Introducción
Uno de los mayores impactos económicos de la emergencia sanitaria generada por el COVID-19 se ha observado en el sector turismo en todas sus modalidades a nivel internacional. A nivel del turismo fronterizo, a pesar de importantes crecimientos hasta 2019 y grandes planes de inversión pospuestos, con la crisis económica en el sector derivada de la pandemia, se ha pasado a proyecciones más modestas en el turismo tradicional (Madrid, 2020). Sin embargo, 25% de las proyecciones en las economías emergentes para 2030 se asociaban a la creciente demanda de turismo en busca de experiencias que implicaran mayor contacto con la naturaleza y la comunidad, y con la sustentabilidad ambiental, económica y social (IPK, 2013; Santarém et al., 2015).
En México el turismo genera directamente 9% del producto interno bruto (PIB) e indirectamente otro 5%, es una fuente importante de empleos, al contar con 7.3% de la población ocupada. Los estados de la frontera norte aportan 14.8% del PIB turístico nacional, con enormes potencialidades de crecimiento por su colindancia con los estados del sur de Estados Unidos, al tomar en consideración la cantidad extraordinaria de viajes que realizan sus habitantes (Madrid, 2020). Aunque sigue dándose una fuerte concentración en turismo de sol y playa, está surgiendo otro tipo de productos turísticos atractivos y sustentables en el área cultural, de negocios, ecoturismo, aventura, salud y deporte (Sectur, 2015), cuya demanda está en ascenso. De hecho, 26% de las salidas internacionales de las regiones de Latinoamérica, Norte América y Europa, podían ser denominadas de aventura (Xola Adventure Industry Consultants, 2009).
En Baja California (BC) el turismo genera 11% del PIB estatal total, 8% de los puestos de trabajo, y contribuye en forma directa con diversos sectores productivos como la construcción, el comercio, el transporte y los servicios médicos, entre otros (Gobierno del Estado de Baja California, 2015; Secretaría de Infraestructura y Desarrollo Urbano, 2013). Desde hace algún tiempo, BC destaca en las preferencias del turismo internacional y transfronterizo de aventura, debido a la creciente demanda de destinos desconocidos, poco desarrollados con entornos ambientales no explotados y en áreas naturales protegidas (Bringas et al., 2000). Este tipo de turismo tiene como objetivo la promoción de viajes en actividades recreativas asociadas al contacto con la naturaleza y las expresiones culturales de la comunidad, respetando el patrimonio del lugar (Ibáñez & Rodríguez-Villalobos, 2012). A su vez, permite al turista promover su condición física y mejorar su estado emocional ante retos impuestos por la naturaleza y por sí mismo (Sectur, 2015).
La frontera es un espacio de oportunidades para el desarrollo de nuevos productos que permiten la consolidación del sector con una perspectiva de desarrollo regional integral (Bringas, 2004, De Oliveira-Matos et al., 2015). Sin embargo, en BC no se ha desarrollado una política pública para impulsar este tipo de actividades como una estrategia de desarrollo para las zonas rurales. Pese a ello, se han desarrollado opciones de productos turísticos de aventura de manera atomizada, promovidos principalmente por particulares para atender, asociado a su estilo de vida, una demanda creciente del turismo local y transfronterizo. Esta demanda transfronteriza está fuertemente asociada a la cultura de senderismo del otro lado de la frontera, desarrollada en torno al río San Diego y a los distintos espacios de senderismo en la Reserva Nacional Cleveland. Sin embargo, es la famosa ruta Pacific Crest Trail, que inicia en Campo, en Tecate, California, y va hasta la frontera con Canadá, la que genera la mayor influencia e interés por los espacios de turismo de aventura en el municipio de Tecate y en BC (ver Figura 1).
En BC, los municipios de Tecate y Ensenada se clasifican como zonas áridas, con gran escasez de agua, lo cual limita la productividad de las actividades agropecuarias y altera las condiciones de vegetación y explotación forestal (Tarango Arámbula, 2005). Ante ello, se han creado programas de desarrollo rural en zonas áridas que han apoyado a las actividades de turismo de aventura, fortaleciendo con ello la capacidad de las familias rurales para mejorar su situación económica. El turismo de aventura ayuda a sostener economías locales, al generar opciones de desarrollo a poblaciones con mayor rezago o vulnerabilidad, lo que evita, a la vez, la degradación ambiental de las zonas en que se desarrolla. También transforma positivamente a las personas involucradas, pues al crear oportunidades de inversión local, articula las capacidades locales existentes para prestar diferentes servicios ante la creciente demanda. Esto abre la posibilidad de iniciativas de negocios sociales vinculados a una valoración de los recursos naturales y a su conservación (Honey & Gilpin, 2009). En este contexto, el turismo de sendero puede asumir el papel de producto turístico primario o secundario y puede motivar que la estancia del visitante se prolongue para disfrutar de la ruta y su entorno. Además, su puesta en marcha y operación requiere una inversión relativamente baja, pues se sustenta, fundamentalmente, en recursos naturales y culturales (De Oliveira-Matos et al., 2017).
En suma, el objetivo del presente trabajo es proponer la formalización de una ruta abierta de senderismo en BC, que articule las distintas ofertas particulares dentro de la red de caminos rurales que unen a BC desde el pie de La Rumorosa, hasta la llegada al Valle de Guadalupe. Este tipo de organización permitiría una mayor vinculación con las rutas y senderos en el lado fronterizo de California.
Revisión de literatura
Diversas regiones buscan integrar su economía local a los circuitos globales con base en actividades de servicios turísticos como una opción de desarrollo económico, a partir de la creación de productos turísticos con características únicas (López, 2011; Rubio, 2011). El turismo fronterizo en los países en vías de desarrollo ha de explotarse a través del turismo comunitario (Briedenhann & Wickens, 2004; Moral et al., 2016), considerar los recursos naturales en su contexto social para mantener sus cualidades y producir beneficios sociales derivados, tanto de su comercialización en el mercado, como de la cooperación entre participantes con iniciativas individuales (Verduzco, 2010). El valor económico creado dependerá del mercado donde concurran los destinos y las experiencias buscadas por los visitantes. En consecuencia, el éxito comercial de un destino turístico natural dependerá de la eficacia con la que se diseñen, como producto, las capacidades organizativas locales, la visión de negocios de los distintos participantes y la eficacia de las políticas públicas de fomento a la actividad. Además, se aprovecha la paradoja de la frontera, que tiende a desaparecer y facilitar las relaciones a ambos lados de la misma, pues gran parte de esas relaciones se desarrollan gracias a la persistencia de diferencias económicas, administrativas y legales generadas por la propia existencia de la frontera (Trillo Santamaría & Lois González, 2011).
Las variables claves del desarrollo de una región que emprende un proyecto turístico son desarrollo empresarial, comportamiento de los turistas y actitud de la población de acogida (Blanco & Grupo Técnico de Apoyo del Prodar-IICA, 2008). Cada una de ellas evolucionan a través de varias fases de desarrollo (Borma, 2012). Sin embargo, el principal agente detonador es la aparición de iniciativas de negocio con una oferta turística que se va consolidando con su multiplicación, un mayor conocimiento y apreciación de los turistas y el involucramiento de la población local. Todo esto garantiza que los negocios locales existentes sean viables, pero también que su actividad esté conectada a la identidad, los recursos y las capacidades rurales existentes (Bosworth, 2012). Por ello se dice que los negocios rurales asumen, de manera implícita en su plan de negocios, las oportunidades y retos de su entorno y las relaciones de las redes locales y transfronterizas que permitan el intercambio entre ellas, pues son las acciones de los actores implicados en el contexto de la frontera los que generan las relaciones transfronterizas. La población de origen mexicano que reside en Estados Unidos representa un importante segmento del mercado turístico fronterizo, que debe considerarse para la comprensión y planificación de cualquier producto turístico, al momento de identificar un espacio de interacción entre la población de ascendencia mexicana o latina de ambos lados (Bringas Rábago, 2004). Los destinos deben reflejar las preferencias de los consumidores y satisfacer la demanda; paralelamente a la evolución de la economía mundial existen diferencias en los movimientos de turismo transfronterizo (Kozak & Buhalis, 2019).
El senderismo como modalidad de turismo suave o sostenible es un componente importante de las estrategias de desarrollo para las regiones rurales de diversas partes del mundo y puede usarse como un medio de unión entre fronteras. El contexto rural genera una estrecha relación entre iniciativas de negocio y la vida comunitaria, pues se influyen mutuamente (Steiner & Atterton, 2015). Si bien el senderismo es predominantemente clasificado como una búsqueda activa, también es una importante actividad turística recreativa y de ocio, ya que existen redes de caminos y sendas tradicionales perfectamente identificadas (De Oliveira-Matos et al., 2015). Esto genera altas expectativas de desarrollo (Steinerowska, 2009), pues los servicios de alimentación, hospedaje y guía son ofrecidos por negocios o emprendimientos familiares de personas con estilo de vida rural, lo que genera una actividad sustentable en el mercado que proporciona ingresos para mantener un estilo de vida ya que adecuan el emprendimiento a su forma de vivir (Mungaray-Lagarda et al., 2020; Peters et al., 2009). En general, no son negocios orientados por el lucro (Yunus, 2010), no requieren altas habilidades profesionales o financieras y se adaptan fácilmente a un modelo familiar de negocios, donde sus miembros y su conocimiento de la vida rural son el más valioso de los activos. No obstante, estos micronegocios enfrentan múltiples desafíos asociados con la señalización y los accesos, una clientela pequeña y dispersa, recursos humanos limitados, distancias grandes con los centros de abastecimiento, asentamientos pequeños, infraestructura y seguridad débil o inexistente y poca capacidad de gestión (Fyall & Garrod, 1997).
La actividad económica, bajo la figura de empresa social, ofrece a estos emprendimientos familiares alternativas para el éxito relacionadas con un estilo de vida de “exclusión voluntaria”, donde los individuos alinean su actividad empresarial a un estilo de vida sencillo que prioriza los objetivos sociales o personales sobre los comerciales de una manera sustentable (Morrison, 2006), con servicios en armonía con la naturaleza, actividades al aire libre de acuerdo con las estaciones climáticas, atractivos estéticos de ubicaciones geográficas particulares y, principalmente, sin el estrés que caracteriza la vida urbana.
Dentro de las modalidades más explotadas del turismo de aventura está el de ruta o sendero turístico, que se entiende como el recorrido que consta de un itinerario definido, conectado por varios sitios de interés para el visitante, compuesto por atractivos culturales o naturales que se organizan en torno a un tipo de actividad (Brazil Marques & Santos, 2014). La ruta depende de múltiples factores, como el contexto turístico regional, los atractivos focales y complementarios y el desarrollo de infraestructura y servicios. Esto hace que el manejo del turismo varíe entre zonas, en función de las capacidades institucionales y los recursos existentes en cada una de ellas (Flognfeldt, 2005).
Una ruta puede verse como un sistema cerrado de entorno turístico, compuesto por diversos componentes: personas en un área geográfica con el deseo y la capacidad de participar; atracciones y actividades para la participación del usuario; servicios e instalaciones para los usuarios e información y orientación a los usuarios (Navalón-García, 2014). Las rutas pueden ser temáticas, históricas y naturales, de acuerdo con su dificultad y la diversidad del hábitat, cuya creación se debe a una proliferación de prácticas de caminar. Edensor (2000) las clasifica en dos tipos: de corta distancia, que siguen un sendero natural, donde los caminantes se dirigen a marcadores a lo largo de la ruta, con puntos de interés; y de larga distancia en senderos que están minuciosamente cubiertos en guías, tanto por la reproducción de mapas a gran escala que cubren cada parte de la caminata, como por instrucciones detalladas sobre cómo seguir el camino. Dichas guías tienden a dividir la caminata en secciones, con lugares lógicos para comenzar y terminar la caminata de un día, incluyendo temas de interés particular.
Svarstad (2010) ubica a los grupos que practican senderismo en dos extremos: en el primero están los que buscan esparcimiento y relajación, por lo que sus prácticas se enfocan en pasear, deambular, vagar, caminar tranquilamente de forma casual y participar en grupos de habilidades mixtas, relajantes y sociables. En el segundo están los que hacen marcha, trekking, hiking, hill walking, yomping y peak-bagging, todas actividades agotadoras, rigurosas y desafiantes, que requieren planificación.
Para desarrollar una estrategia competitiva de senderismo se requiere la creación y señalización de rutas para orientar a los usuarios, la valoración del patrimonio como estrategia turística, la capacitación de la población local para que puedan integrarse en la cadena turística, la inversión en seguridad y en infraestructura básica y la inversión en la promoción y desarrollo de una imagen del destino (De Oliveira Matos et al., 2017).
Metodología
La definición de la ruta de senderismo propuesta se basa en un enfoque descriptivo-cualitativo de investigación-acción. Con diferentes instrumentos de recolección de datos a través de trabajo de campo, como recorridos, mediciones, entrevistas, cuestionarios y fotografías; fue posible conocer su potencial de aventura en el ámbito de diferentes recursos: naturales, que se pueden usar para hacer más atractiva la zona; humanos, relacionados con la capacidad de los residentes para brindar servicios al turismo; empresariales con la capacidad de gestionar negocios e ingresos; y, comunitarios, a través de sus redes de cooperación.
A partir de la definición del senderismo como un aspecto importante del turismo de aventura, se definió un modelo de oferta con base en el desarrollado al otro lado de la frontera y las concepciones del desarrollo sustentable, con el fin de aprovechar al máximo los recursos de la zona, así como las dinámicas productivas, organizativas e innovadoras de cada lugar.
El trabajo de campo permitió corroborar el potencial turístico de aventura de la zona a partir de la definición de los siguientes criterios: para recursos naturales se consideraron todas las áreas relacionadas con aspectos del medio ambiente que pudieran hacer más atractiva la zona; para recursos empresariales se levantó un censo entre los ranchos de la ruta que prestan algún servicio, para averiguar sobre sus capacidades instaladas y potenciales. Para ello se aplicó un cuestionario que permitió conocer y tipificar los emprendimientos, sus capacidades instaladas y sus relaciones con los demás emprendimientos en el área, así como con otras empresas y clientes de Estados Unidos.
Las mediciones de distancias y coordenadas se hicieron mediante sistema de posicionamiento global (GPS, en inglés, Global Positioning System) a través de un recorrido hecho por cuatro investigadores, tanto para conocer las condiciones de la ruta como las necesidades de mantenimiento de los caminos, vías de acceso y señalética. Ello permitió construir croquis con medidas confirmadas y sugerir puntos de apoyo o de servicios donde se consideraron las distancias para una caminata de senderismo. Finalmente, toda la información se concentró en un catálogo con el potencial de la oferta turística de la zona, que contempla los ranchos, atractivos naturales, culturales, históricos, etcétera.
El producto propuesto es la caminata o senderismo como actividad central, ya que genera un menor impacto sobre el medio ambiente y, en la medida que las estancias de los visitantes sean más prolongadas en el medio, puede generar una mayor demanda de servicios. Esto prioriza a los recursos naturales en el proceso de desarrollo, en la dinámica económica y social, en el comportamiento de las personas y en las relaciones entre los actores y el medio natural.
Para el levantamiento de la información se hicieron dos recorridos de la ruta: el primero bajo la modalidad de senderismo con una duración de 5 días, lo que permitió conocerla, marcar sus tramos y tomar notas sobre sitios de interés. El segundo, también de 5 días, permitió hacer un censo de los sitios que brindan distintos servicios turísticos, o tienen potencial de hacerlo, para conocer sus formas de organización, su concepto de negocio, sus expectativas y, sobre todo, su idea de sustentabilidad en el turismo de naturaleza.
Los tramos georreferenciados se establecieron con dos criterios: el primero, que fuera posible caminar esa distancia y el segundo que, en la medida de lo posible, su conclusión fuera donde hubiera un lugar con servicios de hospedaje. Adicionalmente, con la finalidad de facilitar la logística del recorrido, los tramos fueron marcados con base en los criterios internacionales para el desarrollo de senderismo, donde el sendero de gran recorrido tiene una duración de dos o más jornadas (Manual de senderismo, 1997). Esto permitió conocer el grado de complejidad por tramos, para generar información de utilidad a los senderistas, con el fin de que puedan compararlos y seleccionar el que mejor se adapte a sus objetivos y circunstancias.
Aunque existen diferentes formas de clasificar las rutas, de acuerdo con su grado de dificultad y uso, al tomar en consideración la inclinación de las pendientes, tipo de terreno y duración de la caminata, la clase del sendero es determinada por su sección más desafiante. Los senderos se dividen en tres clases, pero los fáciles e intermedios están claramente señalizados y marcados, sin peligro de extravío en condiciones normales (véase Tabla 1). En todas las clases, el ritmo promedio de caminata para un senderista se estima con carga estándar (agua y víveres de reposición).
Fuente: tomado de parques nacionales de Finlandia (http://www.nationalparks.fi/hikinginfinland/wheretogo/traildiffucultyclassification)
Los croquis se elaboraron con base en Google maps, en ellos se marcaron los trayectos de la ruta con GPS y se señalaron las áreas recreativas y culturales de interés, para indicar de manera sencilla los servicios que ofrece cada emprendimiento, así como algunos atractivos dentro de la ruta. Para identificar el potencial de los atractivos y la infraestructura referida a lo largo del trabajo, se aplicó una encuesta a los emprendimientos turísticos de la ruta, en su mayoría ranchos, compuesta por seis segmentos: 1) información general, incluye coordenadas de ubicación GPS, actividades económicas y días de servicio; 2) información del dueño, incluye escolaridad, experiencia y razones del emprendimiento; 3) estrategias del negocio, diversificación de productos y publicidad; 4) problemáticas, mecanismos de solución, niveles de cooperación con otros ranchos y medidas de conservación ambiental; 5) percepción de bienestar y satisfacción con el estilo de vida; 6) servicios, atractivos e infraestructura disponible.
Con base en la concentración de atractivos, hospedajes y puntos de reconocimiento, se dividió la ruta en zonas, para indicar la madurez del atractivo. La mayor esfera marca el área de la laguna Hanson, seguida por La Rumorosa, el área de Picachos, Gavilanes, El Topo y Real del Castillo (Figura 3, Tabla 2).
Núm. | Tramo | Puntos de Conexión | Distancia (Km) |
---|---|---|---|
1 | Rumorosa | Parador La Cuesta-poblado La Rumorosa | 19 |
Poblado La Rumorosa-ejido Aubanel Vallejo | 6 | ||
2 | Ponderosa, Gavilanes y El Topo | Ejido Aubanel Vallejo-Rancho El Topo | 30 |
3 | Laguna Hanson | Rancho El Topo-Laguna Hanson | 35 |
4 | Escuela de Energía Solar | Laguna Hanson-Puerta Trampa | 35 |
5 | Real del Castillo | Puerta Trampa-Ojos Negros | 36 |
6 | San Antonio Necua | Ojos Negros-San Antonio Necua (Ruta sierra) | 38 |
Ojos Negros-San Antonio Necua (Ruta arroyo) | 32 | ||
Total | 6 tramos | 193-198 |
Fuente: elaboración propia con base en trabajo de campo
La ruta del sendero
Tramo 1. La Rumorosa-Inspección Aubanel Vallejo
El primer tramo del recorrido inicia en el Parador La Cuesta, espacio con servicios junto al punto de inspección militar La Rumorosa, ubicado en el kilómetro 42 de la carretera Mexicali-Tijuana. Es camino ancho fácilmente reconocible y transitable durante 6 km, hasta llegar a una bifurcación donde se puede elegir entre dos rutas de ascenso: la primera es continuar por el camino de la cuesta de Cantú, camino histórico que se mantiene desde su construcción en 1918 (Tapia, 2015), con una longitud de 12 km. El camino es amplio, por lo que pueden transitar vehículos todo terreno y es clasificado como sendero intermedio por la distancia y su considerable elevación, aunque manejable para personas con condición física aceptable. Si bien no existen señalamientos, el camino es fácilmente identificable (Figura 4).
La segunda opción de ascenso, conocida como la corta, fue creada cuando se instalaron gasoductos de Pemex, con una longitud de 7 km, es considerado un sendero demandante y se aconseja solo a personas con excelente condición física. Ambas opciones concluyen en el poblado de La Rumorosa (Figura 4).
La segunda parte, de 7 km, inicia a las afueras del poblado por la carretera libre Tijuana-Mexicali, en el camino de acceso al Parque Constitución de 1873 o Laguna Hanson. Se considera de baja dificultad pues todo es camino vecinal, sin cambios en el nivel de elevación.
En esta segunda parte del primer tramo se ubican dos parques recreativos que ofrecen diversos servicios: el primero, Aubanel Vallejo, es una cooperativa ejidal con 15 años de antigüedad, que se creó con la finalidad de brindar servicios turístico-recreativos y generar ingresos adicionales a la cooperativa.
El segundo parque recreativo, Los Potrillos, con 30 años de antigüedad, ha seguido una estrategia de atención al cliente, fortaleciendo su infraestructura para mantenerse en el mercado. Rancho el Tesoro, que iniciara como un negocio de invernadero de plantas de ornato nativas de la región, lo cual pasó a segundo término al encontrar una mayor oportunidad en el otorgamiento de servicios turísticos, que se han convertido en su principal actividad y fuente de ingresos (Figura 5).
El Rancho Picachos es ideal para los amantes de la naturaleza, el senderismo y el montañismo, aunque se puede hacer espeleología para explorar las cuevas con agua en el entorno de rocas graníticas. Cuenta con servicios turísticos de renta de cabañas, zona de camping y un paisaje de alto valor. Está ubicado a 9 km de la carretera La Rumorosa-Tecate.
Tramo 2. La Rumorosa-Ponderosa, Gavilanes y Rancho El Topo
El segundo tramo inicia en el punto de inspección de leña del ejido Aubanel Vallejo y termina en el rancho El Topo, con una distancia de 30 km de recorrido. Se considera un sendero fácil, por ser un camino ancho de terracería, apto para múltiples propósitos, con un nivel de elevación moderado, superficie arenosa y vegetación que inicia con chaparral y árbol de manzanita, para pasar a pino piñonero.
En el kilómetro 12 del segundo tramo se encuentra Rancho La Ponderosa, creado hace 50 años para fines recreativos y familiares. Sin embargo, a través de servicios de hospedaje al turismo de aventura, fueron ampliando sus fuentes de ingresos. Económicamente se sostiene con la promoción de eventos anuales, como la carrera de off road de ascenso de La Rumorosa a La Ponderosa y competencias locales en fines de semana, con equipos locales y de California.
El rancho Los Gavilanes se ubica en un pequeño valle rodeado de montañas, con una vocación turística, pero su fundación con antecedentes mineros del siglo XX en la explotación de tungsteno, aun quedan los vestigios de las minas que le puede dar un perfil de producto único en al área y capitalizar mejor su herencia histórica, lo que da a los visitantes un producto diferenciado.
A dos kilómetros se encuentra el rancho El Topo. Fue fundado en 1935 para la crianza de ganado y actividades forestales que siguen vigentes. La segunda generación de propietarios, que fue a trabajar a Estados Unidos, regresó después de retirarse del sector del transporte, tienen fluidez con el inglés y reciben excursiones y familias procedentes principalmente de California, complementan su economía con servicios turísticos, como una forma de sostener un estilo de vida con menor estrés y jornadas de trabajo más flexibles (Figura 6).
Tramo 3. El Topo-Laguna Hanson
El tercer tramo de 35 km es un trayecto fácil, camino ancho con superficie arenosa e inclinación leve. Esta parte del trayecto es muy bella por sus grandes rocas y su bosque de pinos ponderosa. En invierno es frecuente que nieve.
A 5 km del camino hacia Laguna Hanson se encuentra El Sausalito, se fundó en 1998 con la finalidad de tener un espacio para vivir de manera diferente, más apegada a la naturaleza. El lugar está rodeado de montañas de rocas de granito y pinos de coníferas. Su propietario es un pensionado por accidente de trabajo de Estados Unidos. Su familia es originaria de Tecate y decidió vivir en el rancho buscando tranquilidad en su vida, habla fluidamente el inglés y reciben todos los años a familias canadienses y estadounidenses amantes del rapel.
El principal atractivo de la ruta, y con reconocimiento entre la población de Baja California y de las distintas áreas de California como un agradable lugar de esparcimiento, es la laguna Hanson que se ubica a una altura de 1 500 msnm, dentro del Parque Nacional Constitución de 1857, con escenarios naturales en un bosque de coníferas ponderosa y piñoneros, junto a la laguna Juárez.
Enfocado en el desarrollo de actividades de retiros de congregaciones religiosas de California, el Campamento Bethel también abre al público con servicios de hospedaje, baños, venta de víveres y agua en fines de semana y temporadas altas. Fue fundado en 1996 por un mexicano emigrado y retirado de Estados Unidos, que gusta de la vida de campo y de ser su propio jefe (Figura 7).
Tramo 4. Escuela de Energía Solar
El tramo cuatro inicia en la laguna Hanson y tiene dos opciones de conclusión: la primera en Puerta Trampa, a 35 km, para pernoctar en Ojos Negros; y, la segunda, al tomar una bifurcación previa a Puerta Trampa para pernoctar en el rancho Las Cuevitas o en la Escuela de Energía Solar, a 30 km. Ambos senderos están clasificados como fácil, pues es camino ancho con desniveles suaves marcados por repechos cortos.
A 15 km se encuentra el rancho Las Cuevitas, enfocado en el ecoturismo con renta de cabañas, área recreativa de juegos para niños y recorridos por cuevas. A poca distancia está la Escuela de Energía Solar que buscan difundir el uso de energías alternativas, principalmente de paneles solares y generadores eólicos. Sus instalaciones fueron construidas con bolsas de tierra, de bajo costo y mínimo impacto ambiental, con estructuras redondas para resistir la fuerza de vientos y el peso de la nieve. Iniciado en 2007, ofrece cursos con duración de un mes, que certifican conocimiento en el uso de energías solares. Han recibido alumnos de diferentes estados de México y países de América del Sur. Cuentan con internet y biblioteca sobre temas de energías, conservación ambiental, jardines y construcción (Figura 8).
Tramo 5. Puerta Trampa-Real del Castillo
El tramo cinco se compone de dos opciones: la primera es de Puerta Trampa a Real del Castillo, con 7 km y la segunda es de la Escuela de Energía Solar a Ojos Negros, con 12 km. Ambas se complementan con Ojos Negros a Real de Castillo Viejo, con 20 km. Se considera un sendero fácil, pues es camino ancho, aunque por ser un camino muy transitado por vehículos, principalmente de Puerta Trampa a Ojos Negros, puede ser molesto por la cantidad de polvo que generan (Figura 9).
El recorrido permite conocer los atractivos de la zona, como el poblado de Ojos Negros y la cava de quesos de Marcelo; y, en Real del Castillo se pueden observar viejos restos de edificaciones de lo que fue la antigua capital del territorio de Baja California, en tiempos de la bonanza del oro (Taylor Hansen, 2007).
Tramo 6. Real del Castillo-San Antonio Necua o cascada del Cañón de Guadalupe
De Real del Castillo al Valle de Guadalupe existen dos opciones de trayecto, ambas sin señalización alguna: la primera inicia subiendo el cerro frente al poblado, para concluir después de 39 km en San Antonio Necua.
A la mitad del recorrido se pasa por el rancho Parma, dedicado a la ganadería, principalmente a la crianza de borregos. El resto es un camino solitario con hermosas vistas del paisaje, múltiples subidas y bajadas cortas, que siempre están demandando energía adicional para mantener la caminata a buen ritmo. La gente de ambos ranchos es amigable, pero ninguno ofrece servicios de turismo, por lo que es necesario continuar, en un ambiente que genera incertidumbre, hasta San Antonio Necua, donde se pueden conocer las actividades que ofrecen los indígenas kumiai: venta de artesanías elaboradas de barro y diferentes árboles, visita al centro ecoturístico Siñaw Kuatay, su museo y restaurante. En los alrededores se puede pernoctar.
La segunda opción es hacer el trayecto siguiendo el cauce del arroyo El Barbón, de 30 km, que se clasifica como un sendero demandante, con tramos difíciles por la espesa maleza y constante cruces por el arroyo. Por este sendero se puede revivir la historia de Real del Castillo, a través de excavaciones de algunas minas aun abiertas, así como vestigios de antiguas viviendas de los mineros que los explotaban. Principalmente en las calzadas y curvas en las faldas de los cerros, aun se aprecian algunos empedrados del camino para carretas que fue muy transitado, tanto para el traslado del oro de Real del Castillo a San Diego, California, como para surtirse de implementos, comida y materiales para los mineros y comerciantes del poblado (Figura 10).
Muy cerca de la cascada del Cañón de Guadalupe se encuentran aguas termales, con al menos tres posas donde se pueden tomar baños relajantes.
Conclusiones
La ruta propuesta tiene un gran potencial para el turismo de aventura y de senderismo en condiciones de confianza, si bien requiere mayores niveles de organización y seguridad para cuidar y consolidar su prestigio y reputación como atractivo transfronterizo. Como se ha comentado, un buen número de ranchos que componen la ruta ya han transitado a la oferta de servicios turísticos. Algunos han podido ampliar su infraestructura con apoyo gubernamental, principalmente para espacios de hospedaje y alimentación que complementan su economía. Sin embargo, el crecimiento de su capacidad ha sido lento en estándares de mercado, pues no buscan un flujo alto de visitantes, sino uno que les permita mantener su estilo de vida.
Para generar mayor dinamismo, además de una mayor promoción, se requiere de la creación de más atractivos y conceptos que generen más afluencia de turismo en periodos de baja demanda y, junto con ello, una mejor organización y vigilancia para su regulación y no dañar el medio ambiente.
Las actividades existentes empiezan a generar interacciones entre los participantes, promotores y algunas autoridades, a través de asociaciones civiles en proyectos como La Rumorosa y la Ruta del Viento. Sin embargo, la creación de una ruta turística de senderismo, como la recorrida y documentada en este trabajo, puede ser el punto de acercamiento entre la perspectiva de la comunidad local y sus ideas de negocios, con una mayor participación de expertos que ayuden a su planificación, promoción y manejo de recursos naturales. Esto permitiría desarrollar productos y servicios con mayores estándares internacionales que, manteniendo el estilo de vida de la gente de campo, puedan ser ofrecidos en los mercados turísticos a nivel local y transfronterizo.
Más allá de la infraestructura de hospedaje que se ha desarrollado con recursos privados y públicos, se requiere avanzar en una infraestructura conceptual de la ruta, donde junto con los oferentes de servicios y los grupos de turismo de aventura y de sendero, las autoridades en la materia aporten los medios y recursos para que la ruta esté limpia, señalada, explicada con información histórica, antropológica y de flora y fauna, vigilada y promovida a todos los niveles posibles, para que usuarios de todo tipo puedan vivir la experiencia de iniciar su aventura de senderismo en el desierto de la Laguna Salada y concluirla en los viñedos del fértil Valle de Guadalupe.
Aunque la buena voluntad y el mejor trato posible han mantenido una buena relación entre los espacios de esparcimiento y la clientela, es necesaria más capacitación para la mejor atención y educación al cliente; también políticas públicas sobre el desarrollo y promoción de la actividad serían importantes, pero no a partir de lo que ha sido, sino de lo que puede ser, a la luz de experiencias de desarrollo comunitario autorregulado como las centenarias rutas de El Camino de Santiago, en España, West Highland Way, en Escocia, Lycian Way en Turquía, o como las más recientemente famosas Pacific Crest Trail y Apalachian Trail, en Estados Unidos.
En la ruta del desierto al valle, los espacios que son atendidos por sus dueños muestran un mayor dinamismo y búsqueda de estrategias para mejorar la situación actual. Es evidente que se trata de negocios sociales que, con mucho trabajo y dedicación, han logrado concretar un estilo de vida apegado a una forma sencilla de vivir en estrecha relación con la naturaleza. Ello les ha permitido satisfacer sus necesidades personales y materiales y, a través de la oferta de servicios turísticos, lo están compartiendo con sus visitantes, y así complementar su nivel de vida de manera sustentable. No obstante, uno de los principales problemas que todos los participantes de la ruta perciben es la inseguridad que, tanto ellos como quienes practican senderismo, suelen sentir ante la falta de una mejor señalética, vigilancia o presencia de la autoridad.
La sustentabilidad de esta ruta de sendero, en su conjunto o en partes, hace que el apoyo público requerido sea mínimo, pues como proyecto turístico de aventura, por sí mismo brinda oportunidades de desarrollo económico a las comunidades y usuarios locales, y contribuyen a su conservación a partir de oportunidades alternativas que van creciendo de manera natural con los flujos de visitantes.
Más allá de la riqueza natural y de la riqueza del estilo de vida, las formas de pensar y concebir la cotidianidad por los emprendedores que viven en estas zonas permanecen siempre abiertas y dispuestas a compartir a través del servicio y la atención. Su capacidad de organización y cooperación es a toda prueba, pues su vida cotidiana depende de ello.