Producto de un esfuerzo colectivo de varios meses, La transición presidencial. México 2018 -libro pionero en la reflexión académica sobre la elección presidencial de 2018- integra reflexiones provenientes de diversas disciplinas (la ciencia política, el derecho, la comunicación política, entre otras) que buscan explicar lo sucedido antes de y durante la jornada electoral del 2 de julio; ofrece, además, escenarios sobre lo que el nuevo gobierno podría realizar con base en lo dicho por el candidato ganador.
El texto inicia con el capítulo “La sucesión presidencial: impactos y expectativas en la democracia mexicana”, de Álvaro Arreola Ayala, quien no solamente expone lo ocurrido en la elección federal (presidente de la República, senadores y diputados), sino que aborda las 30 elecciones concurrentes (gubernaturas, presidencias municipales y diputaciones locales). Recurriendo a la historia, el autor analiza los cambios en el modelo partidario en México como consecuencia de los acuerdos establecidos por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Acción Nacional (PAN) durante las tres décadas pasadas. Un argumento muy sugerente es que ambos partidos, trabajando en unidad, presentaron la alternancia en el poder como la concreción de la transición democrática, a la parque ocurría la consolidación del modelo neoliberal no sólo en la economía, sino en muchas esferas de la vida social y gubernamental.
En fin, el resultado electoral de julio de 2018 puso de manifiesto que los ciudadanos desean asumir plenamente sus derechos y responsabilidades constitucionales, lo que ello significa hacer a un lado su papel de objetos pasivos de la política partidista.
Víctor Manuel Durand Ponte es autor del segundo capítulo, titulado “Las elecciones de 2018: ¿hacia dónde irá la transición del sistema político mexicano?”. En su trabajo estudia las causas de la debacle del antiguo partido hegemónico, el PRI. Además, examina las condiciones por las que atraviesa el país; si bien es una democracia electoral, carece de un verdadero Estado de derecho, de una administración pública independiente incapaz de desterrar el influyentismo, el patrimonialismo, el prevendalismo y otras patologías; se carece de una verdadera cultura política. Salir de ese Estado es la apuesta de la “Cuarta Transformación”, señala el autor, aunque no queda claro cómo se logrará: construyendo un cuerpo administrativo moderno y autónomo, o mediante la racionalización administrativa con el mando de los políticos y del presidente, en particular. Más aún, las medidas anunciadas por el nuevo gobierno (descentralización de la administración pública y reducción salarial) impactarán en las familias, en especial las de clase media. En fin, este sector es fundamental para mantener la estabilidad del sistema político, ya que ahí puede surgir la oposición al sistema, como ha ocurrido en Argentina, Chile, Brasil, por no hablar de Venezuela.
Por su parte, Karolina M. Gilas, en el capítulo tres, “Las mujeres en la elección presidencial de 2018: tema y problema”, estudia el papel que la cuestión de género tuvo en el proceso electoral. Si bien dicho tema estuvo presente en las campañas, no fue uno de los de más resonancia en el debate público. Las dos candidatas independientes, por razones distintas, no llegaron hasta el momento de la jornada electoral. Sin embargo, a nivel legislativo, la presencia de las mujeres se incrementó sustancialmente, llegando casi a la paridad en el Congreso federal. En relación con las propuestas de los candidatos, se percibe que ninguna de ellas adoptó la perspectiva de género o su transversalización; incluso, el periodo de campañas permitió observar que aún existe una visión tradicional de la familia y del rol de la mujer en la sociedad. Los políticos ven a la población femenina como un sector homogéneo, dice Gilas, lo que pone de relieve el desconocimiento de los múltiples obstáculos que tiene esta población para lograr un desarrollo pleno.
El cuarto capítulo, “¿A quién le hablan los candidatos? Los discursos en la campaña presidencial de 2018”, es firmado por Yolanda Meyenberg Leycegui, y en él se analiza el discurso en los discursos de los candidatos a la Presidencia de la República, con base en un método creado por ella y José Antonio Lugo. El texto es muy relevante, en cuanto ilustra la forma en que los candidatos estructuraron sus mensajes, generando empatía o no con los electores. El texto finaliza con los errores de dos de los tres candidatos al concebir sus discursos: Ricardo Anaya, al pensar que su gusto e interés personal por la tecnología era compartido por la sociedad, y el lenguaje técnico, que no se cambió durante el periodo de campaña, de José Antonio Meade. Por su parte, el triunfo de Andrés Manuel López Obrador no se debió a un manejo puntual de la retórica, sino a la capitalización del hartazgo social con respecto a los gobernantes.
En el capítulo siguiente, el quinto, “Las elecciones de 2018”, de Francisco José Paoli Bolio, se abordan tres temas: el sistema político, el sistema de partidos y el sistema electoral. En cuanto al primero de ellos, menciona que no habrá una modificación formal de la organización del poder público, pero ocurrirá una profundización del presidencialismo. No habrá necesidad de un gobierno de coalición, ya que el ganador cuenta con las facultades expresas y mayoría legislativa para que sus propuestas sean aprobadas. En relación con el sistema de partidos, se advierte la incursión de una nueva fuerza dominante: Morena. A los legisladores de este partido se suman los del Partido Encuentro Social (PES) y los del Partido del Trabajo (PT), aliados electorales, y también el Partido Verde Ecologista de México (PVEM). La oposición tiene que ser muy creativa para generar adeptos y recuperar a los electores que perdió en la elección del 2 de julio.
Sobre el sistema electoral, es probable que, en lugar de tener dos entidades encargadas del tema electoral, el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Tribunal, se cree una que las integre, lo que generaría algunas ventajas: menor burocracia, disminución del costo de los procesos electorales y eliminación de las contradicciones de criterios entre los dos órganos. Sin embargo, ello podría generar una mayor centralización de la materia ya no solamente en la capital del país, sino en el Palacio Nacional.
Octavio Rodríguez Araujo, por su parte, en el sexto capítulo, titulado “La sucesión presidencial de 2018, propuestas y debates”, ofrece una reflexión que puede ser denominada de amplio espectro, ya que analiza todo el proceso electoral 2017-2018 hasta pocos días antes de la toma de posesión del ganador. El texto inicia afirmando que la campaña presidencial inició en el momento mismo del periodo de precampaña debido a que, en sentido estricto, en el interior de los diferentes partidos políticos solamente se propuso un individuo para participar en la elección. No hubo competencia interna. A excepción de Morena, en el pan y en el PRI no había un candidato, pero tampoco tomaron la senda de un proceso competitivo y abierto. La designación de sus respectivos abanderados se resolvió con una decisión de los órganos de dirección.
También se pregunta: ¿Por qué partidos orientados hacia la izquierda se aliaron con el pan, representante de la derecha? ¿Por qué un partido abiertamente de izquierda (Morena) aceptó a un partido de derecha y confesional (PES)? Rodríguez Araujo estudia distintos temas que, hoy, son ya decisiones de política pública: la consulta sobre continuar la construcción del aeropuerto en Texcoco, la reducción salarial de la burocracia, la figura de los delegados federales en los estados (“súper delegados”); en fin, el Tren Maya.
En “Preferencias y matices en la agenda informativa de la televisión durante las campañas presidenciales de 2018. Estudio de siete noticieros”, el capítulo séptimo, su autor, Raúl Trejo Delarbre, analizó la cobertura y la presencia de los candidatos en los medios de comunicación, que inciden en la formación de una opinión pública. De acuerdo con los datos recogidos por el investigador, en el periodo formal de campaña, los candidatos recibieron una cobertura razonablemente equitativa por todos los noticieros de radio y televisión, aunque de los cinco candidatos, Meade, Anaya y López Obrador recibieron 25% cada uno. No obstante, el noticiero más importante de Televisa dio más espacio a López Obrador, llegando a otorgarle casi 50% del tiempo en el periodo del 18 al 24 de junio.
La cobertura noticiosa pone en evidencia que lejos ha quedado ya la preferencia por el candidato del PRI, aunque el noticiero matutino de TV Azteca favoreció al candidato del antiguo partido hegemónico. En relación con la televisión pública, hay que decir que los tres principales candidatos recibieron una cobertura informativa equilibrada, aunque en dos momentos, al menos en el noticiero nocturno del Canal Once, el candidato del PRI tuvo mayor atención. El texto es rico en información estadística que ilustra y fundamenta los argumentos esgrimidos por el autor.
Janeth Trejo Quintana es responsable del octavo capítulo, “¿Cómo se promueve el ejercicio de la ciudadanía en México? La cultura cívica y el fomento al voto joven en las elecciones federales 2018”. En este, analiza la forma en que se promueve la educación cívica entre los jóvenes mexicanos. Inicia con una reflexión sobre cómo se convierte un individuo en ciudadano. La educación cívica ayuda a informar a las personas sobre sus derechos y obligaciones, con el fin de que estén capacitadas para participar en la vida pública democrática. Por supuesto, esto supera a las campañas de difusión de los valores democráticos e incide en los procesos formales e informales de socialización que, a su vez, integran la cultura cívica. Con datos de la Estrategia Nacional de Cultura Cívica 2017-2023 del INE y entrevistas a funcionarios de esta institución y de otras dependencias, así como una encuesta no probabilística a jóvenes, la autora analiza el impacto que las campañas en favor de la democracia o para incentivar la participación electoral han tenido en la población juvenil del país.
El noveno capítulo, titulado “¿Un nuevo sistema de partidos? Pragmatismo y personalismo en el centro”, de José Woldenberg, examina las consecuencias de la elección presidencial que fue la tercera alternancia en el Poder Ejecutivo, producto de los cuestionamientos a los gobiernos panistas de 2000 y 2006 y al priísta de 2012. Esto significa que la tarea de gobierno desgasta al partido que la encabeza. Esta nueva alternancia se realizó por medios democráticos, electorales, lo que significa que la ruta política funciona, pero no es suficiente para solucionar problemas como la inseguridad o la corrupción, que lastiman a las familias y a las instituciones. Estos dos temas son muy importantes para el nuevo gobierno y se requiere más que buena voluntad para solucionarlos. El cuestionamiento a los partidos tradicionales por parte de la ciudadanía se tradujo en que el partido del presidente tendrá una mayoría absoluta con su coalición (Morena, PT y PES). Esto no había ocurrido desde 1997. El autor menciona que el candidato ganador triunfó por su visibilidad pública como opositor a los gobiernos anteriores, su cercanía con el pueblo, sus expresiones simples, pero también gracias al descrédito de los políticos y a los escándalos de servidores públicos federales o estatales. Hay un aspecto de relevancia para Woldenberg, el “resorte autoritario” del presidente: cada vez que existe una discrepancia, ocurre la descalificación.
La obra cierra con el trabajo de María Leticia Limón García, “Bibliografía sobre elección y sucesión presidencial en México”, que ofrece una selección de libros, artículos publicados y trabajos recepcionales, sobre la elección y la sucesión presidencial en México. Es una aportación significativa tanto para quienes se aproximan a los temas en cuestión como para académicos, porque permite que unos y otros tengan un listado de obras de consulta para sus propias investigaciones.
Este volumen resulta un insumo fundamental para la opinión informada sobre el proceso electoral en el que, por primera vez, ganó un candidato abiertamente identificado con la izquierda.