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Frontera norte
versión On-line ISSN 2594-0260versión impresa ISSN 0187-7372
Frontera norte vol.26 no.52 México jul./dic. 2014
Artículos
La educación no cruza la frontera. Universitarios de la UABC Tijuana y su relación académica con universidades de California
The Education doesn't Cross the Border. Students of UABC Tijuana, and their Academic Relationship with California Universities
David Rocha Romero1 y Marco Tulio Ocegueda Hernández2
1 Universidad Autónoma de Baja California drocha@uabc.edu.mx
2 Universidad Autónoma de Baja California marco_ocegueda@uabc.edu.mx
Fecha de recepción: 8 de mayo de 2013.
Fecha de aceptación: 17 de febrero de 2014.
RESUMEN
Este trabajo demuestra que la vinculación académica y cultural entre los alumnos de la UABC de Tijuana y las universidades de California es mínima. Siendo California una de las regiones más dinámicas en la producción del conocimiento, su gran potencial y posibilidades no han sido suficientemente aprovechados por los estudiantes de Tijuana. Restricciones de la política migratoria, la falta de motivación institucional de autoridades y profesores de la UABC, así como la débil presencia de acciones para la integración regional fronteriza de los universitarios, se asocian negativamente a esta situación.
Palabras clave: 1. universidades, 2. educación superior, 3. relación académica y cultural, 4. California, 5. Tijuana.
ABSTRACT
This paper demonstrates that the academic and cultural links between students UABC Tijuana and California universities is minimal. California being one of the most dynamic regions in the production of knowledge, its great potential and possibilities have not been sufficiently exploited by students of Tijuana. Restrictions on immigration policy, lack of motivation by institutional authorities and teachers of UABC and the weak presence of actions for border regional integration of college students, was negatively associated with this situation.
Keywords: 1. universities, 2. higher education, 3. academic and cultural relationship, 4. California, 5. Tijuana.
INTRODUCCIÓN
La relación bilateral más estudiada en México, es la que se tiene con su vecino del norte. Importantes análisis hacen referencia a los problemas, retos y oportunidades (Verea, Fernández de Castro y Weintraub, 1998). Temas de migración, medio ambiente, sector energético, intercambios comerciales, relaciones gubernamentales, seguridad pública, etcétera, acaparan la atención de los académicos.
"Tvjuana" es el mote que la ciudad de Tijuana se ganó por aprovechar durante décadas la cercanía con Estados Unidos para insertarse en la producción global de televisores. Contar con mano de obra más barata que la del vecino del norte permitió a los fabricantes de Tijuana la reducción de costos y la optimización de procesos de distribución y comercialización en el mercado de consumidores más grande del mundo, además, la educación superior se adecuó a las circunstancias de la producción fronteriza en la industria maquiladora (Aboites, 2006).
Tijuana-San Diego, la frontera más transitada del mundo, articula procesos económicos, políticos y sociales entre dos naciones. Sin embargo, en esta articulación no están integrados la mayoría de los residentes de Tijuana. Por tanto, esta frontera, más que ser un puente de comunicación, con frecuencia funciona más como un dique de contención, que inhibe las dinámicas de interacción, por ejemplo, de los universitarios mexicanos con las universidades de California.
La educación puede contribuir al entendimiento de las relaciones y conexiones entre piezas de información (Page, 2012), analizar y solucionar problemas cada vez más complicados o sofisticados, y enfrentar necesidades de manera más eficaz y eficiente. Esto constituye una parte importante de la actividad social (Delval, 1991).
Por la geografía, la vinculación entre estudiantes e instituciones se torna relevante, ya que la educación es un proceso social espacialmente determinado. Los individuos responden, en principio, a las necesidades y oportunidades impuestas por los entornos físicos. La oportunidad en este caso, no existe en ninguna otra región de México, y consiste en complementar la creación de conocimiento con experiencias de procesos educativos reconocidos como de alta calidad en California.
La internacionalización de la educación superior como medida para su desarrollo y fortalecimiento, es un tema vigente en la agenda de las políticas públicas nacionales e internacionales; son un hecho las alianzas entre universidades del mundo y los planes de intercambio académico entre instituciones, profesores y alumnos, sin embargo, en la frontera es pertinente pensar en un mayor nivel de integración académica. El análisis de esta investigación contribuye a la comprensión de la educación universitaria como un tema central en la agenda fronteriza. Toca a las autoridades políticas, regionales y nacionales de ambos países, impulsar mejores procesos de integración educativa institucional. Aunque dicha vinculación puede ser tanto a nivel institucional como individual. En este sentido, el trabajo muestra cómo los estudiantes de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), la más representativa de Tijuana y de la entidad, se relacionan académicamente con sus homólogos en California para la expansión y creación de conocimiento.
No se intenta hacer un análisis de los procesos de internacionalización de la educación superior de las universidades mexicanas, sino circunscribir la investigación en el contexto y discusión de las realidades binacionales fronterizas como espacios de interacción académica y cultural, más allá del mero intercambio comercial y económico. El objetivo es conocer y reflexionar sobre los factores que inciden en este proceso de vinculación, tomando a Tijuana-San Diego por ser el caso de la frontera más transitada del norte de México. Se sostiene la hipótesis de que la relación académica y cultural entre los alumnos de la UABC de Tijuana y las universidades de California es mínima. Ello se explica principalmente a nivel institucional, por el negativo impacto de las restricciones de la política migratoria de Estados Unidos y por la falta de motivación que reciben los estudiantes mexicanos de parte de sus profesores y autoridades universitarias. Mientras que a nivel individual, la falta de esfuerzos más consistentes de parte de los estudiantes ha dificultado este proceso de vinculación académica y cultural en esta región fronteriza.
El trabajo está dividido en cinco partes. En los primeros dos apartados se aborda de manera contextual la importancia de la internacionalización de la educación superior, como eje de desarrollo institucional, para enmarcar a la frontera en el debate como un espacio de poca integración social y cultural entre culturas divergentes en ciudades contiguas (Alegría, 2009; Giménez, 2007). Enseguida se describe la metodología utilizada. Posteriormente se analizan y discuten los resultados obtenidos y se presentan los principales hallazgos. Finalmente se concluye.
PLURICULTURALIDAD Y VINCULACIÓN EN LA FRONTERA TIJUANA-SAN DIEGO
Antecedentes
El proceso de globalización ha generado fuertes presiones económicas, sociales, políticas y culturales para la educación superior. Plantea nuevas dificultades relacionadas con el acceso, la equidad, el financiamiento y la calidad, así como la soberanía nacional, la diversidad cultural, la pobreza y el desarrollo sostenible. Últimamente se ha agregado un nuevo y fundamental aspecto, la aparición de una prestación de educación superior transfronteriza y del comercio de servicios educativos. Las instituciones de educación superior (IES) sometidas a estas presiones y tensiones que emanan de la globalización, han reaccionado implementando profundos ajustes y cambios en el ámbito de sus programas de estudio, la enseñanza y el aprendizaje, la movilidad de los estudiantes y los profesores, los convenios de colaboración, etcétera. A este proceso es a lo que se le ha llamado internacionalización de la educación superior (UNESCO, 2004:6).
Otro concepto importante es el de la "regionalización", la cual se promueve desde las administraciones públicas y supone que el intercambio de estudiantes tiende a producirse entre áreas geográficas próximas, que mantienen vínculos de carácter político, histórico y cultural. Dichos vínculos facilitan el establecimiento de acuerdos impulsores del intercambio educativo y promueven la superación de barreras, constituyendo el principal motor de la internacionalización y globalización de la educación superior. Precisamente, las diferencias en el grado de internacionalización entre sistemas de educación superior están relacionadas con el papel activo o pasivo adoptado por las universidades a la hora de promover dicho proceso (Fernández y Ruzo, 2004). A éste mismo respecto en la Conferencia Mundial sobre Educación Superior de la UNESCO (2009:4) se señala que
Los establecimientos de enseñanza superior del mundo entero tienen la responsabilidad social de contribuir a reducir la brecha en materia de desarrollo mediante el aumento de la transferencia de conocimientos a través de las fronteras, en particular hacia los países en desarrollo, y de tratar de encontrar soluciones comunes para fomentar la circulación de competencias y mitigar las repercusiones negativas del éxodo de competencias.
De acuerdo con Vásquez (2002:24) a nivel de las regiones fronterizas, en el tema de educación universitaria se han dado importantes esfuerzos por homologar procesos de enseñanza. Las conferencias binacionales de educación promovidas por funcionarios gubernamentales en ambos lados de la frontera, han propuesto visiones binacionalistas y bilingüistas como punto de arranque para atender las necesidades de educación en la frontera.
Con relación a la responsabilidad social de la educación superior la Conferencia Mundial de la UNESCO de 2009, considera que debería asumir su liderazgo en materia de creación de conocimientos para estar a la altura de los grandes retos sociales, de diálogo intercultural, de salud pública, desarrollo sustentable, entre otros. Por su parte, los centros de educación superior, en un contexto de autonomía institucional y de libertad de cátedra, deberían centrarse aún más en promover el pensamiento crítico y la ciudadanía activa; es decir, en formar ciudadanos dotados de principios éticos, comprometidos con la construcción de la paz, la defensa de los derechos humanos y los valores de la democracia (UNESCO, 2009:2).
La UABC es la universidad más representativa de Baja California, con 57 mil estudiantes cursando licenciaturas, maestrías y doctorados en sus diferentes sedes. El semestre inicial de 2013 abrió más de 19 mil lugares para nuevos estudiantes (Durán, 2013). Se ha destacado últimamente por tener una de las mayores tasas de crecimiento de los procesos de mejoría en los indicadores de desempeño institucional de las universidades públicas estatales (Mungaray et al., 2010). Además tiene una fuerte vinculación con la sociedad y sus procesos económicos, políticos, sociales y culturales, y goza de reconocido prestigio en la opinión de los empleadores del mercado laboral profesional del entorno local y regional que se ven beneficiados por los servicios profesionales de sus egresados (Estrella y Ponce, 2010).
Por otro lado, la importancia de las universidades estadounidenses para los mexicanos se refleja en que son el destino de más de 50 por ciento de quienes deciden estudiar en el extranjero. En este contexto, California ocupa una posición relevante por el desempeño académico de sus IES. Por ejemplo, el Instituto Tecnológico de California (CalTech por sus siglas en inglés), catalogado como el mejor centro de educación superior en el mundo por The World University Rankings 2012-2013, está a tres horas de Tijuana. Entre las 10 mejores universidades del mundo, tres están en California: El CalTech en primer lugar, la Universidad de Stanford en segundo y la Universidad de California en Berkeley en noveno. Por su parte, la Universidad de California Los Ángeles ocupa el lugar 13, la Universidad de California Santa Bárbara el 35, la Universidad de California San Diego el 38, la Universidad de California Davis el 44 y la Universidad del Sur de California el 56. Es el estado con más universidades entre las mejores 100 del mundo (The World University Rankings, 2013). Existen diferentes rankings como Times Higher Education-Quacquarelli Symonds (THE-QS), World Academic Rankings, Academic Ranking of Worls Universities (ARWU) y Ranking Web de las Universidades del mundo (Webometrics), donde las posiciones de las universidades pueden cambiar según la metodología utilizada, pero invariablemente entre las mejores están algunas de las arriba mencionadas.
Estos rankings como modelos de clasificación miden variables operacionalmente definidas que se fundamentan en un conjunto de criterios racionalmente enlazados, que estimulan la competencia equitativa y objetiva entre las IES, ofrecen razones objetivas para la asignación de fondos y contribuyen a la definición de calidad educativa de país al que se refieren (Sánchez, 2011:234). Un ejemplo de metodología para clasificar a las universidades, es el Times Higher Education- Quacquarelli Symonds que mide: Calidad de la investigación, análisis académico por pares, citas por profesor, calidad de la enseñanza, promedio de profesor-estudiante, empleabilidad de los egresados, análisis empresarial, perspectivas internacionales, estudiantes internacionales, profesores internacionales. Otros rankings miden también el número de premios de sus profesores, productos de la investigación, riqueza de sus archivos, etcétera. Criterios que miden la producción del conocimiento, su rapidez, su divulgación y el impacto que éste tiene en la sociedad. En el caso de las universidades mexicanas, sólo la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se ha posicionado entre las primeras 100 del ranking (THE-QS) en 2006 (Sánchez, 2011:234). El propio condado de San Diego tiene una notable concentración de ies: un campus del sistema de universidades de California, dos campus del sistema estatal de California, por lo menos dos importantes universidades privadas (Universidad de San Diego, Católica y Universidad del Sur de California) y más de 15 colegios comunitarios.
Si bien es digno de reconocer que la UABC ha realizado importantes esfuerzos en materia de vinculación con organismos académicos e IES tanto a nivel nacional como internacional, resalta el hecho de que, hasta diciembre de 2013 sólo mantiene convenios de colaboración de intercambio académico estudiantil con dos universidades de Estados Unidos: San Diego State University y Whittier College (UABC, 2013). Alcanzar una mayor integración académica y cultural fronteriza promovida desde la UABC permitiría minar los estereotipos y prejuicios que todavía persisten al norte de la frontera. Por ejemplo, no resulta sorprendente que para muchos sandieguinos, Tijuana sea vista como un lugar que hay que evitar.
La frontera que segmenta
Las fronteras son líneas de contención, defensa y delimitación de una entidad territorial donde se inscribe la autoridad, las leyes, la legitimidad y la acción del Estado (Gasca, 2002:18), es decir, señalan la delimitación política del Estado-nación. Culturalmente se pueden concebir como espacios de comunicación, encuentro, influencia y de flujos, sin que ello implique la pérdida de la hegemonía por parte de la cultura nativa. Particularmente la frontera México-Estados Unidos puede definirse como un espacio de interacción entre culturas desiguales en conflicto permanente, donde las identidades dominantes luchan por mantener su hegemonía, y donde el Estado-nación es un poderoso actor en la organización de la cultura (Giménez, 2009:24).
Ninguna frontera en el mundo exhibe la desigualdad de poder, económica y de condiciones humanas como lo hace la frontera del norte de México. Diversas identidades confluyen donde los Estados-nación negocian, marginan e influencian las conductas locales siempre cambiantes. Indios, fronterizos, norteños, chicanos, chicanas, mexican-americans, mexicanos, anglos, gringos, agringados, pachucos, cholos, commuters1, mojados, deportados, y otros más, representan conductas culturales diferentes (Alvarez, 1995). Hablando inglés, español, la mezcla de ambos, lenguas nativas de México o cualquier otro idioma del mundo, los habitantes de la frontera intentan comunicarse. La frontera se concibe así como un lugar de resurgencia étnica y pluralismo cultural, donde los contactos se realizan, a nivel de las zonas más periféricas de las culturas, dejando intacto su "núcleo duro" o zonas de persistencia (Giménez, 2007:190). En la frontera lo multinacional se vuelve cotidiano, existe una permanente negociación de límites en varias esferas de la vida, como un complejo tejido de interacciones, intercambios, mimesis, uniones y por oposiciones, separaciones y conflictos (Ruiz, 1998:7).
En términos de educación, el Estado mexicano a través del entramado institucional (políticas públicas, escuelas, planes, programas, libros, etcétera) promueve la cultura dominante. Desde tempranas edades hasta estudios universitarios el Estado marca la pauta del desarrollo cultural, en principio, el uso del idioma. La "americanización de Tijuana", es una idea poco fundamentada. Se usan dólares pero no se habla mucho inglés en la ciudad. Al igual que otras ciudades con flujos migratorios constantes y movilidad continua de sus habitantes, las instituciones del Estado guían la transmisión de la educación subordinando a otras culturas. Ejemplo de esto, los niños asiáticos en escuelas de la ciudad asimilan no únicamente el español, sino parte de la mexicanidad; esa confluencia de valores, prácticas, normas, que guían la acción. Es la escuela que manufactura ciudadanos patrióticos (Scott, 2012:70).
La frontera es una realidad donde las culturas se mezclan, se expresan y luchan en forma persistente, un espacio que separa regiones geográficas y que en lugar de tender puentes de entendimiento, limita el conocimiento y la comprensión de las realidades en ambos lados (Alegría, 2000:89). En este contexto, las ciudades de Tijuana y San Diego, no han logrado integrarse en una zona urbana transfronteriza, que supondría la existente contigüidad espacial e interacción entre ambas ciudades. Además, el proceso de globalización no ha logrado favorecer la homogenización de ambos lados de la frontera; más bien, ésta se ha caracterizado por una escasa integración en los ámbitos comerciales, productivos, de desarrollo y asentamiento urbano (Alegría, 2009). Tijuana y San Diego son dos ciudades vecinas diferenciadas que no constituyen una única metrópoli transfronteriza. La primera se mueve mejor en el área de la manufactura y la segunda triunfa en la generación de conocimiento (Vásquez, 2002:24).
La frontera segmenta los procesos sociales como la educación universitaria, es un dique que corta las comunicaciones entre regiones que cada vez más comparten retos. La metrópolis binacional no corresponde a la realidad de la frontera y la diferencia más que la similitud está presente. Desde Tijuana se percibe a San Diego con otras instituciones que regulan la vida en sociedad, con distintas reglas del juego que implican limitaciones para dar forma a la interacción humana (North, 2012:13). La diferencia del asentamiento urbano, segregación residencial por ingreso y raza (en el caso de San Diego), complementan el análisis y propuesta de regiones separadas por la frontera internacional. En este sentido, apunta Mercado (2004:366), existen trayectorias divergentes en ambos lados que propician procesos de refronterización, separación y exclusión.
Migrantes y cruces legales
En Tijuana, la población nacida en la ciudad es minoría (Inegi, 2013).2 La migración fue constante todo el siglo XX, cada década se duplicaba su población (casi triplicándose en algunas). Tuvo promedios de crecimiento poblacional superiores a los nacionales y por encima de la región fronteriza en su conjunto (Zenteno, 1995:114). A mediados de los sesenta, durante la Guerra de Vietnam, la ciudad experimentó un gran incremento poblacional por la importación de trabajadores mexicanos desde el sur de California (Davis, 2001:26), esto a pesar de la tendencia a la baja en el crecimiento demográfico en la zona fronteriza del norte de México, debido en gran parte a la crisis agrícola (Zenteno, 1995:106). Sin embargo, no hay que olvidar que la propia Tijuana era atractiva debido al turismo que bajaba de California. A mediados de la década de los setenta, 50 mil turistas estadounidenses cruzaban la frontera para comprar, ir a carreras de perros o caballos, asistir a corridas de toros, ver el Jai Alai o disfrutar de algunas margaritas (Griff in and Ford, 1976:438). Después, el Programa de Industrialización Fronteriza puesto en marcha en 1965, abrió las puertas a la industria maquiladora de exportación, con esto se crearon nuevas fuentes de empleo y se atrajeron más flujos migratorios de trabajadores a la ciudad de Tijuana. En 1974 había en la ciudad 101 establecimientos de la industria maquiladora con 9 276 empleos, para 1990 se sumaron 512 establecimientos con 65 852 empleos (Zenteno, 1995:118-119). Tijuana llegó a 1990 con 742 686 habitantes, 20 años después en 2010 había duplicado su población a 1 559 683 habitantes. La mayoría no nacidos en la ciudad.
Tijuana y San Diego comparten la frontera más cruzada del mundo. Preferentemente el cruce fronterizo de sur a norte muestra un mayor incremento desde los años setenta del siglo XX. En el informe "Who crosses the Border. A View of the San Diego/Tijuana Metropolitan Región", hecho por la Cámara de Comercio de San Diego a mediados de la década de los noventa, se estimaban entre cinco y seis millones de cruces legales en ambas direcciones, realizados por aproximadamente 521 mil personas, de las cuales 182 mil cruzaban entre cuatro y 19 veces al mes, 131 mil lo hacían unas 20 veces, 90 mil por primera vez, 72 mil entre uno y tres veces y 46 mil lo hacían sólo ocasionalmente (San Diego Chamber of Commerce, 1994). Vale la pena mencionar que entre los cruces que se reportaron, la mayoría eran hechos por residentes en México hacia Estados Unidos y entre sus propósitos, el prioritario era ir de compras con 42 por ciento, seguido por 24 para trabajar, 11 por visitas sociales, cuatro por turismo y uno por ciento por otros propósitos. El reporte no menciona el interés académico de los residentes en México como propósito para cruzar a San Diego. Más recientemente para el año 2000 se estimaba que había un promedio de 6 mil viajes de Tijuana a San Diego por hora (Anguiano, 2005:126).
Por su parte, Escala y Vega (2005:149) con base en 10 por ciento de los datos del XII Censo general de población y vivienda 2000, analizan la información correspondiente a los residentes de Tijuana que trabajan en San Diego. Sus resultados muestran que el número de personas que cruzan frecuentemente la frontera para trabajar, creció en términos absolutos, de 28 mil individuos en 1996, a 33 mil en el año 2000, pero su porcentaje en comparación con el resto de los trabajadores de Tijuana ha disminuido, pasó de 7.5 en 1996 a 6.8 por ciento en 2003. Una baja proporción de quienes cruzan la frontera son dueños de negocios y una alta proporción son trabajadores. Entre hombres y mujeres los empleos son de baja calificación. En las mujeres destaca la limpieza de casas y el comercio al menudeo, entre los hombres la construcción y el comercio al menudeo. En términos de años de educación formal, los mayores porcentajes son en preparatoria terminada, 40.1 por ciento para hombres y 47 para mujeres que viven en Tijuana y trabajan en San Diego. No se reportan niveles de educación superior. Así mismo, Anguiano (2005) reporta que existe un muy bajo cruce de trabajadores calificados, que viven al norte de la frontera y trabajan en las compañías transnacionales asentadas en Tijuana. Además, a pesar del creciente número de cruces entre residentes de ambos lados de la frontera, se estima que la mayoría de los habitantes de Tijuana no la pueden cruzar (Alegría, 2009; Mercado, 2004).
La educación no es relevante para los mexicanos adultos que cruzan la frontera para trabajar en San Diego, pues lo hacen en empleos de baja calificación; pero sí importa, para el caso de los niños y adolescentes (Anguiano, 2005:130). La ausencia de profesionistas mexicanos en empleos mejor calificados del lado de Estados Unidos, pone de manifiesto la escasa vinculación de los mercados laborales profesionales de ambos países y genera la interrogante sobre el papel que juega la educación superior de México en estos procesos de vinculación regional fronterizos. Entonces vale la pena repensar la educación desde la frontera, en tiempos de constante innovación, competencia y nuevas identidades. Estableciendo una ciudadanía efectiva para el siglo XXI con la habilidad para funcionar en un escenario de distintas culturas, entender diferentes idiomas y ser eficiente en computación y tecnologías de la comunicación. Por necesidad, los individuos competentes gestionan y se identifican con comunidades locales y globales (Vásquez, 2002:22). Se han hecho esfuerzos por conectar los procesos educativos universitarios en ambos lados de la frontera, como ejemplos, el U. C. Mexus en la Universidad de California, Riverside y el Center for U. S.-Mexican Studies en la Universidad de California, San Diego. Por otro lado, la Corporation Network Initiatives in California (CENIC) y la Corporación Universitaria para el Desarrollo de Internet formalizaron un acuerdo de colaboración binacional que conectaba a 36 IES en California con 23 universidades en México (Vásquez, 2002:29). Sin embargo, en los hechos, la gran mayoría de los alumnos en la universidad más grande de Tijuana, están desconectados del mundo académico universitario de California.
METODOLOGÍA Y DATOS
La información utilizada para construir los datos de la presente investigación se recopiló a través de la aplicación de la Encuesta de Cultura Política, Ciudadanía y Educación en la Frontera (Encupef) a estudiantes universitarios de la UABC, campus Tijuana, la cual fue levantada entre diciembre de 2012 y enero de 2013. El cuestionario se diseñó a partir de ideas ya desarrolladas en instrumentos previos como la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (Enadis 2010) y el trabajo sobre participación política de los estudiantes universitarios en México de Murga (2009), las cuales fueron ajustadas y complementadas con otras cuestiones relevantes para la temática objeto de estudio. Éste consta de 35 interrogantes distribuidas por temas: datos generales, educación universitaria, cultura política, participación ciudadana y educación en la frontera. En este trabajo sólo se utilizó la información necesaria de la encuesta aplicada para responder al problema de investigación.
El tamaño de la muestra se estimó aplicando la fórmula de proporciones. Para ello se utilizó un nivel de confianza de 95 por ciento, un margen de error o nivel de precisión de cuatro por ciento y se aplicó el criterio de máxima variabilidad; ya que esto permite maximizar el tamaño de la muestra, dado cualquier nivel de confianza y nivel de precisión deseado, y porque además se consideró que el comportamiento de la población objeto de estudio es heterogéneo.
donde:
n es el tamaño de la muestra.
Z es el nivel de confianza requerido expresado en valores de la distribución Z.
N es el tamaño de la población.
PQ es la variabilidad del fenómeno estudiado (P es la probabilidad de que el evento ocurra y Q es la probabilidad de que no ocurra).
E es el nivel de precisión con que se generalizarán los resultados.
La población objeto de estudio contempla la matrícula de las licenciaturas de nueve facultades y dos escuelas de la UABC Campus Tijuana (cuadro 1)
En el proceso de fijación y selección de la muestra se aplicó el criterio de muestreo aleatorio estratificado proporcional. Para la distribución de la muestra se utilizó la matrícula de cada unidad académica, a fin de ponderar su importancia dentro de la población total, además del proceso de selección aleatoria de las unidades muestrales realizado en las facultades y escuelas participantes, esto y la aplicación del cuestionario de la encuesta, aseguran el cumplimiento del criterio fundamental de representatividad que debe primar en toda muestra estadística. Ello con la finalidad de que el conocimiento generado sea válido y confiable (cuadro 2).
Se realizó la estadística descriptiva necesaria para resumir los datos (tablas de frecuencias y de contingencia y gráficas) de la población estudiada (cuadro 3). Además, se aplicaron pruebas de independencia del estadístico chi-cuadrado a las variables utilizadas en las tablas de contingencia, con el fin de brindar mayor confiabilidad y validez a los datos, y se estimaron los coeficientes de correlación correspondientes para probar los supuestos que dan sustento a la presente investigación.
ANÁLISIS Y DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS
La vinculación de los estudiantes universitarios mexicanos con las universidades de California tiene que analizarse desde un contexto institucional que enmarque las relaciones entre las dos naciones, particularmente en lo que concierne a las políticas migratorias unilaterales que Estados Unidos ha implementado para contener la migración ilegal (Ojeda, 2009:26).
Los resultados de este trabajo muestran que 40 por ciento de los estudiantes de la UABC encuestados no puede cruzar la frontera Tijuana-San Diego. Para algunos, la juventud, el ingreso, la región de origen, el trabajo y otros criterios, han sido pretexto para negarles la visa de turista. Una universitaria, comentó que en dos ocasiones le habían negado la visa por considerarla "demasiado joven" y que debía estar en un semestre más avanzado. La posible negativa y el costo, 160 dólares, seguramente en muchos estudiantes, inhibe la decisión de tramitar una visa de turista. Si en épocas pasadas la residencia en la frontera era garantía para facilitar el cruce fronterizo, hoy en día, vivir en Tijuana ya no lo es. Algunos residentes de la ciudad, que atestiguaron esos tiempos, comentan que los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 cambiaron esta situación (gráfica 1).
Así mismo, se puede observar en la gráfica 2 que el otorgamiento de una visa de turista a los estudiantes de la UABC, se encuentra fuertemente relacionado a sus niveles de ingresos familiares mensuales, pues predomina un mayor porcentaje de alumnos sin visa en los dos rangos más bajos de la distribución de los ingresos. Así lo demuestra la prueba de independencia del estadístico chi-cuadrado, que descarta este supuesto entre las dos variables y presenta un alto nivel de significancia estadística. Esto se confirma mediante el valor del coeficiente de correlación estimado que presenta un nivel aceptable de 64 por ciento (cuadro 4). Si bien se podría pensar que una parte de estos alumnos con ingresos bajos simplemente no se han preocupado por realizar los trámites para obtener la visa; esta posibilidad no es muy fuerte, debido a que 78 por ciento de los alumnos que no cuentan con este documento consideró que tener contacto con la academia y cultura de las universidades en California, les podría ayudar a incrementar su conocimiento, mejorar su desempeño académico y a conseguir un mejor empleo.
Por otro lado, se puede afirmar que existe una fuerte relación entre tener visa y haber nacido en Baja California. Así lo demuestra la alta significancia del estadístico chi-cuadrado y el nivel de correlación perfecta. Por ejemplo, de los estudiantes universitarios encuestados, 61 por ciento de los que nacieron en Baja California tienen visa, mientras que 60 por ciento de aquellos que son oriundos de otra entidad no cuenta con ella. En algunos casos los alumnos "migrantes", llegaron recientemente a la ciudad, acompañando a sus padres, los empleos de éstos son precarios y esto limita sus posibilidades en la obtención de este documento. Contrariamente, algunos alumnos nacidos en Tijuana que provienen de familias nativas e incluso de migrantes, mejor asentadas, con mejores empleos y salarios, cuentan con mayores ventajas para la gestión y autorización de la visa, siempre y cuando continúen siendo dependientes de sus padres.
Sin duda, la falta de visa, opera como un factor importante que limita las relaciones académicas entre alumnos y universidades, más allá de los esfuerzos realizados por los programas institucionales de ambos lados de la frontera. No obstante, al considerar sólo a los alumnos encuestados que cuentan con algún documento migratorio para cruzar la frontera, se puede observar que durante 2012, únicamente dos por ciento lo hizo por propósitos académicos (estudiar inglés, asistir a conferencias, visitar bibliotecas, tomar un curso, etcétera) y tres por ciento por motivos culturales (visitar un museo a exposiciones, obras teatrales, presentaciones de libros). Un porcentaje lamentablemente muy bajo, si se toma en cuenta la ubicación geográfica privilegiada que tiene la UABC de Tijuana con relación a esta frontera de Estados Unidos, y porque se esperaría que los importantes avances institucionales que ha logrado consolidar esta IES durante los últimos años, deberían de permear y verse reflejados en la generación de mayores dinámicas de integración regional, tanto en el ánimo de las acciones de sus estudiantes como en el establecimiento de mejores y más efectivos canales de comunicación académica y cultural que faciliten la vinculación de sus estudiantes con California (gráfica 3).
También se puede observar que el motivo principal que lleva a los estudiantes a cruzar la frontera son las actividades comerciales (55 %), seguido de las sociales (40 %). De acuerdo con la información disponible, la importante participación que tienen las actividades sociales, se puede explicar cuando menos en forma parcial, por el hecho de que más de 80 por ciento de los alumnos con visa cuenta con familiares en Estados Unidos y casi 20 por ciento ha vivido en él (gráfica 4).
La escasa relación académica que muestran los estudiantes al cruzar la frontera con San Diego, contradice la opinión de los mismos, en el sentido, de que, 88 por ciento considera que tener contacto con las universidades en California, incrementa su conocimiento, mejora su desempeño académico y les puede ayudar a conseguir un mejor empleo. Se buscó la respuesta a esta situación en la Universidad como institución productora de valores en su comunidad. Si bien las pruebas estadísticas muestran que las variables están relacionadas y presentan una alta significancia estadística; no obstante, por el valor del coeficiente de correlación se puede inferir un nivel de asociación muy débil. Esto se confirma al observar los resultados, pues 87.7 por ciento de los alumnos encuestados consideran que no se fomenta o es poca la motivación que reciben de parte de sus profesores o autoridades universitarias para la realización de actividades académicas o culturales en Estados Unidos, mientras que de la misma manera 96.7 por ciento afirma que durante su estancia en la UABC definitivamente nada o en pocas ocasiones ha visitado las universidades de California con la finalidad de realizar actividades académicas (cuadro 6).
Si bien los resultados del estadístico chi-cuadrado prueban la independencia de las siguientes variables con relación a los principales motivos que llevan a cruzar la frontera a un estudiante universitario de la UABC; no obstante, resulta interesante reflexionar sobre algunas tendencias mostradas por los datos (cuadro 7).
Por ejemplo, llama la atención que dentro del grupo de alumnos que manifestó como motivo principal de sus visitas a California, el desarrollo de actividades culturales (60 %), al mismo tiempo participan en algún tipo de actividad ciudadana; mientras que 83.3 por ciento de quienes procuran vincularse académicamente no se interesa por este tipo de actividades. Además, ambos grupos de alumnos se caracterizan por preferir el uso del internet como medio principal de comunicación para enterarse de las noticias sobre la situación del país. Si se consideran los porcentajes acumulados en los rubros regular y mucho de las escalas de valor utilizadas en las subsecuentes interrogantes, se puede observar que éstos presentan los mejores niveles de hábito de lectura en lo general, mientras que quienes cruzan por motivos académicos son los que más leen en inglés.
En este último rubro de análisis cabe hacer un paréntesis, es importante decir, que por su nivel de lectura de inglés 39 por ciento del total de la muestra declaró no leer nada o poco, 37 por ciento presenta un nivel regular y 23.7 manifiesta leer mucho inglés. Los universitarios de la UABC en su mayoría no son bilingües. Esto lleva a pensar en una realidad universitaria contenida dentro de un macro escenario social: la ciudad de Tijuana, frontera que contiene culturas que se enfrentan, migrantes que convergen y se adaptan a la vida trasnacional, donde las instituciones y sus idiomas se reconocen pero poco se entienden.
Continuando con el análisis previo, dentro del grupo de los estudiantes que cruzan la frontera se observó que quienes lo hacen por motivos académicos y culturales, presentan mayor interés por la política; mientras que quienes cruzan sólo por motivos culturales son los que mejor evalúan a la Universidad en su responsabilidad de prepararlos para ser buenos ciudadanos3, y al mismo tiempo manifiestan el mayor grado de tolerancia y menor grado de discriminación social en relación a temas tabúes como el aborto. Si bien la participación de ambos grupos de universitarios es marginal pues representan una pequeña proporción del total, la información que aportan puede ayudar a la mejor comprensión del problema objeto de estudio.
Los hallazgos de la encuesta dejan ver una realidad compleja, en un principio, leyes migratorias que restringen la entrada, negando visas a muchos jóvenes universitarios. Por otro lado, una mezcla de valoración positiva de los estudiantes de la UABC por el beneficio académico, profesional y laboral que les podría brindar su vinculación con universidades en California, pero que se contradice por la escasa o casi nula relación que han logrado establecer con ellas. En Tijuana la educación ha respondido en mayor medida a las necesidades propias de la producción industrial, particularmente manufacturera, y la universidad se contiene ante los límites del Estado, pues desde ahí es organizada y responde con mayor énfasis a sus necesidades nacionales o regionales y en menor grado a los retos globales.
Si bien es meritorio reconocer que la UABC ha realizado importantes esfuerzos en materia de internacionalización de la educación superior, los cuales resultan de las presiones de la globalización, y de un sensato y genuino esfuerzo realizado por la institución como respuesta a las políticas federales para la calidad educativa y la gestión interna de mejores prácticas (Moctezuma y Navarro, 2011); no obstante, todavía no ha logrado aprovechar suficientemente el gran potencial académico y cultural que representaría para la Universidad lograr una mayor vinculación académica estudiantil con las IES de California. Si en el marco de la internacionalización de la educación superior, las relaciones e intercambios entre universidades están planteadas como rutas de desarrollo institucional para el desempeño académico, California ofrece una oportunidad que la UABC debe considerar y aprovechar más intensamente.
Por su parte, los estudiantes universitarios también necesitan realizar mejores esfuerzos individuales de interacción educativa, académica y cultural con California, pues de ello también depende, la construcción de puentes para avanzar hacia la integración regional fronteriza, a fin de que se irradien a la sociedad de Tijuana, los beneficios de vincularse con uno de los centros más importantes de creación de conocimiento del mundo. Por ejemplo, Scott (1988) explica el desarrollo regional del sur de California mediante la vinculación del conocimiento con los procesos productivos. Por tanto, la relación académica de los universitarios mexicanos con este círculo virtuoso de creación del conocimiento, es una oportunidad que debe tomarse en cuenta en procesos de integración económica y social de largo alcance.
CONCLUSIONES
Los resultados del presente trabajo de investigación consistentes con Giménez (2007) y Alegría (2009) aportan evidencia a favor de que la frontera Tijuana-San Diego, ha funcionado más, como muro de contención y segmentación que bloquea los flujos de comunicación en esta región geográfica binacional y pluricultural; que, como puente que facilite la integración regional cultural y académica de ambas naciones de la frontera. Si bien existen acuerdos institucionales entre las dos naciones que permiten intercambiar experiencias, procesos, procedimientos académicos y capital humano; estos esfuerzos no han sido del todo suficientes, debido a que un sector importante de la comunidad universitaria no se ha visto favorecido por estos beneficios, los alumnos.
Por ejemplo, casi la mitad de los universitarios de la UABC no pueden cruzar la frontera. Algunas restricciones que aplica la política migratoria de Estados Unidos como el hecho de haber nacido en Baja California y contar con un buen nivel de ingreso familiar mensual, dificultan en forma muy importante los cruces fronterizos, debido a que muchos de estos estudiantes son oriundos de otras entidades federativas y provienen de familias con bajos ingresos. La política migratoria ejercida por el vecino país del norte, a fin de proteger su hegemonía nacional mediante el cierre de sus fronteras, ha logrado contener el cruce ilegal; pero también, ha restringido el tránsito y la fluidez de los cruces legales, lo que sin duda, explica en parte la escasa relación académica y cultural que persiste en esta región fronteriza.
Por otro lado, si bien en la percepción de los estudiantes universitarios existe una valoración positiva con relación a los beneficios de tipo académico, profesional y laboral que les podría acarrear su vinculación con universidades en California; los hechos prueban, que esto, no se ha traducido en acciones individuales que abonen a favor de la construcción de los canales de comunicación académica adecuados, pues la inmensa mayoría de quienes pueden cruzar la frontera, lo hacen principalmente por motivos comerciales, de esparcimiento o para visitar a sus familiares. Además, en este mismo grupo de alumnos, se pudo identificar un comportamiento interesante, que arroja luces de posible entendimiento sobre la complejidad del problema, respecto a su indiferencia y apatía manifiesta a procurar las actividades culturales y académicas del lado de California. Por ejemplo, utilizan menos el internet y más la televisión para informarse sobre la situación del país, en lo general no han desarrollado un buen hábito de la lectura y leen en forma particular menos inglés, presentan una escasa participación ciudadana, menor interés por la política, aunque observan un nivel aceptable de tolerancia sobre temas que generan discriminación social como el aborto. También es importante señalar que en la opinión general de los universitarios existe pleno reconocimiento de que la Universidad los está preparando para ser buenos ciudadanos. Un futuro trabajo sobre educación superior, participación ciudadana y cultura política de los estudiantes de la UABC, podría ayudar a completar el panorama para una mejor comprensión del problema en este sentido. Así mismo, del lado institucional, la percepción de los estudiantes considera que tanto de los profesores como de las autoridades de la Universidad, reciben muy poca motivación que los estimule a buscar una relación académica y cultural más directa con las universidades de California, tomando en cuenta que esta entidad se distingue por ser uno de los centros de producción del conocimiento más importantes del mundo.
Sin duda, lograr una mejor y mayor vinculación de los estudiantes universitarios mexicanos con las universidades de California, es un asunto que debe atenderse desde diferentes aristas. Por ejemplo, nuestras autoridades gubernamentales necesitan posicionar en la agenda de diálogo de las dos naciones, el tema de las políticas migratorias ejercidas por Estados Unidos, con el propósito de facilitar la integración regional: social, cultural, académica y económica. Por su parte, los estudiantes universitarios también deben corresponsabilizarse del problema, mediante la realización de esfuerzos individuales que propicien la interacción educativa, cultural y académica con California, y permitan irradiar sus beneficios hacia ambos lados de la frontera.
Finalmente, durante los últimos años la UABC ha realizado importantes esfuerzos institucionales en materia de internacionalización de la educación superior como respuesta a las presiones que impone la globalización, así como a las derivadas de las políticas federales para la calidad, equidad y pertinencia educativa. También es meritorio reconocer que estos esfuerzos se han visto acompañados por iniciativas propias y adicionales de la Universidad, a fin de responder con oportunidad a las necesidades de desarrollo regional en la entidad. Sin embargo, a pesar de que en términos generales, se han logrado importantes avances alrededor de todo el orbe, en el establecimiento de convenios académicos de cooperación y colaboración para sus profesores, investigadores y estudiantes; en el contexto de la integración académica y cultural con las comunidades universitarias del lado de California, esto todavía resulta insuficiente. Aprovechar en forma más efectiva el gran potencial académico y cultural que supondría una mejor integración entre ambas comunidades de IES de los dos lados de esta frontera, es un reto importante que se encuentra pendiente en la agenda de política pública de las autoridades universitarias.
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1 Transeúntes, viajan de una comunidad a otra para trabajar y después descansar.
2 En 2010, Tijuana es el tercer municipio más poblado del país y es la ciudad que ocupa el cuarto lugar de crecimiento poblacional. Del total de la población 52.4 por ciento nació en otra entidad o país.
3 Cabe destacar la opinión de los estudiantes que pueden cruzar la frontera en este rubro, pues la mayoría reconoce en forma muy consistente que la Universidad los está preparando para ser buenos ciudadanos.