1. Síntesis del libro: para comprender el desvanecimiento de presencias de lo popular
Este libro es una invitación a comprender el desvanecimiento de lo popular en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Tiende puentes entre hechos que, separados, no lograban explicarnos realmente qué había pasado recientemente en esa zona de la ciudad capital. En síntesis, el texto explica la gentrificación en el Centro Histórico y ofrece aportes sustantivos al conocimiento sobre el tema.
Actualidad e historia se hacen confluir para comprender trayectorias que adquieren fuerza y nos hacen evidentes cambios provocados por la gentrificación, resumidos muy precisamente en el desvanecimiento de lo popular. Ahora tenemos noticias de tales cambios, así como de los efectos en los lugares y en los habitantes del Centro Histórico. Con este estupendo libro de Moctezuma Mendoza podemos comprender el proceso paulatino de la pérdida de sentido y el sobrecogimiento que ha llegado a provocar este progresivo desvanecimiento.
Los acontecimientos del último medio siglo de la Ciudad de México, coincidentes con el auge neoliberal global, son sintetizados peculiarmente. Resulta insólito descubrir que el lugar que era casa y medio de vida ya no existe más, que desaparece poco a poco lo que era pauta secular de encuentro y convivencia. Es cierto que el desalojo de viviendas da pauta a nuevas ofertas de consumo, a otros itinerarios residenciales y a transformaciones urbanas profundas. Con esta reseña se procura una síntesis reflexiva que sugiere al lector por qué pueden interesarle los aportes de este nuevo libro al conocimiento sobre el tema.
2. El hilo argumental de las presencias y ausencias paulatinamente desvanecidas
Los conocimientos aportados por el libro de Moctezuma Mendoza sobre el desvanecimiento de lo popular se ofrecen al lector a lo largo de nueve capítulos y 371 páginas de excelente escritura, diseño, edición e impresión. El primer capítulo nos brinda contextos de la transformación ocurrida en cien años en el Centro Histórico de la Ciudad de México, de fines del siglo pasado a principios del actual. Los siguientes ocho capítulos están agrupados en cuatro partes que analizan dimensiones distintas de los efectos en las experiencias de los vecinos y exvecinos en cuanto a su progresiva exclusión, desplazamiento y desvanecimiento de los sectores populares.
La primera parte nos ofrece historias de trayectorias de arraigo, de formas de llegar, y sobre las maneras cómo estas condiciones y posibilidades se clausuraron a partir de las trasformaciones que trajo consigo la gentrificación de los últimos cuarenta años. La segunda parte revisa el efecto de exclusión, o sea de desplazamiento residencial, usando dos casos que ilustran la experiencia más ampliamente registrada de dicho fenómeno. En el tercer apartado se aborda el estudio de los desplazamientos que fueron causa de contienda y disputa con el comercio callejero, que terminaron por clausurar esa práctica a partir de las intervenciones de 2007. La cuarta y última parte, culminante del libro, trata de las formas en que el espacio era destruido, distinguiendo las características devastadoras en cada sitio y la diversidad de los sectores populares afectados; también aborda las relaciones que se dieron entre los habitantes que aún permanecen en el centro, destacando las distintas condiciones de exclusión y los nuevos sentidos de marginación vividos.
El hilo argumental de este formidable libro acerca del desvanecimiento de lo popular por la gentrificación hace acopio de lo más avanzado del conocimiento disponible y de una muy rica etnografía, por lo que sus aportes son cuantiosos y enriquecedores del estado del arte al respecto. Además, está muy bien escrito. Nos conduce por muy distintos ámbitos de la literatura, y cuenta con la más cuidadosa selección de la bibliografía disponible. Incluye estudios clásicos de la gentrificación, al igual que describe las corrientes de la geografía humana y cultural, así como de la filosofía política. De esta manera, a partir de distintos textos, el autor nos hace partícipes de la discusión del campo de manera interesante y actual.
Nos comparte también procesos críticos para la ciudad contemporánea. Y al hacerlo, hila un argumento muy complejo con gran elegancia y soltura. Al leer el libro, compartimos poemas de José Emilio Pacheco, al igual que discursos de Monsiváis y reportajes periodísticos. Así mismo, entendemos procesos que son claves de la ciudad contemporánea desde sus múltiples ángulos y narrativas. La violencia de la exclusión de amplios sectores de la población que cursa la actualidad de la ciudad, evidencia procesos de renovación y de gentrificación que, en este libro, se nos presentan a partir de casos muy concretos que nos llevan a identificarlos con personas de carne y hueso, quienes nos hacen sentir propias muchas de las controversias de la lucha por la vida de la ciudad actual.
3. Enfoque etnográfico de las disputas que llevan del desplazamiento al desvanecimiento
¿Cómo se vive la violencia de estas transformaciones? Este libro responde etnográficamente a dicha pregunta. La respuesta es una y múltiple a la vez porque, situada en el proceso de transformación del Centro Histórico de la Ciudad de México, es construida con la rigurosidad teórica de altos estándares de la academia sin abandonar la guía de un hilo argumental que resulta fluido y accesible a los especialistas y a quienes están interesados en estos temas.
Tenemos a la vista una etnografía de los sectores populares y de su vida cotidiana, de las condiciones estructurales que nos explican esos modos de vivir. Mediante estos despliegues únicos de la vida, del conocimiento, el autor va ampliando la perspectiva del lector hasta imbuirlo de una etnografía con otra visión del mundo que le da sentido a esa estructura de riqueza-pobreza que aún, pero de otra manera, se renueva sin cesar a partir del Centro Histórico de la Ciudad de México. Esta etnografía de lo fehaciente constata posibilidades, de otro modo invisibles e incomprensibles, mediante un excelente estudio antropográfico de la cotidianidad de lo popular.
El desvanecimiento de lo popular por la gentrificación en el Centro Histórico de la Ciudad de México, publicado por El Colegio de México y el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, pone de relieve a la etnografía como forma de conocimiento y como método de investigación que enriquece el debate social. Al estudiar las dimensiones socioculturales, históricas y espaciales de sectores populares que escasamente logran prevalecer, se logra repensar de manera mucho más concreta y rigurosa a la gentrificación. Así, se contribuye a los estudios de las transformaciones neoliberales en la Ciudad de México en los últimos cuarenta años, como a la antropología mexicana y a la antropología urbana.
Por lo anterior, es evidente cómo y por qué los lugares invisibles, que de pronto adquieren interés y capturan nuestra atención, son los que cambian, aquellos con los que dejamos o empezamos a relacionarnos de otras maneras. Cuando el Centro Histórico de la Ciudad de México empezó a hacer evidente que estaba cambiando su aspecto, cuando los medios nos transmitían otras imágenes que modificaban los sentidos que se nos ofrecía, fueron cambiando sus ambientes y cambió la cultura del lugar que se tenía estigmatizada por peligrosa.
Lo que nos atrae ahora, y lo hacía antes, son los distintos atractivos del lugar. Sí, evidentemente algo ha ocurrido. Junto con dimensiones del poder en el lugar y sobre el lugar mismo, lo que ha pasado es que se desvanecen presencias que, como explica el autor, están o no presentes en el proceso de reterritorialización, quizá de desterritorialización que, ya sin remedio, van a afianzar los lugares y a sus ocupantes de otra manera en el lugar.
El libro es original y provocativo en muchos sentidos: cambia conceptos de desplazamiento y territorialización para lograr hablarnos de la presencia del poder en este territorio particular; además, da valor al desplazamiento de lo social en un espacio tiempo específico de la ciudad. Estos hechos, a partir de los cuales los habitantes son desalojados y los recién llegados resultan ser tomados por una realidad mayor, necesitan hacerse manifiestos pues toman a esos cuerpos contingentes, a sus vidas e historias, y los violentan en un encuentro frontal que los reposiciona con respecto al lugar. Lo que es nuevo para los recién llegados será paulatinamente desvanecido, pero no por completo ni para siempre para los desalojados.
4. ¿Qué pasó con el Centro Histórico? En resumen, el desvanecimiento de lo popular
Cambio y continuidad por la gentrificación del Centro de la Ciudad de México causan que el Centro siga yéndose a otros lados. Éste es el sentido del proceso que nos explica Moctezuma Mendoza al mostrar cuál ha sido el curso de los cincuenta años de su gentrificación.
Para ello destaca, en resumen, cómo la gente que ocupa y produce el Centro Histórico es distinta: ya no es ni representa lo popular, sus funciones son otras, sus formas exhiben otra cultura de sentidos y significados del estar y el ocupar que han cambiado a favor de nuevos acaudalados ocupantes. Una clase arrasó con ese alguien distinto, plural, multitudinario y masivo que era popular y que ahí estaba. Hay otro bullicio, ya sin la alegría del sentir que fuera tan ricamente popular del Centro Histórico.
Innumerables trastornos anticiparon la gentrificación del Centro Histórico de la Ciudad de México. Luego, fueron cristalizando más y más hechos de desalojo. Con una lentitud implacable fueron desapareciendo los lugares comunes, las calles y viviendas otrora siempre abiertas fueron vaciadas, fueron desprovistas de esa capacidad de “hacer la vida” estando ahí, de lograr salir adelante y prosperar en medio de carencias e inclemencias vividas por los desposeídos que, ahí y entonces, por muchos siglos, fueron ilimitadamente abundantes en sus posesiones del lugar, en su vida compartida ahora privatizada y cerrada.
Tal era la cualidad del Centro Histórico vital, sobre todo para los recién llegados, los más jóvenes, para los que podían seguir manteniéndose errantes, en situación de calle, o bien, yendo y viniendo, haciendo comercio local o distante de productos, realizando intercambios tradicionales y hasta trueque de bienes y saberes con comunidades lejanas y aisladas del resto del país, que se proyectaban y multiplicaban desde el centro nacional que fuera el Centro Histórico de la Ciudad de México.
De esta manera, se constata qué, paulatinamente, se ha hecho desaparecer casi por completo; qué es lo que no puede reemplazarlo, pero ya ocupa esos mismos terrenos antiguos; cómo ha sido posible que, ya sin remedio, lo que se ha puesto encima como “modernización” de la ciudad, haya cortado de tajo ese latir popular que era vital y que ha sido desplazado junto con las querencias de las personas que ahí vivieron por tanto tiempo.
Poco a poco se produjo la desaparición de lo popular del Centro Histórico. Hoy en día, las calles y pasajes con el mismo trazo, las mismas fachadas y paisajes coloniales, son otras. Parecen del centro de la gran capital que nos era conocido, pero ya poseen otra identidad. Así, ya son incontables los trastornos que acumulan hechos brutales de corta duración, como los desalojos que rápidamente dejan de ser notables, o como los derrumbes de viejos edificios con los que no se dejan de acumular efectos de inestabilidad, y que dejan ver y sentir otro Centro Histórico emergente, merced al despojo y desvanecimiento de sus constructores anteriores, originalmente populares.
La destrucción de ese otro, ya desalojado, al negarle la condición de existencia en donde vivía, a través de reacciones que lo invisibilizan, ha llevado al desprecio de sectores populares, ignorados por completo. Tal antagonismo puede interesar a muchas disciplinas y lectores. El Centro Histórico de la Ciudad de México ha sido territorio del desvanecimiento de presencias que trastornan, restringen y cambian posibilidades de unos usos y prácticas de vida por otras que, en este preciso lugar geográfico, facilitan que se haga acopio de sentidos comunes de identidad, situación y pertenencia que, de otra manera, harían imposible traspasar las asimetrías irreconciliables de clase.
El libro El desvanecimiento de lo popular es recomendable porque invita a mover fronteras, a reenfocar los alcances de lo conocido del Centro Histórico de la Ciudad de México para hacer propios desafíos críticos del conocimiento social. Es enriquecedor compartir esta invitación a contribuir al debate y al entendimiento de las desigualdades urbanas. Este novedoso libro puede adquirirse en versión impresa o en su edición digital. Sin duda, leerlo resultará una experiencia vinculante muy interesante.