Introducción
Uno de los puntos clave para profundizar en la realidad de un fenómeno es identificar toda la información sobre el mismo, utilizando para ello todos los métodos, técnicas e instrumentos disponibles. Con esta filosofía investigadora hemos trabajado durante los últimos años teniendo en cuenta el dominio compartido por la alfabetización informacional (Alfin) y las bibliotecas, tanto universitarias1 como públicas.2
Sin embargo, nos faltaba abordar el fenómeno de Alfin en el contexto de las bibliotecas nacionales iberoamericanas (BNI) y contribuir a su desarrollo a nivel regional. Éste es el objetivo prioritario de la presente investigación (2013-2014).
Pretendemos conocer en qué estado de desarrollo se encuentran las prácticas de Alfin en el ámbito de las BNI, de manera que se pueda obtener una clara visión del panorama actual en lo que a programas y actividades se refiere. Conocer este escenario permitirá, por un lado, definir una serie estrategias que ayuden a planificar un desarrollo adecuado de los servicios de formación en competencias informacionales en estas bibliotecas y, por el otro, intentar que la presencia teórico-práctica de Alfin sea más representativa en las actuaciones estratégicas de las BNI, contribuyendo con ello a la formación de bibliotecarios y usuarios.
Revisión de la literatura
Las bibliotecas nacionales (BN) constituyen un sistema de información nacional neurálgico de un país, pues son la primera piedra en la ordenación bibliotecaria del mismo y sirven de punto de referencia para el desarrollo de la red institucional de bibliotecas públicas, en el marco de los planes nacionales establecidos, aunque existen otros organismos e instituciones centrales bibliotecarias que son considerados como servicios de apoyo.
En algunos países, como España, la nueva reordenación administrativa en autonomías ha llevado a la creación de las bibliotecas regionales, que siguen dependiendo de una administración central (autonómica) pero no son consideradas como centros de acceso para un servicio bibliotecario completo.3 En este sentido, es importante el papel que ha jugado hasta fecha reciente la Dirección General del Libro y Bibliotecas (dependiente del Ministerio de Educación y Deporte y actualmente desmembrada en estas dos direcciones generales: por un lado, Política e Industrias Culturales y del Libro; y, por otro, Bellas Artes y Bienes Culturales y de Archivos y Bibliotecas) en las tareas de formación profesional, planificación bibliotecaria, desarrollo de normas técnicas, evaluación, estadística y servicio de apoyo a las bibliotecas.
Si bien es cierto que las funciones que tiene encomendada una biblioteca nacional son numerosas y claves, destacan especialmente por su relevancia las siguientes: la formación de una colección de publicaciones nacionales; el control bibliográfico de esas publicaciones; el acceso bibliográfico a las publicaciones del mundo; el acceso a los materiales solicitados y, en general, el suministro de información.4 Sin embargo, el nuevo y creciente desarrollo tecnológico y el crecimiento exponencial de las publicaciones han ocasionado que surjan nuevas funciones acordes con los tiempos y las necesidades de los usuarios, enfocadas básicamente hacia el asesoramiento informacional, la formación de los usuarios, la cooperación interbibliotecaria, la innovación y la investigación.
De hecho, si revisamos la literatura sobre el tema,5 observamos que se habla de al menos tres generaciones en la historia de las bibliotecas nacionales: una primera generación centrada preferentemente en el desarrollo de los catálogos colectivos, en la recepción del depósito legal, la elaboración de normas técnicas y la formación continua de los bibliotecarios. Entre otras, destacan las bibliotecas con más solera, como la British Library (Londres), la Library of Congress (EEUU), la Biblioteca Nacional (París) y la Biblioteca Real de Dinamarca. La segunda generación está formada por aquellas bibliotecas nacidas entre el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX agrupadas en esta tipología: las bibliotecas nacionales latinoamericanas, instaladas generalmente en buenos edificios, con importantes colecciones históricas y literarias, pero a veces limitadas por los continuos cambios de gobierno y en muchas ocasiones en proceso de restablecimiento; las bibliotecas que han surgido como un instrumento de apoyo institucional a los gobiernos, como sucede con las de Canadá, Australia y Nueva Zelanda; y por último están las bibliotecas que se han establecido como nacionales coincidiendo con el desarrollo de bibliotecas educativas y públicas y que diversifican sus funciones con otras instituciones. Suelen ser bibliotecas relativamente recientes y la mayoría ubicadas en América Latina.
Pese a la diferente evolución generacional relacionada con los contextos y situaciones específicas de las distintas bibliotecas nacionales, Al-Nahari señala que sus funciones se pueden categorizar en tres grupos: esenciales, convenientes y opcionales.6
Entre las funciones esenciales, resaltamos la creación de una colección centralizada de la producción bibliográfica del país correspondiente; ser receptora del depósito legal; producir la bibliografía nacional; ofrecer directrices a las restantes bibliotecas del país; actuar como centro bibliográfico nacional; reunir la producción literaria extranjera sobre el país; planificar y coordinar el préstamo interbibliotecario y participar en la planificación de los servicios bibliotecarios del país.
Como funciones convenientes enfatiza las siguientes: facilitar el acceso a los catálogos; promover la investigación de técnicas bibliotecarias y promocionar la formación a los profesionales. Y, por último, entre las funciones opcionales sobresalen aquellas relacionadas con el fomento de normas nacionales para la información y el desarrollo de las relaciones de cooperación internacionales. En cuanto a este tema, destaca un reciente estudio7 orientado a conocer la naturaleza y el alcance de las actividades internacionales en las que participan las bibliotecas nacionales de todo el mundo. Mediante una encuesta se abordan estos tres aspectos de interés: las relaciones internacionales y las actividades de cooperación, la participación y responsabilidad en las organizaciones internacionales. Los resultados evidencian que hay nuevas formas de cooperación internacional en las bibliotecas nacionales que están asociadas a los proyectos de conservación digital, el mantenimiento de páginas web y la referencia digital.
No cabe duda de que esta clasificación ha supuesto un hito para el desarrollo y funcionamiento de las bibliotecas nacionales, pero tras los cambios y avances científicos y metodológicos en el ámbito de la biblioteconomía y documentación, merced al impacto de las tecnologías de la información y comunicación y a la implantación de los modelos de evaluación y calidad, focalizados en el usuario y en los recursos humanos, consideramos que sería recomendable un reajuste en las actuales funciones, que incorpore nuevos elementos y satisfaga las demandas presentes.
En este sentido, y con motivo del tema de este artículo, sólo nos detendremos en dos funciones que deberían ser consideradas esenciales para el buen desarrollo e impacto social de la biblioteca nacional en su entorno. Nos referimos, por un lado, a la formación integrada en competencias informacionales (entiéndase Alfin), dirigida tanto a los usuarios-ciudadanía como al personal que trabaja en los centros. Y por otro, a las funciones relacionadas con la innovación y la investigación, que ayuden a las bibliotecas a tener un mejor conocimiento de las necesidades, expectativas y opiniones de los usuarios, así como a manejar los métodos y técnicas de investigación básica orientadas a la mejora de los servicios.
La profesión de bibliotecario se encuentra en una encrucijada. La tecnología informática, junto con Internet, han cambiado la forma de crear, mantener, evaluar y distribuir los contenidos. Si bien las tareas esenciales de su trabajo siguen siendo la selección, organización, conservación y difusión de los fondos de la colección, la opinión de los expertos es que estas tareas ya no son tan indispensables como lo eran antes. Coincidimos con Morgan en que el trabajo del bibliotecario se ha diversificado8 acentuando algunas tareas de interés: como la creación de servicios de valor añadido sobre los contenidos, en lugar de proporcionar sólo el acceso a los mismos; el análisis, evaluación e inferencia de conclusiones partiendo de la acción y de la evidencia de los datos, que ayude a la toma de decisiones responsables; o el suministro a los usuarios de herramientas apropiadas que les permitan usar la información, situarla dentro de su contexto y evaluarla.
Actualmente asistimos a una fase crucial de tránsito respecto del enfoque de la moderna biblioteca, pues ha de circular del acceso al uso y aprovechamiento de la información. Los roles han cambiado, si hacemos memoria recodaremos, hace apenas unas décadas, cómo los usuarios se dirigían a las bibliotecas para localizar y acceder a aquella información que sólo se encontraba entre sus fondos documentales. Actualmente, ocurre todo lo contrario, el usuario obtiene un exceso de información a través de la red y lo que realmente necesita es que el profesional lo asesore e indique las estrategias necesarias para evaluar y seleccionar la información pertinente en cada momento. Y en este sentido es importante que el bibliotecario tenga interés y motivación por conocer e investigar de forma rigurosa y sistemática cuál es el comportamiento informacional del usuario, cuáles son sus necesidades, hábitos y preferencias; para qué necesita la información, cómo la utiliza, etc. Se observa que el éxito de los servicios de información está muy ligado a la manera como las bibliotecas conocen e interactúan con sus usuarios a través de los servicios más enfocados en ellos, con altos estándares de calidad y valor añadido, orientados a satisfacer sus necesidades y a anticiparse a sus demandas.9
En definitiva, es recomendable que los bibliotecarios que trabajan en bibliotecas nacionales conozcan las herramientas metodológicas y de investigación fundamentales para poder acometer las tareas de diagnóstico, evaluación, toma de decisiones y prospección de una manera objetiva y científica, y no basada en la experiencia personal o en la intuición. De hecho, ya en el año 1931, Williamson se anticipó con este pronunciamiento:
¿Cuál es la razón de que prácticamente no exista investigación dedicada a los problemas del “servicio bibliotecario”?, podría deberse a la ausencia de actitud científica en los bibliotecarios, hombres de mente sensible, más que hombres de mente fuerte, o puede que no existan problemas que investigar científicamente en el servicio bibliotecario. El caso es que mientras no se necesite la investigación científica, no nos podremos beneficiar de ella y deberemos permanecer como una profesión sin más […]. Actualmente en la formación del bibliotecario es fundamental la práctica en los métodos científicos para atacar y resolver los problemas, así como el cultivo del espíritu y la actitud científica. Tan pronto como se reconozca esto, la ciencia bibliotecaria será una realidad. Por lo tanto, no es la ausencia de temas para investigar, sino de entrenamiento y actitud científica por parte de los bibliotecarios el problema de nuestra ciencia, es la necesidad de saber descomponer en elementos los grandes problemas. Es importante introducir como parte de la formación del bibliotecario la práctica en la investigación científica. El bibliotecario es algo más que un psicólogo, arquitecto, que se le llama cuando se le necesita, debe ser una persona preparada para la investigación en nuestra ciencia, de manera que pueda extraer hechos y métodos de otros campos cuando sea necesario. Los problemas científicos del bibliotecario son más difíciles y complicados que los de los educadores; los bibliotecarios necesitan entrenarse en psicología, debe ser un minucioso estudioso de la conducta humana, ya que el investigador en educación tiene una ventaja sobre el del servicio bibliotecario y las ciencias sociales en general, la materia a investigar está bajo completo control, se presta mucho más a ser estudiada como en la química o biología, casi en condiciones experimentales mientras se observan sus resultados.10
Aunque esta afirmación haya cumplido más de 80 años, por desgracia sigue vigente en los escenarios de muchas bibliotecas nacionales y en la mente de bastantes bibliotecarios apegados a los procesos, a las normas y a las rutinas, más que a una forma de proceder innovadora. La investigación en el seno de las bibliotecas, en muchos contextos y tipologías de bibliotecas, sigue siendo escasa y no de alta calidad/visibilidad, y además muchos profesionales carecen aún de todos los conocimientos, habilidades y aptitudes necesarias para la investigación.11
Esta situación se agudiza cuando hablamos del desarrollo y la gestión de las colecciones digitales, la creación de repositorios, la migración de formatos y el protagonismo de los documentos electrónicos, especialmente del libro electrónico, la biblioteca 2.0.12 También son significativos otros trabajos13 que abordan las nuevas cualificaciones profesionales que requerirán los bibliotecarios en el futuro.
La otra función que consideramos esencial actualmente es la formación en competencias informacionales, tanto del personal14 como de los usuarios, englobada en el marco de la Alfin, la cual consiste en la identificación de problemas y necesidades de información en el aprendizaje de competencias (conocimientos, habilidades y valores) para el acceso, uso y difusión de la información en cualquiera de sus formas y soportes; esto con el fin de generar personas competentes, entrenadas en saber explorar los caminos de la información; en reconocer sus cualidades, bondades y debilidades; en buscar con tino; en evaluar y seleccionar la información pertinente; en integrar la información nueva para generar conocimiento, y en difundirla y usarla de forma eficaz y ética.15
La Alfin es el faro que ilumina el aprendizaje a lo largo de la vida de la actual sociedad de la información, ya que se propone capacitar a las personas para transformar la información circundante en conocimiento transferible para lograr los objetivos personales, sociales, educativos, profesionales, etcétera.16
Por consiguiente, como ya hemos indicado anteriormente,17 para afrontar este gran reto es necesario conocer las competencias que deben reunir los bibliotecarios del siglo XXI para que puedan responder a las exigencias actuales y futuras; es decir, se precisa de un bibliotecario que se esté formando permanentemente para que, paralelamente a las funciones que tradicionalmente ha tenido, se renueve o profundice en aquellas competencias que implica su papel de formador-educador;18 ello con el propósito de fomentar una alfabetización informacional integral que incluya lo documental, lo académico-investigativo, el espíritu crítico, el uso de las tecnologías, etcétera.19
La alfabetización informacional y el desarrollo de competencias informacionales propicia un cambio en la forma de pensar y actuar de los profesionales de la información, quienes han de reconocer e interiorizar el carácter interdisciplinario del proceso y la necesidad de apropiarse de conocimientos y procedimientos de otras disciplinas. Con este cambio los bibliotecarios desplazarán el centro de atención desde la “biblioteca como materia” hacia los “especialistas formadores” del crecimiento intelectual y del desarrollo crítico y creativo de los individuos.20 A pesar de que estos individuos pertenecen a una generación -Google Generation, Digital Natives- que creció con las tecnologías y que por tanto podemos asumir que son competentes en su uso, distintos estudios demuestran que esas competencias son relativas cuando se profundiza en su uso eficaz y eficiente para la gestión de información y del conocimiento,21 y es allí donde aún hay mucho que enseñar y aprender.
Metodología
Para poder conocer lo que se está haciendo con Alfin en las bibliotecas nacionales iberoamericanas (BNI), se recurrió a una metodología de recopilación y análisis que incluyera la triangulación de información cuantitativa y cualitativa procedente de la investigación, del análisis de la literatura científica, del análisis de contenidos web y de la consulta directa a los profesionales mediante una encuesta de preguntas abiertas.
A continuación se describe el desarrollo de estos métodos cuyos resultados integrados permiten evidenciar lo que se está o no desarrollando con respecto Alfin dentro de las bibliotecas nacionales iberoamericanas.
Análisis de la literatura científica
La presencia de publicaciones (artículos, capítulos de libro, libros, ponencias, presentaciones, etc.) sobre Alfin y las bibliotecas nacionales (BN) no es abundante, ni en el contexto internacional ni en el iberoamericano, comparado con la literatura acerca de esta temática y otras tipologías de bibliotecas, especialmente las universitarias. Para el contexto internacional, las publicaciones sobre Alfin y las BN localizadas desde WoS y Scopus fueron seis.22 Para el caso específico de Iberoamérica, objeto de este artículo, a partir del uso del repositorio wiki Alfin/Iberoamérica (http://alfiniberoamerica.wikispaces.com), que recopila la producción sobre este tema desde 1985, se localizaron estos tres documentos referentes al desarrollo de acciones Alfin en las BN de Chile, Colombia y Brasil.
E. Castillo Sáez, Incorporación de la alfabetización en información a los servicios de la Biblioteca Nacional de Chile: tutorial en línea. Máster en Gestión de la Información, Universidad Tecnológica Metropolitana-Chile y Universidad de Granada-España, 2006.
Biblioteca Nacional de Colombia. “Huellas digitales”, 2006. http://www.bibliotecanacional.gov.co/content/herramientas-para-la-investigaci%C3%B3n.
A. Cuevas Cerveró, M. A. García Moreno y E. Simeão. “Alfabetización informacional e inclusión digital en la Biblioteca Nacional de Brasilia-Alfin Brasil”, organizadoras A. Cuevas y E. Simeão, Biblioteca Nacional de Brasília: Pesquisa e Innovação (Brasilia: Thesaurus, 2011), 45-60.
El primer documento se refiere a la Biblioteca Nacional de Chile y es una tesis de máster que aborda cómo esta biblioteca ha ido incorporando diferentes acciones para que sus usuarios adquieran las competencias informacionales, bien sea mediante la utilización de herramientas virtuales (como, por ejemplo, el tutorial “La belleza de aprender”) o a través de estrategias de formación tradicionales. Además de este documento queremos resaltar la motivación del mismo, que es extensible a toda biblioteca nacional:
Desde hace un tiempo, la alfabetización en información en Chile se está adquiriendo de forma sistematizada en algunas universidades, encontrándose en otras instituciones en etapa de implementación. Por lo tanto, un gran segmento de la población chilena no dispone de estas habilidades que le permitan ser realmente un ciudadano con capacidades para ejercer sus derechos y encontrar la información que necesita. En este contexto se presenta la incorporación de la alfabetización en información en la Biblioteca Nacional de Chile con la creación de un tutorial en línea, que le permite así, en el marco general de su misión y planificación estratégica, ampliar su rol educativo en los servicios que ofrece actualmente a la comunidad.23
El segundo documento se centra en la Biblioteca Nacional de Colombia, y consiste en el desarrollo del tutorial “Huellas digitales”, fruto del trabajo conjunto entre esta biblioteca y una institución educativa de nivel escolar (Colegio Los Nogales). Como refleja su presentación, hay una apuesta clara por la alfabetización informacional:
Cuando me enfrento a un proceso de investigación es útil seguir una serie de pasos que me orienten desde la búsqueda de información hasta la presentación final de mi investigación. El método propuesto mejorará significativamente la calidad de mi investigación y el tiempo que le dedique será optimizado. El propósito de este tutorial o guía de investigación es promover el desarrollo de habilidades necesarias para encontrar información, evaluar su relevancia y hacer uso de ella significativamente. Esto se conoce en el ámbito bibliotecario como alfabetización informacional o Competencia en Manejo de Información. Esta serie de habilidades son básicas para conducir investigaciones escolares y universitarias, para abordar búsquedas más cotidianas.24
De este tutorial queremos destacar dos aspectos: por un lado, la relación directa existente entre la adquisición de competencias informacionales (Alfin) y los procesos de investigación de cualquier nivel educativo (primaria, secundaria, universitario, etc.); y, por otro, la manera sencilla y didáctica de exponer los contenidos, elaborados y aplicados inicialmente desde la experiencia de una biblioteca escolar y, tras sus buenos resultados, asumidos como espacios de formación para la variedad de usuarios de una biblioteca nacional.
Este proyecto ha tenido variaciones en los últimos años y ha sido incluido en un proyecto de mayor envergadura denominado “Herramientas de aprendizaje” (http://www.bibliotecanacional.gov.co/content/herramientas-de-aprendizaje), integrado a otros proyectos como “Colecciones temáticas”, “Tesoros de la biblioteca” y “Laboratorio Digital-LABN”, donde se combina la formación en competencias informáticas con las informacionales.
Asimismo, destaca el proyecto iniciado en el año 2014 con el apoyo de la Fundación Bill & Melinda Gates: Proyecto “Uso y apropiación de TIC en bibliotecas públicas del país” (http://www.bibliotecanacional.gov.co/rnbp/proyecto-tic), el cual busca, desde la perspectiva de las competencias informáticas e informacionales, que el sistema de bibliotecas públicas, coordinado por esta biblioteca nacional, cree un proceso de uso y apropiación de las TIC. Vale señalar que es probable que, como en otros proyectos, el énfasis se ponga más en la infraestructura tecnológica y en las competencias informáticas que en el proceso de uso y apropiación de la información.
Por último, el tercer documento recuperado se refiere a la Biblioteca Nacional de Brasil y es una investigación que ha dado como resultado el libro que se indica y varias ponencias de estas autoras, resultado del proyecto conjunto entre la Biblioteca Nacional de Brasil (sede Brasilia), la Universidad de Brasilia y la Universidad Complutense de Madrid. El proyecto se denomina: “ideias, Inclusión digital y educación informacional para la salud” (http://alfinbrasil.org/biblio/alfabetizaci%C3%B3n-informacional-e-inclusi%C3%B3n-digital-hacia-un-modelo-de-infoinclusi%C3%B3n-social). ideias apuesta por la tendencia a integrar la alfabetización digital con la informacional y relacionar su impacto social ya que, desafortunadamente, en los países latinoamericanos la preocupación gubernamental ha estado centrada más en la conectividad, es decir, en la infraestructura. El modelo y sus instrumentos de aplicación constituyen también un aporte importante al campo de Alfin, al igual que las metodologías y estrategias para llevarlo a la práctica desde una perspectiva muy cercana a la investigación/acción (diagnóstico, talleres, elaboración de blogs, análisis de periódicos, guías de fuentes de información) y a la comunicación extensiva, base de los indicadores, la evaluación de los logros y la adquisición de las competencias digitales e informacionales que implicó la aplicación de este modelo.
Biblioteca Nacional de Brasil
Para ampliar esta búsqueda inicial, se revisaron los diferentes recursos web 1.0 o 2.0 de la Asociación de Estados Iberoamericanos para el Desarrollo de las Bibliotecas Nacionales de Iberoamérica (Abinia) (disponible en la siguiente url: http://www.abinia.org/abinia-informa.htm). La consulta fue infructuosa pues no se localizó nada directamente sobre Alfin y las BN, sólo algunas referencias a documentos explicativos-conceptuales generales, noticias y eventos desde otros contextos y tipologías de bibliotecas, o relacionadas indirectamente con Alfin, a pesar de ser considerada la formación como uno de los objetivos de esta Asociación:
Apoyar programas de formación académica y de capacitación en servicios orientados a la actualización y perfeccionamiento de los recursos humanos de las bibliotecas nacionales, así como de formación de usuarios. Y haber tenido actividades formativas recientemente (2010): Cursos y talleres de Actualización Profesional en Bibliotecología y Ciencias de la Información. En acción conjunta con la Biblioteca Nacional de Venezuela (BNV) y la Universidad de La Habana (Cuba), se realizó en la sede de la BNV, del 22 al 26 de marzo del año en curso, el Taller: “Usuarios de la información (UI): retos y tendencias actuales”; esta actividad se inscribe en el programa de Actualización Profesional en Bibliotecología y Ciencias de la Información, que adelantan estas tres instituciones en beneficio de los profesionales y técnicos del área. El objetivo general del taller fue: analizar las tendencias actuales en el área de los estudios de usuarios de información y las herramientas necesarias para el abordaje de sus necesidades, nivel de satisfacción, comportamiento, uso y consumo de información.25
Además de lo anterior, se analizaron algunos documentos oficiales de Abinia (http://www.abinia.org/en-cifras.htm), con el propósito de localizar información relacionada con la formación, pero no se obtuvieron resultados satisfactorios.
Análisis de los sitios web de las bibliotecas nacionales iberoamericanas y sus actividades formadoras
Siguiendo los postulados teórico-conceptuales y la metodología e instrumentos creados para otras investigaciones semejantes a nuestro cargo sobre Alfin y su presencia en distintas tipologías de bibliotecas (tanto universitarias como públicas), en el contexto iberoamericano (véase bibliografía), se utilizó la información existente en los sitios web de las BNI conforme a los enlaces existentes en el Directorio de Abinia (http://www.abinia.org/directorio.htm).
Tras analizar los diferentes contenidos ofrecidos en los 22 sitios web estudiados (seguimiento continuo durante dos años: 2013-2014), se detectó que en sólo 3 de ellos se ofrece información directa sobre las actividades formativas que las bibliotecas están realizando desde el paradigma de Alfin (BN de Brasil, Colombia y Costa Rica).
En otras bibliotecas nacionales se localizaron referencias a charlas u otras actividades (BN de Argentina y de España) o a aspectos de legislación (BN de Uruguay), pero no a una acción formativa directa de esa BNI con los usuarios.
El hecho de encontrar durante este periodo de dos años de seguimiento información en sólo 3 de los 22 sitios web de las BNI, nos indica que todavía el tema de la alfabetización informacional como reflexión o como práctica/servicio desde las bibliotecas nacionales no es muy visible, no solamente desde un enfoque interno (bibliotecarios y demás personal), sino también externo (usuarios), teniendo en cuenta el potencial divulgativo y de posicionamiento que en los servicios de una biblioteca debe tener la gestión de contenidos de sus portales web.26
Consulta a los bibliotecarios sobre el desarrollo de Alfin en las bibliotecas nacionales iberoamericanas
Teniendo en cuenta la metodología enunciada anteriormente (búsqueda y análisis documental, y análisis de contenido web), y con el objetivo de triangular la información para obtener una radiografía lo más cercana a la situación del fenómeno analizado, se elaboró desde el inicio un cuestionario de preguntas abiertas dirigido a los bibliotecarios de estas bibliotecas. Se diseñó en formato virtual empleando la plataforma Survey Monkey y se realizó de forma online (https://es.surveymonkey.com/s/ALFIN-BN):
Se envió un mensaje vía e-mail, con acceso al cuestionario, a los responsables de las bibliotecas nacionales iberoamericanas, localizadas tanto en el directorio de Abinia como a partir de los sitios web, durante dos semanas, en el mes de julio de 2013. Se remitió dos veces de manera general y una tercera vez de forma específica a las BNI que no habían respondido.
La tasa de respuesta fue de 45% del total de BNI, lo que en términos de representatividad fue significativo, teniendo en cuenta que el objetivo de este instrumento era reconfirmar y ampliar las tendencias ya encontradas a partir del análisis de la literatura/webs de las bibliotecas, máxime cuando los participantes fueron directores, subdirectores y responsables de los servicios de las bibliotecas nacionales iberoamericanas.
Las BNI que respondieron al cuestionario fueron las de Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, España, Guatemala, Honduras y Uruguay.
Si analizamos las respuestas de los cuestionarios de estas 10 bibliotecas nacionales iberoamericanas, conforme a patrones de análisis de contenido y del discurso, hallamos los siguientes resultados:
En relación con la pregunta “En su opinión, y según su experiencia profesional, en qué consiste ser una persona alfabetizada en información. ¿Qué conocimientos, habilidades, actitudes y valores considera que deben tener los ciudadanos en el entorno de la actual sociedad digital?”, se evidencia que en 6 de las BNI la visión está más centrada en lo que implica ser competente en alfabetización informática o digital,27 mientras que en 4 casos sí se constata una mayor proximidad a la comprensión de todo lo que implica Alfin y sus competencias, la mediación de las TIC y aprender a aprender,28 aunque sus realidades contextuales dificulten esta práctica alfabetizadora, como señalaron en varias respuestas.
Sobre la pregunta “Considera que su BN es una institución capacitada (globalmente alfabetizada) para afrontar los retos de la actual sociedad digital en lo referente a formación y recursos de información?”, se observa que 7 BNI señalaron que en la actualidad no se encuentran en esa fase, que es su deseo y su meta, pero que, debido a dificultades económicas, de capital humano e infraestructura tecnológica, no han podido aún afrontar el reto.29 En los otros 3 casos se indica que se está en ese proceso, pero en una fase muy inicial.30
En la pregunta “Describa algunas experiencias recientes que haya realizado la biblioteca para la alfabetización informacional de su personal bibliotecario. Aporte detalles, por favor”, se detecta que los procesos de formación interna no están muy coordinados y que en lo referente a esta temática se han centrado en la mayoría de los casos en aspectos relacionados con la alfabetización informática o digital más que en la informacional, como evidencian las respuestas de 8 de las BNI.31 Sólo en 2 casos se constata un trabajo progresivo con una visión más cercana a las implicaciones de Alfin, aunque esto es reciente y no está del todo continuo e integrado.32
En el siguiente ítem “Indique qué experiencias tiene su biblioteca en formación-programas de alfabetización informacional para sus usuarios”, las respuestas de los encuestados señalan que se realizan acciones formativas centradas en la formación tradicional de los usuarios (visita guiada, uso del catálogo u otro recurso y/o animación y promoción de la lectura) y especialmente enfocadas en el desarrollo de algunas subcompetencias de Alfin, como búsqueda y localización de la información, según indicaron 8 bibliotecas,33 mientras que sólo en 2 se aprecia la ampliación formativa a otras competencias relacionadas con la información, la organización, la evaluación, el uso ético de la información y su comunicación. Igualmente, se observa la apuesta por la elaboración de recursos didácticos para la formación de los usuarios (recursos virtuales).34
Relacionado con la pregunta “¿Ha desarrollado su biblioteca algún programa de formación-alfabetización informacional para otras bibliotecas (nacionales, públicas, escolares, etc.)? En caso afirmativo, descríbalo, por favor”, se confirma que las 10 bibliotecas nacionales iberoamericanas participantes en el estudio dicen que carecen de programa Alfin y sólo 2 apuntan que, aunque no lo tienen formalmente, sí que está implícito en su desarrollo práctico al apoyar las redes de bibliotecas públicas del país.35
Finalmente, sobre la pregunta “¿Dónde se puede conocer el trabajo que en formación-alfabetización informacional han desarrollado, según las respuestas anteriores? (Por favor, indicar direcciones web y/o referencias bibliográficas)”, se observa que la gran mayoría de las páginas web que reportaron eran las mismas que ya habíamos estudiado en el análisis de contenido de sitios web. En el caso de las nuevas url mencionadas, tras su consulta y análisis se confirmó que la información sobre acciones formativas en Alfin escasean en los portales de estas BNI, siendo su realidad bastante incipiente, con acciones aisladas centradas en la alfabetización digital. De aquí que todo lo referente a la formación en alfabetización informacional y desarrollo de competencias se diluya en una formación tradicional de usuarios.
Conclusiones, recomendaciones y prospectiva
Considerando los resultados de este trabajo, y teniendo en cuenta la triangulación de las técnicas e instrumentos utilizados, se evidencia que el tema de la alfabetización informacional en las BNI se encuentra aún en una fase muy incipiente de desarrollo, pues son pocas las bibliotecas que realizan acciones concretas formativas y de desarrollo. Se admite la carencia de programas formales de Alfin con una planificación estratégica y pedagógica para el desarrollo adecuado de sus servicios de formación, y también que se confunde la formación en competencias informacionales (Alfin) con la formación en competencias informáticas (alfabetización digital). Por tanto, parece coherente que sean escasas las BNI que dan cuenta de esas acciones de Alfin desde sus sitios web y en publicaciones.
Ésta es una realidad comprensible que más que generar desazón se entiende que es consecuencia de la incidencia de múltiples factores (políticos, económicos, educativos, bibliotecarios, etc.) que afectan y han afectado el desarrollo de las BN, y específicamente el de sus servicios de formación enel marco del actual paradigma Alfin. Se evidencia que hay mucho trabajo por hacer desde cada BN y en conjunto con otras BN, optimizando las potencialidades que posee formar una red como Abinia, además de aprovechar los avances, desde el propio contexto-país, de otras tipologías de bibliotecas, especialmente las universitarias y algunas públicas.
Por tanto, queremos finalizar -reiterando y retomando-,36 que para el avance de Alfin en las BNI se pueden considerar varias acciones comunes o recomendaciones a seguir:
La promoción e implantación de programas de alfabetización informacional debe ser una cuestión de política educativa y cultural, aplicada a todos los niveles educativos y sectores de la sociedad, de manera que se pueda mejorar la escasa concienciación por parte de los responsables políticos y técnicos acerca de la necesidad de implantar programas y acciones a corto y medio plazo.
Es necesario desarrollar acciones que permitan diferenciar los principios y elementos de la formación en competencias informáticas e informacionales, ya que en los casos revisados algunas experiencias denominadas de alfabetización informacional eran realmente de alfabetización informática, obviando todos los aspectos referidos a la gestión y uso de la información.
Es conveniente saber compaginar el desarrollo de los programas de alfabetización digital con la creación de programas propiamente de alfabetización informacional, incorporando las potencialidades de e-learning y la web 2.0.
Es recomendable apostar por una mayor capacitación y formación competencial de los profesionales que trabajan en estas bibliotecas, para que a su vez puedan colaborar con otros agentes educativos, sociales, culturales, etc., implicados en los procesos de información/formación de la ciudadanía.
Se debería apostar por la mejora del espíritu estratégico, de la innovación y cooperación de muchos profesionales que trabajan en estas bibliotecas, enfatizando que la alfabetización informacional es uno de los faros que ilumina a la sociedad de la información y del conocimiento.
Es recomendable fomentar la cultura de la planificación y evaluación de las competencias informacionales en el marco de las bibliotecas, para diagnosticar fortalezas y debilidades del sistema en cuanto a resultados y rendimiento, y poder diseñar propuestas formativas adecuadas.
Por último, se debería trabajar de forma colaborativa, formando consorcios para generar mejores opciones que afronten la escasez y los recortes presupuestarios que viven también las bibliotecas nacionales.
Algunas de estas recomendaciones ya han sido puestas de manifiesto,37 pero especialmente queremos subrayar dos aspectos cruciales: de un lado, la promoción de la concienciación sobre la alfabetización informacional dirigida a las autoridades nacionales, regionales y locales, instituciones educativas, profesionales de la información y usuarios, fomentando asimismo la colaboración y coordinación entre los distintos tipos de bibliotecas para el desarrollo de iniciativas sostenibles; y del otro, el establecimiento de evidencias e indicadores de alfabetización informacional que ayuden a las instituciones a identificar su nivel de incorporación38 y a mejorar su desarrollo, para conocer hasta qué punto los ciudadanos son capaces de participar en la sociedad del conocimiento.39
En consecuencia, para aplicar estas recomendaciones es urgente que las BNI reflexionen y replanteen en algún momento su modelo de funcionamiento, en especial la carta de servicios que ofrecen (prospectiva), para adecuarse también a las nuevas necesidades del entorno, lo que las obligará a ir incorporando progresivamente la filosofía 2.0. No olvidemos que aunque su papel patrimonial e histórico es importante, no menos importante ha de ser su dimensión formativa.