Introducción
En psicología el concepto de calidad de vida es operacionalizado con mucha frecuencia como bienestar, siguiendo la tradición hedónica o la eudaimónica (Lent, 2004; Moyano & Ramos, 2007; Ryan & Deci, 2001). La primera pone acento en la satisfacción vital y los componentes afectivos, o bienestar subjetivo (Diener et al., 1999). La segunda estudia el funcionamiento psicológico óptimo y la autorrealización, o bienestar psicológico (Brandel et al., 2017; Ryff, 1989). De igual forma, autores interesados en la valoración que las personas hacen de la sociedad donde viven han introducido el concepto de bienestar social (Keyes, 1998).
Instrumentos muy utilizados para medir el bienestar subjetivo son la escala de satisfacción vital de Diener et al. (1985), y la de felicidad subjetiva, de Lyubomirsky & Lepper (1999). En tanto que para medir el bienestar psicológico se usan las escalas de Ryff & Keyes (1995) y Ryff et al. (2007); y para medir el bienestar social, la escala de Keyes (1998). Sin embargo, ha habido un esfuerzo de integración del bienestar subjetivo, psicológico y social mediante el Índice Pemberton de Felicidad (PHI, por sus siglas en inglés) de Hervás & Vázquez (2013), el cual incorpora una subescala de bienestar recordado y otra de bienestar recientemente experimentado. El PHI está siendo cada vez más aplicado y validado con adecuados resultados psicométricos en distintos países, incluyendo varios sudamericanos (Delfino et al., 2019; Martínez et al., 2018; Sakamoto et al., 2016). En este artículo se aplica a migrantes sudamericanos en Chile.
La migración internacional consiste en el movimiento de personas que dejan su país de origen o residencia habitual para establecerse de forma permanente o temporal en otro (IOM, 2019). Este tipo de movilidad humana se ha incrementado de modo sustantivo en las últimas décadas, de tal manera que entre 2000 y 2015 pasó de 155 a 244 millones de personas, y su representatividad respecto de la población global se elevó de 2.8 a 3.3% (IOM, 2017a). En este contexto, Chile ha transitado de ser un país con escasa inmigración (Agar, 2015) a casi sextuplicar el porcentaje de extranjeros sobre su población total: de 0.8% en 1992 a 4.4% en 2017 (INE, 2018), convirtiéndose en la nación latinoamericana con más aumento en cantidad de inmigrantes entre 2010 y 2015 (CEPAL/OIT, 2017).
Si bien es en general aceptado que la migración internacional tiene efectos en la calidad de vida de quienes migran (Bhugra et al., 2014; Nesterko et al., 2013), no existe consenso sobre el sentido de esa relación. Pareciera que esta depende de las variables que intervienen en los procesos migratorios y en las trayectorias individuales de cada migrante internacional. Por ejemplo, se ha informado que un más alto nivel educacional es un determinante importante del bienestar psicológico (Silva et al., 2016), y que hay correlaciones negativas entre discriminación percibida y bienestar (Safi, 2010). Asimismo se ha propuesto que la discriminación percibida cumple un rol moderador de la adaptación cultural, ya que, al percibir mayor discriminación por parte de los nativos de la sociedad que los recibe, los migrantes internacionales tienden a replegarse hacia su cultura de origen, minimizando el contacto con los miembros de la cultura receptora (Basabe et al., 2004).
En los procesos de adaptación cultural, las estrategias de aculturación pueden ser ordenadas desde la marginación, en su estrato inferior, hasta el biculturalismo, como la opción más deseable en términos de calidad de vida. En la estrategia de marginación, las personas mantienen un mínimo contacto con las culturas de origen y de recepción, hasta quedar casi aisladas. En la separación, mantienen un fuerte contacto con la cultura de origen, pero la interacción con la cultura receptora es mínima. La asimilación consiste en la incorporación a la cultura receptora, lo cual se acompaña de la pérdida de vínculos con la de origen. En el biculturalismo, en cambio, se logra una sólida inserción en la cultura receptora, manteniendo importantes lazos con la de origen. Se ha reportado que los migrantes internacionales que desarrollan esta última estrategia -en contraste con los que optan por las anteriores- registran mayor ajuste psicológico (Ward & Rana-Deuba, 1999), mayor ajuste social (Berry et al., 2006) y mayor bienestar psicológico (Silva et al., 2016; Yáñez & Cárdenas, 2010).
En cuanto a Sudamérica, la migración intrarregional ha crecido 11% entre 2010 y 2015, hasta representar el 70% de toda su inmigración (IOM, 2017a). En Chile, el 76% de los migrantes internacionales provienen de esta región (IOM, 2017b). Sin embargo, existe poca información sobre la percepción que los inmigrantes tienen acerca de su calidad de vida en las naciones receptoras en general, y en Chile, en particular. Los estudios disponibles para este país conciernen sobre todo a inmigrantes radicados en el norte y en específico para las nacionalidades boliviana, colombiana y peruana. En ellos se ha informado de altos niveles de bienestar psicológico (Silva et al., 2016; Yáñez & Cárdenas, 2010) y de bienestar social (Urzúa-Morales et al., 2017); pero se desconoce si resultados similares se reproducen o no en otras zonas geográficas, como el centro-sur o valle central, y en inmigrantes de otras nacionalidades, como la venezolana, que es la más numerosa en Chile (INE/DEM, 2020), en concreto, en Talca (INE, 2017) y el Maule (INE/DEM, 2021), la ciudad y región, respectivamente, donde se realiza el presente estudio.
La localización de los inmigrantes al interior del país es relevante, toda vez que se ha reportado que las características de la ciudad donde ellos viven desempeña un rol más importante en su subjetividad que el país del que aquella forma parte (Ash et al., 2013). En ese sentido, Talca se ubica en el corazón agrícola de Chile, en el centro, 250 kilómetros al sur de Santiago. Alberga a 220 357 habitantes, de los cuales 4062 (1.84%) son extranjeros. Más del 60% son sudamericanos, con predominio de los venezolanos (INE, 2017). Se trata de una ciudad intermedia, es decir, el tipo de urbes que median en los flujos entre territorios rurales y urbanos, locales, regionales y nacionales (Bellet & Llop, 2004), poseen cierta tranquilidad y seguridad, y un tamaño poblacional mediano, que en Latinoamérica va de 50 mil a un millón de habitantes (Rodríguez, 2002). El índice socio-delictual de Talca es mejor que el de Antofagasta -en donde se han reportado estudios sobre calidad de vida inmigrante- y el de Santiago, la cual posee el peor índice socio-delictual chileno (10.967), en tanto que Antofagasta ocupa el puesto 11 (2.894), y Talca el lugar 40, con un índice de 1.631 (AMUCH, 2015).
Dadas estas condiciones, Talca es una localización de interés para el estudio de la inmigración por ser una urbe no metropolitana donde la modernización convive con prácticas sociales como la siesta, el almuerzo familiar, el saludo o la conversación de paso (Errázuriz & Valdés, 2017), y la apertura comercial en horarios más o menos tardíos. Un análisis exploratorio de Micheletti (2016) subraya que en Talca, a diferencia de Santiago, la inmigración es menos masiva, hacinada y pobre, y que, al contrario de las urbes del norte chileno, no existe la cercanía de una frontera poblada y de intensos flujos migratorios como reguladora de las diferencias culturales con los extranjeros. Esto la hace favorable a la calidad de vida por su tranquilidad y seguridad, aunque, por su cultura conservadora y de escasa habituación a la inmigración, pudiera presentar cierto grado de discriminación hacia los inmigrantes. Sin embargo, no se dispone de estudios al respecto y se desconoce cuál es la percepción que tienen los migrantes internacionales que residen en esta ciudad sobre su bienestar.
El objetivo del presente artículo es identificar el nivel de bienestar en migrantes sudamericanos residentes en la ciudad intermedia de Talca, y su relación con las estrategias de aculturación y discriminación percibida, controlando las variables de sexo, edad y nivel educacional.
Por tratarse de un entorno por lo común tranquilo y seguro, se esperaría encontrar un alto índice general de bienestar, con puntuaciones ligeramente más bajas en el dominio social, dados el carácter conservador de Talca y su escasa tradición inmigratoria que probablemente se haga más reactiva a los inmigrantes (hipótesis i). Estos últimos factores generan a la vez la expectativa de hallar niveles moderados de discriminación percibida (hipótesis ii). Asimismo, y de acuerdo con la literatura revisada, se espera que un mayor nivel educacional de los migrantes internacionales esté asociado a un más alto bienestar (hipótesis iii). Por otra parte, se espera encontrar una relación negativa entre discriminación percibida y tendencia al biculturalismo (hipótesis iv), y una relación negativa entre discriminación percibida y bienestar (hipótesis v). Por último, se espera hallar una relación positiva entre tendencia al biculturalismo y bienestar (hipótesis vi).
Método
El diseño del estudio fue cuantitativo, no experimental, correlacional y transversal.
Muestra
Los participantes fueron 255 adultos que abarcaron a ambos sexos. Se les seleccionó mediante muestreo probabilístico e intencionado según criterios de disponibilidad y conveniencia, procurando asegurar una distribución equitativa entre sexos. Se consideró como criterios de inclusión ser ciudadano extranjero nacido en un país sudamericano, hombre o mujer, mayor de edad, con permanencia mínima de seis meses en Talca. Los participantes accedieron por voluntad propia a participar en la encuesta mediante la firma de un consentimiento informado. Fueron encuestados en dicha ciudad, en las filas de espera para ingresar a instituciones públicas como el Departamento de Extranjería y Migración, el Registro Civil, la Policía de Investigaciones, o saliendo de ellas; y también en organizaciones de apoyo a los migrantes internacionales, comercios y domicilios particulares.
Instrumento
Se confeccionó un cuestionario con ítems para registrar las variables sociodemográficas de sexo, edad y nivel educacional, y tres escalas para medir las variables de interés.
El bienestar fue evaluado por medio del PHI (Hervás & Vázquez, 2013) que incluye dos subescalas. Una mide el bienestar recordado en cuatro dominios: general, hedónico, eudaimónico y social, mediante 11 ítems que contienen afirmaciones como “Me siento muy satisfecho/a con mi vida” o “Siento que vivo en una sociedad que me permite desarrollarme plenamente”. Estos son puntuados según el formato de respuesta Likert de 0 a 10, donde 0 = totalmente en desacuerdo, 5 = ni en desacuerdo ni de acuerdo y 10 = totalmente de acuerdo. La otra subescala mide el bienestar experimentado en dos dominios: experiencias positivas y negativas, mediante 10 ítems con afirmaciones sobre situaciones o emociones experimentadas en el día de ayer. Estos son puntuados según formato de respuestas “Sí” o “No”. A partir de la combinación de ambas se obtiene el PHI. Su confiabilidad en muestras de países europeos, asiáticos, norteamericanos y latinoamericanos fue igual o superior a α = .82 para la subescala de bienestar recordado e igual o superior a α = .84 para ambas subescalas combinadas (Hervás & Vázquez, 2013). En una muestra de alumnos de grado y posgrado de universidades de Chile, Uruguay y Cuba se reportó una confiabilidad de α = .87 para la subescala de bienestar recordado y de α = .54 para la de bienestar experimentado (Martínez et al., 2018).
Para evaluar la discriminación percibida se utilizó la Escala de Discriminación Percibida (Berry et al., 2006) adaptada por Castro (2011), la cual mide el grado de discriminación que los migrantes internacionales perciben hacia sí mismos y sus connacionales por parte de las personas nativas del país receptor, mediante 5 ítems puntuados en formato de respuesta Likert de 1 a 5, donde 1 = totalmente en desacuerdo, 3 = ni en desacuerdo ni de acuerdo, y 5 = totalmente de acuerdo. Su confiabilidad para una muestra de migrantes internacionales en Argentina fue de α = .88 (Castro, 2011).
Para medir la adaptación cultural se aplicó la Escala de Estrategias de Aculturación de Berry (2003) adaptada por Basabe et al. (2004). Esta contiene dos subescalas de dos ítems cada una que miden, respectivamente, la intención de mantener la cultura del país de origen y adoptar la del país receptor, con formato de respuesta de 1 (nada) a 9 (mucho). Para calcular las estrategias de aculturación se cruzan los resultados de ambas subescalas. Puntuaciones bajas para la orientación hacia ambas culturas corresponden a estrategias de marginación: altas para la cultura de origen y bajas para la de recepción, corresponden a separación; altas para la cultura receptora y bajas para la de origen, corresponden a asimilación, y altas para ambas culturas corresponden a biculturalismo. Su confiabilidad en muestras de migrantes sudamericanos en Chile fue de α = .81 para la subescala de actitud hacia el país de origen y de α = .82 para la subescala que mide actitud hacia el país receptor (Urzúa et al., 2017).
Procedimiento
El proyecto y el instrumento fueron visados por el Comité Ético Científico de la Universidad de Talca. La aplicación del instrumento -cuyo llenado demandó a los participantes un aproximado de veinte minutos- se realizó en horario diurno durante el mes de enero de 2020. Fueron aplicadas 270 encuestas, de las cuales 15 resultaron incompletas, por lo que al final quedaron 255 para el análisis. Los datos fueron ingresados en una base en SPSS para después realizar los cálculos de consistencia interna de los principales instrumentos utilizados, estadígrafos descriptivos, diferencias de medianas (H de Kruskal-Wallis y U de Mann-Whitney) y correlaciones (Rho de Spearman).
Resultados
Consistencia interna de los instrumentos
Se obtuvieron adecuados valores de confiabilidad para los instrumentos utilizados, calculados mediante el coeficiente alfa de Cronbach. Para el PHI la consistencia interna es de α = .86, para la subescala de bienestar recordado es de α = .89 y para la de bienestar experimentado es de α = .69. En cuanto a la Escala de Estrategias de Aculturación, la consistencia interna es de α = .59 para la subescala de actitud hacia el grupo cultural del país de origen y de α = .81 para la subescala de actitud hacia el grupo cultural del país receptor. Para la Escala de Discriminación Percibida la consistencia interna es de α = .88.
Distribución de los participantes según variables sociodemográficas
La mayoría de los encuestados fueron de origen venezolano (77.3%, ƒ = 197)., seguidos por peruanos (8.2%, ƒ = 21), colombianos (7.8%, ƒ = 20), ecuatorianos (3.5%, ƒ = 9), argentinos (2.4%, ƒ = 6), bolivianos (0.4%, ƒ = 1) y brasileños (0.4%, ƒ = 1). En general, tenían escaso tiempo de permanencia en la ciudad actual. Predominaban los que llevaban 1 año viviendo en Talca (37.6%, ƒ = 96), seguidos por los que tenían 2 años (25.5%, ƒ = 65), menos de 1 año (16.9%, ƒ = 43) y 3 años (11.8%, ƒ = 30). Solo el 8.2% (ƒ = 21) tenía 4 años o más viviendo en Talca. De igual forma, la mayoría tenía 1 año viviendo en Chile (36.9%, ƒ = 94), seguidos por lo que reportaban 2 años (27.1%, ƒ = 69), menos de 1 año (14.1%, ƒ = 36), 3 años (11.8%, ƒ = 30), y solo el 10.1% (ƒ = 26) llevaba 4 años o más residiendo en Chile. Asimismo, se debe destacar que de los encuestados el 94.5% (ƒ = 241) no habían residido antes en otras ciudades de este país, es decir, que su experiencia migratoria en Chile se basa en específico en su condición de residentes de la ciudad de Talca.
En cuanto a las variables sociodemográficas analizadas, de los 255 encuestados, 131 son hombres (51.4%) y 124 mujeres (48.6%). Sus edades van de los 18 a los 76 años (M = 32, Mo = 28), es decir, que se trata en lo general de personas jóvenes. Predomina el nivel educacional alto: el 58% (ƒ = 148) declaró haber alcanzado un nivel educacional terciario o universitario, el 38% (ƒ = 97) indicó que posee un nivel medio o secundario y solo el 3.9% (ƒ = 10) informó un nivel básico o primario.
Bienestar: descripción general
Visto de forma global, existen altos índices de bienestar entre los migrantes sudamericanos encuestados (Tabla 1). En una escala de 0 (mínimo) a 10 (máximo), la moda para el PHI es 9.08 y el promedio es cercano a ese valor (M = 8.56, DE = 1.21). Al agrupar los puntajes tomando el valor 5 como punto de corte o neutro, la mayoría (98.4%, ƒ = 251) se ubica en el nivel alto, y solo el 1.6% (ƒ = 4) en el nivel bajo. Se registran valores altos en los dominios correspondientes al bienestar recientemente experimentado y al bienestar recordado, observándose que el primero es ligeramente inferior al segundo. De los cuatro subdominios del bienestar recordado, el peor evaluado, aunque alto, es el social (M = 7.61, DE = 2.46). Esto permite confirmar la hipótesis i relativa a encontrar un alto índice general de bienestar, con puntuaciones un poco más bajas en el dominio social.
Bien** | BRec** | BGen** | BEud** | BHed** | BSoc** | BExp** | |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Media | 8.56 | 8.68 | 8.96 | 9.00 | 8.19 | 7.61 | 7.24 |
Moda | 9.08*** | 9.64 | 10.0 | 10.0 | 8.00 | 10.0 | 9.00 |
DE | 1.21 | 1.25 | 1.51 | 1.35 | 1.28 | 2.46 | 2.21 |
Mínimo | 2.42 | 1.82 | 1.00 | 0.50 | 4.00 | 0.00 | 0.00 |
Máximo | 10.0 | 10.0 | 10.0 | 10.0 | 10.0 | 10.0 | 10.0 |
*Se considera el bienestar como un constructo compuesto de los dominios recordado y experimentado. A su vez, el bienestar recordado tiene cuatro subdominios: general, eudaimónico, hedónico y social. Cada una de estas escalas se puntúa de 0 (mínimo) a 10 (máximo). **Bien = Bienestar; BRec = Bienestar recordado; BGen = Bienestar general; BEud = Bienestar eudaimónico; BHed = Bienestar hedónico; BSoc = Bienestar social; BExp = Bienestar experimentado. ***Existen múltiples modas. Se muestra el valor más bajo.
Fuente: Elaboración propia.
Discriminación percibida: descripción general
En cuanto a la discriminación percibida, en una escala de 1 (mínimo) a 5 (máximo), la puntuación más repetida coincide con el mínimo de la escala (Mo = 1), mientras que el promedio de las puntuaciones se encuentra en la franja correspondiente a niveles bajos, pero próxima al centro de la escala (M = 2.64, DE = 1.04). Al agrupar los valores obtenidos considerando la puntuación 3 como punto de corte o neutro, el 58.9% (ƒ = 139) está en el rango de baja discriminación percibida (mayor de 3) y el 41.1% (ƒ = 97) percibe alta discriminación (menor de 3). Quienes puntúan 3 (n = 19) no fueron considerados, pues no puede asumirse en ellos un nivel bajo ni alto. Así, aunque la mayoría de los migrantes internacionales encuestados percibe baja discriminación de los nativos del lugar de recepción, existe un importante porcentaje con alta percepción de discriminación por lo que se puede señalar la existencia de un nivel moderado de discriminación. Esto permite confirmar la hipótesis ii referida a hallar niveles moderados de discriminación percibida.
Estrategias de aculturación: descripción general
Respecto de las estrategias de aculturación, en una escala de 1= nada a 9 = mucho, se utilizó como punto de corte o neutro la puntuación 5 y se crearon cuatro categorías según los participantes puntuaran más o menos de ese valor en las subescalas de orientación hacia la cultura de origen y recepción (Tabla 2). Quienes puntúan menos de 5 en ambas subescalas corresponden a marginación; más de 5 en orientación hacia la cultura de origen y menos de 5 hacia la cultura receptora corresponden a separación; más de 5 en orientación hacia la cultura receptora y menos de 5 hacia la cultura de origen corresponden a asimilación; más de 5 hacia ambas culturas corresponden a biculturalismo. Quienes puntuaron 5 en una o ambas subescalas (n = 18) no fueron considerados, pues no es posible asumir que tengan una estrategia de aculturación definida.
Baja orientación hacia la cultura de recepción | Alta orientación hacia la cultura de recepción | |
---|---|---|
Baja orientación hacia la cultura de origen | Marginación | Asimilación |
Alta orientación hacia la cultura de origen | Separación | Biculturalismo |
Fuente: Elaboración propia.
La estrategia de aculturación más adoptada es el biculturalismo, o tendencia a insertarse en la cultura receptora manteniendo al mismo tiempo la cultura de origen (92.4%, ƒ = 219). En segundo lugar, aunque muy distante, se encuentra la estrategia de separación, o escasa intención de contactar con la cultura de recepción acompañada del sostenimiento de fuertes lazos con la cultura de origen (5.5%, ƒ = 13). La tercera estrategia más utilizada es la asimilación, donde las personas adoptan fuertemente la cultura de recepción y minimizan el contacto con la cultura de origen (1.3%, ƒ = 3). Por último, la estrategia menos usada es la marginación, que significa escasa intención de contactar con ambas culturas, esta es propia de solo un 0.8% de los encuestados (ƒ = 2).
Diferencias de medianas según variables sociodemográficas
Al cruzar los resultados referidos al bienestar, la discriminación percibida y las estrategias de aculturación con las variables sociodemográficas, se encontró que los porcentajes y frecuencias registrados en las tres primeras variables se distribuyen de manera similar en hombres y mujeres y entre los distintos rangos etarios. Mediante la prueba de Kolmogorov-Smirnov se determinó la imposibilidad de asumir la normalidad de la distribución, por lo cual se procedió con pruebas no paramétricas. A través de estas últimas, y respecto del bienestar, no se hallaron diferencias significativas entre hombres y mujeres (U de Mann-Whitney p = .050), ni entre grupos etarios (H de Kruskal-Wallis p = .246). En cuanto a la discriminación percibida, tampoco se advirtieron diferencias significativas entre sexos (U de Mann-Whitney p = .130), ni entre rangos etarios (H de Kruskal-Wallis p = .781). Lo mismo sucedió con las estrategias de aculturación, pues no se hallaron diferencias significativas entre hombres y mujeres (U de Mann-Whitney p = .857), ni entre grupos etarios (H de Kruskal-Wallis p = .324).
En cambio, tanto para el bienestar como para la discriminación percibida y las estrategias de aculturación, se identificaron diferencias significativas según el nivel educacional de los participantes (Tabla 3). Los que tienen mayores niveles educacionales presentan mayor bienestar. Quienes tienen un menor nivel educacional presentan una mayor percepción de discriminación hacia ellos. Asimismo, en lo relativo a las estrategias de aculturación: quienes poseen mayores niveles educacionales es más probable que utilicen el biculturalismo. Esto confirma la hipótesis iii, de que hay un mayor bienestar asociado a un más alto nivel educacional de los migrantes internacionales.
Nivel educacional | Rango promedio | n | p | |
---|---|---|---|---|
Bienestar | Básico/primario | 104.50 | 255 | .000 |
Medio/secundario | 127.37 | |||
Terciario/universitario | 130.00 | |||
Discriminación percibida | Básico/primario | 164.40 | 236 | .034 |
Medio/secundario | 118.74 | |||
Terciario/universitario | 114.91 | |||
Tendencia al biculturalismo* | Básico/primario | 92.30 | 237 | .021 |
Medio/secundario | 121.41 | |||
Terciario/universitario | 119.38 |
*A estos efectos, las estrategias de aculturación son interpretadas como una variable ordinal, en el sentido de tendencia al biculturalismo.
Fuente: Elaboración propia.
Asociaciones entre estrategias de aculturación, discriminación percibida y bienestar
Acerca de la asociación entre las principales variables estudiadas, se halló una relación débil pero significativa en dirección negativa, tanto entre discriminación percibida y tendencia al biculturalismo -con lo cual se confirma la hipótesis iv-, como entre discriminación percibida y bienestar -con lo cual se confirma la hipótesis v-. Pero, contrario a lo esperado según la hipótesis vi, no se encontró una relación significativa entre tendencia al biculturalismo y bienestar (Tabla 4).
Estrategias de aculturación* | Bienestar | ||
---|---|---|---|
Discriminación percibida | Coeficiente de correlación | -.184** | -.182** |
Sig. (bilateral) | .005 | .004 | |
n | 237 | 255 | |
Tendencia al biculturalismo* | Coeficiente de correlación | .074 | |
Sig. (bilateral) | .254 | ||
n | 237 |
* A estos efectos, las estrategias de aculturación son interpretadas como una variable ordinal, en el sentido de tendencia al biculturalismo. **La correlación es significativa en el nivel 0.01 (bilateral).
Fuente: Elaboración propia.
Discusión
En el presente estudio se identifica el bienestar de migrantes sudamericanos residentes en la ciudad intermedia de Talca, Chile, y su relación con sus estrategias de aculturación y discriminación percibida, controlando variables sociodemográficas. Los resultados obtenidos confirman la mayoría de las hipótesis planteadas y convergen en gran parte con la literatura internacional relativa al tema.
En primer lugar se confirma la hipótesis i, según la cual se esperaba que hubiera un alto índice general de bienestar, y puntuaciones ligeramente más bajas en el dominio social. Si bien no se cuenta con estudios en los cuales se haya utilizado el PHI en inmigrantes, sí se dispone de investigaciones que han aplicado este instrumento a población nativa de países sudamericanos. Una comparación muestra que la población inmigrante aquí estudiada registra puntuaciones más altas que las personas nativas relevadas en aquellos trabajos. En este estudio, la media es de 8.56 (DE = 1.21), mientras que en Argentina, Delfino et al. (2019) reportan para la población nativa una media de 6.69 (DE = 1.41). Por su parte, en Brasil, Sakamoto et al. (2016) informan para la población local una media de 6.58 (DE = 1.71). En tanto que Martínez et al. (2018), si bien no calculan el PHI, reportan para cada uno de los ítems de la subescala de bienestar recordado medias entre 5.53 (DE = 2.83) y 8.47 (DE = 1.80) en Chile, y entre 5.42 (DE = 2.63) y 8.54 (DE = 1.75) en Uruguay.
Por una parte, el alto índice de bienestar encontrado en los migrantes sudamericanos residentes en Talca tal vez refleje un efecto por contraste al comparar su vida reciente con la de su lugar de origen. Se debe tener en cuenta que la gran mayoría de los inmigrantes de la muestra son originarios de Venezuela, país que en los últimos años ha experimentado un deterioro en sus índices de felicidad. En el ranking mundial de felicidad de 2020 Chile se ubica en el lugar 39, mientras Venezuela está en el 99, el último de América Latina (Helliwell et al., 2020). Es probable que, al provenir de ese contexto, vivir en una sociedad democrática, con libre acceso y disponibilidad del mercado de productos, sin bloqueos económicos, contribuya a explicar la alta valoración de su calidad de vida actual.
Por otra parte, se debe atender a las características de la ciudad de recepción, en especial considerando que, como ya se señaló, Ash et al. (2013) han informado que las particularidades de la ciudad donde viven los inmigrantes son más importantes para ellos que el país del que aquella forma parte. La mayoría de los participantes tienen una escasa o nula experiencia migratoria previa en otras ciudades chilenas, por lo cual es posible deducir que al responder esta encuesta se han basado en sus vivencias en Talca. Esta ciudad intermedia presenta características favorables a la calidad de vida en general, de modo que los migrantes internacionales tienen la posibilidad de llevar una vida tranquila y segura, lo cual explicaría el alto índice de bienestar general reportado en este estudio. En contrapartida, la cultura del lugar es conservadora y sus habitantes no están habituados a recibir grandes flujos migratorios, lo cual explicaría los valores ligeramente más bajos obtenidos en el dominio social, relacionado con las posibilidades de desarrollo personal que ofrece el entorno, y en particular el alto índice de discriminación percibida informado por el 41% de los participantes de la muestra.
Esto último alerta de las dificultades en la convivencia cotidiana con la inmigración, ya que, si bien el grueso de los participantes reporta niveles bajos de discriminación percibida, la porción de quienes informan que perciben altos niveles de discriminación por parte de la población nativa es importante, lo cual debería ser objeto de campañas educativas y de la política pública en los niveles nacional, local y municipal, a fin de atender las realidades concretas de cada ciudad. En ese sentido, un estudio realizado en 32 municipios de la provincia de Santiago sugiere destacados signos de debilidad y discrecionalidad en la instrumentación de políticas migratorias municipales en Chile (Thayer-Correa et al., 2020).
Por otra parte, se ha encontrado que el biculturalismo, consistente en la fuerte integración a la cultura receptora pero manteniendo el vínculo con la de origen, es la estrategia de aculturación adoptada que predomina entre los encuestados. Si bien aquí no se trazaron hipótesis acerca de ello, los resultados son congruentes con investigaciones previas sobre estrategias de aculturación de migrantes sudamericanos en Chile, las cuales también constataron una mayoría de personas biculturales (Arenas & Urzúa, 2016; Urzúa et al., 2017). Tal vez este predominio del biculturalismo esté relacionado con la relativa cercanía cultural, ya que se trata de migración intrarregional, a priori menos susceptible a choques culturales extremos que pudieran derivar en estrategias de separación o marginación, aunque quizá expuesta a diferencias suficientes para no adoptar por completo la cultura receptora abandonando la de origen, como ocurre en la asimilación.
Asimismo, entre los participantes de este estudio el sexo y la edad no parecen ser decisivos en las diferencias en los índices de bienestar, ni en los niveles de discriminación percibida y las estrategias de aculturación. En cambio, sí lo es el nivel educacional. Así, se confirma la hipótesis iii, según la cual quienes tienen un nivel terciario o universitario presentarían un mayor bienestar que quienes poseen un nivel medio o secundario y básico o primario, diferencias que son estadísticamente significativas. Esto, a su vez, coincide con los resultados reportados por Silva et al. (2016) referidos arriba.
El nivel educativo es un factor destacado en las diferencias en la discriminación percibida: esta aumenta cuando aquel es menor entre los migrantes internacionales. Ese mismo aspecto impacta en las estrategias de aculturación: los migrantes internacionales con niveles educacionales más altos tienden más al biculturalismo. En relación con esto se puede argumentar que una mayor educación provee a los migrantes internacionales de herramientas más sofisticadas para desarrollar y procesar mejor las interacciones con su entorno. A su vez, un mayor nivel educacional en la población en general se asocia a mejor nivel de ingresos, lo cual es probable que facilite la adaptación a la nueva cultura.
Por último, se confirmaron las hipótesis iv y v, de acuerdo con las cuales se esperaba hallar una relación negativa entre discriminación percibida y tendencia al biculturalismo, y entre discriminación percibida y bienestar. Se encontró asociaciones débiles pero estadísticamente significativas que coinciden con la literatura sobre el tema (Basabe et al., 2004; Safi, 2010) y que pueden explicarse por el rol que cumple la percepción de discriminación como elemento estresor y desalentador de la interacción de los migrantes internacionales con las personas de la cultura receptora.
Sin embargo, contradiciendo lo esperado en la hipótesis vi, no se constató una relación significativa entre la tendencia al biculturalismo y el bienestar. Como ya se señaló, distintos estudios chilenos e internacionales han reportado que los migrantes internacionales con estrategias de aculturación biculturales tienen más bienestar psicológico (Silva et al., 2016; Yáñez & Cárdenas, 2010), ajuste social (Berry et al., 2006) y ajuste psicológico (Ward & Rana-Deuba, 1999) que quienes adoptan otras estrategias. Sin embargo, los resultados de esta investigación no permiten confirmar esa hipótesis para el caso de los migrantes sudamericanos residentes en Talca.
En síntesis, los resultados parecen apoyar la literatura disponible respecto de que las características de la ciudad donde residen los inmigrantes constituirían un factor relevante al analizar aspectos subjetivos de la migración. Esto sugiere la necesidad de profundizar en el estudio de las urbes no metropolitanas. La combinación de elementos que se produce en este tipo de enclaves, algunos favorables y otros desfavorables a la calidad de vida de los migrantes internacionales, genera dinámicas diferentes a las que se observan en las grandes metrópolis. Sin embargo, la migración internacional continúa siendo abordada de preferencia desde las ciudades metropolitanas, y cuestiones como la calidad de vida o el bienestar de los migrantes internacionales residentes en ciudades intermedias permanecen en gran medida desconocidos. Los hallazgos de este estudio contribuyen a cubrir, al menos de modo parcial, esa carencia de información.