La historia de la humanidad está fuertemente ligada al pensamiento creativo y al uso de materiales y herramientas para cubrir necesidades de todo tipo: alimentación, vestido, cobijo o habitación...pero pocos piensan en la necesidad creadora de los primeros seres humanos. Desde que empezamos a vivir en pequeñas comunidades el impulso creador se vio reflejado desde tiempos muy antiguos con las obras fruto de las aptitudes artísticas de nuestros ancestros. Existen evidencias de ello en todos los continentes y tanto en cuevas, construcciones y objetos encontrados en tumbas y asentamientos encontramos huellas contundentes de un pasado rico de color, forma y expresión. La química no está tan lejos de esos logros y aparece en numerosos ejemplos de aplicaciones cuando no era una ciencia todavía. Aunque lejos de serlo, ya la transformación de los materiales mostraba su poder en crisoles, alambiques y claro está, también en las fraguas, espacios conocidos como herrerías u hornos en otros países fuera de España.

Los autores de este artículo unen el conocimiento químico con dos importantes aportaciones culturales derivadas de la herrería, actividad ancestral que ha inspirado a numerosos artistas: la plástica y la música. En ocasiones pensamos que incorporar este tipo de contextos en nuestras clases de química puede resultar alejado y hasta fuera de lugar para nuestros alumnos, sin embargo numerosos investigadores educativos apuntan a lo contrario. Sin ir más lejos, Química III y IV es una asignatura de las que pueden llevar estudiantes de CCH de las opciones humanistas en su último año de bachillerato. Inspirada en la experiencia que he tenido como profesora de alumnos que no van a dedicarse a la ciencia en su futuro profesional, este artículo ofrece un material muy valioso para conciliar ambos acercamientos a la cultura humana: por un lado, el conocimiento de las artes y oficios de la antigüedad y la época colonial en Europa y América y por otro, todo el conocimiento químico asociado a la fragua-herrería. El nivel al que se desarrolle el conocimiento químico en las aulas, (desde el último año de secundaria hasta en cursos de nivel licenciatura en la universidad) depende del programa y del alcance al que quieran llegar los docentes (o los mismos estudiantes). ¿Qué retos y a través de qué actividades se pueden plantear a los estudiantes a partir de la lectura de este artículo? ¿Qué tipo de interés puede despertar en ellos investigar y analizar composiciones musicales de la época de la revolución mexicana u obras pictóricas de la colonia sobre esta actividad? Pensar que la química está sólo en libros y laboratorios es algo que podemos romper con una visita presencial o virtual a museos de arte, a una fonoteca o a espacios culturales que antiguamente fueron altos hornos, como el impresionante Horno 3 del actual Parque Fundidora, en la ciudad de Monterrey.

Antes de entrar en el desarrollo de las actividades hay que ubicar el papel y el valor que tiene y han tenido la metalurgia en la historia de la humanidad y hacer un ejercicio mental de todo lo que necesitamos y utilizamos diariamente en la vida personal y en el trabajo derivados de esta actividad industrial relevante. Todo lo que implica, su impacto en la economía, en el medio ambiente, en la planeación estratégica de gobiernos y empresas en todo el mundo...Las reacciones redox están en el corazón de los altos hornos y también en la esencia misma de la actividad artística, ambas transforman y hacen de nuestra vida algo más fácil, llevadero y hermoso.