Introducción
Physalis spp. (Solanaceae) es un género americano que produce frutos comestibles conocidos como tomate verde, tomate de cáscara y miltomate (Vargas-Ponce et al., 2015). Su consumo está arraigado en la dieta diaria en diversas zonas geográficas de México (Vargas-Ponce et al., 2015). Por sus propiedades nutracéuticas, antibacterianas y anticancerígenas, es requerido en Estados Unidos y Canadá, aspectos que lo ubican como la quinta hortaliza más importante en México, con una superficie cultivada de 44 000 ha y un rendimiento promedio de 20 t ha-1 en condiciones de riego y 14 t ha-1 en temporal (Ramos-López et al., 2017; Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas, 2017). Los promedios de producción de la hortaliza se consideran intermedios, lo cual se debe al desconocimiento de las técnicas de cultivo y a la no utilización de variedades mejoradas genéticamente (Ramos-López et al., 2017).
Por otro lado, los sistemas de cultivo son explotaciones agrícolas individuales con enfoque empresarial (invernadero) o con medios tradicionales (temporal). En este sentido, el manejo de un invernadero agrícola con respecto al sistema de temporal presenta la ventaja de controlar el suministro de agua e insumos según el estado fenológico del cultivo. Además, limita la entrada de plagas y modifica factores ambientales, tales como la temperatura, radiación solar, humedad relativa, disponibilidad de CO2, luminosidad y velocidad del viento (Peña-Lomelí et al., 2014; Ramos-López et al., 2018; Tanny, 2012). Ramos-López et al. (2017) evaluaron el rendimiento de tomate de cáscara en invernadero, revestido con distintas cubiertas plásticas, obteniendo la mayor producción (3.23 kg planta-1) cuando fue cubierto con polietileno transparente.
En nuestro país, en condiciones de temporal, se sembraron 42 639 ha de P. philadelphica con una producción de 679 910 t y un rendimiento promedio de 14 t ha-1 (Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas, 2017). Peña-Lomelí et al. (2014) señalan que, por su adaptación a las condiciones de suelo y clima, P. philadelphica se ha extendido por todo el país, abarcando cerca de 45 000 ha, mientras que P. angulata está limitada al estado de Jalisco (Santiaguillo & Blas, 2009). Las otras seis especies incluidas en esta investigación no se establecen aún como cultivo, a pesar de tener usos comestibles y medicinales potenciales. En este sentido, Martínez et al. (2021) mencionan que las plantas silvestres en proceso de domesticación son desplazadas en las comunidades rurales de México por aquellas especies de mayor aceptación, producidas comercialmente y accesibles en mercados y supermercados.
El sistema de cultivo en P. angulata es similar al utilizado en P. philadelphica, esto es, la siembra se realiza de forma directa o en semillero y luego se trasplanta, siendo la densidad de población mayor para P. angulata porque su dosel vegetal es más pequeño. El rendimiento de P. angulata es la mitad o un tercio menor que el de P. philadelphica, pero esta menor producción se compensa con su mayor precio de venta; ya que por sus características culinarias, longevidad de sus frutos y larga vida de anaquel, la hacen atractiva al consumidor (Valdivia-Mares et al., 2016; Vargas-Ponce et al., 2015).
Por lo anterior, se estableció como objetivo de la presente investigación evaluar el índice de área foliar y rendimiento de fruto de ocho genotipos de Physalis spp. en función de dos sistemas de cultivo: en Toluca en condiciones de invernadero y en Tenango del Valle y Zumpango en temporal, estos dos últimos denominados temporal 1 y temporal 2, respectivamente.
Materiales y Métodos
Material biológico
Las ocho especies de Physalis spp. empleadas pertenecen a la sección Angulatae (Vargas et al., 2003) que se encuentra en México, Centroamérica y Estados Unidos. La Tabla 1 contiene algunos datos relevantes sobre estos genotipos.
Tabla 1 Características morfológicas de ocho genotipos de Physalis spp.
Genotipo | Características | Diámetro de fruto (cm) |
Altitud m.s.n.m. |
P. acutifolia | Anual, erecta, ramificada, hasta un metro de alto, glabra | 1.5 | 30 - 1300 |
P. ampla | Anual, erecta, ramificada, 0.60 m de alto, provista de tricomas simples | 1.0 | 30 - 2000 |
P. angulata | Anual, erecta, hasta 60 cm, ramificada, pubescente | 1.1 - 1.3 | 200 - 2400 |
P. lagascae | Anual, erecta, ramificada, de 15 a 70 cm, tienen tricomas | 1.0 | < a 800 |
P. microcarpa | Anual, erecta, ramificada, de 12 a 40 cm de alto, con pocos tricomas | 0.7 | 750 - 1500 |
P. philadelphica | Anual, erecta, ramificada, hasta 1.0 m, las partes jóvenes con tricomas | 1.0 a 6.0 | 0 - 2300 |
P. solanacea | Anual, erecta a extendida, ramificada, 70 cm de alto, glabra o con tricomas | 0.8 | 400 - 2000 |
P. sulphurea | Anual, erecta, ramificada, de 40 cm de alto, glabra | 0.7 | 1180 - 2050 |
Fuente: Elaboración propia a partir de Vargas et al. (2003)
Establecimiento y manejo del cultivo
Los dos sistemas de cultivo evaluados fueron (1) en condiciones de invernadero en Toluca y (2) de temporal en Tenango del Valle (temporal 1) y Zumpango (temporal 2). El experimento en invernadero se ubicó en el valle de Toluca, en el interior de la Facultad de Ciencias Agrícolas (Universidad Autónoma del Estado de México), ubicada a 19° 17’ 29’’ N y 99° 39’ 38’’ O, la cual se encuentra a 2611 m.s.n.m., con una temperatura media de 12.8 °C, 900 mm de precipitación pluvial y 73.8% de humedad relativa. Los ensayos en el sistema de cultivo de temporal se establecieron en Tenango del Valle y Zumpango, respectivamente. Tenango del Valle tiene coordenadas geográficas de 18° 59’ 07’’ N y 99° 31’ 37’’ O, y se encuentra en la parte suroccidental del valle de Toluca a una altitud de 2600 m.s.n.m., con una temperatura media de 13.6 °C, 800 mm de lluvia y 65% de humedad relativa. Zumpango está al noreste de la entidad y su localización geográfica es 19° 43' 10" N y 98° 58' 12" O a 2260 m.s.n.m., la temperatura media es de 14.8 °C. La precipitación pluvial anual es de 600 mm, con 61.5% de humedad relativa.
El diseño del invernadero es tipo capilla, que es ideal para climas templados, proporciona una transmisión de luz óptima y buena ventilación lateral y cenital. Además, la ausencia de obstáculos en el interior de su estructura permitió una buena movilidad dentro del mismo. El sustrato se integró con tierra del lugar y composta en una proporción de 50%:50%.
Los suelos en los sistemas de temporal 1 y 2 son andosoles, de más de 0.25 m de profundidad y con gran potencial productivo. En Tenango del Valle los suelos son de tipo feozem, oscuros y ricos en materia orgánica, por lo que son utilizados en gran medida en la agricultura de temporal (Sotelo et al. 2011). Los suelos en Zumpango también son del tipo feozem, ricos en materia orgánica y nutrientes, de gran fertilidad para la agricultura de riego y temporal (Gutiérrez et al., 2020).
El nivel inicial de nitrógeno inorgánico (determinado por el método de Kjeldahl) fue de 62.5 kg ha-1 en invernadero, mientras que en temporal 1 y temporal 2 fue de 50.7 kg ha-1 y 43.8 kg ha-1, respectivamente.
Siembra
Las semillas se depositaron en charolas germinadoras de unicel de 200 cavidades el 1 de marzo de 2018. Cuando las plántulas tenían dos pares de hojas expandidas, se efectuó el trasplante de la siguiente manera: el 31 de marzo en temporal 2, el 1 de abril en temporal 1 y el 2 de abril en el invernadero. Se manejó el tratamiento de fertilización 120-60-120 suministrando la mitad de nitrógeno, y todo el fósforo y potasio al momento de trasplantar. Las 60 unidades restantes de nitrógeno se adicionaron cuando se hizo la escarda (Montes de Oca, 2014). Se tuvo incidencia de Trialeurodes vaporariorum (mosquita blanca) en los tres experimentos, esta se minimizó con aspersiones de Cipertoato 300 CE (Dimetoato y Cipermetrina) en dosis de 1.0 L ha-1. Las arvenses se eliminaron de forma manual (Montes de Oca, 2014).
En el invernadero, las temperaturas durante el día fluctuaron de 20 °C a 30 °C y en la noche entre 8 °C y 10 °C . La humedad del suelo estuvo a capacidad de campo. Durante el desarrollo de los experimentos en temporal se registraron la temperatura máxima (Tmáx), mínima (Tmín), media (Tmed) y precipitación pluvial (pp) (Figura 1). La información fue proporcionada por las estaciones climatológicas 00015121 (Tenango del Valle) y 00015151 (Zumpango).
Tratamientos y diseño experimental
El arreglo factorial de los tratamientos se analizó mediante un diseño de bloques completos al azar con cuatro repeticiones, la unidad experimental fue de cuatro surcos de 6 m de largo × 0.8 m de ancho. La parcela útil fueron los dos surcos centrales, eliminando 1 m de cada lado, y la densidad de población fue de 4.2 plantas m-2.
Variables evaluadas
Al inicio de la floración se midieron las variables siguientes:
Número de hojas (NH). Se contaron los foliolos por planta y se obtuvo el promedio.
Área foliar (AF). En cada hoja se midió la superficie foliar (cm2) con un integrador de área modelo Li-cor 3100 y se obtuvo el promedio.
Índice de área foliar (IAF). Se obtuvo mediante la siguiente relación:
Durante la cosecha de una muestra de cinco plantas por tratamiento y repetición se tomaron las variables siguientes:
Número de frutos (NF). Se contaron el número de bayas.
Rendimiento de fruto (RF). Se pesó el fruto y se expresó en g m-2.
Biomasa total (BT). Se estimó con una estufa de aire forzado a temperatura de 80 oC hasta lograr un peso constante (sin incluir el fruto).
Con los datos se efectuó el análisis de varianza individual y combinado. Cuando las pruebas de F (p ≤ 5%) fueron significativas, se ejecutó la prueba de comparación de medias de Tukey (p ≤ 5%) utilizando el Statistical Analysis System (SAS, 2004).
Resultados y Discusión
Climograma
La temperatura en el invernadero se mantuvo entre 20 oC y 30 oC, y la cantidad de agua suministrada estuvo a capacidad de campo, por lo que los materiales genéticos no tuvieron problema para crecer y desarrollarse. En la Figura 1 se presentan los datos de temperatura máxima (Tmáx), mínima (Tmín) y media (Tmed), así como la precipitación pluvial (pp) durante la estación de crecimiento en temporal 1 y 2. Se aprecia que la temperatura se distribuyó de manera similar en ambos sitios, siendo las más elevadas en mayo, con 23.7 oC y 24.9 oC en temporal 1 y 2, respectivamente. La temperatura mínima en temporal 1 fue de 8.3 oC en mayo, en tanto que en temporal 2 alcanzó un valor de 7.2 oC en el mes de septiembre. La temperatura media en temporal 1 fue de 15.1 oC y en temporal 2 de 15.9 oC, lo que fue positivo para las diferentes especies, ya que, según Fischer (2000), Physalis crece y se desarrolla mejor en regiones con temperaturas medias anuales entre 13 ºC y 18 ºC.
La precipitación estacional en condiciones de temporal 1 fue de 755 mm, mientras que en temporal 2 fue de 662 mm, es decir, 12.3% menos. Del total de la lluvia acaecida, el 55.3% ocurrió en la etapa vegetativa y el 44.7% en la etapa reproductiva en temporal 1. En temporal 2, el 43.4% de precipitación pluvial cayó en el crecimiento vegetativo y 56.6% en las fases fenológicas de reproducción y fructificación. Los meses con mayor tempestad fueron julio y agosto. En este orden de ideas, la cantidad de lluvia para tener buena producción es de 800 mm durante el ciclo de cultivo (Rufato et al., 2012); esta circunstancia no se cumplió en 5.6% y 17.3% en temporal 1 y 2, respectivamente.
Genotipos
Dosel vegetal
En las tres variables que componen el dosel vegetal, los genotipos evidenciaron diferencias significativas al 1%. El área foliar y el índice de área foliar están íntimamente ligados, este hecho lo explican Aguilar-Carpio et al. (2018), quienes afirman que el IAF es una traslación de la superficie foliar. En este sentido, Physalis philadelphica logró una AF de 5.16 dm2 y un IAF de 2.1 (Tabla 2), factores que le permitieron captar mayor radiación solar, lo que sugiere mayor actividad fotosintética y producción de baya. De acuerdo con Reis et al. (2013), el acrecentamiento del área foliar en las plantas permite una mayor intercepción de luz, de tal manera que favorece la fotosíntesis y, en consecuencia, una producción mayor de fotosintatos disponibles para el desarrollo de la planta y la producción de frutos. A este respecto, Vdovenko et al. (2021), en un estudio en Ucrania donde valuaron algunos aspectos en la producción de tomatillo (Physalis philadelphica) en condiciones de campo, detectaron una alta correlación (r = 0.98) entre el rendimiento de fruto y el área foliar, lo que indica la importancia de esta característica en tomate de cáscara. En relación con esto, el índice de área foliar es de suma importancia para modelar el crecimiento y desarrollo de las plantas, así como la productividad del cultivo (Reis et al., 2013).
Tabla 2 Significancia estadística y comparación de medias de las variables evaluadas en ocho genotipos de Physalis en condiciones de invernadero y temporal 1 y 2.
Factor | NH | AF (dm2) | IAF | NF | REN (g m-2) | BT (g m-2) |
Genotipo | ||||||
P. angulata | 91.1 b | 1.41 b | 0.58 b | 55.2 b | 755.7 b | 20.3 b |
P. acutifolia | 75.1 c | 0.88 d | 0.36 d | 49.8 c | 391.9 d | 12.8 d |
P. ampla | 79.0 c | 0.89 d | 0.37 d | 50.3 c | 383.1 d | 12.8 d |
P. lagascae | 78.4 c | 0.90 d | 0.37 d | 50.1 c | 388.9 d | 12.9 d |
P. solanacea | 88.4 b | 1.17 c | 0.48 c | 58.5 ab | 485.7 c | 15.2 c |
P. microcarpa | 68.5 d | 0.59 e | 0.24 e | 39.5 d | 288.4 e | 8.7 e |
P. sulphurea | 79.5 c | 0.88 d | 0.36 d | 51.0 b | 397.0 d | 12.7 d |
P. philadelphica | 120.8 a | 5.16 a | 2.1 a | 57.7ab | 1502.6 a | 32.7 a |
Tukey ≤ 5% | 4.5 | 3.6 | 0.02 | 3.3 | 21.7 | 2.13 |
Sistema de cultivo | ||||||
Invernadero | 139.3 a | 17.9 a | 0.74 a | 59.9 a | 655.5 a | 11.7 c |
Temporal 1 | 73.9 b | 13.31 b | 0.54 b | 42.6 b | 550.5 b | 20.9 a |
Temporal 2 | 65.1 c | 13.01 b | 0.53 b | 52.0 b | 467.7 c | 15.5 b |
Tukey ≤ 5% | 8.2 | 2.4 | 0.09 | 10.9 | 50.9 | 2.2 |
G × SC | ns | ** | ** | ** | ** | ns |
Nota. Tratamientos con la misma letra no difieren estadísticamente entre sí; Tukey p < 5%; ns = diferencia no significativa (p ≤ 5%); Temporal 1 (Tenango del Valle); Temporal 2 (Zumpango).
Fuente: Elaboración propia.
Después de P. philadelphica, la especie angulata obtuvo un IAF de 0.54, valor superior a las demás especies ensayadas (Tabla 2). Este número refleja el avance genético que tiene esta especie, al ser seleccionada por sus características agronómicas y calidad de sus frutos (Golubkina et al., 2018).
Un segundo grupo estuvo integrado por los seis materiales restantes. El mediano rendimiento de estas especies es consecuencia de ser plantas nativas y/o arvenses. Desde el punto de vista de Vdovenko et al. (2021), la domesticación de plantas silvestres y la selección permiten fijar características deseables para su explotación comercial.
Rendimiento de Fruto
El análisis de varianza presentó diferencias estadísticas con un nivel de significancia de 1% entre los genotipos ensayados. De acuerdo con la prueba de Tukey ≤ 5%, para el carácter NF se conformaron tres grupos. El primero estuvo integrado por P. solanacea, P. philadelphica y P. angulata, con 58.5, 57.7 y 55.2 bayas, respectivamente. El segundo estuvo constituido por P. sulphurea (51), P. ampla (50.3), P. lagascae y P. acutifolia (49.8); finalmente, se incorporó P. microcarpa (39.5).
En la variable rendimiento de fruto, P. philadelphica se ubicó en el primer sitio con 1500.6 g m-2, superando en 49.7% a P. angulata. Los tipos solanacea, sulphurea, acutifolia, lagascae, ampla y microcarpa consiguieron 67.7%, 73.6%, 73.9%, 74.1%, 74.5% y 80.8% menos rendimiento de fruto que P. philadelphica.
Con excepción de las especies solanacea y philadelphica, Physalis angulata tuvo mayor número de frutos con respecto a los demás genotipos de tomate de cáscara (Tabla 2), por consiguiente, se sugiere incrementar el número de hectáreas sembradas con este cultivar debido a que posee un buen potencial de producción; además, su fruto tiene compuestos fitoquímicos (fisalinas y witanólidos) de gran relevancia para la industria farmacéutica (Rengifo & Vargas, 2014). En una investigación desarrollada por Golubkina et al. (2018) en P. angulata se encontró que este material genético obtuvo un rendimiento de 755.7 g m-2 (7.55 t ha-1), semejante al exhibido por las variedades mejoradas en Rusia: ‘Lezhky’ (7.57 t ha-1) y ‘Lakomka’ (7.3 t ha-1). A pesar de que en México no existe fitomejoramiento en esta especie, por su amplia adaptación a las condiciones ambientales, su cultivo es viable. Sobre el particular, Valdivia-Mares et al. (2016) resaltan que las especies nativas de Physalis, tales como P. acutifolia,P. chenopodifoliayP. pubescens, han obtenido una producción que oscila entre 9.9 t ha-1 y 18.5 t ha-1 de fruto.
Otro genotipo interesante es P. solanacea (487.7 g m-2), debido a la cantidad de fenoles que posee. De acuerdo con Medina-Medrano et al. (2015), esta planta es considerada como fuente de antioxidantes naturales de amplio uso medicinal. La producción de baya en P. sulphurea (397.0 g m-2), P. acutifolia (391.9 g m-2), P. lagascae (388.9 g m-2) y ampla (383.1 g m-2) fue consistente, pero aún no se conoce su máximo potencial de producción. De igual modo, se sabe que estas especies representan una rica fuente de minerales, vitaminas, fibras, carotenoides, proteínas, fructosa, ésteres de sacarosa, pectinas, flavonoides, polifenoles, ácidos grasos poliinsaturados y fitoesteroles, por lo que deben seguir ensayándose (Mazova et al., 2020). En última instancia, P. microcarpa, por su baja producción (288.4 g m-2), podría ser descartada de ensayos subsecuentes.
Sistemas de cultivo
Dosel vegetal
El análisis de varianza mostró diferencia significativa al 1% de probabilidad en las variables que componen el vástago de la planta. En invernadero, los caracteres NH, AF e IAF fueron superiores a los sistemas de cultivo de temporal 1 y temporal 2 (Tabla 2). El área foliar e índice de área foliar fueron la razón principal del aumento en el rendimiento de fruto. Adicionalmente, el manejo de la temperatura y humedad permitió el desarrollo adecuado del tejido fotosintético, aumentando el producto agrícola (Peña-Lomelí et al., 2014; Santos et al., 2021). Resultados parcialmente similares encontraron Aguilar-Carpio et al. (2018), ya que en ambiente de invernadero e hidroponía se obtuvo la mayor producción de hojas, área foliar, materia seca, tasa de crecimiento del cultivo y peso de fruto (con y sin cáliz).
Número y rendimiento de fruto
Estas dos variables exhibieron diferencias significativas al 1% (Tabla 2). En condiciones protegidas, el rendimiento promedio fue de 655.5 g m-2, al tiempo que en temporal 1 y temporal 2 la media fue de 550.5 g m-2 y 467.7 g m-2, respectivamente. En un ensayo similar ejecutado por Peña-Lomelí et al. (2014), donde estudiaron el rendimiento de 40 variedades de Physalis ixocarpa Brot. en cuatro sistemas de cultivo, convergieron que el mejor sistema de cultivo fue a campo abierto, con riego por goteo y acolchado, seguido por el de hidroponía en invernadero.
En un estudio reciente, Ramos-López et al. (2018) compararon el rendimiento de variedades de Physalis ixocarpa Brot. en dos sistemas de cultivo y dedujeron que el microclima del invernadero constituyó un mejor ambiente con respecto a la siembra en campo, esto agrandó el rendimiento de fruto, porque el microambiente favoreció el uso eficiente del agua, elevando el número de frutos y producción de fruto.
En los ensayos de temporal no se percibieron diferencias significativas en el número de hojas e índice de área foliar. A la vez, dentro del material genético evaluado, P. philadelphica produjo 1.5 kg m-2; sin embargo, en Oaxaca, México, en condiciones de temporal, Ramos-López et al. (2018) hallaron una cosecha superior que osciló de 2.10 kg m-2 a 2.73 kg m-2 en los cultivares “Rendidora” y “Diamante”, respectivamente. Ambas variedades pertenecen a la especie philadelphica.
En última instancia, el contenido inicial de nitrógeno mineral en el sustrato del invernadero fue de 62.5 kg ha-1, el cual fue superior en 18.9% y 29.9% respecto al temporal 1 y temporal 2, respectivamente. Este hecho confirma la importancia de este elemento en la nutrición del cultivo (Morales-Morales et al., 2019). Ferrer et al. (2003)) recomiendan realizar el análisis de nitrato en suelo previo a la fertilización en el cultivo de maíz para determinar las necesidades de abonado nitrogenado.
Efecto de interacción
El estudio de la interacción es fundamental, puesto que la comprensión de la interrelación entre el factor genético y ambiental es prioritario en el mejoramiento de las prácticas hortícolas (riego, manejo de la luz, nutrición mineral, diseño de infraestructuras, etc.), para optimizar la fotosíntesis y elevar la productividad de los cultivos (Restrepo-Díaz et al., 2010). La interacción G - SC no fue significativa en las variables NHV y BT.
Interacción índice de área foliar × sistema de cultivo
El cambiar de sistema de cultivo provoca que las variables tengan una respuesta diferente en función de los materiales genéticos empleados. En la Figura 2 se aprecia que el AF e IAF de P. philadelphica varió de un sistema de cultivo a otro. En invernadero, el IAF fue de 2.63, mientras que en el sistema 1 y sistema 2 presentó valores de 1.65 y 1.67, respectivamente. Esto insinúa que P. philadelphica, al tener mayor IAF, captó más radiación solar en el invernadero y desarrolló una buena cantidad de biomasa. Esta inferencia se ajusta con lo publicado por López-Sandoval et al. (2018), quienes puntualizaron que efectos del ambiente, genotipo e interacción genético-ambiental, intervienen en forma específica en la expresión del dosel de la planta.
Interacción número de frutos × sistema de cultivo
El número de frutos fue superior en las especies philadelphica y angulata en invernadero, las condiciones al interior de este fueron muy favorables con respecto al sistema de cultivo de temporal. Physalis philadelphica tuvo 73 frutos por planta, mientras que en temporal 1 y temporal 2 el número disminuyó en 28.6% y 32.9%, respectivamente (Figura 3). La especie angulata siguió una tendencia similar en esta variable, obteniendo 73 frutos en invernadero, mientras que en temporal 1 y temporal 2, el número de bayas disminuyó en 23.6% y 27.8%, respectivamente.
Interacción rendimiento × sistema de cultivo
La Figura 4 muestra la interacción REN - sistema de cultivo, la cual siguió una directriz parecida a la que presenta el IAF - sistema de cultivo. Lo previo fue resultado de un mayor IAF, característica que le permitió absorber más radiación solar. Esto concuerda con lo señalado por Warnock et al. (2006), quienes resaltan que el tamaño del área foliar es responsable de interceptar la radiación fotosintéticamente activa (RFA), la cual es la energía empleada por los vegetales para elaborar sus tejidos y compuestos alimenticios.

Fuente: Elaboración propia.
Figura 4 Interacción genotipo × sistema de cultivo en la variable rendimiento de fruto.
Finalmente, desde el punto de vista de Aguilar-Carpio et al. (2018), al efectuar un análisis de crecimiento y rendimiento en uchuva (Physalis peruviana L.) en circunstancias de hidroponía en invernadero y suministrando la solución nutritiva de Steiner al 100% y 150%, se desarrollaron más las hojas, el área foliar, el índice de área foliar, la biomasa, la tasa de crecimiento del cultivo y, como consecuencia de esto, el peso de frutos.
Conclusiones
La investigación realizada en invernadero y en condiciones de temporal 1 y temporal 2 aportó datos interesantes sobre la influencia de los sistemas de cultivo sobre los ocho genotipos de Physalis spp.
Podemos afirmar que, de las especies de tomate Physalis estudiadas, P. philadelphica por ser un cultivo comercial y P. angulata al ser seleccionado por los productores son los genotipos que se agenciaron los mejores valores en todas las variables bajo estudio y, derivado de esto, ostentaron la mejor producción de fruto.
El sistema de cultivo bajo invernadero permitió manejar la temperatura y el riego y, por lo tanto, se logró el mayor rendimiento de baya. En condiciones de temporal, el rendimiento en el temporal 1 fue superior al temporal 2, esto fue debido a la mayor cantidad de precipitación pluvial ocurrida durante la estación de crecimiento en el temporal 1.
La interacción genotipo - sistema de cultivo, indicó que P. philadelphica en condiciones de invernadero produjo más tomate de cáscara.