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Perfiles latinoamericanos

versión impresa ISSN 0188-7653

Perf. latinoam. vol.19 no.37 México ene./jun. 2011

 

Reseñas

 

Soledad Loaeza, Acción Nacional. El apetito y las responsabilidades del triunfo

 

Acción Nacional. El apetito y las responsabilidades del triunfo by Soledad Loaeza

 

Adrián Acosta Silva*

 

México, El Colegio de México, 2010, 308 pp.

 

* Doctor en Investigación en Ciencias Sociales con especialización en Ciencia Política por la Flacso México. Profesor–investigador Titular C, Departamento de Políticas Públicas, CUCEA–Universidad de Guadalajara, Periférico Norte, núm. 799 ed. B–201, col. Los Belenes C.P. 45100 Zapopan Jalisco, México Tel. (00 33) 3770 3456. aacosta@cucea.udg.mx

 

De vieja oposición a nuevo oficialismo

Como se sabe, la historia del régimen político mexicano del siglo XX estuvo marcada en gran parte no sólo por la construcción de un potente núcleo organizativo estructurado alrededor de un presidente y un partido político (el Partido Revolucionario Institucional, el PRI), sino también por la configuración de una oposición política reconocida y legítima, estable, encarnada principalmente por al Partido Acción Nacional (PAN). Si todo proceso de construcción política es en cierto modo un acto de "invención" de un poder práctico, el régimen posrevolucionario mexicano no solo construyó un conjunto de símbolos y significados en torno a un núcleo ordenador central fraguado en la mitología nacionalista de la Revolución mexicana, sino también un núcleo opositor que daba sentido práctico y simbólico a la legitimación del propio régimen. Desde la década de 1930, el sistema logró construir una imagen de sí mismo y de sus oposiciones de "izquierda" (los comunistas) y de derecha (los "reaccionarios"), para luego prácticamente excluir, marginar e incluso perseguir a los extremos de izquierda y derecha del régimen posrevolucionario durante un largo tiempo. La izquierda comunista mantuvo su carácter marginal en el sistema hasta 1977, y la derecha confesional, que estuvo proscrita claramente desde el movimiento cristero y sus expresiones políticas organizadas (como la Unión Nacional Sinarquista), encontraría a finales de los años setenta una nueva forma de expresión partidista con la creación del Partido Demócrata Mexicano (1979–1997).1

La fórmula política mexicana de gobierno–oposición no sólo explica en parte las inevitables "funciones tribunicias" de la oposición política –como las denominó hace tiempo Georges Lavau (1969)–, sino que también permite apreciar la lógica política del comportamiento de la oposición en un contexto dominado abrumadoramente por un partido político virtualmente único. Participar de manera sistemática en las elecciones, alcanzar algunos puestos de representación política en el congreso federal o en los estatales, denunciar los excesos del autoritarismo, la corrupción y la demagogia del régimen, hicieron de la oposición política institucionalizada, representada por Acción Nacional, una fuerza "moral" de cambio que en el largo plazo logró convertirse en una fuerza política creciente y finalmente victoriosa en el curso de la transformación política experimentada en el país en el último tercio del siglo XX.

Desentrañar y explicar ese pasaje del régimen político mexicano explorando el flanco de la oposición política organizada es una tarea emprendida desde hace algunas décadas por estudiosos del tema. Caracterizar la institucionalización de la oposición al PRI a la luz de las peculiaridades estructurales y culturales del autoritarismo mexicano se convirtió en una tarea de análisis para politólogos, sociólogos e historiadores, que ha hecho posible no solo comprender mejor el largo ciclo de constitución y consolidación de los patrones de la legitimidad posrevolucionaria del priismo, sino también entender de mejor modo los dispositivos de cambio que se configuraron lenta, discreta pero firmemente en el corazón mismo del régimen político mexicano.

Publicado por El Colegio de México en 2010, el texto de Loaeza es un balance, y a la vez una continuación, de los trabajos que la profesora e investigadora del Colmex ha desarrollado desde los años setenta en torno al conservadurismo mexicano, las clases medias y la oposición político–partidista representada por el PAN. Luego de El Partido Acción Nacional: la larga marcha, 1939–1994 (FCE, 1999), que reconstruye los orígenes, la consolidación, el desarrollo y las crisis internas de esta organización política, el nuevo libro de Loaeza rastrea el paso del PAN en su prolongada conversión de oposición leal y testimonial a partido en el poder.2 La historia, comenzada en el Frontón México el 14 de septiembre de 1939 con la fundación de ese organismo político por parte de figuras como Manuel Gómez Morín y Efraín González Luna, llegó a su fin de ciclo (o, mejor dicho, de uno de sus ciclos) el 1 de diciembre de 2000 con la toma de posesión como Presidente de la República de Vicente Fox Quesada. Ahí se simboliza la transformación de un partido crecido y fraguado como oposición leal reconocida en el contexto de un régimen autoritario, en un partido en el gobierno cuyo desempeño ha sido pobre, errático y contradictorio, como se señala en varios de los apartados del libro.

Dividido en nueve capítulos, el texto recoge diversos ensayos y artículos publicados por la autora a lo largo de la primera década del siglo XXI en diversas revistas especializadas en ciencias sociales de México y del extranjero. Se pueden advertir las diversas épocas del PAN, desde su formación como opción política de "derecha secularizada", como la llama Loaeza, hasta la influencia de la democracia cristiana en la modernización del partido en el período 1957–1965. Se pasa una revisión de las tensiones internas que sacudieron al PAN desde los años setenta y ochenta, y que explican el surgimiento del neopanismo, el renacimiento de la ultraderecha en el seno mismo del PAN desde los primeros años noventa, y las dificultades doctrinarias, ideológicas y políticas del panismo convertido en oficialismo a nivel nacional desde hace una década, pero que comenzó a escala local desde 1989, con el triunfo en la gubernatura de Baja California y en otras entidades a lo largo de los últimos años de la década de 1990.

De manera sistemática, Loaeza desmenuza la historia reciente del nuevo oficialismo, identifica sus dilemas, sus pleitos internos y sus incapacidades heredadas o construidas desde su nueva posición en el mapa político nacional. Su persistente aversión al riesgo de gobernar, la accidentada relación de los presidentes surgidos del panismo (Fox y Calderón) con la estructura de su propia organización, las contradicciones de un discurso empresarial y gerencial con prácticas políticas ineficaces e incapaces de crear mayorías estables, junto con la configuración de un electorado de derecha en el país, hacen del análisis del PAN en el ejercicio del poder un balance de saldos discutibles y ciertamente incómodos para una derecha político–partidista que nunca se ha considerado como tal. Un partido que luchó contra el hiperpresidencialismo del priismo, ahora lucha desesperadamente por restablecerlo, como la han mostrado Fox y el propio Calderón, aunque sin el contexto y las fórmulas de gobernabilidad con las que funcionaba aquél.

Como todo buen texto de análisis académico, el libro de Loaeza admite varias lecturas. Puede ser visto, en parte, como un trabajo de análisis de las varias coyunturas de una organización intentando adaptarse "incrementalmente" (como se diría desde cierto lenguaje neoinstitucionalista) a un contexto desafiante y hostil. Pero también puede ser examinado como un trabajo de interpretación politológica de momentos específicos de la larga transición política mexicana. No obstante, el libro constituye principalmente un examen objetivo del papel que el PAN ha jugado en el proceso de cambio político en México. Atado a taras ideológicas, arrastrando los restos de un discurso conservador, incapaz de reconocer los cambios sociales, económicos y culturales ocurridos en el país en el transcurso de los últimos años, Acción Nacional es un partido paradójico que supo llegar al poder, pero que se muestra incapaz de ejercerlo. Crecientemente aislado de su propio electorado y de sus militantes, el PAN ha mostrado sus limitaciones como organización política capaz de traducir en gobierno sus programas y propuestas. En otras palabras, el PAN es un partido de derecha que no sabe (o ha renunciado a) gobernar una sociedad plural, conflictiva –como lo ha mostrado en otro libro Carlos Arriola (2008)–, reacia a identificarse con el ideario y las creencias conservadoras del panismo contemporáneo.

Tal vez ahí radica la clave para descifrar los tiempos políticos del cambio mexicano. Un partido que se creó para transformar al país, para hacerse cargo de las "responsabilidades del triunfo", como afirmó Gómez Morín hace 71 años, se ha convertido en un gobierno maniatado por una pluralidad indescifrable desde la óptica del pensamiento conservador vuelto oficialismo, pero también se ha convertido en una organización y un gobierno acosado por sus propios prejuicios, fobias y contradicciones internas. En este sentido, el libro de Loaeza contribuye de manera importante al siempre arduo trabajo de pasar en claro el pasado reciente de Acción Nacional, para comprender su propia transición de oposición a oficialismo en el marco general del cambio político y cultural ocurrido en México en las últimas tres décadas.

 

Bibliografía

Arriola, Carlos, 2008, El miedo a gobernar. La verdadera historia del PAN, México, Océano.         [ Links ]

Lavau, Goerges, 1969, "Partis et systémes politiques: intéractions et fonctions". Canadian Journal of Political Science/Revue Canadienne de Science Politique, II, núm. 1, marzo de 1969. Citado por S. Loaeza, Acción Nacional...p. 61.         [ Links ]

Loaeza, Soledad, 1995, "El mito de la derecha en México", en Enrique Florescano (coord.), Mitos mexicanos, México, Nuevos Siglo/Aguilar.         [ Links ]

 

Notas

1 En un trabajo anterior (1995), Loaeza planteaba este tema de construcción del "enemigo" político como parte del proceso más amplio de configuración de las reglas de legitimación política del régimen posrevolucionario. Colocar a Acción Nacional como la "derecha reaccionaria" fue parte de la mitología creada por el régimen para descalificar a la oposición, como una minoría opuesta al carácter popular y progresista de los gobiernos de la Revolución.

2 En palabras de Loaeza, la "oposición leal" podría definirse "como una fuerza políticamente organizada que vindica los intereses de una minoría participante, pero dentro de los límites del marco institucional dentro del cual actúa. Al aceptar las reglas establecidas del juego político, nunca desafía su funcionamiento ni las bases constitucionales del sistema; tácita y explícitamente contribuye a su estabilidad y legitimación" (p. 60).

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