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Investigación bibliotecológica
versión On-line ISSN 2448-8321versión impresa ISSN 0187-358X
Investig. bibl vol.25 no.55 Ciudad de México sep./dic. 2011
Reseñas
GUBERN, ROMÁN. Metamorfosis de la lectura
por Graciela Leticia Raya Alonso
Barcelona, Anagrama, 2010
¿Cómo ha cambiado la lectura a lo largo del tiempo? Fisiológicamente el proceso es el mismo: decodificamos una serie de signos, les damos sentido y los interpretamos de acuerdo con una serie de factores internos y externos que guían nuestra lectura. Pero debemos también considerar el contexto del autor de aquello que leemos (que se manifiesta en su propia escritura y que generalmente podemos encontrar implícita o explícitamente a lo largo de su escrito). Tener presente el contexto del autor enriquece nuestra lectura porque nos permite aprehender su tiempo y situación histórico-social, sus valores y los de su comunidad, e incluso dilucidar cómo se leyó su escrito en su momento. Todo esto sigue siendo común a las diversas formas de lectura que se dan actualmente, pero hay algo que sin embargo marca diferencias. Hay un factor que preexiste en el proceso de lectura al que hasta hace poco solía restársele importancia y que puede ayudarnos a comprender las transformaciones de dicha práctica lectora: me refiero al soporte mismo en que se han fijado las ideas del autor. Pero ¿qué tiene que ver el soporte de un escrito con la lectura del mismo? Y si se trata del mismo autor y del mismo escrito, ¿qué diferencia hay entre leerlo en su soporte original o en un moderno aparato electrónico?
El escritor e indagador del universo de las imágenes Román Gubern, en su libro Metamorfosis de la lectura, retoma la idea de que la lectura implica una serie de procesos que van de la mano con nuestra propia historia cultural, tanto individual como colectiva (económica, social y política). Para luego disertar acerca de cómo la tecnología ha influido en las transformaciones de la lectura a lo largo del tiempo y poner en evidencia que, las diferencias entre un lector de libros impresos y un lector de libros electrónicos va más allá de la tecnología. Para desarrollar esta cuestión Gubern menciona como eje tres puntos clave: tecnología, política y marketing (mercadotecnia).
Expresar una idea, fijarla mediante la escritura y decodificarla a través de la lectura, es una operación que realizamos casi automáticamente, sin embargo, Román Gubern comienza por hacernos concientes de que leer es un proceso complejo. La lectura, como hoy sabemos, implica una comprensión gramatical, una memoria semántica (para "extraer sentido a las palabras" independientemente de la identificación de los datos ortográficos y fonológicos) y un léxico fonológico (saber pronunciar correctamente las palabras) que interactúan durante la lectura sea ésta en voz alta o en silencio. Dado que a nuestro autor no le interesa adentrarse en el proceso fisiológico-cognoscitivo que realizamos al leer: recorrer visualmente signos y convertirlos en información semántica a la que, paralelamente, dotamos de sentido -interpretamos-, sino mostrarnos las "metamorfosis de la lectura", considera más pertinente adentrarse en esa otra relación que existe entre escritura e imagen: poner de manifiesto cómo se entrelazan durante la lectura el lenguaje, la cultura y el pensamiento.
Históricamente, como humanidad, pasamos del reconocimiento iconográfico (imágenes) a la identificación de indicios (rastros) y a la creación de símbolos (escritura) que en principio sólo reproducían lo cotidiano o, expresaban emociones básicas que cada vez se volvieron más complejas. Cuando se hace un seguimiento de este proceso se constata la evolución intelectual del Hombre. Imagen y escritura, con su propia dimensión estética, permitieron plasmar la percepción de la realidad y la creación imaginística; sin embargo será la escritura la que se convertirá en un instrumento de poder social y político acaparada, en principio, por una pequeña élite. La utilidad de la escritura se hará evidente en todos los ámbitos tanto para llevar un control de las actividades económicas como para preservar la historia de una comunidad.
Conservar palabra y pensamiento, más allá de los fines, impulsará el desarrollo tecnológico para obtener "soportes" más duraderos y fáciles de manipular: piedra, pergamino, papiro... papel, serán indispensables para lograr dicho fin, a lo cual se agregará la necesidad de difundir la palabra escrita a través de la lectura ya sea por razones religiosas o de conocimiento (científicas), las cuales permitirán pasar de la copia a mano al desarrollo de la prensa y finalmente a la imprenta.
Durante este proceso, aparentemente, la imagen fue perdiendo importancia y subordinándose a la escritura, al mismo tiempo que fue convirtiéndose en un ornamento o incluso ser excluida por completo de los libros. Román Gubern nos hace notar que si bien el uso de las imágenes ha tenido sus altibajos, imagen y escritura siempre han convivido en medio de los intereses humanos que hacen uso de ellas y el desarrollo tecnológico que los acompaña. Con la revolución industrial se mecanizaron las técnicas de impresión y fue posible incrementar las tiradas; aunque también se mejoraron los transportes y se provocó una mayor difusión del libro y, consecuentemente, la llamada democratización del mismo.
Las innovaciones tecnológicas han impulsado la difusión del pensamiento escrito, pero también limitado el uso de palabras o de imágenes. Aun así, las primeras ilustraciones hechas con la imprenta de Gutemberg, que fueron precedidas por la xilografía, pretendían llevar a cabo lo que anteriormente hacían los amanuenses junto con iluminadores y miniaturistas para completar un libro; tendencia que también tiene paralelo explícito en la conjunción de la literatura con el cine.
Pero el impacto de los avances tecnológicos aplicados a la difusión de la lectura nos explica el autor, fue de mayor trascendencia al hacer que la lectura, (por diversos motivos, entre ellos la escasez de libros -sin olvidar el analfabetismo) pudiera ser de pronto accesible para muchas más personas letradas. Si antes sólo se podía acceder a un escrito a través de la lectura en grupo, con la imprenta muchos más lectores tuvieron acceso a los libros. El paso de la lectura oral y en grupo a la lectura en silencio y en solitario, tiene sus bemoles, pero la tecnología (y la política) impulsaron un proceso que dio como resultado una transformación de fondo: la lectura grupal permitía llegar a una interpretación condensada (comunitaria), la lectura individual permite la libre interpretación (individualismo). Y es que aunque la escritura en sí misma se encuentra acotada el significado de las palabras, siempre es posible leer entre líneas.
La forma en que leemos un libro hace que le demos un sentido al mismo, pero no sólo eso, existen una serie de factores internos y externos, históricos y culturales que nos llevan a leer de diferente forma un mismo libro. Además de que la interpretación esta impregnada por el imaginario individual y social del lector. Entre los factores externos a considerar se encuentran las políticas culturales que tratan de determinar qué y cómo leer, utilizando para ello las herramientas de la mercadotecnia; el tema de la censura se hace explícito, sin que el autor abunde en él.
Román Gubern nos lleva por un sustancioso recorrido histórico que involucra la historia del libro impreso y de la lectura, para tocar un punto sustancial: la convivencia de dos tipos de libros: el impreso y el electrónico. A nuestro autor no le interesa entrar en controversias acerca de la desaparición o desplazamiento del primero por el segundo, por el contrario su objetivo es hacer hincapié en la transición social que estamos experimentando, en la importancia que se le ha dado a la tecnología y a la mercadotecnia para acercar a los jóvenes a la lectura.
Más allá de los intereses económicos y políticos que siempre van a estar presentes, le interesa hablar de la lectura en un momento en que dos generaciones de lectores se entrecruzan. Y como lector de la vieja guardia que prefiere el libro impreso al electrónico, nos transmite su amor por el libro impreso, comparte con nosotros el mundo de sensaciones que provoca el hecho de tener entre las manos un libro de papel donde escritura e imagen se mantienen presentes, además de las ventajas para manipularlo y la belleza intrínseca del mismo. Al tiempo que nos invita a convivir pacífica, mas no pasivamente, con estos "aborígenes digitales" que transitan por el mismo espacio y tiempo con aparatos cada vez más sofisticados que tratan de emular al libro impreso. A compartir la lectura y a leer entre líneas las transformaciones sociales que estamos experimentando y donde el libro impreso, pese a la vertiginosidad de la tecnología (o precisamente por lo mismo), se mantendrá presente. Metamorfosis de la lectura es una preclara y amable invitación a la lectura, lo cual parafraseando a Gramsci, es también una invitación a soñar con los ojos abiertos.