Introducción
Este trabajo presenta un análisis del apoyo a la democracia a nivel local, para lo cual utiliza el caso del estado de Guerrero, en México. A través de una revisión de la literatura sobre el tema y de la aplicación de técnicas cuantitativas para el estudio de datos provenientes de encuestas, se traslada el énfasis de estudios precedentes a nivel internacional y nacional a la lógica específica de esta entidad del sur del país, con miras a identificar sus particularidades estatales respecto del apoyo a la democracia. Conceptualmente, se recurre al término “democracia churchilliana” para establecer dicha preferencia sobre cualquier otra forma de gobierno; es decir, el análisis se centra en un apoyo a la democracia en un sentido difuso (Easton, 1975; Plasser, Ulram y Waldrauch, 1998: 95-96), en vez de recurrir a otras conceptualizaciones de apoyo en un sentido específico frecuentes en la literatura, como la percepción de eficacia para la resolución de problemas básicos, o el nivel de satisfacción respecto a su funcionamiento.1
El análisis del apoyo a la democracia ha sido un componente fundamental en los estudios sobre la estabilidad de este sistema político. Partiendo de los postulados de Lipset (1959) sobre las condiciones sociales asociadas a la estabilidad de las democracias, y de Almond y Verba (1963) sobre las condiciones culturales, el apoyo a la democracia ha sido ampliamente analizado en términos empíricos en estudios de alcance mundial (Norris, 1999), para países de América (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2004; Rojas, 2004; Zéphyr, 2008; Corral, 2011; Alister, Cea y Guerrero, 2015; Carling, Love y Singer, 2016), y en estudios nacionales para México (Buendía y Moreno, 2004; Parás y Coleman, 2006; Parás y López, 2006; Parás y Moreno, 2008; Parás, López y Vargas, 2011; Romero y Parás, 2013 y 2015; Instituto Nacional Electoral, 2015). Sin embargo, el análisis a nivel local, al menos en México, es aún incipiente.
El rezago de los estudios locales sobre apoyo a la democracia puede entenderse a partir de la disponibilidad de información. Por un lado, los estudios comparativos mundiales utilizan datos provenientes de la Encuesta Mundial de Valores,2 mientras que las investigaciones latinoamericanas utilizan los informes del Latinobarómetro,3 o del Barómetro de las Américas.4 Por otro lado, los estudios nacionales disponen de la Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas, la cual se ha levantado apenas en cinco ocasiones (2001, 2003, 2005, 2008 y 2012), y que únicamente tiene representatividad nacional (Ipsos Bimsa, 2012); otro esfuerzo nacional fue la Encuesta Nacional sobre Calidad de la Ciudadanía (ENCC), realizada por encargo del entonces Instituto Federal Electoral (IFE) en 2013, la cual tuvo representatividad nacional, por regiones,5 en diez entidades6 y doce municipios,7 y cuyos resultados fueron presentados en el Informe país sobre la calidad de la ciudadanía en México (Instituto Nacional Electoral, 2015: 27-29).
Dado que la ENCC no era representativa para el estado de Guerrero, y conscientes de la importancia de contar con información sobre los valores, percepciones y prácticas ciudadanas en la entidad, en 2016 se levantó la Encuesta Estatal sobre Calidad de la Ciudadanía en Guerrero (EECCG), por encargo del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Guerrero (IEPC Guerrero), con representatividad a nivel estatal y en sus siete regiones: Acapulco, Centro, Norte, Costa Chica, Costa Grande, Montaña y Tierra Caliente, y cuyos resultados fueron presentados en el Informe sobre la calidad de la ciudadanía en Guerrero (Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Guerrero, 2017).
En ambos informes, el apoyo a la democracia se analiza de manera descriptiva. A nivel nacional, se encontró que para el 53 por ciento de los encuestados la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno, para el 18 por ciento da lo mismo un sistema democrático u otro y para el 23 por ciento algunas veces es preferible un sistema autoritario (Instituto Nacional Electoral, 2015: 117). En Guerrero, en cambio, el 36 por ciento de los encuestados indica que la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno, para el 22 por ciento da lo mismo un sistema democrático que uno no democrático y para el 20 por ciento en algunas circunstancias es preferible un gobierno autoritario (Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Guerrero, 2017: 105).
Con base en este panorama contrastante, este estudio busca identificar qué factores determinan el apoyo a la democracia en Guerrero, mediante la verificación empírica, a través del análisis de la EECCG, de las relaciones que sugiere la literatura. Así, el presente trabajo busca coadyuvar a la comprensión del apoyo a la democracia en dos sentidos: primero, desarrollar un análisis con alcance explicativo y no solamente descriptivo o correlacional; y segundo, abonar a la reducción del déficit de estudios locales, mediante el análisis del apoyo a la democracia en este estado del sur de México.
Revisión de la literatura
El apoyo a la democracia resulta un indicador fundamental de su estabilidad como sistema político; Larry Diamond (1993: 13) señala que una “democracia estable también requiere una creencia en la legitimidad de la democracia”, la cual deberá expresar, como principio general, “que la democracia es la mejor forma de gobierno posible”. Esta expresión de apoyo es lo que la literatura distingue como “democracia churchilliana”, entendida como el respaldo a la democracia en comparación con cualquier otra forma de gobierno.
Las democracias estables han sido asociadas desde Lipset (1959) a ciertas condiciones del entorno que determinan la existencia y funcionamiento del sistema político democrático y sus instituciones, entre las que destacan el desarrollo económico de la sociedad,8 la efectividad del sistema político en sus tareas básicas de gobierno, y su legitimidad, entendida como la capacidad del sistema político de establecer y preservar en la sociedad la imperatividad de las instituciones políticas para su correcto funcionamiento. De este modo, la estabilidad democrática la determinan los factores del entorno.
Una explicación alternativa de las democracias estables es que se construyen sobre factores culturales; Almond y Verba señalaban que “la cultura política de una nación consiste en la particular distribución entre sus miembros de las pautas de orientación hacia los objetos políticos” (Almond y Verba, 1992: 180), siendo la de mayor interés aquella distribución que promoviera la estabilidad de la democracia y sus instituciones en una sociedad; concretamente, la cultura política consiste en “el conjunto de orientaciones cognitivas, afectivas y evaluativas al fenómeno de la política, distribuidas en poblaciones nacionales o en subgrupos”, donde el fenómeno político, para ser más precisos, se circunscribe a sus sistemas, procesos y objetos, elementos hacia los cuales se dirigen orientaciones cognitivas (construidas mediante creencias, información y análisis), afectivas (compuestas de sentimientos de apego, aversión o indiferencia) o evaluativas (referentes a juicios morales) (Almond, 1989: 26, 28).
Estas visiones alternativas coinciden en la fuente de estabilidad de las democracias: su legitimidad, aunque difieren en la construcción de la misma, ya que puede ser externa (en el entorno del ciudadano) o interna (en su cultura política). Por tanto, al estudiar el apoyo a la democracia como un reflejo de su legitimidad como sistema político suelen analizarse factores determinantes procedentes tanto del entorno como de la cultura política de los ciudadanos.
Los análisis comparativos de escala internacional, con distintos conglomerados de países, han revelado que el apoyo a la democracia como forma ideal de gobierno ha sido creciente, a pesar de la disminución de la satisfacción con el desempeño del sistema político y sus instituciones de representación y de gobierno, lo cual se ha atribuido a la construcción de una ciudadanía más crítica (Norris, 1999).
Otros estudios más acotados permiten refinar el análisis de los determinantes del apoyo a la democracia. Con base en datos solamente de países del continente americano, Parás, López y Vargas (2011: 45) encuentran evidencia estadística de que dicho apoyo se incrementa en función de la edad, el nivel educativo, la percepción del desempeño económico del gobierno, la riqueza del ciudadano, su satisfacción con el presidente actual, el entorno urbano y el género masculino. En otra investigación más reciente, también con naciones de América, Carling, Love y Singer (2016: 226, 227) indican un menor apoyo al sistema político en aquellos ciudadanos con mayor inseguridad en sus vecindarios y con mayor victimización por corrupción, mientras que el apoyo a la democracia es mayor entre quienes aprueban el desempeño del Ejecutivo nacional, perciben una buena situación económica, están satisfechos con los servicios públicos municipales y asisten a reuniones del gobierno municipal; por otro lado, también algunos factores sociodemográficos inciden en el apoyo a la democracia, el cual es mayor entre quienes viven en áreas rurales, tienen menor riqueza, mayor educación, y entre las mujeres en relación con los hombres.
Otra vertiente de análisis es el estudio concreto de países latinoamericanos. Por ejemplo, una investigación del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD, 2004: 137-139) caracteriza el perfil social de los ciudadanos latinoamericanos que sustentan una mayor orientación hacia la democracia, que incluye contar con educación superior, haber presentado mayor movilidad educativa respecto de sus padres, y favorecer el papel del Estado en el desarrollo del país. Zéphyr (2008), por otro lado, encuentra que al apoyo a la democracia en América Latina lo afectan negativamente la corrupción, la victimización por crimen y la residencia en el ámbito urbano, mientras que lo hacen positivamente la satisfacción con el desempeño del presidente actual y la percepción de una buena situación económica del país; otros factores sociodemográficos que inciden en un mayor apoyo a la democracia son edad, educación, riqueza y pertenencia al género masculino.
Otros estudios latinoamericanos han incorporado elementos diferenciadores en su análisis. Por ejemplo, Corral (2011: 2) contrasta el apoyo a la democracia entre la ciudadanía y las élites, para lo cual complementó los datos del Barómetro de las Américas con una encuesta a legisladores; de los 17 países latinoamericanos estudiados, en todos se observó un mayor apoyo a la democracia por parte de las élites que de los ciudadanos, incluyendo México.9 Vairo (2012), por otro lado, desarrolla un estudio para países de América del Sur, donde encuentra que aquellos ciudadanos que votaron por candidatos perdedores, lo hicieron en blanco, o bien no fueron a votar, tienen menor probabilidad de apoyar a la democracia; por el contrario, aquellos que simpatizan con algún partido político son más propensos a respaldarla.
Estudios más recientes han cuestionado de manera particular el impacto del crimen sobre la satisfacción con la democracia, al ser uno de los factores menos considerados a pesar de tener presencia como problema público en la mayoría de los países latinoamericanos; los hallazgos de Gómez (2014) revelan que la satisfacción democrática recibe un impacto negativo ante la percepción de un aumento del crimen, incluso vinculándose con otros factores instrumentales (económicos) e intrínsecos (políticos y sociales). Por otro lado, el estudio de Alister, Cea y Guerrero (2015) señala algunos determinantes del apoyo a la democracia, entre los que destacan: factores económicos, tanto a escala individual como a nivel país; las relaciones de confianza en términos sociales y políticos, es decir, la lealtad interpersonal y la que se produce en las instituciones; la corrupción, a través de la victimización directa, pero también de su percepción; la participación ciudadana, conceptualizada como la expresión del voto; y la eficacia política interna y externa, la primera referida a la capacidad del ciudadano para incidir en las decisiones públicas, y la segunda al interés y capacidad de los políticos para atender las demandas de la población.
El análisis del apoyo a la democracia para México en concreto cuenta también con numerosos antecedentes. El estudio de Buendía y Moreno (2004: 30) identifica una relación funcional estadísticamente significativa entre el apoyo a la democracia y la satisfacción ciudadana con la misma, la percepción de que existen valores que unen a México, la religiosidad, y la región norte, factores que impactan positivamente en dicho apoyo; otros elementos, por el contrario, lo disminuyen, como la percepción de corrupción de los funcionarios públicos. Parás y Moreno (2008: 49, 69, 128), por otro lado, encuentran que el apoyo a la democracia no está determinado por la victimización criminal o por la sensación de inseguridad, ni tampoco por la victimización por corrupción o su percepción, pero sí es mayor entre quienes advierten un buen desempeño económico del gobierno, aprueban el trabajo del presidente y cuentan con mayor nivel educativo. En otro estudio, Parás, López y Vargas (2011: 46) observan que en México el respaldo a la democracia sólo puede explicarse por la valoración del desempeño económico del gobierno, la riqueza y la edad.
Romero y Parás (2013: 107) se concentran en el impacto de la delincuencia, la inseguridad y la corrupción sobre el apoyo al sistema político en México. Al relacionar dicho apoyo con la percepción de que los tribunales de justicia garantizan un juicio imparcial; el respeto a las instituciones del país; la creencia de que los derechos fundamentales de los ciudadanos están bien protegidos; el orgullo de vivir bajo el sistema político de la nación, y la creencia de que el individuo debe respaldar dicho sistema político, los autores encuentran que “el apoyo al sistema en México se ve significativamente determinado por las percepciones de corrupción e inseguridad, y por la victimización por corrupción, pero no se ve afectado […] por la victimización a causa del crimen”. Otro estudio nacional, destacado por utilizar un enfoque experimental, es el de Merolla, Mezini y Zechmeister (2013), quienes encuentran que tanto la preocupación por la delincuencia como la intranquilidad económica impactan negativamente en el aval a la democracia.
En el trabajo más reciente para México se identifican algunos factores asociados con el apoyo a la democracia, como la educación, el ingreso, la condición de indígena y el tono de piel, mientras que otros aspectos, como el sexo o la edad, no se encuentran relacionados con dicha actitud; sin embargo, la evidencia estadística de los hallazgos es correlacional y no explicativa (Instituto Nacional Electoral, 2015: 118).
Finalmente, en Guerrero fueron identificados algunos factores asociados con el apoyo a la democracia, pero de nuevo, la evidencia solamente es correlacional. Las pruebas estadísticas revelaron que presentan un mayor respaldo a la democracia los hombres respecto de las mujeres, las personas con mayor escolaridad, aquéllas con mayores niveles de ingreso, y quienes residen en la región de La Montaña (Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Guerrero, 2017: 105-108). Como se puede apreciar en la literatura, no solamente la satisfacción con la democracia es un elemento cambiante a través del tiempo y el espacio, sino que sus determinantes también ganan o pierden peso conforme se modifican las delimitaciones del análisis.
Marco metodológico
Como gran parte de la literatura sobre el tema, este trabajo adopta un enfoque conductista, caracterizado por la premisa de que el comportamiento humano tiene uniformidades observables, susceptibles de comprobarse empíricamente con rigor metodológico, buscando bajo esta lógica la comprensión, explicación y pronóstico de la conducta política (García, 2009: 13). En función de los determinantes del apoyo a la democracia que se plantean en la literatura, así como de la disponibilidad de datos, se propone una relación funcional inicial para ser sometida a comprobación mediante técnicas cuantitativas de alcance explicativo, con base en datos sobre ciudadanía en Guerrero. Dicha relación funcional, más que constituir una de causalidad,10 pretende más bien capturar la uniformidad observable en los diversos modos de actuación política de la ciudadanía en el estado, con el fin de comprender, explicar y predecir el apoyo a la democracia.
La relación propuesta es que el apoyo a la democracia se encuentra en función de variables del entorno, de la cultura política del ciudadano, y de otras variables sociodemográficas de control. Dentro de las primeras, a partir de la directriz de Lipset (1959), se contemplan la situación económica de la ciudadanía (calculada mediante el ingreso del hogar y la clase social a la cual el individuo considera pertenecer),11 la efectividad del gobierno en tareas básicas (aproximada por la capacidad de la policía para hacer de la colonia donde reside el ciudadano un lugar más seguro y por la condición de ser beneficiario de algún programa social), y la percepción de la imperatividad de las instituciones políticas democráticas para el funcionamiento de la sociedad (estimada con base en el nivel de arraigo de la creencia de que las leyes deben cumplirse, sin importar que sean justas o injustas). Otra variable del entorno sugerida por múltiples autores, y de trascendencia indiscutible en el estado de Guerrero, es la victimización criminal directa e indirecta, la cual se tratará en este estudio de manera conjunta; sin embargo, debido a que no se disponen de los datos adecuados, no se podrán incluir la percepción de y la victimización por la corrupción.
Las variables de cultura política a incluir en el estudio consideran las propuestas de Vairo (2012) y de Alister, Cea y Guerrero (2015), por lo que se incluyen la confianza de los ciudadanos (tanto en otras personas, como en las instituciones), la eficacia política (interna y externa), la participación electoral y el sentido del voto (candidato ganador o perdedor), así como la simpatía con algún partido político. Finalmente, los controles sociodemográficos considerados incluyen aquellos comúnmente incluidos en la literatura, como edad, sexo, nivel de escolaridad, condición indígena y región de residencia.12
El modelo empírico propuesto contempla una relación funcional donde el apoyo a la democracia es la variable dependiente, y en la cual las variables independientes se introducen al modelo con el fin de determinar la magnitud de su efecto sobre el apoyo a la democracia. Dado que la variable dependiente es dicotómica (sólo toma valores de 0 y 1), se requiere estimar un modelo no lineal de respuesta binaria, donde la probabilidad de respuesta con valor 1 en la variable explicada está determinada por un vector de variables explicativas, de las cuales también puede obtenerse su efecto marginal individual (Wooldridge, 2015: 584-593). El modelo para encontrar dicha probabilidad y los efectos marginales individuales se indica a continuación:
Pr (democraciai =1|x (Ec.1) =G(β0+ β1ingresohi+ β2clasei+ β3policai + β4progactuali + β5epinteri + β6delitoi + β7confinteri + β8confinsti + β9epinteri + β10epexteri+ β11novoti + β12ganadori+ β13partidoi + β14edadi + β15 + β16mujeri+ β17educi+ β18indigenai+ β19refion2i | β20region3i| β21region4i| β22region5i| β23region6i + β24region7i) |
En la ecuación anterior, G corresponde a la función de distribución logística, que toma valores entre 0 y 1. Bajo este planteamiento, una regresión logística permite estimar, mediante el método de máxima verosimilitud, el efecto de cada variable independiente sobre el logaritmo del momio p/(1-p), donde p es la probabilidad de que la variable dependiente tome el valor de 1, dado el vector de variables independientes incorporadas al modelo, sin la necesidad de asumir que dicho efecto sea lineal, ni que las variables se encuentren normalmente distribuidas, ni su homocedasticidad (Garson, 2014: 10).
Los datos para la estimación provienen de la EECCG, aplicada a 3,205 ciudadanos en 25 municipios del estado de Guerrero; dicha encuesta fue levantada mediante entrevistas cara a cara en hogares, en 2016, por encargo del IEPC Guerrero. El muestreo que se utilizó fue aleatorio, polietápico y estratificado, lo cual garantiza la representatividad a nivel estatal y por regiones (Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Guerrero, 2017: 155-158); sin embargo, para la estimación de una regresión logística que contraste la relación funcional propuesta, únicamente se consideraron 1,981 observaciones, que fueron las que no registraron valores perdidos en ninguna de las variables utilizadas. Todas las estimaciones se realizaron en el programa Stata, versión 13.
Es importante advertir, dado que los datos utilizados provienen de un muestreo complejo, que las estimaciones que se presentan en la siguiente sección no incorporan el efecto del diseño muestral, toda vez que los datos disponibles no contenían el factor de expansión correspondiente. Si bien se contaba con los controles de región y municipio para una consideración parcial del diseño muestral, al incorporar tales conglomerados los efectos marginales (y sus intervalos de confianza) no mostraron cambios significativos.13
Análisis de resultados
El cuadro 1 muestra la estadística descriptiva de las variables utilizadas, únicamente para las observaciones incluidas en el análisis de regresión. En la columna 1 se indica el nombre genérico de la variable, mientras que la 2 contiene la media, la cual en las variables dicotómicas puede interpretarse como la proporción de observaciones que corresponden al criterio medido; la columna 3 señala la desviación estándar, y en las 4 y 5 se indican los valores máximos y mínimos de cada variable, respectivamente.
(1) Variable | (2) Media | (3) Desviación estándar | (4) Mínimo | (5) Máximo |
---|---|---|---|---|
Democracia | 0.3857 | 0.4869 | 0 | 1 |
Ingreso hogar | 2.2474 | 1.3048 | 1 | 5 |
Clase | 2.0419 | 0.9270 | 1 | 5 |
Policía | 2.4821 | 1.3971 | 1 | 5 |
Programa social actual | 0.3185 | 0.4660 | 0 | 1 |
Leyes | 0.3897 | 0.4878 | 0 | 1 |
Delito | 0.2378 | 0.4258 | 0 | 1 |
Confianza interpersonal | 0.1595 | 0.3662 | 0 | 1 |
Confianza institucional | 0.9372 | 0.5598 | 0 | 3 |
Eficacia política interna | 2.0061 | 1.2725 | 1 | 5 |
Eficiencia política externa | 1.9525 | 1.2267 | 1 | 5 |
No voto | 0.3483 | 0.4766 | 0 | 1 |
Ganador | 0.2337 | 0.4233 | 0 | 1 |
Partido | 0.5068 | 0.5001 | 0 | 1 |
Edad | 39.319 | 14.587 | 18 | 92 |
Mujer | 0.5154 | 0.4999 | 0 | 1 |
Educación | 5.2433 | 1.6980 | 1 | 7 |
Indígena | 0.1383 | 0.3453 | 0 | 1 |
Región1 | 0.2443 | 0.4298 | 0 | 1 |
Región 2 | 0.1762 | 0.1762 | 0 | 1 |
Región 3 | 0.1388 | 0.3458 | 0 | 1 |
Región 4 | 0.1499 | 0.3571 | 0 | 1 |
Región 5 | 0.0893 | 0.2853 | 0 | 1 |
Región 6 | 0.1161 | 0.3204 | 0 | 1 |
Región 7 | 0.0853 | 0.2794 | 0 | 1 |
Fuente: Elaboración propia, con datos de la EECCG 2016.
Los valores mostrados en el cuadro 1 indican, para la variable dependiente, que el 38.6 por ciento de las observaciones del análisis corresponden a ciudadanos que prefieren la democracia a cualquier otra forma de gobierno; respecto de las variables del entorno, se ubican en promedio en el intervalo de ingresos del hogar de 2,192 a 4,382 pesos, considerándose un promedio de clase media-baja; aunque estas mediciones de bienestar económico son coincidentes, el ingreso del hogar tiene más dispersión que la clase social a la cual el ciudadano considera pertenecer. Respecto de la percepción de que la policía hace de su colonia un lugar más seguro, la ciudadanía se ubica prácticamente a la mitad de la escala del uno al cinco. Por otro lado, el 31.8 por ciento señala ser beneficiario actualmente de algún programa de ayuda social del gobierno. El 39 por ciento apoya que las personas deben respetar las leyes, sean justas o injustas, mientras que el 23.8 por ciento declara que por lo menos un habitante del hogar fue víctima de algún delito en los últimos doce meses.
En cuanto a las variables de cultura política, el 16 por ciento menciona que, en términos generales, sí se puede confiar en la mayoría de las personas; sobre el indicador de confianza en las instituciones, se observa un promedio de 0.9 en la escala de 0 a 3. Por otro lado, los ciudadanos incluidos en la muestra se consideran algo en desacuerdo con la afirmación de que pueden influir sobre lo que hace el gobierno, así como con la consideración de que a los políticos les preocupa mucho lo que piensa la gente. El 34.8 por ciento no votó en las elecciones a diputados federales de 2015; en ese mismo año, el 23.4 por ciento votó por el candidato ganador a gobernador del estado. Finalmente, el 50.7 por ciento simpatiza con algún partido político.
Dentro de las variables de control sociodemográfico, la edad promedio fue de 39 años, con un rango de los 18 a los 92 años; la muestra se compone de 51.5 por ciento de mujeres, y el nivel de escolaridad promedio es secundaria completa; además, existe una presencia de 13.8 por ciento de población que se autoidentifica como indígena. Por último, la distribución de la muestra por regiones ubica el 24 por ciento de las observaciones en Acapulco, 18 por ciento en la región Centro, 14 en Norte, 15 en Costa Chica, 9 en Costa Grande, 12 en Montaña, y 8 en Tierra Caliente.
Más allá del reporte descriptivo, el cuadro anterior revela un contexto diferenciado en la entidad bajo análisis respecto de la situación nacional, tanto en factores del entorno como de cultura política. Si tomamos como referencia el Informe país sobre la calidad de la ciudadanía en México (Instituto Nacional Electoral, 2015), Guerrero se encuentra entre los niveles más bajos de ingreso y escolaridad en México, además de ser una de las entidades con alta concentración de población indígena; a este complejo entorno local se suma una incidencia delictiva que casi duplica a la nacional. Por otro lado, los valores de eficacia política interna y externa se ubican aproximadamente seis puntos porcentuales por encima del nivel nacional; es decir, la ciudadanía guerrerense suele ser más optimista respecto de su capacidad de influir en las acciones del gobierno, y en la percepción de que los políticos se preocupan por gente como ellos.
Ahora bien, el principal reto del análisis, más allá del contexto diferenciado recién puntualizado, radica en explicar los quince puntos porcentuales menos de apoyo a la democracia en Guerrero respecto del nivel nacional. El cuadro 2 presenta la estimación de la ecuación 1 mediante una regresión logística; muestra primero los resultados generales del modelo y, posteriormente, en las columnas uno a cinco, los efectos marginales de las variables independientes, así como su significancia estadística. Como se advirtió en el marco metodológico, de las 3,205 observaciones que componen la encuesta, sólo entraron a la estimación 1,981, que son el total de comentarios sin valores perdidos en las variables contempladas. La prueba de Wald revela la significancia global del modelo al 1 por ciento, mientras que la pseudo-R cuadrada indica un poder explicativo del mismo del 4.29 por ciento; en cuanto a la capacidad predictiva del modelo, los efectos marginales estimados logran clasificar correctamente el 64.06 por ciento de las observaciones de manera individual, mientras que de manera global predicen que el 37.9 por ciento de los ciudadanos prefiere la democracia a cualquier otra forma de gobierno (el dato observado, según el cuadro 1, fue del 38.6 por ciento, por lo que la diferencia entre los resultados obtenidos y la predicción del modelo es de apenas 0.7 por ciento).
Observaciones = | 1,981 |
Wald χ2 = | 105.99 |
Pr>χ2 = | 0.0000 |
Pseudo R2 = | 0.0419 |
Observaciones correctamente clasificadas = | 64.06% |
y = | Pr (democracia) |
y = | .3792 |
(1) Variable independiente | (2) dy/dx | (3) Error estándar | (4)z | (5) Pr>z |
Ingreso hogar | 0.0391 | 0.0097 | 4.04 | 0.000 |
Clase | -0.0338 | 0.0140 | -2.4 | 0.016 |
Policía | 0.0125 | 0.0086 | 1.46 | 0.144 |
Programa social actual* | -0.0866 | 0.0248 | -3.49 | 0.000 |
Leyes* | -0.0084 | 0.0234 | -0.36 | 0.720 |
Delito* | 0.0113 | 0.0269 | 0.42 | 0.675 |
Confianza interpersonal* | 0.0263 | 0.0316 | 0.83 | 0.406 |
Confianza instituciones | 0.0566 | 0.0223 | 2.54 | 0.011 |
Eficiencia política interna | -0.0026 | 0.0116 | -0.22 | 0.826 |
Eficiencia política externa | -0.0108 | 0.0126 | -0.86 | 0.390 |
No votó* | -0.0879 | 0.0269 | -3.27 | 0.001 |
Ganador* | -0.0476 | 0.0283 | -1.68 | 0.093 |
Partido* | 0.0316 | 0.0250 | 1.26 | 0.206 |
Edad | -0.0015 | 0.0041 | -0.36 | 0.719 |
Edad 2 | 0.0000 | 0.0001 | 0.59 | 0.555 |
Mujer* | -0.0017 | 0.0230 | -0.08 | 0.940 |
Educación | 0.0252 | 0.0085 | 2.97 | 0.003 |
Indígena* | -0.0341 | 0.0358 | -0.95 | 0.341 |
Región 2* | 0.0043 | 0.0364 | 0.12 | 0.906 |
Región 3* | 0.0593 | 0.0400 | 1.48 | 0.139 |
Región 4* | 0.0646 | 0.0396 | 1.63 | 0.103 |
Región 5* | 0.0203 | 0.0448 | 0.45 | 0.651 |
Región 6* | 0.1993 | 0.0453 | 4.4 | 0.000 |
Región 7* | 0.0593 | 0.0466 | 1.27 | 0.203 |
Fuente: Elaboración propia, con datos de la EECCG 2016; en variables dicotómicas (*) el efecto marginal dy/dx corresponde a cambios de 0 a 1.
La primera columna del cuadro 2 contiene el nombre genérico de las variables independientes, señalándose con un asterisco las variables dicotómicas respecto de la primera columna del cuadro 1; nótese que la variable democracia ya no aparece, pues es la variable dependiente del modelo; que edad la vemos en dos renglones (por introducirse en la relación funcional en términos lineales y cuadráticos); y que la región 1 (Acapulco) no está, por ser la categoría de referencia para interpretar el impacto de las otras regiones. En la segunda columna del cuadro 2 se muestra el efecto marginal de cada variable independiente, calculado alrededor de su media, con excepción de las variables dicotómicas, cuyo efecto corresponde a un cambio de 0 a 1. La tercera columna contiene los errores estándar robustos de los efectos marginales, la cuarta su valor estadístico de prueba de significancia individual y la quinta el valor probabilístico correspondiente.
Los factores con un impacto estadísticamente significativo fueron el ingreso del hogar, ser beneficiario de algún programa de apoyo social, no haber votado en las elecciones a diputados federales, el nivel educativo y pertenecer a la región de La Montaña (región 6); el efecto marginal de estas variables independientes alcanzó un nivel de significancia del 1 por ciento. Por otro lado, la clase social y la confianza institucional fueron variables con un efecto marginal estadísticamente significativo del 5 por ciento. El resto de las variables independientes no tuvo impactos de importancia estadística.
La gráfica 1 muestra las estimaciones puntuales (círculos negros) y las estimaciones de intervalo, con un nivel de confianza del 95 por ciento (líneas verticales), de los efectos marginales calculados en la regresión logística. Las variables cuya estimación puntual se encuentra muy cerca del cero, y por tanto sus intervalos de confianza cruzan dicha línea de referencia, no son estadísticamente significativas; aquellas cuyos intervalos de confianza están por encima del cero tienen un impacto positivo y estadísticamente significativo; y aquellas con intervalos de confianza por debajo del cero significan un impacto negativo y estadísticamente significativo.
Fuente: Elaboración propia, con datos de la EECCG 2016; intervalos con nivel de confianza del 95 por ciento.
Dentro de las variables independientes con un impacto positivo y estadísticamente significativo en la relación funcional propuesta destaca la de pertenecer a la región de La Montaña de Guerrero. De acuerdo con su efecto marginal, los ciudadanos de dicha región tienen casi 20 por ciento mayor probabilidad de apoyar a la democracia respecto de los ciudadanos de Acapulco, manteniéndose lo demás constante. En el resto de las regiones no existen diferencias estadísticamente significativas entre su apoyo a la democracia y la de la ciudadanía de Acapulco. Le sigue, en orden de importancia por su significancia estadística, el nivel educativo: el efecto marginal de dicha variable muestra que, al pasar de secundaria completa a carrera técnica o preparatoria terminada, la probabilidad de apoyar a la democracia aumenta un 2.5 por ciento, manteniéndose los otros factores constantes. Le sigue la confianza en las instituciones, cuyo efecto marginal indica que, si la confianza promedio en las instituciones pasara de “poca” a “algo”, el apoyo a la democracia aumentaría un 5.7 por ciento, conservándose constante todo lo demás. Hasta aquí, algunas variables del entorno, de la cultura política y de los controles sociodemográficos han sido relevantes para explicar el apoyo a la democracia.
Al pasar a las variables independientes que impactan negativamente en el apoyo a la democracia, y seguir el orden de su significancia estadística, destaca en primer lugar ser actualmente beneficiario de un programa de apoyo social del gobierno, pues estas personas tienen un 8.7 por ciento menos probabilidades de apoyar a la democracia, ceteris paribus; este resultado es contrario al esperado, ya que esta variable influye en la efectividad del gobierno en sus tareas básicas, en este caso la promoción del desarrollo social, por lo que la expectativa sería la de un impacto positivo.
Le siguen aquellos ciudadanos que optaron por no participar en las elecciones, quienes tienen un 8.8 por ciento menos probabilidades de apoyar a la democracia, manteniendo lo demás constante. Por último, se encuentra la clase social, donde un cambio marginal en la escala social se traduce en una diferencia del 3.4 por ciento en la probabilidad de apoyar a la democracia; así, las personas de clase baja (clase 1) tienen más probabilidades de apoyar a la democracia en esa misma proporción, respecto de los de clase media-baja (clase 2), mientras que los de clase media (clase 3) tienen menos probabilidades en idéntico porcentaje de apoyar a la democracia respecto de los de clase media-baja, manteniéndose los otros factores constantes. Este resultado es paradójico, en cuanto que el ingreso del hogar reportó un impacto positivo, es decir, a mayor ingreso se espera un mayor apoyo a la democracia, mientras que con la clase social el efecto es a la inversa, pues una clase social más alta implica un menor apoyo a la sistema democrático, respecto de las clases más bajas. Esta contraposición obedece a lo que ya se señalaba en la advertencia de colinealidad de ambas variables: mientras que una captura un componente efectivo de bienestar económico, la otra capta un elemento de percepción: la clase social a la cual el ciudadano considera pertenecer. Aunque ambos componentes pudieran coincidir, los datos muestran que todos los niveles de ingreso se distribuyen entre todas las clases sociales.
En el cuadro 3 se muestra la tabla de contingencia entre la clase social y el ingreso del hogar, con porcentajes por columna, exclusivamente para las observaciones incluidas en la regresión logística. Como se puede observar, prácticamente todas las clases sociales tienen presencia en los distintos niveles de ingreso del hogar.
Nivel de ingreso del hogar | |||||
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Clase social | 0 a 2,191 pesos | 2,192 a 4,382 | 4,383 a 6,573 | 6,574 a 8,764 | 8,765 y más |
Baja | 54.52 | 34.01 | 16.08 | 21.01 | 13.27 |
Media-baja | 26.71 | 33.33 | 33.33 | 27.54 | 18.96 |
Media | 18.08 | 30.8 | 45.02 | 46.38 | 54.50 |
Media-alta | 0.27 | 0.34 | 5.14 | 5.07 | 11.37 |
Alta | 0.41 | 1.52 | 0.64 | 0.00 | 1.90 |
Fuente: Elaboración propia, con base en la EECCG 2016. Datos porcentuales.
Los resultados de la comprobación de la relación funcional propuesta coinciden en algunos aspectos con los estudios previos revisados en la literatura, aunque también presentan elementos distintivos. Por ejemplo, no se encontró evidencia estadística de un apoyo a la democracia diferenciado entre hombres y mujeres, o bien un impacto debido a la edad, o a la victimización criminal, como muchas investigaciones plantean. Esto resulta de especial importancia en Guerrero, por ser una entidad fuertemente afectada por la violencia y la delincuencia.
Por otro lado, las coincidencias apuntan a la importancia del bienestar económico en el apoyo a la democracia, tal como propone Lipset (1959), pero en términos reales y no de percepción, ya que la consideración de pertenencia a clases bajas es la que induce a un mayor apoyo a la democracia entre la ciudadanía de Guerrero. Así, el papel de la “pobreza” en el respaldo al sistema político democrático no es claro: si se emprende una aproximación mediante el ingreso monetario del hogar impacta negativamente, pero si se calcula con base en la clase social a la cual el ciudadano cree pertenecer, el efecto es positivo. En otras palabras, ser pobre disminuye el apoyo a la democracia, pero creer que se es pobre lo aumenta.
El impacto positivo de la educación coincide en prácticamente todos los estudios que la incluyen como factor determinante; sin embargo, para Guerrero constituye un llamado de atención, pues el nivel de escolaridad promedio es de apenas secundaria terminada. Así, la promoción del apoyo a la democracia por estudios universitarios, tal como lo plantea el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (2004), se encuentra lejos de la realidad local. También los efectos positivos de la confianza en las instituciones coinciden con los hallazgos de Alister, Cea y Guerrero (2015), aunque difieren respecto de la confianza interpersonal, la cual no resultó significativa. El menor apoyo a la democracia entre quienes no votan, por otro lado, coincide con los hallazgos de Vairo (2012), aunque no se replicó en la repercusión de la simpatía con algún partido político. Finalmente, aunque a nivel nacional existe evidencia correlacional entre el apoyo a la democracia y la condición indígena (Instituto Nacional Electoral, 2015), en el análisis realizado para Guerrero no se encontró alguna prueba de asociación entre ambas variables.
Entonces, si consideramos los factores explicativos del apoyo a la democracia en Guerrero, ¿cuál es el nivel de respaldo esperado, en función de estos determinantes? Con base en un análisis de estática comparativa, se pronostica la proporción de la ciudadanía que prefiere la democracia a cualquier otra forma de gobierno, en función del nivel de escolaridad, el ingreso económico del hogar, la clase social, la confianza institucional y la región, calculándose la evolución de dicha proporción ante el cambio de cada una de estas variables de manera aislada, es decir, manteniéndose todo lo demás constante.
La gráfica 2 muestra el aumento en la proporción de ciudadanía que prefiere la democracia a cualquier otra forma de gobierno, conforme se incrementa el nivel de escolaridad; se aprecia que pasa de un 28 por ciento en individuos sin escolaridad, a 42 por ciento en individuos con universidad o más. Por otra parte, el pronóstico de la proporción de ciudadanía que escoge la democracia es aún mayor conforme aumenta el ingreso del hogar, pues va del 33 por ciento en hogares con un ingreso de entre 0 y 2,191 pesos, a 49 por ciento en aquéllos con un nivel de 8,765 pesos o superior. En la confianza institucional también se presenta un comportamiento creciente en la predicción del porcentaje de ciudadanía que apoya la democracia, que inicia en el 33 por ciento entre quienes no confían nada en las instituciones, y alcanza el 50 por ciento entre quienes confían mucho. En la clase social a la cual el ciudadano considera que pertenece se observa la conducta decreciente ya mencionada; en este rubro, la estimación de proporción de ciudadanía que prefiere la democracia va del 41 por ciento en la clase baja, al 29 por ciento en la alta. Finalmente, las regiones del estado no muestran un proceder diferenciado entre ellas, salvo en el caso de La Montaña, con la estimación de proporción de preferencia por la democracia más alta, con un 53 por ciento, frente a la más baja, de 33 por ciento, observada en Acapulco.
Otra alternativa de proyección del apoyo a la democracia es el pronóstico mediante perfiles ciudadanos. A diferencia del análisis de estática comparativa, ahora el modelo estimado se utiliza para identificar la probabilidad de que un determinado perfil multivariado prefiera la democracia a cualquier otra forma de gobierno. El cuadro 4 muestra los niveles de respaldo al sistema democrático de siete perfiles particulares. El primero no es más que el apoyo a la democracia observado a partir de los datos utilizados para la estimación del modelo; el 38.6 por ciento de los ciudadanos prefiere a la democracia sobre cualquier otra forma de gobierno. El segundo perfil es el ciudadano típico, con una preferencia por este sistema político pronosticada por el modelo mediante la utilización de los efectos marginales calculados y los valores medios de cada variable;14 la predicción del 37.9 por ciento es cercana al dato observado, por lo que se presume que las proyecciones para los demás perfiles también serán precisas.
Perfil de ciudadanía | Proporción estimada de apoyo a la democracia |
---|---|
•Perfil 1. Apoyo a la democracia (observado) | 38.6 |
•Perfil 2. Ciudadano típico (pronosticado) | 37.9 |
•Perfil 3. Individuo sin instrucción, con ingreso del hogar de 0 a 2,191 pesos, de clase baja, beneficiario de programa de apoyo social, que no votó en las elecciones de 2015. | 18.1 |
•Perfil 4. Individuo con nivel educativo de universidad o más, con ingreso superior a 8,764 pesos, de clase alta, no beneficiario de programa de apoyo social, que votó en las elecciones de 2015. | 49.5 |
•Perfil 5. Mujer indígena, sin escolaridad, con ingreso del hogar de 0 a 2,191 pesos, de clase baja, no beneficiaria de programa de apoyo social, que no votó en elecciones de 2015. | 22.1 |
•Perfil 6. Hombre no indígena, con nivel educativo de universidad o más, con ingreso superior a 8,764 pesos, de clase media-alta, no beneficiario de programa de apoyo social, que votó en las elecciones de 2015. | 61.7 |
•Perfil 7. Hombre de veinte años, no indígena, con nivel educativo de secundaria terminada, con ingreso del hogar de entre 2,192 y 4,382 pesos, de clase media-baja, beneficiario de programa de apoyo social, que no votó en las elecciones de 2015. | 33.4 |
Fuente: Elaboración propia, con datos de la EECCG 2016.
En el perfil 3 se muestra un individuo, sin distinción de género, que no tiene instrucción, con el nivel de ingreso del hogar más bajo e identificado con la clase baja, beneficiario de algún programa de apoyo social, que no votó en las elecciones de 2015; el modelo predice que, del total de personas con estas características, solamente el 18.1 por ciento preferirá la democracia a cualquier otra forma de gobierno. El perfil 4, por otro lado, muestra una situación contrastante, con un sujeto, de nuevo sin distinción de género, pero con un nivel educativo de universidad o más, con el nivel de ingreso del hogar más alto e identificado con la clase alta, que no está inscrito en algún programa de apoyo social, y que votó en las elecciones de 2015; la predicción del modelo en este caso es que el 49.5 por ciento de las personas con este perfil apoyarán a la democracia.
Aunque algunas variables no resultaron estadísticamente significativas para explicar el apoyo a la democracia, como la edad, el sexo o la condición indígena, se incorporan estas características a la definición de los perfiles 5, 6 y 7 con fines meramente descriptivos. Para el perfil 5 se tiene ahora a una mujer indígena, sin escolaridad, con el ingreso más bajo e identificada con la clase baja, que no es beneficiaria de algún programa social y que no votó en las elecciones de 2015; el pronóstico es que el 22.1 por ciento de la ciudadanía con estas características apoyará a la democracia. Como contraparte, el perfil 6 describe a un hombre no indígena, con nivel educativo de universidad o más, con el ingreso por hogar más alto y que se identifica con la clase media-alta, no beneficiario de programa de apoyo social y que votó en las elecciones de 2015; la proporción estimada de respaldo al sistema democrático de este conjunto es del 61.7 por ciento. Finalmente, el perfil 7 muestra a un hombre de veinte años, no indígena, con secundaria terminada, con ingreso del hogar de entre 2,192 y 4,382 pesos y asociado con la clase media-baja, beneficiario de programa de apoyo social, que no votó en las elecciones de 2015; el modelo predice que el 33.4 por ciento de los ciudadanos con esta descripción preferirá a la democracia sobre cualquier otra forma de gobierno.
De este modo, queda en evidencia que el apoyo a la democracia no es un aspecto que se distribuya de manera homogénea entre la ciudadanía, sino que es sensible a los elementos del entorno, a la cultura política del ciudadano y a sus características sociodemográficas.
Conclusiones
Las similitudes y diferencias entre este estudio y otros que le anteceden en la literatura obedecen, justamente, a las particularidades locales de un fenómeno tan complejo como el apoyo a la democracia. Si bien el estudio de sus determinantes en los ámbitos mundial, latinoamericano y nacional apuntaban a un conjunto concreto de variables explicativas, la evidencia empírica reveló que en Guerrero el respaldo al sistema político democrático tiene su lógica propia.
Los resultados descriptivos muestran, en primer lugar, que el caso abordado presenta un contexto local claramente diferenciado de la situación nacional. En segundo término, en un plano explicativo las estimaciones del modelo propuesto indican que el apoyo a la democracia en Guerrero está determinado por el entorno del ciudadano, particularmente por el bienestar económico del hogar, la posición social percibida y ser beneficiario o no de algún programa social, así como por elementos de su cultura política, como la confianza en las instituciones y su participación electoral, con la intervención asimismo de otros factores sociodemográficos determinantes, como la educación o la región. En conjunto, estos elementos configuran un escenario que se distingue de los estudios previos en las escalas nacional y supranacional.
Esta configuración local específica cobra relevancia al definir líneas de investigación futuras. Diamond (1993: 13) afirma que el apoyo a la democracia no solamente depende del desempeño del sistema político democrático, sino también de cómo sus instituciones “se articulan con formas de autoridad legítimas tradicionales”; al respecto, Guerrero se caracteriza por ser una entidad fértil para el nacimiento de movimientos sociales, dirigidos a la defensa de la identidad étnica, los recursos naturales, los derechos humanos, los intereses laborales de un gremio o la seguridad de la población. Se deja para estudios posteriores la tarea de analizar el impacto de estos movimientos en el apoyo a la democracia.
Otra particularidad digna de profundización en futuros trabajos es la construcción de ciudadanía en la región de La Montaña de Guerrero; el hallazgo de un apoyo a la democracia sobresaliente respecto de otras regiones del estado se suma a otros resultados positivos en dicha región, relacionados con sus niveles de participación política no electoral coordinada, tanto convencional como no convencional (Triana, 2018).
La contradicción entre el efecto del ingreso y la clase social percibida también merece destacarse en investigaciones posteriores, toda vez que son variables que difícilmente se incorporan de manera conjunta en los análisis empíricos cuantitativos por su presunta colinealidad. El sentido del efecto de ambas puede enriquecer la comprensión de diversos fenómenos sociales, particularmente en estudios locales en contextos de pobreza y desigualdad.
En cuanto a las limitaciones del estudio, se manifestó la imposibilidad metodológica de considerar el efecto del diseño muestral complejo en las estimaciones, dada la ausencia de un factor de expansión en los datos procesados; no obstante, al controlar parcialmente mediante los conglomerados disponibles (región y municipio), no se observaron variaciones significativas en los intervalos de confianza.
Otra crítica más general radica en el alcance limitado del modelo a partir de su planteamiento teórico; si bien se utilizaron dos enfoques complementarios para el análisis del apoyo a la democracia (condiciones sociales y condiciones culturales), ninguno de los dos mostró suficiencia para explicar el fenómeno en cuestión. En particular, la falta de significancia estadística de algunas variables del enfoque de cultura política, como la eficacia política, la confianza interpersonal o la identificación partidista, pudiera sugerir que no es un enfoque apropiado para estudios de ciudadanía a nivel local. También, desde la aproximación de las condiciones sociales queda el vacío explicativo de la ausencia de significancia estadística de la victimización, sobre todo por ser Guerrero una entidad con severos problemas de violencia y delincuencia.
Si el análisis del apoyo a la democracia es fundamental para la comprensión de la estabilidad de dicho sistema político, entonces los determinantes de la estabilidad democrática en Guerrero requerirán de otros enfoques teóricos para ser desvelados, en complemento a las condiciones sociales y culturales, toda vez que éstas no dejan claro si la construcción de legitimidad que sustenta dicha estabilidad se encuentra en el entorno del ciudadano o en su cultura política. Como se mencionó inicialmente, el análisis del apoyo a la democracia a nivel local en México es aún incipiente, pero los hallazgos empíricos del presente trabajo motivan a profundizar en su análisis, para lo cual es fundamental la disponibilidad de datos sobre valores democráticos y prácticas ciudadanas en las distintas regiones y estados del país.