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Problemas del desarrollo

versión impresa ISSN 0301-7036

Prob. Des vol.43 no.171 Ciudad de México oct./dic. 2012

 

Editorial

 

Desarrollo, ética y democracia

 

La existencia de un sendero del desarrollo acompañado de una estructura ética en el campo de la democracia corresponden a los valores de una sociedad a lo largo del ciclo económico. Es la dimensión ética del desarrollo la que inserta al individuo en su sociedad y le da sentido al proyecto de transformación social colectivo y contribuye a materializar los múltiples y diversos proyectos de vida. Es la democracia la que hace posible la dinámica transformadora de la diversidad en el desarrollo.

En la arena del desarrollo económico nos enfrentamos a dos grandes corrientes teóricas definidas del pensamiento económico. La economía de la libre elección basada en el "hombre racional", hoy en día el hombre de Davos, y por otro lado la economía social donde los hombres y las mujeres en sociedad tienen sentimientos y un desempeño político (activo o pasivo) con anhelos y desafíos. Ambas corrientes poseen una dimensión ética implícita o explícita aunque la expresión de sus objetivos últimos sea coincidente en alcanzar una sociedad con bienestar social. La confrontación entre dos visiones asimétricas de la economía, como en muchas otras dimensiones del desarrollo, requiere del juego político en regímenes democráticos. La sociedad elige a sus gobernantes en búsqueda de un pleno empleo y de derechos económicos humanos dignos del ser humano, aunque las vías para alcanzarlo difieran muchísimo. Los gobiernos elegidos no siempre corresponden a los anhelos de la población y aún resulta menos probable cuando esa mediación de la democracia en la expresión de las diversidades en el proyecto de desarrollo le impulsen.

Ha sido una gran lección de la crisis actual la diferente expresión de los intereses económicos que van más allá de los gobiernos democráticos y responden a un régimen de acumulación financiera. La globalización económica que antecedió a la crisis, le dio a ésta su especial característica global. De ahí la inminencia del papel de las instituciones internacionales como el G20 (que nació precisamente en la crisis de finales del siglo pasado) y al mismo tiempo los alcances que cobra cuando se trata de reorganizar la vida financiera doméstica en cada una de las democracias nacionales. Esa nueva dimensión y expresión del poder desafían a cada una de las democracias nacionales y comprometen los proyectos de desarrollo y a sus diferentes actores.

La democracia, cuyos fundamentos deben satisfacer las necesidades de una sociedad con justicia social, muestra una fractura radical al responder a los intereses de los agentes económicos dominantes en los mercados financieros en el curso de la crisis económica. La restricción al empleo, la reducción del ingreso y la imposición de medidas racionales para sustentar la ganancia de los inversionistas institucionales rompe los circuitos internacionales. Las cadenas productivas se rompen, la ganancia del empresario, cuya lógica es la ampliación de la producción, mayores inversiones y más empleos, se detiene para disminuir o desaparecer. La empresa termina cerrando la fuente de trabajo. Una gran masa de la población pasa a la esfera del desempleo. La depresión se profundiza y llega a lo hondo del ciclo económico. Justo a partir de este momento el régimen democrático en su límite busca alternativas para satisfacer los intereses de todos los agentes económicos.

Pero el ciclo económico, desde la visión schumpeteriana, está acompañado de nuevas combinaciones donde la innovación tecnológica desplaza a los anteriores productores. A la depresión sigue el auge; la destrucción creativa incide nuevamente en nuevas empresas, mayores ganancias y mayor empleo. Una serie de ciclos sobrepuestos del proceso productivo nos muestran el desenvolvimiento económico, no estático, de una economía en movimiento. Mas en el curso de los últimos años el ciclo económico de largo plazo se ha fracturado, la disminución del PIB a nivel global, recesiones recurrentes y un proceso deflacionario de activos nos orilla a lo que sería la gran depresión. ¿Igual al crack del 29 que describe John K. Galbraith? No, la respuesta es totalmente negativa. Porque hoy existe, a diferencia de los años treinta, un sistema monetario instituido desde la posguerra que responde a intereses de capitalistas rentistas. Ganancias financieras a costa de la reducción del ingreso de los trabajadores y del cierre de empleos. Destrucción del hábitat humano y quiebres en el medio ambiente. Una crisis compleja, no sólo financiera, sino una crisis de la forma de producción.

Plantear en democracia y ante los programas de desarrollo de regímenes democráticos la inclusión del derecho económico al empleo como un derecho inalienable al ser humano restituye la ética económica, permite el auge del ciclo económico, la restauración de las cadenas productivas. La clave de la esperanza está por supuesto en un Estado no minimalista, en un big government cuya visión se encuentra en Minsky. Hoy volver a Keynes es poner en las manos de la democracia y la ética el bienestar de nuestras sociedades.

En este número de la revista, el artículo "Teorías del desarrollo capitalista. Una evaluación comparada" de Ignacio Trucco, abre un debate sobre el desarrollo en el siglo XX. Trae a discusión el enfoque weberiano entre la modelística del crecimiento y la dualidad de la sociedad tradicional/moderna. La redefinición de los términos del paradigma dominante en el contexto de la teoría del desarrollo y el comienzo de su redefinición en los términos del paradigma dominante. El autor menciona cómo la teoría del desarrollo fue reescrita sobre la base de la recuperación de los supuestos neoclásicos de la sociedad capitalista y su metodología inherente.

Uno de los fundamentos más importantes en el debate del desarrollo son los precios. Los autores Abigail Rodríguez y Francisco Venegas, en el trabajo "Racionamiento de crédito: perspectiva de la Nueva Economía Keynesiana", mencionan que para esta corriente teórica la explicación más recurrente de los desequilibrios es la rigidez de precios. En el caso del desequilibrio en el mercado de trabajo, la propuesta de la nek tiene dos variantes: por un lado, se intenta mostrar que el desempleo involuntario es resultado de la rigidez endógena del salario real (modelos de salarios de eficiencia, contratos implícitos y negociación salarial); y por otra parte, se afirma que el origen del desempleo es la rigidez de los salarios nominales (modelos de fallas de coordinación y de costos de menú). El propósito de esta investigación es analizar las explicaciones alternativas del racionamiento de crédito en el marco de la Nueva Economía Keynesiana y ofrecer una clasificación de estos aportes; al mismo tiempo se muestran las debilidades del enfoque: la multiplicidad de las hipótesis de base y la ausencia de explicaciones convincentes sobre la vinculación entre el mercado de crédito, la política monetaria y el sector real.

Bibiana Medialdea, autora de "Límites estructurales al desarrollo económico: Brasil (1950-2005)", utiliza la distinción entre desarrollo y subdesarrollo a partir de la economía política clásica. Las aportaciones de Smith, Ricardo y Marx basadas en el proceso de acumulación permiten analizar la frontera del desarrollo de Brasil. La autora destaca el periodo del llamado milagro brasileño entre las décadas de los cincuenta y los ochenta como los años de mayor crecimiento y transformaciones económicas. A pesar del crecimiento, las restricciones estructurales no permiten una mayor inversión dada la debilidad del ahorro. Por tanto, la insuficiencia del ahorro es un obstáculo a la inversión que restringe el desarrollo económico.

Los autores Eduardo Bastian y Elena Soihet en su artículo "Argentina y Brasil: desafíos macroeconómicos", comparan dos senderos de desarrollo postcrisis cuyos modelos fueron diferentes. Brasil, régimen macroeconómico post-1999 basado en un trípode constituido por metas de inflación, cambio flexible y superávits primarios en las cuentas públicas. Argentina post-2002, con menos opciones resultado del Consejo Monetario, un menor margen de maniobra para elegir un nuevo régimen macroeconómico.

El artículo "Plan económico del tercer gobierno peronista. Gestión de Gelbard (1973-1974)" de Cecilia Vitto, tiene una importancia vital al retornar el programa económico del tercer gobierno peronista Plan Trienal para la Reconstrucción y la Liberación Nacional, cuyos fundamentos estaban basados en una planificación integral de la economía para fomentar el desarrollo nacional y los múltiples aspectos de la vida económica. La independencia económica, meta prioritaria basada en la reestructuración del capitalismo argentino a partir del fortalecimiento de la "burguesía nacional" frente a los sectores económicamente predominantes del capital extranjero y la "oligarquía diversificada". El deterioro de los términos de intercambio en 1974 puso en evidencia las deficiencias estructurales de la economía argentina y sus dificultades en el contexto internacional para sostener el Pacto Social. La reconstrucción del país con estructuras autosuficientes hubiera puesto las bases de la independencia económica.

Un estudio de desarrollo regional es el trabajo de "Maquiladoras e ingreso de los hogares en Yucatán", cuyos autores son Javier Becerril, Rafael Ortiz y Lilian Albornoz. El estudio del bienestar en cuatro territorios municipales: Cuzamá, Homún, Acanceh y Huhí ponen de manifiesto la elevada heterogeneidad en los patrones de bienestar existentes en el país; no obstante, hay determinadas áreas en las cuales se sugiere haberse gestado condiciones de desarrollo económico regional. Los datos y la información que se utilizaron en este estudio son parte del proyecto de investigación "Programa Dinámicas Territoriales Rurales", que consistió en el análisis de una tipología de territorios rurales basado en mejoras o detrimentos a nivel de bienestar en el plano municipal para el periodo 19902005. En la medición de los niveles de bienestar se estimaron dos indicadores: consumo per cápita e incidencia.

En la sección de comentarios, Arturo Bonilla describe uno de los modelos económicos de desarrollo más significativos del siglo XX. La gran transformación histórica de la Rusia zarista en la Unión de Repúblicas Socialistas y la República Federal de Rusia. Posterior a la revolución de 1917 el excedente económico se destinó a la industria pesada para establecer una industria bélica frente a la disputa del modo de producción capitalista. La disputa por sobrellevar un modo de producción socialista posterior a la Segunda Guerra Mundial instituyó la Guerra Fría característica de un periodo de más de siete décadas entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, la Unión Europea frente al Comecon. Por el otro lado, la intervención soviética en Afganistán, al igual que la intervención militar en Vietnam por los Estados Unidos, debilitó enormemente a las dos grandes potencias en el terreno mundial. La Perestroika no transformó las bases estructurales para lograr mejores ingresos y mayores oportunidades en la modernidad.

La revista cierra el número con cinco reseñas: "Tramas tecnológicas, relaciones laborales y responsabilidad social empresarial en México" coordinado por Carmen del Valle y Boris Marañón, escrita por María Elena Vargas; "El largo camino a la crisis. Centro, periferia y transformaciones de la economía mundial" del autor Enrique Arceo, realizada por Ana Laura Rodríguez; "Agotamiento de los campos petroleros gigantes y nuevo potencial de hidrocarburos en México" de Fabio Barbosa, reseña escrita por Héctor González Lima; "Construcción colaborativa del conocimiento", libro coordinado por Gunnar Wolf y Alejandro Miranda, reseñado por Santiago Hérnandez; y por último el libro "Historia crítica del FMI" del autor Óscar Ugarteche, escrita por José Luis Maya.

 

Alicia Girón
La Dirección de la Revista
Ciudad Universitaria, septiembre 2012

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