Introducción
La zona limítrofe de los estados de Chihuahua y Sonora es de gran importancia ecológica, al constituir un corredor biológico entre los ecosistemas del norte y del sur, poseer alta biodiversidad y ser hábitat de especies endémicas o sitios de anida-miento de aves amenazadas o en peligro de extinción (Cruz, 2010), situación que es favorecida debido a su grado de disturbio relativamente menor en comparación con otros bosques de coníferas de la Sierra Madre Occidental (SMO), donde los bosques maduros han prácticamente desaparecido (Lammertink et al., 1998) y existe limitada disponibilidad de registros climáticos (CNA-SMN, 2012). Esta situación restringe el estudio de la variabilidad climática, fundamental para el análisis de tendencias hidroclimáticas e impacto de fenómenos atmosféricos circulatorios. Una de las opciones para generar información paleoclimática es el uso de fuentes indirectas o proxys del clima, que como los anillos de los árboles, son de alta resolución, ya que sus bandas de crecimiento anual, se datan con exactitud al año de su formación (Douglas, 1941).
En la zona fronteriza de Chihuahua y Sonora, la generación de series dendrocronológicas es limitada, a diferencia de la parte correspondiente a los Estados Unidos de América, donde desde hace décadas una red dendrocronológica se ha consolidado con este fin (NOAA/National Weather Service, 2012). La generación de series dendrocronológicas en el lado mexicano puede contribuir a mejorar el entendimiento de la variabilidad hidroclimática que experimenta la SMO y a determinar la extensión e intensidad del impacto de fenómenos circulatorios que afectan el clima del norte de México y suroeste de los Estados Unidos.
El objetivo de este estudio fue desarrollar una serie dendrocronológica con fines paleoclimáticos en la región limítrofe de los estados de Chihuahua y Sonora y determinar su variabilidad, tendencias e impacto de patrones atmosféricos circulatorios
Metodología
Localización del área en estudio
El área en estudio se ubica en Mesa de las Guacamayas (MDG), un sitio montañoso en la porción noroccidental del estado de Chihuahua, localizado a solo 80 km al sur de la frontera con los Estados Unidos y a 150 km de "Las Chiricahuas", una montaña aislada ubicada en el sureste de Arizona (Figura 1). El área muestreada se encuentra a una altitud entre 2 270 y 2 665 msnm.
El material parental del área es volcánico y el suelo se compone por una mezcla de litoso-les, feozem háplico y regosoles de textura media (l+Hh+Re/2). El clima es del tipo C(E)(w1)(x'), es decir, templado subhúmedo con lluvias de verano y una precipitación anual entre 550 a 600 mm (INEGI, 2003). La vegetación del sitio es bosque de pino-encino, sujeto a pastoreo, aunque algunos rodales han sido aprovechados para extracción de madera (Cortés et al., 2012).
Selección de arbolado, obtención de muestras y desarrollo de una cronología
En el área en estudio se ubicaron rodales de bosque mixto integrado por Pinus ayacahuite, Pinus durangensis. Populus tremuliodes, Juniperus depeana, Cupressus arizonica, con presencia de Pseudotsuga menziesii en cañadas y sitios con mayor disponibilidad de humedad (Domínguez, 1994). Los árboles seleccionados están situados en pendientes fuertes, con suelos someros y poco disturbio. Con una barrena tipo Pressler se obtuvieron de dos a tres radios (virutas, incrementos) por árbol. El muestreo se realizó en noviembre de 2002 y en junio de 2009, años en los que se perforaron más de cien individuos vivos y se obtuvieron secciones transversales de árboles muertos en pie, tirados o de tocones de aprovechamientos previos.
Los núcleos de crecimiento se identificaron, montaron y pegaron en secciones acanaladas de madera, posteriormente, se pulieron con lija de gra-nulometría gruesa a fina. En el Laboratorio de Dendrocronología del INIFAP (Gómez Palacio, Durango), los anillos de crecimiento se contaron y fecharon con técnicas dendrocronológicas estándar (Stokes y Smiley, 1968). Posteriormente, el grosor de cada crecimiento individual (anillo total, madera temprana y tardía) se cuantificó con un sistema de medición VELMEX (Robinson y Evans, 1980). El fechado y medición de cada banda de crecimiento se verificó con el programa COFECHA (Holmes, 1983; Grissino, 2001).
Las tendencias biológicas no relacionadas con el clima, se removieron con el programa ARSTAN. Esto creó una serie de índices normalizados (Índice de Ancho de Anillo, IAA) con media de 1.0 y varianza homogénea (Cook, 1987). A los valores se les ajustó una curva flexible suavizada (spline) a nivel década, para resaltar eventos de baja frecuencia (Cook y Peters, 1981).
Reconstrucción de la precipitación
La respuesta en crecimiento de la cronología MDG en relación con otras vecinas, localizadas en el norte de México y suroeste de los Estados Unidos, se determinó mediante un análisis de correlación; donde las mayores asociaciones se representaron con círculos grandes y con más pequeños las de menor magnitud. La cronología MDG también se comparó contra la serie reconstruida del Índice de Severidad de Sequía de Palmer (PDSI, por sus siglas en inglés) para la división climática 08 de Nuevo México (NOAA, WDC for Paleoclimatology, 2012).
Para cuantificar la respuesta de la cronología de Pseudotsuga menziesii, ésta se correlacionó con registros de lluvia de estaciones climáticas aledañas al sitio de colecta. Con la subrutina VFY de la Librería de Programas Dendrocronológicos de la Universidad de Arizona (DPL, por sus siglas en inglés) se analizó el proceso de calibración-verificación (Fritts, 1991). Finalmente, se obtuvo una ecuación de transferencia para el periodo total de datos de precipitación disponible, modelo utilizado para generar la reconstrucción de precipitación del noroeste de Chihuahua. A la serie de alta frecuencia (resolución anual), se le ajustó una curva flexible (spline) de baja frecuencia para resaltar eventos secos o húmedos presentes en la reconstrucción (Cook y Peters, 1981).
Los periodos de sequía detectados en la reconstrucción se validaron con documentos históricos; así mismo, se comparó con datos instrumentales del PDSI para el suroeste de los Estados Unidos y con reconstrucciones dendroclimáticas de precipitación desarrolladas previamente para otros sitios en Chihuahua y Durango.
El comportamiento de la serie reconstruida se determinó mediante un análisis espectral de frecuencias, en que los picos significativos se identificaron con base en las frecuencias dominantes conocidas de patrones atmosféricos circulatorios; caso específico El Niño Oscilación del Sur (ENSO, por sus siglas en inglés), fenómeno que impacta la variación hidroclimática en el norte de México (Stahle et al., 1998; Magaña et al., 1999).
Resultados y discusión
Serie dendrocronológica y reconstrucción de la precipitación
Se generaron tres cronologías (anillo total, madera temprana y tardía) de Pseudotsuga menziesii con una extensión de 409 años (1600-2008; Figura 2). El número de series involucradas en el desarrollo de la cronología fue de 70 radios o virutas, procedentes de 63 árboles. Al comparar la cronología de anillo total de MDG contra algunas de Durango y Coahuila en la parte mexicana y de Texas y Nuevo México en los Estados Unidos, se determinó que aquéllas ubicadas en Chihuahua, particularmente en la misma vertiente de la SMO, mostraron las mayores correlaciones con valores hasta de 0.69 (n= 230, p<0.000). Estos valores decrecieron y alcanzaron los valores mínimos (0.1 - 0.19) para cronologías más distantes en Durango y Coahuila. Para el caso de las cronologías en Nuevo México y Texas, la mayor correlación (r= 0.42, n= 393, 1600-1992; p<0.0000) se obtuvo con la cronología del Malpaís (MAP; Figura 3).
El comportamiento encontrado sugiere que aquellos sitios relativamente cercanos, localizados en la vertiente de la SMO y que drenan hacia la planicie costera del Pacífico, como es el caso de las cronologías Las Tinajas (TIN), Maderas (MAD) y Bisaloachi (BIS), separados en línea recta de la cronología MDG a 26, 143 y 210 km, respectivamente, son afectados por sistemas climáticos comunes; entre ellos, el Monzón de Norteamérica (NAMS, por sus siglas en inglés), ENSO (Reyes et al., 1994), Oscilación Decadal del Pacífico (PDO, por sus siglas en inglés) y Oscilación Multianual del Atlántico (Stahle et al., 2011; Fulé et al., 2012). En dirección hacia el sur y hacia el este, la respuesta climática disminuye, probablemente debido a efectos fisiográficos locales y a que otros fenómenos climáticos pudieran ejercer mayor influencia; así como por una respuesta diferente a ENSO en sus fases cáliday fría (Villanueva et al., 2007). Estudios recientes han sugerido un cambio en la respuesta al fenómeno ENSO justo en el Trópico de Cáncer; es decir, condiciones de escasa precipitación durante la fase Niña hacia el norte de esta latitud y húmedas en el centro y sur de México (Therrell et al., 2002; Seager et al., 2009; Yocom et al., 2010; Stahle et al., 2011).
La serie dendrocronológica estándar de madera temprana, se correlacionó con datos regionales de precipitación de una serie climática integrada por las estaciones Ascención, Janos y Guapoca, Chihuahua y Santa Ana y Bavispe, Sonora (Figura 1). El análisis de correlación para un periodo de 44 años (1954 - 1997) entre el índice de madera temprana y la precipitación estacional enero-julio, indicó una respuesta significativa (r = 0.74, n= 44; p<0.0000), (Figura 4).
La serie de registro de precipitación estacional acumulada se dividió en dos subperiodos para calibración y verificación; el subperiodo 1976-1997 (n= 22 años) se utilizó para calibrar el modelo y el de 1954 a 1975 (n= 22 años) para verificación. Debido a que la asociación para ambos subperiodos fue significativa (1954-1975, r= 0.67; p<0.0007; 1976-1997, r= 0.78, p<0.0000) y pasaron las pruebas convencionales de calibración-verificación (prueba de signos, prueba de "t", prueba de medias, correlación simple) se utilizó el periodo de registros totales (1954-1997) para generar un modelo con fines de reconstrucción.
El análisis de varianza de la regresión lineal, indicó que tanto el valor de la intercepción como el de la variable dependiente fueron significativos (p<0.01), por lo que la ecuación lineal generada fue estadísticamente aceptable con fines de reconstrucción. La ecuación fue la siguiente:
donde:
Yt = precipitación acumulada del periodo enero-julio,
Xi =índice de madera temprana, derivado del proceso de estandarización,
-33.1 es la intersección al eje de las "X" y 149.4 es la pendiente de la recta.
La ecuación lineal se aplicó a los índices de madera temprana para generar la reconstrucción de lluvia acumulada estacional del periodo enero-julio (Figura 5).
Comparación entre los índices dendrocrono-lógicos estándar de madera temprana (IAA_Std) y la precipitación estacional acumulada enero-julio para el noreste de Chihuahua (Ppt).
En los 409 años (1600-2008) reconstruidos, se ubicaron periodos en que la precipitación fue superior o inferior a la media reconstruida (Cuadro 1). De esta manera se detectaron sequías en un rango de uno a más de diez años consecutivos, donde 1633 y 1954 fueron los más secos en toda la reconstrucción. Dos de los periodos más húmedos se registraron de 1742 a 1751 y de 1809 a 1818, donde 1629, 1746 y 1816 fueron muy lluviosos; mientras que sequías marcadas ocurrieron en los periodos 1702-1705, 1752-1761, 1772-1782, 1793-1803, 1944-1951 y 1999-2008. Así mismo, 208 años (51%) tuvieron precipitación inferior ala media reconstruida (113.1 mm) y 196 años (48%) la excedieron, lo cual sugiere que la probabilidad de que un año específico sea seco, supera el 50%.
Duración del evento | Periodos secos (años)1 |
---|---|
1 año | 1601, 1650, 1659, 1676, 1679, 1681, 1685, 1696, 1742, 1763, 1785, 1808, 1823, 1834, 1836, 1851, 1859, 1902, 1904, 1921, 1923, 1925, 1929, 1943, 1959, 1961, 1967, 1971, 1974, 1980, 1982, 1996 |
2 años | 1619-1620, 1637-1638, 1644-1645, 1647-1648, 1653-1654, 1690-1691, 1739-1740, 1789-1790, 1805-1806, 1819-1820, 1883-1884, 1886-1887, 1889-1890, 1910-1911, 1963-1964, 1989-1990, 1993-1994 |
3 años | 1698-1700, 1707-1709, 1711-1713, 1715-1717, 1719-1721, 1723-1725, 1825-1827, 1830-1832, 1847-1849, 1855-1857. |
4 años | 1604-1607, 1623-1626, 1631-1634, 1702-1705, 1872-1875, 1878-1881, 1892-1895 |
5 a 10 años | 1613-1617, 1862-1866, 1953-1957, 1728-1733, 1840-1845, 1934-1939, 1944-1951, 1666-1673, 1752-1761 |
>10 años | 1772-1782, 1793-1803, 1999-2008 |
Periodos húmedos (años)1 | |
1 año | 1600, 1618, 1646, 1649, 1671, 1680, 1697, 1701, 1706, 1710, 1714, 1718, 1722, 1741, 1762, 1804, 1807, 1824, 1833, 1835, 1846, 1850, 1858, 1882, 1885, 1888, 1891, 1903, 1922, 1924, 1944, 1952, 1958, 1960, 1962, 1981, 1995 |
2 años | 1602-1603, 1621-1622, 1635-1636, 1651-1652, 1674-1675, 1677-1678, 1726-1727, 1783-1784, 1791-1792, 1821-1822, 1828-1829, 1860-1861, 1876-1877, 1965-1966, 1972-1973, 1991-1992, 1997-1998 |
3 años | 1682-1684, 1786-1788, 1837-1839, 1852-1854, 1926-1928, 1940-1942, 1968-1970 |
4 años | 1627-1630, 1655-1658, 1692-1695, 1930-1933 |
5 a 10 años | 1608-1612, 1639-1643, 1686-1690, 1734-1738, 1867-1871, 1905-1909, 1975-1979, 1660-1665, 1896-1901, 1983-1988, 1674-1771, 1743-1751, 1912-1920, 1809-1818 |
1Un año seco es aquel con una precipitación inferior a la media reconstruida (113.1 mm); un año húmedo es aquel con precipitación superior a dicho valor.
Datos de archivos históricos indican que la sequía afecta de manera frecuente el estado de Chihuahua, particularmente cuando estos eventos se presentan durante años consecutivos, produciendo crisis generalizada, mortandad de ganado y escasez de alimentos. Tal es el caso de las sequías ocurridas a mitad de la década de 1720, finales de 1730, principios de 1740, entre 1748 y 1766; primeros tres años de la década de 1770, mediados de la década de 1780, primeras dos décadas del siglo XIX; y en el siglo XX, las décadas de 1930, 1950 y 1990 (Endfield y Fernández, 2006).
Las sequía del periodo 1613-1626 se ha reportado en reconstrucciones paleoclimáticas para el estado de Durango (Cleaveland et al., 2003; Villanueva et al., 2005) y para Chihuahua (Díaz et al., 2002; Villanueva et al., 2009); mientras que en los Estados Unidos también se encuentra presente para el oeste de Nuevo Mexico (Stahle et al., 2009).
Las sequías de finales del siglo XVII (1682-1684, 1686-1690), reportadas en diversas reconstrucciones dendroclimáticas para Durango (Cerano etal., 2012), Coahuila, Nuevo León (Villanueva et al., 2007) y centro de México (Stahle et al.,2011 en esta reconstrucción fueron periodos más bien húmedos, excepto 1685 que fue muy seco.
La sequía de 1950 afectó gran parte de los Estados Unidos y el norte de México (Seager et al., 2005; Woodhouse et al., 2012) y fue uno de los eventos climáticos que produjo crisis económica en el medio rural y constituyó un detonante para la migración de la población rural a las ciudades y hacia los Estados Unidos (Sánchez et al., 2008).
Las sequías más intensas registradas en el suroeste de los Estados Unidos también impactaron el noroeste de Chihuahua, como se deduce de la asociación existente entre los registros de PDSI para la División Climática 08 en Nuevo México y los índices de ancho de anillo, con una correlación de 0.52 (n= 211, 1895-2005, p<0.0000); aunque para algunos subperiodos de 25 años la correlación se incrementó hasta 0.58, en particular de 1920 a 1944. Años extremadamente secos de acuerdo con el PDSI (1904, 1921, 1934, 1954, 1980, 1989), coinciden con valores muy bajos de los índices de anillo total (Figura 6).
Los periodos húmedos de 1786-1788, 1837-1839, 1852-1854 y 1896-1901, se detectaron de manera simultánea en diversas partes de los estados de Chihuahua (Diaz et al., 2002; Villanueva et al., 2009) y Durango (Cleaveland et al., 2003). No obstante, los archivos históricos los describen en menor proporción, excepto en aquellos casos donde estos fenómenos produjeron inundaciones, epidemias u otras catástrofes (Florescano, 1980; García et al., 2003; Endfield y Fernández, 2006). En la Región Lagunera de Coahuila y Durango, los eventos húmedos produjeron bonanza, al permitir mayor superficie irrigable e incrementar la producción del algodón (Villanueva et al., 2006).
Influencia de patrones atmosféricos circulatorios
El análisis espectral de la reconstrucción de precipitación mostró la presencia de picos significativos (p<0.05) en frecuencias de 5, 10, 16, 18, 20, 25, 51, 69 y 82 años (Figura 7). Algunas de estas frecuencias se epiten en reconstrucciones de precipitación para el norte de México, procedentes tanto de cronologías ubicadas en la SMO (Villanueva et al., 2011) como Oriental (Cerano et al., 2011a).
Frecuencias inferiores a once años se han relacionado con el efecto de ENSO (D'Arrigo et al., 2005; Li et al., 2011), pero en reconstrucciones milenarias se ha observado que la amplitud de este fenómeno exhibe un ciclo quasi-regular entre 50 y 90 años (Li et al., 2011), situación que coincide con la frecuencia con que se presentan las grandes sequías que históricamente han afectado el norte de México y que se han presentado a mediados y finales de siglo (Cerano et al, 2011b; Villanueva et al., 2011). Las frecuencias de 15 a 30 y hasta 70 años se presume corresponden al PDO (Mantua y Hare, 2002).
No obstante la presencia potencial de diversos patrones circulatorios que pudieran modular la variabilidad hidroclimática en esta región, es en particular ENSO el fenómeno que tiene una mayor incidencia en la variabilidad climática interanual y multianual de esta y de otras reconstrucciones dendroclimáticas para el norte de México (Stahle et al., 1998), particularmente durante la ocurrencia de eventos extremos que impactan gran parte del territorio nacional (Cleaveland et al., 2003; Villanueva et al., 2009; Cerano et al., 2011b; Méndez y Magaña, 2010).
El efecto de ENSO en la cronología de MDG tuvo una influencia significativa durante la estación invierno-primavera (enero-mayo), (r = -0.4, n= 106, p<0.0000), con valor bajo de los índices (crecimiento reducido) durante eventos Niña (valores de SOI superiores a +8) y crecimientos superiores durante años Niño (valores sostenidos de -8 o inferiores; Figura 8). No obstante, la correlación varió en subperiodos de 21 años, con un valor de -0.51 de 1900 a 1921, -0.54 de 1922 a 1942, -0.25 de 1943 a 1963, -0.38 de 1964 a 1984, -0.37 de 1985 a 2004. Esta fluctuación en el impacto de ENSO ha sido reportada en estudios previos para el norte de México (Stahle et al., 1998; Cleaveland et al., 2003). ENSO afecta a localidades tanto en la costa como en el interior del continente americano, con lluvias torrenciales y sequías severas que inducen pérdidas económicas cuantiosas de varios cientos de millones de dólares en los países afectados, desde Canadá, Estados Unidos, México hasta el sur de América del Sur.
La sequía que impactó al norte de México en 2011 y 2012, y que ha ocasionado una crisis económica y social en el sector agrícola y pecuario, demanda de las instituciones gubernamentales acciones de prevención y de mitigación, que puedan contribuir a estabilizar la situación y a implementar medidas de prevención en situaciones futuras de eventos de sequía y de otros fenómenos hidroclimá-ticos extremos. Lo anterior, requiere de un mejor conocimiento sobre la extensión de estas sequías y los probables mecanismos circulatorios que le dieron origen; información fundamental para alimentar modelos de predicción de escenarios futuros del clima en esta región del norte de México, lo que es de gran importancia para la planeación y adecuado aprovechamiento de los limitados recursos hídricos con que cuenta esta región.
El entendimiento de la variabilidad hidrocli-mática es también importante para la conservación de bosques relictos, que constituyen sitios de anidamiento y son fuente de alimentación de especies como la cotorra serrana; información de utilidad práctica para determinar la frecuencia de reclutamiento de especies arbóreas, tasas de crecimiento y los procesos sucesionales intrínsecos, que en su conjunto moldean el hábitat requerido por la fauna que habita estos ecosistemas (Cortés et al., 2012).
Conclusiones
En este estudio, mediante el fechado de los crecimientos radiales de Pseudotsuga menziesii, se desarrolló una serie dendrocronológica de más de 400 años de extensión (1600-2008) para el extremo noroccidental de Chihuahua, dentro del ANP "Mesa de las Guacamayas", sitio de anidamiento de la cotorra serrana, montaña que constituye la distribución más al norte en que anida esta especie. Esta serie de tiempo es de gran relevancia científica para el análisis histórico de la variabilidad hidroclimática de esta región y para determinar la extensión e impacto que han ejercido diversos patrones circulatorios, que afectan de igual manera el suroeste de los Estados Unidos.
Los valores de correlación mostraron que existe una respuesta climática significativa al obtenerse valores de correlación hasta de 0.69, entre la cronología MDG y aquéllas ubicadas en la misma vertiente de la SMO e inclusive a distancias mayores a 200 km en línea recta. La asociación también fue significativa, aunque menor, para algunas cronologías del suroeste de los Estados Unidos.
En la reconstrucción se determinaron periodos de uno a más de diez años consecutivos, donde la precipitación estuvo por arriba o por abajo de la media; los años más secos se presentaron en 1633 y 1954. Dos de los periodos más húmedos se registraron de 1742 a 1751 y de 1809 a 1818, siendo 1629, 1746 y 1816 los años con mayor precipitación. Al cuantificar la proporción de años secos y húmedos se determinó que éstos prácticamente tienen una probabilidad de ocurrencia del 50%. Las sequías que afectan el suroeste de los Estados Unidos también se manifiestan en el noroeste de Chihuahua como lo indica la asociación significativa (r = 0.52) entre los índices anuales de la cronología MDG y valores registrados del PDSI para la división climática 08 de Nuevo México. La variabilidad hidroclimática detectada estuvo influenciada por patrones atmosféricos circulatorios, siendo ENSO uno de los fenómenos de mayor influencia, como lo indica la relación encontrada entre los índices estacionales de ENSO (enero-mayo) y los índices de madera total de la cronología MDG. Esta asociación fue negativa, lo que indica que la fase fría (Niña) de ENSO produce condiciones de sequía, mientras que la fase cálida (Niño) condiciones húmedas. Esta condición parece general en esta región, al encontrarse dominancias espectrales inferiores a diez años para otras reconstrucciones climáticas en el norte de México.
Los resultados generados, ponen de manifiesto la necesidad de conocer con más detalle la variabilidad hidroclimática de esta región, que es afectada por patrones circulatorios que impactan una extensa región del suroeste de los Estados Unidos y del norte de México, y que según modelos predictivos tenderá en los próximos años a sufrir sequías de mayor intensidad que afectarán los ecosistemas presentes y la fauna que todavía encuentra refugio en relictos de bosques antiguos de esta zona.