Introducción
La crisis de legitimidad de los partidos políticos se extiende a diversas regiones del mundo (Linz, Gunther & Montero, 2007) y América Latina no está exenta del fenómeno. El distanciamiento generado entre la sociedad civil y los partidos políticos se ha acentuado por la carencia de empatía y responsiveness ante las demandas sociales, llegando al punto de fallo de los partidos como canales de representación social y vínculo funcional entre el Estado y la sociedad (Biezen & Katz, 2005). Este distanciamiento no solo se ha producido con la sociedad, también sucede al interior de los propios partidos políticos. Dentro de las organizaciones partidistas, especialmente con la llegada del modelo de partido cártel, se ha producido un alejamiento entre las élites y los miembros de base del partido (Katz, 2001; Scarrow, 1999), por lo cual los partidos son percibidos como organizaciones herméticas y jerarquizadas en las que es difícil penetrar (Michels,1979; Linz, 2007). Además, los mecanismos organizativos que se establecen en los estatutos partidistas no son los que se acaban imponiendo en el desarrollo de su vida interna, debido a la existencia de relaciones informales (Freidenberg & Levitsky, 2007). En consecuencia, la cúpula del partido es la que controla la organización, impidiendo que los militantes de base tengan la oportunidad de expresar sus ideas y proponer iniciativas (Alcántara & Cabezas, 2013).
La sociedad también ha ido evolucionando y las formas de participación política se han diversificado a la vez que se incrementan las demandas de una mayor intervención ciudadana en la toma de decisiones y en los procesos políticos. Al igual que la sociedad, los miembros de los partidos han manifestado la necesidad de una participación más allá de la democracia electoral-procedimental por medio del mejoramiento de la democracia interna (Scarrow, 1999: p. 279). Ante este nuevo desafío, los partidos buscan reconciliarse con los militantes de base que los integran, así como con los ciudadanos en general. El reto que afrontan es democratizar su organización (Diamond & Gunther, 2001). En este sentido, formalmente las élites de las organizaciones partidistas han tomado medidas para generar dentro de su seno un espacio plural e incentivar su democracia interna. Pero no obstante que estos mecanismos implementados por los partidos han sido ampliamente discutidos tanto en lo académico como en lo social, aun existe un gran desconocimiento sobre el tema. Por eso se ha intensificado el análisis de los partidos políticos en este campo hasta generar diversos estudios centrados en aspectos relacionados con la selección de candidatos y su profesionalización (Hazan & Rahat, 2010; Katz, 2001; Mersel, 2006), los cuales, sin embargo, escasamente se han enfocado en la percepción de las élites del partido como elemento fundamental para la observación de la vida interna; una ausencia más notable todavía para el caso de América Latina (Alcántara & Cabezas, 2013).
Es precisamente por esto que el presente trabajo reflexiona sobre la organización interna de los partidos políticos a partir de las percepciones de las élites parlamentarias latinoamericanas. Es una reflexión que versa en dos sentidos, el primero tiene que ver con el concepto de democracia interna y los elementos que en ello intervienen. El segundo, con la aplicación de ese concepto a la realidad latinoamericana: ¿qué tan democráticos son los partidos latinoamericanos?, ¿la democracia interna está supeditada a la ideología del partido?, ¿es la democracia interna un incentivo electoral para los partidos políticos latinoamericanos? Para elaborar las respuestas, esta investigación plantea la observación de la democracia interna a partir de la creación de un índice que permita establecer parámetros para la medición y comparación de los partidos. Así, el artículo se estructura en cuatro secciones. La primera aborda teóricamente la importancia de la democracia interna, los enfoques con los cuales se ha analizado y los elementos sustantivos que la definen. La segunda se concentra en la delimitación metodológica desarrollada en la investigación. En la tercera se incluyen las observaciones individuales de las variables analizadas, así como las respectivas clasificaciones de los partidos políticos por cada una de ellas; destacando aquí la relación entre democracia interna e ideología. Finalmente, la cuarta sección se enfoca en la observación de los partidos políticos y la democracia interna en dinámicas de competencia político-electoral.
La democracia interna de los partidos políticos: el concepto
Desde los estudios clásicos de Michels ([1911]1979), la democracia interna de los partidos políticos ha sido altamente debatida (Linz, 2007: p. 298). No obstante, el análisis y los enfoques han carecido de claridad teórica por tres motivos: 1) la complejidad que entraña su delimitación conceptual por su diversidad ontológica y metodológica; 2) de lo que se ha derivado una frecuente confusión y equiparación del concepto de democracia interna con los procesos de selección de candidatos, y 3) la dificultad en la obtención de datos e información precisa de los partidos políticos para su contrastación empírica, lo cual está condicionado por las relaciones y reglas informales de los partidos (Levistky & Freidenberg, 2007). Una primera noción que viene a esclarecer el concepto nos la da Cree (1892) cuando, al referirse al sistema de partidos estadounidense, señala que los aparatos de los partidos no permiten que los ciudadanos ejerzan sus ideas ni sus opiniones y aspiraciones políticas (Freidenberg, 2006, 2009). Esto significaría que los partidos están controlados por su propio aparato y que militantes y ciudadanos no tienen peso en las decisiones políticas. Según esto, no hay oportunidad para el debate de ideas al interior de un partido político. Con la misma base, Freidenberg (2009) afirma que la esencia de la democracia interna de un partido reside en que los elementos que se vinculen dentro de él comporten una participación efectiva de sus diversos miembros (Freidenberg, 2006, 2009). ¿Qué se entiende entonces como democracia interna de los partidos políticos? Citando a Freidenberg (2009: p. 287): “la democracia interna puede ser entendida como el procedimiento a partir del cual los miembros participan en la formación de las decisiones del partido”. Esta visión trae consigo la discusión de dos elementos, el primero atañe a la naturaleza normativa del procedimiento; el segundo, a la naturaleza efectiva de dicho procedimiento. En la actualidad, el mecanismo por excelencia que apoya la idea normativa de democracia interna y que más han modificado y publicitado los partidos políticos para generar su mayor democratización ha sido el de los procesos de selección de candidatos (Linz, 2007). En este sentido, se trata de una medida de mayor implicación política de los ciudadanos y de sus miembros (Pennings & Hazan, 2001) , lo que equipara el concepto de selección de candidatos con democracia interna, cuando el primero es solo un elemento de la segunda, mas no el único (Freidenberg, 2009). La principal cuestión que abordan las diversas tesis sobre la democracia interna y, en particular la selección de candidatos, es si existe necesidad u obligación por parte de los partidos políticos de una mayor participación ciudadana en procesos de toma de decisiones más inclusivos, dado que, según Pennings & Hazan (2001), el debilitamiento de la relación entre el partido y el votante se puede paliar con formas moderadas de democratización que otorgan beneficios a las organizaciones partidistas (LeDuc, 2001).
A pesar de que predominan los estudios focalizados en este fenómeno -pero que dejan fuera otros aspectos de la democracia interna-, se ha forjado una discusión teórica centrada en las dimensiones que deben observarse al abordarlo. Los diferentes análisis han propuesto diferentes rasgos propios de la democracia interna, con algunos que son comunes a la selección de candidatos y a la descentralización del partido, conceptos que han servido para que las diversas perspectivas propongan sus propias definiciones de democracia interna. Sin embargo, y a pesar de las grandes diferencias conceptuales y metodológicas, los estudios convergen en la naturaleza efectiva de la democracia interna, esto es, en la apertura de los procesos de toma de decisiones de los partidos (tanto internas como externas) hacia el mayor número de participantes.
¿Democratización de los partidos políticos latinoamericanos?
La mayoría de los partidos políticos posee una organización interna y funcionamiento altamente jerarquizados, y gran parte de ellos son actores en los sistemas democráticos (Linz et al., 2007). Por este motivo, los partidos deben procurar una imagen democrática a pesar de su doble carácter que consiste en, por un lado, una apariencia democrática y, por otro, una realidad oligárquica (Duverger, 1974: p. 163). En esencia, los modelos de partido, desde principios del siglo XX hasta la actualidad, han tenido una estructura oligarquizada que no ha dado opción a su democracia interna efectiva (Carty, 2013).1 De esta forma, si la democracia a nivel sistémico requiere que las organizaciones que la institucionalizan sean estructural y funcionalmente democráticas, los partidos deberían de serlo también (Rahat, Hazan & Katz, 2008: p. 664). La importancia de esta cuestión ha crecido por la presión de la sociedad, la cual demanda una política más inclusiva, más democrática y, por ello, buscan formas de participación en los procesos políticos y en los propios partidos por medio de otros mecanismos como la democracia directa (Donovan & Karp, 2006). La democratización se convierte así en un importante punto en la confección de las pautas de los partidos, principales organizaciones que componen la política institucional y direccionan la política de un país. Según Katz (2001: p. 277), la selección de candidatos es uno de los elementos centrales en las funciones de un partido político en democracia ya que la elección interna sería el primer paso para la constitución de dinámicas más democráticas. En este sentido, Alcántara (2004: p. 46) señala que los retos que deben afrontar los partidos políticos latinoamericanos se relacionan directamente con la democracia interna y la financiación política.2 En consecuencia, la demanda de regulación de la estructura y el funcionamiento de las organizaciones partidistas bajo parámetros democráticos se acrecienta debido a que estos últimos constituyen la composición de las instituciones políticas. Al igual que se regula la competición electoral, la participación política y la representatividad, esto mismo se podría regular dentro de los partidos (Rahat, Hazan & Katz, 2008), pero los estatutos de algunos de estos no especifican o carecen de procesos de participación política, por lo cual las decisiones se toman por canales informales (Levitsky & Freidenberg, 2007). El método que utilicen los partidos marca, en parte, la situación política y el nivel democrático de un país. De esta forma, las élites políticas asentadas en las instituciones han producido legislación referente a la incorporación de mecanismos de participación y control político en las organizaciones partidistas, e incluso algunos de esos mecanismos han sido incorporados en las Constituciones recientemente aprobadas en varios países.
En América Latina, el principal aspecto de la democracia interna que se regula en la legislación es el proceso de selección de candidatos y dirigentes de los partidos políticos. Arriba ya se ha dicho que varios rubros de la democracia interna tienen un reconocimiento constitucional, pero que otros dejan la puerta abierta a una posible regulación de actividades referentes a aquella. En este sentido, en algunos países se han incorporado elementos de la democracia interna en sus leyes electorales, o han posibilitado leyes de partidos (Sánchez, 2013). No obstante, esta legislación no los aborda más que en lo correspondiente a capítulos concretos que afectan al sistema electoral. En este punto, al analizar la vida interna de los partidos se debe distinguir entre la participación y el control, ya que el líder o aparato del partido pueden alentar en el primer aspecto sin ceder en lo segundo (Cross & Katz, 2013: p. 10). Las regulaciones legislativas sobre la democracia interna deben considerar estos dos mecanismos, ya que rara vez se observa la efectividad de los que dirigen los de control, a pesar de que en las leyes se asignan órganos de supervisión en los procesos de toma de decisión que suelen ser de control estatal. Ello tiene su resultado en que los candidatos que sean miembros de las instituciones o del aparato del partido tendrán ventajas por su control de los recursos respecto de otros candidatos (Katz, 2001). Aun así, los procesos de selección de candidatos pasan como mecanismos de rendición de cuentas, ya que la labor de las élites institucionales se podrá dirimir a través de la competición dentro de sus partidos (Rahat, Hazan & Katz, 2008). La transparencia es otro mecanismo de control muy significativo que se refiere tanto a la financiación como a los costes de un proceso electoral y a la rendición de cuentas de las élites (Alcántara, 2004; Freidenberg, 2006). La gran mayoría de partidos lo emplean en las campañas electorales, aunque la legislación puede afectar la captación de fondos y gastos de los procesos internos de los partidos (Scarrow, 2013). Además, los modelos de financiación de los partidos que existen es posible que generen un efecto contrario al que busca la democracia interna y que les den mayor autonomía a los legisladores (Scarrow, 2013).
Metodología
El estudio de la democracia interna es relativamente reciente, pero la cada vez mayor frecuencia con que se aborda el tema lo han hecho un asunto multidisciplinar. La rama institucional-normativa es una de las líneas donde más se ha desarrollado su investigación con base en la legislación como principal fuente de análisis (Flores, 1999). Mientras que, por su parte, la ciencia política se ha centrado más en el estudio de casos y fenómenos concretos, en especial en los relacionados con la selección de candidatos (Hazan & Rahat, 2010). Los trabajos que han abordado América Latina también abundan: Sánchez & Freidenberg (2002), Freidenberg (2003, 2006, 2009), Buquet & Chasquetti (2008), Siavelis & Morgenstern (2012), o bien, Alcántara & Cabezas (2013).
Como se refirió arriba, el análisis de la selección de candidatos es el principal foco de investigación de los trabajos sobre la democracia interna de los partidos, pero sin prestar atención en distinguir entre uno y otro. Estos estudios han utilizado bastante el esquema de Hazan & Rahat (2010), profundizando en un determinado acontecimiento, como el caso del Partido Acción Nacional (PAN) en México (Freidenberg, 2005), y otros que analizan la evolución de dicha selección, como en el caso de Uruguay (Buquet & Chasquetti, 2008). Incluso hay estudios comparados de los procesos de selección de candidatos en los diversos partidos latinoamericanos (Sánchez & Freidenberg, 2002). Y otros que han discutido los factores causales que han llevado a mayor inclusión en esos procesos (Gallo, 2005). Y dado que en los países de América Latina hay sistemas presidencialistas, existen trabajos que diferencian entre los candidatos legislativos y los presidenciales (Siavelis & Morgenstern, 2012). Asimismo, la teoría sobre selección de candidatos se ha centrado en la tesis de que se generan procesos más inclusivos para favorecer el reclutamiento político dentro de los partidos (Braga, 2009; Freidenberg & Alcántara, 2009). Por otro lado, se han elaborado estudios sobre la democracia interna más allá de la selección de candidatos que discuten otros elementos que la afectan por lo que arrojan nuevas dimensiones de análisis, como la elaboración de los programas electorales (Alcántara & Cabezas, 2013), la inclusión en la toma de decisiones organizacionales, así como estudios sobre la descentralización de los partidos políticos como factor de democracia interna (Lundell, 2004; Hazan & Rahat, 2010). Otros trabajos se han dedicado a configurar el concepto de democracia interna (Freidenberg, 2003; Freidenberg, 2009). Aquí conviene destacar que Freidenberg (2009: p. 287) alude a que las dimensiones de análisis para el estudio de la democracia interna deben abarcar desde la calidad, competencia y competitividad (selección de candidatos), hasta la toma de decisiones, vista a partir de un carácter unidimensional. Con todo, en un análisis previo, Freidenberg (2003) mencionaba un carácter multidimensional cuando incluía tres elementos en la democracia interna: 1) la selección de candidatos a cargos de elección popular y de autoridades partidistas; 2) participación de minorías y sectores sociales subrepresentados en el proceso de toma de decisiones y en la definición programática del partido, y 3) rendición de cuentas por parte de los candidatos, cargos públicos y autoridades del partido a la militancia (Freidenberg, 2009: p. 283). La investigación de Freidenberg (2003; 2009) refuerza la postura de un fenómeno más amplio y brinda herramientas metodológicas que permiten una observación efectiva de la organización y democracia interna de los partidos políticos, misma que aquí desarrollaremos.
A pesar de las numerosas posiciones analíticas enfocadas en la observación de la democracia interna, pocas han dedicado su reflexión con base en las percepciones de los militantes de los partidos políticos. En este sentido, el estudio de las posturas de la élite política sobre la organización interna en general y sobre la democracia interna en particular, es relevante, ya que las élites son un objeto de estudio fundamental para la vida interna de los partidos, debido a que participan directamente en la toma de decisiones desde las instituciones que enmarcan las acciones del partido político y tienen una visión más precisa del fenómeno (Alcántara, 2004, 2006; Alcántara & Cabezas, 2013). Además, las élites configuran la composición de las instituciones políticas y estas son las que deciden las políticas que se llevarán a cabo, por lo que desempeñan un papel preponderante sobre la democracia interna y su regulación. A raíz de todo esto, se retoman varios rasgos de los abordados por Cabezas & Alcántara (2013), Alcántara (2004), Freidenberg & Alcántara (2009) y Freidenberg (2003, 2009), adaptándolos a los ejes que enmarcan las dimensiones de la democracia interna de los partidos políticos latinoamericanos consideradas en este análisis.3 Tales dimensiones se han construido sobre cinco binomios que permiten expresarse en una escala y que se relacionan con aspectos sustantivos de la organización interna y uno más vinculado a la postura ideológica de los partidos latinoamericanos. El primero se refiere a la centralización del poder político por parte de la élite; el segundo se centra en la observación de independencia de los miembros parlamentarios; el tercero se enfoca en la medición del liderazgo político-partidista; el cuarto en la permeabilidad o receptividad del partido ante la sociedad; el quinto se enfoca en el pluralismo que se da en la toma de decisiones y en el acceso a cargos dentro del partido. Finalmente, el sexto elemento se refiere a la observación de la ubicación ideológica del partido determinada por el continuo izquierda-derecha (Alcántara, 2004: pp. 88-89).
Las variables constitutivas de las dimensiones en cuestión tienen un carácter numérico para facilitar un análisis cuantitativo-estadístico. La metodología utilizada para la identificación de la democracia interna de los partidos latinoamericanos se ha realizado con base en la posición agregada de sus miembros. En términos metodológicos, la unidad de análisis es el partido y los indicadores construidos se han formado con las medias de las respuestas formuladas en una escala por los militantes entrevistados de cada partido. Los partidos políticos analizados se han elegido en función de su representación legislativa durante el periodo 2000-2015. El resultado fue la observación de 78 partidos de 17 países latinoamericanos, con una muestra de 1310 encuestas realizadas por el Proyecto de Élites Parlamentarias Latinoamericanas (PELA), dirigido por Manuel Alcántara entre 1994 y 2015. Como se muestra en la Tabla 1, para permitir una observación más precisa y comparable de las posiciones organizacionales de los partidos políticos se han construido dos índices: 1) el índice ideológico del partido, que integra dos variables, una relativa a la autoubicación ideológica que los miembros otorgan al partido político al que pertenecen y otra relativa a la posición ideológica que otros parlamentarios otorgan al partido político; con una escala donde 1 es izquierda y 10 es derecha (Alcántara, 2004: pp. 88-89; y 2) el índice de democracia interna (escala de 1 a 5; donde 1 es muy baja democracia y 5 muy alta democracia interna), integrada por las cinco variables antes mencionadas.
Variables internas | Indicador | Pregunta |
Centralización | Escala 1-5 (donde 1 es muy alta y 5 muy baja) |
En mi partido las decisiones políticas se toman
en la cúpula. Las bases no pueden hacer oír su voz. |
Independencia | Escala 1-5 (donde 1 es muy baja y 5 muy alta) |
Los miembros individuales del Parlamento
deberían poder votar independientemente de las posiciones de su partido. |
Liderazgo | Escala 1-5 (donde 1 es muy alto y 5 muy bajo) |
El líder del partido es demasiado poderoso. |
Permeabilidad | Escala 1-5 (donde 1 es muy baja y 5 muy alta) |
Las encuestas de opinión tienen mucha
influencia en el proceso de decisión de mi partido. |
Pluralismo | Escala 1-5 (donde 1 es muy bajo y 5 muy alto) |
Las mujeres y los grupos étnicos tienen las
mismas posibilidades que cualquiera de acceder a puestos de poder y toma de decisiones dentro del partido. |
Índice ideológico | Ideología del partido. Escala 1-10 (donde 1 izquierda -10 derecha) |
Como
recordará, cuando se habla de política se utilizan normalmente las expresiones izquierda y derecha . En esta tarjeta hay una serie de casillas que van de izquierda a derecha. ¿En qué casilla se colocaría usted y a su propio partido? Y, en esta misma escala, ¿dónde situaría usted a otros partidos? |
Fuente: Elaboración propia con datos del Proyecto de Élites Parlamentarias Latinoamericanas (PELA) de la Universidad de Salamanca.
Para abordar el análisis de la democracia interna desde una visión empírica y desde la percepción de la élite, se han tomado los elementos que intervienen en la construcción del concepto. Es decir, observando el grado de inclusión de los miembros de los partidos políticos en los procesos de toma de decisiones organizacionales (Freidenberg, 2003). Para ello y con base en las dimensiones mencionadas por Freidenberg (2009: p. 283) se ha creado un índice multidimensional constructo de la inclusión de cinco variables: 1) el grado en el que las bases son escuchadas por parte de la cúpula del partido político (centralización); 2) la independencia de los miembros del partido al momento de emitir sus opiniones y toma de decisiones (independencia); 3) la subordinación al líder por su poder dentro del partido político (liderazgo); 4) el grado en el que las opiniones de la sociedad son pieza importante para la toma de decisiones (permeabilidad), y 5) la participación de minorías y sectores sociales subrepresentados en el proceso de toma de decisiones y la capacidad de los mismos para acceder a cargos de elección popular y del partido (pluralismo). El índice de democracia interna se representa de la siguiente forma:
La creación del índice de democracia interna (con una escala de 1 a 5, donde 1 es muy baja y 5 muy alta) está condicionada por su capacidad explicativa. Como se aprecia en la Tabla 2, el nivel de significación de las variables que lo conforman es alto. No obstante, la permeabilidad no muestra una alta significación o un peso estadístico importante, como en los casos de la centralización, la independencia, el liderazgo y la pluralidad. De este modo, se aprecia que las variables de mayor peso (y asociación positiva) dentro del índice son la independencia y la centralización, por debajo se encuentran el liderazgo y el pluralismo y, finalmente, la permeabilidad. Las variables integran el índice, por lo cual solo se expone la fuerza o el peso de cada una de ellas dentro del mismo.
Índice de democracia interna |
Centralización | Independencia | Liderazgo | Permeabilidad | Pluralismo | ||
Centralización | (r) | 0.615** | |||||
S(b) | 0 | ||||||
Independencia | (r) | 0.684** | 0.176 | ||||
S(b) | 0 | 0.123 | |||||
Liderazgo | (r) | 0.514** | 0.212* | 0.132 | |||
S(b) | 0 | 0.062 | 0.248 | ||||
Permeabilidad | (r) | 0.142* | -0.212* | -0.177* | -0.388** | ||
S(b) | 0.014 | 0.062 | 0.12 | 0 | |||
Pluralismo | (r) | 0.326** | 0.279* | 0.22* | -0.127 | 0.301** | |
S(b) | 0.011 | 0.031 | 0.091 | 0.333 | 0.02 | ||
M | 3.041 | 3.012 | 2.88 | 2.82 | 3.45 | 3.98 | |
Devest | 0.355 | 0.705 | 0.865 | 0.714 | 0.64 | 0.66 | |
N | 78 | 78 | 78 | 78 | 78 | 60 |
* La correlación es significante al nivel 0.05 (bilateral). ** La correlación es significativa al nivel 0.01 (bilateral). (r): Correlación de Pearson; S (b) Significación bivariada.
Fuente: Elaboración propia con datos del PELA (Universidad de Salamanca).
El perfil democrático de los partidos latinoamericanos
El análisis del estado de la democracia interna de los partidos latinoamericanos y su asociación con la ideología es relevante por dos motivos. El primero es por la distinción de las posturas ideológicas de los partidos, la cual puede mostrar hasta qué punto la izquierda y la derecha se diferencian en su organización interna. El segundo es consecuencia del primero y tiene que ver con que, pese a su falta de diferencias entre los de izquierda y derecha respecto a su organización interna, aparece un cierto perfil de los partidos latinoamericanos. Para ello, en las siguientes secciones se realizarán clasificaciones de los partidos según las cinco variables integrantes de la democracia interna, así como su relación con la ideología. Con esto y con base en los datos obtenidos se intenta mostrar, a pesar de la gran heterogeneidad de los partidos en la región, las posibilidades que dotan estas variables para la clasificación y creación de perfiles de los partidos en América Latina.
La centralización del poder político y toma de decisiones en los partidos latinoamericanos
Como lo comentan Lundell (2004) y Hazan & Rahat (2010), la descentralización de los partidos políticos es un elemento de democracia interna. Estos autores se refieren al proceso en el que los partidos eligen a sus candidatos, centrándose en quiénes pueden tomar esa decisión, y entendiendo centralización como la capacidad de la cúpula del partido para elegir a los candidatos y descentralización como la capacidad de las bases para hacerse oír en esa selección. No obstante, en este trabajo se somete a valoración el grado de centralización y/o descentralización de la toma de decisiones del partido en su conjunto (Bille, 2001; Cordero & Coller, 2014). En este marco, la variable de centralización queda vinculada a la percepción de los militantes sobre el grado en el que las bases son escuchadas por la cúpula del partido. Es una variable que permite observar en qué nivel las decisiones políticas son tomadas por la élite del partido. La escala 1-5, donde 5 es muy baja centralización y 1 es muy alta centralización, se divide en cinco tramos iguales: muy bajo, bajo, medio, alto y muy alto.
Como se observa en la Tabla 3, el 7.69% (6) de los partidos se ubica en muy alta centralización; en alta centralización, el 42.31% (33); en un porcentaje similar, el grupo de media centralización con 39.74% (31), finalmente, en baja centralización se ubica el 10.26% (8) de los partidos analizados. En los partidos latinoamericanos hay variedad de procesos en la toma de decisiones, pero es claro que la mayoría de los partidos (+80%) son de alta y media centralización y que ninguno se ubica en muy baja centralización. El dato es relevante cuando se busca comprender las dinámicas internas de los partidos políticos su composición, organización y comportamiento. Por otro lado, pocos partidos (7.69%) aparecen como altamente centralizados, y otros pocos (10.26%) registran baja centralización. Todo ellos muestra que la tendencia es hacia la centralización. A pesar de las diferencias, los partidos latinoamericanos se aproximan más a la centralización en la toma de decisiones por parte de la élite del partido que a la toma de decisiones con la inclusión de sus bases.
País | Partido | Centralización | Liderazgo | Permeabilidad | Pluralismo | Independencia |
Argentina | FPV-PJ | Medio | Alto | Medio | S/D | Medio |
UCR | Medio | Bajo | Bajo | S/D | Medio | |
Peronismo Federal | Alto | Alto | Medio | S/D | Bajo | |
CC | Medio | Alto | Muy Bajo | S/D | Medio | |
PRO | Alto | Muy Alto | Alto | S/D | Medio | |
Bolivia | MAS | Medio | Medio | Medio | Alto | Medio |
MNR-PPB | Bajo | Bajo | Bajo | Medio | Muy Bajo | |
Brasil | PMDB | Alto | Alto | Medio | S/D | Alto |
PT | Bajo | Medio | Bajo | S/D | Alto | |
PSDB | Alto | Medio | Medio | S/D | Alto | |
DEM | Alto | Alto | Medio | S/D | Alto | |
PP | Alto | Alto | Medio | S/D | Alto | |
PTB | Muy Alto | Alto | Bajo | S/D | Alto | |
Chile | UDI | Alto | Alto | Medio | Alto | Bajo |
PDC | Alto | Alto | Medio | Bajo | Bajo | |
PPD | Alto | Alto | Medio | Medio | Bajo | |
RN | Alto | Alto | Medio | Alto | Bajo | |
PS | Muy Alto | Medio | Medio | Bajo | Medio | |
PRSD | Alto | Alto | Bajo | Medio | Medio | |
Colombia | Partido de la U | Medio | Medio | Medio | Alto | Medio |
PLC | Medio | Medio | Medio | Alto | Bajo | |
PCC | Alto | Alto | Medio | Medio | Bajo | |
CR | Medio | Alto | Alto | Alto | Bajo | |
PIN | Alto | Medio | Bajo | Bajo | Medio | |
PDA | Bajo | Bajo | Bajo | Alto | Medio | |
Costa Rica | PUSC | Alto | Medio | Medio | Alto | Bajo |
PLN | Medio | Medio | Medio | Medio | Medio | |
PAC | Bajo | Medio | Bajo | Alto | Muy Bajo | |
Mov. Libertario | Medio | Alto | Medio | Alto | Bajo | |
Ecuador | Alianza País | Medio | Muy Alto | Alto | Alto | Bajo |
PSP | Medio | Muy Alto | Alto | Muy Alto | Medio | |
PSC | Alto | Alto | Muy Alto | Muy Alto | Bajo | |
CREO | Medio | Alto | Alto | Alto | Medio | |
PRE | Muy Alto | Medio | Alto | Muy Alto | Medio | |
Avanza | Alto | Muy Alto | Medio | Muy Alto | Alto | |
MUPP-Pachakutik | Medio | Muy Alto | Medio | Alto | Medio | |
Suma | Muy Bajo | Muy Alto | Medio | Muy Alto | Alto | |
El Salvador | ARENA | Medio | Alto | Medio | Medio | Bajo |
FMLN | Bajo | Bajo | Medio | Medio | Medio | |
PCN | Alto | Muy Alto | Bajo | Bajo | Bajo | |
Guatemala | PP | Medio | Medio | Medio | Medio | Medio |
LIDER | Alto | Alto | Medio | Medio | Bajo | |
UCN | Muy Alto | Muy Alto | Medio | Medio | Muy Bajo | |
UNE | Medio | Alto | Medio | Medio | Muy Bajo | |
CREO | Alto | Alto | Alto | Medio | Bajo | |
GANA | Bajo | Medio | Medio | Alto | Bajo | |
FRG | Medio | Alto | Medio | Medio | Medio | |
Honduras | PNH | Medio | Alto | Alto | Alto | Muy Bajo |
PLH | Alto | Medio | Medio | Alto | Muy Bajo | |
LIBRE | Medio | Medio | Medio | Alto | Muy Bajo | |
PAC | Medio | Medio | Medio | Alto | Bajo | |
PINU | Medio | Bajo | Medio | Medio | Medio | |
México | PRI | Alto | Alto | Medio | Bajo | Muy Bajo |
PAN | Alto | Medio | Medio | Medio | Muy Bajo | |
PRD | Alto | Medio | Medio | Medio | Bajo | |
Nicaragua | FSLN | Medio | Medio | Medio | Alto | Medio |
PLC | Alto | Medio | Medio | Alto | Medio | |
PLI | Alto | Alto | Medio | Alto | Bajo | |
Panamá | PRD | Medio | Alto | Alto | S/D | Bajo |
CD | Medio | Muy Alto | Alto | S/D | Muy Bajo | |
PA | Medio | Alto | Alto | S/D | Muy Bajo | |
UP | Alto | Alto | Alto | S/D | Muy Bajo | |
Paraguay | ANR | Alto | Alto | Medio | S/D | Bajo |
PLRA | Alto | Alto | Medio | S/D | Bajo | |
UNACE | Muy Alto | Alto | Medio | S/D | Bajo | |
Perú | Alianza por el Gran Cambio |
Bajo | Medio | Medio | Alto | Alto |
PAP | Bajo | Bajo | Muy Bajo | Alto | Medio | |
Solidaridad Nacional |
Medio | Alto | Alto | Alto | Medio | |
CAMBIO 90-N | Medio | Alto | Alto | Alto | Medio | |
UPP | Medio | Alto | Alto | Alto | Medio | |
Fuerza 2011 | Medio | Medio | Bajo | Alto | Medio | |
Gana Perú | Alto | Medio | Medio | Alto | Medio | |
Perú Posible | Medio | Medio | Medio | Alto | Medio | |
Rep. Dom. | PLD | Alto | Alto | Medio | Alto | Bajo |
PRD | Alto | Alto | Medio | Medio | Bajo | |
Uruguay | Frente Amplio | Medio | Alto | Bajo | Medio | Medio |
Partido Nacional | Alto | Alto | Medio | Medio | Bajo | |
Partido Colorado | Alto | Alto | Medio | Alto | Medio |
* Los nombres de los partidos in extenso se encuentran en el Anexo, al final del artículo.
**S/D Sin datos: FPV-PJ(arg), UCR(arg), Peronismo Federal(arg), UNACE(par), PLRA(par), ANR(par), UP(pan), PA(pan), CD(pan), PRD(pan), PTB(br), PP(br), DEM(br), PSDB(br), PT(br), PMDB(br), PRO(arg), CC(arg).
Fuente: Elaboración propia con datos del PELA (Universidad de Salamanca).
En el Gráfico 1 se observa que cuando se relaciona la ideología con el grado de centralización de los partidos no existe un afecto fuerte. Aun así, se aprecia una ligera pendiente (negativa) que indica que entre más a la derecha de la escala ideológica mayor es el grado de centralización partidista. En caso contrario, entre más a la izquierda de la escala menor es el grado de centralización partidista. Conforme baja o se ubica la posición ideológica más cerca de la izquierda, el grado de centralización disminuye. Sin embargo, el dato se debe tomar como una ligera tendencia, ya que la pendiente no es estadísticamente significativa.
La independencia del parlamentario frente a las organizaciones partidistas latinoamericanas
La independencia de los miembros del partido cuando emiten sus opiniones y/o decisiones es útil para evidenciar qué tan autónomos son frente a la organización partidista. A diferencia de la centralización, la independencia muestra a los miembros frente a la organización y a la forma en que ellos pueden votar independientemente de las posiciones de su partido. Esta variable adquiere un papel relevante en la conformación de la democracia interna, ya que permite observar cómo los parlamentarios se conciben dentro del partido. Para su medición se utiliza la escala 1-5, donde 1 es muy baja independencia y 5 muy alta, y se divide en cinco tramos iguales: muy bajo, bajo, medio, alto y muy alto. La Tabla 3, permite establecer la clasificación de los partidos latinoamericanos en cuatro grupos: alta, media, baja y muy baja, sin que los haya en muy alta independencia. Del análisis resulta que 11.54% (9) de los partidos se ubica en alta independencia; en media, el 38.46% (30); en baja, el 34.62%(27), y, finalmente, el 15.38% (12) de estos partidos se ubica en muy baja independencia. Al hablar de esta se puede asumir un cierto elemento de disciplina partidista, no obstante, la cualidad de la independencia hace ver qué tan autónomos se perciben los parlamentarios frente a su capacidad de tomar decisiones dentro del partido. En general, se observan diferencias claras en la clasificación de los partidos según esta variable, lo que manifiesta que los partidos no otorgan altos niveles de independencia a sus miembros. Cabe destacar que la diferencia es amplia entre los partidos con baja y alta independencia, y que a esta diferencia se deben agregar los partidos con muy baja independencia. Así mismo, según la clasificación no hay partidos políticos latinoamericanos con muy alta independencia.
Cuando se relaciona la ideología con el grado de independencia de los partidos no se ve un afecto estadísticamente significativo. No obstante, como se puede apreciar en el Gráfico 2, existe una ligera pendiente (negativa), indicando que entre más a la derecha de la escala ideológica menor será el grado de independencia. En caso contrario, entre más a la izquierda de la escala, mayor es el grado de independencia. Conforme baja o se ubica la posición ideológica a la izquierda, el grado de independencia aumenta. Ese comportamiento sugiere que los partidos políticos ubicados a la izquierda de la escala ideológica dan mayor independencia a los miembros parlamentarios cuando estos emiten sus opiniones o votos frente a sus organizaciones. El caso contrario son los partidos ubicados a la derecha de la escala, dado que son partidos con menores niveles de independencia. Lo observado se debe tomar más bien como una débil tendencia, ya que la pendiente no es significativa.
El liderazgo en los partidos latinoamericanos
Hablar de liderazgo en la política latinoamericana se ha convertido en un tema nodal para el entendimiento de las dinámicas partidistas de la región (Alcántara, 2004, 2012; Freidenberg, 2003, 2006, 2009; Levistky & Freidenberg, 2007; Buquet & Chasquetti, 2008; Mainwaring et al., 1995, 2006;Freidenberg & Sánchez, 2002). El origen de los partidos latinoamericanos se ha relacionado directamente con la existencia de liderazgos fuertes, mismos que subordinan a la militancia y que condicionan su actuar dentro de las organizaciones partidistas (Alcántara, 2004). En este análisis, la variable liderazgo tiene que ver con la subordinación de los miembros frente al líder por el poder que este mantiene dentro del partido político (liderazgo). En esencia, es la observación del nivel de poder que el líder ostenta dentro del partido. Para medirlo, se utiliza la escala 1-5, donde 1 es muy alto y 5 muy bajo, y una división en cinco tramos iguales: muy bajo, bajo, medio, alto y muy alto. La variable se mide así porque se entiende que entre mayor liderazgo (poder del líder) mayor será la subordinación de los miembros ante el líder. La clasificación de la variable de liderazgo dentro de los partidos políticos, según se muestra en la Tabla 3, establece cuatro grupos o subtipos dentro de las organizaciones partidistas: muy alto, alto, medio y bajo. De esta manera, aparece el 11.54% (9) de los partidos latinoamericanos ubicado con un liderazgo muy alto; con el alto porcentaje de 50% (39) tenemos los de liderazgo alto; el 30.77% (24) se ubica en un liderazgo medio, y, finalmente, el 7.69% (6) reporta un liderazgo bajo. Es clara la tendencia: predominan los partidos ubicados en la franja de una carga importante de poder en el líder del partido.
Cuando se relaciona la ideología y el poder del líder de los partidos no se observa un afecto muy fuerte. Pero en el Gráfico 3 se aprecia una muy débil pendiente (negativa), lo que indica que entre más a la derecha de la escala ideológica mayor será el grado de liderazgo. Esto es, que los partidos de izquierda poseen menores niveles de liderazgo que los de derecha. Esto se debe tomar como una débil tendencia, pues la pendiente no es estadísticamente significativa. Sin embargo, y de la mano de otros trabajos especializados (Alcántara, 2004; Freidenberg, 2005, 2006, 2009; Levistky & Freidenberg, 2007; Buquet & Chasquetti, 2008; Mainwaring et al., 1995, 2006) sobre los partidos latinoamericanos, se puede decir que estos presentan niveles altos de concentración de poder en el líder del partido. Independientemente de la ideología, los partidos latinoamericanos muestran una carga efectiva en la subordinación de los miembros del partido ante los líderes políticos.
La permeabilidad de los partidos latinoamericanos
Como lo menciona Freidenberg (2003, 2009: p. 287), una de las dimensiones de análisis para el estudio de la democracia interna se refiere a la rendición de cuentas del partido (tanto de las autoridades como de la militancia) (Freidenberg, 2009: p. 283). A pesar de la importancia de este rasgo, Linz (2007: pp. 301-304) comenta que la rendición de cuentas está condicionada por el grado de receptividad (responsiveness) de los partidos políticos como elemento democrático. De este modo surgió la variable permeabilidad en este trabajo. Esta variable se refiere a la toma de decisiones en concordancia con los intereses de la ciudadanía, supeditando los intereses de los partidos políticos a los de la voluntad popular. Acerca de esto, Linz (2007: p. 301) señala que el mejor ejemplo que expresa la voluntad de los partidos para escuchar a la ciudadanía son las encuestas, la cuales se caracterizan por su evidente dominio en la democracia contemporánea.
La variable permeabilidad mide el grado en el que las opiniones de la sociedad son importantes para la toma de decisiones de los partidos políticos. Es decir, las encuestas de opinión tienen fuerte influencia en el proceso de decisión del partido. Esto se ha medido con la escala 1-5, donde 1 es muy baja y 5 muy alta permeabilidad; además de que se ha utilizado una división en cinco tramos iguales: muy bajo, bajo, medio, alto y muy alto. De acuerdo a las cifras de la Tabla 3, el 1.28% (1) de los partidos se posiciona en muy alta permeabilidad, con el Partido Social Cristiano (PSC) ecuatoriano como único integrante; el 19.23% (15) se posiciona en alta permeabilidad; el 68.82% (49) en la media permeabilidad; en el de baja permeabilidad se ubica el 14.1% (11), y, finalmente, el 2.56% (2) se encuentran en muy baja permeabilidad, y allí tenemos a Coalición Cívica (CC) de Argentina y al Partido Aprista Peruano (PAP). A pesar de la diversidad en los grupos, se observa una tendencia que manifiesta ligeramente que los partidos latinoamericanos se asumen como permeables, entendiendo con ello, que atienden los resultados de las encuestas como los intereses de la sociedad para la toma de decisiones político-partidistas. Con todo, la mayoría de los partidos en la región se posicionan en el centro de la escala, manifestando así que la opinión de la sociedad no es tan relevante para la vida interna de la organización, ni mucho menos para la toma de decisiones. Por otra parte, cuando se relacionan ideología y permeabilidad de los partidos, no se identifica un afecto muy fuerte. Pero en el Gráfico 4 se aprecia una muy débil pendiente (positiva), lo que indica que entre más a la derecha de la escala ideológica, mayor será permeabilidad de los partidos políticos. Esto quiere decir que los partidos de izquierda son menos permeables a la opinión pública, que los partidos de derecha. Todo eso debe tomarse solo como una débil tendencia, ya que la pendiente no es estadísticamente significativa. Sin duda, la gran concentración de partidos en el centro de la escala no permite apreciar la relación directa entre ideología y permeabilidad, lo que vendría a ser una característica importante de la política-partidista latinoamericana.
El pluralismo dentro de los partidos latinoamericanos
Freidenberg (2003, 2009: p. 287) y Alcántara & Cabezas (2013) señalan que una de las dimensiones para el estudio de la democracia interna es la participación de minorías y sectores sociales subrepresentados en el proceso de toma de decisiones. Este aspecto representa la última variable que se ha utilizado en este trabajo para la medición de la democracia interna de los partidos latinoamericanos. La variable pluralismo mide el grado en el que las minorías étnicas y de género subrepresentadas forman parte del proceso de toma de decisiones y del acceso a cargos de elección popular y del partido. Esto se ha medido con la escala 1-5, donde 1 es muy bajo y 5 muy alto; además se ha recurrido a una división de cinco tramos iguales: muy bajo, bajo, medio, alto y muy alto. Como lo muestra la Tabla 3, los partidos latinoamericanos se concentran en cuatro grupos, según su grado de pluralismo. En tramo muy alto se ubica el 6.41% (5); en alto, el 39.74% (31); en medio, el 24.36% (19), y, finalmente, en bajo, el 6.41% (5). Como se aprecia, la tendencia es hacia un pluralismo alto y no se observan casos con el nivel muy bajo.
Es claro que, en los procesos internos, los sectores minoritarios adquieren alta importancia en la conformación de los partidos. Por eso es relevante identificar las posiciones de los que se conforman de grupos étnicos como, por ejemplo, el Movimiento al Socialismo (MAS) boliviano y el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik ecuatoriano frente a los que no se han integrado de esa manera; así como en los diversos contextos en los cuales tales partidos se desempeñan.
Una de las dinámicas para esa identificación es la ideología. Cuando se relaciona esta con el pluralismo de los partidos, no se identifica un afecto y/o relación estadística fuerte. Pese a esto, en el Gráfico 5 se aprecia una muy débil pendiente (negativa), lo que indica que entre más a la derecha de la escala ideológica, menor será el pluralismo. Esto es, que los partidos políticos de izquierda son más plurales, que los de derecha. Esto debe tomarse como una muy débil tendencia, ya que la pendiente no es estadísticamente significativa. Y es que la gran concentración de partidos a la derecha de la escala no permite apreciar la relación directa entre ideología y pluralismo, un rasgo que hace ver que dentro de la política-partidista latinoamericana la representación de los distintos grupos es trascendente. El hecho se relaciona con la naturaleza de los partidos, con su origen y con su composición.
A manera de conclusión: la democracia interna y la competencia electoral
Como fue anticipado al inicio del artículo, para la creación del índice de democracia interna se adaptaron los ejes que enmarcan las dimensiones referentes a la centralización del poder político, la independencia de los miembros parlamentarios, la medición del liderazgo político- partidista, la permeabilidad o receptividad del partido ante la sociedad, y el pluralismo en la toma de decisiones y en el acceso a cargos dentro del partido. Estos cinco binomios se vinculan a aspectos sustantivos de la organización interna y, en consecuencia, a la democracia interna de los partidos políticos latinoamericanos. El índice de democracia interna se ha medido, al igual que las cinco variables antes mencionadas, con una escala de 1-5, en la que 1 es muy baja democracia interna y 5 muy alta, para lo que se han retomado a Cabezas & Alcántara (2013), Alcántara (2004) y Freidenberg (2003). De todo ello se puede observar que los partidos políticos en América Latina no se autodefinen como altamente democráticos. Como lo muestra la Tabla 4, los partidos se ubican en dos grupos de cinco posibles (muy alta, alta, media, baja y muy baja). Por un lado, el 47.44% (37) tiene baja democracia interna, y el 52.56% (41) se ubica en el nivel medio.
Muy baja | Baja | Media | Alta |
Muy alta |
||
Peronismo Federal(arg) |
UNE(gua) | FPV-PJ(arg) | ARENA(sal) | |||
CC(arg) | CREO(gua) | UCR(arg) | FMLN(sal) | |||
PTB(br) | PNH(hon) | PRO(arg) | PP(gua) | |||
UDI(ch) | PLH(hon) | MAS(bol) | GANA(gua) | |||
PDC(ch) | LIBRE(hon) | MNR-PPB(bol) | FRG(gua) | |||
PPD(ch) | PRI(mx) | PMDB(br) | PAC(hon) | |||
RN(ch) | PAN(mx) | PT(br) | PINU(hon) | |||
PS(ch) | PLI(nic) | PSDB(br) | PRD(mx) | |||
PRSD(ch) | PRD(pan) | DEM(br) | FSLN(nic) | |||
PCC(col) | CD(pan) | PP(br) | PLC(nic) | |||
CR(col) | PA(pan) | Partido de la U (col) |
Alianza por el Gran Cambio(pe) |
|||
PUSC(cr) | UP(pan) | PLC(col) | PAP(pe) | |||
PSP(ec) | ANR(par) | PIN(col) | Solidaridad Nacional(pe) | |||
PSC(ec) | PLRA(par) | PDA(col) | CAMBIO 90-N(pe) | |||
PRE(ec) | UNACE(par) | PLN(cr) | UPP(pe) | |||
MUPP- Pachakutik(ec) |
PLD(rd) | PAC(cr) | Fuerza 2011(pe) | |||
PCN(sal) | PRD(rd) | Mov. Libertario(cr) | Gana Perú(pe) | |||
LIDER(gua) | PARTIDO NACIONAL(ur) |
Alianza País(ec) | Perú Posible(pe) | |||
UCN(gua) | CREO(ec) | FRENTE AMPLIO(ur) | ||||
Avanza(ec) | PARTIDO COLORADO(ur) | |||||
Suma(ec) | ||||||
(0) | (37) | (41) | (0) | (0) | ||
0% | 47.44% | 52.56% | 0% | 0% |
Fuente: Elaboración propia con datos del PELA (Universidad de Salamanca).
Con relación a la ideología y la democracia interna de los partidos latinoamericanos, no existe un afecto y/o relación estadística fuerte. Pero, en el Gráfico 6, se aprecia una débil pendiente (negativa), el cual indica que, entre más a la derecha de la escala ideológica, menor democracia interna. Esto es, que los partidos de izquierda son más democráticos que los de derecha. Pero esto sería más bien una débil tendencia, ya que la pendiente no es estadísticamente significativa. Se asume así que, pese a las características ideológicas, los partidos políticos en América Latina carecen de mecanismos plurales para la inclusión en la toma de decisiones al interior de los partidos políticos. Aunque la tendencia muestra que los partidos de izquierda en la región son más democráticos que los ubicados ideológicamente a la derecha de la escala, se requieren parámetros de medición más precisos para corroborar ese supuesto. La democracia interna de los partidos políticos ha sido un tema poco desarrollado, en especial, en el ámbito de competencia electoral, lo cual se ha buscado subsanar con este artículo. Con tal propósito se ha partido de varios cuestionamientos: ¿qué ganan los partidos políticos siendo democráticos en sus procesos internos?, ¿la democracia interna funciona como un tema (issue) que provee de insumos electorales al partido político?, ¿son las dinámicas de competencia las que obligan a los partidos a ser más democráticos? En primera instancia y para darles respuesta, se ha relacionado la democracia interna de los partidos latinoamericanos con su capacidad de éxito electoral.
Cuando se relacionan las variables de democracia interna y rendimiento electoral,4 con una escala 0-1, en la que entre más cerca del 1 mayor rendimiento electoral, no se detecta una relación estadística significativa, tal como se muestra en el Gráfico 7. Sin embargo, se observa una insinuación de la recta que indica que entre más democráticos sean los partidos políticos en lo interno, habrá mayores rendimientos electorales. Y aunque no es un afecto estadístico fuerte, cuando se controla por la ideología surge una alta significación estadística. Esta asociación se da en particular para los partidos políticos ubicados en la izquierda y centro- izquierda de la escala, así como para los que se encuentran ideológicamente más a la derecha. No es así para los partidos de centro y centro-derecha. Se concluye así que la democracia interna juega un papel importante en la dinámica electoral de los partidos políticos latinoamericanos, que es una pieza clave para los partidos de los extremos ideológicos, y principalmente para los de izquierda. La democracia interna ha significado mayores rendimientos electorales para estos partidos. Ello sugiere que la democracia interna funciona como un elemento de primer orden en los procesos de competencia electoral; y que ella se relaciona con las variables del sistema de partidos en mayor medida que con las de carácter ideológico, no obstante, que la ideología tenga un papel primordial. Según los datos analizados, la democracia interna crece cuando el sistema de partidos es más competitivo, más fragmentado y más volátil electoralmente. Así mismo, se puede entender que para que los partidos compitan electoralmente en sistemas altamente competitivos y fragmentados, un elemento para el éxito electoral es la inclusión de dinámicas de democracia interna. Hasta cierto punto, los datos analizados muestran que la democracia interna es un efecto de las dinámicas electorales. Debido a esto es que se asume que la democracia partidista funciona como un elemento de oferta ante la competencia política, la cual es rentable electoralmente.
A partir de los resultados provenientes de aplicar nuestra metodología se concluye que: 1) los partidos latinoamericanos son altamente centralizados, -sobre todo en los partidos de derecha-, por tanto, no se puede decir que haya democracia interna en referencia a este aspecto, pero no se ha encontrado en esto una relación con el rendimiento electoral; 2) los partidos no otorgan a sus miembros altos niveles de independencia, lo que parece ser una característica importante de las dinámicas políticas de las organizaciones partidistas de la región que es más frecuente en los partidos de derecha; 3) los partidos políticos latinoamericanos poseen altos niveles de concentración de poder en el líder del partido, lo que, además de producir un alto rendimiento electoral y un bajo nivel democrático en la organización interna del partido, es más preponderante en los partidos de derecha; 4) los partidos latinoamericanos son permeables, eso es, que atienden los intereses de la sociedad para la toma de decisiones político-partidistas y que es una cualidad más evidente en los partidos de derecha; 5) los partidos latinoamericanos mantienen un alto pluralismo dentro de su organización interna, un rasgo predominante en los partidos de izquierda; 6) los partidos latinoamericanos ubicados en la derecha de la escala ideológica son menos democráticos que los de derecha, y 7) la democracia interna juega un importante papel en la dinámica electoral de los partidos políticos latinoamericanos, lo cual es clave para los partidos ubicados en los extremos ideológicos, pero sobre todo para los partidos de izquierda.
Con los datos observados en esta investigación se puede inferir que entre más democráticos sean los partidos políticos en su interior, mayor será su rendimiento electoral.