La fragilidad financiera y la volatilidad de la moneda china en los mercados financieros muestran el continuo deterioro de la economía acompañado de una fuga de capitales creciente y la disminución de sus reservas. El replanteamiento de reformas económicas orientadas a satisfacer el mercado interno de la quinta parte de la población a nivel mundial está causando serios desajustes principalmente en los mercados emergentes. América Latina se enfrenta a una profunda transformación en sus relaciones comerciales y financieras con China en un entorno deflacionario y recesivo. A ello se suma el incremento de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos, la caída de los precios de los commodities principalmente de América Latina y el Caribe, el desaceleramiento de la economía de la República Popular China (RPCH). Son hechos económicos que plantean necesariamente una reflexión de cambios estructurales en los circuitos productivos y financieros en escala internacional.
La RPCH y la región latinoamericana han fortalecido el crecimiento y el desarrollo económico mediante la profundización de sus relaciones bilaterales con respecto al intercambio comercial y el financiamiento. Según datos de las diferentes publicaciones de la Comisión Económica para América Latina 1 y el Caribe (Cepal, 2015)1 respecto al inicio de la primera década del siglo XXI “…el comercio bilateral se multiplicó por 22 entre 2000 y 2013” incluso después de la Crisis Financiera y la recesión mundial. Entre 2003-2008, los datos de la Cepal muestran que la tasa media de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) fue de 5% anual para la región, mientras que para RPCH la tasa media del crecimiento económico fue de 10% del PIB, misma que sostuvo hasta antes de la Gran Crisis, cayendo posteriormente a 9 por ciento.
En este periodo, la región de América del Sur, a través del Mercosur y los países andinos, estrechó los lazos bilaterales del comercio mediante las exportaciones de alimentos y minerales hacia la RPCH, en reciprocidad, hubo un aumento creciente de productos intermedios, y de las importaciones de productos manufactureros por parte de América Latina. El resultado se manifestó en un círculo virtuoso de crecimiento y desarrollo económico acompañado de políticas de gasto público social creciente que disminuyó los indicadores de pobreza y mejoró la situación económica, principalmente en los países de América del Sur.
Por una parte, el crecimiento de las exportaciones hacia la RPCH estuvo favorecido no sólo por la demanda de los productos antes mencionados, sino también por el aumento de los precios de las materias primas o commodities en los mercados financieros. Se estableció una relación de causalidad entre el incremento de las exportaciones, por un aumento de la demanda, no sólo de la nación asiática sino de las necesidades del crecimiento económico del resto de los países en escala mundial que fue acompañado por la especulación de los precios de los commodities en los mercados de futuros en constante ascenso. Esto favoreció las retenciones de los países exportadores para financiar el gasto público durante un largo periodo previo al 2008.
En el momento en que se presenta la Crisis Financiera en 2008, las importaciones de la RPCH procedentes de la región latinoamericana sufrieron una caída de 18% con respecto al año anterior. Si bien, el momento coyuntural 2008-2009 se superó a partir de políticas monetarias expansivas y nuevamente de un apoyo al crecimiento económico en la RPCH, Estados Unidos y otros países, se presentó la Gran Recesión y con ello la deflación no sólo de los activos financieros de los grandes corporativos sino también de los precios a nivel internacional.
Una de las mayores preocupaciones del Fondo Monetario Internacional ha sido la deflación. Los últimos estudios de Cepal evidencian que “…la caída de los precios de los metales y de la energía (petróleo, gas y carbón) fue cercana a 50%, mientras que los precios de los alimentos disminuyeron 30% entre 2011-2015 […] el precio de los productos energéticos es el que muestra una mayor caída, 24% hasta octubre del 2015, mientras que el precio de los metales disminuyó 21% y el de los productos agrícolas 10%” (Cepal, 2015: 7).2
La región latinoamericana se caracterizó durante estos últimos 15 años por un crecimiento heterogéneo debido a las políticas monetarias y fiscales que fueron adaptando los diferentes regímenes con relación al manejo de las políticas públicas. La ola de políticas de corte neodesarrollista penetraron los países del Cono Sur, así como a otras naciones como Bolivia y Ecuador que centraron sus políticas en el “buen vivir” y el “vivir bien”. Disminuyeron las tasas de desempleo y la inequidad, según consta en los documentos emitidos por la Cepal.
Por su parte, países como México, Colombia y Chile sostuvieron un régimen de metas de inflación para mantener una estabilidad económica caracterizada por bajas tasas de crecimiento y equilibrio fiscal. Venezuela, mientras tanto, se alejó de las metas inflacionarias hecho que propició una política monetaria más expansiva basada en las retenciones fiscales del petróleo. Los países de la región se vieron beneficiados por el incremento del precio de los commodities y de la especulación de sus materias primas en los mercados financieros.
Pese a la crisis de 2008, con la participación de los bancos centrales se pudo sortear el impacto de la Gran Crisis y los primeros años de la Gran Recesión. La inserción de los países latinoamericanos a las cadenas productivas ejerció cambios importantes hacia el interior aun cuando la fragilidad y la incertidumbre mundial prevalecen. Las exportaciones latinoamericanas de estos países hacia Estados Unidos, Europa y la RPCH profundizaron la dependencia con el exterior y la desaceleración económica del consumo de las materias primas de la región latinoamericana, impactando en la disminución de las retenciones fiscales y con ello un gasto público precario que se manifestó en protesta social, así como recortes del sector público para ajustar la economía.
La relación bilateral entre ambos espacios económicos ha llegado a profundizarse a partir de los circuitos financieros; en el periodo 2005-2015 se otorgaron cerca de 125 mil millones de dólares a través de la banca de desarrollo de la RPCH hacia la región latinoamericana. Los bancos que otorgaron el financiamiento fueron el Banco de Desarrollo de China y el Banco de Exportación-Importación.3 A ello se suma la participación del Banco de China por 280 millones de dólares a Ecuador y del Banco de Comercio e Industria de China que otorgó miles de millones de dólares a Vale y Petrobras, empresas brasileñas.
Una de las preocupaciones sobre las que se centró la reciente reunión de los ministros del G-20 es la flotación del renminbi acompañada de una fuerte especulación que han llevado a disminuir las reservas en moneda extranjera del Banco del Pueblo de China (PBOC, banco central) y la inquietud en torno al sistema financiero “sombra” y las empresas “zombie” de China. ¿Podrá este gigante salir de la recesión, deflación y detener la fragilidad financiera para encausar nuevamente el crecimiento y desarrollo económico aumentando la demanda agregada de la quinta parte del mundo?
El artículo titulado “Multiplicadores y coordinación fiscal y monetaria en Argentina, Brasil, Chile y México para el desarrollo”, que presentan Carlos Fraga, Israel Briseño y Miguel Heras, profundiza el examen crítico de los regímenes de meta de inflación en los cuatro países sobre los que se habla. En el trabajo se cuestiona el modelo de gestión de la banca central, la coordinación entre política monetaria y fiscal, y el peso de los multiplicadores de las compras del Estado en la aceleración del proceso inflacionario. La hipótesis del trabajo es presentar la falta de coordinación entre la política monetaria y fiscal. La discusión teórica, del llamado Nuevo Consenso Macroeconómico (NCM) que sustenta la política monetaria de metas de inflación y la discusión sobre el multiplicador, destacando la distinción del valor del multiplicador fiscal para países desarrollados y subdesarrollados que permite la posibilidad de combinar una política fiscal expansiva, impulsando la demanda efectiva, el nivel del empleo y el crecimiento económico sin necesariamente instigar fuertes procesos inflacionarios. La importancia del trabajo radica en presentar los beneficios del gasto público en tiempos de austeridad fiscal.
“Industria eléctrica en México: tensión entre el Estado y el mercado”, escrito por Víctor Rodríguez Padilla, analiza el paso del monopolio público decretado en 1960, constituido por la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (LyFC), a una nueva política pública en materia eléctrica, donde se promueve y facilita la generación privada en la industria eléctrica, garantizando las compras de electricidad, el suministro de combustibles, el reembolso de las inversiones, así como la absorción de riesgos comerciales y de mercado por parte del Estado. Esta situación conllevó a la industria eléctrica a modificar un nuevo modelo organizativo y regulatorio donde predomina la desintegración vertical y horizontal del monopolio público, la ampliación de la competencia en la generación y la venta de electricidad, así como la apertura a la inversión extranjera en toda la cadena de valor. El artículo concluye en que el origen de los problemas centrales fue institucional puesto que no faltaban recursos naturales, capital, tecnología o conocimientos; el conflicto estaba en la interferencia de las autoridades tutelares con objetivos no siempre compatibles con el desempeño de la CFE.
Por su parte, Juan Carlos Moreno Brid con en el artículo “Política macro e industrial para un cambio estructural y crecimiento: gran pendiente de la economía mexicana” se centra en la política industrial como eje rector del desarrollo económico, y muestra cómo el gobierno mexicano se ha negado a utilizar a la política industrial como una herramienta para apoyar el crecimiento sostenido de la economía al considerarla como un medio de intervención negativa por parte del gobierno en la economía de mercado, además de la visión dogmática sobre la inflación baja y un déficit fiscal muy acotado como necesario y suficiente para garantizar el crecimiento esperado, se ha privilegiado a sectores que no necesariamente son los óptimos para la economía, búsqueda de rentas no competitivas y sobre todo corrupción, distorsionando los mercados al volverlos ineficaces. El autor realiza un análisis de cómo las manufacturas son el motor de las grandes economías, critica el desempeño manufacturero de México desde los años sesenta, explica la paradoja de una desaceleración económica en el marco de un auge de ventas al exterior, plasma un marco teórico de la política industrial, la presencia a nivel mundial y de las economías ricas de esta herramienta.
Selene Gaspar y Mónica Chávez en su artículo “Migración mexicana altamente calificada: 1990-2013” tienen como objetivo cuantificar el volumen de los mexicanos calificados (CA) y altamente calificados (ACA) que residen en el exterior, describiendo sus características demográficas, laborales, áreas de especialización y ocupación. La caracterización de los flujos de migración se ha transformado al continuar creciendo cada vez más los migrantes CA y ACA triplicándose este sector en los últimos 25 años. El texto destaca que la población migrante con estudios a nivel medio superior o menor ha bajado su participación en el total de los migrantes, sin embargo, ha subido el porcentaje de ellos con grado de licenciatura, maestría y doctorado. La participación de la mujer en la migración y en los segmentos CA y ACA, es la que más ha crecido, incluso superando a los hombres, especialmente en Estados Unidos.
Javier López Prol y Enrique Palazuelos escriben el artículo “Relación entre beneficios e inversión: crecimiento económico de España 1994-2007” en el que argumentan desde un enfoque teórico la tesis principal de la Teoría de la Demanda Efectiva propuesta por Keynes y Kalecki, donde la inversión, como componente de la demanda agregada, es la principal variable que determina el nivel efectivo de producción. Una primera hipótesis se refiere al vínculo entre las tasas de beneficio y acumulación como los principales motores del crecimiento económico español durante el periodo 1994-2007. Esto provocó una distribución del ingreso crecientemente favorable al capital, debido a la contracción del salario unitario dado el estancamiento de la productividad. Los sectores más beneficiados en el periodo de análisis fueron la construcción y los servicios profesionales, financieros, inmobiliarios y seguros (SPFIS), incluso se puede decir que existe una relación causal entre los resultados obtenidos en estos dos sectores y el comportamiento agregado de la economía.
Marcia Solorza en el artículo “Reformas económico financieras en Cuba. Reinserción al capitalismo en una etapa de crisis” realiza una reflexión sobre cómo Cuba está acelerando mecanismos de inserción económica en un sistema global. La autora estudia los cambios suscitados en la economía cubana a partir de las reformas económicas de mercado. Hasta antes de la caída del muro de Berlín, Cuba tenía fuertes vínculos de ayuda a través del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), posteriormente se contrajo el PIB y las exportaciones, presentándose una fuerte fuga de capitales acompañada de altos niveles de desempleo entre 1989-1993. Las reformas económicas y financieras han estado marcadas por el interés de inversionistas internacionales que observan altos niveles de rentabilidad en sectores como el turismo, sector productivo, minero y energético; sectores que cuentan con una elevada calificación en mano de obra.
El artículo de James M. Cypher y Yolanda Alfaro “Triángulo del neodesarrollismo en Ecuador” centra su análisis principalmente en tres aspectos: el fomento de un proyecto nacional, la construcción de una política industrial y la consolidación de un sistema de innovación nacional. El “Proyecto País” se presentó en 2008 con la aprobación de diversos sectores sociales. A partir de 2009 se planteó el Plan Nacional para el Buen Vivir 2009-2013 donde la matriz productiva es el eje rector del desarrollo nacional que posteriormente se profundizará en el Plan Nacional de Desarrollo del Buen Vivir 2013-2017. Los logros entre 2006-2014 en cuanto al PIB, salarios mínimos, Gini, reducción de la pobreza, etcétera, en comparación con otros gobiernos de corte neoliberal son superiores. Ecuador consideró los tres pilares de la teoría neo-desarrollista, y en cada una de ellas ha tenido una concentración importante de recursos, mismos que permitieron una consolidación de un sistema económico que ha fomentado el desarrollo social. Sin embargo, se tiene una estructura débil dado que este proceso de “cambio” requiere de largos periodos para buscar una coalición socioeconómica, y además estos tres pilares no se desarrollaron con el mismo nivel de profundidad y alcance.
La sección de reseñas recomienda los siguientes libros: ¿Cómo salir de la trampa del lento crecimiento y la alta desigualdad? de Jaime Ros Bosch, escrita por Leopoldo Gómez Ramírez; Economía Política Mundial de Enrique Palazuelos, reseñado por Alma Cervantes; finalmente, Héctor Parra promueve el libro “Hacer plata sin plata”. El desborde de los comerciantes populares en Bolivia de Nico Tassi, Carmen Medeiros, Antonio Rodríguez Carmona y Giovana Ferrufino.