SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.29 número58Cultura del trabajo y de la vida con sentido solidarioSatisfacción familiar en América Latina: ¿importan las relaciones? índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Perfiles latinoamericanos

versión impresa ISSN 0188-7653

Perf. latinoam. vol.29 no.58 México jul./dic. 2021  Epub 19-Jun-2023

https://doi.org/10.18504/pl2958-011-2021 

Artículos

Nueva ruralidad y migración en la Mixteca Alta, México

New rurality and migration in Mexico’s Mixteca Alta region

1 Doctor en Sociología por la Universidad Paris 1 Panthéon-Sorbonne. Investigador Asociado en el Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México | lorenzen@igg.unam.mx |


Resumen

Este artículo analiza los rasgos de una nueva ruralidad en nueve municipios de la Mixteca Alta, México, con énfasis en la migración. Después de que en la segunda mitad del siglo XX se dio un intenso despoblamiento en dichos municipios, ligado sobre todo a la migración rural-urbana, se observa una reciente estabilización poblacional, lo que contradice algunas perspectivas de la literatura sobre la nueva ruralidad que plantean la expansión de la emigración rural en América Latina. Aquí se explica tal fenómeno con base en el análisis de estadísticas demográficas y socioeconómicas y de entrevistas semiestructuradas a habitantes locales. Los resultados muestran que la movilidad pendular diaria a ciudades cercanas y la terciarización a nivel local han brindado alternativas a la migración rural-urbana. La posibilidad de que la movilidad pendular diaria y la terciarización puedan favorecer la retención de la población en sus comunidades de origen no ha recibido la debida atención en la literatura de la nueva ruralidad latinoamericana, lo que abre una interesante línea de investigación a futuro.

Palabras clave: nueva ruralidad; migración rural-urbana; terciarización; movilidad pendular; geoparque; Oaxaca

Abstract

This paper studies the characteristics of a new rurality in nine municipalities of Mexico’s Mixteca Alta region, centering on the issue of migration. We observe a rapid process of depopulation in these municipalities during the second half of the twentieth century, linked especially to rural-urban migration, followed by a demographic stabilization in recent years. This contradicts some perspectives in the new rurality literature, which posit the rise of out-migration in Latin America’s rural areas. The paper explains this stabilization through the analysis of demographic and socioeconomic statistics, as well as semi-structured interviews with local residents. The results show that commuting to nearby cities and local tertiarization have provided alternatives to the rural-urban migration that prevailed in previous decades. The possibility that commuting and tertiarization may be factors that retain people in their communities has not received adequate attention in the new rurality literature in Latin America, creating an interesting line of future research.

Keywords: new rurality; rural-urban migration; tertiarization; commuting; geopark; Oaxaca

Introducción

Muchas de las transformaciones ocurridas en las sociedades rurales latinoamericanas desde la intensificación del proceso de globalización y la puesta en marcha de las políticas neoliberales en las décadas de 1980 y 1990 se han englobado en el “concepto paraguas” de la nueva ruralidad. Una interpretación común de la nueva ruralidad se refiere al hecho de que las actividades agropecuarias han perdido el peso que tenían en las sociedades rurales y que los individuos y hogares en el campo han diversificado sus actividades económicas y fuentes de ingreso a través de la migración, el trabajo en los sectores secundario y terciario, y la pluriactividad (Carton de Grammont, 2004, 2008; Gómez Pellón, 2015; Kay, 2008, 2009, entre otros).1

Este artículo examina las características de una nueva ruralidad en nueve municipios de la región de la Mixteca Alta, México, que conforman el Geoparque Mundial UNESCO Mixteca Alta (GMA), poniendo énfasis en los cambios demográficos y socioeconómicos, y sobre todo en la migración. El trabajo confirma la pérdida de importancia de las actividades agropecuarias en la economía local y el crecimiento de la terciarización, dos fenómenos que caracterizan a la nueva ruralidad. Sin embargo, a contracorriente de algunas ideas propuestas en la literatura de la nueva ruralidad, los datos no permiten afirmar que la emigración rural ha ganado terreno en los últimos años en el GMA. Al contrario, después de décadas de intenso despoblamiento desde mediados del siglo XX, ligado a la migración rural-urbana típica de la “vieja ruralidad” (Gómez, 2001, 2008), se observa una tendencia reciente a la estabilización e incluso al incremento de la población en algunos municipios del geoparque.

A través del análisis de estadísticas demográficas y socioeconómicas y de entrevistas a habitantes de la región de estudio, el artículo explora los factores que ayudan a explicar la disminución de la emigración y la tendencia a la estabilización de la población. Esos factores incluyen la caída en la migración a Estados Unidos y el incremento de la migración de retorno (tanto desde Estados Unidos como desde el interior de México), pero sobre todo dos aspectos centrales de las nuevas ruralidades que brindaron alternativas a la migración rural-urbana, a saber: la terciarización a nivel local, y la movilidad pendular diaria a ciudades cercanas por motivos laborales y educativos.

El trabajo se divide en cinco apartados. El primero resume el marco conceptual de la nueva ruralidad, poniendo especial atención en la migración. En seguida, se presenta y justifica la región de estudio. En el tercer apartado se realiza una breve descripción de la metodología empleada. A continuación, se exponen los resultados. Primero, se describen algunas características de la vieja ruralidad en la región de estudio, con énfasis en el predominio del sector primario en la economía local y en el fuerte despoblamiento en la segunda mitad del siglo XX. Luego se analiza la tendencia reciente a la estabilización de la población, explicándola principalmente a través de dos aspectos de las nuevas ruralidades: la terciarización a nivel local, y la movilidad pendular diaria por motivos laborales y educativos. Finalmente, las conclusiones sintetizan las aportaciones del artículo para el marco conceptual de la nueva ruralidad.

Nueva ruralidad y migración

En el contexto latinoamericano, el concepto de la nueva ruralidad se ha empleado por diversos autores para referirse al hecho de que las actividades agropecuarias han dejado de tener el peso que tenían en las sociedades rurales, mientras que los individuos y hogares en el campo han diversificado sus actividades económicas y fuentes de ingreso a través de la migración, el trabajo en los sectores secundario y terciario, y la pluriactividad (Carton de Grammont, 2004, 2008; Gómez Pellón, 2015; Kay, 2008, 2009). Esto se ha explicado a partir de los impactos del proceso de globalización, la puesta en marcha de políticas neoliberales desde los años ochenta, y el surgimiento de nuevas relaciones campo-ciudad.

Además de la pérdida de importancia de las actividades agropecuarias, se ha incluido en el concepto de la nueva ruralidad una larga lista de transformaciones sociales, económicas y culturales que suelen estar interconectadas. A continuación, se presenta una lista no exhaustiva de las transformaciones que engloba este concepto, con base en la revisión de una serie de trabajos sobre la nueva ruralidad en América Latina (Arias, 2005; Carton de Grammont, 2004, 2008, 2010; Delgado, 1999; Gómez, 2001, 2008; Gómez Pellón, 2015; Kay, 2008, 2009; Llambí, 1996; Llambí & Pérez, 2007; Lorenzen, 2015; Martínez, Lorenzen, & Salas, 2015; Pérez C., 2004; Ruiz Rivera & Delgado Campos, 2008; Salas & Rivermar, 2011; Teubal, 2001):

  1. el abandono de actividades agropecuarias ante la disminución de apoyos estatales, la liberalización comercial y la consecuente caída e inestabilidad de los precios agrícolas;

  2. la disminución del uso de la fuerza de trabajo familiar en el sector primario ante la modernización tecnológica, la migración y la falta de interés de la juventud de continuar con las actividades agropecuarias;

  3. la diversificación de las actividades económicas en las zonas rurales, con un fortalecimiento del sector secundario y particularmente del terciario, frente al primario;

  4. el incremento de la pluriactividad en áreas rurales, tanto a nivel individual como a nivel de los hogares;

  5. la transición hacia un campo posproductivista, en el que las actividades agropecuarias pierden importancia frente a los usos recreativos, estéticos, ambientales, residenciales y turísticos de las zonas rurales;

  6. la urbanización de áreas rurales cercanas a ciudades grandes, medianas e incluso chicas;

  7. los cambios en los patrones culturales y de consumo en el campo hacia formas más “urbanas”, ligados en parte a la expansión de los medios de comunicación y de las migraciones rural-urbanas;

  8. la expansión de las estrategias educativas de las personas y los hogares en zonas rurales, en particular una mayor tendencia de los jóvenes a continuar con sus estudios a nivel medio superior y superior;

  9. el incremento de la movilidad pendular diaria -es decir, la movilidad cotidiana entre el lugar de residencia y el lugar de trabajo o estudio- entre campo y ciudad, facilitado por el abaratamiento de los medios de transporte y el mejoramiento de las vías de comunicación, sobre todo en los alrededores de ciudades grandes, medianas y chicas;

  10. la expansión y diversificación de las estrategias migratorias individuales y familiares de los habitantes rurales, tanto hacia zonas urbanas al interior o exterior del país, como hacia zonas de agricultura empresarial dentro o fuera del país;

  11. la intensificación de la migración femenina y familiar;

  12. el proceso de envejecimiento en el campo y en la agricultura, ligado a la migración de jóvenes y a su falta de interés de continuar con las actividades agrícolas;

  13. el proceso de feminización en el campo y en la agricultura, ligado a la migración de hombres, pero también al surgimiento de mercados de trabajo agrícolas orientados particularmente a mujeres (por ejemplo, en la horticultura empresarial).

Estos cambios en las sociedades rurales se han explicado y resumido en la idea de una mayor interconexión entre lo global y lo local, al igual que entre la ciudad y el campo. No obstante, esto no implica que haya una tendencia a la homogenización de las sociedades rurales, o que estas inevitablemente se fundan con lo “urbano”. Al contrario, desde el surgimiento de la noción de la nueva ruralidad, diferentes autores han insistido en que la globalización, el neoliberalismo y las mayores interconexiones entre la ciudad y el campo han tenido impactos y respuestas diversas en las sociedades rurales (p. ej., Llambí, 1996; Llambí & Pérez, 2007; Long, 1996).

Una de esas respuestas, la migración, ha sido central en el estudio de la nueva ruralidad. Los autores que han desarrollado este concepto han tenido en claro que la migración rural-urbana fue fundamental en el periodo previo de la “vieja ruralidad” (Gómez, 2001, 2008), cuando se aceleró el crecimiento de las grandes ciudades latinoamericanas a raíz del modelo de industrialización por sustitución de importaciones y la atracción de vastos contingentes de trabajadores provenientes del campo.

Sin embargo, los autores han argumentado que las migraciones y la relación campo-ciudad se han complejizado desde finales del siglo XX, en el periodo de la nueva ruralidad. Como escribe Carton de Grammont (2010, p. 2): “La relación campo-ciudad es ahora mucho más compleja y, a la vez, más borrosa, que la vieja relación dicotómica propia del capitalismo del siglo XX, caracterizada por el intercambio desigual y la migración de los pobres del campo hacia las ciudades para conformar el ejército industrial de reserva.” Es decir, ya no estaríamos solamente frente a la migración de trabajadores del campo a las grandes ciudades en el contexto de la urbanización y la industrialización, como habría sucedido durante la vieja ruralidad latinoamericana hasta la década de 1980.

De esta manera, de acuerdo con la literatura de la nueva ruralidad, las migraciones en ámbitos rurales se han expandido, complejizado y diversificado. Por un lado, se han incorporado nuevos destinos, tanto nacionales como internacionales, y tanto urbanos como rurales. En cuanto a los destinos urbanos, se ha señalado que las grandes ciudades han perdido atracción para los migrantes rurales frente a ciudades medianas y chicas (Carton de Grammont, 2004, p. 293). En efecto, las ciudades medianas y chicas en América Latina han empezado a crecer más rápidamente en las últimas décadas que las ciudades grandes, algo que ha sido descrito como una diversificación del sistema de ciudades (ONU-Habitat, 2012; P. da Cunha & Rodríguez, 2009).

Los lugares de origen de los migrantes rurales también se han diversificado, al comprender cada vez un mayor número de regiones y localidades, incluyendo regiones con una importante presencia de pueblos indígenas (Torres & Carrasco, 2008). Además, de acuerdo con la literatura, las características demográficas básicas de los migrantes han cambiado, al igual que sus motivos. Ya no se trataría solo de hombres jóvenes que migran con fines laborales, sino que las mujeres e incluso familias enteras se han incorporado a los flujos migratorios (Arias, 2013; Carton de Grammont, Lara, & Sánchez, 2003).

A la vez, la temporalidad y direccionalidad de las migraciones se han diversificado, con la existencia de migraciones permanentes, de largo plazo, temporales, circulares y de retorno. Siguiendo las definiciones analizadas por Jáuregui & Recaño (2014), podemos entender la migración permanente como aquella en la que el migrante se dirige a un destino (ya sea en otro país o dentro del mismo país) con la intención de instalarse definitivamente ahí. La migración de largo plazo y la temporal implican la intención de retornar al lugar de origen después de un periodo largo o limitado en el lugar de destino, respectivamente. La migración circular, por su parte, puede definirse como un proceso de alternancia de estadías cortas entre el lugar de origen del migrante y el lugar de destino. Finalmente, la migración de retorno es aquella en la que el migrante regresa a su lugar de origen con el objetivo de instalarse ahí definitivamente, después de haber permanecido en otro lugar durante un periodo significativo de tiempo.

Además, las tendencias no necesariamente han sido las mismas de acuerdo con el destino de la migración. Parece ser que, en el caso de la migración rural-rural dentro de un mismo país, particularmente la que se da hacia zonas de agricultura empresarial y de exportación, las migraciones temporales o circulares han sido progresivamente remplazadas por las permanentes (Camargo, 2016; Carton de Grammont & Lara, 2010). Ligado a lo anterior, se ha observado que las migraciones hacia zonas de agricultura empresarial y de exportación han involucrado ya no únicamente a hombres viajando solos, sino también a mujeres y familias enteras.

En cuanto a la migración hacia zonas urbanas dentro del mismo país, Carton de Grammont (2005, pp. 13-14) ha señalado que, durante el periodo de industrialización por sustitución de importaciones, el patrón dominante fue el de las migraciones permanentes campo-ciudad, mientras que en el periodo de la nueva ruralidad el esquema se ha basado más en migraciones temporales y de largo plazo, sin que desaparezca la permanente. Este cambio tendría que ver en parte con las condiciones de trabajo precario y flexible en los lugares de destino, que han dificultado la posibilidad de instalarse definitivamente en las ciudades, propiciando el retorno temporal o definitivo a las comunidades y hogares de origen.

En el caso de la migración a Estados Unidos, las mayores dificultades para entrar a ese país de forma indocumentada en la última década han favorecido otras tendencias: por un lado, la migración de retorno al país de origen sin expectativas de regresar a Estados Unidos y, por el otro, la permanencia definitiva o de larga duración de muchos de los que ya están allá, debido a las dificultades que implica ir y venir. Esta permanencia definitiva o de larga duración ha propiciado la búsqueda de la reunificación familiar en Estados Unidos (Arias, 2013, 2016).

Otro punto importante mencionado en la literatura de la nueva ruralidad es que la migración ya no tiene solo como fin la búsqueda de ingresos complementarios a la agricultura, sino que se ha vuelto un mecanismo central en las estrategias económicas y de vida de muchos individuos y hogares en el campo (Carton de Grammont, 2004, p. 281; Kay, 2008, p. 927; 2009, p. 619). Esto se refleja en el hecho de que, en muchos poblados rurales de América Latina, las remesas se han vuelto fundamentales para satisfacer necesidades de consumo básico alimentario, de salud, educación y vivienda, e incluso para invertir en actividades productivas (Kay, 2008, p. 927; 2009, p. 619).

La región de estudio: el Geoparque Mundial UNESCO Mixteca Alta (GMA)

La Mixteca Alta es una región que se localiza en el noroeste del estado de Oaxaca, en el sur de México. Abarca una superficie de alrededor de 8000 km2 y se caracteriza por tener una gran diversidad geológica, biológica, social y cultural (Hermann, 2017). Su geografía también es compleja, pues se observan valles, lomeríos y sierras. Los valles se sitúan alrededor de los 2000 msnm, mientras que las sierras tienen elevaciones máximas de más de 3000 msnm.

Las comunidades de la Mixteca Alta se rigen por usos y costumbres indígenas, en donde las asambleas generales son la máxima instancia de decisiones. La propiedad privada es poco común en la región. La mayor parte de las tierras pertenecen a las comunidades, conocidas como comunidades agrarias. En estas comunidades, los individuos son reconocidos como poseedores de sus terrenos residenciales y agrícolas, pero otras áreas (bosques, matorrales, pastizales, etc.) generalmente son propiedad comunal y son administradas por autoridades agrarias locales conocidas como comisariados de bienes comunales, electas en asambleas.

En 2017, un territorio dentro de la Mixteca Alta obtuvo el reconocimiento como Geoparque Mundial por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), y fue nombrado Geoparque Mundial UNESCO Mixteca Alta (GMA). El GMA se localiza aproximadamente a 90 kilómetros al noroeste de la ciudad de Oaxaca. Tiene una superficie de 415 km2 y abarca nueve municipios: San Andrés Sinaxtla, San Bartolo Soyaltepec, San Juan Teposcolula, San Juan Yucuita, San Pedro Topiltepec, Santa María Chachoápam, Santiago Tillo, Santo Domingo Tonaltepec y Santo Domingo Yanhuitlán (Palacio-Prieto et al., 2016; Rosado-Gonzáles & Ramírez-Miguel, 2017). Este estudio se desarrolló en los nueve municipios del GMA (Mapa 1).

Fuente: Elaboración propia en QGIS con base en INEGI (2017, 2018).

Mapa 1 Localización de los nueve municipios del Geoparque Mundial UNESCO Mixteca Alta (GMA), en el estado de Oaxaca, México 

El GMA es un territorio que refleja las características ambientales y sociales de la Mixteca Alta. En su área relativamente pequeña, se observa un gradiente altitudinal que va de los 2050 a los 2890 msnm, así como un relieve diverso que incluye valles, lomeríos y montañas. De esta manera, el GMA se puede dividir en tres espacios generales: las zonas bien comunicadas en el valle, donde predomina la superficie agrícola, tanto de riego como de temporal; las zonas medias, es decir, los lomeríos y piedemontes, donde se observan pastizales y matorrales, así como áreas de agricultura de temporal; y las zonas altas mal comunicadas, donde predominan bosques de pino y encino, y en menor medida áreas de pastizal y matorral, al igual que algunas zonas de agricultura de temporal (Mapa 1). Los principales cultivos en esas tres zonas son el maíz, el trigo y el frijol. La ganadería es otra actividad importante, en particular el cuidado de ganado ovino y caprino, y en menor medida de ganado bovino. No obstante, como veremos en este trabajo, las actividades del sector primario han perdido importancia en las últimas décadas a raíz de la migración y la terciarización de la economía local.

Las condiciones socioeconómicas del GMA también son diversas y coinciden en gran medida con las características geográficas. Esas condiciones socioeconómicas se pueden resumir a través del índice de desarrollo humano municipal, calculado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) a partir de cuatro variables de salud, educación e ingresos (De la Torre et al., 2014).2 Este índice es bajo en Tonaltepec y Soyaltepec, los municipios más serranos; alto y muy alto en Santiago Tillo y Sinaxtla, respectivamente, los municipios más claramente localizados en el valle; y medio o alto en los otros cinco municipios.

El interés en analizar la nueva ruralidad en los municipios del GMA se explica por cuatro elementos principales. En primer lugar, considerando que las condiciones geográficas y socioeconómicas son representativas de la Mixteca Alta en general, se abre la oportunidad de estudiar una región que ha recibido muy poca atención en la literatura de la nueva ruralidad. En segundo lugar, la diversidad de espacios en el GMA (las zonas bajas, medias y altas), con sus características geográficas y socioeconómicas distintas, permite realizar comparaciones interesantes en una misma zona de estudio -este tipo de comparaciones representa otra laguna en la literatura de la nueva ruralidad.

En seguida, el hecho de que el GMA esté alejado de ciudades medianas o grandes distingue este caso de estudio de gran parte de la literatura empírica sobre la nueva ruralidad, que suele centrarse en áreas rurales cercanas a zonas metropolitanas, debido a la importancia del vínculo campo-ciudad en este marco conceptual. Finalmente, la creación del geoparque en sí es un punto significativo, pues es crucial analizar los cambios que fomentará en términos demográficos y socioeconómicos. En este sentido, es importante visualizar un punto de partida, a partir del cual se podrán hacer comparaciones a mediano y largo plazo en investigaciones posteriores.

Metodología

Este artículo se basa en la recopilación y análisis tanto de información estadística oficial a nivel municipal, como de información recabada en campo a través de entrevistas semiestructuradas.

En cuanto a la información estadística, se recuperaron y analizaron datos demográficos y socioeconómicos provenientes de los censos y conteos de población y vivienda del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de México de 1950 a 2010 y de la Encuesta Intercensal 2015.3 Cabe señalar que no se utilizaron las cifras del censo de 1980, pues presentaron inconsistencias importantes con respecto a los datos de los otros censos, inconsistencias ya analizadas por diferentes demógrafos (p. ej., Corona, 1991). Se utilizó información tanto de los tabulados básicos de los censos y de la Encuesta Intercensal 2015, como de los microdatos de 2000, 2010 y 2015, que fueron analizados con el software de acceso libre PSPP. Los datos se estudiaron a través de estadísticas descriptivas, esencialmente frecuencias, porcentajes y tasas de crecimiento promedio anual.

Los datos estadísticos se complementaron con información recabada a través de entrevistas semiestructuradas. En total, se entrevistaron a 104 individuos, sobre todo a miembros de las autoridades municipales e integrantes de los comisariados de bienes comunales. También se entrevistaron a otras personas recomendadas por las autoridades municipales y comunales. De esta manera, se entrevistaron a 45 miembros de las autoridades municipales, 31 integrantes de los comisariados de bienes comunales y 28 personas señaladas por su buen entendimiento de los cambios locales ocurridos en las últimas décadas. Las entrevistas se realizaron junto con colegas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En este sentido, los entrevistados se seleccionaron intencionalmente con base en su situación de representantes de los municipios y de las comunidades agrarias de estudio y de su conocimiento sobre los cambios demográficos y socioeconómicos locales ocurridos en las últimas tres décadas o más. Las preguntas que se hicieron en las entrevistas no se refirieron a las situaciones particulares de los entrevistados (como generalmente sería el caso en una muestra probabilística), sino a los cambios que han observado en sus comunidades. Por lo mismo, las entrevistas no tuvieron el fin de construir datos estadísticos representativos, sino de corroborar, explicar, ilustrar y brindar un contexto a las tendencias observadas con los datos cuantitativos de los censos y de la Encuesta Intercensal 2015.

Las entrevistas se realizaron entre los meses de marzo y junio de 2019 en 15 localidades (nueve cabeceras municipales y seis agencias municipales) de los nueve municipios de estudio. Estas entrevistas se grabaron y transcribieron, y las transcripciones se dividieron y organizaron en una base de datos de acuerdo con los principales temas y subtemas para identificar tendencias recurrentes.

De la vieja a la nueva ruralidad y el fenómeno de la migración en el GMA

La migración y el despoblamiento en la vieja ruralidad

Antes de analizar la nueva ruralidad y su vínculo con la migración en los municipios del GMA, es importante aclarar la situación en el periodo previo, en el que tuvo lugar un despoblamiento acelerado, ligado sobre todo a la migración ruralurbana (Gráfica 1). Así, en el censo de 1950 se registró una población de 16 421 personas en los nueve municipios de estudio. Esta población decreció constantemente hasta 2005, cuando se registraron 6651 personas, subiendo moderadamente a 7061 en 2010 y bajando a 6502 en 2015. Es decir que, en un periodo de 65 años, la población de los municipios del GMA se redujo en 60.4%.

Fuente: Elaboración propia con base en INEGI (2019a, 2019b).

Gráfica 1 Población total en los municipios del GMA y su tasa de crecimiento promedio anual (con respecto a la fecha censal anterior), 1950-2015 

La caída de la población no siguió el mismo ritmo durante todo el periodo. La época en la que se redujo más rápidamente fue en el periodo de la vieja ruralidad y sobre todo entre 1960 y 1970, cuando la población bajó de 14 280 a 10 283, con una tasa promedio anual de -2.9%. Entre 1950 y 1970, la disminución de la población afectó a todos los municipios del GMA, sin haber una diferenciación clara entre los municipios localizados en el valle y los municipios serranos. Después de 1970, el ritmo de decrecimiento de la población se desaceleró progresivamente hasta el año 2000, fecha a partir de la cual la población experimentó altibajos.

La disminución de la población en los municipios del GMA desde mediados del siglo XX hasta 2015 se debió exclusivamente a un saldo migratorio negativo, porque, aunque la natalidad disminuyó, se mantuvo un crecimiento natural (o vegetativo) positivo, es decir, que el número de nacimientos fue superior al de defunciones (INEGI, 2019c, 2019d).

Una explicación crucial de la intensificación de los flujos migratorios desde los municipios del GMA a mediados del siglo XX fue la construcción en la década de 1940 de la carretera Panamericana que atraviesa el geoparque del noroeste al sureste (Mapa 1). Esta carretera facilitó la movilidad hacia las grandes ciudades del centro de México, sobre todo la Ciudad de México y Puebla, y hacia otras regiones de México e incluso Estados Unidos. Entre las décadas de 1950 y 1980 se expandió la red de carreteras secundarias en la Mixteca, facilitando aún más la movilidad en la región (Reyes et al., 2004).

Un comerciante de Yanhuitlán recordó la importancia de la construcción de la carretera Panamericana como factor que facilitó la emigración:

Yo recuerdo que como en el 48 fue que empezó a migrar mucha gente. Yo estaba en la primaria y entonces había muchos jóvenes aquí que se dedicaban al campo. […] Empezaron varios a decir “no, pues nos vamos, mejor”. Tanto hombres y mujeres empezaron a irse. Se iban solos, eran jóvenes de 20, 25 años que se iban. Y mujeres también, se iban a trabajar en casa. Fue cuando ya empezaron las vías de comunicación, la carretera. Eso fue como en el 40 cuando empezó la carretera aquí. (M. Paz, entrevista, 2 de abril de 2019).

La construcción de las primeras carreteras en la Mixteca Alta a partir de la década de 1940 coincidió con el inicio de lo que se conoce como el “milagro mexicano”, un periodo de alrededor de cuatro décadas durante las cuales México experimentó un crecimiento económico acelerado, una industrialización y una expansión de sus grandes ciudades. En concreto, entre 1940 y 1980, México alcanzó tasas de crecimiento económico real de hasta 11.7% anual, con un promedio de crecimiento anual de 6.4% en ese lapso, en comparación con el crecimiento de 2.4% promedio anual de 1981 a 2017 (INEGI, 2014; CEPAL, 2009). El crecimiento económico, la industrialización y la rápida urbanización durante el periodo del milagro mexicano fomentaron y dependieron de la migración desde localidades rurales.

Los habitantes de los municipios del GMA no tardaron en integrarse a los flujos migratorios rural-urbanos para aprovechar las nuevas oportunidades de empleo en la industria, la construcción y los servicios. De acuerdo con los entrevistados, esos flujos rural-urbanos iniciaron en la década de 1940 y se expandieron rápidamente debido a la formación de redes migratorias conectando los lugares de origen y destino.

Uno de los primeros destinos anotados por los entrevistados fue el estado de Veracruz, en particular la ciudad de Orizaba y el puerto de Veracruz. Sin embargo, la Ciudad de México se volvió rápidamente el destino principal, al ser la ciudad más grande y con crecimiento más rápido, aunque ciudades medianas como Puebla también atrajeron a muchos migrantes. Estos flujos migratorios rural-urbanos de mediados del siglo XX se conformaron sobre todo de adultos jóvenes solteros, tanto hombres como mujeres. Muchas de las mujeres se emplearon como trabajadoras domésticas en los hogares de las nuevas clases medias y medias-altas citadinas, mientras que los hombres se emplearon en la construcción, la industria y los servicios. Un miembro del Cabildo Municipal de Soyaltepec recordó esa migración temprana:

La gente emigró para Veracruz. Los primeros se dedicaron a la meseriada, otros fueron albañiles, y ya los hijos son profesionistas, licenciados, contadores, maestros. Los primeros que llegaban allá se fijaban de meseros, albañiles, la cocina, tenederos, maleteros. Y las señoras trabajaban en las casas. Se iban al puerto de Veracruz, los primeros jalaron para allá y para [la Ciudad de] México, luego para la capital de Oaxaca. [...] Como en los 40, 50, 45 ya empezaron a salir. El pueblo era grande y empezaron a emigrar y emigrar, y por eso fueron quedando pocos. (C. Miguel, entrevista, 1 de abril de 2019).

Los entrevistados también hablaron del surgimiento de un pequeño flujo migratorio hacia Estados Unidos en la década de 1960, impulsado por el Programa Bracero de 1942-1964.4 La migración a Estados Unidos en esa época fue legal y temporal, pues los braceros generalmente regresaban a sus comunidades de origen cuando concluían sus contratos de trabajo. De acuerdo con los entrevistados, después de que dicho programa terminara, la migración a Estados Unidos desde los municipios del GMA se expandió ligeramente y continuó por canales indocumentados, volviéndose por lo mismo cada vez más permanente y menos circular y temporal. La regularización de algunos migrantes en Estados Unidos también fomentó su permanencia. El presidente del Comisariado de Bienes Comunales de San Juan Teposcolula comentó que: “Se empezaron a ir como en los setentas. […] Pero son muy raros los que volvieron. Algunos ya se documentaron y vienen como turistas, por sus años que ya tienen allá.” (O. Espinoza, entrevista, 9 de abril de 2019).

Los entrevistados señalaron que la mayoría de los migrantes en Estados Unidos reside en Los Ángeles y en otras ciudades del sur y del centro de California, destinos que caracterizan a la migración a Estados Unidos desde zonas indígenas de Oaxaca (Kresge, 2007). Si bien los primeros emigrantes a Estados Unidos se ocuparon principalmente en la agricultura, con el paso de los años los sectores de la construcción y de los servicios se volvieron predominantes (Appleby, Moreno, & Smith, 2011).

No obstante, es importante señalar que la migración a Estados Unidos nunca tuvo un peso muy significativo en la mayoría de los municipios del GMA, en particular en comparación con la migración interna rural-urbana. Esto se confirma con el índice absoluto de intensidad migratoria México-Estados Unidos, calculado por el Consejo Nacional de Población (Conapo) con base en cuatro variables, a saber: el porcentaje de hogares que reciben remesas y los porcentajes de hogares con emigrantes a Estados Unidos en el quinquenio anterior, con migrantes circulares en el quinquenio anterior, y con migrantes de retorno en el quinquenio anterior. De acuerdo con ese índice, en 2000 y 2010 todos los municipios del GMA tuvieron un grado migratorio a Estados Unidos bajo o muy bajo, con excepción de Yucuita, con un grado alto en 2000 y un grado medio en 2010, y Chachoápam, con un grado alto en 2000 y 2010 (Zamora & González, 2014).

La migración no solo se explica por factores de atracción; los factores de expulsión también son cruciales. En las entrevistas quedó claro que uno de los motivos centrales de la migración hasta los años ochenta, es decir, durante el periodo de la vieja ruralidad, fue la falta de empleos y de oportunidades económicas locales fuera de la agricultura y la ganadería. En este sentido, el presidente del Comisariado de Bienes Comunales de San Juan Teposcolula explicó por qué se disparó la migración a mediados del siglo XX:

Anteriormente había más habitantes y era el único trabajo, el campo. Casi no había otros trabajos para los habitantes de aquí. Sufría más nuestra economía por la falta de trabajo. Desde los cincuentas, cuarentas, por ahí empezaron a migrar. Se fueron a [las ciudades de] Puebla y México. […] Migraban porque aquí solo había un oficio de sombreros de palma. […] Pero era muy explotado, una docena de sombreros valía cuatro pesos. Mucha gente ya no regresó. (O. Espinoza, entrevista, 9 de abril de 2019).

En efecto, en el periodo previo a la década de 1990 había pocas actividades económicas locales fuera de la agricultura o la ganadería, salvo algunas actividades artesanales poco remuneradas. Este predominio de las actividades agropecuarias antes de 1990 se observa con los datos censales (Gráfica 2, más adelante). En 1960, 86.1% de la población ocupada en los municipios del GMA trabajaba en el sector primario (la agricultura y la ganadería) (INEGI, 2019a). Para 1990, el sector primario seguía siendo predominante, pero se había reducido a 71.8% de la población ocupada. El proceso de pérdida de importancia del sector primario se aceleró después de 1990. Para 2015, tan solo 41.9% de la población ocupada de los municipios del GMA trabajaba en el sector primario, por debajo del 42% que laboraba en el sector terciario (el comercio y los servicios).

Fuente: Elaboración propia con base en INEGI (2019a, 2019b).

Gráfica 2 Número y porcentaje de personas ocupadas por sector de actividad en los municipios del GMA, 1950-2015 

De acuerdo con los entrevistados, en un contexto en el que había muy pocas opciones de empleo fuera de la agricultura y la ganadería, la única alternativa era la migración, en particular a las ciudades del interior del país, si bien algunos probaron su suerte yendo a Estados Unidos. La falta de oportunidades educativas locales también jugó un papel en la migración, tanto por la necesidad de empezar a trabajar ante la imposibilidad de seguir estudiando a nivel local, como por la necesidad de migrar para tener acceso a una educación a nivel medio superior y superior, para aquellos que lograron seguir estudiando. El agente municipal de la localidad de Suchixtlán mencionó que: “Antes sí migraban mucho. La gente se iba para trabajar, pues salieron de la secundaria y al no haber posibilidades de estudiar el bachillerato se iban a trabajar. Por lo general se fueron a la Ciudad de México. Se iban a trabajar a las fábricas y las obras, en los negocios, de choferes, de todo”. (A. Fernández, entrevista, 3 de abril de 2019).

Respecto a la migración por motivos educativos, el presidente del Comisariado de Bienes Comunales de la comunidad de Yucucuy, en el municipio de Santiago Tillo, explicó que:

Muchos de nosotros, y contándome a mí, emigramos a otros lugares por falta de instituciones de diferentes carreras, tuvimos que emigrar a la Ciudad de México. Antes, por ejemplo, cuando yo estaba aquí no existía la Normal de [San Pedro y San Pablo] Teposcolula y yo necesitaba una normal porque a mí me gustaba ser maestro. La escuela de medicina, pues hasta [la ciudad de] Oaxaca [...]. Entonces, a falta de instituciones públicas […] en variedad de carreras profesionales, nos fuimos buscando mejor calidad de vida y mejor forma de estudiar en la Ciudad de México. (D. Marín, entrevista, 3 de abril de 2019).

Hacia una estabilización de la población y una nueva ruralidad

Después de 1970, el ritmo de decrecimiento de la población en los municipios del GMA se desaceleró progresivamente hasta el periodo 1995-2000, cuando la población pasó de 7522 a 7298, con una tasa promedio anual de -0.7% (Gráfica 1). Entre 2000 y 2005, el ritmo de decrecimiento se aceleró nuevamente, aunque de 2005 a 2010 la población se incrementó de forma moderada, volviendo a registrarse una caída entre 2010 y 2015, con una tasa promedio anual de -1.7%. No obstante, la población permaneció prácticamente estable entre 2005 y 2015, en poco más de 6500 habitantes.

Sin embargo, esta estabilización de la población esconde diferencias importantes por municipio. De esta manera, en Sinaxtla, Santiago Tillo y Yanhuitlán -tres municipios bien comunicados y localizados principalmente en el valle- la población se incrementó de 2005 a 2015, con tasas promedio anual de 3.4, 2.2 y 0.4%, respectivamente. Por su parte, en Chachoápam y Soyaltepec, la población se redujo de forma muy moderada (con tasas promedio anual de -0.5 y -0.8%, respectivamente), seguidos de Topiltepec, San Juan Teposcolula y Yucuita (tasas de -1.6, -1.7 y -2.7% promedio anual, respectivamente). Por último, el despoblamiento siguió siendo muy significativo en Tonaltepec (-3.8% promedio anual), el municipio más serrano del GMA, que solo es accesible por un camino de terracería. Incluso esta distinción por municipio esconde diferencias a su interior -por ejemplo, a pesar de ser un municipio principalmente serrano, Soyaltepec tiene una localidad, Añañe, localizada en el valle, cuya población ha crecido recientemente.

Este apartado explica la estabilización o el incremento de la población en algunos de los municipios del GMA a partir de cuatro factores. Los primeros dos son la caída en la migración a Estados Unidos y el incremento de la migración de retorno (desde Estados Unidos y desde el interior del país), aunque se aclara que son factores secundarios. Los dos factores más relevantes son la terciarización a nivel local y la movilidad pendular diaria a ciudades cercanas por motivos laborales y educativos. Estos dos fenómenos, que son característicos de las nuevas ruralidades, brindaron alternativas a la migración rural-urbana que predominó en la vieja ruralidad.

La caída de la migración a Estados Unidos en la última década fue un tema relativamente recurrente, mencionado en poco menos de 20% de las entrevistas. Los factores mencionados por los entrevistados para explicar esta caída son los mayores costos y dificultades para migrar de forma indocumentada en un contexto de reforzamiento fronterizo y de creciente inseguridad en la frontera norte de México, y la crisis económica y financiera de 2008-2009 en Estados Unidos, que afectó a muchos sectores económicos con gran presencia de mexicanos, incluyendo la construcción. Esto incluso promovió la migración de retorno, que se analiza más adelante.

La disminución de la migración a Estados Unidos se refleja en el porcentaje de viviendas que reciben remesas internacionales. En el año 2000, 6.5% de las viviendas en los municipios del GMA recibieron remesas internacionales, bajando a 4.6% para 2015 (INEGI, 2019a, 2019b). Además, el número de emigrantes internacionales durante el quinquenio anterior en los municipios de estudio se redujo de 168 en 2000 a 76 en 2010 (INEGI, 2019a). Si bien es una reducción importante, queda claro que este factor por sí solo no logra explicar por qué se pasó de un despoblamiento masivo de más de mil personas en promedio cada lustro entre 1950 y 1990 a una estabilización de la población, sobre todo desde 2005.

Otro posible factor de la estabilización de la población en el GMA es el incremento de la migración de retorno desde Estados Unidos. Sin embargo, los datos sugieren que este factor también es secundario. En el año 2000, se registraron 15 migrantes de retorno desde Estados Unidos en el quinquenio anterior (es decir, que vivían en ese país cinco años antes), subiendo a 65 en 2010 y bajando a 32 en 2015 (INEGI, 2019a, 2019b).

Una creciente inmigración desde otros estados de México o desde otros municipios de Oaxaca, sobre todo una creciente migración de retorno desde esos lugares, podría ser otro factor que ayuda a explicar la estabilización de la población en el GMA. Sin embargo, los datos contradicen esa idea en el caso de la inmigración desde otros estados. En 1990, 310 personas en los municipios de estudio residían en otro estado cinco años antes, bajando a 206 personas para 2010, y subiendo ligeramente a 217 en 2015 (INEGI, 2019a, 2019b). La mayoría de esos inmigrantes provino de la Ciudad de México y del Estado de México (61 y 105, respectivamente, en 2015), sugiriendo que, efectivamente, se trata en gran medida de migrantes de retorno, algo que se corrobora con su lugar de nacimiento -en 2015, 112 de los 217 inmigrantes habían nacido en el estado de Oaxaca (INEGI, 2019b).

No obstante, los datos sí muestran un incremento de la inmigración desde otros municipios de Oaxaca. En el 2000, había 77 personas en los municipios del GMA que residían en otro municipio de Oaxaca cinco años antes, incrementándose a 147 para 2010 y a 169 para 2015 (INEGI, 2019a, 2019b). Las entrevistas realizadas sugieren que se trata sobre todo de una migración de retorno -un tema recurrente mencionado en poco menos de la mitad de las entrevistas-. Como lo explicó la presidenta del Comisariado de Bienes Comunales de Soyaltepec: “Ahora de viejitos algunos empiezan a regresar. Eso es lo que estamos viendo. […] Son algunos que fueron a trabajar a [las ciudades de] México, Puebla, Oaxaca.” (C. Palma, entrevista, 2 de marzo de 2019).

Sin embargo, estos datos sugieren que la inmigración a los municipios del GMA representa otro factor secundario de la estabilización de la población. Aun sumando la caída de la emigración a Estados Unidos y el incremento de la inmigración a los municipios del GMA (esencialmente una migración de retorno), el saldo positivo máximo sería de alrededor de 200 personas por lustro a partir del año 2000. Esto está lejos de explicar por qué se pasó de un despoblamiento masivo de más de mil personas en promedio cada lustro durante la vieja ruralidad a una estabilización de la población.

Los principales factores de la estabilización de la población en los municipios del GMA se relacionan con la caída de la emigración hacia destinos del interior del país, sobre todo la Ciudad de México y Puebla, que fueron los principales durante la vieja ruralidad. Esto está íntimamente ligado al crecimiento de poblados y pequeñas y medianas ciudades cercanas al GMA como San Pedro y San Pablo Teposcolula, Huajuapan, Nochixtlán e incluso la ciudad de Oaxaca, y la expansión de oportunidades económicas y educativas en esos lugares, brindando alternativas a la migración a través de la movilidad pendular diaria a esos destinos cercanos. En el caso de Nochixtlán, la ciudad más cercana al GMA (Mapa 1), su población municipal se incrementó de 10 948 en 1990 a 18 525 en 2015 (un incremento de 2.8% promedio anual), mientras que su población económicamente activa creció de 2534 a 6732 (un incremento sorprendente de 6.6% promedio anual) (INEGI, 2019a, 2019b).

Las entrevistas sugieren que hubo un crecimiento moderado de la emigración a esos destinos más cercanos, a la vez que hubo un decrecimiento más significativo de la emigración a los destinos tradicionales -sobre todo la Ciudad de México y Puebla-, traduciéndose en una disminución general de la emigración. Sin embargo, el movimiento más importante no fue uno de migración a los nuevos destinos cercanos, sino, como ya se anotó, de una movilidad pendular diaria por motivos laborales y educativos -este fue un tema recurrente mencionado en poco más de la mitad de las entrevistas-. El presidente municipal de Topiltepec explicó esta movilidad pendular: “Los jóvenes que son albañiles se van a buscar trabajo en otro lado. […] Se salen, por ejemplo, a Nochixtlán. Van y vienen. Algunas personas se van a lavar o a otras actividades que tengan por ahí. [...] Los niños, los que sí tienen posibilidades, se van a estudiar a Nochixtlán, a Yodocono, a [San Pedro y San Pablo] Teposcolula, ahí tienen que buscarle y salir”. (R. Mendoza, entrevista, 29 de marzo de 2019).

El incremento de la movilidad pendular diaria por motivos laborales se confirma con datos de los censos y de la Encuesta Intercensal 2015. De esta manera, en el año 2000, en el conjunto de los municipios del GMA, 11.4% de la población ocupada trabajaba fuera de su municipio de residencia (INEGI, 2019a). Para 2015, esta cifra fue de 26.2% (INEGI, 2019b). La mayor parte de esta movilidad pendular diaria por motivos laborales se dirigió a la ciudad de Nochixtlán, que atrajo a 14.2% de la población ocupada de los municipios del GMA en 2015, es decir, 55.7% de aquellos que trabajaban fuera de sus municipios de residencia (INEGI, 2019b). Le siguieron San Pedro y San Pablo Teposcolula (un pueblo grande cercano al GMA), con 7.3% de los que trabajaban fuera, la ciudad de Oaxaca (5.9%), y las ciudades mixtecas de Huajuapan y Tlaxiaco (un poco menos de 3% en cada caso).

Sin embargo, la movilidad pendular diaria a ciudades cercanas fue más factible en los municipios bien comunicados y situados en el valle, sobre todo aquellos cercanos a Nochixtlán -precisamente los municipios donde la población ha crecido o permanecido estable en los últimos años-. En este sentido, el porcentaje de la población ocupada en 2015 que trabajaba fuera de su municipio de residencia fue particularmente alto en Sinaxtla (49%, en 2015), Santiago Tillo (30.3%), Chachoápam (30.1%) y Yucuita (29.4%), seguidos de Soyaltepec (23.9%) y Yanhuitlán (22.5%). En el otro extremo, en Tonaltepec, el municipio más serrano del GMA, apenas 7.4% de la población ocupada trabajaba fuera de su municipio de residencia, seguido de San Juan Teposcolula y Topiltepec (17.2 y 17.6%, respectivamente).

La movilidad pendular diaria por motivos educativos también es de gran importancia -fue mencionado en poco menos de un tercio de las entrevistas-. De acuerdo con la Encuesta Intercensal 2015, en ese año 32.5% de los estudiantes del GMA estudiaba fuera de su municipio de residencia (INEGI, 2019b). Esta cifra superó el 40% en Sinaxtla, Santiago Tillo, Chachoápam, Yucuita y Soyaltepec (los cinco municipios que también tuvieron los mayores porcentajes de movilidad pendular diaria por motivos laborales). Los municipios con menor porcentaje de personas que estudiaban fuera de su municipio de residencia fueron Yanhuitlán (13.4%), San Juan Teposcolula (20.7%), Tonaltepec (27.5%) y Topiltepec (33.7%). Sin embargo, el caso de Yanhuitlán es particular, porque es la única localidad del GMA que tiene un bachillerato, por lo que menos jóvenes deben salir de ese municipio para seguir sus estudios a nivel medio superior.

En 2015, el principal destino educativo fuera de los municipios de residencia fue la ciudad de Nochixtlán, sede de dos escuelas de nivel medio superior, que atrajo 15.2% de los estudiantes del GMA en 2015, es decir, 46.8% de los que estudiaban fuera (INEGI, 2019b). Le siguieron San Pedro y San Pablo Teposcolula (9% de los que estudiaban fuera en 2015), sede de dos universidades y un colegio de bachilleres, y la ciudad de Oaxaca (7.8%). La construcción de escuelas de nivel medio superior y superior cercanas a los municipios de estudio -o dentro, en el caso del bachillerato de Yanhuitlán, que abrió sus puertas en 1975- permitió esta movilidad pendular diaria por motivos educativos.

El mejoramiento de las vías de comunicación y la aparición de un transporte público eficiente a las ciudades cercanas fueron cruciales para facilitar la movilidad pendular por motivos laborales y educativos. Sin embargo, reiteremos que esto benefició esencialmente a las comunidades localizadas en el valle, en donde hay facilidad para salir a trabajar o estudiar diario. En las localidades más alejadas, en donde la distancia, la mala condición de los caminos y la falta de transporte público no hacen posible o dificultan mucho la movilidad pendular diaria, sigue siendo necesaria la migración rural-urbana (ya sea permanente, de largo plazo, temporal o circular) para realizar actividades económicas fuera de la agricultura o la ganadería. Es decir, las mayores facilidades para salir de las localidades paradójicamente han sido un factor que evita la migración, al permitir el establecimiento de estrategias de movilidad pendular diaria. En palabras del agente municipal de la comunidad de Añañe, una localidad situada en el valle, perteneciente al municipio de Soyaltepec:

Lo principal es el acceso que hay de aquí a Nochixtlán, de aquí a Yanhuitlán, que es nuestro punto. Si queremos ir a [la Ciudad de] México, o a Huajuapan, a Tlaxiaco, a Oaxaca… en cinco minutos pasa la Urvan [el transporte público]. El acceso a los medios que tenemos está muy claro. El pueblo ha tenido mejoras. O sea que la pavimentación ha hecho que el pueblo se mantenga, se nos facilita la salida a los lugares. […] Hay otros pueblos que están a tres, cuatro horas para salir a Nochixtlán. […] Yo los he comparado con mi pueblo y tenemos muchas comodidades. (J. González, entrevista, 1 de abril de 2019).

La creciente movilidad laboral pendular ha favorecido la tendencia a la terciarización de la población ocupada en los municipios del GMA. De las 475 personas que trabajaban fuera de sus municipios en 2015, 380 personas, es decir, el 80%, lo hacían en el sector terciario (INEGI, 2019b). Esas 380 personas representan el 46.3% de la población ocupada en el sector terciario habitando en los municipios del GMA en 2015. Es decir, casi la mitad de las personas de los municipios de estudio que trabajaban en el sector terciario recurrían a la movilidad pendular diaria fuera del GMA.

Evidentemente, la terciarización también se explica por lo cambios locales en las fuentes de trabajo y no solo por la movilidad laboral pendular diaria fuera del GMA. Esta terciarización a nivel local es claramente observable en el paisaje de las localidades del GMA, especialmente en los municipios situados en el valle, con la aparición reciente de numerosos pequeños negocios, incluyendo tiendas de abarrotes, restaurantes, puestos de comida callejera, taxis colectivos, e incluso tres pequeños hoteles localizados en Yanhuitlán. Esto se plasma en los datos sobre los principales subsectores de ocupación en el comercio y los servicios, que incluyen la preparación y venta de alimentos, excluyendo la venta ambulante (5.2% de la población ocupada en el GMA en 2015); la educación (5.2%); el transporte (4.5%); el trabajo doméstico (3.8%); el comercio ambulante (2.8%); el comercio en establecimientos (2.7%), y el trabajo de limpieza (2.3%) (INEGI, 2015).

Es importante mencionar que el naciente turismo rural en el GMA ha fomentado la creación y operación de estos pequeños negocios en el comercio y en los servicios de transporte, alimentación y hospedaje. De acuerdo con datos de la Administración del GMA, el número de visitantes al geoparque pasó de tan solo 199 en 2015 a casi 3800 en 2019 (es decir, que prácticamente se multiplicó por 20).5 La cifra de 3800 puede parecer baja, pero representa en realidad más de un visitante por cada dos residentes en los municipios del GMA. Además, esa cifra solo incluye a los visitantes registrados por dicha Administración, por lo que subestima el número real de turistas, muchos de los cuales -como los turistas espontáneos- no son contabilizados.

La terciarización, ya sea a nivel local o a través de la movilidad laboral pendular, a su vez representa una alternativa a la migración. En más de la mitad de las entrevistas se mencionó la transformación de una economía local basada esencialmente en actividades agropecuarias, con muy pocas alternativas de trabajo remunerado, a una economía más diversificada, con oportunidades de empleo no agrícola ya sea a nivel local o en ciudades cercanas, sobre todo Nochixtlán. Además, se señaló reiteradamente a los jóvenes como quienes realizan ocupaciones no agrícolas, lo que ayuda a explicar el envejecimiento de las personas ocupadas en el sector primario, cuya edad promedio (48 años, en 2015) es significativamente más alta que en los sectores secundario (39) y terciario (38) (INEGI, 2019a, 2019b). El presidente municipal de Topiltepec resumió este proceso de envejecimiento de los agricultores: “Antes, la mayoría de personas, tanto grandes y jóvenes, nos dedicábamos al campo. Pero ahora no, porque ya hay un cambio. La juventud ya de plano no le gusta mucho trabajar en el campo. Y los viejitos como nosotros que estamos acostumbrados, tenemos que seguirle, no nos queda de otra”. (R. Mendoza, entrevista, 29 de marzo de 2019).

La Gráfica 2 muestra el número y el porcentaje de personas ocupadas por sector de actividad en los municipios del GMA de 1950 a 2015. Entre 1950 y 1990, la rápida caída en términos absolutos de la población ocupada en el sector primario tuvo que ver principalmente con el despoblamiento, dado que ese sector siguió siendo predominante en términos relativos en 1990, con 71.8% de la población ocupada. De 1990 en adelante, se observa una caída de la población ocupada en el sector primario, tanto en términos absolutos como relativos, y un proceso acelerado de terciarización. Para 2015, solo 41.9% de la población ocupada trabajaba en el sector primario, mientras que 42% lo hacía en el sector terciario.

El sector secundario, por su parte, ha tenido un comportamiento irregular, con diferentes altibajos. No obstante, desde el año 2000 ha permanecido estable, en términos absolutos y relativos. En 2015, 16.1% de la población ocupada de los municipios del GMA pertenecía al sector secundario. De las 315 personas que laboraban en el sector secundario en 2015, casi una cuarta parte (24.8%) trabajaba fuera del GMA (INEGI, 2019b).

Como es de esperarse, el proceso de pérdida de importancia de las actividades agropecuarias (y por ende el proceso de terciarización) tuvo un avance menos significativo en los municipios serranos. En efecto, en Tonaltepec, Topiltepec y Soyaltepec, el 64.8, 55.9 y 51.6%, respectivamente, de la población ocupada trabajaba en el sector primario en 2015, mientras que en 1990 estas cifras fueron de más de 80% en los tres casos. Algo muy diferente ocurrió en los municipios bien comunicados y localizados en gran medida en el valle, sobre todo Yanhuitlán y Sinaxtla, en donde, respectivamente, 24 y 27.5% de la población ocupada pertenecía al sector primario en 2015, mientras que en 1990 estas cifras fueron de alrededor del 60%. En los otros municipios, entre 40.2 y 50.5% de la población ocupada se ubicaba en el sector primario en 2015 (INEGI, 2019b).

Por último, es importante mencionar que las estrategias educativas de los jóvenes juegan un papel crucial en este proceso de terciarización, pues la educación a nivel medio superior y superior representa un camino claro para acceder a empleos no agrícolas. Un comerciante de Yanhuitlán lo expresó de la siguiente manera: “Nosotros desde la edad de doce años, saliendo de la primaria, ya nos dedicábamos al campo, porque eso era lo fuerte. Hoy, la mayoría de los jóvenes van a la secundaria, empiezan a hacer su bachillerato y algunos la carrera [universitaria]. [...] Ahora ya hay otras opciones con los jóvenes de aquí, ya quieren conocer otras cosas”. (M. Paz, entrevista, 2 de abril de 2019).

Conclusiones

Este estudio ofrece lecciones valiosas para el marco conceptual de la nueva ruralidad. Un punto crucial analizado es la tendencia reciente a la estabilización e incluso al incremento de la población en ciertos municipios del GMA después de décadas de intenso despoblamiento desde mediados del siglo XX. Se explicó esta estabilización de la población sobre todo a partir de dos fenómenos centrales de la nueva ruralidad, a saber, la terciarización a nivel local y la movilidad pendular diaria por motivos laborales y educativos, que se han vuelto alternativas a la migración rural-urbana que predominó durante la vieja ruralidad.

La idea de que la terciarización y la movilidad pendular diaria puedan retener a la población en sus lugares de origen representa un tema que no ha recibido la debida atención en la literatura de la nueva ruralidad latinoamericana. Se trata de una cuestión importante que podría ampliar nuestro entendimiento sobre la nueva ruralidad, poniendo en duda aseveraciones comunes sobre una expansión de las estrategias migratorias de individuos y hogares en el campo.

Además, este estudio muestra que la terciarización y la movilidad pendular diaria no están limitadas a zonas rurales cercanas a ciudades grandes o medianas. Esto impugna la aseveración de que, en América Latina, este tipo de movilidad diaria está “limitado al entorno de las megalópolis (Ciudad de México, Buenos Aires, Sao Paulo, Santiago)” (Carton de Grammont, 2008, p. 33). Como se mostró aquí, estos fenómenos propios de la nueva ruralidad también ocurren en zonas rurales alejadas de las ciudades grandes y medianas, algo favorecido por el crecimiento de ciudades pequeñas y el proceso de diversificación del sistema de ciudades. Esto representa precisamente otra laguna en la literatura de la nueva ruralidad que debe abordarse. El análisis de la nueva ruralidad en regiones relativamente aisladas que no han recibido mucha atención, como la Mixteca Alta, promete develar mucho y generar lecciones importantes para este marco conceptual.

No obstante, en este trabajo se mostró que existen diferencias sustanciales respecto a cómo se expresa la nueva ruralidad en la diversidad de espacios del GMA (las zonas bajas, medias y altas). Sobre todo, se reveló que la movilidad pendular diaria y la terciarización tienen un peso mayor en los municipios bien comunicados, localizados en el valle, en comparación con los municipios serranos, en donde la migración rural-urbana y el despoblamiento siguen siendo de gran importancia. Esto demuestra que, incluso en una misma región de estudio, la nueva ruralidad puede tener características diversas dependiendo de la complejidad geográfica. Este entendimiento es un punto crucial que debe considerarse en cualquier análisis sobre la nueva ruralidad.

Finalmente, es importante recalcar la cuestión del turismo y su vínculo con la nueva ruralidad y la migración, que representa otro tema relegado en la literatura. Como se mencionó brevemente, el naciente turismo rural en los municipios de estudio ha contribuido al proceso de terciarización local. Además, la creación del geoparque en sí es crucial para explicar la expansión de las actividades ligadas al turismo y del número de turistas que está en curso. Si bien el turismo es un fenómeno muy reciente en los municipios de estudio, así como en la Mixteca Alta en general, su creciente importancia podría acelerar el proceso de terciarización, creando oportunidades de trabajo a nivel local, especialmente para jóvenes, representando a su vez alternativas a la migración. Este es un tema que merece más atención en investigaciones futuras sobre la nueva ruralidad en la Mixteca Alta, así como en otras regiones relativamente aisladas que han sido desdeñadas en la literatura.

Referencias

Appleby, C., Moreno, N., & Smith, A. (2011). Echando raíces: el asentamiento tlacotepense en los Estados Unidos. En W. A. Cornelius, D. S. Fitz-Gerald, J. Hernández-Díaz, & S. Borger (Coords.), Migración desde la Mixteca: una comunidad transnacional en Oaxaca y California (pp. 105-129). México: MÁ Porrúa. [ Links ]

Arias, P. (2016). Entre el grupo doméstico y el trabajo. Otros actores y nuevos límites a la autonomía de las migrantes. En B. Canabal & M. A. Olivares (Coords.), Sujetos rurales: retos y nuevas perspectivas de análisis (pp. 163-191). México: UAM-X/Itaca. [ Links ]

Arias, P. (2013). Migración, economía campesina y ciclo de desarrollo doméstico. Discusiones y estudios recientes. Estudios Demográficos y Urbanos, 28(1), 93-121. http://dx.doi.org/10.24201/edu.v28i1.1440 [ Links ]

Arias, P. (2005). Nueva ruralidad: antropólogos y geógrafos frente al campo hoy. En H. Ávila (Coord.), Lo urbano-rural, ¿nuevas expresiones territoriales? (pp. 123-159). Cuernavaca, México: CRIM-UNAM. [ Links ]

Camargo, A. (2016). De migrantes a residentes. Jornaleros agrícolas y su proceso de arraigo en San Quintín, Baja California. En B. Canabal & M. A. Olivares (Coords.), Sujetos rurales: retos y nuevas perspectivas de análisis (pp. 213-233). México: UAM-X/Itaca. [ Links ]

Carton de Grammont, H. (2010). Nueva ruralidad: ¿un concepto útil para repensar la relación campo-ciudad en América Latina? Ciudades, (85), 2-6. [ Links ]

Carton de Grammont, H. (2008). El concepto de nueva ruralidad. En E. Pérez, M. A. Farah, & H. Carton de Grammont (Comps.), La nueva ruralidad en América Latina: avances teóricos y evidencias empíricas (pp. 23-44). Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana/CLACSO. [ Links ]

Carton de Grammont, H. (2005). Prólogo. En H. Ávila (Coord.), Lo urbano-rural, ¿nuevas expresiones territoriales? (pp. 11-17). Cuernavaca, México: CRIM-UNAM. [ Links ]

Carton de Grammont, H. (2004). La nueva ruralidad en América Latina. Revista Mexicana de Sociología, 66(Número Especial), 279-300. https://doi.org/10.2307/3541454 [ Links ]

Carton de Grammont, H., & Lara, S. M. (2010). Productive restructuring and ‘standardization’ in Mexican horticulture: Consequences for labour. Journal of Agrarian Change, 10(2), 228-250. https://doi.org/10.1111/j.1471-0366.2009.00246.x [ Links ]

Carton de Grammont, H., Lara, S. M., & Sánchez, M. J. (2003). Caractéristiques des migration rurales à l’intérieur du Méxique et vers les États-Unis. Migrations Société, 15(87-88), 23-34. https://dialnet.unirioja.es/ejemplar/390273Links ]

Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). (2009). Series históricas de estadísticas económicas, 1950-2008. Cuadernos Estadísticos, (37). https://www.cepal.org/es/publicaciones/4315-america-latina-caribe-series-historicas-estadisticas-economicas-1950-Links ]

Corona V. R. (1991). Confiabilidad de los resultados preliminares del XI Censo General de Población y Vivienda de 1990. Estudios Demográficos y Urbanos, 6(1), 33-68. http://dx.doi.org/10.24201/edu.v6i1.802 [ Links ]

De la Torre, R., Rodríguez, C., Ramírez, A. P., Praz, P. E., & Oñate, I. (2014). Índice de Desarrollo Humano Municipal en México: nueva metodología. México: PNUD. http://www.mx.undp.org/content/mexico/es/home/library/poverty/idh-municipal-en-mexico--nueva -metodologia.htmlLinks ]

Delgado, J. (1999). La nueva ruralidad en México. Investigaciones Geográficas, (39), 82-93. http://dx.doi.org/10.14350/rig.59085 [ Links ]

Durand, J. (2007). El Programa Bracero (1942-1964). Un balance crítico. Migración y Desarrollo, (9), 27-43. https://doi.org/10.35533/myd.0509.jd [ Links ]

Gómez, S. (2008). Nueva ruralidad. Fundamentos teóricos y necesidad de avances empíricos. En E. Pérez, M. A. Farah, & H. Carton de Grammont (Comps.), La nueva ruralidad en América Latina: avances teóricos y evidencias empíricas (pp. 45-77). Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana/CLACSO. [ Links ]

Gómez, S. (2001). ¿Nueva Ruralidad? Un aporte al debate. Estudos Sociedade e Agricultura, (17), 5-32. https://revistaesa.com/ojs/index.php/esa/article/view/196Links ]

Gómez Pellón, E. (2015). Aspectos teóricos de las nuevas ruralidades latinoamericanas. Gazeta de Antropología, 31(1), 1-15. https://doi.org/10.30827/Digibug.36669 [ Links ]

Hermann, M. A. (2017). Configuraciones territoriales en la Mixteca. Vol. II. México: CIESAS. [ Links ]

Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2019a). Censos y Conteos de Población y Vivienda. https://www.inegi.org.mx/datos/?init=2Links ]

Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2019b). Encuesta Intercensal 2015. https://www.inegi.org.mx/programas/intercensal/2015/Links ]

Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2019c). Mortalidad. Defunciones generales. https://www.inegi.org.mx/temas/mortalidad/Links ]

Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2019d). Natalidad y fecundidad. Nacimientos. https://www.inegi.org.mx/temas/natalidad/Links ]

Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2018). Marco Geoestadístico, diciembre 2018. https://www.inegi.org.mx/temas/mg/default.html#DescargasLinks ]

Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2017). Conjunto de datos vectoriales de la carta de Uso del suelo y vegetación serie VI. Conjunto Nacional. https://www.inegi.org.mx/temas/usosuelo/default.html#DescargasLinks ]

Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2014). Estadísticas Históricas de México 2014. Aguascalientes: INEGI. http://internet.contenidos.inegi.org.mx/contenidos/productos//prod_serv/contenidos/espanol/bvINEGI/productos/nueva_estruc/HyM2014/8.%20Informacion%20economica%20agregada.pdfLinks ]

Jáuregui, J. A., & Recaño, J. (2014). Una aproximación a las definiciones, tipologías y marcos teóricos de la migración de retorno. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, 19(1084). http://www.ub.es/geocrit/b3w-1084.htmLinks ]

Kay, C. (2008). Reflections on Latin American rural studies in the neoliberal globalization period: A new rurality? Development and Change, 39(6), 915-943. https://doi.org/10.1111/j.1467-7660.2008.00518.x [ Links ]

Kay, C. (2009). Estudios rurales en América Latina en el periodo de globalización neoliberal: ¿una nueva ruralidad? Revista Mexicana de Sociología, 71(4), 607-645. http://revistamexicanadesociologia.unam.mx/index.php/rms/article/view/17769Links ]

Kresge, L. (2007). Indigenous Oaxacan communities in California: An overview. Davis, California: California Institute for Rural Studies. https://www.safsf.org/wp-content/uploads/2015/08/2015_Aug26_IndigenousHealthWeb_Report.pdfLinks ]

Llambí, L. (1996). Globalización y nueva ruralidad en América Latina: una agenda teórica y de investigación. En S. M. Lara & M. Chauvet (Coords.), La sociedad rural mexicana frente al nuevo milenio. Vol. 1. La inserción de la agricultura mexicana en la economía mundial (pp. 75-98). México: UAM-A/UNAM/INAH/Plaza y Valdés. [ Links ]

Llambí, L., & Pérez, E. (2007). Nuevas ruralidades y viejos campesinismos. Agenda para una nueva sociología rural latinoamericana. Cuadernos de Desarrollo Rural, 4(59), 37-61. https://revistas.javeriana.edu.co/index.php/desarrolloRural/issue/view/107Links ]

Long, N. (1996). Globalización y localización: nuevos retos para la investigación rural. En S. M. Lara & M. Chauvet (Coords.), La sociedad rural mexicana frente al nuevo milenio . Vol. 1. La inserción de la agricultura mexicana en la economía mundial (pp. 35-74). México: UAM-A/UNAM/INAH/Plaza y Valdés. [ Links ]

Lorenzen, M. (2015). Vers une nouvelle ruralité: urbanisation et changements dans l’agriculture dans le centre du Mexique. Tesis de doctorado en Sociología, Université Paris 1 Panthéon-Sorbonne. https://tel.archives-ouvertes.fr/tel-01230589/documentLinks ]

Martínez, E., Lorenzen, M., & Salas, A. (2015). Reorganización del territorio y transformación socio-especial rural-urbana. Sistema productivo, migración y segregación en los Altos de Morelos. México: IIS-UNAM/Bonilla Artigas. [ Links ]

Noriero, L., Torres, G., Almanza, M., & Ramírez, C. (2009). Nueva ruralidad: enfoques y sinergias. Emergencia de un modelo alternativo de desarrollo. Textual, (53), 77-102. [ Links ]

ONU-Habitat. (2012). Estado de las ciudades de América Latina y el Caribe 2012: rumbo a una nueva transición urbana. Nairobi: ONU-Habitat. https://flacso.edu.ec/cite/onu-habitat_2012_estado-de-las-ciudades-de-america-latina-y-el-caribe-rumbo-a-una-nueva-transicion-urbana/Links ]

Palacio-Prieto, J. L., Rosado-González, E., Ramírez-Miguel, X., Oropeza-Orozco, O., Cram-Heydrich, S., Ortiz-Pérez, M. A., Figueroa-Mah-Eng, J. M., & Fernández de Castro-Martínez, G. (2016). Erosion, culture and geoheritage; the case of Santo Domingo Yanhuitlán, Oaxaca, México. Geoheritage, 8(4), 359-369. https://doi.org/10.1007/s12371-016-0175-2 [ Links ]

P. da Cunha, J. M., & Rodríguez, J. (2009). Crecimiento urbano y movilidad en América Latina. Revista Latinoamericana de Población, 3(4-5), 27-64. https://doi.org/10.31406/relap2009.v3.i1.n4-5.1 [ Links ]

Pérez C., E. (2004). El mundo rural latinoamericano y la nueva ruralidad. Nómadas, (20), 180-193. http://nomadas.ucentral.edu.co/nomadas/pdf/nomadas_20/20_16P_Elmundorurallatinoamericano.pdfLinks ]

Reyes, R. G., Gijón, A. S., Yúnez, A., & Hinojosa, R. (2004). Características de la migración internacional en Oaxaca y sus impactos en el desarrollo regional. En R. Delgado & M. Favela (Coords.), Nuevas tendencias y desafíos de la migración internacional México-Estados Unidos (pp. 195-221). México: MÁ Porrúa. [ Links ]

Rosado-González, E. M., & Ramírez-Miguel, X. (2017). Importancia del trabajo comunitario participativo para el establecimiento del Geoparque Mundial de la UNESCO Mixteca Alta, Oaxaca, México. Investigaciones Geográficas, (92), 1-11. http://dx.doi.org/10.14350/rig.59435 [ Links ]

Ruiz Rivera, N., & Delgado Campos, J. (2008). Territorio y nuevas ruralidades: un recorrido teórico sobre las transformaciones de la relación campo-ciudad. Eure, 34(102), 77-95. https://doi.org/10.4067/S0250-71612008000200005 [ Links ]

Salas, H., & Rivermar, M. L. (2011). Nuevas ruralidades en el sur de Tlaxcala. En H. Salas, M. L. Rivermar, & P. Velasco (Eds.), Nuevas ruralidades: expresiones de la transformación social en México (pp. 139-163). México: UNAM/Juan Pablos. [ Links ]

Teubal, M. (2001). Globalización y nueva ruralidad. En N. Giarracca (Comp.), ¿Una nueva ruralidad en América Latina? (pp. 45-66). Buenos Aires: CLACSO. http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/gt/20100929125458/giarraca.pdfLinks ]

Torres, A., & Carrasco, J. (Eds.). (2008). Al filo de la identidad: la migración indígena en América Latina. Quito: Flacso Ecuador/UNICEF/AECID http://biblioteca.clacso.edu.ar/Ecuador/FLACSO-EC/20170622030702/pdf_119.pdfLinks ]

Zamora Ramos, E., & González Rosas, J. (2014). Índice absoluto de intensidad migratoria México-Estados Unidos 2000-2010. México: Conapo. https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/78050/Indice_Absoluto_de_Intensidad_Migratoria.pdfLinks ]

1 Existen otras interpretaciones de la nueva ruralidad, aunque no se analizan aquí. En este sentido, desde el ámbito de las políticas públicas, se ha interpretado a las nuevas ruralidades como una serie de estrategias que buscan procurar un desarrollo sostenible en las zonas rurales, una mayor igualdad de género, una revaloración de las actividades rurales y de los productores del sector primario, una creciente participación social, y un fortalecimiento de las identidades rurales (Gómez Pellón, 2015, p. 2; Noriero et al., 2009).

2Esas cuatro variables son la mortalidad infantil, los años promedio de escolaridad para personas mayores de 24 años, los años esperados de escolaridad para personas de entre 6 y 24 años, y la estimación del ingreso corriente del que disponen las familias.

3Debido a su baja población, los nueve municipios de estudio fueron completamente censados en la Encuesta Intercensal 2015.

4El Programa Bracero fue un acuerdo bilateral que otorgó contratos laborales temporales a trabajadores mexicanos en la agricultura estadounidense para cubrir la falta de mano de obra en ese país durante y después de la Segunda Guerra Mundial. El programa duró de 1942 a 1964 y movilizó a cerca de cinco millones de hombres mexicanos, originarios principalmente de zonas rurales, la mayoría de los cuales solo viajó a Estados Unidos una vez (Durand, 2007, pp. 33, 35).

5Agradezco a Xóchitl Ramírez por proporcionar estas cifras.

Recibido: 20 de Septiembre de 2019; Aprobado: 21 de Agosto de 2020

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons