Conferencia: Geografía en transición hacia el mundo que viene
Federico Fernández Christlieb
Fórum del Instituto de Geografía, UNAM
Auditorio “Ing. Geog. Francisco Díaz Covarrubias”
04510 Ciudad Universitaria, Alcaldía Coyoacán,
Ciudad de México, 12:00 horas, viernes, 3 de marzo de 2023
En el marco de las Pláticas Académicas del primer semestre del Instituto de Geografía (coordinadas por Luz Fernanda Azuela, Secretaria Académica),1 Federico Fernández Christlieb, investigador titular de esta entidad académica, ofreció el 3 de marzo pasado una conferencia con el provocador y abierto título: Geografía en transición hacia el mundo que viene,2 donde ha presentado, en 60 minutos, un conglomerado de ideas, preocupaciones, dudas y desafíos sobre las fortalezas de una disciplina con 25 siglos a cuestas, y la necesaria definición de una agenda que active e integre conocimientos, esfuerzos, sectores, actores, y que nos ayude a salir del ensimismamiento.
Y como parte del desafío, en lugar de comenzar con un recorrido de largo aliento por la enorme trayectoria de esta disciplina, Fernández Christlieb, a pesar de su formación también como historiador, nos invita a un recorrido en sentido inverso. Se sitúa en 2043, desde ahí se asoma a un tiempo presente, en 2023, a un mundo con más de 9 mil millones de habitantes, con recursos agotados, al límite y, como en el caso del agua, generadores de conflictos, así como la incapacidad de los políticos para mantener la paz y, a la vez, la visión escapista de los supermillonarios que habitarán otros planetas o bunkers en Finlandia, entre muchos otros aspectos poco esperanzadores.
Y habiéndose puesto en ese lejano año, se pregunta, mirando al presente, ¿qué hacían los científicos mientras el planeta se caía a pedazos? (Bauman, 2010; Harvey, 2020) Y, más puntualmente, ¿qué estamos haciendo los geógrafos ante esto? Detengámonos aquí para apuntar que su exposición recorre dos vías, una que sigue el orden de lo oral, y otra, en la parte inferior de algunas de las diapositivas, donde propone una serie de lecturas que apuntalan sus comentarios, tan variadas como el conjunto de la exposición.
Pues bien, nos dice el académico, algunos se evaden a través de las infinitas posibilidades disponibles y otros están (estamos) perplejos ante la complejidad y la singularidad del momento, y frente a la ausencia de puntos fijos conocidos. Con un optimismo envidiable, Fernández Christlieb pasa a evidenciar tres temas centrales de la agenda: 1) los paisajes actuales, 2) las fortalezas del pensamiento geográfico ante la crisis socioambiental, y 3) las propuestas de una agenda local, a partir de repasar los paisajes culturales.
En el primer punto enfoca los paisajes de todos los días de millones de capitalinos, como el paradero de Indios Verdes, la desigualdad lacerante de Santa Fe o un nuevo y palaciego centro comercial en el sur de la capital, ¿de qué nos hablan? Como el asunto es peliagudo, Fernández Christlieb opta más que por dar respuestas contundentes, sugerir preguntas donde, a la manera de un artículo científico, destaca palabras clave. Y deja flotando la duda si las imágenes compartidas se refieren al deterioro ambiental, a la inseguridad social o a la frivolidad (o a una combinación de ellas, podríamos sugerir). Y si sus causas de todo esto, otra vez entre signos de interrogación, son la desigualdad, la insostenibilidad, la desinformación (Figueres, C y Rivett-Carnac, T. 2021; Harari, 2022; Hervé-Gruyer, 2019; Hickel, 2020; Skidelsky y Skidelsky, 2013; Solnit, 2016)
Acto seguido cambia el tono, lo endurece, y pasa revista a la concentración de la riqueza, la desigualdad, el uso absurdo del PIB como medida de los avances hacia un futuro siempre mejor, y al papel de los Estados y su rol cada vez más famélico. Frente a eso las seguridades que plantea Fernández Christlieb son el necesario abandono de las ortodoxias, de las teorías que no pueden ponerse en duda, del pensamiento unitario, omnisciente, que campea en muchos ámbitos. (Bregman, 2018; Crutzen, 2006; Korten, 2015; Philipsen, 2015; Piketty, 2013; Stiglitz, 2013; Toledo, 2016).
Y aquí emerge el segundo punto, la geografía resulta adecuada, “imprescindible”, nos indica, para atender tales dilemas. Después de haber estado arrumbada (“nos fuimos apocando”, destaca), hoy tenemos en esta disciplina una herramienta vigorosa con la que participar en los nuevos enfoques (“multi-trans-inter-disciplinarios”), que tiene una flexibilidad y una larga experiencia metodológica para encarar problemas singulares en lugares específicos. Lo que se consideraron debilidades epistemológicas de la geografía, hoy Fernández Christlieb las convierte en fortalezas en un mundo precario, incierto, vulnerable, inseguro. Y las revisa con cierto detalle. Otra vez, se resumen con palabras clave: la geografía comienza por lo local; es de naturaleza interdisciplinaria; celebra la diversidad biocultural; interrelaciona las causas globales con los efectos locales; asume una perspectiva de larga duración; comprende la interdependencia entre lo rural y lo urbano; recoge información en campo, en laboratorio y en gabinete; es una reflexión individual que se discute y ensambla con preocupaciones colectivas; se expone en lenguajes sintéticos y de fácil comprensión, y es aplicada.
Y, dado este recorrido, vuelve al amenazador 2043, para desde allí plantear una agenda local, el tercer punto que propone. Se requiere aprovechar el conocimiento geográfico para “reorganizar a las comunidades” y hacer frente a la pérdida de capacidades de gestión institucional. Y avanza algunas reflexiones sobre una amplia agenda geográfica para el siglo XXI, que solo delinea, porque reconoce que es un proceso colectivo amplio, complicado y largo. Los temas clave de la agenda se ordenan, son amplios y centrales, hay ahí retos, Fernández Christlieb avanza solo en comentar los dos primeros: la política y la alimentación, y deja los demás a manera de desafíos abiertos, incesantes y punzantes: agua, vivienda, energía, seguridad, educación, ciencia, arte, intercambio y diversión.
De ambos temas nada más recuperamos las preguntas que expuso al público. Para el primero: ¿Cómo tomar decisiones colectivas para emprender acciones locales y regionales? (Alexander, 2022; Castells, 2009; Duflo, 2010 y Ostrom, 1990). Y para el segundo tema clave, plantea: ¿Cómo independizar, asegurar y hacer sostenible nuestra producción, abasto y consumo de alimentos? (Williot, et. al. 2021 y Schutter, 2014).
El tiempo se agota para el geógrafo, concluye con varias reflexiones: debemos, seguramente entre muchas otras cosas, proyectar el trabajo geográfico a una escala más sostenible; aprovechar nuestra visión de conjunto, situarnos del lado sustentable y socialmente responsable de la organización territorial, y entender que la organización parece ser la palabra clave en todo esto. La sesión termina a un ritmo palpitante, luego de poner en primer plano lo interminable y lo inabarcable de los temas y problemas clave, para no dejarnos agobiados, agotados, atosigados, identifica dos palabras: organización y optimismo, y trae la voz de Chomsky (2017) para aprovechar las oportunidades y colaborar a hacer de este un mundo mejor. Nada más, pero nada menos.