El autor pone en tela de juicio la actual utilidad del Fondo Monetario Internacional (FMI) ante la presencia de reiteradas crisis en la esfera financiera. El FMI que surgió en 1944 con el objetivo de mantener la estabilidad del sistema financiero, las circunstancias que dieron pie a su creación han cambiado y lejos de robustecerlo se ha ido diluyendo en los últimos 15 años por problemas de transparencia en sus operaciones y una crisis de credibilidad por la manera en que su director ejecutivo es electo.
Se han generado contrapesos al actual esquema del FMI, uno de ellos la conforma el gobierno chino quien ha hecho un llamado a fortalecer la vigilancia de las economías que emiten las principales monedas de reservas y con ello desempeñar un papel efectivo en la promoción de la estabilidad financiera. Nacientes bloques económicos como BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) han planteado la creación de su propio banco regional con la finalidad de evitar las drásticas políticas del Fondo.
El autor evidencia la ventaja que toma el FMI de una nación en crisis ya que los drásticos ajustes impuestos han empobrecido a países, llevándonos a reflexionar sobre el bien o mal que ha hecho la institución para afrontar los desequilibrios económicos. Datos estadísticos muestran cómo se ha apartado Latinoamérica de las naciones ricas a partir de los ajustes fiscales y la apertura comercial promovida por la institución durante la crisis de la deuda.
Por otro lado, el FMI tiene nula capacidad de actuar frente a la mayor economía del mundo que es responsable de los problemas que aquejan en la actualidad. Llama la atención las palabras blandas que ha tenido para con Estados Unidos a partir de la crisis financiera de 2008, en las que no existe un pronunciamiento oficial aunado a una poca interacción para atender las causas del problema, a diferencia de como sí lo ha realizado en relación con América Latina.
La lectura invita a reflexionar sobre la esencia multilateral de los préstamos del fmi ya que históricamente no se ha exigido ninguna responsabilidad a los acreedores en cuanto a los términos de los préstamos ni a las tasas de interés al momento de afrontar las consecuencias de los desequilibrios económicos.
Hechos que han llevado a sus clientes gubernamentales a dudar sobre la imparcialidad y credibilidad del Fondo; el autor muestra que entre 2000-2006 la institución vio reducida su cartera en 69% y sus ingresos en 80% entre 2005-2009. Hecho singular se dio en 2003 cuando varios gobiernos optaron por devolverle su dinero a fin de prescindir de las condiciones antes impuestas por la institución.
La globalización ha contribuido a la interdependencia de los mercados financieros, en consecuencia, las crisis financieras tienden a extenderse rápidamente de un país a otro. La actual situación económica mundial requiere que el FMI tome un papel más activo como prestamista, se comprometa con la formulación de políticas macroeconómicas y consolide una credibilidad evaluando con mayor rigor el déficit de Estados Unidos e instando a asumir la responsabilidad por sus errores. Asimismo, el autor señala la necesidad de supervisión y regulación del mercado de derivados que puede ser retomado como una nueva razón de ser del Fondo.