Introducción
El paisaje es uno de los conceptos clave en la investigación geográfica a partir del cual se realizan trabajos desde muy diferentes vertientes, desde lo geomorfológico hasta lo histórico o lo cultural. Nuestra investigación nos llevó hacia los derroteros de las “otras” geografías y los “otros” paisajes, en un ejercicio crítico de reflexión teórica e investigación participativa, en donde nuestro concepto de paisaje se amplió en lo que James Blaut (1979) denominaría un ejercicio de “etnogeografía”.
Este trabajo se realizó en los territorios del municipio de San Juan Lachao, en el sur del estado de Oaxaca.1 Durante este tiempo se llevaron a cabo seis estancias que variaron en duración y objetivos. La región chatina a la que pertenece Lachao se caracteriza por un relieve intrincado originado por procesos tectónicos por lo que es relativamente difícil el acceso a ciertas comunidades en transportes motorizados. Por ejemplo, el acceso en vehículo a la cabecera municipal de Lachao no es complicado y existe transporte colectivo desde la localidad cercana (Santos Reyes Nopala), pero para llegar a otras localidades dentro del territorio u otros lugares importantes los recorridos se realizaron a pie o utilizando ambos transportes. El punto de partida fue en toda ocasión Puerto Escondido, Oaxaca, el punto de más fácil acceso desde la Ciudad de México, ya fuera en autobús o avión, y desde el cual se puede tomar un transporte colectivo que lleva a Nopala.
La investigación tuvo como uno de sus principales ejes el diálogo con los participantes por lo que el trabajo de campo fue fundamental y definió incluso los alcances del proyecto. Además, fue importante el diálogo que se entabla con lo Otro: recorrer los bosques, los lugares sagrados, los espacios de trabajo, etc., se convierte en una necesidad para profundizar en la concepción del paisaje chatino y del mundo chatino en general (Figura 1).
Como se apreciará nuestro enfoque es interdisciplinario, por lo que incluimos aspectos teórico-metodológicos de la geografía, la historia, la antropología y la lingüística. Consideramos que ello amplió el espectro de posibilidades para la investigación y enriqueció nuestra experiencia y trabajo de campo.
Aproximaciones a los “Otros” paisajes
Como he mencionado, la investigación tuvo como objetivo central aproximarse a la relación del pueblo chatino con su paisaje, considerando la forma en que se entiende el vínculo entre lo humano y lo no-humano, como parte de los conocimientos locales (epistemología chatina) e incluso de una ontología singular. Y con ello replantearse el concepto de paisaje en el contexto de la investigación para generar nuevas aproximaciones y trascender sus limitaciones. Lo anterior se realizó a partir del análisis de diferentes dimensiones de interpretación desde lo chatino. Para ello se procuró atender las inquietudes y aquello que los participantes definían como significativo para comprender su visión. Nuestro punto de partida para iniciar las entrevistas estuvo informado por trabajos etnográficos (sobre todo, Bartolomé y Barabas, 1996) y aunque en muchas ocasiones partimos de ciertos conceptos para el desarrollo de las discusiones, se tuvo siempre presente que no tiene sentido una traducción de los términos chatinos al español más que como marco de referencia. En ese sentido, conocer, aunque fuera de manera somera, lo más básico del idioma chatino, así como mi interés por aprenderlo, me permitió generar diálogos que de otra forma no hubieran sido posibles. Con ello, poco a poco fuimos construyendo un entendimiento mutuo que permitió este acercamiento a los paisajes locales.
Siguiendo este orden de ideas, lo que se llevó a cabo en la investigación de la ontología del paisaje chatino fue un primer acercamiento desde la lengua como momento inicial de aprehensión de lo Otro y que nos permite aproximarnos a esa otra mun- dovisión. Existen algunos trabajos que relacionan paisaje y lenguaje, y nos resultaron relevantes tanto metodológica como teóricamente los textos que componen el libro Landscape in language. Trans-disciplinaryperspectives (Mark et al., 2011).
Las dimensiones del paisaje chatino que se examinaron fueron: la toponimia, que ha sido considerada como un aspecto fundamental para comprender la forma como se establece la relación del humano con a lo no-humano (Mark et al., 2011); elementos de la cosmovisión, ya que son fundamentales para entender la compleja articulación del ser en su geograficidad (Amador, 2011 y Dardel, [1952] 2013); la orientación, la conceptualización de las entidades del paisaje y las temporalidades rituales que se integran en el mismo ritmo de la existencia social; así como la organización del paisaje en donde se puede apreciar la forma en que ciertos aspectos (por ejemplo, las montañas) adquieren relevancia mientras otros no (van der Hammen, 1992 y Descola, 2013). La Figura 2 esboza de manera general la forma en que metodológicamente se procedió en la investigación.
A partir de lo anterior, fue igualmente significativo incorporar una perspectiva decolonial que permite de-centrar el paisaje desde la visión occidental-moderna para así ampliarlo en el diálogo con las “otras” geografías, con las otras experiencias del paisaje. Partimos entonces de la propuesta del pluralismo cognitivo que permite reconocer la multiplicidad de mundos. Así es como planteamos repensar el paisaje, siguiendo los trabajos de Mark et al. (2011) y Wilcock et al. (2013), quienes han realizado acercamientos a las formas en que diferentes pueblos conciben y se vinculan con lo no-humano. Se propone, desde estas perspectivas, el paisaje como una plataforma de discusión epistémica y ontológica de las diferentes formas de entender este vínculo.
Trabajo de campo
Antes de la realización de las estancias en San Juan Lachao fue necesario contar con algunos materiales para la elaboración de la cartografía y materiales gráficos. Se debe mencionar también que, aunado al trabajo de campo, se realizó trabajo de archivo (Hemeroteca Nacional y Mapoteca Manuel Orozco y Berra, de Tacubaya, principalmente) para examinar algunos de los conflictos históricos en la región. Con ellos, se confeccionaron mapas topográficos de la región con la información de los caminos, divisiones políticas y edificaciones. A partir de ellos en campo se mapeó con los participantes algunos elementos importantes del paisaje y se grababan los nombres de los lugares así como las historias de cada uno. Como hemos mencionado, asistir al lugar, estar exactamente en la cima de la montaña sagrada o en las ciénegas más importantes tuvo un efecto disparador pues permitió generar otras discusiones sobre uso y manejo de los paisajes, concepciones cosmogónicas y conflictos territoriales, entre otros.
Así, el trabajo de campo integró en cada visita el registro fotográfico de paisajes, lugares significativos para la cultura de San Juan Lachao y las diferentes actividades agrícolas o festivas que están íntimamente relacionadas con la concepción y uso del paisaje (Figura 3). Paralelamente se realizó el registro de audio de las entrevistas grupales e individuales, fundamental para poder hacer la trascripción de conceptos, ideas e historias tanto en chatino como en español. El mapeo con los participantes permitió localizar aquellos lugares, sus nombres e historias, los conflictos, etc.
Como hemos descrito, dentro del trabajo de campo se incorporaron técnicas cercanas a la propuesta etnográfica, particularmente la técnica más importante fue la entrevista a profundidad. A través de la experiencia de las diferentes personas que participaron se generaron testimonios que permitieron un entendimiento más detallado del paisaje chatino. Las entrevistas se estructuraron a partir de un esquema general con preguntas amplias sobre aspectos cosmogónicos y los nombres de elementos del paisaje (como laderas, valles, montañas, vegetación, etc.). Pero lo realmente significativo fue adecuar este trabajo en el diálogo con cada uno de los 26 participantes, ya que en muchas ocasiones las preguntas solo eran un punto de partida para ahondar en otros aspectos (como la significación de las montañas o los conflictos por la introducción de programas de manejo ambiental) y en otros casos generaban confusión.
Dependiendo del contexto, del día, del ánimo del participante y su tiempo, las entrevistas fueron ajustadas. Por otra parte, el mapeo permitió no solo ubicar espacios sagrados o importantes sino generar diálogos en torno a los topónimos, sus significados, las narrativas ligadas a los paisajes, y para diferenciar ciertos conceptos que definen entidades del paisaje.
Desde mi perspectiva y mi experiencia en campo, la mayor dificultad en este trabajo fue no quedar atrapado en el propio esquema teórico/ metodológico, sino poder actualizarse en los diferentes contextos. Como he mencionado el trabajo de campo se dividió en seis estancias durante los meses de julio de 2013, diciembre de 2013 y enero 2014, abril 2014, julio y agosto de 2014, diciembre 2014 y enero 2015 y julio 2015. A manera de ejemplo, haré un recuento de una de las estancias de mayor duración (21 días) y las actividades realizada entre el 28 de julio de 2014 y el 17 de agosto 2015 (Figura 4).
A mi llegada a Puerto Escondido el 28 de julio hice los preparativos para salir a Lachao. El 31 de julio tomé el transporte para estar en la cabecera municipal antes de mediodía y hablar con las autoridades municipales de manera que organizaramos algunos de los recorridos y entrevistas. Durante estas estancias recibí la ayuda de las autoridades comunales y municipales, que me proporcionaron medio de transporte para algunos recorridos. Asimismo, pasé a saludar y a dejar mis cosas con la familia que me recibió durante todas mis visitas. Así, para el día 2 de agosto recorrí San Juan Lachao Viejo, y entrevisté a uno de los participantes en su kila2 donde hablamos sobre la producción y los términos en chatino. El día 3 de agosto se realizó una asamblea comunal, a la cual pude asistir, y que me dio un panorama más amplio de las preocupaciones del pueblo así como de los procesos políticos. Al siguiente día organizamos un recorrido a la montaña K’qya-c tkwa-j (“Cerro Cuache”), que es reconocida por la presencia de pinturas rupestres. Este recorrido por el bosque duró alrededor de seis horas y fue uno de los más provechosos pues durante el trayecto pude entrevistar y dialogar con uno de los participantes sobre su concepción del paisaje y el mundo chatino. Los siguientes dos días los utilicé para respaldar la información y hacer algunos informes de campo, así como para entrevistar algunas personas en la cabecera municipal sobre la historia del municipio. Para el día 7 de agosto, organizamos un recorrido a la montaña sagrada de K’qya-c Kuti-j (Montaña de la “Abundancia”) en cuya cima se encuentran pedimentos. Igualmente, en este recorrido hecho con dos participantes, miembros de los principales del pueblo, me enseñaron sobre las diferentes montañas, sus historias y las formas en que se descubría su sacralidad, etc. El día 9 regresamos a Lachao Viejo para platicar con los ancianos del pueblo; esta reunión fue relevante pues se discutió largamente sobre la historia del pueblo y sus avatares. De ahí se hizo una visita a otra montaña sagrada donde se encuentran pedimentos.
Entre los días 10 y 13 de agosto regresé a Puerto Escondido para trabajar sobre lo registrado en campo, ya que el material fotográfico y de audio debía ser organizado. Por último, regresé a san Juan Lachao para realizar un recorrido entre el campamento L3 y San Juan Lachao Viejo, que nos llevó por bosques de pino o niq-c xqo-f y to-e xqo-e (“bosques” y “vegetación con árboles grandes”), y entre las montañas sagradas K’qya-c stanq-a (“Cerro de Rama”) y K’qya-c tkwa-j (Montaña “que llama el agua”) (Figura 5). Este recorrido, que duró alrededor de 8 horas, nos permitió al participante y a mí profundizar en la relación de lo chatino con sus paisajes, la cosmovisión chatina y las narrativas relacionadas con las montañas. Estos trayectos resultaron los más enriquecedores y generaron espacios de discusión que no se pudieron lograr en otros espacios como una casa, un kila o el palacio municipal. Regresé el día 16 de agosto a Puerto Escondido y al día siguiente a la ciudad de México.
A modo de conclusión
Considero pertinente terminar este texto remarcando la importancia de dar continuidad al trabajo con los participantes. De esta manera, la última visita que se realizó tuvo como principal objetivo mostrar a los participantes ya fuera en grupo o individualmente, así como a las autoridades lo que la investigación había logrado. Ello ayudó a hacer correcciones, sobre todo en los términos y para cotejar que lo interpretado fuera cercano a lo que se me había explicado. Desde nuestra perspectiva esto fue muy valioso para la investigación ya que nos permitió “validar los resultados” y también darla a conocer entre la población que no participó directamente. Así, la investigación se desenvuelve continuamente en cada momento y diálogo siendo primordial que el proyecto fue y es del interés tanto de las autoridades de San Juan Lachao como para los pobladores que participaron. Desde mi perspectiva lo fundamental fue que los objetivos del proyecto se ajustaron a preocupaciones de la población local.
Finalmente, es importante mencionar que la experiencia en campo definió el desarrollo de la investigación. Por ello se debe resaltar que estas aproximaciones a “otras” geografías, requieren un trabajo de campo lo más extenso posible y especialmente, caminar; caminar en las comunidades, caminar en las kila o los cafetales, caminar por el bosque y por las montañas. Es una geografía que en gran parte se aprende por los pies y que de otra manera sería imposible lograr alguna profundidad en la comprensión y reflexión del tema. Pero, sobre todo, es una geografía que debe plantearse desde el diálogo, fundamentado en la escucha del otro.