Clasificación JEL: O57, P16.
Introducción
El presente artículo tiene como objetivo principal realizar una estimación de la velocidad de rotación del capital circulante constante y variable en la producción, en términos marxianos, a partir de cuatro casos nacionales para los que se pudo reunir la información necesaria (Chile, Estados Unidos, Japón y Países Bajos), y adicionalmente aportar elementos para el análisis de la influencia de la rotación del capital en los niveles de rentabilidad y en la distribución del ingreso en tanto expresión de procesos de producción capitalistas.
Los escasos antecedentes a este respecto tienen que ver, entre otras cosas, con las dificultades para reunir los datos estadísticos que permitan un cálculo aproximado de la rotación, además del papel marginal que tienen la rentabilidad y, en menor medida, la distribución del ingreso para las corrientes económicas hegemónicas. Existen, no obstante, numerosos trabajos, tanto sobre el análisis de los niveles de rentabilidad como sobre la distribución del ingreso.1 Sin embargo, son contados los casos en los cuales se introduce la rotación del capital en los cálculos, siendo este el primer estudio comparativo al respecto. 2
Estimada la velocidad de rotación del capital circulante, se tiene, entonces, una noción más aproximada de la tasa de ganancia concreta de la economía en relación a estimaciones que, si bien son de utilidad para comprender la evolución de la rentabilidad, al considerar las ganancias sobre el capital fijo o, en su defecto, sobre el capital total, suponiendo constante la rotación, tienden a sobreestimar o subestimar sus niveles concretos. Éstos son subestimados hasta por los propios capitalistas cuando calculan sus márgenes anuales de ganancia, dado que computan el capital circulante en insumos y salarios sin ajuste alguno por las rotaciones realizadas, tal como señalara el mismo Engels en El capital.3 Del mismo modo, a lo largo del trabajo se irá observando la incidencia que tiene la rotación en otras categorías, como la tasa de plusvalía o la composición de valor del capital.
El trabajo se estructura de la siguiente manera. En una primera sección, se introducen algunos aspectos teóricos fundamentales. En la segunda, se abordan los niveles de rentabilidad concretos de los cuatro países en cuestión. Luego, se presentan las estimaciones realizadas de la velocidad de rotación del capital circulante. La cuarta parte toca la tasa simple y la tasa anual de plusvalía para cada país a partir de la incidencia particular de la velocidad de rotación. En la quinta, se analiza la distribución del ingreso convencionalmente entendida como expresión del proceso de producción capitalista y las sucesivas rotaciones anuales que realiza el propio capital variable. En una sexta sección, se aborda la incidencia de la velocidad de rotación del capital circulante en los niveles alcanzados por la composición orgánica del capital, tras lo cual se exponen las conclusiones.
I. El proceso de producción capitalista y la rotación del capital
El proceso de producción capitalista es un proceso de valorización (D-D') por medio de la explotación de la fuerza de trabajo (D-M... P...- M'-D'). El capital adelantado en forma de dinero (D) es intercambiado por mercancías (M) -medios de producción, insumos (capital constante, CC) y fuerza de trabajo (capital variable, CV)-. Dado que el capital que toma la forma de medios de producción e insumos en general es conservado y transferido al producto final en el proceso de trabajo, es un capital constante. Su magnitud de valor no varía en el proceso productivo. En cambio, el capital con el que se adquiere fuerza de trabajo es un capital variable, en tanto que aquella reproduce su valor laborando cierto número de horas y produce un valor adicional al de su reproducción.
La fuerza de trabajo, a diferencia de los medios de producción y los insumos, tiene la propiedad -el valor de uso- de generar un valor adicional al de su reproducción. Dado que el valor de la fuerza de trabajo está representado por determinada cantidad de medios de vida que encarnan, en tanto valores de uso, determinada cantidad de tiempo de trabajo socialmente necesario, este tiempo, expresado en términos de horas por día, tiene una magnitud específica que sólo debe ocupar una parte de la jornada laboral.4 Si no fuera así, el capitalista, habiendo adelantado cierto capital en medios de producción y en fuerza de trabajo, se encontraría, finalizado el proceso, con un producto de idéntico valor al capital inicial y no se habría producido valorización alguna.
De este modo, se realiza el proceso de producción propiamente dicho (... P ...) en el que la fuerza de trabajo, empleando los medios de producción, transforma los insumos en una masa de mercancías de un valor global mayor al previo (M'). Así, en el producto final, aparece transferido el capital constante empleado (en insumos y en parte del valor de los medios de producción) y un valor adicional -que se descompone en capital variable (valor de reproducción de la fuerza de trabajo retribuida luego por el capitalista) y plusvalor (valor generado por la fuerza de trabajo que excede el de su reproducción y que al capitalista no le cuesta nada)- agregado e incorporado a la masa de mercancías producidas. Este valor incrementado y materializado en la masa final de mercancías (M') es luego intercambiado por un equivalente dinerario (D'), completándose así el circuito del capital.
Las materias primas y auxiliares pierden su forma en el proceso productivo y transfieren la totalidad de su valor al producto final. En tanto valores de uso, ingresan a la circulación junto con su valor. Los medios de producción (infraestructura, maquinaria, etcétera) conservan su forma en cada proceso productivo del que participan. Transfieren su valor a lo largo de varios procesos productivos y años. Su consumo implica cierto desgaste, que no es más que la pérdida paulatina de su valor de uso y, en consecuencia, de su valor, que es transferido del mismo modo al producto.5 Sin embargo, a diferencia de las materias primas, sólo circula en cuanto valor. En cuanto valor de uso no ingresa a la circulación, "no es enajenado por su poseedor; se mantiene en sus manos. Circula sólo en su aspecto formal como capital, como valor perenne [...], sólo se realiza como valor mientras permanece como valor de uso en las manos del capitalista" (Marx, 2007, pp. 202-203).
El capital constante invertido en medios de producción, como edificaciones, infraestructura y maquinaria, transfiere una parte ínfima de su valor en cada proceso productivo. Este capital es un capital fijo en el sentido de que completa su circuito y es recuperado en un largo plazo, encontrándose justamente fijado en su forma de capital productivo o capital industrial. Su rotación involucra un periodo de varios años, en el que su valor circula y completa así su ciclo.
En cambio, el capital destinado a la compra de fuerza de trabajo (capital variable), así como el capital invertido en materias primas y auxiliares (capital constante circulante), es transferido a lo largo del proceso productivo y reaparece completamente en el producto final. El capital circulante, entonces, cambia íntegramente su forma de capital productivo a capital-mercancías como resultado del propio proceso de producción.
Marx afirma que, en su conjunto, la circulación se presenta en una triple faceta: 1) como proceso total, D-M... P... M'-D'; 2) a manera de gran circulación, como "el movimiento del capital fuera de la fase de producción, en la cual su tiempo aparece, en contraposición al tiempo de trabajo (... P ...), como tiempo de circulación" y 3) como pequeña circulación entre el capital y la fuerza de trabajo, que, de acuerdo con Marx (2007, pp. 200-201), "acompaña al proceso de producción y aparece como contrato".
En tanto proceso total, no es más que el circuito completo realizado por el capital en sus distintas fases, con su correspondiente valorización; "es el periodo de tiempo que transcurre desde el momento en que se desembolsa el valor-capital, bajo una determinada forma, hasta el momento en que el valor-capital en acción retorna a su punto de partida, en la misma forma inicial" (Marx, 1968b, pp. 136). En la presente investigación, se estima justamente el tiempo total que el capital circulante, constante y variable, demanda para recorrer todas esas fases.
Gran circulación se considera la esfera en la que mercancías producidas y dinero son intercambiados, representando una fracción particular del circuito completo. Es, por tanto, en la primera (D-M) y en la última fase (M'-D') que el capital permanece en la esfera de la circulación.6
Mientras circula, mientras se encuentra en las dos fases características de la esfera de circulación, no produce mercancías ni plusvalía. Sólo lo hace cuando se presenta como capital productivo (... P...). La tendencia del capital es, en este momento, también a reducir el tiempo de producción requerido para la producción de las mercancías.7 Pero en la circulación el capital no incrementa su valor. Por el contrario, el valor se encuentra a la espera de ser intercambiado por un equivalente, ya sea para iniciar la fase de producción (... P...) o para completar su ciclo de valorización como D' y ser reinvertido eventualmente en forma ampliada. El tiempo de circulación es, entonces, un momento necesario del proceso total de valorización del capital, pero que se contrapone al tiempo de producción en tanto y en cuanto es solamente en este último en el que se produce plusvalor.8
Por último, la pequeña circulación del capital variable se refiere al capital-dinero adelantado al obrero por su fuerza de trabajo (D-M, que, siendo más concretos, es D-FT). Este capital-dinero no ingresa formalmente en la producción, sino que es retirado de la circulación ahora como dinero y salario del trabajador, finalmente cambiado por bienes de consumo. Sin embargo, su valor, junto con un plusvalor, aparece reproducido por la actividad de la fuerza de trabajo y recorre en definitiva el circuito completo.9
Es de recordar, que en el presente trabajo se considera la rotación del capital circulante y, por tanto, el tiempo en el que este realiza todo el circuito como proceso total que involucra conjuntamente tiempo de producción y tiempo de circulación. El capital va, de este modo, transmutándose de capital-dinero (D) a capital-mercancías (M), y luego a capital productivo (P), para finalmente retornar a la forma de capital-mercancías (M) y capital-dinero (D) de un mayor valor. Este último paso es el que implica la venta en el mercado (M'-D'), la realización de la ganancia y del ciclo de valorización.
En términos marxianos, la tasa de ganancia surge del cociente entre las ganancias y el capital adelantado en maquinaria e infraestructura (capital constante fijo, CCF), en insumos (capital constante circulante, CCC) y salarios (capital variable, CV). El capital circulante en insumos y salarios consumido a lo largo del año debe dividirse por el número de rotaciones anuales que realiza (N).
El capitalista adelanta el capital circulante, los insumos y los salarios, pero los recupera no en el lapso de un año, sino cuando la mercancía que contiene dicho capital es vendida, completando su ciclo, de forma tal que si el capitalista compra una tonelada de acero en enero y en marzo se vende transformada en tubos, para abril ya ha recuperado el monto pagado por el acero en enero, por lo que para la producción de abril sólo deberá reinvertir el capital circulante adelantado en enero. El capital circulante aparece en el producto final luego de cada proceso productivo y es recuperado por el capitalista una vez que las mercancías son vendidas, para ser nuevamente lanzado a la producción y valorizado. Dado que la fuerza de trabajo, mediante la maquinaria, es la que transforma los insumos que representan el capital constante circulante, la rotación del capital variable es similar a la de aquél.10
Por lo anteriormente desarrollado, la categorías "consumo intermedio" (CI) y "masa salarial" (MS) de las cuentas nacionales no pueden ser utilizadas como equivalentes del capital circulante constante y variable adelantados sin conocer la velocidad de rotación del capital, o sea:
Si utilizáramos el consumo intermedio y la masa salarial como equivalentes, que en rigor representan el capital circulante constante y variable efectivamente consumidos, no adelantados, estaríamos realizando un cálculo que supondría que el capital circulante realiza sólo una rotación anual.
En los países en los que el capital no produce la generalidad de las mercancías y la producción de mercancías portadoras de renta del suelo (agrarias o mineras) es un eje central en la acumulación, la rotación del capital tenderá a ser menor que en aquéllos con la capacidad de producir la totalidad de las mercancías, dado que los propios tiempos de producción y circulación, expresión del mayor desarrollo relativo de la fuerza productiva, son menores. Particularmente, en los países agrarios, la producción primaria requiere un tiempo de producción que está fuertemente regulado por los ciclos naturales del crecimiento de los cultivos. En los países mineros, no parece existir esta limitación, pero probablemente existe una presión sobre la rotación dada por el agotamiento de las canteras y la mayor dificultad para la extracción, que en definitiva prolongue el tiempo de rotación, principalmente el tiempo de producción.
La mayor rotación del capital en los países centrales no se verá mermada por el mayor crecimiento relativo de los servicios en relación a la industria que se ha vivido en las últimas décadas. Por el contrario, al coincidir en los servicios la producción y el consumo mismo de la mercancía, la velocidad de rotación del capital circulante en estas actividades es probablemente mayor. Sin embargo, esto último no puede aplicarse del mismo modo a los servicios en los países periféricos, en los que dicho sector presenta una importante heterogeneidad y se encuentra, en última instancia, menos regido por relaciones capitalistas plenamente desarrolladas. En el presente trabajo, la rotación del capital ha sido estimada como el cociente entre los costos totales de la economía (consumo intermedio, masa salarial y consumo de capital fijo) y el stock total de inventarios, de acuerdo a Fichtenbaum (1988, p. 224).
Finalmente, cabe aclarar que no se considera la distinción entre trabajadores productivos e improductivos. A fines de realizar un análisis más "estructural", algunos autores consideran que los salarios de los trabajadores improductivos para el capital -los cuales son necesarios para la producción del capitalista, pero no generan plusvalía- se financian con la plusvalía. Es decir, ésta se transformaría en salarios improductivos y ganancia. La tasa de plusvalía en estos términos sería mayor, dado que el verdadero monto del capital variable sería exclusivamente el representado por los salarios de los trabajadores productivos y el plusvalor estaría representado tanto por las ganancias de los capitalistas como por los salarios de los trabajadores improductivos de las empresas de aquéllos. En este sentido, se considera más concretamente el comportamiento de la rentabilidad, siendo los salarios de los trabajadores improductivos un costo más para el capitalista, cuyo monto, por otra parte, no ingresa en el numerador de la tasa de plusvalía ni en la de ganancia y sí lo hace en el denominador.
II. La tasa de ganancia en Chile, Japón, Países Bajos y EU
La tasa de ganancia presentó una tendencia descendente en Chile, Japón, Países Bajos y Estados Unidos (EU) hasta principios de la década de los ochenta, para luego mostrar una recuperación de variada intensidad,11 con excepción del caso japonés, en el que la tasa continuó exhibiendo un marcado descenso. Desde los cincuenta hasta inicios de los setenta, la tasa de ganancia había sido claramente superior en el país asiático, en el que la expansión de la producción fue obviamente mucho más importante.
Sin embargo, con posterioridad a la crisis general de rentabilidad de los setenta e inicios de los ochenta, la tasa en Japón no experimentó el ascenso parcial que comúnmente suele presentarse en la generalidad de los países, incluidos los tres restantes del presente estudio. Por el contrario, continuó un ritmo francamente descendente, revirtiéndose, de este modo, los diferenciales de rentabilidad. Los bajos niveles de la tasa de ganancia imperantes desde los noventa tienen a la economía asiática en una situación más o menos sostenida de estancamiento, con muy bajo crecimiento.
En el caso chileno, el ciclo de descenso iniciado desde la posguerra alcanzó su punto mínimo en 1975. Hasta dicho año, la tasa de ganancia muestra una importante similitud con la japonesa. Luego de un breve interregno de recuperación de la rentabilidad, volvió a ubicarse en niveles mínimos a principios de los ochenta, en particular, en 1985. A partir de ahí la tasa de ganancia ingresó en un periodo más o menos sostenido de recuperación hasta 1995. El ciclo descendente que se dio en los años posteriores se interrumpió violentamente a partir de 2003, por el incremento de los precios internacionales del cobre, respecto a los cuales la rentabilidad del capital en Chile tiene una gran dependencia.12
Chile, en tanto país periférico, presenta un mayor nivel de rentabilidad.13 El caso de Japón es similar durante el periodo inicial de las series consideradas en este estudio, etapa en la que difícilmente podría ser caracterizado como país central. Existiría, entonces, una dinámica en la cual el capital se expande en países de menor desarrollo relativo, los cuales presentarían mayores niveles de rentabilidad, de modo semejante al movimiento entre ramas.
Los Países Bajos muestran, en principio, menores niveles de rentabilidad y, sobre todo, en comparación con Chile, fluctuaciones mucho más acotadas. Se mantuvieron siempre en un rango de 10% a 15%, hasta 1980, con una tendencia descendente, mientras que en los años posteriores se observa una pequeña recuperación en relación al piso de los setenta. No obstante, el descenso de la tasa de ganancia en Japón fue tal que, durante los noventa, se convirtió en el país con menor tasa de ganancia de los cuatro. En EU, finalmente, el comportamiento de la rentabilidad, así como sus niveles, ha sido notablemente similar al de los Países Bajos, en tanto su condición compartida de países centrales.14
En la gráfica 1 puede observarse la comparación de los niveles de rentabilidad en el caso en que no se computa la rotación del capital, por lo que, naturalmente, son menores. Si bien no resulta afectado el sentido de la tendencia, se suaviza la pendiente de la misma, sobre todo en el caso japonés, en el que la tasa de ganancia es prácticamente el doble, si se toma en cuenta la rotación. Un punto destacable es la notable nivelación de la tasa de ganancia que se produce en los años más críticos del periodo 1974-1985 (en especial, de 1974 a 1976 y de 1982 a 1985).
La gráfica 2 presenta el promedio simple de la tasa de ganancia, su desviación estándar y la tasa de ganancia sin ajuste por rotación para los cuatro países. En general, la tasa de ganancia promedio se mantuvo estable hasta el final de los sesenta, cayendo luego de 20.7%, en 1969, a 11.8%, en 1975, lo que en definitiva implicó una reducción de dicha tasa de 42.9%, entre esos años. Después, se dio una pequeña recuperación de la rentabilidad, alcanzando 14.7%, valor inferior a todos los años anteriores a 1974, para luego volver a caer en 1982, a 12.3%.
En los términos de este trabajo, durante el ciclo de recuperación parcial de la rentabilidad, luego de 1982, la tasa de ganancia promedio se habría mantenido en un rango de 14% a 16%, por debajo del promedio vigente en los sesenta, en torno a 20%. La recuperación parcial de los niveles de rentabilidad desde mediados de los ochenta fue mayor en Chile que en EU y los Países Bajos, permaneciendo en declive la tasa japonesa (gráfica 1).
III. La rotación del capital
La rotación del capital representa el tiempo en el que el capital realiza todo su ciclo. La reducción de los tiempos de producción (M... P... M') y circulación (D-M , M'-D) disminuye el tiempo en el que lleva a cabo su circuito, aumentando, por consiguiente, la velocidad y el número de rotaciones anuales. El desarrollo de la fuerza productiva y la escala de la producción tienen, de este modo, una fuerte correlación con el crecimiento de la velocidad de rotación (en la gráfica 3, se presentan las rotaciones estimadas y el producto interno bruto (PIB) per cápita de cada uno de los cuatro países estudiados).
Una mayor rotación implica que el capitalista puede disponer de su capital circulante adelantado en menos tiempo, pudiendo asignar una proporción mayor al capital fijo, y al propio capital circulante, expandiendo su volumen de producción (un capital que rote en la mitad del tiempo que otro de igual magnitud puede utilizar, en definitiva, el doble de insumos y fuerza de trabajo).15 Una menor rotación representa un mayor nivel relativo de capital destinado a insumos y fuerza de trabajo hasta su recuperación mediante la venta. Y un descenso en la velocidad de rotación, como tiende a presentarse en años de crisis, durante los cuales las metamorfosis del capital se ven entorpecidas en sus distintas fases, implica la necesidad de fondos adicionales por parte de los capitalistas para lograr completar el ciclo de valorización y reiniciarlo.16 La rotación es más alta en los Países Bajos, cuya tendencia a lo largo del ciclo se muestra, a grandes rasgos, lineal. Similar observación puede hacerse en el caso estadounidense, aunque la velocidad se incrementa en mayor medida durante los noventa. En Japón, existe también una tendencia ascendente de la rotación, aunque menos lineal: a partir de la segunda mitad de los años setenta crece en forma más marcada. Este rasgo diferencial ha sido, en mayor o menor medida, destacado desde otros puntos de vista como una exitosa gestión y reducción relativa de los inventarios propia del "toyotismo" japonés y la reducción de tiempo de circulación implícita.
En los cuatro casos, la crisis global de rentabilidad de los setenta se expresa en un estancamiento o descenso de la velocidad de rotación. En particular, de 1973 a 1975, se observan caídas que coinciden con las de la tasa de ganancia. Puntualmente, entre 1970 y 1975, esta tasa desciende a un ritmo promedio anual de 10.2%, en Japón; 10.9%, en Chile; 3.3%, en EU, y 4.5%, en los Países Bajos. El número de rotaciones anuales del capital circulante se reduce de 4.66 a 3.78, en Japón (1973-1975); de 3.66 a 2.20, en Chile (1971-1976); de 7.87 a 6.72, en EU (1973-1975), y de 8.35 a 7.83, en los Países Bajos (1974-1975).17 En otros años críticos, por ejemplo 1982, 1990 o 2008, la velocidad de rotación del capital también disminuyó.
En la introducción del presente trabajo, se estableció que la estimación de la velocidad de rotación del capital circulante permitía una mayor aproximación a los niveles concretos de la tasa de ganancia, más allá de que las estimaciones sin ajuste por rotación o sobre capital fijo puedan ser indicadores útiles de la evolución de la rentabilidad. A este respecto, la gráfica 4 muestra tanto que la estimación de la tasa de ganancia ajustada por rotación no difiere demasiado en su evolución respecto de la tasa sin ajustar como que los niveles concretos de rentabilidad son en promedio 50% mayores, una vez que se introduce la velocidad de rotación en la estimación. Naturalmente, en los años en los que la velocidad de rotación disminuye, la tasa de ganancia descenderá en mayor medida que la tasa sin ajustar, y viceversa.
IV. La tasa simple y la tasa anual de plusvalía
La tasa de plusvalía es definida por Marx (1968a) en el tomo i de El capital como la relación entre el tiempo de trabajo excedente y el tiempo de trabajo necesario para la reproducción de la fuerza de trabajo. En este sentido, la distribución del ingreso convencional expresaría la tasa de plusvalía, o explotación, como la relación entre el valor que se apropian los capitalistas y el valor de la fuerza de trabajo en términos monetarios (ganancias netas/masa salarial).
En el tomo II de su obra, Marx (1968b) emprende el análisis de la rotación del capital, mientras que en el tomo III (Marx, 2012), en el que se ocupa del proceso de producción capitalista en su conjunto, considera la influencia de la rotación en los niveles de rentabilidad. Marx termina diferenciando, así, dos tasas de plusvalía. A la relación entre las ganancias y la masa salarial o capital variable consumido a lo largo del año la define como la tasa simple de plusvalía. Por otra parte, la tasa anual de plusvalía es definida como la relación entre las ganancias y el capital variable adelantado. Esta definición incorpora, de este modo, la rotación del capital en la determinación de la tasa de plusvalía.18
Suponiendo una proporción constante en el largo plazo, entre capital y trabajo, de 50/50, desde el punto de vista del proceso de producción, si la rotación del capital se elevase de uno a cinco rotaciones anuales, tendríamos que, a igual participación en el ingreso, los capitalistas obtendrían 50 adelantando 50, para luego obtener la misma proporción pero adelantando sólo 10, dado que en ese punto histórico el capital haría cinco rotaciones. Dicho esto, frente al aumento de la velocidad de rotación, que incide positivamente en la tasa anual de plusvalía, y a la composición orgánica del capital (CC/CV) por el mayor gasto relativo en capital fijo, los salarios reales tienen, en cuanto costo, como capital variable adelantado, cada vez menor incidencia en la determinación de la tasa de ganancia, aunque obviamente la mantienen desde el punto de vista de la distribución del valor agregado entre trabajo y capital (gráfica 5).19
La tasa simple de plusvalía es igual a la tasa de plusvalía que en cada rotación obtiene el capital, pero luego de realizar varias rotaciones anuales, en las siguientes el valor de la fuerza de trabajo no representa un gasto adicional de capital-dinero para el capitalista. En los términos distributivos ya ejemplificados, la tasa simple de plusvalía, que coincide con la lectura convencional de la distribución, es de 100% (50/50). La tasa anual es, en cambio, del 500% (50/10) al realizar cinco rotaciones. En cada ciclo la relación es igual a la tasa simple de plusvalía de 100% (10/10), pero como en las cuatro rotaciones subsiguientes a la inicial el capitalista se limita a reponer el mismo capital adelantado y recuperado, esas rotaciones no representan un capital adicional, obteniendo, sin embargo, una plusvalía de 10 en cada una de ellas (10/0).
La tasa simple de plusvalía (TSP) expresa, entonces, la relación entre dos flujos de valor creados por la fuerza de trabajo, el destinado a su reproducción (v) y el apropiado por los capitalistas (p) a lo largo de un año. La tasa anual de plusvalía (TAP) expresa la relación entre el valor del capital variable adelantado (cv), valor que tiene para el capitalista poner en acción la fuerza de trabajo durante un ciclo completo, y el apropiado por los capitalistas (p). En los términos de estos últimos, prescindiendo del resto de las condiciones, es la tasa anual de plusvalía la que representa su verdadero interés.20 Poco les importará una mayor tasa simple de plusvalía que, no obstante, se exprese en una tasa anual relativamente menor. Por el contrario, y comprendiendo la naturaleza del proceso de producción capitalista como proceso social y continuo, la tasa simple de plusvalía para un año, tal cual la vemos expresada en las estadísticas de distribución convencional entre capital y trabajo, es la resultante de determinada tasa anual de plusvalía, pero que, al considerar las cuentas nacionales simplemente los flujos del año, multiplica el capital variable adelantado por el número de rotaciones.
La explicación convencional de la mayor participación asalariada en los países centrales, que no considera la rotación del capital, conduce lógicamente a la conclusión de que en éstos es el nivel salarial, y la mayor organización del movimiento obrero, lo que explica los menores niveles de rentabilidad, estrangulando las ganancias (profit squeeze). No obstante, la propia tasa de plusvalía es, en general, mayor en estos países cuando se introduce la rotación en el cálculo, como tasa anual y relación plusvalor/capital variable adelantado.21 De esta forma, es en los países centrales donde las ganancias para los capitalistas son más holgadas respecto a su capital variable adelantado o al producto. Dado que las tesis sobre el estrangulamiento de las ganancias proponen que es el mayor costo laboral el que explica el descenso de la rentabilidad, se debe considerar este costo no como el flujo anual de salarios (como, de hecho, sostienen dichas tesis), sino como el capital variable realmente adelantado, como el costo verdadero que tiene para el capitalista el consumo productivo de la fuerza de trabajo. Más adelante se verá que este costo no sólo es sistemáticamente menor en los países centrales, sino que presentó una tendencia descendente en EU y los Países Bajos durante los años sesenta y principios de los setenta, cuando el estrangulamiento de las ganancias se habría gestado y la participación asalariada en el ingreso mostraba cierto crecimiento. Como se verá a continuación, en el caso de los países centrales, esta mayor tasa de plusvalía es contrarrestada por una mayor proporción entre capital constante y variable, una mayor composición orgánica, que en definitiva resulta en menores niveles de rentabilidad.
En las décadas de posguerra, pareciera existir en las tasas de plusvalía (gráfica 5) un diferencial similar al de las tasas de ganancia (gráfica 1). La mayor nivelación en las tasas de plusvalía se da en este caso, principalmente a mitad de los setenta. A partir de los ochenta se observa un cambio: los diferenciales en las tasas de plusvalía a favor de Chile y Japón que tendían a predominar se invierten, sobre todo en los años noventa.22
V. La distribución del ingreso como expresión del proceso de producción capitalista
El nivel de participación de los trabajadores en el ingreso surge como el porcentaje que es apropiado como salario por los mismos. El cálculo se realiza a partir de la estimación de la masa salarial, expresada en su forma más simple como la multiplicación del salario nominal anual promedio por el número de asalariados. O, en términos marxianos, como el capital variable consumido por trabajador, multiplicado por el número de asalariados.
Adicionalmente, debe introducirse como denominador, para el cálculo de la participación, el producto nominal. De esta forma, un menor o mayor crecimiento relativo de un componente afecta la participación. La distribución es la expresión final de lo que, en primer lugar, acontece en la esfera de la producción. Es ésta la que determina la distribución primaria y funcional del ingreso.
En la producción, los salarios forman parte del capital variable adelantado por el capitalista, pero este capital no es necesariamente igual al capital variable consumido o masa salarial. Esta igualación, que supone una sola rotación anual -ya sea por obedecer a una cierta concepción ideológico-económica, ya sea por falta de datos, o por ausencia del cálculo de la rotación- no afecta los niveles de participación, pero, a fines de explicar ésta como resultado del ámbito específico de la producción capitalista, debe introducirse en el cálculo la rotación.
Introduciendo la rotación del capital como fenómeno propio de la producción capitalista, se obtiene otra determinación de los niveles de participación asalariada. El cálculo de la masa salarial ya no surge exclusivamente de la multiplicación del salario anual por el número de asalariados, sino del capital variable adelantado por trabajador multiplicado por el número de rotaciones y de asalariados:
Naturalmente, la participación de las ganancias surge de multiplicar el numerador de la última ecuación por la tasa anual de plusvalía:
Es el mayor desarrollo del capital y la fuerza productiva, que naturalmente requiere o genera mayores niveles de capacitación u organización a partir de su propia escala, el que opera un mayor abaratamiento relativo de la fuerza de trabajo (mayor tasa anual de plusvalía y rotación) desde el punto de vista del proceso capitalista de producción. La lectura convencional de los diferenciales de participación asalariada entre países desarrollados y países en desarrollo suele centrarse así en los diferentes niveles salariales (y de capacitación) requeridos por la complejidad que alcanza el desarrollo productivo o el mayor nivel de organización que a nivel general tiene la clase trabajadora en uno y otro conjunto de países. En ambas interpretaciones se da por sentado que la mayor participación en el ingreso brota, en definitiva, de un mayor costo laboral relativo para el capital de cada país, sea por requerimientos productivos o por niveles de organización político-sindical -los cuales, en realidad, se presentan en forma simultánea- que reducen la participación de las ganancias en el ingreso. Los capitalistas obtendrían en los países desarrollados una ganancia relativa menor por cada salario abonado.
Si se considera la distribución a partir de todos los elementos de la producción capitalista, surge un cuadro diferente. La mayor rotación del capital, que incluye obviamente el capital variable adelantado, en los países desarrollados invierte completamente las apariencias que surgen a partir de la distribución convencional del ingreso. El costo laboral relativo, expresado también como porcentaje del ingreso, es claramente menor en estos países. Los mayores niveles de participación asalariada se conforman a partir de menores costos relativos, también en relación al capital fijo o la composición, y mayor cantidad de rotaciones anuales. De este modo, en los países centrales la relación CV/Y es menor que en los países periféricos, tal como aparece en la gráfica 6.23
En definitiva, existe otra forma de expresar la participación de las ganancias y los salarios en el ingreso que da un paso más y considera la tasa anual de plusvalía. Y dado que las ganancias son una función de la tasa anual de plusvalía y el capital variable adelantado, la distribución del ingreso puede ser expresada directamente como resultante del número de rotaciones y la tasa anual de plusvalía, anulando el capital variable presente en los tres términos:
Ahora, la distribución aparece como expresión del proceso de valoriza ción y como función de la tasa anual de plusvalía y la rotación del capital. No se trata de una forma entre tantas de presentar los datos referidos a la distribución, sino de expresar cabalmente los factores determinantes productivos de la cual es resultante.24 Así, una distribución puede aparecer constante en apariencia, aunque sus componentes internos se modifiquen. Y si es el caso, ¿en qué sentido varían? En el de una caída del costo de la fuerza de trabajo (CV), entendido ya no como equivalente a cierta cantidad de bienes, sino como el costo real que tiene para los capitalistas el consumo productivo de esta fuerza a lo largo de una rotación.
En este sentido, no debe generarse la falsa impresión de que la unidad propia del proceso es el año natural. La unidad propia del proceso es el tiempo de rotación del capital circulante, considerados sus tiempos de producción y circulación (fila A del cuadro 1). La división de la masa salarial entre el número de rotaciones al año es, en este sentido, sólo una operación analítica a posteriori a partir de estadísticas construidas sobre una base anual. El proceso, en realidad, ha sido el de una reducción persistente de los tiempos de producción y circulación por el desarrollo de la fuerza productiva, que ha implicado que el tiempo requerido para completar la rotación del capital circulante se fuera reduciendo desde, por ejemplo, un año a dos meses.
La unidad natural cronológica es el propio capital completando su circuito en un tiempo cada vez más reducido, gracias al impulso que imprime al desarrollo de las fuerzas productivas, que resulta en una reducción del tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción de mercancías, comprendidos sus tiempos de producción y circulación. El capital variable adelantado, como porcentaje del PIB, presenta una tendencia claramente descendente y una divergencia creciente de la participación asalariada total, conforme aumenta la velocidad de rotación, y la tasa anual de plusvalía (véase la gráfica 5).
El costo laboral real que enfrentan los capitalistas en los países centrales representó en 2008 sólo entre 4% y 5.4% del PIB a precios de mercado, mientras que, por otra parte, la masa salarial, o capital variable consumido, se ubicó entre 49.6% y 56.5%. La consolidación de elevados niveles de participación en el caso japonés coincide con un descenso sostenido del costo laboral de la fuerza de trabajo, el cual se ha reducido prácticamente en dos tercios desde el pico alcanzado en 1975.
En el caso chileno, en tanto país periférico con un desarrollo de las fuerzas productivas inferior, la participación asalariada es menor y, simultáneamente, el costo laboral mayor, entendiendo este último como el costo que tiene para los capitalistas el consumo productivo de la fuerza de trabajo y no como una canasta de bienes de consumo en particular. Mediante el aumento de la velocidad de rotación del capital variable, el incremento de su tasa anual de plusvalía (fila F del cuadro 1) se desliga del tiempo anual absoluto que requiere trabajar para sí la clase obrera (fila D) y, por otra parte, dicho incremento no se contradice con una reducción absoluta de la demanda social solvente representada por el consumo masivo de la clase obrera (fila E).
En tanto que el éxito de la valorización de cualquier capital se rige por su rentabilidad, es decir por la magnitud de la valorización lograda respecto al valor inicial, los límites que enfrenta el incremento de la productividad para la reducción del tiempo necesario considerado como jornada laboral no son los mismos que encuentra para la reducción del tiempo necesario considerado como capital variable adelantado. El éxito de la valorización respecto al trabajo vivo ya no se mide simplemente como una proporción entre tiempo de trabajo necesario y tiempo excedente sobre un periodo anual (fila d del cuadro 1) sino como capital variable adelantado y plusvalor (fila F).
La reducción del tiempo total de trabajo necesario que realiza la fuerza de trabajo en la producción, sea con salarios reales crecientes o decrecientes, disminuye la participación de éstos en el consumo, afectando las posibilidades de realización del valor de las mercancías, toda vez que el consumo de los capitalistas en ningún modo podría cubrir esa merma relativa. La producción general de mercancías del régimen capitalista se caracteriza justamente por la conformación de una clase obrera despojada de medios de producción que es, por otra parte, consumidora masiva de las mercancías que produce, también, en forma masiva.
Incrementando la velocidad de rotación, el éxito de su valorización en cuanto a la rentabilidad -o, más concretamente, en cuanto a su tasa de plusvalía- se divorcia parcialmente del tiempo de trabajo necesario y, simultáneamente, propicia una demanda social solvente del producto social que no afecta en mayor medida su verdadero costo laboral, el monto del capital variable adelantado. De este modo, el capital variable adelantado puede, incluso, descender en conjunto con una masa salarial ascendente (reducción de la tasa de plusvalía simple e incremento de la demanda social solvente de los obreros).
El capital se asegura así las condiciones de su valorización en cuanto a rentabilidad y demanda social solvente. Este incremento en la velocidad de rotación del capital circulante no es un recurso extraño o externo al capital, sino que está contemplado en su propio desarrollo. Es, no obstante, un aspecto que Marx probablemente no abordó del todo en su obra (en cuanto a las implicaciones señaladas) y que, por otra parte, pocos autores posteriores han abordado.
VI. La composición orgánica del capital
En los términos de Marx (1968a, pp. 625-632), los capitalistas tienden a invertir relativamente más en capital constante que en capital variable. Obligados por la competencia que encuentran en otros capitales, el aumento de la productividad o de su fuerza productiva, les permite eventualmente vender a un menor valor que sus competidores y abarcar mayores cuotas de mercado, o por lo menos, mantener el valor de sus mercancías en niveles socialmente aceptados y sostenerse como capitales en funciones. La reducción del valor de las mercancías tiene también el efecto potencial de abaratar el valor de reproducción de la fuerza de trabajo.
Es este crecimiento relativo del capital constante respecto al capital variable -es decir, la fuerza de trabajo, que es la fuente de la plusvalía- el que explica en última instancia la tendencia descendente de la tasa de ganancia, incluso ante aumentos en la tasa de plusvalía. La composición de valor del capital expresa, cuando se considera la rotación, la relación entre los montos que el capitalista adelanta en capital constante y en capital variable, que reflejan la verdadera estructura de costos de su capital total adelantado. Si no se toma en cuenta la rotación, lo que se obtiene es un flujo o una estructura de gastos realizados, pero que en el caso del capital circulante, y particularmente el variable, no pueden ser considerados como el verdadero costo que enfrenta el capitalista.
Al igual que en los casos anteriores, la rotación del capital modifica sustancialmente el cuadro ofrecido por el supuesto de una rotación anual, como se observa en la gráfica 7. La composición de valor es mayor en los países centrales. En los casos EU y países bajos la tasa de plusvalía describe una tendencia similar, las tasas de ganancia se mantienen relativamente estables. En el caso japonés, la tasa de plusvalía no ha logrado acompañar el crecimiento de la composición y, en consecuencia, la rentabilidad se ha mantenido descendente en las últimas décadas. En Chile, la composición es, en general, menor, en buena medida debido a la menor rotación que afecta al capital variable adelantado, manteniendo un importante diferencial de rentabilidad respecto a los otros tres países. La composición orgánica del capital, síntesis de las composiciones técnica y de valor, tiende a ser menor en relación a capitales con rotación más elevada.25 En este caso, la composición de valor ajustada por rotación nos indica los verdaderos requerimientos relativos de capital a invertir para iniciar y concluir un ciclo, en definitiva, para actuar como capitalista. En los dos casos -el estadounidense y el chileno- de menor crecimiento de la composición, ésta prácticamente se ha duplicado desde 1964, lejos del cuadro de relativa estabilidad y menores niveles que surgirían de una estimación sin ajuste por rotación.
Como se observa en la gráfica 8, la participación del capital fijo en el capital total adelantado es predominante y tiende a incrementarse. Incluso, existe una importante convergencia en los niveles alcanzados por la participación del capital fijo en EU, Países Bajos y Japón. Luego del incremento de la participación de éste, en la posguerra, desde la década de los noventa, los diferenciales entre estos tres países en la participación son mínimos, con niveles superiores a 90% del capital total adelantado. En Chile, la participación del capital fijo es menor y más estable. Naturalmente, la mayor participación relativa del capital variable implica una menor composición orgánica y, finalmente, mayores niveles de rentabilidad. Dado el papel predominante del capital fijo en el capital adelantado, el nivel de la tasa de ganancia se encontrará, así, crecientemente vinculado al de la tasa de ganancia sobre capital fijo.
Conclusiones
A lo largo del presente trabajo se analizó la rotación, principalmente del capital circulante, de acuerdo a lo desarrollado por Marx (1968b) en el tomo n de El capital y se realizaron también estimaciones aproximadas de la velocidad de rotación del capital circulante para los casos de cuatro países. A nivel general, dicha velocidad se incrementó en forma clara, con algunos retrocesos en lapsos críticos, entre los que destacan la segunda mitad de los setenta y los inicios de los ochenta.
La introducción de la velocidad de rotación en el análisis evidencia mayores niveles de rentabilidad, composición orgánica del capital y tasa de plusvalía respecto a los que surgirían de simples estimaciones sin su correspondiente ajuste por el número de rotaciones al año. En el periodo estudiado, se diferencian dos etapas. La primera, que en rigor se inicia en los cincuenta, esta marcada por un fuerte descenso de la rentabilidad, común a los cuatro países. Tras la crisis de 1982, salvo en el caso japonés, existe una recuperación de la tasa de ganancia.
La introducción de la velocidad de rotación en el cálculo de las variables modifica en parte las visiones convencionales referidas a la forma en la que se establecen determinados niveles de participación en el ingreso en el marco de una economía capitalista. Dada la influencia de la velocidad de rotación, existe cierta divergencia entre la participación asalariada y la participación del capital variable adelantado, el cuál tiende a reducirse a un mínimo como porcentaje del valor agregado. Los niveles convencionales de participación asalariada, que relacionan la masa salarial y el ingreso en términos de las cuentas nacionales, se establecen en el marco de procesos de producción capitalistas al interior de un periodo anual de sucesivas rotaciones del capital.