Introducción
La riqueza biocultural presente no solo en México sino en todo el mundo, ha contribuido a que los diferentes grupos humanos hayan adoptado a lo largo del tiempo diferentes percepciones y usos sobre el aprovechamiento de los recursos naturales (Ruan-Soto et al., 2009). Tal es el caso de los hongos silvestres, que son un recurso forestal no maderable que ha generado un gran impacto sobre los grupos culturales del mundo, incluyendo principalmente su importancia como alimento, medicina, uso recreativo y lúdico.
Además de tener una gran importancia ecológica, ya que más de 20,000 especies de hongos se encuentran asociados simbióticamente con más de 5,000 especies de árboles de importancia forestal, formando ectomicorrizas, y actualmente se está iniciando el desarrollo biotecnológico para la conservación de los bosques haciendo uso de esta simbiosis (Pérez-Moreno, 2012).
Adicionalmente, estudios recientes de macromicetos han demostrado su gran valor nutracéutico y contenido de compuestos bioactivos con propiedades medicinales (Pérez-Moreno y Martínez-Reyes, 2014).
México alberga 64 grupos étnicos (INI, 2003) y cuenta con 61 lenguas y 291 variantes dialectales (Gordon, 2005). La mayor parte de estos grupos étnicos del país poseen un alto conocimiento tradicional sobre el uso de los hongos silvestres comestibles (Guzmán, 2011).
Uno de estos grupos es la etnia chinanteca, que se ubica en el la Sierra Norte de Oaxaca en los límites con el estado de Veracruz; cuenta con 138, 741 habitantes (INEGI, 2015) y su lengua chinanteca es uno de los 14 idiomas indígenas del estado de Oaxaca que data de más de 3500 años, y es derivada de la lengua llamada otomangue la primera lengua del estado de Oaxaca, actualmente extinta (Barbaras y Bartolomé, 1990).
A pesar de su gran relevancia, actualmente la importancia de los hongos en el idioma chinanteco ha recibido escasa atención. El presente estudio registra un listado de 70 vocablos relacionados con el uso y percepción de los habitantes chinantecos relacionado con el recurso micológico.
Cada uno de los vocablos presenta su traducción al castellano, así como la interpretación de dichos términos de acuerdo a la percepción de los pobladores locales.
Materiales y Métodos
Las comunidades estudiadas en el presente trabajo fueron la agencia de La Esperanza, Comaltepec y la cabecera municipal de Santiago Comaltepec, pertenecientes al distrito de Ixtlán de Juárez, del estado de Oaxaca. El municipio de Santiago Comaltepec, se encuentra ubicado en la Chinantla Alta entre las coordenadas geográficas 96° 32’ 54” de longitud oeste y 17 ° 33’ 54” de latitud norte (Figura 1). Colinda al norte con los municipios de San Juan Quiotepec, San Pedro Yolox y San Juan Bautista Valle Nacional; al sur con San Pablo Macuiltianguis e Ixtlán de Juárez, al oeste con San Pablo Macuiltianguis y San Pedro Yolox; al este con Ayotzintepec e Ixtlán de Juárez (CONAPO, 1994). Los tipos de vegetación que predominan en el municipio de Santiago Comaltepec son: i) bosque de coníferas con clima templado-húmedo y especies arbóreas representativas de Pinus patula, P. ayacahuite, P. teocote, P. pseudoestrobus, P. oocarpa, P. montezumae, Quercus crassifolia y Q. elliptica; y ii) bosque mesófilo de montaña con clima templado-húmedo y vegetación representativa de Liquidambar styraciflua y Quercus spp. con presencia de especies de las familias Orquidaceae, Bromeliaceae y Piperaceae (Rzedowski, 2006). El municipio de Santiago Comaltepec (Figuras 2 a, b) cuenta con una población aproximada de 1115 habitantes de los cuales el 43 % son hombres y el 57 % son mujeres. La comunidad de Santiago Comaltepec alberga 710 habitantes, mientas que la comunidad de la esperanza cuenta con 128 habitantes (INEGI, 2010).
Se realizaron visitas a la comunidad de Santiago Comaltepec y la Esperanza Comaltepec durante los meses de mayo a octubre de 2014, 2015. Durante la temporada de lluvia y la época de recolección de hongos comestibles, se entrevistaron a las personas de ambas comunidades. Las entrevistas se realizaron dos veces al mes en cada una de las comunidades. Se realizaron encuestas al 13 % de un total de 305 familias presentes en ambas comunidades, tomando en cuenta los criterios de Burrola-Aguilar et al. (2012) y Domínguez-Romero et al. (2015). Las viviendas fueron seleccionadas al azar, sin embargo, cuando el informante estaba encubierto desde el punto de vista externo, entonces se acudió al muestreo de "bola de nieve" (Sandoval, 2002). En los hogares se realizaron encuestas a las personas que se dedican a la recolección de hongos silvestres. Se efectuaron preguntas no estructuradas, semiestructuradas y estructuradas con la finalidad de obtener información acerca de los vocablos relacionados con el conocimiento prevaleciente del recurso micológico, incluyendo nombres de los hongos, usos e importancia de los hongos silvestres (comestible, lúdico, medicinal, mágico o tóxico), modos de preparación, así como aspectos ecológicos y de las partes de los hongos en lenguaje nativo siguiendo los métodos propuestos por Ruan-Soto et al., 2004; Garibay-Orijel et al., 2006; Burrola-Aguilar et al., 2012).
Para la escritura y significado de los nombres en chinanteco, se realizó investigación bibliográfica y se buscó el apoyo de traductores bilingües locales. Se utilizó el vocabulario chinanteco-español de Santiago Comaltepec (Anderson y Goodwin, 2007), así como, vocabularios de otras comunidades chinantecas (Skinner y Skinner, 2000; Rupp et al., 2012). Para reconocer la identidad de los hongos en el momento de las entrevistas se utilizaron álbumes fotográficos de especies de hongos de la región y en ocasiones se utilizaron especímenes frescos previamente recolectados en campo. La identificación fúngica se llevó a cabo utilizando técnicas micológicas convencionales, las cuales consistieron en efectuar una caracterización macromorfológica de los esporomas, tomando en consideración caracteres tales como tamaño, color, textura, forma o tipo de himenio; y micromorfológica evaluando la forma, tamaño y ornamentación de las esporas y de estructuras específicas como basidios, cistidios o presencia de fíbulas. Para la identificación de las especies se utilizaron publicaciones especializadas (Arora, 1986; Guzmán, 1983; Guzmán y Ramírez-Guillén, 2001; Trudell y Ammirati, 2009).
Se hicieron recorridos exhaustivos a 15 parajes del municipio para realizar la recolección de hongos silvestres y su posterior herborización, para ser depositados en la colección de la Universidad de la Sierra Juárez, en Ixtlán de Juárez, Oaxaca. Los recorridos se realizaron en compañía de los recolectores previamente entrevistados que presentaban un amplio conocimiento sobre la identificación y usos de los hongos silvestres, esto con la finalidad de confirmar la identidad y determinación taxonómica de los hongos mencionados en las entrevistas. Un factor que facilitó la recopilación de la información fue el hecho de que el primer autor es hablante nativo de chinanteco y originario de la comunidad de estudio.
Resultados
Se registraron 70 vocablos relacionados con los hongos de importancia para los habitantes de la población estudiada. Todos los vocablos registrados fueron traducidos al español, se encuentran relacionados con 36 especies fúngicas (Tabla 1) y la mayoría se relacionan con especies de hongos comestibles (82%) y en menor grado con uso lúdico (6%), uso medicinal (6%) y especies tóxicas (6%). Todos los vocablos hacen referencia a ciertas particulares de cada especie de hongo, abarcando desde la forma de crecimiento, el color, la forma, la textura, los usos, e incluso homologías con objetos relacionados con la cosmovisión de la cultura chinanteca incluyendo alusiones a aspectos religiosos. Un factor que resultó de enorme importancia en el grado de reconocimiento de especies fue la edad, dado que las personas de mayor edad fueron capaces de distinguir un mayor número de especies de hongos (Tabla 2). Los vocablos registrados relacionados con el recurso micológico en la zona de estudio fueron los siguientes:
Cuinií: encino, sufijo utilizado para nombrar especies de hongos que crecen asociados a dichos árboles del género Quercus tales como Hebeloma fastibile (Pers.) P. Kumm. o Amanita jacksonii Pomerl. (Figura 2c).
Chaˊnɨɨꜘ: hongo. Término utilizado por los chinantecos de Ayotzintepec, Ozumacín y Progreso para el universo de los hongos (Rupp et al., 2012).
Dséc cui: hijo o retoño de la milpa, término utilizado para nombrar al hongo parásito del maíz Ustilago maydis (DC) Corda el cual es considerado comestible.
Dsia laan: brujo o chamán, persona que hace uso de los hongos medicinales.
Dsia: persona, sufijo utilizado para designar especies de hongos que presentan alguna homología con las partes del cuerpo de una persona por ejemplo con una oreja en el caso de Auricularia spp.
Dsii: gusano, vocablo utilizado como sufijo para nombrar los dientes del himenio de especies del género Hydnum (tales como H. repandum L. o H. rufescens Pers.), debido a que asemejan a pequeños gusanos que infectan principalmente el intestino delgado y son conocidos por los pobladores por su presencia en el excremento de los humanos.
Dsii: vara, sufijo utilizado para nombrar especies de hongos con forma de la vara o rama de un árbol, por ejemplo especies del género Ramaria.
E jlo´ˆ: más sabroso, vocablo utilizado para las especies con mayor índice de preferencia entre los chinantecos de Santiago Comaltepec, por ejemplo Neolentinus suffrutescens (Brot.) T.W. May & A.E. Wood
Fii: leche, término utilizado como sufijo para designar hongos que secretan látex, denominada leche por los pobladores locales, por ejemplo Lactarius volemus (Fr.) Fr.
Gmig: caldo o guisado, nombre del platillo elaborado a base de puré de tomate, chile, cebolla y ajo, en el cual se le agregan los hongos precocidos. Esta forma de preparación de los hongos es también muy apreciada entre los chinantecos.
Güí´: humedad, término utilizado para nombrar sitios con alta humedad, en donde los habitantes mencionan hay mayor abundancia de hongos.
Guñia´: relámpago, ráfaga de luz con un estruendo emergido del cielo que indica el comienzo de la temporada de hongos.
Jäa´: espuma, término utilizado para designar a los mohos (hongos filamentosos) que crecen sobre los alimentos.
Jgo: podrido, término para nombrar especies de hongos que están en proceso de descomposición o que tienen una vida de anaquel muy corta por ejemplo Suillus granulatus (L.) Roussel.
Jii´ jmíi: temporada de lluvias, meses del año que corresponden de abril a octubre, donde los habitantes de la comunidad salen a recolectar hongos en el bosque.
Jiun: niño o pequeño, sufijo para nombrar especies alucinógenas por ejemplo Psilocybe muliercula Singer et A.H. Sm. y P. yungensis Singer et A.H. Sm., las cuales al ser consumidas originan eventualmente el encuentro con un enano (en otras culturas dichas criaturas son denominadas duendes), el cual contesta preguntas realizadas por la persona que consume los hongos.
Jlo´ˆ: sabroso ¡los hongos son sabrosos! Término utilizado para referirse a los hongos más apreciados por su sabor.
Jmeá güí´: a humedad (oler), es común que los chinantecos digan que los hongos huelen a mojado ya que relacionan la presencia de estos por la humedad de los sitios de recolección.
Jmeá` tu´: sabor a pollo, de acuerdo con algunos chinantecos existen especies de hongos que tienen sabor a pollo, como por ejemplo: Neolentinus suffrutescens(Brot.) T.W. May & A.E. Wood.
Jmïö: raíz, término usado para designar el micelio basal de los esporomas.
Jmu uü: amarillo, nombre del platillo elaborado a base de masa de maíz, puré de chile mezclado con tomate y hongos, el cuál es el más valorado por los habitantes de la población para preparar los hongos (Figura 2d).
Jnéë: amarillo, sufijo usado para nombrar especies de dicho color, tales son los casos de Cantharellus cibarius Fr., Amanita laurae Guzmán et Ramírez-Guillén y A. basii Guzmán et Ramírez-Guillén.
Jnëøö: ejote, sufijo utilizado para designar especies de color rosa o morado como Hygrophorus russula (Schaeff.) Kauffman e H. purpurascens (Alb. et Schwein.) Fr. en alusión al “ejote de cuarentena” o “pinto” (Phaseolus sp.); esta especie de leguminosa es uno de los principales alimentos cultivados por los habitantes de la comunidad.
Jniï: nube o niebla, sufijo utilizado para designar a las especies de hongos que presentan forma de nube o que salen en los bosques de niebla, por ejemplo Sparassis crispa (Wulfen) Fr.
Jo´: animal o ganado, sufijo utilizado para nombrar especies de hongos que crecen sobre o se asocian al estiércol de ganado, por ejemplo Agaricus campestris L.
Kua´: bendito, sufijo utilizado para nombrar especies del género Amanita sect. caesarea (tales como A. basii, A. jacksonii y A. laurae), y a Neolentinus suffrutescens, ya que son considerados como un alimento bendito en temporada de lluvias; este concepto está asociado con su buen sabor y con su abundancia.
Kuän: crecer, sufijo utilizado para nombrar especies que habitan sobre árboles o estiércol, tales como Agaricus campestris L., Pleurotus djamor (Rumph. ex Fr.) Boedijn y P. djamor var. roseus Corner.
Loguaa: oreja, sufijo utilizado para nombrar especies de hongos con forma de oreja de humanos, por ejemplo Auricularia polytricha (Mont.) Sacc. y A. delicata (Mont. ex Fr.) Henn.
Loguí: sombrero, término utilizado para nombrar el píleo de los hongos.
Ma´maä: hojarasca, término utilizado para nombrar el sustrato donde crecen algunas especies de hongos por ejemplo Laccaria amethysteo-occidentalis G.M. Muell., L. laccata (Scop.) Cooke, L. nobilis A.H. Sm. y L. trichodermophora G.M. Muell.
Maa dsie: árbol enfermo, estado de los árboles en el que algunas de especies de hongos parásitos se desarrollan, por ejemplo Ganoderma applanatum (Pers.) Pat.
Maa jgoo: árbol podrido, lugar donde crecen algunas especies de hongos saprobios, tales como Neolentinus suffrutescens.
Maa: árbol o palo, utilizado como sufijo para nombrar aquellas especies que crecen sobre árboles, tales como Neolentinus suffrutescens y Pleurotus djamor (Rump. ex Fr.) Boedijn.
´Majé: jonote, sufijo usado para nombrar a especies de hongos que crecen sobre dicha especie de árbol (Heliocarpus appendiculatus Turcz.), por ejemplo Pleurotus djamor.
´Makíi: pino, sufijo utilizado para nombrar especies de hongos que crecen únicamente en especies de árboles del género Pinus, por ejemplo Neolentinus suffrutescens.
´Matoo": platanal, sufijo utilizado para designar especies que crecen en dicho cultivo, por ejemplo Pleurotus djamor var. roseus Corner.
Mejée´ˆ: tenate, recipiente de material natural utilizado para depositar los hongos recolectados en el monte.
Mí´: víbora, animal que algunos habitantes chinantecos han asegurado ver en visiones por el efecto provocado al consumir hongos alucinógenos.
Mic jü: semilla, término utilizado para nombrar el polvo constituido por las esporas de los hongos.
Moóc: monte, relacionado con el ecosistema boscoso donde abundan las especies de hongos.
Motu´: huevo, término utilizado para nombrar el estado inicial de desarrollo de algunas especies de hongos, principalmente dentro de la familia Amanitaceae.
Nai: hongo, término utilizado para nombrar a los hongos en Tlatepuzco, Oaxaca para el universo de los hongos (Skinner y Skinner, 2000).
´Náiñ`: separar, acción llevada a cabo posterior a la colecta, y previa a cocinar los hongos, ya que de acuerdo a los chinantecos, las especies poseen diversas formas de preparación que optimizan su sabor.
Ngüü: carne, término utilizado para nombrar el himenio y el contexto del hongo.
Ni cuu´ tuziee¨: cola de guajolote, forma que han encontrado los chinantecos en algunas especies de hongos por ejemplo Ganoderma applanatum (Pers.) Pat. Esta característica la han utilizado en la elaboración de artesanías locales como portarretratos, los cuales cumplen una función ornamental en sus hogares (Fig. 2e).
Níï: sal, término utilizado para nombrar las escamas presentes en el píleo de algunas especies como por ejemplo Amanita muscaria (L.) Lam. con píleo rojo con escamas blancas o Amanita sp. con escamas piramidales blancas (Figura 2f).
Niiir Níẗ: vender hongos, actividad realizada por algunos habitantes de la comunidad cuando existe abundancia de hongos.
Níẗ giú: hongo bueno, incluye el universo de los hongos comestibles.
Níẗ gui: hongo venenoso, usado para el universo de los hongos no comestibles.
Níẗ: hongo, se aplica como prefijo para cualquier nombre de hongos.
Noöö: red o grasoso, sufijo utilizado para designar especies de hongos con consistencia grasosa o con himenio reticulado, por ejemplo Favolus tenuiculus P. Beauv.
´Nó´r Níẗ: buscar hongos, actividad realizada por gran parte de la población en temporada de fructificación de los hongos silvestres comestibles.
Ñii: pasto o zacate, sufijo utilizado para nombrar especies que crecen sobre el pasto, por ejemplo Agaricus campestris L.
O´ˆ: abono, según los chinantecos es el producto obtenido gracias a la presencia de los hongos en el bosque.
Ó´o: viejo, sufijo utilizado para nombrar especies de hongos cuya fructificación puede durar varios meses o años sin degradarse, por ejemplo Ganoderma applanatum (Pers.) Pat. o Ganoderma spp.
Sde ´ma: sobre árboles, términos utilizados para designar a las especies de hongos que crecen sobre los árboles, por ejemplo Pleurotus djamor y P. djamor var. roseus.
Sdí guii: hiel de ardilla, término usado para nombrar a las especies de hongos con forma o color verde como la hiel de ardilla, por ejemplo Craterellus tubaeformis (Fr.) Quél.
´Suoér: freír, forma favorita de preparar algunas especies de hongos, por ejemplo Hydnum spp. y Hebeloma fastibile (Pers.) P. Kumm.
Tá: miel, utilizada para conservar hongos alucinógenos del género Psilocybe, sustancia dulce mediante la cual dichos hongos prolongan sustancialmente su vida de anaquel (Figura 2g).
Tä´: pájaro, segundo sufijo utilizado para nombrar especies de hongos con estípite delgado que son semejantes a las patas de aves pequeñas, tales como especies del género Laccaria.
Táar iï: dibujar, actividad realizada por algunos habitantes, en la cual realizan dibujos sobre el himenio de especies tales como Ganoderma applanatum (Pers.) Pat. (Figura 2h).
Teé: blanco, sufijo utilizado para designar especies de hongos venenosos o blancos, tales como Amanita verna (Bull.) Lam. o A. virosa Bertill.
Tii: pie, término utilizado para nombrar el estípite de los hongos.
Toer´Níẗ: cortar hongos, forma de extraer los hongos de sus áreas naturales de producción durante la recolección.
Toloo`: bolsa, contenedor utilizado para depositar las especies de hongos recolectados.
Toor´: asar, forma favorita de preparar algunas especies de hongos tales como Amanita basii, A. jacksonii y A. laurae.
Tü´: baboso, sufijo utilizado para designar a especies que presentan consistencia viscosa o pegajosa, por ejemplo el pilipelis de Suillus granulatus L.
Tuziee¨: guajolote, utilizado para especies de hongos del género Laccaria con estípite grueso, por ejemplo Laccaria trichodermophora G.M. Muell. y L. nobilis A.H. Smith.
Uü: chile, utilizado como sufijo para designar hongos de color rojo como Hypomyces lactifluorum (Schwein.) Tul. et C. Tul. en alusión al chile de árbol (Capsicum annum L.), el cual es ampliamente utilizado por los miembros de la cultura chinanteca.
Yöö: rojo, sufijo utilizado para designar especies que presenta coloración roja en cualquier parte del hongo, por ejemplo Amanita jacksonii Pomerl. en su píleo.
Discusión
El registro de 70 vocablos relacionados con los hongos demuestra que actualmente el conocimiento tradicional, expresado a través de la riqueza lingüística, pervive en la cultura chinanteca. Al analizar los vocablos que componen los nombres de los hongos en chinanteco se aprecia que algunas especies pueden estar relacionadas con hasta cinco vocablos, lo que demuestra la riqueza de dicho idioma y la profundidad de conocimiento tradicional existente actualmente en personas mayores. En contraste, un dato importante en el estatus del conocimiento micológico en la comunidad se obtuvo en pláticas sobre el recurso micológico impartidas a alumnos de la escuela primaria de la comunidad donde se observó un gran desconocimiento de los hongos por parte de las nuevas generaciones. Esto se debe principalmente a la erosión de la identidad cultural y la occidentalización, tal como ocurre en otros grupos étnicos en donde estos factores han sido el punto de partida para la pérdida del conocimiento tradicional. Los nombres en chinanteco que reciben los hongos, son de cuatro tipos: i) binomiales, compuestos de dos vocablos, el primero haciendo referencia a la palabra hongo, mientras que el segundo a alguna característica o forma que presenta el hongo como por ejemplo Lactarius volemus var. volemus (Fr.) Fr. que tradicionalmente recibe el nombre de “Níẗ fii”( Níẗ: hongo; fii: leche); ii) trinomiales, son asignados de acuerdo a una característica particular parecida a un objeto o animal, asignando un adjetivo más específico para diferenciarlo de otros hongos que son parecidos, como el caso de Laccaria laccata var. pallidifolia y Laccaria nobilis nombrados como “Níẗ tii tä´” (Níẗ: hongo; tii: pata; tä´: pájaro), y “Níẗ tii tuziee” (Níẗ: hongo; tii: pata; tuziee: guajolote), respectivamente; iii) tetranomiales, los nombres están compuestos por cuatro vocablos como en el caso de Auricularia spp. (incluyendo Auricularia polytricha (Mont.) Sacc., A. delicata y Auricularia sp.) denominada “Níẗ loguaa dsia ri” (Níẗ: hongo; loguaa: oreja; dsia: persona; ri: duende); iv) pentanomiales, los nombres están compuestos por cinco vocablos como el caso de Agaricus campestris “Níẗ kuän ni jmiï jo´” (Níẗ: hongo; kuän: crece; ni: sobre; jmiï´: estiércol; jo´: ganado) recibe este nombre debido a que crece sobre el estiércol de ganado, es importante mencionar que la traducción del último vocablo, puede referir, a los animales en general; sin embargo, las personas de la comunidad suelen llamar a su ganado con este término.
El estudio y análisis de las miconimias ha permitido la interpretación de la relación y el grado de conocimiento que el hombre tiene sobre una especie o un grupo de hongos. Es común que los recolectores asignen un término a varias especies que presentan características similares para facilitar el reconocimiento y clasificación de los hongos (Garibay-Orijel, 2009); estos nombres han sido denominado micotaxa. Es común que los nombres tradicionales y vocablos asignados a las especies comestibles tengan como base un término que significa hongo, acompañado de otro u otros haciendo referencia a cualidades del hongo o características del entorno que los rodea (Garibay- Orijel et al., 2006). En algunas localidades la clasificación de los hongos separa a especies fúngicas de los hongos, es decir, algunos hongos son considerados como entidades diferentes o sin relación a los hongos, tal es el caso de las orejas (Auricularia spp. y Schizophyllum commune Fr.) que no son considerados como hongos por los habitantes de Teapa, Tabasco (Ruan-Soto et al., 2004). Mientras que el cuitlacoche (Ustilago maydis) no es considerado como un hongo por los habitantes chinantecos, sino como una estructura más de la milpa.
En algunos estudios etnomicológicos se ha reportado el cambio de nombres tradicionales por nombres en español (Garibay-Orijel, 2009; Ruan-Soto et al., 2004, 2009); sin embargo, en la comunidad de Santiago Comaltepec se mantiene el uso de los nombres locales, esto podría ser, debido al bajo impacto de aculturación española en la zona, por su aislamiento geográfico hasta fechas recientes, tal y como ocurre en otras partes del Estado de Oaxaca. Una situación similar se ha detectado en otros grupos étnicos mexicanos, por ejemplo en el grupo mixteco sobre todo en las comunidades que viven en regiones con aislamiento geográfico (Hernández-Santiago et al., 2016). Este hecho fundamenta el presente trabajo, dado que muestra la enorme importancia de documentar y preservar el conocimiento tradicional micofílico existente en la actualidad en la cultura chinanteca.
Conclusiones
Se documenta por primera ocasión la riqueza lingüística relacionada con los hongos en la cultura chinanteca. De acuerdo a los vocablos registrados y la variedad de especies fúngicas utilizadas es posible asegurar que los hongos juegan un papel importante en la comunidad chinanteca estudiada. La percepción de los chinantecos del recurso micológico es muy amplia ya que la variedad conceptual de los nombres asignados permite afirmar que los hongos han sido conocidos por esta cultura desde épocas ancestrales, también es posible señalar que existen conceptos que fueron incorporados posteriormente. Prevalece una conservación del conocimiento tradicional de los hongos, expresada en la riqueza lingüística en idioma chinanteco que pervive actualmente; sin embargo, existe la posibilidad de que en un futuro estos nombres se pierdan o sean reemplazados por nombres en español, ya que por el proceso de transculturación el conocimiento tradicional se está perdiendo rápidamente. Este estudio de vocablos relacionados con el uso de los hongos, y los nombres en chinanteco asignados a los hongos, es el punto de partida para la realización de estudios etnomicológicos en la cultura chinanteca para tener una mayor aproximación de la percepción de este grupo hacia los hongos.