestro en cuyas artes quería introducirme. Presentar avances, pese a las encontradas emociones que suscita exponerse a la crítica, se convertía en parte de la estimulante experiencia de sentirnos escuchados y de disponer del privilegio de contar, para nutrir nuestras ideas, con la inteligente e informada contribución de nuestros compañeros, y luego con la de los profesores que eran nuestros lectores. De hecho, las mismas discusiones que solían suscitarse con quienes más nos cuestionaban se convertían en la fuente de nuestros nuevos argumentos.
En mi recuerdo, creo que éramos unos estudiantes difíciles de saciar: todos queríamos más, en todas direcciones. Y nuestros profesores solían ser tan generosos que nos permitían ser exigentes con ellos. Ahora pienso que la tranquilidad con que Susana se lo tomaba y, seguramente, su trabajo de conciliación y mediación tras bambalinas, ayudaron a que lejos de ocasionar incomodidad y conflicto, esa actitud nuestra fuera considerada por ellos como algo valioso, y por algunos de nosotros como algo bastante divertido.
La naturalidad con la que Susana parecía encontrar, convocar y obtener la presencia de notables estudiosos de la población, que resultó crucial para abrir nuestras perspectivas, nos impedía ver todo el tiempo y el esfuerzo que dedicaba a esa tarea. Me parece que por entonces tampoco nos dábamos cuenta cabal de cómo se las arreglaba para poner a nuestra disposición todo lo que estaba a su alcance, valiéndose incluso de los vínculos que su propia trayectoria profesional y su calidez personal le habían llevado a cultivar con expertos latinoamericanos de altísimo nivel cuya visión crítica hoy día se echa cada vez más en falta.
Cuando evoco a los compañeros con quienes compartí esa travesía, tengo la impresión de que cada uno honra hoy día en su práctica y a su manera el compromiso que se nos transmitió en aquellos años: convertirnos en estudiosos de la realidad social y de la problemática poblacional con una mirada a la vez rigurosa y crítica, comprometidos con nuestros contemporáneos a realizar de la mejor manera posible esa complicada función del científico que consiste no sólo en observar con atención y agudeza lo que ocurre, también en hablar sobre la verdad de lo que encuentra sin dejarse arredrar por las fuerzas que desde las más diversas direcciones se oponen a ello.
Hoy estamos aquí celebrando la rica vida académica y personal de nuestra queridísima Susana, que tantos frutos ha dado y seguirá dando para bien de muchos de nosotros. Porque si algo tiene esta especialísima mujer es ser un manantial de ideas, de posibilidades, de nuevos proyectos, y a la vez una sólida, consistente y cuidadosa conductora que garantiza a cada uno la llegada a buen puerto.
El haber formado parte de aquel pequeño grupo que con su guía realizó ese primer recorrido del doctorado, convertido por mí en un barco metafórico con todos los ires y venires que desde entonces ha seguido, ha sido una de las más apreciadas experiencias de mi vida. Es para mí un honor estar aquí para celebrar la vida profesional de Susana y agradecer a nuestra respetada coordinadora, maestra y hoy entrañable amiga, todo lo que nos ha dado.
El compromiso feminista de Susana Lerner
Soledad González Montes
Es para mí un gran honor poder dar mi testimonio personal sobre una cualidad de Susana que es fundamental en ella: su compromiso como académica feminista. Me considero muy afortunada por haber vivido de cerca algunas experiencias que me permiten afirmarlo ahora.
El primer recuerdo que tengo de Susana data de 1991 o 1992, no lo podría precisar con exactitud, pero proviene de una reunión con las ONG de mujeres que trabajaban sobre diferentes aspectos de lo que comenzaba a llamarse salud reproductiva. La reunión era una de las muchas que hubo como preparación de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Población y Desarrollo de El Cairo, en 1994. Nunca olvidaré la claridad y lucidez con que Susana transmitió a las participantes de esa reunión sus experiencias en los trabajos que realizó junto con otros demógrafos para elaborar y lograr la aprobación de la Ley Nacional de Población, que como todos sabemos establece el derecho a decidir con respecto a la propia reproducción, y obliga al Estado a proveer los medios para que este derecho se lleve a la práctica.
En ese tiempo las ONG todavía mostraban mucha desconfianza e incluso aversión a acercarse a los funcionarios del Estado. Sabiendo que esto era así, pronto comprendí la importancia de lo que Susana estaba haciendo, que era brindar sus conocimientos académicos para abrir un diálogo que permitiera trabajar conjuntamente a la academia, a la sociedad civil y a las instituciones, a fin de crear una agenda progresista que cambiara el rumbo de la política de población para que pasara de un enfoque basado en el control de la natalidad a uno fundado en los derechos de los individuos y, en primer lugar, el derecho a decidir sobre el propio cuerpo.
A principios de los noventa empecé a vislumbrar esa labor de puente de Susana y esa voluntad suya de orientar la acción colectiva, sustentada en el conocimiento, para tratar de influir sobre las políticas públicas en un sentido positivo. Ésta ha sido una constante en su vida profesional. Fue la columna vertebral del Programa Salud Reproductiva y Sociedad, que ella coordinó con mucho acierto durante varios años. De esa época recuerdo la capacidad de convocatoria y de trabajo de Susana, su manera de desempeñarse en equipo, en un diálogo respetuoso pero con ideas claras sobre hacia dónde debíamos dirigirnos y lo que necesitábamos hacer para lograr lo que nos proponíamos. Esta capacidad se expresaba tanto en la creación de seminarios para discutir -y aprender- sobre los grandes problemas, como en echar a andar publicaciones que eran resultado del trabajo académico colectivo.
Susana estaba en todo, en los grandes debates y en los detalles que garantizaban que los proyectos se llevarían a cabo con éxito y que los trabajos serían de calidad -desde los diagnósticos de la situación de la salud reproductiva en diferentes ámbitos hasta su difusión-. Recuerdo, por ejemplo, con qué paciencia y cuidado me enseñó a armar el boletín, que fue uno de los varios órganos de difusión cuyo objetivo era dar a conocer los resultados de las investigaciones que podían sustentar acciones tanto de las políticas públicas como de las organizaciones ciudadanas, y también lograr que fuera un instrumento dirigido a estimular el diálogo entre ellas.
Susana tiene esa capacidad de ejercer un liderazgo horizontal, dando lugar a un diálogo inteligente y respetuoso, pero al mismo tiempo firme, para orientar el esfuerzo colectivo. Es el tipo de liderazgo que se necesita, porque no busca el poder para el lucimiento personal, sino para lograr que avancen las causas en las que creemos. Esta capacidad de funcionar en equipo, con estas características, hace que trabajar con ella sea un constante y placentero aprendizaje.
Lo constaté cuando nos convocó a la gran reunión sobre Familias en el siglo xxi, que ideó cuando se anunció que la Iglesia y los grupos conservadores estaban organizando un megacongreso para promover su idea de La Familia, con mayúscula, concebida como un modelo normativo único, excluyente de la diversidad. Este congreso contaba con toda la cobertura mediática e iba a ser una magnífica ocasión para difundir la propaganda ideológica conservadora. Todos nos indignamos cuando nos enteramos, pero quien decidió hacer algo al respecto fue Susana, que pensó que era la oportunidad propicia para enfrentar la desinformación y la manipulación de la opinión pública haciéndole llegar la información resultado de investigaciones científicas que demuestran la diversidad de situaciones, problemas y caminos que existen en el ámbito familiar mexicano. La reunión fue un foro de debate multitudinario, con una eficaz estrategia de difusión, que culminó con un pronunciamiento que recibió cientos de adhesiones. Y como sucedió en el caso del diagnóstico sobre la salud reproductiva en México, también se publicó un libro que presentó puntos de vista de vanguardia sustentados en investigación empírica de punta.
Susana se ha pronunciado con claridad cuantas veces ha sido necesario. Así lo hizo también respecto a la interrupción legal del embarazo, tema que ha sido su preocupación constante desde hace varios años. Con Agnès Guillaume hizo una revisión muy completa de las investigaciones que entre 1990 y 2005 se han realizado sobre el problema en América Latina. El texto, en francés y castellano, fue publicado por el Centre Population et Développement, en 2007. Con las 300 páginas de este trabajo convertidas en un disquete, Susana visitó a varios magistrados de la Suprema Corte de Justicia para presentarles la información empírica que avala la ILE.
En su calidad de investigadora de El Colegio de México, distinguida con varios premios, fue muy importante su intervención en la audiencia de la Suprema Corte, en junio de 2008. Allí felicitó a los ministros por llevar a cabo este proceso de auscultación pública, democrática y plural del Decreto de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal que despenalizó el aborto hasta la semana 12 de gestación. Y presentó con la lucidez que la caracteriza los argumentos “que muestran claramente las implicaciones adversas y nefastas de un marco legal restrictivo y punitivo”, en sus propias palabras.
Sin duda Susana es un ejemplo claro de compromiso con la investigación científica y con los esfuerzos dirigidos a que los conocimientos que se generan en la academia se utilicen para lograr las transformaciones positivas que creemos necesarias para mejorar nuestra sociedad. Susana ha mantenido este doble compromiso de manera incansable a lo largo de varias décadas. Por eso tiene todo mi respeto, mi admiración y mi cariño.
Homenaje a Susana Lerner
Orlandina de Oliveira
Nosotras, Brígida y Orlandina, agradecemos mucho la oportunidad de compartir estas memorias con ustedes en esta reunión en que se festeja el cierre de una etapa y el comienzo de otra en la vida de nuestra querida Susana Lerner. Desde que iniciamos nuestra vida profesional, allá por los inicios de los años 1970, cuando El Colegio todavía estaba en la calle de Guanajuato, Susana era ya una figura clave en el antiguo Centro de Estudios Económicos y Demográficos (CEED) por la solidez de su compromiso con la institución, con el país, y con el desarrollo del campo de la sociodemografía en México y América Latina. Todavía está fresca en nuestras mentes la cantidad de actividades profesionales que Susana llevaba a cabo (y que siempre ha realizado), lo cual se aúna a las demandas de una vida familiar que se extiende mucho más allá de su entorno nuclear inmediato. Tampoco podemos olvidar su gran hospitalidad; siempre tenía (y aún tiene) las puertas de su casa abiertas (sea en México o en Cuernavaca) para recibir a sus amigos y colegas, para deleitarnos con sus dotes culinarias y compartir su entusiasmo y alegría.
Aunque son muchos los ejes que podríamos abordar para resaltar la labor académica de Susana, nos ha parecido oportuno centrarnos en las actividades de la Comisión de Población y Desarrollo de Clacso debido a la importancia de este grupo en la región y a la trascendencia de su quehacer. Susana era la líder de esta empresa intelectual, el espíritu motor detrás de las múltiples convocatorias y la búsqueda de fondos. Fueron muchos los colegas que participaron en dicho esfuerzo, y llegó un momento en que la Comisión de Población tenía más proyectos y reuniones que la misma Clacso en los años 1970. En México rápidamente muchos también quedamos involucrados en esta red; Brígida como colaboradora directa en la coordinación general y vinculada al Grupo de Reproducción de la Población, Humberto Muñoz vinculado a la coordinación del Grupo de Migración, y Orlandina y Claudio como participantes activos del mismo.
En la Comisión de Población se buscaba hacer sociodemografía desde la perspectiva latinoamericana; se consideraba imprescindible ampliar nuestra disciplina más allá de la preocupación por el control de la natalidad. Asimismo se estimaba que los marcos teóricos establecidos en los países desarrollados no daban cuenta cabal de nuestras realidades, y particularmente no tomaban en consideración la desigualdad social que nos caracteriza de la manera como lo ameritaba. En pocas palabras, se estaba en busca de una identidad propia, pero no todos entendían la tarea de la misma manera, pues nuestro continente es muy diverso y los países tienen tradiciones académicas muy distintas. En no pocas ocasiones Susana tenía que desplegar sus dotes diplomáticas, con la habitual elegancia que la caracteriza, para salir adelante con reuniones, viajes, informes, publicaciones y muchas tareas más.
En el Grupo de Migración se especificaban las críticas a la teoría de la modernización y se planteaban esfuerzos alternativos que vinculaban los cambios histórico-estructurales en la producción económica con los mercados de trabajo y la movilidad espacial de la población. En el Grupo de Reproducción también cobró fuerza la crítica a los postulados más simplistas de la llamada teoría de la transición demográfica, y se buscaba precisar un objeto de estudio distinto, como era la reproducción de la población en conexión con la reproducción de la sociedad. Susana estimulaba a todos con tesón, incluyendo a los que conformaban un tercer grupo y estaban más interesados en la producción de información sociodemográfica. Ahí están los libros (que identificábamos como los libros naranja) que recogen gran parte de ese esfuerzo. Estas reflexiones, estos planteamientos conceptuales y resultados de investigación tienen todavía mucho que ofrecer al desarrollo de los estudios de población en este mundo globalizado en donde es importante mostrar los aportes que pueden hacerse desde los países no desarrollados, profundamente desiguales pero expuestos a los mismos medios de comunicación, patrones de consumo y aspiraciones del mundo desarrollado.
La Comisión de Población fue también un punto de encuentro que nos marcó de manera indeleble en nuestro desarrollo como sociodemógrafas o como sociólogas de la población. Mediante esta actividad pudimos viajar con Susana a varios países de América Latina y conocer a colegas de diversas regiones cuya amistad hemos conservado a lo largo de los años. Destacan en este contexto las conexiones y vínculos de amistad que establecimos con los colegas brasileños, no sólo porque es el país de origen de una de nosotras, sino porque pudimos establecer con ellos redes que nos llevaron a una estadía sabática en São Paulo, y a escribir junto con Humberto Muñoz un libro sobre dos ciudades brasileñas.
Además de esta experiencia en Brasil, podríamos compartir con ustedes un sinnúmero de experiencias académicas, pero también muy humanas, que nos dejó nuestra participación en la Comisión de Población dirigida por Susana. Brígida recuerda en especial una reunión del Grupo de Reproducción de la Población que originalmente se programó en Chile y que se pospuso en varias ocasiones debido a la situación que prevalecía en ese país a comienzos de los años 1970. Finalmente esa reunión se realizó en Santiago en agosto de 1973. Debido a una de las múltiples huelgas de transporte que tuvieron lugar en ese entonces en Chile, no se podía entrar a Flacso por la puerta principal porque no había llegado el responsable, así que todos tuvimos que hacerlo por una lateral y valiéndonos de una escalera. Ahí estaban los de la Comisión de Población, pensando cómo poner su granito de arena, pero tal vez no plenamente conscientes de lo que sucedería dos semanas después con el derrocamiento del Presidente Allende, un acontecimiento que cambió no sólo a Chile, sino al resto de América Latina y al mundo entero.
El legado de la Comisión de Población fue retomado y ampliado por otro programa muy relevante en América Latina: el PISPAL. Susana también aportó mucho a este gran proyecto y colaboró con Carmen Miró, quien estaba al frente del PISPAL, de numerosas maneras. Susana y Carmen se tienen gran respeto mutuo y siempre da gusto verlas actuar y planear de manera conjunta. Convivimos con ellas en muchas ocasiones y vimos crecer ese proyecto, del cual posiblemente Claudio pueda hablar con más propiedad.
Los eventos que compartimos con Susana se han prolongado muchos años después. También habría que recordar de manera destacada la puesta en marcha del Doctorado en Estudios de Población, la selección de los estudiantes, el diseño del programa y las esperanzas que luego se hicieron realidad con las nuevas generaciones que hoy nos acompañan. En el Programa de Salud Reproductiva y Sociedad de El Colegio, que se inició en 1993 con el apoyo de la Fundación Ford, Susana ha dejado de igual forma su huella. No hay duda de que estamos muy contentas y agradecidas con la vida por haber convivido con ella durante tan largo tiempo y pensar que todavía hay mucho camino por recorrer. Gracias a todos.
Palabras de Susana Lerner
No resulta fácil celebrar el haber transitado durante 45 años de mi trayectoria de vida en este ámbito institucional de excelencia, El Colegio de México, en el hoy día llamado Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales; sin embargo puedo afirmar que han sido para mí 45 años sumamente gratificantes y enriquecedores, pues he experimentado grandes satisfacciones y alegrías, he vivido momentos interesantes, muy bellos, y también momentos no exentos de tensiones.
Más aun, y lo quiero subrayar, he tenido la suerte de vivir estos años en un espacio humano, cálido, solidario, en el cual he compartido proyectos, inquietudes, ideas, aventuras, pachangas y logros con numerosos colegas aquí presentes, con muchos otros ausentes, y también con numerosos alumnos y alumnas; he recibido el apoyo de las autoridades, en especial del personal administrativo. El nombrar a cada uno de ellos y ellas me llevaría una larga jornada, así que me limito a manifestarles mi profundo agradecimiento por haberme brindado su amistad y cariño, que valoro intensamente y que seguiré privilegiando.
Estoy profundamente emocionada y conmovida por la iniciativa de Silvia, nuestra querida directora del CEDUA, que ha organizado este homenaje, y también por las palabras y los sentimientos que han expresado Silvia, Claudio, Carolina, Soledad, Brígida y Orlandina, que me remueven muchas y diversas imágenes, recuerdos inolvidables de los escenarios, realidades y circunstancias que hemos construido y vivido juntos y que siempre estarán presentes en mi vida. Va otro sincero y efusivo agradecimiento para ustedes.
En particular quiero expresar mi gratitud y afecto a Ivonne, amiga, hermana, con quien he transitado por muchas etapas de mi o de nuestro quehacer profesional, y quien sin duda ha sido una de las principales promotoras de mis logros. Sólo para citar un ejemplo referiré que a ella en especial le debo el haber obtenido el Premio Nacional de Demografía en 2007, pues fue mucho el trabajo que llevó a cabo para presentar mi candidatura y para convencerme de hacerlo. En ello también participaron otros colegas.
Finalmente quiero reiterar mi cariño y agradecimiento a mis amigos y amigas, a mi familia, y a todos los que me acompañan y comparten conmigo este memorable e intenso momento.