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Investigaciones geográficas

versión On-line ISSN 2448-7279versión impresa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.113 Ciudad de México abr. 2024  Epub 30-Jul-2024

https://doi.org/10.14350/rig.60875 

Reseñas

Martínez Delgado, G. y Mejía Pavony, G. (Coords.: 2021). Después de la heroica fase de exploración. La historiografía urbana en América Latina

Víctor Delgadillo1 

1Colegio de Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Autónoma de la Ciudad de México

Martínez Delgado, G.; Mejía Pavony, G.. 2021. Después de la heroica fase de exploración. La historiografía urbana en América Latina. México: Universidad de Guanajuato, Pontificia Universidad Javeriana y FLACSO Ecuador, 472p. ISBN: 978-607-44-1840-8.


La historia de la ciudad y la historia urbana, aunque parezcan sinónimos, son diferentes. La historia de la(s) ciudad(es) ha sido contada, desde hace siglos, a través de crónicas, monografías, efemérides y cronologías que relatan hechos importantes ocurridos en una urbe. En cambio, la historia urbana recién despunta en la segunda mitad del siglo XX y analiza tanto los procesos multidimensionales que producen y reproducen las ciudades y la urbanización, como el papel que desempeñan en estos procesos los actores económicos, sociales y políticos.

Después de la heroica fase de exploración… es un libro que nos presenta un amplio panorama del origen, evolución y consolidación de la historia y la historiografía urbana de América Latina. Tres capítulos abordan el tema desde una visión latinoamericana, dos desde una revisión regional (andina y centroamericana) y seis presentan balances por país. Es un libro que se lee por capítulos en el orden que se quiera, pero que, por su diversidad y riqueza, permite múltiples lecturas y análisis comparados y transversales que cada lector elige. Por ejemplo, un tema que se discute es si se puede hablar de una historiografía urbana latinoamericana. En este libro, Pavony, Martínez, Kingman, Ibarra y Novick y Favelukes reconocen que cada país latinoamericano es diferente, más allá de compartir una lengua e historia relativamente común. Sin embargo, este libro viene a confirmar, otra vez, las similitudes latinoamericanas, en este caso en el origen y consolidación de la historiografía urbana.

Anthony Sutcliffe (2002, p. viii), historiador urbano que fundó una bellísima colección de libros sobre historia urbana europea, reconoce con cierta envidia que en América Latina el amplio uso del español facilita el entendimiento y la construcción de saberes comunes, los estudios comparativos y un diálogo enriquecedor, como el que presenta esta obra. Pero compartir idioma no implica necesariamente que la investigación académica y la producción editorial fluyan de un país a otro. En muchas ciudades latinoamericanas suele ser más fácil encontrar literatura estadounidense y europea (en sus idiomas o traducida al español), que disponer de libros provenientes de los países vecinos. Cosa que la difusión de internet y las publicaciones de libre acceso en parte han venido a paliar. Por ello, destaco un gran acierto de este libro que ha sido publicado simultáneamente en tres países latinoamericanos.

Prácticamente todos los capítulos, particularmente los de Ferreira, Martínez, Novick y Favelukes, Pavony y Quesada, destacan que la producción de la historia urbana y la historiografía urbana en América Latina surgieron y siempre han estado en diálogo con Europa y Estados Unidos, pero tienen raíces propias y han aspirado a ser construidas desde una perspectiva latinoamericanista. En el libro desfilan entrañables colegas que desde la segunda mitad del siglo XX impulsaron el estudio de la historia urbana latinoamericana a través de congresos, seminarios, investigaciones, la fundación de posgrados y centros de investigación, entre ellos Jorge Enrique Hardoy, Ángel Rama, José Luis Romero, Richard M. Morse, Ramón Gutiérrez, seguidos de Adrián Gorelik y Arturo Almandoz. A los que añado a Germán Mejía y Gerardo Martínez, coordinadores de este libro.

Las agendas de investigación responden en gran parte a los contextos locales y nacionales: en Centroamérica la investigación urbana coincide con los inicios de la expansión urbana de fines del siglo XX, en Colombia el tema urbano es protagonista hasta la década de 1990, cuando desbanca a otros temas que hegemonizaban los estudios académicos: el desarrollo rural y el conflicto armado. Mientras que en Argentina fue el retorno de la democracia, en 1983, lo que potenció los estudios urbanos y de la historia urbana. En algunos momentos y países, el protagonismo en la investigación sobre la historia urbana lo tuvieron los centros de investigación y organismos no gubernamentales (Argentina, en la década de 1970, y Colombia en la de 1990). Sin embargo, esto cambió con el fuerte papel que asumieron las universidades y la creación de estudios de posgrado, así como la proliferación de revistas. En esta evolución, los historiadores urbanos pioneros eran arquitectos y urbanistas, pero posteriormente se sumaron científicos de diversas disciplinas y ciencias sociales con el “giro espacial” que cobró gran impulso en la década de 1990. Igualmente, en el pasado, los profesionistas se terminaban de formar en universidades de Europa y Estados Unidos, pero en el siglo XXI se han incrementado los posgrados en la región y con ellos las publicaciones y redes de investigación. La masificación de internet ha hecho explotar la circulación de conocimientos e informaciones a escala global y en Latinoamérica destacan las publicaciones de acceso libre.

Otro tema que atraviesa diferentes capítulos del libro es de la complejidad de definir y hacer la historia urbana. Así, en los debates se cita, por ejemplo, a Eric Hobsbawm, para quien la historia urbana es un tema ambiguo y mal definido, porque remite a todo lo que ocurre en las ciudades. Sergio Miranda afirma que la historia urbana es una tienda de curiosidades, porque se hace historia de cualquier cosa en las ciudades. Mientras que, en el capítulo sobre Buenos Aires, el arquitecto Diego Armus sostiene que la historia urbana remite a especialistas diversos que discuten el pasado urbano con el objetivo común, pero impreciso, de estudiar lo que ocurre en y con la ciudad y su gente. Así, prácticamente todas las ciencias y disciplinas sociales han hecho historia urbana con sus diferentes marcos teóricos, metodológicos y fuentes diversas, sea para contextualizar procesos, realizar diagnósticos o destacar particularidades: el urbanismo, la arquitectura, la economía, la sociología, la antropología, la ciencia política, la geografía, etcétera.

En este sentido, en varios capítulos se reconoce justamente que la historia urbana, como la ciudad, tiene un carácter interdisciplinario y multiescalar, pues su objeto es inabordable por una sola disciplina. La historia urbana no es, no ha sido, ni puede ser, coto de una ciencia especializada, pues la ciudad es un producto social e histórico complejo y multidimensional.

Un tercer tema central del libro que destaco es el de los desafíos en el estudio de la historia urbana de y desde América Latina. En un capítulo que analiza la historia urbana desde una perspectiva latinoamericana, Gerardo Martínez nos propone tres lecturas de conjunto que se han practicado en nuestra región: los análisis panorámicos, como los que de Arturo Almandoz (2002) y Adrián Gorelik (2022); los balances por países o regiones (como los que se presentan en este libro) y la reconstrucción de las generaciones de historiadores urbanos profesionales a partir del análisis de autores, obras, momentos históricos y temas (como el que hace este capítulo). Aquí, Martínez analiza las cinco generaciones que han hecho historia urbana. En las primeras predominaban historias de arquitectos, urbanistas y planificadores, a las que se sumaron profesionales provenientes de las humanidades, la filosofía, la sociología y la antropología. En el pasado se estudiaba la ciudad colonial y las capitales, pero las generaciones más recientes ya analizan las ciudades secundarias y las provincias, así como temáticas emergentes, como las ambientales, el abasto, los medios de transporte modernos, la participación de las mujeres en el espacio público, los desastres, etcétera. Una conclusión interesante de este recuento es que no hay una “ciudad latinoamericana”, cada país, región y ciudad tiene particularidades, pero es posible y muy enriquecedora la comparación de procesos comunes y problemáticas semejantes.

En otro capítulo, sobre la historiografía urbana de México, Martínez nos presenta un balance sucinto de las formas en que se ha hecho historia de la ciudad e historia urbana de México, desde el siglo XVI hasta nuestros días, lo que permite valorar avances, alcances, métodos y temas en cinco siglos. Los antecedentes más remotos se remiten a la Colonia y destacan historias de ciudades novohispanas basadas en relaciones geográficas, alabanzas, memoriales y descripciones de sacerdotes sobre sus jurisdicciones. Para la segunda mitad del siglo XIX se multiplican las primeras historias de ciudades mexicanas constituidas por monografías con apuntes históricos, geográficos y estadísticos, efemérides, guías de viajeros, almanaques, directorios, álbumes pintorescos y apuntes diversos. La incipiente profesionalización de la historia urbana cuaja entre las décadas de 1930 y 1960, cuando se publicaron historias de calles, casas y leyendas; monografías de ciudades, pero, sobre todo, cuando investigadores académicos, desde la historia del arte, comenzaron a historiar ciudades que no habitaron (como Manuel Toussaint, Justino Fernández y Francisco de la Maza). Desde los años setenta del siglo pasado se viene profesionalizando la historia urbana con el Seminario de Historia Urbana, fundado por Alejandra Moreno Toscano, en el Departamento de Investigaciones Históricas del INAH, indiscutible núcleo de formación de académicos rigurosos. Tarea que retomó el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora Mora, de San Juan Mixcoac y que en el siglo XXI se multiplica en varias instituciones de educación superior más allá de la capital mexicana.

En síntesis, Después de la heroica fase… es un libro bellísimo y de consulta fundamental para las nuevas generaciones e interesados en la historia e historiografía urbana, pero también para aquellos que, de forma tangencial, miran la historia de una ciudad para comprender mejor su presente. En este libro no encontrarán la historia de esa ciudad, pero sí muy sugerentes ensayos sobre cómo, quiénes, desde dónde y cuándo han contado historias de esas ciudades.

REFERENCIAS

Almandoz, A. (Ed.). (2002). Planning Latin American Capital Cities 1850-1950. Routledge. [ Links ]

Gorelik, A. (2022). La ciudad latinoamericana, una figura de la imaginación social del siglo XX. Siglo XXI. [ Links ]

Sutcliffe, A. (2002). Foreword. En A. Almandoz (Ed.), Planning Latin American Capital Cities 1850-1950 (pp. vii-viii). Routledge. [ Links ]

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