Introducción
El periodismo ha sufrido cambios, al igual que otras áreas profesionales, gracias al fenómeno de la globalización y al avance de la tecnología. Así, el oficio del periodismo ha migrado de los canales tradicionales a las plataformas virtuales, permitiendo la convergencia de medios y dando paso a la prensa digital, la cual se crea, edita, prepara y difunde a través de sistemas en línea, y entre sus ventajas están la actualización constante, la interactividad y las herramientas multimedia (Marcos Recio, 2005). Dentro de este grupo se ubican los medios periodísticos emergentes, plataformas a las que García (2015) califica como “nativas de Internet”, es decir, que nacen y se fortalecen a través de la red. Estos modelos obedecen a la necesidad de innovación y comprenden nuevas metodologías en cuanto a su producción y financiamiento, sin comprometer su independencia, puesto que no son ideados como proyectos de negocio, sino más bien como medios periodísticos alternativos a aquellos que pertenecen a grandes corporaciones (García, 2015; Marcos Recio, 2005; Marín, 2016).
El tratamiento de las noticias en los medios de comunicación también ha cambiado, especialmente en una sociedad en la que el pensamiento crítico toma protagonismo. Hoy existen diversos canales de conexión ciudadana que ponen a prueba el rol del periodismo como factor clave en la generación de opiniones públicas y en el fortalecimiento de la crítica social a través de colectividades. Estos movimientos cumplen un papel importante en el panorama social, lo cual ha obligado a la esfera mediática a transmitir sus hechos e ideas (Almeida & Cordero, 2017). De esta manera, el activismo retoma las luchas altermundialistas y difunde nuevas formas de hiperconectividad. Su mensaje se gesta y se transmite en países de Europa y Estados Unidos, y llegan a fortalecerse en América Latina, debido a brechas históricas como la desigualdad, la pobreza y la exclusión social y política (Fuentes-Nieva & Nelli Feroci, 2017; García & Bailey, 2021). Al respecto, Pleyers (2018) plantea que la incidencia de la prensa en los movimientos sociales permite dividir a estos en cuatro grupos: movimientos indígenas y campesinos; movimientos por la democratización; movimientos por la educación; y los movimientos por la paz y la justicia.
Haciendo un repaso en la revisión de la teoría existente, se hallan estudios del binomio movimiento social-periodismo desde la perspectiva de varios autores. Sampedro Blanco (1997), por ejemplo, describe al activismo como la contraparte de los partidos políticos y fundamenta su legitimidad en el marco de la agenda informativa en los medios de comunicación. Una investigación inicial del impacto de las protestas en medios informativos, entre los años 1960 y 1999, resalta cómo la prensa pasó de una postura radical a una más moderada, ello principalmente por el nivel de selección y enmarcación de los medios periodísticos respecto a las noticias relacionadas a movimientos sociales (Boyle et al., 2005). Asimismo, Atton (2002) plantea otro precedente sobre la relación interdependiente movimiento social-periodismo, en el que explica que la aparición de la prensa alternativa y autónoma obedece a necesidades democráticas, participativas y contrahegemónicas, destacando la aparición del periodista-activista. Este último nutre su rol ideológico con estrategias comunicativas tradicionales y modernas, colocando la atención en los actores de las protestas como protagonistas de sus propios testimonios, los cuales marcan la pauta noticiosa en los nuevos medios de comunicación.
Por otro lado, McCurdy (2012) identifica dos enfoques en la dinámica de los movimientos sociales y los medios: uno está orientado al nivel representacional, en el cual destaca la predisposición negativa de la prensa para resaltar factores como la violencia y el sensacionalismo de las protestas, mientras que el otro configura un enfoque relacional para establecer estrategias mediáticas de difusión de los diversos activismos que se gestan y se fortalecen principalmente en Internet. Al respecto, Harlow (2013) confirma que los canales de comunicación de esta red contribuyen a la construcción de espacios de acción colectiva. Estas organizaciones emergen en la escena política gracias a un fenómeno social, al cual Gitlin (2005) denomina “fragmentación de redes de comunicación”. Por su parte, Pleyers (2018) determina que estas nuevas formas de activismo se gestan desde las colectividades que usan los medios alternativos y se afianzan en la voz del periodismo independiente, el cual profundiza en ideales progresistas.
Con la modernidad aparecen las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC), que incentivan una nueva lógica de interconexión espacial y de debate que se crea y opera en la virtualidad, fortaleciendo la construcción de activismo social “desde abajo” (Sampedro Blanco & Haro Barba, 2011). Estos movimientos sociales, en contextos de conflicto político y de represión informativa, se convierten en medios de comunicación que se apropian de las TIC para sus prácticas discursivas, lo cual también sucede a la inversa: medios de comunicación independientes que se desarrollan como plataformas de activismo social y que son capaces de autogestionar información, diferenciándose de las grandes corporaciones que difunden noticias (Valderrama, 2008). Estos cambios atañen a los activistas, a los medios de acción y a la prensa. El papel de los medios de comunicación es ser el escenario de las expresiones colectivas que destacan por su diversidad, proliferación, horizontalidad, creatividad y simbolismo (Flores Morador & Cortés Vásquez, 2016).
De acuerdo a los postulados descritos, es preciso indagar en la relación entre el periodismo y los movimientos sociales para profundizar en su rol social y en sus funciones democráticas. En la más reciente revisión sistemática relacionada a este tema, Rodríguez-Suárez et al. (2021), confirman que la esfera del activismo social tiene un creciente impacto en medios digitales, y sus estudios emplean la etnografía virtual como metodología predilecta. Se define, entonces, como finalidad de esta investigación, la verificación de la tendencia de los estudios sobre esta materia entre los años 2011 y 2021, que presenta un primer estado del arte que ayude a entender el tratamiento que los medios periodísticos brindan a los movimientos sociales en Iberoamérica. El análisis de los resultados reflejará el papel que los medios informativos cumplen en su rol conciliador ante el accionar de los movimientos sociales y su enfrentamiento con las figuras de poder.
Con ello en cuenta, se precisa como principal objetivo analizar los artículos científicos publicados y difundidos a través de revistas, repositorios y buscadores académicos para identificar tendencias y establecer relaciones. A continuación, se detalla el proceso de recopilación y el análisis de resultados, siguiendo el método de revisión sistemática de Petticrew y Roberts (2006), cuya metodología constituye una guía para investigaciones en el campo de las Ciencias Sociales, por lo cual es referenciado por otros autores. Es el caso de Shadish (en Petticrew & Roberts, 2006), quien califica este material como una joya de las revisiones sistemáticas, ya que no solo contiene el proceso metodológico, sino también información histórica, análisis del procedimiento y ejemplos relevantes en el campo de la investigación. Los pasos que comprende son la búsqueda y la evaluación, el análisis y síntesis, y la presentación de los resultados (Codina, 2018).
Diseño metodológico
Con la finalidad de cumplir el objetivo inicial, se usaron diversos recursos de búsqueda de artículos científicos que recogen estudios de diferentes realidades en el mundo. Las plataformas de búsqueda empleadas durante el momento de exploración fueron Google Scholar, ebsco, Redalyc, SciELO, Dialnet y RefSeek. En el proceso de exploración se emplearon los siguientes términos clave: “tratamiento periodístico”, “información”, “periodismo”, “información periodística” y “movimientos sociales”. Luego de obtener una primera muestra en español, portugués e inglés, la cual estuvo comprendida por un total de 127 artículos, se procedió con el filtro de sesgo temático.
Según Petticrew y Roberts (2006) una selección de estudios se puede filtrar en base a la información obtenida del título y de los resúmenes, en tanto estos se relacionen con el tema de investigación. Entre los criterios de inclusión se consideró el tiempo con un máximo de diez años de antigüedad, es decir, entre 2011 y 2021, periodo prolífico para los diversos campos de estudio, ya que comprende una nueva etapa para los movimientos activistas, gracias a protestas con características e ideales propios, como las de la Primavera Árabe, o las revueltas juveniles en España y en Chile (Fuentes-Nieva & Nelli Feroci, 2017; Pleyers, 2018). Las investigaciones encontradas están publicadas en español, inglés y portugués, siempre que el estudio se desarrolle en Iberoamérica. Por otro lado, los documentos seleccionados corresponden a Iberoamérica, toda vez que la mayor cantidad de artículos pertenecen a países como España, Colombia, Perú y Argentina.
De la primera muestra de estudios se consideran como falsos positivos diez artículos que fueron descartados por no tener relevancia temática en la investigación y por no reflejar la conexión entre periodismo y activismo; criterios de exclusión que se tomaron en cuenta en la búsqueda, además del factor tiempo y espacio geográfico. Es así que se seleccionaron 64 documentos científicos y se tabularon para graficar lo encontrado. En la Figura 1 se advierte un avance considerable en los estudios sobre tratamiento periodístico de movimientos sociales. Si bien la producción científica ha sido dispersa, se valida un incremento en los últimos cuatro años, especialmente en 2019.
Luego de haber realizado una validación de los estudios recopilados, se realizaron las siguientes clasificaciones con el fin de obtener resultados en cada línea de investigación. La primera categorización realizada está relacionada con el enfoque dado por los medios periodísticos a cada movimiento social. De esta manera, se busca comprobar cuáles son las movilizaciones más relevantes para la prensa. También se optó por agrupar los artículos según dimensiones como el tipo de medio (escrito, radial, digital, etc.).
Como se aprecia en la Figura 2, el movimiento feminista es el que ha acaparado la mayor cantidad de artículos del total de textos recopilados, con 12 documentos de 64 (18%), seguido por el movimiento ambientalista, con 11 (17%) y los movimientos antisistema, con 10 investigaciones (16%). En un nivel medio se encuentran corrientes sociales de movilización popular como los LGBTIQ, movimientos estudiantiles, animalistas, antirracistas, independentistas y magisteriales. Finalmente, se agrupan en “Otros” a movimientos que tuvieron poca cobertura por la prensa o que no se relacionan con los antes descritos.
Así como se examinan los mensajes de la prensa y su impacto social, es importante evidenciar los formatos a través de los cuales estos se transmiten. Luego de revisar los artículos, se elaboró la categorización de las dimensiones que obedecen al tipo de soporte informativo. Los medios escritos fueron los más analizados en las investigaciones, con 44 artículos del total (68%), seguidos por los medios digitales, tanto nativos de Internet como aquellos resultantes de la llamada convergencia de medios, encontrándose 22 artículos (34%). En menor cantidad se encuentran los medios televisivos y radiales, clasificados como prensa tradicional.
Para complementar el estudio, y luego de la categorización de los datos, se procede a la extracción y consolidación de los resultados a través de tablas de síntesis que responden a criterios de calidad (Petticrew & Roberts, 2006). Así, se validan los hallazgos del tratamiento periodístico de diversos movimientos sociales en estudios de enfoque cualitativo, cuantitativo y mixto, y en cuya metodología se aplicaron técnicas, instrumentos y criterios diversos, como fichas de observación, listas de cotejo, teoría del encuadre y encuestas. A partir de ello, se elaboraron resúmenes en los que se incluyen los objetivos, las unidades de análisis, así como los resultados y conclusiones.
El tratamiento periodístico de los movimientos sociales en Iberoamérica
El procedimiento para realizar revisiones sistemáticas de Petticrew y Roberts (2006) cumple una necesidad que surge en el investigador de resumir toda la información existente sobre algún fenómeno de manera exhaustiva e imparcial. El proceso exploratorio ha demostrado que los artículos son estudios que emplean variadas metodologías, pasando de la observación a la experimentación, además de contar con enfoques cualitativos, cuantitativos y mixtos. De esta manera, se ha optado por describir los principales resultados de aquellas investigaciones que resultan relevantes para la elaboración de las conclusiones, mismas que se categorizan y se detallan a continuación.
El tratamiento periodístico según movimiento social
El movimiento social del que más se habló en la prensa de Iberoamérica en los últimos diez años fue el feminismo. Más allá del debate por la conceptualización ideológica de esta corriente, esta investigación busca establecer su relación con el periodismo. Los documentos observan la presencia de la mujer y la relevancia de su inclusión camino a la igualdad y equidad de género, partiendo de hechos históricos y conmemorativos. Una muestra de esto es el estudio de Gómez y Patiño (2017), el cual presenta un análisis comparado en la prensa aragonesa, en España, entre los años 2007 y 2013, encontrándose una alternancia de los temas feministas debido a la presión social y al Gobierno de turno.
Sin duda, uno de los países de la región en el que más se ha tocado este tema en la esfera mediática ha sido Argentina. Un punto de inflexión ha sido el colectivo “Ni una menos” y las marchas convocadas por esta agrupación. Los estudios de Fernández Hasan (2016), Cabral y Acacio (2016) y Romero Piskorz (2019) abordan estas movilizaciones gestadas desde Internet, además de resaltar su difusión en medios tradicionales y no tradicionales, siendo espacios en los que la noticia genera el debate, tanto en el impacto de las historias, como en los efectos de las marchas. En general, la cobertura fue total, aunque con mayor alcance en medios digitales debido a la horizontalidad de la comunicación entre los actantes.
Autor(es) | Principales resultados |
Bernal-Triviño (2019) | Los medios analizados refuerzan estereotipos informativos sobre mujeres y violencia de género, convirtiendo el caso de Juana Rivas en una muestra de “violencia mediática”, que omite detalles de sensibilización de los involucrados, así como invalidez de los procesos judiciales sobre este tema. |
Fernández Hasan (2016) | En el estudio se resaltan redes de periodistas a favor de enfoques feministas en la comunicación; como Periodistas de Argentina en Red (PAR) y la Red Internacional de Periodistas con visión de género (RIPVG). La actividad de estos, y de otros grupos, permite las prácticas del feminismo (se rescata al colectivo “Ni una menos”) y fomenta un nuevo espacio de diálogo. |
Gómez y Patiño (2017) | Hay una alternancia del término “mujer”, y en general de los temas feministas, en los medios analizados desde un factor externo del área local, además que hay una concordancia, analizada desde la agenda-setting, entre los medios y el gobierno de turno. |
Liarte Marín y Bandrés Goldaráz (2019) | Se recogieron unidades de estudio de tres medios y su tratamiento sobre el caso “La Manada”, comparando medios tradicionales y uno nativo digital. Este último demostró mayor objetividad y el uso de más recursos gráficos, infografías y videos. |
Cabral y Acacio (2016) | Los resultados indican que la cobertura periodística en la actualidad tiene dos enfoques: uno que se encarga de retratar la realidad cruda de la violencia de género, tanto abusos contra las mujeres como feminicidio y, por otro lado, el efecto de las movilizaciones feministas en Argentina. |
Romero Piskorz (2019) | Se concluye que el colectivo “Ni una menos” recibió una abrumadora cobertura por parte de la prensa, especialmente por los medios digitales, en donde se desarrolla una línea comunicacional más horizontal, lo que permite el fortalecimiento del activismo. |
Tello Divicino et al. (2018) | Se concluyó que las mujeres fueron invisibilizadas en el trabajo público de activismo, el cual les perteneció a los padres. Ellas, en cambio, fueron relacionadas a ambientes íntimos y emocionales. De esta manera, se fortaleció el discurso patriarcal que existe en la prensa regional. |
Clavijo Sanabria y Barredo Ibáñez (2019) | Se indica que el portal de la emisora analizada prefirió publicar artículos cortos en cuanto a prensa escrita, mientras que se difundieron audios más extensos. El interés por el caso fue disminuyendo, cumpliendo una función de descripción de los hechos, generando el debate en redes sociales. |
Fuente: Elaboración propia.
El segundo movimiento social que acaparó la esfera mediática en Iberoamérica entre el 2011 y el 2021 fue el movimiento ambientalista. El tratamiento de la prensa se orientó hacia la cobertura de conflictos sociales originados por proyectos mineros en países dedicados a esta actividad extractiva, como Perú. Los artículos de Huamán (2013), Gonzales García (2017) y Acevedo (2013) abordan esta problemática, detallando la ausencia de las empresas como fuentes de la noticia y que la relación comercial de estas con los medios desaparece la objetividad. Por otro lado, los estudios se enmarcan en la teoría del framing, la cual resalta el encuadre de confrontación, otorgando la responsabilidad de la crisis social a los dirigentes y protestantes, incluso al punto de la criminalización.
Autor(es) | Principales resultados |
Huamán (2013) | Se comprobó que hay ausencia de la empresa como fuente de noticia. Por otro lado, el periodismo regional obedece a intereses de la línea editorial, mientras que el local, especialmente radial, es más opinativo y obedece al rating. Los encuadres fueron siempre de conflicto y confrontación. |
Gonzales-García (2018) | Se concluye que en todo el periodo de estudio se determinó que existe una mayor concentración mediática en las expectativas sobre la organización y realización de la cumbre, que en los posibles impactos o consecuencias del fenómeno. |
Cabello et al. (2018) | Los resultados indican que el movimiento se centra en el conflicto socioambiental, y enfatizan en el origen de la crisis en el modelo productivo de la zona. Por otro lado, los medios de prensa analizados denotan encuadres importantes: el fenómeno natural, la protesta y la falta de seguridad pública. |
Teso Alonso y Fernández-Reyes (2020) | Las movilizaciones climáticas han sido atendidas por medios de comunicación españoles identificados como progresistas, especialmente de La Sexta y El País, estableciéndose como géneros predominantes la noticia y el reportaje. |
Gonzales García (2017) | Los medios informativos trataron arbitrariamente las movilizaciones ambientalistas, atribuyendo responsabilidades a sindicatos y dirigencias, y justificando la defensa de la empresa minera. De esta manera, para la prensa fueron los actores de la protesta social los culpables de alterar el orden político y social del país. |
Acevedo (2013) | Los medios analizados carecen de independencia y de rigor periodístico, ya que no tienen solidez económica, lo que obliga a los dueños de estos a poder tomar partido por una de las dos partes en disputa, especialmente si esta tiene una relación comercial con el medio. |
Herranz de la Casa et al. (2018) | Existe un enfoque constante de los diarios hacia la actividad social. El seguimiento de la prensa permite deducir reuniones con representantes políticos. Por otro lado, se resaltan algunas diferencias entre el grupo anti-fracking: el foco se centra más en las ONG que en los colectivos. |
Fuente: Elaboración propia.
Para propósito de la presente revisión sistemática, se considera como movimiento antisistema a todas aquellas movilizaciones ciudadanas surgidas en defensa de los derechos humanos y que declaran un sistema de orden social, político y económico en crisis (Fernández Buey, 2009). Sin duda, una de las protestas más mediatizadas en España fue la que se llevó a cabo desde el 15 de mayo de 2011 y que se replicó en otras ciudades. Los artículos de Moreno Ramos (2013), Castillo Esparcia et al. (2013), García-Arranz (2014) y Barranquero Carretero y Meda González (2015) analizan sus repercusiones en los medios informativos, concluyendo que los convencionales se preocupan más por las repercusiones políticas de las movilizaciones, mientras que los no convencionales desarrollan una cobertura más innovadora y centrada en los protagonistas.
Otra corriente de movilizaciones que estalló en el 2011 fue la llamada Primavera Árabe, protestas que se replicaron en varios países de Medio Oriente y que ocuparon portadas en varios medios informativos en Iberoamérica (Córdoba Hernández, 2015; Córdoba Hernández y Durán Camero, 2016; Corral et al., 2020). Los hallazgos indican que la cobertura de la prensa priorizó las movilizaciones en Egipto. Los medios informativos emplearon calificativos antidemocráticos para los presidentes y términos como “multitudinarias” y “pacíficas” para adjetivar las protestas. Por otro lado, se detectó una sutil islamofobia en la prensa al referirse a la incompatibilidad existente entre el islam y la democracia. Los artículos analizados determinan que se trató de un fenómeno social global y contagioso que traspasaba las fronteras geográficas y políticas.
Autor(es) | Principales resultados |
Moreno Ramos (2013) | Se concluye que los medios convencionales se preocupan más por las repercusiones políticas de las movilizaciones, mientras que los medios no convencionales retratan una cobertura más innovadora y centrada en los protagonistas. |
Córdoba Hernández (2015) | Egipto es el país más conocido para los medios occidentales, por ello, dicha nación cobró protagonismo durante las movilizaciones sociales de varios países del Medio Oriente, revueltas conocidas como “Primavera Árabe”. En dicho tratamiento de la prensa se usó considerablemente agencias internacionales de noticias y simbológicamente se enfocó la participación femenina en las protestas. |
Corral et al. (2020) | Se indica que la islamofobia aparece sutilmente en el tratamiento informativo de algunos medios periodísticos, centrando el discurso del movimiento antisistema en el islamismo político, así como en la incompatibilidad existente entre el islam y la democracia. |
Castillo Esparcia et al. (2013) | Se comparan dos movilizaciones sociales y se detalla que el movimiento español se centró más en la acción que en la profundidad analítica, en tanto el movimiento estadounidense contó con mayor información cualitativa de expertos y un aspecto centrado en las demandas económicas. |
García-Arranz (2014) | Los diarios analizados no solo son actores de enunciación básica en el proceso de movilización, también desarrollan su validez analítica como espacios de referencia. De esta manera, los medios no solo fueron soporte para la difusión de los discursos de la población indignada, sino también permitieron el debate, especialmente en páginas de opinión y en plataformas de microblogging. |
Barranquero Carretero y Meda González (2015) | La aparición de nuevas herramientas ha ayudado a que las distancias se acorten y que las movilizaciones puedan verse replicadas en más lugares. Según los encuestados, las coberturas fueron coordinadas por canales no presenciales y mediante la economía solidaria y comunitaria. |
Córdoba Hernández y Durán Camero (2016) | El tratamiento mediático dado a las noticias potenció la visibilidad de las manifestaciones, presentando movimientos dispares y que parecían distantes geográfica y políticamente, como un fenómeno global y contagioso que traspasaba fronteras. |
Fuente: Elaboración propia.
Se encontró que la mayoría de artículos recopilados, cuya temática se relaciona con las minorías sexuales y su lucha por la igualdad, son estudios desarrollados en España. Las coberturas informativas de eventos relevantes en la comunidad gay, como las marchas del World Pride Madrid 2017 y del Pride Barcelona 2018 son evaluadas por Sánchez Soriano y Sánchez Castillo (2019) y Huertas Bailén y Theodoro (2019), respectivamente. Se aprecia que los medios colocaron el foco en las movilizaciones y en la victimización de los involucrados, consolidando su naturaleza de individuos que necesitan de una gestión biopolítica por parte de los órganos de poder. A pesar de enunciar referentes culturales de lucha y de celebración del colectivo LGBTIQ, estas congregaciones solo adquieren relevancia cuando participan figuras públicas y políticas.
Uno de los logros más importantes del movimiento LGBTIQ en España fue la legalización del matrimonio homosexual en 2005, convirtiéndose en el tercer país del mundo en hacerlo, después de los Países Bajos y Bélgica. El estudio de Díaz-Campo (2019) establece hallazgos en torno al tratamiento de la prensa de dicha ley y su permanencia a través de los años. Por su parte, Carratalá (2011) investiga el caso de un accidente aéreo en 2008 en el que falleció una pareja gay mediática, cuyo lazo conyugal fue casi invisibilizado por los medios de comunicación. Ambos artículos refuerzan el carácter hegemónico de la sexualidad tradicional en la noticia, además de demostrar un constante enfrentamiento entre sociedades laicistas y católicas.
Autor(es) | Principales resultados |
Huertas Bailén y Theodoro (2019) | Las representaciones difundidas desde la prensa colocan el foco en la victimización de los involucrados y consolidan su naturaleza de personas que requieren de una gestión biopolítica y que no tienen decisión propia. |
Díaz-Campo (2019) | Se concluye que en España hay un fuerte enfrentamiento entre las sociedades laicistas y las católicas, llevándose la discusión al plano de la religión. El autor indica que ninguno de los medios mostró verdadera independencia y que los editoriales son el género más usado para dicho fin. |
Carratalá (2011) | Según el artículo, existen casos en los que la relación gay analizada se mantiene oculta, empleándose términos eufemísticos, impidiendo a los lectores una exacta comprensión de los hechos y confirma que el contexto cultural continúa privilegiando la sexualidad hegemónica. |
Sánchez Soriano y Sánchez Castillo (2019) | Existe una visión equilibrada sobre el evento analizado. Se enuncian diversos referentes del colectivo LGBTIQ y se coloca el foco en las movilizaciones, que cuentan con más aceptación, especialmente por la participación de distintos partidos políticos y figuras públicas. |
Fuente: Elaboración propia.
Luego de extraer los principales resultados de los movimientos sociales más tratados en la esfera informativa, se enuncian aquellos que se relacionan con otras protestas en la región y con cuyas conclusiones se puede reforzar la presente investigación. En primer lugar, se recopilaron artículos del movimiento estudiantil en Chile y su impacto en los medios locales, encontrándose muestras de sensacionalismo y de incitación al odio de los colectivos juveniles, calificados bajo la metáfora de los “encapuchados”, criminalizando su accionar como sujetos de propósitos antisociales que reprochan constantemente la autoridad con el uso de violencia, y que resistieron el embate de la prensa tradicional a través de las plataformas digitales (Browne Sartori et al., 2015; Cárdenas & Pérez, 2017; Cárdenas-Neira, 2016).
Otra corriente que ha cobrado importancia en los últimos años ha sido el movimiento antirracista. El artículo de Hamas Elmasry y el-Nawawy (2016), aborda la problemática de las minorías raciales en Estados Unidos, explicando que existe un enfoque distinto debido a un cambio histórico en la sociedad norteamericana desde el año 2014 y que se mantiene vigente hasta nuestros días. Machado da Silva y Cezar de Campos (2019), por su parte, analizan el racismo presente en el proceso de admisión a la Universidad Federal de Rio Grande do Sul, en Brasil. Los medios periodísticos estudiados no llegaron a criminalizar las protestas, llevadas a cabo por el colectivo “Negro Balanta”; sin embargo, ninguno pudo profundizar en posturas ideológicas, causas o consecuencias, ya que solo transmitieron los hechos.
El tratamiento periodístico de los movimientos sociales según el tipo de prensa
La verificación de los artículos considerados en la presente revisión sistemática permitió definir y comparar los formatos a través de los cuales los medios difunden el accionar, los motivos y efectos de los movimientos sociales en Iberoamérica. Muchas de las investigaciones tienden a establecer una comparación entre medios tradicionales o convencionales (diarios escritos, televisión y radio) y medios no tradicionales o no convencionales (periodismo digital, redes sociales). Los géneros que alcanzan mayor relevancia y que permiten una mayor efectividad en los mensajes informativos son la noticia, el reportaje y el editorial (Díaz-Campo, 2019; Teso Alonso & Fernández-Reyes, 2020).
Los medios escritos analizados, principalmente diarios y semanarios, cuentan con un principio de limitación frente a los medios surgidos de Internet. A pesar de ello, se siguen considerando como fuentes de información fiables. Según Raimondo Anselmino et al. (2018) existe un nivel de mediatización muy disímil entre las plataformas informativas, resaltando a los periodistas de prensa escrita por ser más cuidadosos con el material que van a difundir. En relación con los movimientos sociales, la mayoría de los diarios se preocupan por tratar estos temas y buscan vender un titular o una portada que llame la atención, desde el impacto del conflicto y la generación de tensión, toda vez que han perdido terreno frente a los medios digitales (Amenta et al., 2017; Rodríguez et al., 2014).
Los medios televisivos, por su parte, mantienen esa misma línea de convencionalismo y sensacionalismo, especialmente en países como Chile, en los que las protestas estudiantiles y socioambientales son retratadas como zonas de conflicto, reforzando estereotipos de violencia y valiéndose de metáforas multimodales que se difunden con elementos textuales, visuales y sonoros (Cárdenas Neira & Pérez-Arredondo, 2018; Rodríguez et al., 2014). Mientras tanto, Arévalo Salinas y López Ferrández (2015) concluyen que en España los programas informativos de las cadenas de televisión hacen un énfasis en promover la transversalidad y el pacifismo en sus contenidos, como una representación alternativa de las movilizaciones y una figuración más humana de los protestantes y de las víctimas.
En el caso de los medios radiales, se define que las emisoras son canales inmediatos para la difusión de conflictos sociales y para la generación del debate mediante la apertura del diálogo ciudadano. Huamán (2013) confirma que los programas periodísticos en la radio tienen un carácter más opinativo, sin dejar de obedecer al rating. Una muestra de ello es abrir los micrófonos para la participación de la población, especialmente en medios regionales y frente a conflictos locales. Clavijo Sanabria y Barredo Ibáñez (2019) resaltan que las emisoras han fortalecido su etapa de convergencia y muchas hacen uso de plataformas web y redes sociales.
En la actualidad, es muy complicado poder diferenciar los medios digitales resultantes de la convergencia llegada con la tecnología, de aquellos que nacieron y que se fortalecieron en Internet. Lo que sí está claro es que estos últimos tienden a preocuparse más por la inmediatez, la innovación y por permitir que las noticias referidas a movimientos sociales conecten más allá de lo local, desarrollando una línea comunicacional horizontal y fortaleciendo el activismo (Moreno Ramos, 2013; Romero Piskorz, 2019). Cuando se tienen noticias que demandan gran cantidad de información, enfoques, entrevistas y opiniones, la prensa digital recurre a sus herramientas y recursos que van desde gráficos, infografías, material audiovisual, entre otros, permitiendo así la hipertextualidad del mensaje y la narrativa transmedia (García-Arranz, 2014; Liarte & Bandrés, 2019).
Estos resultados describen la realidad iberoamericana y se contrastan con lo que sucede en otros continentes. Por ejemplo, el estudio de Gheytanchi y Moghadam (2014) refleja cómo se organizan los colectivos sociales integrados por mujeres en el Medio Oriente y en el norte de África. Al igual que en la presente investigación, se destaca el rol de las redes sociales para convocar a los manifestantes de movimientos feministas, como es el caso del colectivo “Ni una menos”, en el cual se refuerzan los lazos existentes entre el ciberactivismo y el periodismo digital (Cabral & Acacio, 2016; Fernández Hasan, 2016; Romero Piskorz, 2019).
Asimismo, el artículo de Höglund y Schaffer (2021) interpreta el activismo social como una herramienta que defiende la libertad de expresión en Uganda, ya que son los colectivos quienes se enfrentan al autoritarismo como una muestra de solidaridad con la prensa, algo que difiere de las motivaciones colectivas desarrolladas en la región mencionada en este estudio. Finalmente, Sala (2018) en su revisión sistemática sobre movimientos sociales en Europa, señala que en la actualidad el imaginario negativo de estos ha cambiado y se destaca la eficacia de la colectividad y del debate, desarrollado a través de los medios de comunicación. Esta deducción está presente en el periodismo iberoamericano siempre y cuando opere a través de medios alternativos e Internet.
Conclusiones
A partir del informe de preparación de revisiones sistemáticas de Petticrew y Roberts (2006), en este artículo se ha elaborado una recolección y análisis de estudios sobre el tratamiento periodístico de los movimientos sociales en Iberoamérica, realizados entre 2011 y 2021. La tendencia está orientada a una inserción cada vez más afianzada de los movimientos sociales en los diversos ámbitos de la noticia y en medios de difusión periodística que trascienden a través de plataformas digitales, las mismas que operan como prácticas colaborativas de activismo. Los medios informativos que se difunden en la red, en especial los llamados “nativos de Internet”, consideran la problemática de las manifestaciones y protestas ciudadanas como temas relevantes. Mientras que en las empresas tradicionales de comunicación el enfoque está relacionado a asuntos de poder político, en los medios digitales se percibe un incipiente periodismo activista que se preocupa más por las minorías raciales e ideológicas.
Se encontró que a partir del 2011 existe un aumento de las publicaciones relacionadas con los movimientos sociales en la región. El tratamiento de estos temas en artículos de investigación es constante en los últimos diez años y ha sido fomentado en distintos campos de estudio debido a movilizaciones ciudadanas como la Primavera Árabe en Medio Oriente, o las marchas del 15M y del proceso independentista catalán en España. En los años posteriores, el fenómeno del feminismo estalló en países como Argentina y se reforzaron las luchas socioambientales y estudiantiles en Perú y Chile, respectivamente. La mayoría de las protestas fueron convocadas y reforzaron su discurso a través de plataformas de Internet y redes sociales.
De acuerdo a los artículos académicos analizados, movilizaciones asociadas a corrientes ideológicas como el feminismo, colectivos ambientalistas y el movimiento LGBTIQ tuvieron mayor cobertura y aceptación en los medios informativos de Iberoamérica, aunque en algunos estudios asociados al matrimonio homosexual se mantiene vigente el uso de términos eufemísticos y el sesgo de la libertad sexual debido a la religión. Se determinó que los medios periodísticos refuerzan estereotipos de la mujer y sus características domésticas, en México, y de la criminalización del campesino y del estudiante en Perú y Chile; en los que resaltan los encuadres de conflicto y de violencia.
Según los artículos analizados, especialmente aquellos relacionados a movimientos feministas, existen diferencias notorias entre medios tradicionales y no tradicionales. Es así que se generan dos vertientes: medios que se preocupan más por las consecuencias de las marchas y sus repercusiones desde el plano político y económico; y medios enfocados en la organización de los activistas. En muchas investigaciones se percibe que los medios llamados “convencionales” carecen de independencia y obedecen a intereses económicos y políticos, por ello se quedan solo en la difusión en los hechos y no profundizan en el análisis de las causas y consecuencias de los movimientos sociales. Por otro lado, los no convencionales prefieren ahondar en las diversas aristas alrededor del activismo social, con la finalidad de generar el debate de opiniones en Internet y colocándose del lado del protestante. Se destaca la necesidad de futuras revisiones desde esta y otras ópticas para explorar los fenómenos comunicativos y sus implicancias en las diversas colectividades que hoy en día capturan la atención del mundo mediante sus acciones sociales.