El libro de Julio Guadarrama et al. ofrece tres importantes análisis en torno al concepto de movilidad: el primero se refiere a las trayectorias espaciales cotidianas; el segundo, a la ascensión simbólica dentro de la estratificación social; y el último aborda al cambio en la estructura laboral dentro de la institución. Estos análisis se enfocan en un grupo de académicos pertenecientes a un centro regional de investigación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con sede en la ciudad de Cuernavaca, Morelos, al sur de la Ciudad de México. Sin embargo, más allá de volverse un caso de estudio puntual sobre un conjunto de investigadores, representa una mirada que refleja la situacionalidad de un grupo de académicos en Latinoamérica, entre los que pueden encontrarse los lectores de estas líneas.
Esta publicación es el resultado de la investigación doctoral de Julio Guadarrama sobre un grupo de agentes cognitivos1 del que los mismos autores forman parte, el “homo academicus” (Bourdieu, 2008) que, como grupo privilegiado, muestra diferencias en función del momento y contexto socioeconómico en el que se insertan al mundo académico laboral, y que repercutirá en el uso y apropiación del campo de beneficios en disputa, propiciado por el sistema neoliberal competitivo de la academia.
El libro permite ahondar en el análisis del concepto de movilidad con un aporte significativo al análisis teórico y metodológico del mismo, debido a la necesaria precisión ocasionada por el abuso del término en un momento de neoliberalismo verde, en el que la movilidad se ha reducido al planteamiento de estrategias individualizadas para la mitigación de los gases de efecto invernadero.
El trabajo de Guadarrama et al. busca llenar y resolver vacíos teórico-metodológicos que existen en el tema de la movilidad, y trata de encontrar vínculos entre los enfoques sectoriales que predominan en el análisis, los cuales
[...] se han basado tradicionalmente en visiones que fragmentan a los sujetos de las prácticas humanas y de los territorios que las producen, o bien, en una visión agregada que los une a todos como iguales, y se desarrolla una sola práctica, como si al ver o analizar una se tocaran de forma automática las otras [Guadarrama et al., 2021, p. 45].
El trabajo de Guadarrama et al. trastoca la vida cotidiana no sólo para quienes viven y sufren la dinámica de movilidad regional debido a los tiempos de traslados, sino también para quienes, desde alguna posición académica, estudian la ciudad, la región y el territorio, e intentan comprender, explicar, cuestionar, planear y proponer alternativas que faciliten de forma justa y equitativa los desplazamientos cotidianos. Este libro es una importante contribución teórica y metodológica a los estudios territoriales y de la región.
El documento se estructura en seis capítulos. En el primero se presenta una amplia descripción sobre el diseño metodológico de la investigación para el estudio de las movilidades de los trabajadores cognitivos de Cuernavaca. En este apartado se describen los componentes analíticos de la investigación derivados del uso de los métodos biográficos, que consisten en historias de vida y entrevistas semiestructuradas, lo que permitió descifrar las prácticas cotidianas de desplazamiento de los agentes cognitivos, así como de su cultura laboral. La interpretación de los datos estuvo sustentada en la Grounded Theory, lo que les permitió a los autores reconocer nuevos marcos interpretativos que permitieron relacionar los ciclos de vida académica de los sujetos y su cultura laboral, la cual les posibilita elegir sus espacios de residencia y las prácticas cotidianas que realizan (Guadarrama et al., 2021, p. 38).
En este mismo capítulo se presentan los elementos básicos que delimitan el universo y los agentes de estudio, en función del grado de articulación o desarticulación territorial que, en el momento de la investigación, tuvieran en referencia a sus espacios de vida y de trabajo dentro de la Zona Metropolitana de Cuernavaca y la Región Centro de México (Guadarrama et al., 2021). Los agentes cognitivos se tipificaron en las categorías de antiguos, maduros y jóvenes, en función de los resultados de la articulación de variables como: antigüedad o categoría laboral, edad, membresía en el SNI, pertenencia generacional, productividad, entre otras.
El segundo capítulo consiste en una exposición teórica de las perspectivas que han contribuido al conocimiento y trabajo académico sobre la movilidad; esta sección constituye uno de los aportes más importantes del libro. Se reconoce que este estudio ofrece una revisión teórica exhaustiva muy completa, organizada claramente por tiempo, disciplina y escuelas analíticas. En el texto se presenta un retrato conciso y ordenado de cada uno de los abordajes teóricos sobre la movilidad, por lo que se cree que el capítulo dos funcionaría como guía para docentes y alumnos sobre esta temática, y también para quienes estén interesados en profundizar sobre el desarrollo teórico del concepto.
A partir de la profunda revisión realizada en el capítulo dos, la guía analítica que la investigación desarrolla se adhiere de manera clara y abierta a la propuesta de Doreen Massey sobre las geometrías del poder y las políticas de movilidad (1991); esta propuesta, además, se articula con las miradas posestructuralistas de otros autores como Harvey (1989), Soja (2010) y Lefebvre (2013) (citados en Guadarrama et al., 2021, p. 123), y presenta una visión espacial coherente, alineada con categorías como espacio-tiempo, el urbanismo neoliberal, la justicia social y el derecho a la ciudad, entre otras. Esta propuesta aborda el concepto de movilidad de forma integral desde el movimiento en el tiempo y en el espacio, que va más allá de los números, gráficas y mapas que derivan de análisis cuantitativos simplificados.
El tercer capítulo presenta un análisis socioterritorial del proceso de expansión metropolitana de la ciudad de Cuernavaca en el contexto de la región Centro a partir de tres ejes de argumentación: el primero, como resultado de un proceso de urbanización regional de los años setenta; el segundo explora el crecimiento urbano a partir de una dinámica de desarrollo industrial y comercial; y el tercero aborda las iniciativas gubernamentales de promoción de Cuernavaca como “capital de conocimiento”; de este último derivan las movilidades de los agentes cognitivos de estudio.
El análisis territorial de este apartado es explorado desde la perspectiva de la urbanización neoliberal. Además de analizar las dinámicas demográficas, se identifican las unidades económicas en la especialización funcional de los sectores productivos metropolitanos. Se concluye que el principal factor de expansión metropolitana de Cuernavaca a finales del siglo XX y en las primeras dos décadas del siglo XXI es la inmigración, fomentada por las políticas de desconcentración de los años setenta y la movilidad residencial, ya sea por el turismo o por la inmigración de personal que labora principalmente en centros públicos de investigación científica. Los autores afirman que en Cuernavaca “se ha desarrollado una forma de expansión de un capitalismo cognitivo, en el sentido que Berardi lo propone (2005), lo cual permite el planteamiento del cognitariado como clase” social (Guadarrama et al., 2021, p. 148), a la que identifican espacialmente a partir de una infraestructura científica y tecnológica dispersa en el estado.
El cuarto capítulo trata sobre trayectorias residenciales y de vida de trabajadores cognitivos de Cuernavaca. Los autores retoman la visión de Massey (1991) en la que el espacio es concebido desde el movimiento, la multiplicidad, el trastrocamiento de las escalas, la pluralidad, el proceso simultáneo en el que los agentes construyen y reconstruyen continuamente su cotidianeidad desde su posición o jerarquía de poder, lo que permite dimensionar a la movilidad no sólo como estrategia rutinizada sino como cualquier movimiento inherente a la actividad humana dentro del espacio físico, social y simbólico. Estos movimientos forman y conforman dialécticamente la posición relacional que los agentes tienen dentro de la estructura comunitaria, lo cual otorga jerarquías de poder en lo social y en lo político. Bajo estas argumentaciones teóricas, el trabajo analiza la movilidad de los agentes estudiados desde tres perspectivas de la movilidad:
[...] la primera examina los cambios residenciales de los investigadores a partir de su relación con tres trayectorias vitales: formación académica, historia laboral y curso de vida familiar. La segunda vincula el lugar de residencia actual con las características de la vivienda y del entorno urbano que éstas presentan. La tercera analiza la relación entre el lugar de trabajo y los cambios residenciales, para conocer cómo han posibilitado o no la integración al lugar de residencia [Guadarrama et al., 2021, p. 161].
El capítulo cinco presenta la integración teórico-metodológica para delinear la conformación del cognitariado como grupo académico especializado, y las rutinas y trayectorias de movilidad habitual laboral y doméstica. A su vez, se expone cómo se reproducen esas rutinas y trayectorias en el interior de la ciudad o, en caso de vivir en la Ciudad de México, en la región. El texto examina los espacios de vida de los agentes cognitivos en relación con sus espacios de trabajo, así como las prácticas de movilidad laboral-académica y sus condiciones de salud. Analiza también las distintas movilidades asociadas a sus estudios, vínculos familiares y entretenimiento. Otro gran aporte del trabajo es el análisis de la relación “entre movilidad residencial y movilidad social en su condición enajenada a partir de la experiencia y significación de la movilidad cotidiana” (Guadarrama et al., 2021, p. 193). Se encontró que los agentes que se movilizan suelen tener una alta calificación escolar y laboral, a diferencia de aquellos que se incorporaron más tempranamente al trabajo académico en la institución.
En el último capítulo se logra la integración de la movilidad laboral del cognitariado como la expresión de un conjunto de experiencias, hábitos, costumbres, creencias y valores. De acuerdo con Bourdieu, como referente teórico de los mismos autores,
[...] el éxito con el que esta clase cognitiva de homo academicus se enfrenta a ese mundo del conocimiento depende de sus condiciones sociales, su origen familiar, su papel en la familia (si son solteros, casados o divorciados) y del número de hijos que tienen; pero también de su posicionamiento entre la población de profesores, en su grupo social, y por la ubicación y trayectoria del espacio académico existente y de quien lo genera [Bourdieu, citado por Guadarrama et al., 2021, p. 113].
En particular, esta sección del documento analiza cómo la cultura laboral asociada al trabajo académico determina y es determinada por:
a) la obtención de recursos económicos; b) el otorgamiento de reconocimientos y premios; c) la política global y nacional generada a partir de las estructuras del poder y de la ideología, que define cómo se instrumenta el poder en la generación del conocimiento; y d) las distintas formas de movilidad que se producen a partir de la consideración del cognitariado como capital social y cultural [Guadarrama et al., 2021, p. 228].
Para argumentar lo anterior, esta sección aborda cómo se desarrolla la movilidad asociada a la producción de tareas de investigación, docencia y difusión del conocimiento y la cultura; así como la vinculación del trabajo académico con la obtención de recursos para llevarla a cabo, vía estímulos, y su repercusión en la estructuración de la cultura laboral de dicho trabajo. Finalmente, se identifican los impactos del quehacer académico en la transformación potencial del estado de Morelos como “capital del conocimiento” o “capital creativo”.
A reserva de cualquier otro hallazgo sobre los aportes del libro Movilidad residencial y cotidiana en Cuernavaca: sujetos, prácticas y territorios, la fortaleza de este trabajo radica en el planteamiento de la necesidad de abordar el concepto de movilidad como un proceso constitutivo de la existencia humana y también de la vida social, que debe examinarse desde varias perspectivas (Guadarrama et al., 2021, p. 123) como:
proceso histórico y socialmente construido;
resultado y condición de una amplia gama de prácticas humanas que lo producen y reproducen, entre las que destacan el trabajo, el estudio, el turismo, el entretenimiento, el consumo, y la necesidad imperiosa de encontrar un lugar donde residir de manera permanente o temporal;
proceso que (des)articula territorios de modo diferencial;
experiencia subjetiva.
De lo anterior se derivan los resultados del estudio, que muestran que los grupos académicos analizados (antiguos, maduros y jóvenes)
[...] presentan un comportamiento específico en donde las condiciones del contexto social y económico del país definen las condiciones laborales de su inserción institucional, pero también las que generan la posibilidad y la forma de realizar movilidades cotidianas específicas que deben de ser consideradas en su particularidad [Ramírez, 2022, p. 13 ]
Entre estas especificidades a tomar en cuenta, resaltan las condiciones sociales, el origen familiar, las características del grupo doméstico, y la posición dentro del campo académico institucional y nacional, como el SNI, por ejemplo.
En cuanto a los aportes metodológicos, la selección de los agentes académicos de estudio es sugerente tanto para los autores como para los lectores con perfil académico, porque propicia un proceso de autoanálisis, como ejercicio de autoobservación, como un reflejo en el otro, en lo estudiado.
Metodológicamente, los principales aportes del análisis se centran en las formas en las que se exploran:
Las condiciones de ingreso, que resaltan la vinculación con el momento sociohistórico definido por un modo de producción imperante y las oportunidades de ingreso al sector académico (por ejemplo, las condiciones contractuales y la afiliación sindical).
Las trayectorias académicas, sobre las que destacan las diferencias de capital académico con el que se cuenta (por ejemplo, las familias de origen, en particular los hijos de académicos porque cuentan con capital cultural diferenciado respecto a quienes no provienen de ese tipo de familias).
Las condiciones de política académica de las instituciones, ya sean federales como la Secretaría de Educación Pública o el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnología, o las mismas universidades, como hasta en los mismos campus regionales (tal es el caso de aquellos académicos locales que se han ido formando en el transcurso de su estadía en la institución y van ascendiendo en el escalafón).
Adicionalmente, la complementariedad de las fuentes de información utilizadas en el análisis permite desmitificar el imaginario político de la ciudad de Cuernavaca como capital de conocimiento.
Desde una crítica constructiva al documento, destaca el hecho de que se haya recurrido teóricamente a las Geografías del poder (1991) de una académica como Doreen Massey, referencia teórica fundamental para el análisis de la relación espacio y género, y no se haya considerado esta perspectiva feminista en las categorías teóricas metodológicas del estudio; su inclusión enriquecería significativamente el análisis y le daría una precisión mucho más fina al trabajo de investigación.
Como notas finales hay que destacar que el libro de Guadarrama et al. analiza e invita a la reflexión de la movilidad de manera integral. La inclusión de técnicas de análisis robustas del trabajo permite a los propios académicos autoadscribirse, autoobservarse y reflexionar sobre sus perspectivas de futuro en un entorno académico que promueve la competencia y, por lo tanto, exacerba las relaciones de poder promovidas por el tiempo, la movilidad y el género.
Se reconoce que las posibilidades de movilidad laboral, social y residencial están altamente determinadas por el sistema socioeconómico predominante, en donde las condiciones actuales de un sistema neoliberal constriñen más a los más jóvenes y, dentro de este grupo, sería importante distinguir el caso de las mujeres.
Es importante considerar la posibilidad de ampliar este tipo de trabajo a instituciones de un perfil más local, como las universidades estatales, porque seguramente se encontrarán dinámicas en las que las relaciones de poder político determinan la dirección y condicionantes de movilidad social, laboral y residencial de sus investigadores.
Por último, la gran fuerza de los movimientos de las mujeres, sobre todo de las más jóvenes, es muy clara en las universidades y en el entorno académico. Parece que la inclusión de la categoría de género o el feminismo ya no se debe ignorar como parte de cualquier análisis social, sobre todo si estamos en la búsqueda de mejores y más justas oportunidades de vida para todos.