INTRODUCCIÓN
Este artículo de corte socio-histórico se enfoca en un estudio inédito que examina las circunstancias en que un grupo de familias agricultoras originarias del municipio de Brez, en el valle de Non en el Trentino (cuando pertenecieron al Imperio austrohúngaro) emigraron para trabajar en el enclave minero de la Esmeralda, en Sierra Mojada, en el estado de Coahuila a partir de la última década del siglo XIX. El estudio finaliza en 1927 -posterior al término de la Revolución Mexicana y la Primera Guerra Mundial, cuando la región trentina se reincorporó al reino de Italia- y una segunda oleada de emigrantes se dirigieron a otros importantes sitios mineros ubicados en el colindante estado de Chihuahua. De los estudios de investigación que se han generado sobre la migración italiana a la República Mexicana identificamos cuatro propuestas. La primera abarca los trabajos historiográficos que contienen las listas de nombres de conocidos y anónimos italianos que cruzaron el Atlántico desde el Reino de España ( Peconi, 1998 ; Mapelli, 2003 ) así como estudios antropológicos de las relaciones entre México e Italia durante el periodo nacionalista y fascista ( Savarino, 2006 , 2017 ) hasta las pesquisas sobre empresarios italianos en México ( Pureco Ornelas, 2010 ).
La segunda propuesta se refiere a las investigaciones pioneras sobre la migración específica de la región de Trento a México durante el periodo porfirista, realizada básicamente por los descendientes de ellos ( Zilli, 1998 , 2002 ; Tommasi, 2010 ; Martínez, 2010 , 2015 ) que enfatizan la razón por la cual los migrantes se vieron obligados a abandonar la región trentina y los contratos establecidos entre las compañías colonizadoras mexicanas e italianas, para posteriormente abarrotar los barcos que los llevaron al puerto de Veracruz y después fundar colonias agrícolas patrocinadas por el estado. En otro rubro, y debido al interés de los descendientes por rescatar del anonimato de sus ancestros, se han publicado biografías históricas de familias ( Naif, 2012 ; Tomassi, 2010 ). En conjunto, todas estas obras muestran no solo un interés académico, sino además una búsqueda de raíces. Por último, de una manera independiente y con un enfoque distinto, se ha iniciado la publicación de tesis académicas cuyo objeto de estudio es el análisis del fenómeno migratorio ( Fontano, 2016 ).
En nuestro caso, la única evidencia de la saga de los mineros trentinos es la que se refiere a los que se fueron a trabajar a los yacimientos minerales de Estados Unidos, mencionando a los de Canadá y México ( Bolognani, 1996 ). Indudablemente, la mejor producción sobre el tema fue organizada y escrita por el cronista del municipio de Brez que publicó con apoyo de la Cassa Rurale di Brez y en donde se enfatiza la migración a Sierra Mojada ( Ruffini, 2005 , 1994 ). Agregamos las escasas historias familiares que se transmitieron de generación en generación y el monumento al minero que se construyó gracias a las donaciones enviadas por los que migraron hacia América del norte a trabajar en las minas y que fue instalado en la plaza principal de la villa de Brez ( Ruffini, 1994, p. 135 ).
Por lo anterior, las fuentes primarias de información fueron de las más variadas, desde los prolijos datos contenidos en los Archivos Nacionales Estadounidenses (NAN); el Archivo General del Estado de Coahuila (AGEC) y el Archivo General de la Nación (AGN); así como periódicos digitales nacionales y extranjeros de la época, y registros de historia oral de descendientes de los principales actores de la historia y otros similares que se encuentran en el Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso. Sin abandonar la perspectiva histórica, y para contribuir al estudio de la migración en este caso a Sierra Mojada, Coahuila, recurrimos al concepto de cadena migratoria ( MacDonald y MacDonald, 1964, p. 82 ) para demostrar la constante vinculación de su ciudad de origen con la de adopción y viceversa; con el objetivo de describir cómo una comunidad del municipio de Brez del Valle de Non en el Trentino ubicó los espacios por los cuales transitaron, en este proceso nos apoyamos en la mirada antropológica sobre los movimientos transnacionales ( Glick Schiller, Basch y Blanc-Szanton, 1992, pp. 1-2 ) y en la de movimientos circulares “que abarcan personas, bienes e información que atraviesan fronteras nacionales” ( Levitt y Schiller, 2004, pp. 60-61 ).
Dado que cuantitativamente los actores sociales que emigraron del municipio de Brez son una pequeña fracción del movimiento total del Trentino a la República Mexicana de este período, adoptamos la perspectiva micro-histórica italiana ( Levi, 1993 ) que nos permitió hablar del caso particular de los mineros italianos de Sierra Mojada e insertarlos dentro de la cuestión general de la migración internacional, ya que, en caso contrario, éstos permanecerían desapercibidos. Tomando en cuenta la heterogeneidad de los integrantes del flujo migratorio, nos enfocamos en el caso particular de algunos integrantes que residieron en el mineral por tiempo prolongado, como las familias Ruffini, Prevedel, Menghini y Zueck. El resto, reunieron las características de trabajadores temporales o aves de paso ya que se trasladaban a la zona para trabajar una temporada –podían ser dos años– y regresaban a Brez otro tanto.
Para indagar dentro de este entramado cómo la comunidad del municipio emigró, es importante saber ¿qué nacionalidad tenían?, ¿por dónde y en qué medio de transporte llegaron?, ¿quiénes eran esos migrantes?, ¿por qué unos abandonaron la Sierra Mojada y otros regresaron a ella? Por consiguiente, primero proponemos contribuir al estudio del movimiento migratorio del Trentino a México y cubrir la parte correspondiente a los mineros; en segundo término, describiremos cómo una comunidad del Valle de Non en el Trentino ubicó los espacios por los cuales transitaron y, por último, demostraremos la constante vinculación de su ciudad de origen con la de adopción y viceversa. En razón a lo expuesto, comenzamos con una somera mención de la importancia de la política migratoria en el norte de la República Mexicana a partir del establecimiento de la nueva frontera entre Estados Unidos y México. En la segunda sección aludimos al contexto histórico de la fundación de la villa de la Sierra Mojada y de La Esmeralda en Coahuila. En un tercer apartado reseñamos el ambiente económico y social del municipio de Brez; y por último, describimos las condiciones que propiciaron el flujo migratorio y la incorporación de los trentinos a la minería.
EL COLONO IDEAL
Es nuestro interés tratar la migración trentina al norte de la República Mexicana, pero antes de pasar al estudio consideramos pertinente mencionar que en la historia de México ha sido una constante el poblamiento de su extenso territorio y la delimitación de su frontera norte y sur. Para calibrar el alcance de la política de colonización de la República Mexicana es importante situarla en la sociedad mexicana de su época, por lo que comenzamos diciendo que la poderosa e importante Secretaría de Fomento, Colonización, Industria y Comercio se creó para impulsar la economía del país en 1853. Para lograr este objetivo una de sus primeras estrategias fue enmendar la Ley General de Colonización de 1824, que permitió el ingreso de colonos protestantes angloparlantes que lograron su independencia y su posterior anexión a los Estados Unidos en el año 1845 ( Siliceo, 1857, pp. 37-60 ).
Es conocido que los estadounidenses invadieron la República Mexicana y como resultado del conflicto bélico se perdieron más de dos millones de kilómetros cuadrados –y al menos 100 mil habitantes– marcando desde entonces una complicada relación fronteriza entre los dos países. Por lo anterior, no solo hubo que definir y establecer la nueva frontera norteña de más de 3 000 kilómetros de longitud –que abarcó los estados de Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas– sino que además en un nuevo ordenamiento económico se crearon nuevos cruces fronterizos (entre los que, para esta historia, resalta el del Paso del Norte, posteriormente Ciudad Juárez, Chihuahua y la ciudad del Paso, en Texas), y se planteó una nueva estrategia colonizadora ya que el nuevo estado nacional continuó requiriendo de colonos nacionales y extranjeros.
En consecuencia, se continuó con la idea de promover leyes para alentar la migración que abarcó sin distingos ideológicos, desde el breve imperio de Maximiliano de Habsburgo hasta el de los representantes del liberalismo como el presidente Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada, Manuel González y Porfirio Díaz. Lo cierto es que el mayor impulso a la inmigración italiana tuvo lugar durante el Porfiriato (1876-1910) que abarcó los periodos presidenciales del general Porfirio Díaz y el correspondiente de su compadre Manuel González Flores (1880-1884) y su Secretario de Fomento, el general Carlos Pacheco, de quien se decía que tenía algo de italiano ( González Navarro, 1994, pp. 203-205 ).
Como táctica, solicitaron a varios intelectuales y diplomáticos mexicanos que se encontraban en el viejo continente la identificación de los colonos ideales para así asegurarse de que no volviera a ocurrir el suceso con el estado de Texas. Uno de ellos fue el representante de México, Don Enrique Velasco, quien recomendó en el año de 1878 que la migración debería estar compuesta por núcleos familiares campesinos católicos del norte de la península itálica –Piamonte, Lombardía o Ligures– ya que compartían valores comunes como el respeto a la religión y la familia, y tenían intenciones de establecerse en el país ( Zilli, 2002, pp. 65- 75 ). Si bien, una de las prioridades de la Secretaría de Fomento fue la política de promoción de colonos campesinos que apoyaran la incipiente industria agrícola, a partir del descubrimiento de prometedores yacimientos minerales en el estado de Coahuila, el discurso migratorio dio un giro.
Acorde a lo anterior no nos debe sorprender que, refiriéndose a otro sector económico distinto a la agricultura, y como un preámbulo, el redactor del periódico vocero de la comunidad minera empresarial, El Minero Mexicano, publicara en febrero de 1879 un artículo en donde propuso a la minería como una maniobra para atraer migrantes; elogió las leyes de colonización, solicitó nuevas leyes mineras y de impuestos, más y mejores medios de comunicación y terminó mencionando que, con la protección a la minería no sólo se crearían fuentes de trabajo, sino que además se estimularía la inmigración ( El Minero Mexicano, 1879a, pp. 217-218 ).
LA SIERRA MOJADA DE COAHUILA
Iniciamos precisando que, a mediados del siglo XIX, en Coahuila, a nivel regional, los intereses políticos eran controlados por tres núcleos familiares que consolidaron su poder económico y comercial gracias, entre otras cosas, a la oportunidad de exportar sus productos por el nuevo cruce de frontera de Ciudad Juárez a El Paso. Estos núcleos fueron el del empresario Evaristo Madero, identificado con el presidente Manuel González y posteriormente con el secretario de Hacienda José Ives Limantour y cuyas inversiones se localizaban básicamente en la región conocida como la Laguna; el del licenciado Miguel Cárdenas de Monclova y sus socios, como la familia Carranza de Cuatro Ciénegas y afines al hombre de toda confianza de Porfirio Díaz, el General Bernardo Reyes; y, por último, el grupo del general José María Garza Galán –gobernador de 1886 a 1893– protegido del general Porfirio Díaz y socio de las principales compañías deslindadoras de terrenos del norte de México, con asiento en Monclova, Río Grande y Sierra Mojada ( Falcón,1988, pp. 425-428 ).
Todos ellos en común tuvieron importantes intereses económicos en la Sierra Mojada y desde diferentes bandos con una participación fundamental en la Revolución Mexicana. Aunque el discurso oficial siempre refiere a la zona como una inmensa tierra desértica con clima agreste y aparentemente sin oportunidad de explotar algún recurso natural y sin vestigios de civilización alguna, la Sierra Mojada, –llamada así porque con el reflejo del sol una de sus montañas da la impresión de estar húmeda– colindante con el estado de Chihuahua y Durango, hubiera permanecido desapercibida hasta que Néstor Arreola por casualidad encontró en mayo de 1879 una mena que pensó era de plata en un cerro llamado La Blanca ( El Minero Mexicano, 1879b, p. 420 ). La fama del sitio corrió rápidamente gracias a una campaña mediática bien organizada en los principales periódicos nacionales y extranjeros, que la promovió como una ventana de oportunidad para amasar rápidamente una fortuna. Mientras tanto, ante la real o ficticia llegada de cientos de mineros, se organizaron varias comisiones exploradoras como la de Aviadora de Minas de Real del Monte, la de Guillermo Purcell, la de Valentín Gómez Farías y la de los hermanos Ferrara ( Milea, 2012 ).
La comisión oficial fue dirigida por el ingeniero en minas Santiago Ramírez quien concluyó que en realidad en La Blanca había carbonatos de plomo básico en piedra caliza, zinc y cobre de muy difícil explotación. Además, agregó que no existía infraestructura de comunicación para poderlos exportar y que la escasez del agua era un gran impedimento, siendo que en la mina La Esmeralda se presentaban más variedades de minerales ( Ramírez, 1885, pp. 490-535 ). No obstante, a partir de septiembre del mismo año se procedió a una acelerada modernización urbana del nuevo mineral de Sierra Mojada, que contempló la construcción de un mercado, la estación del tren, la oficina de telégrafos, el servicio postal y el timbre, algunos comercios, e inclusive un organizado prostíbulo que, en conjunto, contribuyeron a garantizar los intereses del erario, además de un teatro, una iglesia y una escuela ( Archivo General del Estado de Coahuila, 1879a ).2 Asimismo, el primer jefe político, el general Francisco Zérega, impuso un reglamento de protección del medio ambiente enfatizando que el agua sería de uso público gratuito ( Archivo General del Estado de Coahuila, 1880 ).3
Aunque El Minero Mexicano continuó exhortando a posibles inversionistas mineros y a potenciales colonos para que se dirigieran a la nueva ciudad, encontramos que un año después en la nueva ciudad ya residían mexicanos y algunos extranjeros irlandeses, estadounidenses e italianos. Éstos últimos, originarios de Salerno, Italia ( Archivo General del Estado de Coahuila, 1882a ),4 a la vuelta del siglo participaron en diferentes e importantes ramos de la industria minera y comercial, como la familia Ferrara –con pertenencias en el municipio de Cuatro Ciénegas–, los D´Estefano y los Cassale. Una vez sentadas las condiciones económicas, los jefes políticos impuestos desde el centro de la república, a través del gobernador neoleonés Bernardo Reyes, así como el general Zérega ( Falcón, 1988, pp. 423- 467) , permitieron el establecimiento de enclaves mineros alrededor de la villa de acuerdo con la nueva perspectiva geoeconómica de los empresarios, en donde de una u otra forma la vida social giró en torno a sus empresas ( Sariego, 1994, pp. 197-209 ) como sucedió en la villa La Esmeralda.
Esta circunstancia propició el repartimiento gratuito de tierras básicamente entre la élite política y económica del estado de Coahuila, Nuevo León y la capital del país; así como el acomodamiento poblacional tanto de mexicanos como de extranjeros ( Archivo General del Estado de Coahuila, 1879b ).5 En síntesis, los que se beneficiaron de las diferentes leyes de colonización y tierras baldías, no fueron los inmigrantes emprendedores, sino los especuladores de bienes raíces mexicanos y algunos extranjeros ( De Vos, 1984, pp. 76-113 ).
LA ESMERALDA DE LA SIERRA MOJADA
A pesar de los vaivenes de las compañías mineras, La Esmeralda, ubicada a 4 kilómetros de la villa de la Sierra Mojada, lentamente concentró servicios que satisfacían las necesidades de los nuevos colonos tanto mexicanos o extranjeros, tales como una estación de tren, un telégrafo, una iglesia con un reloj y algunos comercios. Si bien se sabe que desde que empresarios saltillenses iniciaron negocios mineros a través de una compañía que llamaron La Constancia, una de las formas de establecer control sobre los mineros fue a través de la venta del agua potable –mientras que a los empleados de alto rango se les llevaba desde la villa de Sierra Mojada– ( Chism, 1887, pp. 542-544 ).
El descubrimiento de mineral de cobre silíceo alto en plata propició que en 1887 la compañía dirigida por Robert Towne, la Consolidated Kansas City Smelting and Refining Company (KCSRC) se viera beneficiada de la siguiente manera:
Aprovechando la política de inversión proextranjera del régimen y rentando las principales minas de la zona –como la San Salvador y la San José– a sus dueños originales.
Empleando mano de obra barata a la cual aplicó un peor sistema de coerción para obligarlos a aumentar la producción, así como una estricta y jerarquizada división social del trabajo.
Introduciendo nueva maquinaria y métodos mineros, abandonando el sistema del serpentón o galeme y adoptando los hornos de fundición water jaket estadounidense (Milea, 2012, pp. 55-56).
Obteniendo de las autoridades mexicanas la concesión para construir una vía ferroviaria de 125 kilómetros de longitud desde la estación Escalón en el estado de Chihuahua, hasta Sierra Mojada.
A esta vía ferroviaria en un principio se le llamó El Ferrocarril Minero que conectó con el Central Mexicano y agilizó el transporte del cobre y el plomo en bruto hasta Juárez para que fuera fundido en la planta de El Paso, Texas ( El Siglo XIX, 1890, p. 2 ).6 Sin embargo, el gran momento de expansionismo del nuevo capitalismo minero surgió cuando, como consecuencia de la presión de los mineros del estado de Colorado –que alegaron competencia desleal por parte de los mineros de la de Sierra Mojada–, se aplicó un impuesto de 1.5 centavos de dólar por libra de metales no procesados importados desde México, como fue el plomo. Esta ley proteccionista (que tuvo vigencia de cuatro años) conocida como el arancel McKinley propició que, para ahorrar costos, la American Smelting and Refining Company (de aquí en adelante ASARCO) sustituyera a la KCSRC y realizara trabajos mineros en México ( Suess, 1893, pp. 32-33 ).
La participación de Meyer Guggenheim como accionista le permitió adquirir el control de la compañía y gracias a las gestiones políticas y sociales de sus hijos Daniel e Isaac Guggenheim, obtuvieron directamente del presidente Porfirio Díaz el permiso de importación libre de impuestos de toda la tecnología de punta necesaria para extraer los nuevos materiales industriales no ferrosos (plomo, cobre y zinc), y la concesión de construir sus fundidoras. Resalta La Gran Fundición Nacional Mexicana de Monterrey, en el estado de Nuevo León, a donde se enviaron los minerales de clase mundial para posteriormente exportarlos desde el puerto de Tampico a Estados Unidos o a Europa ( Malcolmson, 1902, pp. 100-139 ; Underwood, 2009, pp. 64-70 ).
En este contexto, la ASARCO a través de la compañía La Constancia, inició la explotación de minerales ( El Siglo XIX, 1891, p. 2 )7 y diez años después se apropió de todas las fincas del lugar e impuso un nuevo modelo de relaciones laborales a través del pago con vales que se cambiaban en la tienda de la compañía ( Archivo General del Estado de Coahuila, 1895 )8 o a destiempo, la renta de la vivienda y continuó con la racionalización o venta del agua potable. Con todo, para 1910 La Esmeralda fue el centro económico y social que rivalizó con la Villa de Sierra Mojada ( Archivo General del Estado de Coahuila, 1910a ).9
Acorde a lo anterior, la expansión de la KCSRC y posteriormente de la ASARCO al desierto coahuilense, fue la ventana de oportunidad para que los migrantes del municipio de Brez se dirigieran a la Villa La Esmeralda y ocuparan puestos de trabajadores calificados que la compañía demandó. Mientras que el desempeño de administradores fue solo para los ingenieros de minas estadounidenses, los puestos operativos más bajos y peligrosos fueron ocupados principalmente por pobladores de Zacatecas, Aguascalientes, Chihuahua y Coahuila, que llegaron a trabajar en las minas gracias a la propaganda antes mencionada ( Archivo General del Estado de Coahuila, 1882b ).10
EL MUNICIPIO DE BREZ
En otro espacio geográfico, el territorio del municipio de Brez y sus seis villas (Brez, Arsio, Carnalez, Rivo, Salobbi y Traversara) está localizado a 40 km al norte de la capital de Trento. El paisaje es enteramente montañoso, caracterizado por las montañas Dolomitas y los Alpes. Las causas generales para que cientos de personas abandonaran el Trentino en el último tercio del siglo XIX se pueden sintetizar de la siguiente manera:
Pérdida de trabajos temporales en las regiones del Véneto y la Lombardía, cuando ambas fueron anexadas al reino de Italia.
Enfermedades que atacaron principalmente la papa, la vid y el gusano de seda, así como diversas inundaciones.
El aumento en el número de integrantes de los núcleos familiares, ocasionando que el repartimiento de la tierra familiar se redujera.
La campaña mediática que convenció a muchos de hacer l´America en Brasil, Venezuela, Uruguay, Argentina, Chile, México y Estados Unidos (Ruffini, 2005, pp. 140-145).
Para contener las dificultades y aprovechando los nuevos y modernos medios de comunicación como el trasatlántico y el ferrocarril, la estrategia fue emigrar más lejos por un tiempo y ahorrar para regresar con un capital importante y volver a empezar; a diferencia de los colonos oficiales a los que ya hemos hecho mención. Como una opción para evitar la emigración y/o como una respuesta a las pésimas condiciones de los campesinos, surgió un movimiento popular pacífico promovido desde las parroquias e inspirado en la primera encíclica social de la iglesia católica, la Rerum novarum. Esta acción consistió en organizar cooperativas de consumo o Famiglia Cooperative, inspiradas en valores de solidaridad cristiana y autogobierno dirigidas por los sacerdotes Lorenzo Guetti (localidad de Vigo Lomaso, Trento, 1847-1898) y principalmente por el del municipio de Brez, Silvio Lorenzoni (localidad Cles, Trento, 1844-1908). Para 1893 existían cientos de cooperativas por lo que se instituyó la Federazione dei Consorzi cooperativi, de la que Lorenzoni fue el primer presidente y la Cassa Rurale di Prestiti e Risparmio Brez fundada para ofrecer créditos con bajo interés ( Ruffini, 1994, pp. 121-124, 175-179 ).
Es importante resaltar que el padre Lorenzoni utilizó como caja de resonancia al periódico La Voce Cattolica que desde 1865 representó la posición de los católicos en el campo social y económico y posteriormente en Il Trentino11 en donde se publicaron desde avisos hasta recomendaciones dirigidas a los futuros emigrantes que se dirigían en barco al puerto de Nueva York. Otra de las estrategias ideadas por Lorenzoni, fue realizar un detallado historial de cada uno de ellos, de manera que él sabía quién emigraba, a dónde, a qué se dedicaban, sobre la llegada de la futura esposa, en qué iglesia se llevaba a cabo el matrimonio y después de la llegada de sus hijos, los fallecimientos, etc. Esta situación sirvió para ejercer, al mismo tiempo, una continua vigilancia sobre la observancia de las costumbres católicas y/o trentinas que todos debían cumplir en el extranjero.
DEL NORTE DE ITALIA AL NORTE DE MÉXICO
Debido a que no existe evidencia de que la ASARCO recurriera a agencias colonizadoras para contratar mano de obra calificada, y tomando en cuenta que sus negocios mineros abarcaron los Estados Unidos, suponemos que lo hicieron con base en otros italianos del norte que ya estaban contratados en algunos de esos minerales. Un somero análisis de la frecuencia del flujo migratorio del municipio de Brez indica que, aunque durante la Primera Guerra Mundial éste se detuvo, 1 084 personas –que podían estar emparentadas o no– mayoritariamente emigraron a América del Norte para trabajar como mineros. De los 787 que se fueron a los Estados Unidos, principalmente se dirigieron a los minerales de Diamondville y Rock Springs, en Wyoming; Hazleton, Pennsylvania; Silverstone y Telluride, Colorado y Minden, Missouri; Frontenac y Crawford en Kansas; Coaldale, Oklahoma; Globe, Arizona, Nello, Utah y Ironwood, Michigan.
Por su parte, un grupo de 103 personas se fueron al enclave de La Esmeralda en Sierra Mojada, Coahuila y Santa Bárbara, Chihuahua y Ojuela, Durango. El patrón de entrada al continente americano fue la aduana migratoria de la isla Ellis en Nueva York, seguida por la de El Paso, Texas a Juárez, Chihuahua, aunque posteriormente recurrieron a la de Ojinaga, Chihuahua, hacia Presidio, Texas.12
EL PIONERO
Un ejemplo de que el conocimiento se adquiere por varias esferas es Juan Ruffini de la Villa de Rivo (1874-1937), quien desde niño tuvo que emigrar a varios sitios debido a la crisis económica en Brez. En el año de 1880 fue contratado –al igual que muchos italianos– en Suiza por la empresa Legher und Poser, contratista del túnel ferroviario de San Gottardo que atraviesa los Alpes. Con el tiempo terminó trabajando como asistente personal del doctor Zopler, uno de los ingenieros constructores de vías ferroviarias más importantes de Europa, quien lo introdujo a las nuevas técnicas de perforación de túneles. Su destreza le permitió trabajar en minas o taladrando túneles ferroviarios en varios sitios del imperio y diez años después se reunió con Juan Battista Zuech y Nando Rizzi para probar suerte en el mineral de Sierra Mojada. Ahí fue contratado por Henry Huber de la KCSRC para trabajar en la mina San Salvador, hasta que fue requerido por la ASARCO como superintendente en la mina La Fronteriza, que perteneció al grupo de negocios de La Constancia, y en donde laboraron más de 500 mineros (A. Zuech, comunicación personal, 2 de mayo de 2018).
Es factible que las cartas que enviaron a familiares y amigos del municipio de Brez, como los Albertini, Bonini, Canestrini, Corazza, Magnana, Menghini, Otzinger, Patil, así como a los Prevedel, los Menghini, y a los Zuech,13 fueran la única fuente de información sobre el mercado laboral, geografía, costumbres y condiciones de vivienda en el mineral coahuilense y que los animó a emigrar ahí. A todos les favoreció el haber atravesado por un proceso educativo en Trento en donde el nivel de analfabetismo era de menos del 10 por ciento ( Foreing Office, 1920, p. 15 ), mientras que el de la República Mexicana era de 90 por ciento, así como el dominio de idiomas como el alemán y/o el italiano.
En conjunto, aprovecharon la oportunidad de trabajar en una compañía que aplicó tecnología de punta y que ofreció un trabajo formal con un salario más alto, lo cual les permitiría ahorrar y/o enviar dinero a sus familias. Una circunstancia fue que llegarían a colonizar una villa construida en medio del desierto, aprender el oficio minero y el idioma local. No obstante, al igual que Ruffini, algunos integrantes de los núcleos familiares de los Prevedel, los Menghini y los Zueck, pronto ocuparon puestos administrativos dentro de la minera y/o iniciaron negocios como pequeños empresarios, mientras que otros fueron capacitados por la misma empresa para laborar como carpinteros en el nuevo método de ajuste cuadrado de encofrado con vigas de madera que revestían los túneles.
DE NUEVA YORK A LA ESMERALDA, VÍA EL PASO, TEXAS
A diferencia de la migración de los colonos oficiales que llenaron los trasatlánticos que atracaron en Veracruz, y que básicamente se ha estudiado de una manera unidireccional, los integrantes de esta comunidad viajaron desde diferentes puertos europeos como el del Havre en Francia para transitar los 5 600 kilómetros que los separaban del puerto de Nueva York. De acuerdo con el discurso de la política migratoria estadounidense, los italianos tenían que acreditar el examen médico del servicio de salud pública ( Yew, 1980 ) en la aduana sanitaria y migratoria de la isla Ellis, a pesar de que eran pasajeros en tránsito a México, y posteriormente demostrar al inspector del servicio de inmigración que no eran un peligro público (polígamos, criminales o anarquistas) y mostrar que traían consigo cierta cantidad de dólares que no representarían una carga fiscal.
Los emigrantes, de acuerdo con las recomendaciones que se publicaban en la prensa ( La Voce Cattolica, 1905 ; Il Trentino, 1906 ), viajaban con un equipaje ligero, acompañados de dos o tres amigos o parientes. Con el tiempo, una de las estrategias fue aventurarse a cambiar sus nombres dependiendo del último sitio de residencia, por ejemplo, siempre como pasajeros en tránsito a México, en el primer viaje presentaban un pasaporte austriaco y manifestaban ser campesinos y que sabían leer y escribir ( National Archives of America, 1896 );14 en el segundo viaje, desde Cherbourg, Francia, en el trasatlántico Kronprinz Wilhelm los varones se registraron como mineros. Informaron que la última ciudad de residencia en Europa había sido Bolzano, en donde predominantemente se hablaba alemán, y anotaban su nombre en ese idioma por lo que el médico inspector los clasificó como de raza alemana en 1911 ( National Archives of America, 1911 ).15 Por ejemplo, Ruffini, en uno de sus viajes declaró que el último lugar de residencia había sido Suiza y que su nombre era Johann en 1903 ( National Archives of America, 1903 ).16
Una vez en tierras estadounidenses, las redes ferroviarias que conectaron desde Nueva York a muchos centros minero-metalúrgicos facilitaron su llegada a El Paso, Texas en donde se había construido una fundidora de la ASARCO. Lo siguiente era cruzar la línea divisoria internacional a Juárez y comprar un boleto del Ferrocarril Central que los conducía a La Esmeralda de Sierra Mojada, y en donde fueron mejor conocidos como los italianos. Una vez en territorio mexicano no sufrieron actitudes discriminatorias ya que el interés era mutuo: el de los extranjeros que buscaban una ventana de oportunidad laboral y el de las autoridades mexicanas que los necesitaban como colonos.
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Fuente: Carta General del Estado de Chihuahua formada por Pedro Larrea y Cordero en el año de 1893. Mapoteca Manuel Orozco y Berra, varilla: OYBCHIH01, NUM. 1690-OYB7214-C-001 (Larrea y Cordero, 1893).
Figura 1. Camino del Ferrocarril Central del Norte desde Ciudad Juárez hasta la estación Escalón que conduce hasta Sierra Mojada, Coahuila
LAS FAMILIAS
Con base en el análisis de los registros de matrimonio y de nacimiento de sus descendientes, encontramos que este grupo permaneció fuertemente cohesionado a través de los lazos matrimoniales endogámicos. Tomando en cuenta la organización social de la Sierra Mojada, la comunidad de trentinos o bien llegaban acompañados de su familia nuclear o esperaban a asegurar el trabajo como mineros y ahorraban el suficiente dinero para poder sufragar el costo del viaje de un hermano, un primo o de la futura esposa. De ellas, vale la pena mencionar su suerte ya que participaron del movimiento migratorio de una manera más reveladora ( Rinaldetti, 2014 ). Se sabe que generalmente, se desplazaban desde Nueva York hasta El Paso, Texas, acompañadas de algún familiar o conocido de confianza de origen trentino. Los matrimonios, fueron un motivo más para estrechar los lazos de hermandad de la comunidad en la villa La Esmeralda, ya que viajaban hasta la frontera para compartir el enlace en la iglesia católica, Sacred Heart of Jesus de El Paso17 que fue el santuario desde donde se notificó de los enlaces al párroco de Brez, que como se mencionó, a pesar de la distancia, fue uno de los nexos con la comunidad.
Al regresar, y debido a la nueva organización social y económica impuesta por la ASARCO, las parejas rentaban la única opción de vivienda que tenían y que eran las casas de madera reservadas a las familias conocidas como baloon frames, propiedad de la compañía; mientras que los solteros permanecían en los llamados hoteles exclusivos para varones.
Como era de esperarse, las familias comenzaron a crecer y sus hijos, aunque nacidos en México, de acuerdo con las leyes de inmigración eran considerados extranjeros, ya que en aquella época en México prevaleció la filiación familiar o ius sanguini sobre la del lugar de nacimiento o ius soli ( Yankelevitch, 2014, pp. 113-155 ). En este caso, el acta de nacimiento o inclusive de defunción de alguno de los descendientes, fue nuevamente un pretexto para estrechar los lazos de amistad porque llevaban como testigos a sus más cercanos paisanos ( Archivo General del Estado de Coahuila, 1899 ).18 Las madres, profundamente católicas y conservadoras, como parte de su identidad y previendo el regreso a su villa en Brez, naturalmente enseñaron a sus hijos su lengua –el nonesse–, y el español lo adquirían participando de la vida social de la comunidad minera.
Las mujeres, circunstancialmente, a través de las numerosas cartas escritas en italiano, fueron proveedoras de información sobre la nueva organización social en el mineral, de sentimientos íntimos como de añoranza, júbilo o de intercambio de fotografías familiares – ahora históricas– y oficialmente sabemos de ellas porque aparecen en los registros de los barcos y en los de defunción, lo cual es indicativo de su labor como amas de casa y madres que nunca laboraron fuera del hogar. Los datos muestran que los cambios en las estrategias matrimoniales se presentaron hasta la segunda generación de migrantes (varones) que iniciaron sus vidas con mujeres mexicanas. Aunque debido al sistema patriarcal que continuó ejerciendo su influencia sobre las mujeres, éstas debían hacerlo con extranjeros o conservarse solteras.
PEQUEÑOS EMPRESARIOS
Para 1906 encontramos que no sólo aprendieron el oficio minero de una manera empírica, sino que, como beneficio de trabajar en conjunto y rentabilizar los negocios, se asociaron aunque fueron rápidamente absorbidos por el monopolio. Un ejemplo de esto fue la compañía minera La Tirolense, que explotó el fundo minero El Porvenir ( Periódico Oficial de Coahuila de Zaragoza, 1906, p. 3 ) y en donde encontramos como accionistas a Juan Menghini, a J.G. Osuna y a Wilhelm Hageman. De una manera independiente Víctor Ruffini ( Periódico Oficial de Coahuila de Zaragoza, 1907, p. 1 ) y Augusto Prevedel de la San Francisco de los Ángeles ( Periódico Oficial de Coahuila de Zaragoza, 1909, p. 3 ) declararon a la Recaudación de Rentas del estado de Coahuila haber extraído material cobrizo. Otro ejemplo es Zueck Stottner, que explotó la mina Tiro San Antonio ( Periódico Oficial de Coahuila de Zaragoza, 1909, p.1 ) y que arrendó a la compañía La Esperanza para extraer cobre, plomo y caliza en el año de 1909. Un año después, a través de la compañía La Constancia vendió las grasas o residuos de fundición a la Compañía Minera Fundidora y Afinadora de Monterrey, S. A., de la cual fue accionista Ferrara ( Archivo General del Estado de Coahuila, 1910b ).19 Mientras que Juan Ruffini, como representante de La Constancia (ASARCO), solicitó permiso para explotar plata, plomo y cobre en 44 pertenencias mineras con el nombre de La Unión ( Periódico Oficial de Coahuila de Zaragoza, 1904, p. 2 ).
Formando parte de una globalizada comunidad, y gracias a su situación económica, realizaron varios viajes a Trento. En una de esas visitas en el año de 1911, Zueck, tal vez como una forma de quemar las naves o simplemente de capitalizarse, vendió su casa a la Familia Cooperativa di Brez fundada por Lorenzo Guetti y Lorenzoni, y regresó a México con un capital importante ( Ruffini, 2005, p. 225 ). Aunque a su regreso a La Esmeralda encontraron que en el norte del país se manifestaba el principal descontento en contra de las reelecciones del presidente Díaz. Desde otro punto de vista, una muestra del intercambio económico y cultural que los viajes interoceánicos propiciaron fue que los que llegaban a Brez, comenzaron a construir sus casas con un nuevo diseño arquitectónico que bautizaron como messicano ya que introdujo largas vigas de hierro y pasillos centrales a partir de los cuales se accedía a las habitaciones individuales y utilizando los primeros azulejos y baldosas de hormigón en lugar de las tejas artesanales ( Ruffini, 1994, p. 127 ) además de introducir nuevas variedades de vid.
LA REVOLUCIÓN Y LA GUERRA
Iniciamos este apartado formulando la siguiente pregunta: ¿qué situaciones políticas y sociales determinaron que los mineros trentinos decidieran abandonar la República Mexicana? Para comprender las circunstancias que contribuyeron a su retorno al municipio de Brez, es preciso citar que el movimiento en contra del régimen autoritario que Porfirio Díaz mantuvo por más de tres décadas hizo su impronta en 1910. Como un ejemplo, según el señor José R. Taméz Canales, presidente municipal interino de la Sierra Mojada, la zona se vio asediada por grupos que de acuerdo a su juicio eran bandoleros, por lo cual los empresarios patrocinaron una fuerza armada local, mientras que desde otro punto de vista los maleantes eran integrantes de las fuerzas armadas antireeleccionistas como las de Gustavo I. Madero ( Archivo General del Estado de Coahuila, 1910c )20 y posteriormente del movimiento anarquista Magonista ( Archivo General del Estado de Coahuila, 1911 ).21
Como consecuencia de los conflictos sociales y ambientales que provocó la ASARCO – compañía que obtuvo muchas concesiones del régimen–, el enojo se canalizó hacia los administradores principalmente estadounidenses y se hizo extensivo al resto de los extranjeros. En este ambiente, Juan Ruffini, decidió mandar a su esposa y sus hijos a El Paso, en donde los alcanzaría para comenzar de nuevo con un capital considerable en Brez. Unos días antes de su partida definitiva, en una reunión de despedida en casa del jefe de cirujanos del mineral y diplomático, el doctor William March, sus amigos le regalaron un reloj de oro. Como muestra del clientelismo social y del vínculo entre el poder político regional con el capital extranjero, asistieron el jefe político José Ramos Carranza; el administrador del timbre, Juan García Peña; así como Antonio D´Stefano y Juan Menghini.
Además, estuvieron presentes otras personas especializadas en procesos de minas, que al mismo tiempo ejercían como administradores, como lo era el representante de la fundidora de Torreón, Andrés Lasaga; los superintendentes W. Hagerman de la compañía minera La Constancia, y George Cornahan de la Compañía Metalúrgica Mexicana; el señor Whitelock del Ferrocarril Mexicano de Norte, el superintendente Walter Benjamin Gates, el cajero Davis de la ASARCO, y el contador Chávez; el ingeniero Brady Master, el mecánico Tomlinson y los capataces Eustaquio Zueck y Víctor Ruffini ( The Mexican Herald, 1906, p. 15 ). Finalmente, en octubre de ese año, los amigos Prevedel y Zueck cruzaron el río Bravo por Ojinaga hacia Presidio y se dirigieron a Frontenac, Kansas, y como prueba de lo bien comunicados que estaban con la comunidad de Trento, Il Trentino hizo saber a sus lectores que:
Fidel Zuech, su esposa y cuatro hijos, en compañía de Basilio Zuech y su esposa María Menghini y los hermanos Augusto y Ruggero Prevedel, abandonaron la Sierra con un grupo de niños debido a que la Revolución había puesto en peligro sus vidas, –tuvieron que sobornar– pero tan pronto como la Revolución termine, regresarán a la República Mexicana, donde tienen vastas posesiones ( Il Trentino, 1913, p. 3 ).
Entretanto, el encargado de negocios de Estados Unidos en Sierra Mojada pidió protección para los empleados de la ASARCO y solicitó se les proporcionara un salvoconducto para llegar a Estados Unidos ( Archivo General de la Nación, 1913 )22 como fue el caso de la familia Gates ( Gates, 1978 ). En el ínterin, los jefes de familia pudieron regresar al mineral de La Esmeralda o quedarse en Kansas. Empero, optaron por continuar el viaje hasta el puerto de Nueva York y embarcarse a algún puerto europeo y reencontrarse con sus familiares en Trento. Una de las ventajas de regresar a Brez fue que podían aprovechar los beneficios del sistema de cooperativas y recurrir a los préstamos con bajo interés que éstas le ofrecían para iniciar nuevamente su vida como campesinos.
Los repatriados de La Esmeralda, identificados como mexicanos, y que habían atravesado por un sistema económico diferente, hicieron su impronta en la Cassa Rurale di Brez e intentaron su conquista argumentando que no era conveniente otorgar créditos a personas que no tenían garantías para pagar. Con el tiempo, la Cassa tuvo que cerrar y se transformó en Cassa di Risparmio e Prestiti di Brez de garantía limitada y en el Banca Popolare di Brez, en donde en la lista de socios fundadores encontramos a Eustaquio Zuech, y a Juan Menghini, así como a algún sacerdote ( Ruffini, 1994, pp.175-179 ). No obstante, continuaron apoyando las causas sociales que quedaron inconclusas a la muerte de Lorenzoni, como la construcción de un orfanato para niños.
Sin embargo, después del asesinato de Francisco Fernando, futuro heredero del trono austriaco, la gran guerra dio inició el 28 de julio de 1914. Un año después el reino de Italia entró en guerra con Austria. Posteriormente, las Dolomitas fueron escenario de batallas entre los ejércitos, dando lugar a desplazamientos que dividieron a las familias: las que se quedaron atrapadas en la villa de Brez y los varones que pudieron emigrar a Sierra Mojada. Mientras tanto, en Brez se pudo continuar someramente con la vida cotidiana, como por ejemplo, las madres de los niños que habían nacido en La Esmeralda, con la esperanza de regresar a México y reencontrarse con los parientes que se habían quedado o marchado nuevamente ahí, les hablaban ahora en español, dejando el nonesse para los eventos familiares y el italiano para tomar clases en la Scuola Generale Popolare que, a pesar de las circunstancias, siguió ofreciendo sus servicios educativos.
EPÍLOGO
Finalmente, a la caída del Imperio austrohúngaro, las tropas italianas recuperaron las tierras irredentas de la región trentina y se reestablecieron los viajes interoceánicos, por lo que, gracias a la red social establecida anteriormente, los campesinos-mineros, ahora oficialmente italianos, nuevamente se desplazaron a la República Mexicana con el afán de reunificar sus familias y/o buscar nuevamente mejores condiciones de vida.
En este nuevo ambiente, el segundo flujo de migrantes se inscribió en el trasatlántico José López como de origen trentino, y la nueva ruta fue Génova, Cádiz, Barcelona y Nueva York; pero debido a las nuevas políticas migratorias estadounidenses se dirigieron posteriormente al puerto de La Habana, y finalmente al de Veracruz, para enlazar con el ferrocarril central mexicano y dirigirse al norte del país. Sin embargo, la Sierra Mojada que floreció durante la bonanza ya no era la misma e inclusive algunas minas estaban abandonadas debido a que se había agotado el mineral, razón por la cual el mismo monopolio minero los contrató en otros sitios como en Santa Eulalia, Santa Bárbara, San Francisco del Oro y Parral en el estado de Chihuahua.
Con todo, las condiciones políticas y económicas ya no los favorecieron, y no pudieron iniciar o continuar como pequeños empresarios mineros. Algunos tuvieron que trabajar en condiciones desfavorables, por lo que siendo aún jóvenes fallecieron de silicosis, como Victor Zueck Covi en el mineral de Parral (Concepción Zueck. Comunicación personal. 17 de agosto de 2017).
Augusto Prevedel, sobreviviente del conflicto armado, en 1920 decidió establecerse en compañía de su esposa Paolina Menghini en la zona de Santa Bárbara ubicada a 240 kilómetros de la ciudad de Chihuahua, donde falleció en un asentamiento minero en 1934 ( Ruffini, 1994, p. 113 ). Fidel Zueck fue contratado para trabajar en sitios alejados como la mina de San Pedro, Nadadores, de Parral, desde donde se fue en 1942 a trabajar a Nicaragua y falleció al salir de una mina de un mal pulmonar; mientras que Ruffini, precursor de la migración falleció en Fondo, Trento. Los integrantes de la última y fallida segunda generación migratoria oficial a México ( Tommasi y Zilli, 2005 ) no fueron la excepción ya que al dispersarse desde el estado de Jalisco, trabajaron en varias minas como la de Los Lamentos en el municipio de Ahumada hasta llegar a Ciudad Juárez, donde esperaron a que algún integrante de la anterior red social establecida los ayudara a emigrar legalmente a Estados Unidos, como fueron los casos de Vigilio Poletti y Jacob Bugna de Bersone (Esther Bugna, comunicación personal, 7 de diciembre de 2016).
CONCLUSIONES
Los datos presentados aquí muestran el contrasentido de una política migratoria internacional, ya que mientras en Brez, el sitio de origen, se crearon mecanismos para que la población no se desplazara o según fuera el caso, a su regreso encontraran condiciones económicas y sociales que les permitieran reinsertarse en la comunidad. Mientras que en México, país receptor, se esperó que llegaran a colonizar ciudades y se integraran a la población.
Sin embargo, ahora sabemos que el movimiento humano se debió a las necesidades laborales de una compañía minera multinacional, que como forma de organización de los procesos industriales requirió de mano de obra calificada. A pesar de que además sus vidas dependieron de importantes conflictos bélicos, los migrantes tuvieron la libertad de decidir el rumbo y el itinerario migratorio que mejor respondió a sus intereses y que en el caso de los que regresaron a Coahuila y/o Chihuahua extraordinariamente continuaron empleándose en la arriesgada actividad minera. Se confirma la trascendencia de las cadenas familiares y de amigos al establecer la mejor estrategia para transitar de una manera más segura y efectiva hacia los diferentes puertos y aduanas fronterizas de ambos continentes. Así como la importancia de establecer redes sociales en los centros mineros norteños, en los cuales se apoyó el siguiente flujo migratorio, ya fuera para establecerse de una manera permanente o temporal.
Demostramos que mantuvieron el vínculo familiar y cultural con Brez no solo a través del intercambio epistolar, sino gracias a los viajes de retorno que propiciaron que impusieran bienes culturales relacionados con la arquitectura, la enología y el nuevo sistema económico capitalista aprendido en el norte de México. Mientras que, en el sentido inverso, y como una consecuencia natural de la solidaria organización social en la que, sin sospecharlo, los emigrantes de Brez se desarrollaron y lograron afiliarse en sociedades mercantiles, aunque debido a la organización de los enclaves mineros fue imposible que consiguieran comprar un inmueble para construir una iglesia o un club comunitario. La única evidencia de ellos está en los archivos y en los cementerios de los que fueron los más importantes yacimientos minerales del norte de México, y en sus descendientes.