Como señala Estela Morales en la introducción de este libro, la sociedad siempre ha tenido la necesidad de comunicarse. Esta facultad ha cambiado con el tiempo gracias a la incorporación de la tecnología, que en los dos últimos siglos ha sido un factor de crecimiento económico y ha generado cambios en las estructuras sociales. Los cambios han sido sustantivos, equivalentes a los propiciados por la máquina de vapor y la electricidad en la revolución industrial. La apropiación masiva de las tecnologías de información y comunicación (TIC) ha traído consigo usos que potencian nuestra imaginación. Diversos grupos sociales se han apropiado de la tecnología para comunicarse, intercambiar, crear y difundir información a través de las redes. Este fenómeno fue advertido por la doctora Morales, quien hace más de una década incorporó en el ámbito de la bibliotecología y las ciencias de la información el término infodiversidad para hacer referencia a la información que se produce en los más diversos soportes y que es necesario rescatar, conservar y lo más importante, hacer que pueda ser consultada a través del acceso abierto.
La infodiversidad es un concepto clave que interesa a los profesionales de la información y en especial al gremio de los bibliotecólogos, porque además del libro, numerosos actores sociales y culturales generan información en diversos tipos de documentos (sonoros, audiovisuales, multimedia, fotográficos, entre otros). Además, la información es un recurso vital en la economía del conocimiento. No obstante, la abundancia de información digital ha generado problemas y formulado desafíos para las instituciones que, sin haberlo considerado, deben conservar y dar acceso abierto a colosales cantidades de datos digitales. Tratar de analizar estos desafíos es la apuesta que nos presenta el libro que bajo la guía y coordinación de Estela Morales escribieron Beatriz Casa Tirao, Hugo Figueroa Alcántara, Jesús Francisco García, José de Jesús Hernández, Jonathan Hernández Pérez, Rosa María Rider, Celia Mireles, Alejandro Ramos Chávez, Jaime Ríos Ortega, Ana María Talavera y Juanita Jara.
Este libro contribuye a la reflexión en torno a la sociedad red, ampliamente definida por Castells. El hombre moderno difunde y transmite sus ideas a través de la redes de información, desde los más banales comentarios de artistas del momento hasta las denuncias ciudadanas y los movimientos sociales. El uso de las redes sociales es un signo de nuestro tiempo. De ahí la relevancia de abordar las redes de la infodiversidad como un elemento clave en el tránsito de la sociedad de la información a la sociedad del conocimiento. En la infodiversidad, de acuerdo con Rosa María Rider, se tiene acceso a todo tipo de saberes, conocimientos, funciones y usos sociales de la información. No obstante, Beatriz Casa Tirao advierte que no es posible arribar a la tan anhelada sociedad del conocimiento sin acceso a la información.
Nos movemos hacia una sociedad interconectada y abierta. Esta apertura radical conduce al acceso abierto a la información y al conocimiento, observa Hugo Figueroa. En este contexto, las bibliotecas han actualizado su imagen y función pública, señala Jaime Ríos Ortega. Por su parte, Jonathan Hernández anota que la biblioteca es el eslabón imprescindible en el libre acceso a la información en internet, por ser en muchas ocasiones el único lugar donde se puede acceder a internet. Por ello, ha sido considerada como un pilar en el desarrollo social de los países.
Si consideramos que toda persona tiene necesidad de adquirir información útil en diversas esferas de la vida y con ella actuar de forma colectiva, entonces la acción colectiva y democrática es el resultado de la infodiversidad y de las redes ciudadanas que participan en los asuntos públicos, establece Alejandro Ramos. Condición a la que se suma la necesidad de poner en valor la información desde la perspectiva global. Es decir, que es necesario también considerar a los grupos locales y regionales, que además de consultarla, generan información que da cuenta de su cosmovisión y forma de entender el mundo.
Por su parte, Talavera y Jara, a través de un estudio bibliométrico, dan cuenta de la necesidad de fortalecer la visibilidad de la producción científica nacional y contar con más y mejores contenidos científicos para garantizar que el acceso abierto en realidad contribuya a la infodiversidad.
Los derechos de autor y su importancia en la digitalización de libros son aspectos esenciales de esta obra. La propiedad intelectual es un tema que interesa a los bibliotecarios, sobre todo ante el desarrollo de colecciones en las bibliotecas digitales. Bajo esta consideración Jesús Francisco García establece por qué es necesario tener un claro y puntual conocimiento de los derechos de autor para crear colecciones digitales librarias. Coincide con esta perspectiva Mireles, quien reflexiona en torno a la necesidad de que la biblioteca establezca con claridad los derechos de autor de los materiales que ponga en acceso abierto.
Otro tema a destacar en esta obra es el riesgo de quedarse al margen del uso y conocimiento de las TIC. Toda vez que el flujo de información y conocimiento se encuentra concatenado a través de las TIC, señala José de Jesús Hernández, quienes no se adapten al uso de las tecnologías de la información y la comunicación corren el riesgo de quedarse marginados personal, profesional e incluso socialmente. Por ello, Mireles llama a considerar que el trabajo tradicional del bibliotecario se encuentra en revisión ante las expectativas del acceso abierto y las políticas públicas destinadas a crear repositorios digitales.
Esta obra es una apuesta al diálogo con otras disciplinas. Ofrece innovadores conceptos y categorías para la bibliotecología y las ciencias de la información. Y la motivación para saber que el trabajo cotidiano, de todos los días al frente de bibliotecas y archivos tiene una incuestionable importancia social en la construcción de las sociedades del conocimiento.