La distinction. Critique sociale du jugement (Bourdieu, 1979)1 es, sin lugar a dudas, uno de los libros más importantes e influyentes en las ciencias sociales, y ya es considerado un clásico. Así, en su Congreso de 1998 la International Sociological Association (ISA) destacaba, a partir de una encuesta levantada entre sus agremiados, que ese texto fue mencionado entre “los diez más influyentes en su trabajo sociológico” (Lamo de Espinosa, 2001: 23-24).
Más recientemente un grupo internacional de científicos ha argumentado en torno a la vigencia del modelo teórico expuesto en esa obra, publicada hace más de treinta años (Coulangeon y Duval, 2013). Los editores del libro ubicaron en primer lugar el texto escrito por la socióloga Monique de Saint-Martin,2 y con justa razón: en 1964 ella comenzó una estrecha colaboración con Pierre Bourdieu que duraría muchos años hasta que, a partir de 1990, comenzara a darse un distanciamiento, según narra ella misma en un texto escrito a propósito de la desaparición del sociólogo (De Saint-Martin, 2003: 324). Durante los muchos años que duró esa colaboración, compartió con Bourdieu la autoría de varios trabajos, entre ellos “Anatomía del gusto”, publicado en 1976, artículo que reviste particular importancia dado que, retomado por Bourdieu en La distinción, ocupa un lugar clave en su construcción teórica. Por ello, De Saint-Martin advierte, en una discreta nota a pie de página, que no deja de ser desconcertante que no exista en la célebre obra ninguna referencia a ese artículo.
Si bien las nociones de espacio y campos sociales, entre muchas otras -particularmente la de habitus-, fueron concebidas por Bourdieu, sus concreciones sucesivas a través de numerosas publicaciones deben mucho a una inteligente división del trabajo de investigación en el seno del Centro de Sociología Europea. Trabajo orquestado por el mismo Bourdieu, pero al fin y al cabo colectivo, como él mismo lo afirmaba (Ducourant y Éloire, 2014: 199; Bourdieu y Delsaut, 2002). Por eso, conversar con Monique de Saint-Martin significa adentrarse en la propia génesis de uno de los trabajos sociológicos más relevantes en la historia de las ciencias sociales y no se reduce a recoger un simple testimonio, sino implica conocer el punto de vista de una de sus co-creadoras.3
Así pues, la curiosidad que alentó originalmente el proyecto de esta entrevista se convirtió pronto en un interés de orden epistemológico, por momentos ciertamente técnico, sobre diversos cabos sueltos en torno a la construcción teórica contenida en La distinción, muchos de ellos suscitados por las reflexiones y críticas de la propia socióloga, otros por un intento de reconstruir, a partir de la lectura activa de diversas obras y autores, la génesis de esa misma teoría. En este sentido, al final lo que se obtuvo fue en realidad un acercamiento -y sólo un acercamiento- a un ejercicio de sociología de la sociología: porque esta ciencia, como cualquiera otra, nunca es el resultado del trabajo de un sólo individuo.4 Por otra parte, se ha querido reconocer la innegable contribución de Monique de Saint-Martin a una obra sociológica formidable y, al mismo tiempo, incitar a la lectura de sus propios trabajos, igualmente relevantes.5
Es por eso que la entrevista no sigue una línea narrativa o biográfica. Es más bien un intento de atisbar “en el corazón del taller de la socióloga”, parafraseando la expresión utilizada recientemente por Christophe Charle (apud Bourdieu, 2013: 545). Ahora bien, la entrevista es un método que también implica un compromiso con la neutralidad y la objetividad; en ese sentido se ha procurado, en la transcripción -que fue simultáneamente una traducción del francés al español-, restituir lo más fielmente posible el diálogo sostenido, intentando que el texto “hable por sí mismo”.
La entrevista nos esclarece en qué medida y de qué manera La distinción se debe al trabajo colaborativo previo, al entramado institucional y al ambiente intelectual de la época, y no sólo a la imaginación sociológica de Pierre Bourdieu. Este acercamiento nos permite identificar, a posteriori, aquellos aspectos que pudieron o pueden aún desarrollarse a partir de esa obra y reconocer, con la claridad que proporciona la distancia, en qué consistieron sus aportes más novedosos y menos destacados, incluso aquellos que no llegaron a ser sino intuiciones o acercamientos. También señala -¿por qué no?- las fallas, los excesos y los retornos. En resumen, esta conversación nos ayuda a entender, desde una perspectiva diferente, por qué La distinción continúa siendo un referente clave para los científicos sociales.
En todo caso, la enseñanza más fundamental que se puede extraer de ella es que, más allá incluso de La distinción en tanto investigación situada y fechada, lo que prevalecía en la época en que fue publicada -y que prevalece todavía hoy- fue un verdadero espíritu científico. Es decir que, no obstante los desacuerdos que pueda haber en torno a la forma como se gestó esa obra y sus resultados, además de sus innegables aportes, hay un acuerdo fundamental entre los científicos en que vale la pena discutir sobre tales desacuerdos, puesto que se comparte el interés en hacer avanzar el conocimiento del mundo social.
La entrevista se llevó a cabo en París la tarde del viernes 25 de julio de 2014, en la oficina de Monique de Saint-Martin en las instalaciones de la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS). Monique de Saint-Martin me recibió en su cubículo sin mucha formalidad. Me preguntó cómo fue que conocí a Pierre Bourdieu, pues al contactarla a través del correo electrónico yo había hecho referencia a ello. Le narré brevemente mi corta estancia en París en 2000, cuando conocí a Pierre Bourdieu y tuve oportunidad de seguir su curso en el Collège de France, así como su seminario en la EHESS, e hice mención de los encuentros y la comunicación que después he mantenido con algunos de sus colaboradores. Tratando de orientar la conversación al tema que me llevó hasta ella, hice mención de su artículo recientemente publicado en la recopilación confeccionada por Coulangeon y Duval, y extraje de mi maletín una fotocopia del mismo que, para fines prácticos, había llevado conmigo. Ella me preguntó qué era exactamente lo que me interesaba discutir.
Sergio Lorenzo Sandoval Aragón (SL): Mi interés es precisar algunos puntos de este texto… Mi primera formación fue como filósofo, pero me volví sociólogo, lo cual es una trayectoria muy conocida…
Monique de Saint-Martin (MSM): Bueno, mi primera formación antes de la sociología fue en español…
SL: ¡Ah, qué bien!
MSM: …estudié la filología y la literatura españolas.
SL: Bien, algunas de mis preguntas son de orden epistemológico. Otras obedecen a una simple curiosidad, ¡pero no a una curiosidad naïf o de tipo periodístico! Son preguntas para precisar algunos puntos sobre este texto [Trente ans après “La distinction”…]. No sé si este libro será traducido al español muy tarde, la traducción suele ser muy prolongada, así que me interesa divulgarlo.
MSM: Hace mucho yo releí la traducción al español de La distinción, la que fue publicada en España…
SL: Por editorial Taurus…
MSM: Sí. Bourdieu sabía muy bien español, pero ciertamente no tenía el tiempo de hacerlo todo. Yo estuve encargada de verificar la traducción al español de La distinción.
SL: Yo compré esa traducción al español y la comparé con la versión francesa. Encuentro que se trata de una muy buena traducción, es muy precisa, muy exacta…
MSM: Sí, estoy de acuerdo con usted. Me han llegado traducciones de Bourdieu al español que no son del todo buenas, pero en esa ocasión la persona que tradujo La distinción era muy seria.
SL: Sí, estoy de acuerdo. Hay algunas traducciones de otros textos que son un completo desastre: ¡traducen habitus como “hábito”! No es la misma cosa. Bien, hay algunas preguntas que yo he extraído de su artículo, preguntas que me ha inspirado el texto. Usted habla de “las fallas de una interpretación de los datos a veces unidimensional” (De Saint-Martin, 2013: 41) y dice que los datos que ustedes tenían en ese momento estaban limitados en cantidad y en estructura (porque no podían cruzarlos). No obstante, afirma que “si nosotros entonces hubiéramos querido verdaderamente tomar en cuenta el género, eso hubiera sido posible” (De Saint-Martin, 2013: 43). A propósito de este tema, junto con “Anatomía del gusto” (Bourdieu, 1976), apareció un artículo de Marie-Claire Bourdieu titulado “Goûts de femmes”. Leyendo todas las obras -La distinción, “Anatomía del gusto”, el texto de Marie-Claire Bourdieu- uno tiene la impresión que esta última completa un tema un poco obviado… ¿Es verdad?; ¿es una buena interpretación?, ¿qué piensa al respecto?
MSM: Pienso que son sin duda complementarios, pero no están del todo ligados. En su artículo, Marie-Claire Bourdieu se interesa en mujeres en la oficina, ejecutivas que tenían sobre todo oficios como dirigentes, empresarias, y otras que tenían por oficio el de artistas, pero no se interesa del todo en mujeres de clase media, ni en las de la clase popular. Por lo tanto, si usted quiere, hay ahí un complemento muy interesante, sobre un punto muy preciso del gusto de la burguesía, de sus mujeres, pero la cuestión permanece completamente. En mi opinión, actualmente en retrospectiva, me parece que la cuestión no ha sido verdaderamente tomada en cuenta, la de las diferencia entre los sexos de la gente. En “Anatomía del gusto”, y después de La distinción, sigue siendo un verdadero problema…
SL: ¿En qué sentido el artículo de Marie-Claire Bourdieu sigue siendo un tanto unidimensional?
MSM: No, yo pienso que el texto de Marie-Claire Bourdieu fue escrito exactamente en el espíritu de Actes de la Recherche en Sciences Sociales, el cual ha sido -desde los inicios de la revista- proponer artículos muy precisos sobre puntos de la realidad. Si usted toma el número donde apareció el artículo sobre las historietas (Boltanski, 1975), puede ver trabajos que fueron propuestos y que se apoyaban en fotos o ilustraciones, para reflexionar. Por lo tanto, [el de Marie-Claire Bourdieu] es un artículo que permanece del todo en el espíritu de la revista Actes de la Recherche en Sciences Sociales, y es bueno. Aunque para mí esa no es verdaderamente la cuestión. No lo he releído recientemente, aunque recuerdo muy bien el asunto del género y las clases sociales -la pregunta que ha sido planteada y sobre la que yo respondo-: ¿qué es lo más importante, tratándose de diferencias en el tema del gusto?; ¿son las diferencias según las clases sociales o son las diferencias según el sexo, según el género? De hecho, no se sabe.
SL: ¿Y de edad?
MSM: Sí, pero se puede, si usted quiere, lamentar un poco que no sea posible determinar los gustos en materia de cocina, de pintura, de canción, de decoración de la casa. El artículo de Marie-Claire Bourdieu trata la decoración de las oficinas de las mujeres de la burguesía, la burguesía más económica, la burguesía en parte artística, pero ¡para nada en los otros grupos! No hay fotos de las oficinas de hombres. Por consiguiente, es un complemento interesante y, sin hacer confuso lo que he dicho, quizá sea un tanto pomposo afirmar que hubo fallas: hay una interpretación que en ocasiones es unidimensional. Es decir, al decidirse por una interpretación unidimensional, uno acepta un riesgo, ¡pero uno tiene el derecho de correr riesgos!
Hicimos, al mismo tiempo que el análisis de las encuestas del Centro de Sociología Europea (CSE), el análisis de diferentes estudios del Instituto Nacional de Estadística -apegados a importantes muestras- sobre el ocio, el consumo, los ingresos, la formación, etcétera, en todos los grupos sociales. Entonces se podían muy bien haber hecho análisis diferentes, con los hombres de un lado y las mujeres del otro, y después mezclándolos: pienso que eso habría explicado después diferencias muy interesantes, pero no se hizo.
SL: Es como en el ejemplo de los deportes, donde el conjunto de los datos son sólo del lado de los hombres.
MSM: . Yo pienso que la cuestión es que Bourdieu no tenía todos los elementos de la respuesta, ese es mi punto de vista.
SL: Vale, es su punto de vista…
MSM: Sí.
SL: Usted señala la relativa ausencia de la clase popular en los análisis de La distinción. En 1995 aparece en arss un pequeño artículo sobre “Las clases populares en un espacio social de dos dimensiones” (Rupp, 1995) que defiende la idea de que reemplazando la noción de volumen de capital por la de inversión -cultural o económica-, el investigador busca mostrar que también existe en el seno de las clases populares una fracción con dominante cultural y otra con dominante económica. ¿Es este el tipo de análisis que podría haberse hecho?
MSM: Yo no puedo sino contestar muy mal a esa pregunta, porque es muy claro que tanto en “Anatomía del gusto” como en La distinción las clases populares son tratadas principalmente según el volumen de capital; desgraciadamente, el esquema no ha sido reproducido, pero como usted sabe, en el esquema de La distinción (Bourdieu, 1988: 124-125) existe una línea que corresponde al volumen de capital donde se ponen los “contramaestres” [capataces] arriba y los obreros no calificados abajo. Es verdad que las clases populares estaban en las encuestas iniciales sobre el gusto o sobre la fotografía que Bourdieu había realizado, [pero] eran poco numerosas.
No ha habido, a partir de la encuesta, análisis en profundidad de las clases populares. Personalmente he trabajado más, según mis competencias, sobre la clase dominante y las clases medias; no he tenido la ocasión de hacerlo sobre las populares. No he podido concentrarme en las clases populares como para decir qué puede uno encontrar en ellas a partir del capital económico o del capital cultural, porque no he trabajado sobre ese grupo para decir algo con seguridad. Podría ciertamente releer después de la crítica de Grignon y Passeron (1989) a Bourdieu respecto de las clases populares, pero la encuesta tal como ha sido hecha no permite preguntas como las que ha planteado Bourdieu. Yo pienso que no permite estudiar con profundidad los gustos en las diferentes clases populares, porque es muy difícil a partir de un cuestionario con preguntas cerradas sobre la música, los cantantes, el cine, la lectura, el teatro, sobre el interior, sobre la casa, sobre la cocina… Debe haber un cuestionario que pueda verdaderamente tener sentido dentro de todos los grupos sociales, pero yo no pude decidir porque no participé en la elaboración del cuestionario. [En éste] hay expresiones elegidas, pero uno no puede estar seguro de encontrar preguntas que funcionen también dentro de todos los grupos sociales, por ejemplo, sobre elecciones en materia de cocina: “¿Le gusta a usted tal platillo, la buena mesa?” La distancia entre la familia de un asalariado agrícola y la de un gran médico parisino ¡era enorme! ¿Puede un mismo cuestionario verdaderamente servir y ser interesante a todos los grupos sociales? No estoy segura.
Entonces, ¿cómo es que Pierre Bourdieu escribió La distinción? En La distinción, cuando usted lee el capítulo sobre las clases populares, él no utiliza mucho la encuesta sobre el gusto, sino otras encuestas.
SL: No hay encuestas, sino observaciones [etnográficas], como aquella célebre descripción del ambiente de un bar.
MSM: Eso es: partía de fotos, de sus propias observaciones, de las observaciones de otra persona que conocía, porque él tenía una gran experiencia de diferentes grupos sociales a partir de las encuestas de los institutos de sondeo, de las encuestas del Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (INSEE, por sus siglas en francés), pero en la del CSE, en las clases populares el grupo era muy restringido y yo pienso que esa encuesta no era la mejor adaptada.
SL: Esto nos lleva a la siguiente pregunta. No sé si usted ha leído el texto de Louis Pinto (2013), en el mismo libro (Trente ans après “La distinction” de Pierre Bourdieu). Yo encuentro aquí una especie de respuesta a su observación sobre la cuestión de trabajar los mismos datos que hace surgir de nuevo, en otra interpretación, la cuestión del género. Él no le responde exactamente, sino formula una respuesta en general, pero al leer los dos textos encuentro que puede ser una especie de contestación, porque él dice que ciertas críticas a la ausencia en los análisis sobre el género están equivocadas, debido a que, por ejemplo, la categoría socioprofesional “condensa” muchas variables sociales, y que es una buena categoría para el análisis porque es “pluridimensional”.
MSM: Es evidente que la categoría socioprofesional es una muy buena categoría de análisis, y que todas las variables -categoría socioprofesional, sexo, edad, título- están ligadas, estoy de acuerdo. Sin embargo, al mismo tiempo no es del todo completa como explicación. Imagine que usted hace una entrevista con una pareja, con un hombre y una mujer que vienen de las clases populares: él va a la fábrica en su automóvil, ella es ama de casa, no pasa su tiempo en la oficina, y usted discute sobre gustos. Son una buena pareja, ambos son de clase popular, sí. Yo aquí improviso: habrá gustos que son comunes a ambos, pero yo estoy casi segura, intuitivamente, que habrá diferencias que no serán solamente dependientes de la categoría socioprofesional, que estarán ligadas a la educación, al género, que la mujer gusta de coleccionar pequeños objetos, baratijas, que el hombre desea un poco más de dinero para ir a ver partidos de futbol y combates de boxeo con sus amigos… La hipótesis que puedo hacer es que la diferencia de género, cuando se trata de gustos, es extremadamente importante. Es lo mismo con las clases medias. Usted puede tomar a un maestro de primaria, su mujer es secretaria: no van a tener exactamente los mismos gustos respecto de la casa, de la vestimenta, etcétera. Para responder mejor a la pregunta sería preciso hacer la investigación, se requiere para poder explicar.
SL: Entonces se puede decir que el texto de Pinto no es una respuesta a su artículo, porque un lector podría pensar eso…
MSM: No es tal cosa como una respuesta a mis textos.
SL: Sobre una advertencia que aparece en “Anatomía del gusto” (Bourdieu y De Saint-Martin, 1976: 41) que no es retomada en La distinción: mientras que en aquélla se advertía que el esquema construido no era “la bola de cristal”, en la nota metodológica que aparece en La distinción Bourdieu escribió que el hecho de que una encuesta tan imperfecta permitiera una reconstrucción sistemática demostraba la fuerza de las tendencias que habían sido estudiadas.6 ¿No implica esto la idea de una “visión totalizante”?
MSM: Pienso que si una se remonta a los años 1970, 1980, la sistematización del espacio de las clases sociales era muy fuerte; eso es incontestable. Pero no puedo pensar así durante cuarenta años, siempre, como lo mejor que se pudo hacer. Pienso que algo que pasó -sí, eso me enerva un poco- en 1966, 1980, 1985, y continúa siendo lo mismo hoy. Si una hace ciencia social y sigue defendiendo los antiguos trabajos como una excelente obra, porque los aprecia excesivamente, pienso que después una no aprenderá más. Si una dice: “sí, eso ha estado muy bien, pero también con algunos pequeños problemas, dificultades; hay cosas que no están del todo bien”, es mejor; conviene más saberlo decir que pretender hasta la actualidad que todo quedó muy bien hecho y que es similarmente correcto en todos los países del mundo, que es parecido en Inglaterra, en México… Eso no es verdad. Ese es mi punto de vista.
SL: Estoy de acuerdo. Muchos de los trabajos en Trente ans après… son muy claros al respecto. Se puede suponer que la advertencia habría sido muy útil para evitar numerosos malentendidos que se han producido y continúan produciéndose. ¿Por qué cree usted que esa advertencia no ha sido conservada?; ¿cuáles son las consecuencias más importantes de su ausencia?
MSM: A mi parecer, en la medida en que Bourdieu progresó empobreció un poco su sistema de análisis y explicación, ese es mi punto de vista. Me parece que tiene su importancia esta advertencia. Es decir, que la representación que se ha construido debe una parte de sus propiedades a las condiciones particulares de su producción. En este caso, que esa fue una encuesta imperfecta, no es una encuesta bien hecha, tanto en las clases medias y la clase burguesa dominante, como en las clases populares. Actualmente todos cuentan que fue una encuesta bien hecha, pero no es verdad. Por lo tanto, yo pienso que la advertencia es útil desde un punto de vista metodológico; es mejor decir: “sí, ha sido un muy buen trabajo, muy novedoso en su época, pero que ha tenido fallas, defectos”. En consecuencia, esa advertencia era muy útil…
SL: Pero desapareció…
MSM: Desapareció, sí.
SL: Hay un tema que en mi opinión es de importancia epistemológica trascendental. Surge del pasaje de la hipótesis de homología, que aparece en “Anatomía del gusto” (Bourdieu y De Saint-Martin, 1976: 14-17), enfrentado a la afirmación de las homologías en La distinción: usted dice que “el cuadro teórico se afirmó y tomó amplitud, en detrimento sin duda de las observaciones más sensibles a los datos de campo” (Bourdieu y De Saint-Martin, 1976: 44). ¿Qué piensa?; ¿es eso un “golpe de Estado teórico” como los que se proponían en El oficio de sociólogo un decenio antes?; ¿se puede decir que la hipótesis de la homología en La distinción no estaba mejor fundada que en “Anatomía del gusto”?
MSM: No, yo pienso que Bourdieu se entrampó en su sistema, olvidó un poco que eso que había escrito era una hipótesis. Y helo ahí: él lo ha olvidado un poco, porque todo el mundo lo olvida [risas].
SL: Pero yo no hago esta pregunta con un interés ingenuo, o periodístico. Creo que hay algo de importancia epistemológica…
MSM: Sí, sin duda. Si usted quiere, yo lamento esa evolución. No creo que haya sido esa clase de “golpe de Estado teórico”.
SL: Pero es una lectura posible…
MSM: Hay cosas que yo no puedo decir, ya que no puedo imaginar exactamente qué es lo que pasaba por la cabeza de Bourdieu.
SL: No podemos hacer ficción, es verdad…
MSM: Digamos, al contrario de “Anatomía del gusto” y de La distinción, que si usted quiere pensar que hubo progresos en el pensamiento de Bourdieu, sí hubo progresos, eso es muy claro. No obstante, pienso que incluso en el caso de La distinción se añadieron datos, cosas que se agregaron en relación con “Anatomía del gusto”, pero eso no la transformó fundamentalmente. Creo que la idea de una hipótesis de homología corresponde más a la realidad observada y analizada en “Anatomía del gusto”, en vez de afirmar completamente esa homología como en La distinción.
SL: Es que son diferentes, no son lo mismo…
MSM: No. Ver así el pensamiento de Bourdieu es ver un pensamiento que no ha estado sin evolucionar, y también imaginar un poco que él mismo, si hubiera visto la ocasión de volver sobre La distinción y de repetirla, hubiera advertido que se trataba finalmente de una hipótesis. Yo no pienso que él estuviera encerrado; recuerdo su capacidad de repensar continuamente. Una puede imaginar que él hubiera podido, de una manera u otra, revisar.
SL: Respecto de esta hipótesis de la homología en “Anatomía del gusto” y su transposición a La distinción, en su libro Denis Baranger (2012) trata de establecer si es aceptable la afirmación de Bourdieu de que “la sociología es una ciencia como las demás”; para ello busca si efectivamente hay en la obra de Bourdieu alguna ley científica como las hay en otras ciencias (naturales).7 Parece que Baranger, a su manera, confirma su convicción de que “el marco teórico se ha afirmado y se ha ampliado, en detrimento sin duda de las observaciones más sensibles a los datos del [trabajo de] campo”. ¿Usted y Baranger se refieren en realidad al mismo problema?; ¿la “hipótesis de homología” nunca ha dejado, en verdad, de ser una hipótesis, a pesar de la insistencia de Bourdieu en atribuirle estatus de ley?
MSM: En “Anatomía del gusto” se trataba de la hipótesis de una homología entre espacio de las posiciones sociales y espacio de los estilos de vida, lo que no es -me parece- para nada la misma cosa que la homología postulada por Bourdieu entre espacio de las posiciones y espacio de las tomas de posición. Yo estoy de acuerdo con Denis Baranger en que no se trata, ni en un caso ni en el otro, de una ley sociológica.
SL: Usted afirma [en Trente ans aprés…] que en La distinción, “de manera sorprendente, los artículos más reutilizados no son citados. Es el caso de ‘Anatomía del gusto’ ”. ¿Qué piensa de esta omisión?; ¿cuál pudo haber sido la razón?
MSM: Le que yo he visto, en todo caso, es que el texto [Trente ans aprés…] sea bien traducido al inglés; va a aparecer en ese idioma, está siendo traducido ahora. Yo añadí una nota para el editor inglés, quien estaba también muy sorprendido, por lo que quise añadir una nota. Porque no fue una “omisión”, es decir, algo que no haya sido intencional: ahí yo estaría siendo diplomática, siendo elegante, porque no tengo deseos de ir más lejos. Lo que yo escribí fue: “los artículos no han sido citados, es sorprendente”, no que ha sido una omisión.
SL: ¿Había una función…?
MSM: Cuando una observa la bibliografía de Bourdieu en la medida en que él avanza en edad, en su carrera, los artículos hechos en colaboración con alguien desaparecen. Una leía al principio: “Bourdieu y Passeron”, “Bourdieu y Boltanski”, “Bourdieu y De Saint-Martin”, “Bourdieu y Delsaut”, “Bourdieu, Passeron y Chamboredon”, “Bourdieu, Darbel y Schnapper”, etcétera. Usted avanza y avanza y al final usted ve “Bourdieu” solo…
SL: Es como uno llega a Meditaciones pascalianas (Bourdieu, 1999).
MSM: Sí, es Bourdieu solo, es claro que esa obra es de Bourdieu solo. La distinción, que se apoya en los libros y los artículos hechos por él o por él con otros, no los cita. Eso no es una omisión, es un olvido voluntario, así es. Son reglas de la deontología que no son respetadas, no es una “omisión”, es muy sistemático. Si pasa sólo una vez se puede decir que fue una omisión, pero si sucede sistemáticamente, no lo es.
SL: Hay una entrevista de Yvette Delsaut a Bourdieu (Bourdieu y Delsaut, 2002) en la que éste afirma que la razón de que algunos textos ostenten solamente su firma o no mencionen trabajos previos cosignados, es que las ideas ahí contenidas habían sido suyas. Si bien ahí no se hace referencia al caso particular de la ausencia de mención de “Anatomía del gusto” en La distinción, la mención que usted hace de esa ausencia en su artículo [de Trente ans après…] lleva inevitablemente a los lectores a ese caso. ¿Qué puede comentar al respecto?
MSM: En el artículo del libro Trente ans après La distinction, lo que yo enfatizo es que La distinción es una obra que no es verdaderamente inédita. Muchos artículos y obras firmadas o cofirmadas con anterioridad por Bourdieu son retomados más o menos directamente en esta obra y la han nutrido; entre ellos “Anatomía del gusto”. El autor de un libro o de un artículo debe citar sus fuentes y los textos anteriores que ha escrito sobre los cuales se apoya directamente; el lector debe poder, si lo desea, comparar el texto que lee con los que le han servido de base y tener las referencias de los textos anteriores reutilizados.
Quiero añadir que en el caso de La distinción, Bourdieu dirigió las investigaciones desde el principio hasta el final y que él estaba apasionado por ese objeto; sin embargo, no imaginó, concibió, realizó, analizó y escribió todo él solo.
SL: En su texto “Une inflexible domination” usted menciona que su distanciamiento respecto de Pierre Bourdieu se inició “principalmente a partir de la publicación de La nobleza de Estado, en 1989” (De Saint-Martin, 2003: 324). Es interesante constatar que después de haber retomado “Anatomía del gusto” en La distinción sin mencionarlo, en La nobleza de Estado sí se precisan en diversas partes del texto las contribuciones de Monique de Saint-Martin. ¿Existe alguna relación entre el inicio de su distanciamiento y los créditos incluidos en esos pasajes de La nobleza de Estado? Quiero decir: ¿qué relación existe entre el contenido de esos pasajes?, ¿qué función cumplen en la totalidad de la obra? Un lector puede suponer que Bourdieu ha utilizado o conservado, del producto de la colaboración con usted, aquello en lo que coincidían. ¿Tiene esto relación con los “numerosos puntos de desacuerdo” entre ustedes?
MSM: En La nobleza de Estado, Bourdieu en efecto hace notar en muchas ocasiones que un capítulo, un texto o una versión anterior de un capítulo ha sido escrito en colaboración conmigo, pero él no da jamás la referencia precisa de los artículos cofirmados con anterioridad y uno tiene toda la razón de lamentarlo. Nosotros habíamos firmado juntos cuatro artículos (Bourdieu y De Saint-Martin, 1970, 1975, 1978 y 1987) que son ampliamente retomados en La nobleza de Estado.
Para “Anatomía del gusto” y La distinción yo había colaborado -como lo explico en el artículo que usted cita- en las investigaciones, que duraron 17 años, durante cuatro años solamente; no había participado ni en sus inicios, ni al final. La situación es muy diferente para la encuesta sobre las grandes escuelas (Bourdieu y De Saint-Martin, 1987), en la cual yo colaboré activamente desde el principio y a la que acompañé durante más de veinte años. No se trata, según yo, de cuestiones de acuerdo o desacuerdo sobre el contenido del libro.
SL: Pero él cita muchos trabajos, cita a otros investigadores, cita mucho…
MSM: Sí, yo no he dicho nunca que no… Sí, él cita mucho a unos, pero también hay otros a quienes no cita. Si usted quiere concretamente: los artículos que fueron firmados “Bourdieu y Monique de Saint-Martin” al final de su vida él ya no los citó jamás.
SL: ¿Existe alguna relación con el hecho de que sus trabajos más recientes tienen más proximidad con La nobleza de Estado que con La distinción?
MSM: Si mis trabajos recientes tienen de hecho más vínculos con La nobleza de Estado que con La distinción es porque durante los cincuenta años que me he dedicado a la investigación me he interesado en la sociología de la educación, del poder y de las élites. Las investigaciones sobre el gusto han constituido para mí una experiencia apasionante que me ha marcado y de la que se encuentran prolongaciones en el libro Éducation et frontières sociales (De Saint-Martin, Gheorghiu y De Montvalon, 2010).
SL: Usted estudia actualmente las transformaciones y reestructuraciones de los grupos dirigentes y de los poderes. Ello recuerda principalmente otro libro, La nobleza de Estado. ¿Cómo La distinción está presente en sus trabajos actuales?
MSM: Son preguntas diferentes las que encierran: La nobleza de Estado es un libro más grave aún, es un libro en el que Bourdieu se apoya en numerosos artículos que él escribió con Monique de Saint-Martin: se apoya en artículos sobre las grandes escuelas, en los artículos sobre el patronato, se apoya sobre cuatro o cinco artículos…
SL: Utiliza también un texto que yo conocí en inglés, sobre el lenguaje, es de Bourdieu y de Saint-Martin.
MSM: Sí, sobre “Les catégories de l’entendement profesoral” (De Saint-Martin, 1975). Pero esos artículos no son citados tampoco en las notas en La nobleza de Estado. Por lo tanto eso no es una “omisión”, ¿de acuerdo? Yo trabajé mucho con Bourdieu sobre las grandes escuelas, el patronato, las categorías del entendimiento profesoral, etcétera. Después de que yo me convertí en directora de Estudios, me interesé más en las transformaciones y reestructuraciones de los grupos dirigentes y del poder, en la sociología de las élites. Un poco después, la última investigación en la que yo trabajé un poco con Pierre Bourdieu, fue aquella sobre la casa individual, la vivienda; hubo aún un artículo, el último artículo firmado por Pierre Bourdieu y Monique de Saint-Martin en Actes de la Recherche en Sciences Sociales que se interesa en la cuestión de los propietarios…
SL: ¿Este texto fue retomado en Las estructuras sociales de la economía (Bourdieu, 2001)?
MSM: Es retomado, sí… Entonces hay un artículo en Actes de la Recherche en Sciences Sociales sobre la cuestión de la vivienda y de sus propietarios, del cual se puede decir que está aún un poco inspirado indirectamente en La distinción. En lo que concierne a mis investigaciones, en realidad yo no he continuado en esa investigación que permitió escribir “Anatomía del gusto” y enseguida La distinción. Un prolongamiento, muy alejado, el último libro que yo he escrito en colaboración con colegas, se titula Educación y fronteras sociales (De Saint-Martin, Gheorghiu y De Montvalon, 2010); es un libro que fue publicado en 2010, que escribí con un colega que se llama Mihaï-Dinu Gheorghiu y está publicado en Éditions Michalon, el cual se interesa -junto con un equipo de investigadores de Francia, Rumania, Suecia y Brasil- en la educación como frontera social en las clases populares, en las clases medias, en las burguesías, con base en nuestras entrevistas. Por lo tanto, cabe decir que en ese libro se podría encontrar una inspiración directa en aquellos primeros trabajos que condujeron a la “Anatomía del gusto” y a La distinción. Aunque nos interesamos, en particular al interior de las clases sociales, en las diferencias entre los grupos más bien establecidos, instalados, y en los grupos móviles o inestables.
De hecho, en Educación y fronteras sociales se puede encontrar un vínculo [con las primeras investigaciones], pero no es la misma cuestión, no es la cuestión del gusto; yo creo que uno de los aportes de La distinción es toda esa reflexión sobre la emergencia de nuevos grupos. Los hechos que se analizaron en “Anatomía del gusto” y en La distinción, por ejemplo, arrojaron luz sobre la emergencia de una “nueva pequeña burguesía”.
SL: ¿Con características diferentes?
MSM: Con características diferentes de la pequeña burguesía con más tradición -es decir, una clase media de empleados de oficina, de artesanos y pequeños comerciantes-; hay una pequeña burguesía nueva, con otras profesiones, más hacia el polo artístico, otros grupos de intermediarios culturales, de pequeños artesanos y comerciantes de arte, que tienen valores, un sistema de gustos diferente, más en expansión. Pienso que en La distinción, como en “Anatomía del gusto”, hay una sensibilidad a la emergencia de nuevos grupos; es decir, que no era un análisis solamente de las clases populares, de las clases medias y de las clases dirigentes o dominantes, sino que diferencia más entre el pasado y grupos más bien orientados hacia el porvenir, esa es una distinción relevante. Es uno de los aportes importantes porque no se responde solamente al análisis en términos de clases o categorías socioprofesionales del Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (INSEE) tal como existían, sino que se trató de ver que había otras dimensiones, las cuales no estaban presentes en la nomenclatura del INSEE en esa época. Por ejemplo, en la categoría de las clases dominantes no existía la idea de imaginar una categoría que se llamara “el productor artístico”, la cual no estaba contemplada en el INSEE. Entonces, yo pienso que había allí intuiciones, hipótesis, sobre todas esas transformaciones de la estructura de las clases sociales que son muy importantes.
Creo que la oposición según el volumen de capital poseído [en el esquema del espacio social], ha sido una idea muy clara para todos: hay oposiciones entre la gente que tiene más capital económico, social o cultural -como las profesiones liberales-, y gente que no los tienen o muy poco -como los obreros-. Yo creo que esto ha sido globalmente admitido por los investigadores. Es menos conocida ya esta otra oposición en la estructura de los capitales, entre aquellos que tienen más capital cultural y aquellos que tienen más capital económico.
Lo que no era conocido en esa época por todos era la idea de la emergencia de nuevos grupos, y entonces se trató de retomar el cuestionario individualmente y construirlos. Se tenían al principio sólo cinco grandes grupos con una codificación muy simple. A inicios de la década de 1970 se vuelve fuerte la conciencia de que esta clasificación es un tanto simplificadora y grosera (De Saint-Martin, 2013: 35). Y al regresar al cuestionario nosotros distinguimos 24 grupos que no estaban en ninguna otra publicación de la época, los cuales están indicados aquí. Yo pienso que todo ello ha permitido [realizar] trabajos de reflexión tanto en el campo artístico, como en los estudios económicos.
SL: Al final de su artículo en Trente ans après…, usted se pregunta si las relaciones entre el espacio de los estilos de vida y el espacio social se comprenderían mejor intercalando un tercer esquema donde se presentara el espacio teórico de los habitus, según la proposición del mismo Bourdieu, y usted afirma que “la cuestión amerita ser planteada” (De Saint-Martin, 2013: 44). Ciertamente, usted recuerda la homología entre los dos espacios establecida en La distinción, pero uno se pregunta: ¿es posible tal esquema?; ¿cómo imaginarlo?, ¿será que este tercer esquema es una metáfora que se refiere al movimiento de producción teórica?
MSM: Es por el sistema de calcas en “Anatomía del gusto” [en este momento revisamos la versión digitalizada de “Anatomía del gusto” en mi computadora portátil]… ¿ha manipulado usted la versión en papel [del artículo]?
SL: ¡No! Se trata, creo, de papel transparente…
MSM: Si sobre una hoja de papel para calcar hubiera hecho este esquema de los habitus… Pero él no lo intentó, no hizo este esquema de los habitus, aunque era técnicamente posible, no había nada que le impidiera hacer este esquema.
SL: Pero en La distinción tal esquema no aparece.
MSM: No lo hizo. Porque no era él en realidad quien hacía estas gráficas [las de “Anatomía del gusto”], sino gente que trabajaba con él. Con toda seriedad, yo puedo decir que no fue él quien las hizo; por mi parte, yo he trabajado enormemente sobre todos esos gráficos y yo soy consciente… Para La distinción han sido otras personas, pero en el momento de “Anatomía del gusto” hice muchos de esos gráficos. Es verdad que la idea de hacer ese tercer esquema con los habitus Bourdieu la tuvo al momento de escribir La distinción, pero él mismo no lo intentó, ni encargó a alguien de intentarlo.
SL: ¿Quizá porque es muy difícil de hacer?
MSM: Bueno, es verdad que el espacio social no es fácil de construir; quiero decir, pudo pedirle a alguno de sus colaboradores que lo intentara.
SL: Pero nadie lo hizo nunca…
MSM: Yo creo que él no lo pidió. Al respecto hay una cosa que es un poco sorprendente: Alain Desrosières, un investigador que falleció hace poco tiempo, encontró un dibujo muy interesante en un artículo en Le Nouvel Observateur, publicado en 1974. En esa época hubo un dibujante, que no era sociólogo y que tuvo la misma intuición del espacio social que en “Anatomía del gusto”. Dibujo que, cuando “Anatomía del gusto” fue publicado en 1976, no conocíamos. Ese dibujo es reproducido en el artículo de Desrosières, en 2008.8