Geocalli. Cuadernos de Geografía, publicación de la Universidad de Guadalajara, llega a su vigésimo aniversario este año y es motivo de atención en este editorial de Investigaciones Geográficas, revista del Instituto de Geografía de la UNAM. El proyecto pertenece al Departamento de Geografía y Ordenación Territorial, incorporado al Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, con sede en Guadalajara, capital del estado de Jalisco.
El surgimiento de Geocalli. Cuadernos de Geografía corresponde a una época de cambios identificados en tres ámbitos académicos, mencionados en seguida: 1) la necesidad de generar una capacidad de producción y distribución de conocimiento geográfico; 2) desde el punto de vista académico, la idea de una nueva revista entroncaba con las relaciones abiertas desde Guadalajara con la geografía mexicana e internacional,1 y 3) lo anterior coincidía con los impulsos al interior de la Universidad de Guadalajara, como la descentralización escolar o la apertura del Centro Universitario del Norte, en Colotlán y del Centro Universitario de los Valles, en Ameca, así como las nuevas emisoras de Radio Universidad de Guadalajara.
Abiertos a la búsqueda intelectual, la inspiración editorial de la revista, de acuerdo con su fundador, Luis Felipe Cabrales Barajas,2 provino de Geocrítica. Cuadernos críticos de Geografía Humana, publicada por la Universidad de Barcelona (Urteaga, 1996). Los fascículos de Geocrítica habían comenzado a circular como un revulsivo en los medios académicos de España.3 Entre 1976 y 1994 llegó a publicar cien números impresos, de la mano de Horacio Capel y el impulso de la Cátedra de Geografía Humana.4 Ciertas similitudes había con el proyecto barcelonés, como el diseño y el formato impreso. Geocrítica, era “una revista que nos cautivó a los geógrafos de mi generación”,5 señala Cabrales Barajas, tanto por sus “contenidos como por los debates que alimentaba y por tratarse de números monográficos”. Geocalli, por su parte, nació con la estética y la idea de convertirse en “el hogar de la Geografía”, es decir, el espacio editorial donde “encuentren cobijo ideas y debates” de la disciplina, con un elemento que identifica la revista, el mítico Chicomoztoc, el lugar estilizado de origen de los grupos chichimecas; de este ícono, como metáfora visual, emana el nuevo conocimiento geográfico (Figura 1).
Una multitud de inquietudes docentes y de práctica geográfica localizada requerían de una comunicación generada en la Universidad de Guadalajara. La idea era un desafío, tanto por las limitaciones de la producción editorial, como por la difusión de los resultados de muy variado tono. A partir del primer número de Geocalli, publicado en la primavera del 2000, se dieron a conocer trabajos de geografía urbana, región y globalización, luego los de gestión turística, cartografía, ordenamiento territorial y otro grupo con ideas sobre denominación de origen, vivienda social, agricultura orgánica o desigualdad urbana; hay dos temas que se apartan de los temas clásicos antes mencionados. Uno es el pensamiento geográfico, con un número dedicado a la figura e ideas de Carl O. Sauer y, el otro, la perspectiva cultural del paisaje, con una reflexión conceptual, así como los métodos y las fuentes documentales para el análisis, como la pintura, la fotografía, los mapas, el grabado y las tarjetas postales.
En los veinte años de vida y cuarenta números, la revista ha publicado el trabajo de sesenta autores de seis países (Argentina, Colombia, España, Estados Unidos, México y Panamá); no obstante, el 70 % de los autores son de México. Por esto, con la intención de que los contenidos de la revista circulen fuera de la institución en la que se han generado, la revista puede aprovechar los rápidos cambios del mundo editorial. Las posibilidades de internet ofrecen a la revista “nuevas experiencias de comunicación académica” (Patalano, 2005, p. 221). Uno de los desafíos de Geocalli es incidir en la percepción de la calidad de la revista por parte de la comunidad científica nacional, así como su incorporación al sistema científico internacional, a través de su transformación en una revista electrónica. Sin abandonar su espíritu, puede impulsar una renovación con la adaptación de la Web 2.0, para abrir una nueva serie, potenciar el estilo que le caracteriza y subsistir ante los nuevos tiempos que toca remar. Lo importante es que Geocalli se haga de una voz propia, “en la definición de su perfil, sus intereses y su legitimación” (Patalano, 2005, p. 229; Vessuri, 1994, p. 72).
La geografía mexicana debe aumentar su oferta editorial, no solamente en la producción del libro universitario, sino también en el incremento de revistas académicas de libre acceso e integradas, primeramente, a los sistemas regionales de información en línea de revistas, como Latindex, que registra las revistas científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal, y SciELO-México que es otra plataforma para la comunicación científica regional. Estas tecnologías consiguen aumentar la visibilidad y acceso al texto completo de las investigaciones, previamente evaluadas y gestionadas por cada revista académica. Interesa indicar que, con el incremento de opciones editoriales, el campo geográfico se convierte en un campo maduro, por la cantidad de revistas activas, de acceso abierto, gestionadas en tiempo y forma que, en resumen, brinden acceso a la sociedad de la cultura académica que se genera en las universidades.