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Investigaciones geográficas
versión On-line ISSN 2448-7279versión impresa ISSN 0188-4611
Invest. Geog no.55 Ciudad de México dic. 2004
Geografía humana
La migración indígena interestatal en la península de Yucatán
Indian state migration in the Peninsula of Yucatán
María Elena Cea Herrera*
* Instituto de Geografía, UNAM, Circuito Exterior, Cd. Universitaria, 04510, Coyoacán, México, D. F.
Recibido: 5 de agosto de 2004
Aceptado en versión final: 10 de diciembre de 2004
Resumen
Los movimientos migratorios de la población indígena presentan características especiales entre los desplazamientos generales de la población. Si bien los volúmenes de la movilidad espacial indígena tienen escasa significación comparados con la migración total nacional y estatal, en el caso de la península de Yucatán se registran importantes desplazamientos entre esta población básicamente maya.
En el censo de 1990 la región en estudio registró 94 591 inmigrantes indígenas y 89 977 emigrantes indígenas, ambos parámetros con elevadas proporciones de movimientos intrapeninsulares.
En este trabajo se analizan las características de la migración en la península de Yucatán, sus especificidades en cada una de las entidades que la integran y su comparación con la dinámica migratoria de la República Mexicana.
Palabras clave: Península de Yucatán, población indígena, mayas, migración.
Abstract
Migration movements of indian population get special characteristics within the general displacements of the population. Althoug the bulkiness of the indigenous mobility has pour significance compared to the total national and state migration, in the case of the Peninsula of Yucatán there are important displacements within this population basically mayans.
According to the 1990 census, the studied region had 94 591 indian immigrants and 89 977 indian emmigrants, both parameters with large proportions of innerpeninsular movements.
In this paper the characteristics of the migration in the Peninsula de Yucatán, its particular aspects in each one of the states that conform it, and its comparison towards migration dynamic of Mexico are analyzed.
Key words: Peninsula of Yucatán, indian population, mayans, migration.
INTRODUCCIÓN
La migración interna en México adquiere cada vez mayor importancia por la influencia que ejerce sobre la dinámica demográfica, al originar notables modificaciones en el patrón de distribución espacial de la población.
Las distintas características en la composición de los migrantes por sexo, edad, alfabetismo, escolaridad, sector de actividad, capacitación para el trabajo, etc., repercuten modificando las condiciones socioeconómicas de la población tanto en sus áreas de origen como en las de destino.
En el caso específico de la población indígena, los movimientos migratorios internos, a través de la historia, se han generado por diversas causas. En general, los integrantes de las distintas etnias indígenas se han visto forzados a emigrar de sus espacios de origen hacia las áreas más inhóspitas de las entidades en que vivían, presionados por la ambición de los "mestizos" o "ladinos" sobre los territorios que ocupaban; así, sometidos por los despojamientos y las invasiones de sus tierras, se les relegó a las llamadas "regiones de refugio" (Aguirre, 1970 y 1973), en "los limitados terrenos comunales" de los que tienen el "usufructo pero no la propiedad" (Stavenhagen, 1982), y donde se ubican dispersos en numerosas comunidades aisladas, sobreviviendo en una situación económica y social deplorable.
Así, estas migraciones indígenas, por sus características, pueden enmarcarse en la modalidad de las migraciones primitivas (Dollot, 1971:14-15) "... fenómenos de masas, movimientos continuos y forzados ... no siempre en las mejores tierras", que presentan "densidad por arrinconamiento, cuando los primeros ocupantes se ven forzados a refugiarse de los nuevos invasores en lugares inhóspitos".
Por lo que reflejan las cifras censales de la publicación sobre hablantes de lengua indígena a escala nacional (INEGI, 1993), se observa que esta población tiende a mantenerse ligada a sus propias comunidades; sus desplazamientos migratorios son mínimos y su proporción en las entidades de destino es poco significativa. En 1990, sólo el 8.6% de hablantes de lenguas indígenas de la República Mexicana (456 093 de 5 282 347) emigró de esas áreas hacia lugares que, comparativamente, contaban con mejores condiciones socioeconómicas, en busca de alternativas económicas más redituables. No obstante ese bajo indicador, según algunos especialistas,
los indígenas de México han optado, cada vez con mayor frecuencia y firmeza, por emprender largos o cortos desplazamientos que les permitan permanecer o subsistir por lo menos al filo de la vida (Rubio et al., 2000:17).
En estos casos:
la migración se convierte en un síntoma de los desequilibrios regionales en el desarrollo económico a escala nacional e internacional y se define como una estrategia de sobrevivencia del indígena campesino, en donde el destino del migrante es subsumirse al capital como trabajador asalariado (Atilano, 2000:23).
Suelen migrar hacia áreas agrícolas y/o ganaderas para trabajar como jornaleros en las actividades agropecuarias, o hacia algunos centros urbanos en los que se establecieron previamente "redes" de familiares o amigos, a los cuales es común que lleguen a hacinarse en las paupérrimas viviendas de los indígenas que les precedieron, sumándose a las condiciones de promiscuidad, miseria e insalubridad predominantes (Simmons et al., 1977:88), y donde, por lo general, se emplean en la rama de la construcción (albañilería) o se incorporan a la economía informal en el sector de las actividades terciarias (trabajo doméstico, comercio ambulante -básicamente de sus productos artesanales o agrícolas-, o incluso la mendicidad y la prostitución), ocupándose en labores de mínima calificación e ínfima retribución.
Ahondando en el aspecto económico descrito, entre otros factores determinantes de la migración de los hablantes de lengua indígena, están el deterioro ecológico de sus tierras, la presión demográfica sobre las mismas, las técnicas y herramientas tradicionales y rudimentarias, la baja productividad, el decremento en la demanda de algunas fibras, por ejemplo, las típicas de la península de Yucatán como el henequén o la palma de Campeche para elaborar los sombreros Panamá, además de los conflictos sociales y políticos (caciquismo, persecuciones políticas o religiosas), los desastres naturales, etc. (Rubio et al.:17-26).
Si bien estas causales de la migración no son privativas de la población hablante de lenguas indígenas, sino en general de la población migrante rural que se desplaza en su intento por superar las condiciones de pobreza que padecen en las áreas de origen, existen otras como los mencionados desplazamientos debidos a la invasión de sus tierras; el aislamiento de sus comunidades; la marginación étnica, económica y social; la discriminación racial, social, política, lingüística, jurídica, etc.; la indefensión que les afecta por la falta de dominio de la lengua nacional; la miseria ancestral agravada por la explotación, por la usura o por el regateo, y el engaño en la comercialización de sus artesanías y de otros productos de su trabajo, aspectos que son sintomáticos de las formas de colonialismo interno remanentes del encuentro de dos culturas distintas (González, 1980:223-250), y que constituyen también factores propiciantes de la emigración indígena.
Por otra parte, cabe destacar que las emigraciones de los indígenas implican también el traslado de gran parte de la fuerza de trabajo, con la consecuente repercusión en perjuicio de la precaria economía de sus áreas de origen, por el escaseamiento de la mano de obra para las actividades comunales; en función de ello y para favorecer el arraigo en su territorio se considera, de acuerdo con Aguirre (1982:170), que
el desarrollo de las comunidades indígenas debe quedar comprendido dentro de un programa de desarrollo regional que incluya cambios en los aspectos de salubridad, educación, asistencia social, mejoramiento agrícola y pecuario y fomento de las artesanías e industrias rurales...,
el cual utilice "la mayor parte de sus energías en la elevación de los grupos de población más necesitados: las comunidades indígenas".
Como su nombre lo indica, este trabajo tiene por objetivo fundamental investigar las especificidades del fenómeno migratorio entre la población indígena de la península de Yucatán y su situación comparativa en el contexto de la migración general e indígena a nivel nacional. La selección de esta área de estudio se basó en el interés que suscitó el conocer las características de los movimientos espaciales de sus hablantes indígenas, en función de su situación geográfica relativamente separada del resto del país.
En este caso particular de la migración indígena estatal de y hacia las entidades que integran a la península de Yucatán, se puede mencionar como detonante negativo de los movimientos la notable baja en la producción henequenera, por el desuso en que ha caído esta fibra debido al aumento en el empleo de las fibras sintéticas, o el factor positivo del surgimiento de Quintana Roo como entidad de gran atracción de población -indígena o no-por su creciente actividad económica basada primordialmente en el auge turístico de su franja costera.
MARCO DE REFERENCIA
En este trabajo se analizan, a nivel estatal, los volúmenes de la migración interna de la población hablante de lenguas indígenas que se desplaza desde y hacia las entidades que conforman a la península de Yucatán.
Según Ramos y Arellano (2004:32), los diversos métodos de análisis de la migración desde mediados del siglo XX (antropológicos, demográficos, económicos, ecológicos, sociológicos, etc.) han derivado en "dos enfoques principales que aún se utilizan como base de la fundamentación teórica en torno a la migración": el enfoque histórico estructural sostiene que la migración emana de los modos de vinculación entre las sociedades centrales y periféricas
provocando la carencia de satisfactores (materiales y de valores)... esta situación de crisis, por extensión, llega al individuo, quien en determinado momento puede decidir si emigra o no.
El otro enfoque es el de la modernización, que considera a la migración como parte de un proceso natural de cambio de las sociedades tradicionales a sociedades modernas, "lo que explica ... por qué en áreas con condiciones similares, en unas comunidades se produce la migración y en otras no."."
Ambos
cuerpos teóricos ... no deben ser tratados como excluyentes, sino como complementarios, ya que en niveles distintos cada uno aborda diferentes dimensiones y as-pectos del proceso migratorio,
el primero "en su contexto general,... externo, objetivo...", y el segundo "en el particular, interno, subjetivo..." (op. cit.:33), y ambos, a su vez, son aplicables a los movimientos migratorios del sector de la población analizado en este trabajo.
Asimismo,
las teorías de corte neoclásico conciben la migración como un movimiento en el cual los individuos intentan maximizar los be-neficios (mejoras salariales) y minimizar los costos asociados con el desplazamiento. Consideran que las causas de la migración son diferencias geográficas en la oferta, la demanda de trabajo y las diferencias salariales (op. cit.:36, citando a Colectivo, 2002).
Esta perspectiva, como se verá más adelante, también tiene implicaciones importantes en los movimientos migratorios del sector de población que se estudia aquí.
Por lo que se refiere a la definición de la población indígena
el indio es una categoría colonial: es la designación para el colonizado, en la que se abstrae su diversidad para contrastarlo, en bloque, con el colonizador, el no indio (blanco, español, criollo o mestizo). Es una categoría supraétnica que no hace referencia a la identidad específica de los diversos grupos que incluye (mayas, tarahumaras, zapotecas...), sino exclusivamente a su posición como grupo subordinado en una estructura colonial bipolarizada (Bonfil, 1984:101).
En la práctica, de acuerdo con Aguirre (1982:158-159),
los indígenas rara vez viven aislados de la población mestiza o nacional; entre ambos grupos de población existe ... una interdependencia económica y social ... La definición del indio o de lo indio dejó de tener importancia, ... lo importante era la región intercultural, comprendidos indios, mestizos y ladinos,
ya que, como indica Caso (1980:156), "sería imposible el desarrollo aislado de una comunidad si no se desarrolla al mismo tiempo toda la zona a la que pertenece", recomendando a la vez la acción indigenista regional.
Sin embargo, con el fin de delimitar estadísticamente a los grupos específicos de población indígena, los especialistas toman en cuenta varias de sus características y, entre ellas, uno de los rasgos distintivos de mayor significación es la lengua que hablan; por ejemplo, Pozas y de Pozas (1980:11) definen como indios o indígenas a
los descendientes de los habitantes nativos ... que conservan algunas características de sus antepasados en virtud de las cuales se hallan situados económica y socialmente en un plano de inferioridad frente al resto de la población, y que, ordinariamente, se distinguen por hablar las lenguas de sus antepasados,... llamadas lenguas indígenas.
Stavenhagen (1982:197-200) afirma que la distinción entre los "indios y los ladinos" evocaba una serie de elementos culturales: lengua, vestido, tecnología agrícola, alimentación, religión, etc., los cuales ya no resultan suficientes y, citando a Caso (1948 y 1955) y a Wolf (1960) entre otros, describe diferentes perspectivas que los enmarcan en sus relaciones con la comunidad o región indígena o intercultural, con una "metrópoli" predominantemente ladina rodeada por "comunidades indígenas que son verdaderos satélites económicos y políticos".
Bartolomé (1988:287) considera que:
lo que caracteriza a una etnia no es el conjunto de rasgos culturales o el indicador lingüístico, ni su tipo organizacional singular, ni su historia particular, sino la integración de todos estos factores...
aunque también reconoce que "el indicador lingüístico en algunos casos resulta fundamental".
Por otra parte, según Bretón (1979:99), "cualquier observación geográfica de la lengua pasa por su enfoque como fenómeno mensurable en la población y su localización en el espacio" y "los mejores instrumentos de medida de la difusión de las lenguas son los censos".
En el caso de la República Mexicana, para integrar la información censal sobre los grupos étnicos, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI, 1992a) toma como base la categoría de hablante de alguna lengua indígena entre la población de cinco y más años de edad, para "estimar el grado de integración de cada etnia a través del número de hablantes".
En este trabajo, al requerir de la información estadística del mencionado organismo gubernamental, se emplea el mismo criterio lingüístico y de edad para caracterizar a la población indígena como tal, y se usan indistintamente los términos indígenas, hablantes de lengua indígena, etnia, grupos indígenas y, en el caso de las definiciones citadas, los de indios o lo indio.
Cabe aclarar que la información sobre los hablantes de lenguas indígenas en el XII Censo General de Población y Vivienda, 2000 (INEGI, 2001) no contiene datos sobre los movimientos migratorios de este sector de la población, razón por la cual, para el manejo estadístico de los migrantes indígenas, se trabajó con los datos del censo de 1990, aunque, para presentar la información más actualizada de la población general hablante de lenguas indígenas, en el Cuadro 1 se resumieron los datos disponibles del censo de 2000 en el área en estudio, comparándolos con las cifras nacionales y con las del censo anterior, y se calculó el crecimiento medio anual registrado en ese período intercensal.
Asimismo, es conveniente mencionar que en la publicación especial del INEGI (1993) sobre los hablantes de lenguas indígenas de 1990, al referirse a los migrantes se indican la entidad de residencia y la de nacimiento, pero no se especifica la lengua que hablan, por ello, aunque se puede definir tanto el origen como el destino de los movimientos migratorios realizados por los indígenas, no es posible clasificarlos por el grupo etnolingüístico al que éstos pertenecen, sin embargo, si se toma en cuenta que en 1990 el 94.4% de la población indígena de la península de Yucatán hablaba la lengua maya (op. cit.), se infiere que casi la totalidad de migrantes registrados en los desplazamientos indígenas en el área en estudio pertenecía a ese grupo etnolingüístico. Esta deducción se reitera en los datos censales de 2000, donde la proporción de hablantes de maya en la región aumentó al 96.3% del total de indígenas peninsulares (Cuadro 1).
Con el fin de establecer un marco estadístico de referencia, en el Cuadro 2 se incluyeron los datos de 1990 sobre la población hablante de lenguas indígenas que cambió de lugar de residencia, su distribución por sexo y su condición de inmigrantes o emigrantes y las proporciones que alcanzaban estos grupos con respecto a los totales de indígenas en cada entidad del país, y en la Figura 1 se compararon gráficamente los volúmenes de emigración e inmigración indígenas de todas las entidades de la República Mexicana en 1990, para ubicar, dentro del contexto migratorio del país, la importancia de ambos indicadores en las tres entidades que integran a la zona de estudio: Campeche, Quintana Roo y Yucatán. Esta información permite apreciar que tanto Yucatán como Quintana Roo adquieren elevadas proporciones, la primera de emigrantes y la segunda de inmigrantes, en comparación con las cifras de las entidades restantes.
LAS MIGRACIONES INDÍGENAS INTERESTATALES EN LA PENÍNSULA DE YUCATÁN Y SU CONTEXTO EN LA REPÚBLICA MEXICANA
En este apartado se comparan, indicador por indicador en los niveles del país y del área en estudio, los datos censales publicados sobre la población hablante de lenguas indígenas y sobre la migración interestatal de este sector de la población, destacando, cuando así se amerita, los datos específicos de las entidades que conforman a la península de Yucatán.
El total nacional de hablantes de lenguas indígenas según el censo de 1990 fue de 5 282 347 personas, y en el censo de 2000 ascendió a 6 044 547. Su crecimiento medio anual en el período intercensal fue del 1.1% y su composición por sexo registró un coeficiente de masculinidad en el que predominaron las mujeres, había 99.1 hombres por cada 100 mujeres, diferencia que se agudizó para el año 2000, en que sólo hubo 97.6 hombres indígenas por cada 100 mujeres.
Estos coeficientes de masculinidad de la población total hablante de lenguas indígenas del país, en el área en estudio presentaron proporciones distintas (105.1 y 105.2 hombres por cada 100 mujeres en 1990 y 2000, respectivamente) y ese cambio en la relación porcentual resultó mucho más notable en el estado de Quintana Roo, donde alcanzó 114.3 y 115.4 hombres por cada cien mujeres en los mismos censos (Cuadro 1).
Por lo que respecta a los datos de 1990, sobre los movimientos migratorios indígenas, aunque con ligero excedente, el indicador nacional se invirtió a 100.6 hombres por cada 100 mujeres (Cuadro 2). A nivel estatal fueron más elevadas las proporciones de hombres indígenas migrantes en comparación con las mujeres. El notable predominio masculino, tanto entre los inmigrantes como entre los emigrantes en más del 75% de las entidades, ha sido una característica cultural de la población indígena en función de la cual los hombres son los que más tienden a desplazarse con el fin de incrementar el limitado ingreso económico familiar. En este aspecto, las migraciones indígenas contrastan con los movimientos interestatales de la población total del país, cuyos indicadores se integraron en su mayor parte por mujeres (92.5 hombres por cada 100 mujeres).
Ese hecho de que la mujer indígena acostumbre desplazarse menos que los hombres se confirma ampliamente en la península de Yucatán, donde el coeficiente de masculinidad promedio excedió de 118. La inmigración indígena alcanzó 118.6 hombres por cada cien mujeres, y la emigración indígena 118.2 hombres por centenar de mujeres.
En total, los movimientos interestatales de la población indígena del país en 1990 (Cuadro 2) desplazaron a 456 093 personas, que representan únicamente el 3.4% de los migrantes de cinco y más años de edad del país, con lo cual se aprecia la escasa importancia que tuvo en ese año la migración indígena en comparación con el total nacional de migrantes. Esta proporción también registró grandes diferencias a nivel de entidad, y sobre todo en el área en estudio donde, según se tratará en los rubros correspondientes, resaltan los índices de los estados de Quintana Roo y de Yucatán (Figura 1).
Por lo que se refiere a la distribución espacial, en los mapas de migración de la población hablante de lengua indígena en 1990 (Figuras 2 y 3) se aprecia que la emigración alcanza cifras mayores y más contrastantes entre sus cifras extremas que la inmigración y que, a diferencia de lo disperso de esta última, las entidades con mayor emigración se distribuyen principalmente en el centro y sureste del país. Los niveles para ambos casos se establecieron considerando las rupturas más notables de frecuencias de la información, las cuales muestran grandes disparidades, especialmente en los intervalos más altos y sobre todo entre los emigrantes.
En la inmigración nacional (Figuras 1 y 2) las entidades con mayor atracción de migrantes indígenas son: el Distrito Federal y México por la influencia de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, y los estados de Quintana Roo y Veracruz.
Las tres entidades que conforman a la península de Yucatán suman 94 591 inmigrantes indígenas, que equivalen al 20.7% del total nacional de inmigrantes indígenas de cinco y más años de edad. Es decir, en esta región se concentró una de cada cinco personas que se desplazaron en las inmigraciones indígenas nacionales. El 81.9% de ellos inmigra al estado de Quintana Roo -entidad que destaca por ser un polo de desarrollo económico no sólo a nivel regional, sino nacional, basado sobre todo en su actividad turística-, el 11.8% a Campeche y el 6.3% a Yucatán.
El 86.8% de la inmigración indígena del área en estudio se lleva a cabo dentro de la misma península (82 145 inmigrantes se desplazan entre las tres entidades). En las figuras aludidas se observa que en esta región, y específicamente en Quintana Roo, hay una concentración de inmigrantes sólo superada por la del centro del país.
En la emigración nacional (Figuras 1 y 3) destacan dos entidades con mayor expulsión de indígenas: el estado de Oaxaca, que registra la mayor población hablante de lengua indígena del país (1 018 106 hablantes en 1990 y 1 120 312 en 2000) y también el mayor número de emigrantes indígenas de sus variadas etnias (141 231 en 1990), y le sigue el estado de Yucatán con 525 264 hablantes de lengua indígena en 1990 y 549 532 en 2000 y con 80 834 emigrantes indígenas en 1990 los cuales, por inferencia y, en función de la supremacía de la etnia maya en la entidad, se pueden considerar predominantemente mayas (Cuadros 1 y 2).
En suma, las tres entidades que integran a la península de Yucatán expulsaron 89 977 emigrantes indígenas, equivalentes al 19.7% del total nacional de emigrantes indígenas de cinco y más años de edad en 1990. Es decir, en esta región se origina cerca de una de cada cinco emigraciones indígenas nacionales.
El 89.9% salió de Yucatán, el 8.3% de Campeche y el 1.8% de Quintana Roo. Cabe destacar que el 91.3% de esas emigraciones se desplazaron dentro de la misma península (las 82 145 personas antes mencionadas).
Debido a su alejada situación geográfica, la población que habita en la península de Yucatán, y sobre todo su población indígena, ances-tralmente ha tendido a concentrar en la misma área regional la mayor parte de su actividad socioeconómica y comercial.
Entre 1950 y 1970 la población de Quintana Roo comenzó a incrementarse a un ritmo promedio de 6% anual y de 33% en el caso de los hablantes de lengua indígena.
La inmigración a esta entidad, proveniente en su mayoría del estado de Yucatán "está fuertemente vinculada con la crisis de la industria henequenera" (Rubio et al., 2000:31).
En el caso de la migración de la población hablante de lengua indígena en 1990, las proporciones tan elevadas que alcanzaron los movimientos intrapeninsulares, tanto en la inmigración como en la emigración indígenas registradas en la zona en estudio, refuerzan las evidencias de la fuerte centralización socioeconómica local.
Si bien en 1990 el porcentaje de migrantes indígenas a nivel nacional (3.4%) y en las distintas entidades, por lo general tuvo escasa significación en comparación con el total de migrantes nacionales, cabe señalar que dentro de la importante dinámica migratoria regional registrada en la península de Yucatán los indígenas, en su mayoría pertenecientes al grupo etnolingüístico maya, alcanzaron alta representatividad, ya que las tres entidades sobresalían por sus proporciones de migrantes indígenas en relación con sus migrantes totales de cinco y más años de edad: en Yucatán el 40.9% de los emigrantes son indígenas, en Campeche el 11.8 y en Quintana Roo el 11.2%; asimismo, en Quintana Roo el 29.8% de los inmigrantes son indígenas, en Campeche el 10.1 y en Yucatán el 8.4% (Cuadro 2).
En el análisis de los indicadores por entidad se aprecia que el estado de Yucatán destaca significativamente por ser expulsor de indígenas (Figura 1); como se dijo antes, más del 40% del total de emigrantes de cinco y más años de edad que salen de esta entidad son hablantes de lenguas indígenas -dos de cada cinco emigrantes-. De sus 80 834 emigrantes indígenas, 70 825 se dirigen al estado de Quintana Roo (el 87.6%) -en la corriente migratoria indígena más numerosa del país- y 4 235 al estado de Campeche, con lo cual los movimientos intrapeninsulares ascienden al 92.9% del total de emigrantes indígenas de Yucatán (Cuadros 2 y 3). Prácticamente 4.5 de cada cinco emigrantes indígenas registrados en la península de Yucatán salen de esta entidad (89.9%).
Dada la importancia de este indicador, en la Figura 4 se ilustraron los destinos de las corrientes emigratorias mayores de diez integrantes de la población indígena del estado de Yucatán en 1990. Los 80 834 emigrantes indígenas de esta entidad representan el 15.4% de su total de hablantes de lenguas indígenas. Destacan por tener mayor atracción para este sector de la población yucateca las dos entidades colindantes -e intrapeninsulares- que suman 75 060 personas (el 92.9% mencionado) y las dos entidades en que se asienta la Zona Metropolitana de la Ciudad de México: el D. F. y el estado de México, con 2 472 personas (Cuadro 3). En cambio, el total de inmigrantes indígenas a Yucatán sólo alcanza 5 942 y de éstos el 73.4% se desplaza únicamente dentro de la misma península (3 154 proceden de Campeche y 1 205 de Quintana Roo).
A su vez en Quintana Roo -que destaca como entidad atractiva para los migrantes-(Figura 1) cerca de la tercera parte del total de sus inmigrantes de cinco y más años de edad (29.8%) son indígenas, y más de la mitad de la población indígena asentada en esta entidad (58.2%) es inmigrante. Recibe 77 476 inmigrantes indígenas, de los cuales el 91.4% procede de Yucatán (70 825), y con los 2 579 que provienen de Campeche, llega al 94.7% la proporción de desplazamientos intrapeninsulares indígenas al estado de Quintana Roo, es decir, prácticamente 4.8 de cada cinco inmigrantes indígenas a Quintana Roo procede de la misma península de Yucatán (Cuadros 2 y 3).
Asimismo, para representar la importancia del indicador, en la Figura 5 se ilustraron las corrientes inmigratorias de población indígena mayores de diez integrantes que registró el estado de Quintana Roo en 1990. Se aprecia el mencionado predominio de la corriente procedente del estado de Yucatán, y se observa además que sus mayores volúmenes de inmigrantes indígenas proceden de entidades del sur, cercanas a Quintana Roo. Cabe recalcar que los 77 476 inmigrantes indígenas a esta entidad ascienden al 58.2% de su total de hablantes de lenguas indígenas, es decir, que más de la mitad de la población indígena asentada en el estado de Quintana Roo procede de otra entidad.
Por el contrario, de Quintana Roo solamente salen 1 655 emigrantes indígenas. El 81.7% de la emigración total de esta entidad se desplaza dentro de la misma península (1 205 a Yucatán y 147 a Campeche).
En el estado de Campeche los dos aspectos de la migración indígena tuvieron menor significación (Figura 1). En esta entidad se registraron 11 173 inmigrantes indígenas y 7 488 emigrantes indígenas y sus desplazamientos intrapeninsulares alcanzaron, respectivamente, el 39.2 y el 76.6% de esas cifras (Cuadros 2 y 3).
Por último, la Figura 6 muestra, a nivel nacional, los destinos y volúmenes de las principales corrientes interestatales de migración indígena en 1990; éstas se concentraron predominantemente en el área central del país, y fuera de ella destaca la absoluta supremacía de la corriente que se dirigió de Yucatán a Quintana Roo, con más del doble del volumen de la corriente que le sigue, que se desplazó de Oaxaca al Distrito Federal -70 825 y 34 373, respectivamente (Cuadro 3).
Para apreciar esa supremacía en el contexto migratorio nacional e indígena en particular, aunque reiterando algunas cifras, es conveniente destacar que el total de migrantes de cinco y más años de edad que se dirigió de Yucatán a Quintana Roo en 1990 fue de 143 832 personas, de las cuales, cerca de la mitad (los 70 825) eran hablantes de lenguas indígenas (49.2%). Este segmento indígena de la corriente migratoria mencionada concentra el 15.5% del total de emigrantes indígenas del país y representa el 87.6% de los que expulsa el estado de Yucatán (80 834) y el 91.4% de los 77 476 inmigrantes indígenas que recibe el estado de Quintana Roo.
De manera general se infiere que la movilidad de la población indígena en el área en estudio se ve altamente influenciada por los grandes contrastes socioeconómicos de las tres entidades peninsulares, entre cuyos indicadores más evidentes están los parámetros de población económicamente activa con mayores y menores ingresos mensuales, publicados por el INEGI (Cuadro 4)
Las ventajosas condiciones del estado de Quintana Roo, reflejadas en las proporciones que registró en ambos estratos de salarios tanto en el contexto regional como nacional, conforman una de las principales razones de que esta entidad constituya el polo de desarrollo económico con mayor atracción para los movimientos migratorios de la región peninsular e incluso de los del resto del país, no sólo entre los hablantes de lenguas indígenas, sino de la población en general.
Es importante destacar el papel del corredor turístico Cancún Tulum, convertido a principios de los setenta en una concentración regional de servicios turísticos para impulsar el desarrollo regional, la creación de empleos y la captación de divisas. "Para 1990 la población total de Cancún prácticamente ya se había quintuplicado" (Valencia, 2000:124).
Resulta difícil cuantificar la participación de la población indígena en este proceso migratorio, pero es cada vez más importante por las necesidades de empleo, que cubren en los servicios de limpieza, mantenimiento, vigilancia, jardinería o servicio doméstico que demanda la cadena hotelera o los centros comerciales (op cit.).
Por otra parte, al intentar suplir la falta de información migratoria del censo de 2000 se detectó que, entre algunos especialistas, cuando no se cuenta con los datos de entidad de origen y de destino de los desplazamientos indígenas, un método para deducir sus movimientos migratorios es a través de "las lenguas indígenas originarias de (distintas) entidades que predominan en las zonas de atracción" (Rubio et al., 2000:24), sin embargo, en la península de Yucatán no resulta posible aplicar ese método debido a que en las tres entidades predomina la misma "lengua indígena originaria": el maya.
Así, con el fin de implementar algún indicador que permitiera inferir la evolución de los movimientos migratorios hacia el 2000, en el Cuadro 1 se incluyeron los cálculos del crecimiento medio anual de la población total de cinco y más años de edad, de la población hablante de lenguas indígenas y de la población hablante de la lengua maya, en el período 1990-2000; en ellos se aprecian también cifras diferenciales entre las tres entidades del área en estudio. En Campeche y Yucatán los crecimientos se mantuvieron en niveles inferiores al crecimiento medio anual nacional; éstos, por los antecedentes migratorios intrapeninsulares expuestos, se considera que pudieron haber sido contrarrestados por las emigraciones dirigidas al estado de Quintana Roo. Por el contrario, en Quintana Roo la población hablante de lenguas indígenas, en general, prácticamente duplicó al promedio nacional, y la hablante de lengua maya, en particular, registró un crecimiento medio anual cercano al triple del nacional. Aquí se detecta nuevamente la condición de este estado como polo de atracción tanto para la población indígena como para la población en general, comprobada en el crecimiento medio anual de la población total de cinco y más años de edad, que rebasó la triplicación del promedio nacional.
Es posible inferir que gran parte de las notables tasas de crecimiento medio anual de Quintana Roo en los tres sectores analizados, se deban al crecimiento social de la población, es decir, el generado por la elevada inmigración a ese estado.
CONCLUSIONES
A través del análisis desarrollado en este trabajo se concluye lo siguiente:
La migración de la población hablante de lenguas indígenas en 1990 registró características que la diferencian de la migración general, entre ellas destacaron su escasa proporción en comparación con la migración total y el predominio de los hombres en el coeficiente de masculinidad de los migrantes indígenas.
Esos aspectos particulares de los movimientos migratorios indígenas resultan aún más característicos y perceptibles en las tres entidades que conforman a la península de Yucatán, debido:
- a la probabilidad de definir su origen etnolingüístico, por el notable predominio de hablantes de la lengua maya entre su población indígena;
- a que registran notables volúmenes y proporciones tanto de inmigrantes como de emigrantes en comparación con el contexto nacional;
- a que es considerablemente mayor el predominio de los hombres entre sus migrantes indígenas;
- a que en sus corrientes migratorias se tiene una muy importante incidencia de los movimientos intrapeninsulares,
- y al hecho de que, entre las elevadas proporciones de inmigrantes y emigrantes existe una estrecha interrelación, ya que la mayor parte de la población indígena que emigra del estado de Yucatán constituye los inmigrantes al de Quintana Roo, conformando la corriente migratoria indígena más numerosa que se desplaza en el país.
Además, por los cálculos del crecimiento medio anual se puede considerar que, en el 2000, la migración indígena en la península de Yucatán se dirigió básicamente al estado de Quintana Roo.
Las características mencionadas denotan la relevancia de la península de Yucatán en lo que a migración indígena se refiere y hacen posible inferir, con base en los indicadores socioeconómicos expuestos, que los movimientos de población objeto de este estudio son favorecidos por los fuertes contrastes intrarregionales.
Para contrarrestar la influencia de estos contrastes como detonadores de la migración indígena sería necesario impulsar los programas de desarrollo de los pueblos indígenas y emprender acciones encaminadas a propiciar el arraigo en sus territorios, reforzando la infraestructura socioeconómica tanto de las comunidades como de su entorno regional en las entidades expulsoras de indígenas en la península y apoyando el desarrollo de la educación, la salud y las actividades económicas en los lugares de origen de la migración indígena, principalmente en el estado de Yucatán.
Reconocimientos
Se agradece la colaboración de Jorge González Sánchez en la construcción de los Cuadros 2 y 3 y de la Figura 1 y de Juan Carlos del Olmo Morales en la digitalización de la versión final de las Figuras 2 a 6.
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