Conozco a Suzanne Daveau (París, 1925)1 desde hace más de 25 años y sabía que utilizaba la fotografía como herramienta de trabajo en sus viajes, ya fueran académicos o de ocio. Pero solo cuando vi la película de Luísa Homem, Suzanne Daveau, me di cuenta de la singularidad de su trabajo fotográfico. La película muestra una serie de fotografías comentadas simultáneamente por ella. Poco después, me sumergí en su archivo personal, que se encuentra en dos núcleos separados. Uno de ellos está con la propia Suzanne Daveau, en su casa de Vale de Lobos.2 Estas son las fotografías más antiguas, tomadas a partir de 1937, cuando inició su práctica fotográfica, con tan solo once años. Un segundo núcleo de imágenes lo mantiene el Centro de Estudos Geográficos, que integra el Instituto de Geografia e Ordenamento do Territorio (IGOT), de la Universidad de Lisboa.
Para el trabajo de selección de imágenes fue necesario trabajar todas aquellas fotografías que estaban solo en negativos, de medio formato, que eran las del Vale de Lobos. No hubo tiempo para escanearlas todas con la calidad necesaria. Se recurrió a un proceso más rápido que consistió en fotografiar todos los negativos, individualmente, en una mesa de luz. A continuación, se pudo acceder a las imágenes para su visualización en la pantalla de una computadora. Luego, hicimos una selección previa, que ya estaría destinada a la exposición y al libro. Estos negativos se escanearon en un escáner de transparencias y se editaron digitalmente. El proceso de edición siempre intentó ser fiel al momento en que se tomaron las imágenes y a su naturaleza analógica. Por ejemplo, no se intentó sobreexplotar ciertas herramientas que, aparentemente, dan una mayor seducción a las fotografías, pero que las artificializan hasta el punto de desligarlas de su carácter telúrico, de los contrastes más agudos que fueron característicos del proceso y de la marca importante del momento en que se hicieron (Figura 1).
Esta aproximación al universo fotográfico de Suzanne Daveau constituye una interpretación concreta de las imágenes que encontramos. Este no es un trabajo definitivo, ya que se pueden hacer muchas otras lecturas. Este trabajo no es monográfico. Nuestro deseo era construir un objeto de comunicación que de alguna manera lograra transmitir el poder de las imágenes y al mismo tiempo hacer un puente con la contemporaneidad, con algunos de los problemas que enfrenta la humanidad hoy en día, a saber, los relacionados con la Tierra que nos acoge.
En la búsqueda de un orden y secuenciación de las fotografías, propusimos cuatro grandes áreas temáticas: rural, humanidad, ciudad y naturaleza. Estos son los elementos que, digamos, emanan de la representación que buscaba Suzanne Daveau con sus fotografías (Figura 2). En referencia al carácter científico de sus imágenes, hemos añadido los archivos que se encuentran resguardados en el Centro de Estudos Geográficos. Un sexto grupo de imágenes, tiempo, consta de fotografías de su abuelo, Léon Robert.
También consideramos dos grupos de imágenes que, de alguna manera, son unidades “flotantes” en esta exposición, que establecen relaciones de discontinuidad con los grupos antes mencionados. Hay un conjunto de imágenes en las que se representan personas, casi siempre aisladas, que contemplan el paisaje. En estas diferentes personas casi podemos ver a Suzanne Daveau leyendo, mirando, interpretando los paisajes. Un conjunto final de fotografías está definido por imágenes que tuvimos dificultades para vincular a cualquiera de las categorías presentadas anteriormente. Estas imágenes son, a veces, enigmáticas e inquietantes. Hay discontinuidades en su obra que abren puertas a otras lecturas, al margen de un pensamiento geográfico.
En un sentido geográfico estricto, un atlas es un libro de mapas. El Atlas Suzanne Daveau es un conjunto de fotografías, es una representación de su universo geográfico, de sus viajes por el mundo. Esta no es la geografía sentimental de la autora. Este atlas es un mapeo fotográfico de un conjunto de lugares y cómo están poblados. Este atlas es el rostro de una mujer, el espejo que queda después de su pasaje, es el conocimiento condensado en la memoria de un siglo, la sabiduría, la fuerza misteriosa que aún hoy emana de su voz. Es como si Suzanne Daveau llevara toda la determinación humana en el movimiento de las largas caminatas del pasado más remoto, después que los primeros homínidos dejaron un territorio confinado y avanzaron sobre tierras desconocidas, en busca de lugares para habitar. La Tierra nos formó como especie durante cientos de miles de años. Si somos capaces de las mayores atrocidades contra todo, contra nosotros mismos, también nos mueve una curiosidad ilimitada, el deseo de conocer la realidad en la que crecimos, o de aquella que, de noche, observamos en un cielo denso de luminosos puntos. Buscamos una verdad palpable que no esté deformada por las religiones o ideologías, ni una forma simplista de interpretar la ciencia como tecnología. El atlas de Suzanne Daveau no tiene límites, no son los mapas que dibujó a lo largo de su vida, no son estas fotografías, es un atlas del conocimiento del espacio y el tiempo. Con franqueza y sensibilidad, sin subterfugios, Suzanne Daveau nos transporta, en silencio, por “toda” la Tierra, un mundo fascinante (Belo y Vidigal, 2021) (Figura 3).
Junto con la exposición Atlas Suzanne Daveau decidimos reeditar O Ambiente Geográfico Natural de su autoría (Daveau, 1976). Si el Atlas representa la mirada de Suzanne Daveau plasmada en fotografías, este libro fue escrito con su propia mano en 1976, con el objetivo de llegar a un público no especializado. Es una introducción geográfica al mundo que habitamos. En el contexto de esta iniciativa centrada en la exposición, se buscó una relación de complementariedad, o incluso complicidad, entre las dos obras. Un volumen es de imágenes, muchas de ellas inéditas, el otro es de texto, con tablas, dibujos, gráficos y diagramas como imágenes. El tiempo en este proyecto siempre fue una urgencia autoimpuesta, fue una premisa desde el principio. Los 95 años de Suzanne Daveau fueron asumidos, con bastante naturalidad por ella, como una edad al final de su vida, a pesar de la buena salud que mantuvo siempre durante el período de año y medio en el que tuvo lugar la preparación para la exposición. Nuestro objetivo, como equipo curatorial, era que Suzanne Daveau echara un vistazo a la exposición. Siempre ha sido nuestro deseo rendir homenaje en vida a esta mujer, tan singular, de ciencia y cultura en Portugal. La inauguración de la exposición se pospuso posteriormente debido a la pandemia de la COVID-19, pero tan pronto como se reabrieron los espacios expositivos, en el proceso de apertura y desconfinamiento paulatino decretado por el gobierno portugués, inmediatamente abrimos la exposición al público, el 25 de febrero de 2021.
Dejo aquí la expresión de mi agradecimiento a Suzanne Daveau, lo mucho que le debo por afinar su sensibilidad hacia la relación entre el hombre y la Tierra, por leer un tiempo longo, sobre todo, por la férrea determinación de vivir la vida en plenitud, sin remordimientos, siempre mirando el lado bueno de la existencia.