INTRODUCCIÓN
Las playas del margen atlántico uruguayo, ampliamente conocidas por su atractivo como destino turístico, se encuentran antropizadas y urbanizadas, lo que hace necesario un monitoreo periódico para evaluar los procesos erosivos y así prevenir efectos negativos, y poder conservarlas. Con un enfoque multidisciplinario, que aborda aspectos geomorfológicos, sedimentológicos y malacológicos, este trabajo brinda herramientas para planificar un adecuado manejo del recurso playa, como se describe a continuación.
El litoral marino
Las playas de Uruguay son ambientes dominados por el oleaje, pueden clasificarse genéricamente como “ambientes micromareales” en la costa oceánica y estuarial (Panario y Gutiérrez, 2006), y al no tener mayores efectos tectónicos resultan áreas interesantes para el estudio de la morfodinámica costera. La zona costera está conformada por un conjunto de sedimentos muy recientes, que integran principalmente las playas, cordones y flechas litorales, dunas, lagunas costeras, entre otras geoformas (Goso Aguilar y Muzio, 2006). Respecto a la presencia de moluscos, alrededor de 300 especies y subespecies de bivalvos, gasterópodos marinos y estuariales han sido registrados en esta costa (Scarabino, 2006; Scarabino et al., 2006a, 2006b), desde la supraplaya hasta los 50 m de profundidad (Scarabino, 2006).
Antropización, urbanización y erosión
A lo largo de la costa se han establecido y desarrollado urbanizaciones cuyas economías locales están muy ligadas al turismo, por lo que el recurso “playa” es altamente apreciado. En consideración hay que destacar dos conceptos: (1) antropización que es la transformación del ambiente ejercida por el hombre, y (2) urbanización, que es la concentración de poblaciones mediante el desarrollo de infraestructura (Martínez-Dueñas, 2010; de Andrés et al., 2018). La erosión de las playas, causada por procesos naturales, es agravada debido a las actividades humanas, siendo este un problema significativo que afecta las áreas costeras de todo el mundo (Short, 1999; Lindeboom, 2002; Defeo et al., 2009; Carranza-Edwards, 2010; Silva et al., 2014; Cuevas Jiménez et al., 2016; García-Ayllón, 2018; Griggs y Patsch, 2018). El impacto de la erosión litoral constante afecta a las comunidades, hábitats faunísticos y a las urbanizaciones establecidas, generando importantes efectos con consecuencias ambientales y socioeconómicas (Carranza-Edwards, 2010; Cuevas Jiménez et al., 2016).
Breves relatos históricos de la transformación del paisaje
La ciudad costera más desarrollada es Punta del Este, ubicada en la península de mismo nombre. El margen SO se encuentra en el sector terminal del ambiente estuarial (transición Río de La Plata - Océano Atlántico) y el margen NE es bañado por el Atlántico Sur (Figura 1). Su población permanente es de 12,423 habitantes, incrementándose a 450000 habitantes durante los meses estivos por la gran cantidad de afluencia turística. En esta localidad, fundada en el año 1829 como Villa Ituzaingó, se expandía un gran desierto con enormes médanos; para contener la avalancha de arena hacia el poblado se ideó la forestación de la región costera a través de plantaciones de pinos hacia finales del siglo XIX (Fischer y Pisani, 1998). La antropización generó un marcado cambio del paisaje, transformando el árido terreno en un extenso bosque. En 1907 el pueblo cambió su nombre por Punta del Este, y a partir de esa fecha hasta la actualidad el balneario ha crecido considerablemente en número de habitantes y de visitantes, consolidándose como un importante destino turístico internacional.
Vulnerabilidad del recurso “playa” y manejo costero
La dinámica costera ha sido afectada por la urbanización y forestación, una situación que ha generado una constante erosión inducida por la presión antrópica provocando efectos negativos como consecuencia de un desbalance en el equilibrio entre el sistema de dunas y la playa, es decir debido a un inapropiado uso del recurso “playa” y del ambiente litoral. Según Nayak (2000) el manejo costero exitoso requiere, entre otras cosas, la identificación de áreas vulnerables basada en la erosión y tendencias de desarrollo, lo cual puede realizarse a través de un análisis basado en un sistema de información geográfico (SIG) para posteriormente generar índices de vulnerabilidad.
Por lo anterior, el objetivo de este trabajo es interpretar el impacto antrópico en la dinámica litoral en un sector de la costa de Uruguay mediante un enfoque multidisciplinario, a través del análisis geomorfológico, sedimentológico y malacológico, que sirva de base para evaluar diferentes aspectos relacionados con el manejo del recurso “playa”.
CARACTERIZACIÓN DEL ÁREA DE ESTUDIO
El área de estudio se encuentra en el sector costero del margen septentrional estuarial extendiéndose hacia el margen atlántico uruguayo en el Departamento Maldonado. Con base en diferentes niveles de urbanización se han seleccionado siete playas, considerando para su análisis la franja litoral comprendida entre la línea de costa y la ruta nacional No 10. Estas localidades son, de sur a norte: (1) La Mansa, (2) Brava I, (3) Brava II (estas tres localidades dentro del ejido de Punta del Este), (4) El Chorro, (5) Manantiales, (6) Balneario Buenos Aires y (7) José Ignacio (La Brava) (Figura 1).
El clima en esta región costera es templado oceánico y los datos meteorológicos indican que las temperaturas medias son de 22 °C en verano (diciembre-marzo) y de 12 °C en invierno (junio-septiembre). Las precipitaciones alcanzan los 1020 mm/anuales, siendo la estación fría la más húmeda (INUMET, 2017).
La morfología de las playas es mayoritariamente de arcos entre puntos duros o cabos proyectados hacia el mar y que pueden ser descriptos por la ecuación de espiral logarítmica de Bernoulli (Viana y Ramos, 1994). Los arcos de playa evolucionan en el espacio respondiendo a un modelo de disipativo a reflectivo en la dirección en que se despliega el espiral y la deriva litoral (Panario y Gutiérrez, 2006), obteniéndose una configuración que presenta en cada punta rocosa una playa “brava” ubicada al E y una “mansa” al O (Panario y Gutiérrez, 2006). En esta costa, donde la amplitud de la marea es pequeña, la principal fuente de energía que llega a las playas es del oleaje. El mismo está ligado al clima de olas en mar abierto y a las modificaciones de la corriente al atravesar la plataforma interna hasta llegar a la zona de rompiente (Gómez Pivel, 2006). A su vez, en la rompiente, el oleaje está subordinado a una serie de factores locales relacionados con la orientación, gradiente y morfología de la plataforma, por lo tanto, puede variar considerablemente en poco espacio (Short, 1999). Finalmente se menciona que la dirección SO de la deriva litoral en el área de estudio es gobernada por el ángulo de incidencia del mar de fondo, tanto en el estuario como en la costa atlántica (MTOP-PNUD-UNESCO, 1980; Panario y Gutiérrez, 2006).
Marco geológico-geomorfológico del área de estudio
La conformación geológica de la costa uruguaya, tanto aflorante como subaflorante, es ampliamente heterogénea. Goso Aguilar y Muzio (2006) describen la historia estratigráfica del área, cuyas rocas más antiguas pertenecen al basamento cristalino, de composición ígnea y metamórfica (bajo y alto grado) de edades proterozoicas a cámbricas. Este conjunto de rocas aflora en las puntas rocosas (cabos) y cerros de la región, siendo el substrato sobre el cual se apoya otro conjunto diverso de sedimentos y rocas sedimentarias terciarias y los sedimentos modernos del Cuaternario (Ubilla et al., 2004; Goso Aguilar y Muzio, 2006). Los depósitos cenozoicos representan la acción de procesos geológicos vinculados a cuencas de sedimentación marginales (que se encuentran en la actual plataforma continental) y que estuvieron controladas por las oscilaciones del nivel del mar de origen tectónico y climático (Ubilla et al., 2004; Goso Aguilar y Muzio, 2006). La geomorfología de la costa está más subordinada a la herencia geológica que a los procesos dinámicos actuales debido a la presencia de sustrato cristalino poco profundo y aflorante en muchos puntos (Gómez Pivel, 2006). El sustrato elevado es el responsable del ancho reducido en la planicie costera, que pudo desarrollarse mejor en los sitios donde ocurrieron procesos de subsidencia asociados a fallas tectónica activadas durante el Terciario (Bossi y Montaña, 1999). Asimismo, las fallas determinaron la formación y localización de las lagunas costeras (Panario et al., 1993).
Circulación de las masas de agua
La circulación de las masas de aguas en el área de estudio está fuertemente influenciada por la pluma de descarga del Río de La Plata (Figura 2) (Ciotti et al., 1995; Acha et al., 2003; Möller et al., 2008; Piola et al., 2008; Lantzsch et al., 2014; Nagai et al., 2014; Pérez, 2014), ya que representa el principal contribuyente de agua con bajas concentraciones de salinidad y sedimentos hacia la región de plataforma continental adyacente. En consecuencia, el impacto antrópico sobre sus márgenes y cuenca de drenaje aporta, a su vez, contaminantes a esta región (Bisbal, 1995; Bonachea et al., 2010; Pérez et al., 2016). La circulación del Atlántico Sur en esta región está caracterizada por la colisión a nivel del talud de las corrientes marinas de Brasil (B) (altos valores de salinidad y temperatura, bajo nivel de nutrientes) y Malvinas (M) (patrón opuesto) (Piola et al., 2008; Pérez, 2014). La confluencia subtropical B-M exhibe variaciones intranuales en su posición latitudinal, asociadas a cambios en la circulación atmosférica sobre la región (Bisbal, 1995). Durante el verano-otoño existe prevalencia de agua de plataforma subtropical en la plataforma continental uruguaya, mientras que en invierno-primavera domina el agua de plataforma subantártica (Ortega y Martínez, 2007). En resumen, a través de un gradiente costa-océano existe influencia de aguas salobres hasta los 50 m de profundidad, luego existe una interacción de aguas con contrastantes niveles de salinidad, nutrientes y temperatura, generando una región extremadamente heterogénea y dinámica (Ciotti et al., 1995; Calliari et al., 2009; Pérez et al., 2016).
MATERIALES Y MÉTODOS
Análisis e interpretación de imágenes satelitales
Análisis geomorfológico
Este estudio se llevó a cabo haciendo uso de imágenes satelitales ESRI (ArcGis Imagery) de 1 m resolución y de Google Earth Pro de 1 m resolución, y modelo de elevación digital (DEM, por sus siglas en inglés) ALOS PALSAR de 12.5 m resolución y SRTM de 30 m de resolución. Se trabajó en sistema de referencia LatLong WGS84, considerando una escala de aproximadamente 1:500 para cada localidad, la cual se ajusta según la topografía en cada sitio. El mapeo digital de las unidades geomorfológicas se realizó mediante el programa ArcGis. Los perfiles de los sectores muestreados se generaron con el programa Global Mapper al igual que el DEM de pendientes del cual se obtuvieron los valores numéricos expresados en grado. El análisis geomorfológico se realizó siguiendo el criterio empleado por Marcomini y López (1997). En este trabajo se consideran los sub-ambientes: mesoplaya, supraplaya, berma y duna de la zonificación del perfil litoral propuesta por Carranza-Edwards y Caso-Chávez (1994). Cabe destacar que los términos mesoplaya y supraplaya son equivalentes a zona/playa frontal (“foreshore”) y zona/playa distal (“backshore”), respectivamente, empleados por Spalletti (1980) para la región costera rioplatense y argentina del Atlántico Sur, cuya terminología es utilizada localmente por diversos autores (Marcomini y López, 1997; Isla et al., 1998; Merlotto et al., 2017, entre otros).
Categorización de las playas con base en el desarrollo humano
Teniendo en cuenta que la franja litoral tiene como límites: hacia el mar la línea de costa y hacia el continente la ruta nacional No 10, y sobre la base de las observaciones efectuadas en el sitio mediante las imágenes satelitales para evaluar el tipo de infraestructura desarrollada (edificaciones, entre otros aspectos asociados a la acción humana) se propone categorizar a estos ambientes costero-urbanos considerando:
(1) Urbanización adyacente a la franja costera. Alta: urbanización consolidada, calles asfaltadas, edificios en altura, densidad poblacional relativa alta. Moderada: urbanización con trazado de calles mayoritariamente sin asfaltar, casas residenciales y complejos turísticos, incipientes desarrollos inmobiliarios, densidad poblacional relativa baja. Baja: urbanización con trazado de calles sin pavimentar, casas bajas, densidad poblacional relativa baja.
(2) Antropización dentro de la franja costera. Alta: urbanización en zonas de dunas modificadas con trazado de calles, casas residenciales y complejos turísticos, desarrollo de infraestructura, senderos, fijación de médanos mediante forestación arbustiva. Moderada: desarrollo de infraestructura tales como pasarelas, muelle, desagües, construcciones recreativas y otras de maderas, senderos, fijación de médanos mediante forestación arbustiva. Baja: senderos y fijación de médanos mediante forestación arbustiva.
Análisis sedimentológico: granulometría y mineralogía
El muestro consistió en la obtención de 2 kg de sedimento superficial representativo de cada subambiente de playa, es decir del sector de mesoplaya, supraplaya, berma y duna. El proceso de recolección se realizó durante el periodo de estiaje 2017 según perfiles transversales a la línea de costa. La ubicación de éstos fue efectuada teniendo en cuenta los distintos grados de urbanización de la costa a lo largo del Departamento Maldonado. Se analizaron un total de 140 muestras. En laboratorio se efectúo el tamizado de las muestras con tamices: ASTM números 10-18-35-60-120 y 230. Los resultados obtenidos del análisis mecánico se representaron gráficamente en escala de phi mediante histograma o gráfico de barras y el diagrama de frecuencia acumulada en papel probabilístico. A partir de estos últimos, y para cada caso, se interpretaron los mecanismos de transporte involucrados en la movilización de diferentes subpoblaciones (Visher, 1969), y se calcularon porcentajes relativos de cada subpoblación respecto a la muestra total, valorando los tamaños de los diferentes percentiles. Asimismo, se llevó a cabo el análisis estadístico que consistió en el cálculo de la moda, media y mediana como medidas de tendencia central y selección, y de asimetría y curtosis como medidas de desviación. Para ello se utilizaron los coeficientes estadísticos de Folk y Ward (1957).
La composición mineralógica de las arenas finas se determinó mediante análisis petrográfico por microscopía de polarización en preparados de grano suelto en eugenol, empleando un microscopio petrográfico Leitz HM-Pol con aumento 10X. La determinación y recuento de componentes y especies minerales se realizó según el método propuesto Karlsson y Ayala (2003). La finalidad de este análisis composicional fue determinar cambios entre las distintas localidades y realizar consideraciones respecto de las litologías de las áreas de procedencia.
Análisis malacológico
En el sector intermareal activo de la playa se realizó el muestreo de valvas de moluscos transportadas y acumuladas utilizando como muestreador una cuadrata de 1×1 m de manera azarosa, colocando luego el material en bolsas de 1500 cm3. En laboratorio se efectuó el tamizado y separación del material sedimentario y de las valvas. Los moluscos (bivalvos y gasterópodos) fueron identificados al menor nivel taxonómico posible en cada localidad, y se cuantificaron los especímenes. La ventaja de este tipo de análisis basado en los ensambles de valvas (“shell assemblages”; Kidwell, 2013) radica en que representan un promedio de los principales elementos de la malacofauna en un lapso de tiempo y no de un año o una estación como en el caso de un muestreo con especies vivas, y sin necesidad del sacrificio de los animales. Además, para hacer comparaciones entre los ensambles de moluscos (o monitoreos futuros) se calcularon diversos índices, entre ellos los índices de Shannon-Wiener (H), Dominancia (D), Equitabilidad (J) y de similitud (Simpson y Bray Curtis) mediante el programa PAST (Hammer et al., 2005).
RESULTADOS
Análisis e interpretación de imágenes satelitales
Análisis geomorfológico
Para el análisis y comparación de la geomorfología en las siete playas se consideraron: las zonas de mesoplaya, supraplaya, las bermas (que se extienden a lo largo de la supraplaya), las zonas de dunas costeras, dunas modificadas, los cabos o promontorios, y en el sector del frente de playa (Carranza-Edwards y Caso-Chávez, 1994) se tuvieron en cuenta las zonas de lavado, de relavado y de rompiente. Las dunas modificadas están ligadas al sector de médanos, sin embargo, como la antropización ha modificado notablemente dicho sector emplazando diversas infraestructuras, se considera como unidad morfológica independiente. Se efectuó la geomorfometría de las unidades mapeadas (Figura 3, 4, 5) y los valores obtenidos se muestran en las Tablas 1, 2 y 3 (los mismos no se repiten en el texto para hacer hincapié en la descripción del paisaje costero y no redundar). Los parámetros cuantificables que se analizaron son: longitud de la línea de costa, áreas, ancho y pendientes de la mesoplaya, supraplaya, dunas y dunas modificadas, altura, pendiente y distancia a la línea de costa (medida perpendicular) de bermas marcadas, y superficie de los promontorios. Los perfiles de las zonas muestreadas abarcan desde el límite de la zona de rompiente, considerándose una altura de 0 m s.n.m., hasta el sector de la ruta costanera, que es la infraestructura que une las siete localidades, colindando con el sector de dunas modificadas (Figuras 6 y 7).
Localidad | Línea de costa | Mesoplaya | Supraplaya | Berma | |||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Longitud (m) |
Área (m2) |
Pendiente (°) |
Área (m2) |
Pendiente (°) |
Distancia a la costa (m) | Longitud (m) | Altura (m s.n.m.) |
Pendiente (°) |
|||||
La Mansa | 672 | 7912 | 1 | 18465 | 1-1.5 | 37 | 550 | 1.5 | 1 | ||||
Brava I | 1061 | 44424 | 1.5 | 31409 | SD | 60 | 880 | 3 | 1.5 | ||||
Brava II | 800 | 15377 | 2.2.5 | 23256 | SD | 45 | 900 | 2 | 2.5-3 | ||||
Manantiales | 1650 | 21898 | 2.5-3 | 32137 | 1.5 | 41 | 1250 | 2 | 2.5 | ||||
El Chorro | 1430 | 18749 | 2.5-3 | 25660 | 1.5 | 41 | 600 | 4 | 1.5-2 | ||||
Bal. Bs. As. | 910 | 15698 | 1.5-2 | 28881 | 1 | 53 | 850 | 3 | 1.5-2 | ||||
José Ignacio | 780 | 12721 | 1-1.5 | 15353 | 1 | 55 | 760 | 1.5 | 1-1.5 |
Localidad | Dunas | Dunas modificadas | Basamento | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Área (m2) |
Pendiente (°) |
Área (m2) |
Pendiente (°) |
Promontorios | Área (m2) |
||||
La Mansa | 27758 | 2 | 14279 | 2.5 | - | - | |||
Brava I | 61014 | SD | 48677 | 2 | 1 | 1906 | |||
Brava II | 72641 | 2.5 | 26094 | 2.5 | - | - | |||
Manantiales | 59278 | 2.5-3 | 99244 | 3-3.5 | 2 | 4497 | |||
El Chorro | 27375 | 2 | 109357 | 2.5 | 3 | 5010 | |||
Bal. Bs. As. | 177612 | 1.5 | SD | SD | - | - | |||
José Ignacio | 153393 | 1.5 | 381240 | 2 | - | - |
Mesoplaya | Supraplaya | Dunas | Dunas modificadas | |||||||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Ancho(m) | Mín. | Máx. | Med.. | Mín. | Máx. | Med.. | Mín. | Máx. | Med.. | Mín. | Máx. | Med. | ||||
Localidad | La Mansa | 7.87 | 12.78 | 11.3 | 10.9 | 41 | 27.3 | 25.8 | 111.7 | 69.5 | 9.24 | 75.7 | 39.8 | |||
Brava I | 12 | 35.9 | 24 | 14.3 | 47.3 | 31.78 | 43.3 | 78.8 | 61.6 | 52.9 | 136.4 | 95.6 | ||||
Brava II | 8.4 | 26.7 | 17.4 | 22.3 | 30.5 | 26.5 | 77.1 | 82.7 | 80.35 | 45.5 | 135 | 82 | ||||
Manantiales | 8.9 | 37.9 | 18.8 | 7 | 36.2 | 22.6 | 19.6 | 63.7 | 33.8 | 8 | 233 | 74.2 | ||||
El Chorro | 13.9 | 41 | 20 | 3.6 | 41 | 16 | 17.2 | 45.5 | 32.7 | 4 | 200 | 63.7 | ||||
Bal. Bs. As. | 15.5 | 24,7 | 21.8 | 36 | 48.1 | 42.7 | 133.8 | 174.7 | 158 | - | - | - | ||||
José Ignacio | 12.3 | 18.2 | 15.8 | 34 | 46 | 41.9 | 106 | 317 | 254.6 | 274.9 | 673 | 474 |
La Mansa (34°56’S 54°56’O). Esta playa se ubica en el sector transicional entre el estuario del Río de La Plata y el Atlántico Sur. Debido a su posición geográfica (Figura 1, 3) es un ambiente resguardado del oleaje (exceptuando eventos de tormenta) y donde el influjo de las mareas es bajo. El paisaje de este sector ha sido visiblemente modificado y adaptado para el turismo mediante distintas construcciones en altura, entre otras infraestructuras como espacios verdes, calles, estacionamientos. El subambiente de mesoplaya es el de menor desarrollo (Tabla 1 y 3), la zona de supraplaya es interrumpida por infraestructura y una berma no muy definida y de poca altura (Tabla 1) (Figura 3). El ancho de la zona de dunas es variable debido al grado de antropización (pasarelas de madera, miradores, bares) (Tabla 3) (Figura 3), y las dunas están muy estabilizadas por la vegetación. En el sector de dunas modificadas se ha instalado un estacionamiento, observándose canteros, construcciones varias y la ruta. La curva del perfil A-A1 transversal es suave y los límites entre los subambientes costeros son graduales (Figura 8).
La Brava I (34°57'S 54°55'O). Este sector corresponde al primer arco de playa que se extiende desde la península de Punta del Este hacia la región atlántica. Se ubica en una zona muy transitada, rodeada de edificaciones en altura y recibe gran afluencia turística (Figuras 4a, 5a, 5b, 5d). Esta playa está expuesta a la energía del oleaje marino; sin embargo, debido a su posición geográfica, la fuerza de las olas se disipa cuando éstas llegan a la costa. El sector de mesoplaya es muy amplio, observándose mayor superficie que en la zona de supraplaya (Tabla 1 y 3). En la supraplaya se reconocen una berma definida, y aparentemente más estable (Tabla 1), y otra de menor longitud que la anterior, más próxima a la mesoplaya (Figura 4a). El sector de dunas es extenso (Tabla 2 y 3) y está atravesado por senderos, pasarelas y otras construcciones, evidenciándose en distintos tramos cómo la vegetación arbustiva forestada fija la arena para estabilizarla. Asimismo, en perfiles aflorantes de los médanos es factible identificar estratificación cruzada (Figura 5). En el área de dunas modificadas se emplaza un estacionamiento, canteros, edificaciones y la ruta. Se observa en el perfil transversal B-B1 (Figura 8b). la discriminación de los subsectores en función de sus formas y pendientes. En dirección ENE aflora un pequeño promontorio de roca cristalina (Tabla 2) (Figura 4a) que separa esta localidad de otro arco de playa ubicado al NE, al que denominamos Brava II.
La Brava II (34°56'S 54°55'O). Este sitio, con gran afluencia turística, está muy expuesto a la energía del oleaje debido a su posición geográfica. Una dominante corriente de resaca afecta marcadamente un tramo del sector y en consecuencia se genera una profundización en la pendiente que limita con la línea de costa (Figura 4b). En la mesoplaya se generan continuamente resaltos bruscos debido al oleaje, mientras que en la zona distal se distingue una berma continua (Tabla 1). Signos de antropización están presentes en el tramo supraplaya-duna, reconociéndose desagües y líneas de descargas pluviales (Figura 4b). Los médanos están estabilizados por vegetación, siendo posible observar estratificación laminar y entrecruzada (como en Brava I), y son atravesados por senderos y pasarelas. En la zona de dunas modificadas funciona un estacionamiento, hay canteros y la ruta No. 10, cuya infraestructura es cubierta diariamente por arena. El perfil esquemático C-C1 (Figura 8c) muestra cómo el pasaje entre los subambientes litorales es condicionado por la geomorfología, similar al observado en Brava I.
Manantiales (34°54'S 54°49'O). En esta localidad costera, que tiene una orientación ENE, se distinguen dos pequeños promontorios de roca dura muy erosionada y entre ellos se desarrollan tres arcos de playa (Figura 4c) (Tabla 2). El oleaje llega con fuerza a la mesoplaya generándose una pendiente profunda en el límite con la línea de costa. Entre la mesoplaya y supraplaya también se observa una marcada pendiente. Asimismo, la supraplaya se puede separar en dos tramos, un tramo SO en el cual el desarrollo de esta zonación es reducido (Tabla 1 y 3) (Figura 4c) y un tramo NE, donde la playa tiene mayor espesor y se discierne la berma (Tabla 1 y 3). El desarrollo diferencial también se reconoce en las dunas; hacia el sector SO tienen una escasa exposición mientras que incrementan su extensión areal hacia el NE, siendo muy estabilizadas por la vegetación (Figura 4c) (Tabla 2). La zona de dunas modificadas reviste un particular interés por el grado de antropización, ya que en la misma se han emplazado edificaciones que han producido una visible reducción de los subambientes litorales alterando la dinámica natural del sistema (Figura 4c). Este comportamiento se observa en el perfil D-D1 (Figura 8d), evidenciándose cómo la curva tiende a suavizarse. Diferente desarrollo de las subzonas costeras se registra en el sector NE, donde el límite del área costanera está dado por la ruta y no por urbanizaciones (Figuras 4c y 8e). Cada subsector es bien diferenciado en función de sus rasgos geomorfológicos; en la supraplaya hay desarrollo de berma, mientras que en el sector de dunas modificadas se observa forestación arbustiva (perfil E-E1; Figura 8e).
El Chorro (34°54'S 54°48'O). En esta localidad se destacan tres cabos conformados por rocas del basamento cristalino que originan cuatro arcos de playa (Tabla 2) (Figura 6a). Donde aflora el basamento no hay desarrollo de playa, siendo los acantilados las formas que caracterizan estas salientes. El oleaje es de alta energía, lo que produce una pendiente abrupta entre la zona de frente de playa y la línea de costa. La franja litoral tiene un comportamiento similar al observado en Manantiales debido a la urbanización en el sector de médanos, diferenciándose dos tramos: (1) hacia el SO donde los subambientes mantienen un determinado ancho y superficies, se registra desarrollo de bermas en la playa distal y no se evidencia urbanización en la zona de dunas (Tabla 1 y 3) (Figura 6a); (2) tramo hacia el NE, donde las edificaciones en el sector de médanos (a una distancia promedio de 50 m de la línea de costa) han generado una fijación forzada de las arenas, y en consecuencia una reducción en el ancho y superficie de los subambientes litorales (Tabla 2) (Figura 6a). En esta localidad la densidad de población es muy baja; sin embargo, la infraestructura afecta la zonación natural de la costa. Dos perfiles esquemáticos permiten visualizar diferencias ejercidas por la presión antrópica. El perfil esquemático F-F1 (Figura 9a) corresponde al tramo SO, en el cual la curva destaca y discrimina cada subzona con su forma y superficie, mientras que en el corte G-G1 (Figura 9b), tramo NE, se observa una curva muy suavizada, y no se registra desarrollo de berma, y las mesoplaya y supraplaya han sido reducidas y la zona de duna modificadas predomina en el sector.
Balneario Buenos Aires (34°53'5S 54°47'O). En este sector de la costa no se observan interrupciones generadas por accidentes geográficos, ni litológicos, ni tampoco se evidencia una marcada antropización. La fuerte energía del oleaje genera una pendiente entre la línea de costa y mesoplaya. La supraplaya tiene una amplia extensión. En ella se distinguen dos bermas, una próxima al límite con las dunas, cuyo resalto topográfico se mantiene en todo el tramo, y otra berma más baja y hacia el sector medio de la supraplaya, que se extiende de manera discontinua (Tabla 1 y 3; Figura 6b), ya que un camino secundario para llegar al mar la intercepta (Figura 6b). Las dunas costeras presentan una extensa distribución (Tabla 2), observándose estabilizadas mediante vegetación arbustiva, y estando además atravesadas por senderos, sin presencia de infraestructura. En esta playa no se diferencia la zona de dunas modificadas como en las otras localidades. La urbanización comienza a unos 270 m de distancia a la línea de costa, y las construcciones son bajas y aisladas, siendo la concurrencia turística no masiva. El perfil esquemático H-H1 (Figura 9c) separa cada subsector litoral en función de su morfología, pendiente y superficie, aunque cabe destacar una tendencia al incremento de la pendiente general del terreno.
José Ignacio (La Brava) (34°50'S 54°37'O). Por su orientación, este tramo costero ubicado al oeste de la península José Ignacio, constituida por basamento cristalino, está expuesto a la fuerte energía del oleaje (zona muy ventosa), generándose una pendiente entre la línea de costa y la mesoplaya. En la zona de lavado se observa una peculiaridad y es que el sedimento que predomina en este sector es arena mediana; sin embargo, en los tramos donde se acumulan las valvas de moluscos el sedimento es de tamaño grava fina (ver sección de resultados “Análisis sedimentológico: granulometría y mineralogía”; Tabla 4) distinguiéndose esta diferencia granulométrica in situ (Figura 7). La supraplaya es amplia (Tabla 3), observándose dos niveles de bermas, uno temporal que tiene menor distancia a la línea de costa y otro más estable de mayor altura (Tabla 1) (Figura 6c). El campo de dunas es vasto y los médanos presentan movilidad natural, distinguiéndose distintas formas, por ejemplo del tipo estrella. La zona de dunas modificadas es estabilizada por la vegetación y es afectada por el desarrollo urbanístico. La extensión del ambiente costero en esta localidad, considerando como límite la ruta, es el mayor respecto las anteriores (Tablas 1 y 3). En el perfil esquemático I-I1 (Figura 9d) se reconocen los diferentes subambientes con rasgos propios; sin embargo, la curva tiende a suavizarse. La urbanización cumple un rol importante en el sector.
Localidad | Sector | Moda | Tipo | Media (phi) |
Mediana (phi) |
Asimetría | Curtosis | DS (phi) |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
La Mansa | Mesoplaya | AM | polimodal | 1.77 | 1.7 | 0.13 | 0.78 | 0.72 |
Supraplaya | AF | bimodal | 2.06 | 2.1 | 0.093 | 0.82 | 1.27 | |
Berma | AM | bimodal | 1.83 | 1.8 | 0.13 | 1.7 | 0.58 | |
Duna | AM | bimodal | 1.93 | 1.9 | 0.083 | 0.74 | 0.68 | |
Brava I | Mesoplaya | AF | polimodal | 1.9 | 2 | -0.21 | 2.7 | 0.83 |
Supraplaya | AM | bimodal | 0.92 | 2.7 | 0.049 | 0.94 | 0.7 | |
Berma | AF | bimodal | 2.43 | 2.5 | 0.24 | 1.31 | 0.44 | |
Duna | AF | bimodal | 2 | 2 | 0.026 | 0.78 | 0.63 | |
Brava II | Mesoplaya | AF | polimodal | 1.57 | 2.1 | -0.57 | 0.89 | 1.26 |
Supraplaya | AF | bimodal | 2.13 | 2.2 | 0.12 | 0.86 | 0.59 | |
Berma | AF | bimodal | 2.47 | 2.5 | -0.21 | 1.15 | 0.39 | |
Duna | AF | bimodal | 2.2 | 2.3 | -0.021 | 0.86 | 0.61 | |
Manantiales | Mesoplaya | AF | polimodal | 1.36 | 1.4 | 0.38 | 1.79 | 0.85 |
Supraplaya | AMG | polimodal | -0.1 | -0.2 | -0.24 | 0.86 | 0.59 | |
Berma | AMG | polimodal | 0.56 | -0.2 | 0.28 | -3.48 | 1.14 | |
Duna | AM | polimodal | 8.03 | 1.5 | -0.14 | 1.23 | 0.85 | |
El Chorro | Mesoplaya | AMG | bimodal | -0.43 | -0.1 | 0.46 | 0.41 | 0.49 |
Supraplaya | AG | bimodal | 0.13 | 0.2 | -0.13 | 0.57 | 0.62 | |
Berma | AM | polimodal | 1.53 | 1.5 | 0.5 | 1.41 | 0.64 | |
Duna | AM | polimodal | 1.6 | 1.5 | 0.21 | 1.46 | 0.71 | |
Bal. Bs. As. | Mesoplaya | AG | polimodal | 0.43 | 0.5 | 0.063 | 0.85 | 0.96 |
Supraplaya | AMG | polimodal | 0.16 | 0.1 | 0.19 | 0.85 | 0.81 | |
Berma | AM | unimodal | 1.17 | 1.5 | -0.43 | 1.31 | 0.93 | |
Duna | AM | bimodal | 1.4 | 1.5 | -0.18 | 1.35 | 1.04 | |
José Ignacio | Mesoplaya | AM | bimodal | 1.83 | 1.8 | 0.11 | 0.86 | 0.61 |
Sedimento junto a ensambles de moluscos | Gr | bimodal | -0.1 | 0 | 1 | -1.22 | 0.15 | |
Supraplaya | AM | bimodal | 1.5 | 0.26 | 1.42 | 0.48 | ||
Berma | AF | polimodal | 2.2 | 2.2 | 0.06 | 0.85 | 0.78 | |
Duna | AF | bimodal | 2.23 | 2.3 | 0.21 | 1.18 | 0.68 |
Categorización de las playas estudiadas con base a la acción humana
Las localidades estudiadas se clasifican según el grado de impacto urbano/antrópico de la siguiente manera:
Urbanización adyacente a la franja costera. (1) Alta: La Mansa, Brava I, Brava II. (2) Moderada: Manantiales, El Chorro, Balneario Buenos Aires. (3) Baja: José Ignacio.
Antropización dentro de la franja costera. (1) Alta: Manantiales, El Chorro, José Ignacio. (2) Moderada: La Mansa, Brava I, Brava II. (3) Baja: Balneario Buenos Aires.
Análisis sedimentológico: granulometría y mineralogía
Los resultados sedimentológicos obtenidos de los subambientes mesoplaya, supraplaya, berma y dunas costeras de cada playa se resumen en la Tabla 4. Del análisis granulométrico realizado en las diferentes playas estudiadas se determinó que están integradas por arenas medianas (desde 1 phi hasta 2 phi) a finas (desde 2 phi hasta 3 phi) constituyendo el 75.85 % de todas las playas; le siguen en orden de magnitud las arenas muy gruesas (desde -1 phi hasta 0 phi) con el 13.79 % y el resto se encuentra en las arenas gruesas y gravas finas cuyo porcentaje apenas llega al 10 % del total muestreado. En cuanto a las poblaciones, la distribución bimodal constituye el 55.17 % de los sectores estudiados y le sigue en orden de importancia la distribución polimodal con el 41.37 % y por último hay un único caso de población unimodal y éste constituye el 3.45 %. La moda principal se encuentra desde 1 phi hasta 2 phi en un 41.73 % y entre 2 y 3 phi en un 34.48 %. Las muestras son leptocúrticas en un 55.17 % y platicúrticas el 44.82 %. La media corresponde a arena fina (desde 2 phi hasta 3 phi) en un 48.27 % de las muestras analizadas, a arena mediana (desde 1 phi hasta 2 phi) en un 27.58 %, en arena muy gruesa (desde -1 phi hasta 0 phi) el 17.24 %. El 17.24 % de las muestras son simétricas, el 34.48 % tiene asimetría positiva y el 48.27 % tiene asimetría negativa. Las playas muestran variaciones entre los diferentes sectores, situación esperable por las diferentes condiciones energéticas. Se graficó para cada sector la curva de frecuencia en escala probabilística según Visher (1969) donde se observan características propias de cada subambiente. Los sectores frontales presentan dos poblaciones: una correspondiente a los valores 0-3 phi, con truncamientos internos que corresponden a los cambios de intensidad del oleaje según el tiempo o mezcla de materiales de distintas áreas de aporte (Visher, 1969), y otra población en suspensión para los diámetros comprendidos entre 3 y 4 phi, cuyos valores no superan el 10 % de la totalidad de la muestra. Este patrón se repite en los sectores supraplaya, berma y dunas de las siete playas estudiadas. En el caso particular del sedimento que acompaña los ensambles de moluscos del balneario José Ignacio, predomina la tracción de los materiales desde -1 phi hasta 3 phi y está relacionada al contenido de fragmentos de valvas de las muestras que a partir de ese tamaño acentúan las características de este tipo de transporte.
En cuanto a la caracterización mineralógica se observaron predominantemente granos de cuarzo puro y con inclusiones, fragmentos líticos, plagioclasa, muscovita, feldespato potásico y agregados de limo y arcilla en los sectores estudiados, mineralogía que refleja un aporte del basamento cristalino para el desarrollo de las playas (Tabla 5).
Localidad | Cuarzo (%) |
Cuarzo + inclusiones (%) | Plagioclasa (%) |
Frag. líticos (%) |
Muscovita (%) |
Feldespato (%) |
Agregados (limo + arcilla) (%) |
---|---|---|---|---|---|---|---|
La Mansa | 47.19 | 1.49 | 3.76 | 2.34 | 4.1 | 25.41 | 15.8 |
Brava I | 54.72 | 4.88 | 2.25 | 8.11 | 28.75 | ||
Brava II | 45.96 | 2 | 12.4 | 3.56 | 3.97 | 21.5 | 11.03 |
Manantiales | 51.63 | 3.1 | 8.34 | 3.1 | 4.7 | 18.4 | 10.6 |
El Chorro | 43.76 | 4.10 | 5.8 | 10.1 | 10.3 | 21.5 | 3.96 |
Bal. Bs. As. | 59.64 | 3.56 | 2.95 | 7.46 | 21.8 | 4.1 | |
José Ignacio | 24.4 | 2.63 | 6.28 | 32.5 | 16.53 | 13.43 | 4.36 |
Análisis malacológico: composición faunística en las localidades
Los moluscos que caracterizan cada playa se encuentran en el sector de mesoplaya del subambiente costero. La composición faunística, abundancia relativa y parámetros ecológicos de cada una de las siete localidades se resume en la Tabla 6. Los valores del índice de Shannon-Wiener calculados indican que las playas con mayor diversidad son las de José Ignacio (1.54), La Mansa (1.31), Brava I (1.29) y Balneario Buenos Aires (1.02) (Tabla 6) y la mayor riqueza de especies la tiene Brava I, seguida por José Ignacio, La Mansa y Brava II. La playa con el índice de mayor dominancia es Brava II, siendo la especie más abundante Mactra isabelleana, y en segundo lugar le sigue El Chorro con Mytilus edulis. El índice de equitabilidad es mayor para José Ignacio (0.67), Balneario Buenos Aires (0.63) y La Mansa (0.60).
Especie | LM | B I | B II | Man. | ECh | Bal. Bs As. | JI |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Mytilus edulis Linnaeus, 1758 | 57 | 338 | 3 | 386 | 830 | 10 | 21 |
Brachidontes rodriguezii (d´Orbigny, 1842) | 0 | 37 | 1 | 23 | 58 | 0 | 6 |
Glycymeris longior (G.B. SoOerby I, 1833) | 13 | 4 | 1 | 27 | 19 | 32 | 91 |
Noetia bisulcata (Lamarck, 1819) | 0 | 3 | 0 | 1 | 0 | 0 | 0 |
Ostreidae | 1 | 0 | 0 | 4 | 0 | 0 | 7 |
Ostreola equestis (Say, 1834) | 0 | 12 | 5 | 0 | 0 | 0 | 0 |
Plicatula gibbosa Lamarck, 1801 | 2 | 9 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
Diplodonta vilardeboena (d´Orbigny, 1845) | 3 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
Donax hayleyanus Philippi, 1847 | 0 | 15 | 2 | 0 | 0 | 0 | 67 |
Tagelus plebeius (Lightfoot, 1786) | 0 | 4 | 0 | 0 | 0 | 1 | 0 |
Mactra isabelleana d´Orbigny, 1846 | 15 | 606 | 398 | 24 | 0 | 4 | 9 |
Raeta plicatella (Lamarck, 1818) | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 4 |
Mesodesma mactroides Deshayes, 1854 | 1 | 0 | 1 | 0 | 0 | 0 | 0 |
Anomalocardia brasiliana (Gmelin, 1791) | 0 | 28 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
Pitar rostratus (Koch en Philippi, 1844) | 3 | 13 | 0 | 0 | 0 | 0 | 1 |
Amiantis purpurata (Lamarck, 1818) | 0 | 4 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
Transenpitar americana (Doello-Jurado, 1951) | 0 | 1 | 4 | 0 | 0 | 0 | 0 |
Lottia subrugosa (d´Orbigny, 1846) | 0 | 2 | 1 | 0 | 0 | 0 | 0 |
Diodora patagonica (d´Orbigny, 1839) | 0 | 7 | 0 | 0 | 0 | 0 | 1 |
Tegula patagonica (d´Orbigny, 1835) | 0 | 1 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
Crepidula spp | 1 | 10 | 0 | 6 | 1 | 2 | 7 |
Hanetia haneti (Petit de la Saussaye, 1856) | 0 | 1 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
Siphonaria lessoni (Blainville, 1824) | 0 | 2 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
Riqueza de Especies (S) | 9 | 19 | 9 | 7 | 4 | 5 | 10 |
Total de individuos (N) | 96 | 1097 | 416 | 471 | 908 | 49 | 214 |
Índice de Shannon-Wiener (H) | 1.31 | 1.29 | 0.26 | 0.74 | 0.35 | 1.02 | 1.54 |
Índice de Dominancia (D) | 0.4 | 0.4 | 0.92 | 0.68 | 0.84 | 0.48 | 0.29 |
Índice de Equitabilidad (J) | 0.6 | 0.44 | 0.12 | 0.38 | 0.25 | 0.63 | 0.67 |
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Los resultados obtenidos en este trabajo, con aportes geomorfológicos, sedimentológicos (texturales, mineralógicos) y malacológicos, constituyen un punto de partida para evaluar diferentes aspectos relacionados con el manejo del recurso playa. Sobre la base de los estudios realizados se evidencia cómo en las siete playas estudiadas la antropización ejerce presión en el ambiente costero influyendo en su dinámica litoral, la estabilización o fijación de los médanos mediante vegetación y el avance urbanístico en los sitios seleccionados genera una reducción de la franja litoral, y consecuentemente una modificación en el perfil de zonación limitando el desarrollo de la supraplaya, berma y dunas principalmente, además de condicionar la movilidad natural de la arena. La Tabla 7 integra los aspectos más destacados analizados, señalando su interrelación al igual que los perfiles esquemáticos efectuados en las zonas muestreadas (Figuras 8 y 9). En consecuencia, los sitios que se agrupan dentro de la categoría (2) Alta, es decir franjas costeras que están siendo antropizadas in situ y urbanizadas recientemente serían en esta evaluación los más vulnerables a la erosión inducida (Tabla 7).
Localidad | Urbanización adyacente a la franja costera | Antropización dentro de la franja costera | Geomorfología Valores promedio en franja costera y playa distal |
Sedimentología | Malacología | ||||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
A | M | B | A | M | B | Ancho (m) |
Ancho (m) |
DS (phi) Berma |
DS (phi) Duna |
Especie dominante | |||||
La Mansa | X | X | 147.9 | 27.3 | 0.58 | 0.68 | Mytilus edulis | ||||||||
Brava I | X | X | 212.9 | 31.8 | 0.44 | 0.63 | Mactra isabelleana | ||||||||
Brava II | X | X | 206.3 | 26.5 | 0.39 | 0.61 | Mactra isabelleana | ||||||||
Manantiales | X | X | 149.4 | 22.6 | 1.14 | 0.85 | Mytilus edulis | ||||||||
El Chorro | X | X | 132.4 | 16 | 0.64 | 0.71 | Mytilus edulis | ||||||||
Bal. Bs. As. | X | X | 222.5 | 42.7 | 0.93 | 1.04 | Glycymeris longior | ||||||||
José Ignacio | X | X | 185.8 | 41.9 | 0.78 | 0.68 | Glycymeris longior |
Tanto en Manantiales como en El Chorro es notable la reducción de los subambientes litorales debido a edificaciones. Cabe destacar que la localidad de José Ignacio tiene la mayor superficie costera relativa en comparación con las demás localidades, y esta situación mitigaría en parte la vulnerabilidad. Asimismo, la granulometría de las playas catalogadas como (2) Alta tiende a ser de gruesa a mediana, en especial en El Chorro y Manantiales. En este sentido, Marcomini y López (1997) determinaron que en playas erosivas (ligadas a factores naturales y antrópicos) de Villa Gesell (costa atlántica argentina) al disminuir la selección del medio de transporte (tormentas) se eliminan las fracciones finas incrementándose los sedimentos gruesos. El déficit de saturación en el medio de transporte de sedimentos finos en playas sometidas a la erosión inducida es producido por una disminución en el aporte eólico asociado a la eliminación de la duna costera (Marcomini y López, 1997). A su vez, las localidades de Manantiales y El Chorro se agrupan en la categoría (1) Moderada, mientras que José Ignacio pertenece a la categoría (1) Baja, lo que resalta que la urbanización adyacente a la franja costera no estaría ejerciendo la misma presión antrópica que in situ, ya que el desarrollo de infraestructura (calles, casas, complejos turísticos) sería el causante de la reducción de zona de dunas y supraplaya. La localidad Balneario Buenos Aires está categorizada como (1) Moderada y (2) Baja y no registra el sector de dunas modificadas y aparentemente sería la playa menos antropizada. Sin embargo, la urbanización adyacente, con densidad poblacional relativa reducida, ha ejercido una presión en el sector evidenciándose en la fijación de los médanos, en el perfil que muestra una tendencia general de su pendiente a profundizarse y en la granulometría de muy gruesa a mediana. Las playas que se extienden dentro del ejido urbano de Punta del Este (La Mansa, Brava I y II), clasificadas urbanísticamente como (1) Alta, son las más expuestas al flujo turístico y a la urbanización, destacando que la antropización en el sector data de finales del siglo XIX, cuando se dio comienzo a la estabilización de las dunas mediante la plantación de pinos (Fischer y Pisani, 1998; Risso, 2007). No obstante, al respetarse un ancho en la franja costera y al no desarrollarse importantes edificaciones dentro de la misma, se categorizan (2) Moderada (Tabla 7). La dinámica litoral se ha estabilizado en el tiempo, debido en gran parte a la dominancia de sedimentos finos a medianos. Por otro lado, es notable resaltar qué si bien La Mansa, Brava I y II pertenecen a la misma clasificación, entre estas playas se reconocen diferencias intrínsecas. La Mansa, ubicada en un entorno estuarial, debido a su posición geográfica (SO) y dependiendo de las condiciones climáticas y la circulación de las aguas está más resguardada del oleaje. Las diferencias entre Brava I y Brava II se reflejan en su orientación geográfica sobre el margen atlántico, donde un promontorio las divide y esto influencia en la dirección del oleaje hacia la costa. Brava I está más resguardada del oleaje clasificándose como playa disipativa (Panario y Gutiérrez, 2006), en cambio Brava II conformaría una playa reflectiva (Panario y Gutiérrez, 2006), donde la corriente deriva, el influjo de las olas y la energía litoral son más altos.
En general, las localidades costeras atlánticas uruguayas se distinguen a partir de: tramos separados por cabos de rocas cristalina, incidencia de la dirección de la deriva, incidencia de las crecientes fluviales, morfología y dinámica (Panario y Gutiérrez, 2006). Autores como Panario y Gutiérrez (2006), Goso Aguilar et al. (2011), Gómez-Erache (2011), Álvez y Goso (2014) enfatizan que los problemas causados por la presión antrópica derivan de la forestación de dunas, urbanizaciones densificadas y mal concebidas, obras de infraestructura incorrectamente diseñadas o emplazadas, extracción de arena para la construcción e invasión de macrófitas. Estas situaciones problemáticas originan trastornos y pérdidas en el recurso litoral: ecosistemas, playas, arenas, cantidad y calidad del agua, entre otros (Goso Aguilar y Mesa, 2009; Goso Aguilar et al., 2010, 2011). Cambios en la dinámica costera inducidos por la acción del hombre se han reconocido en otras localidades costeras del Atlántico sur como en la costa argentina bonaerense (Marcomini y López, 1997; Isla et al., 1998, 2018; Bértola et al., 2013; Fernández et al., 2017; Merlotto et al., 2017; entre otros), además de considerarse causas naturales. Los factores antrópicos que se asocian a los problemas de erosión en playas principalmente turísticas son: la fijación de médanos con forestación, construcción de infraestructuras como escolleras y drenajes, urbanizaciones, entre otras acciones (Marcomini y López, 1997; Isla et al., 1998, 2018; Marcomini et al., 2007; Bértola et al., 2013; López y Marcomini, 2011; López et al., 2016), generándose un desbalance en la movilidad natural del sedimento que provoca un retroceso de la costa y zonas más vulnerables a la erosión (Bértola et al., 2013). A nivel mundial, en las regiones litorales se relevan y monitorean datos para el estudio de la vulnerabilidad a la erosión, la cual es inversamente proporcional al ancho de la playa (Mwakumanya et al., 2009; Carranza-Edwards, 2010; Carranza-Edwards et al., 2015; Cuevas Jiménez et al., 2016), y se pueden establecer zonas potencialmente más expuestas a la erosión inducida, ya que el recurso playa está sumamente amenazado por la presión antrópica que conlleva cambios ambientales y consecuencias socioeconómicas (Finkl, 2004; Cendrero et al., 2005; Martínez et al., 2006; Martinez-Dueñas, 2010; Panareda Clopés y Boccio Serrano, 2008; López y Marcomini, 2011; Torruco Gómez et al., 2013; Carranza-Edwards, 2010; Carranza-Edwards et al., 2015; Cuevas Jiménez et al., 2016; Buosi et al., 2017; Ciccarelli et al., 2017; Martínez et al., 2017; de Andrés et al., 2018; García-Ayllón, 2018; Griggs y Patsch, 2018; entre otros). Considerando lo expuesto, el análisis geomorfológico cumple un rol decisivo para interpretar la relación entre la dinámica costera y la presión antrópica, y así solucionar riesgos en escala temporal y espacial, por lo que es plausible proponer estrategias de gestión que contemplen el equilibrio entre el sistema litoral natural, el ecosistema, el recurso playa y las comunidades urbanas. Técnicas de teledetección, como imágenes satélites, modelos de elevación digital y fotografías aéreas son imprescindibles para el estudio del litoral y su caracterización, ya que proporcionan una base de información geomorfológica y geomorfométrica que puede procesarse a través de SIG para generar distintos índices de evaluación (Finkl, 2004; Carranza-Edwards, 2010; Carranza-Edwards et al., 2015; Cuevas Jiménez et al., 2016).
En este contexto, los análisis granulométricos y malacológicos efectuados complementan al análisis geomorfológico caracterizando minuciosamente cada una de las siete localidades y aportando a la base de datos información relevante para monitorear en el tiempo cambios en estos aspectos que puedan estar ligados a la antropización, cuestiones ambientales, ecológicas, entre otras causas. Panario y Gutierrez (2006) indican que la dirección de la deriva (SO a lo largo de la costa del Departamento Maldonado) asociada al ángulo del tren de olas (swell) cumple un rol fundamental que condiciona el comportamiento de la dinámica litoral. La granulometría es condicionada por la energía del transporte que tiende a acumular sedimentos en las puntas rocosas donde intercepta la deriva modificando el ángulo de incidencia del tren de olas (0° a 90°), y se alcanza un equilibrio cuando, por el proceso de acreción litoral, el ángulo de incidencia llega casi paralelo a la costa (0°), formando una playa de granulometría gruesa (Panario y Gutierrez, 2006). Además, la existencia de bimodalidad en la distribución de tamaños granulométricos es atribuible a diferentes fuentes de aporte de sedimentos (Panario y Gutierrez, 2006). En concordancia, nuestros resultados indican una amplia distribución de tamaños y abundancia en la bimodalidad granulómetrica (55 %), de las playas estudiadas, siendo el ángulo del tren de olas el factor que condiciona la evolución de las playas disipativas a reflectivas (Panario y Gutiérrez, 2006). En tanto, la polimodalidad en la granulometría (41.37 %) se atribuiría a la antropización en la zona costera, relacionada con la fijación de las dunas mediante forestación arbustiva, desarrollo de infraestructura y afluencia turística. Para la costa bonaerense, Marcomini y López (1997) lograron establecer la relación entre los parámetros granulométricos, geomorfológicos, grado de urbanización y su relación con la erosión. Como se ha ya mencionado, las playas uruguayas muestran variaciones entre los diferentes sectores, situación esperable por las diferentes condiciones energéticas. En los sectores de mesoplaya presentan dos poblaciones: una correspondiente a los cambios de intensidad del oleaje según el tiempo o mezcla de materiales de distintas áreas de aporte (Visher, 1969), y otra población en suspensión. Este patrón bipartito se repite en todas las subzonas analizadas, observándose poblaciones con menor selección textural, lo que implica valores altos de la desviación estándar (DS), por ejemplo en las bermas y dunas de las playas afectadas por antropización in situ, es decir, clasificadas como (2) Alta (DSberma 1.14, 0.64, 0.78, en Manantiales, El Chorro y José Ignacio, respectivamente), seguidas por las playas de Balneario Buenos Aires (DSberma 0.93), incrementándose la proporción de sedimentos gruesos sobre los finos. Asimismo, la granulometría distingue de manera independiente los subambientes costeros en cada localidad. Se resalta que la polimodalidad en la mesoplaya y la bimodalidad en los demás subsectores es recurrente en los sitios que están dentro del ejido de Punta del Este (La Mansa, Brava I y II), aunque los tamaños texturales son diferentes, al igual que los demás parámetros estadísticos analizados (Tabla 4).
Como ya se ha mencionado, la malacofauna de cada playa ha sido identificada con el fin de caracterizar los sitios estudiados, evaluar la abundancia relativa de las especies y diversos parámetros ecológicos y así aportar a la base de datos de cada localidad. Estos datos son importantes de monitorear ya que cambios en la composición faunística podrían indicar variaciones ambientales que se suceden por diversas causas, como cambio climático, presión antrópica, condiciones ecológicas, entre otras. Clavijo et al. (2005) y Scarabino et al. (2006a, 2006b) realizaron una recopilación de datos faunísticos (distribución, taxonomía y conservación) de la malacofauna en ambientes marinos y estuarinos costeros bentónicos uruguayos (0-50 m). Tener conocimiento de la malacofauna autóctona es fundamental para resolver inconvenientes ligados al empobrecimiento faunístico por contaminación, o invasiones biológicas que transforman la diversidad de los ambientes litorales acarreando situaciones ecológicas adversas (Darrigan y Arcaria, 2011; Muñoz-Lechuga et al., 2018). En este sentido, por ejemplo, en las costas argentinas atlánticas y rioplatenses se ha detectado contaminación con tributil-estaño (TBT) en sedimentos y aguas, cuyos efectos indeseables se asocian a malformaciones en caracoles marinos que provocan problemas ecosistémicos (Bigatti et al., 2011). La presión antrópica sobre la malacofauna también es un riesgo que repercute en cambios ecológicos, la implementación de áreas protegidas y el enfoque ecosistémico en pesquerías, por lo que el manejo adecuado del agua de lastre y de productos químicos deben ser considerados para la conservación de la fauna costera (Scarabino et al., 2006a, 2006b; Muñoz-Lechuga et al., 2018).
Consideraciones finales
En relación con todo lo expuesto se concluye que la antropización condiciona la dinámica litoral en la costa uruguaya evidenciándose esta situación de manera contundente a través del análisis multienfoque que se ha llevado adelante en las siete playas seleccionadas. La urbanización en el sector costero restringe la dinámica de la arena incrementando la vulnerabilidad a la erosión, limitando y reduciendo el “recurso playa”. En este trabajo se ha generado gran cantidad de datos que están disponibles y que sirven de base para un adecuado manejo del sector costero.
Asimismo, se considera que el análisis geomorfológico permitió establecer las distintas categorías, parametrizando cada subambiente costero (mesoplaya, supraplaya, duna y duna modificada), considerando superficie, ancho, pendiente y perfil transversal en cada sitio. Su rol es decisivo para evaluar cambios producidos por la antropización, haciendo uso de imágenes satelitales, modelos de elevación digital y SIG para procesar y almacenar datos.
El ancho de la franja costera es inversamente proporcional a la vulnerabilidad de la erosión inducida. Preservar este sector con baja presión antrópica sería una medida saludable para conservar el recurso playa, como se evidencia en las playas urbanas La Mansa, Brava I y II, que se encuentran es un sector totalmente urbanizado y consolidado hace más de un siglo, pero que ha logrado una cierta estabilidad en su dinámica litoral. En cambio, la antropización en las playas con menor urbanización y baja densidad poblacional, como Manantiales, El Chorro, José Ignacio y Balneario Buenos Aires, pero que están siendo explotadas dentro de la franja costera por complejos turísticos, desarrollos inmobiliarios y casas residenciales, modifica el paisaje litoral disminuyendo los subambientes costeros, generando zonas más vulnerables por erosión inducida.
Los análisis texturales, mineralógicos y malacológicos complementan el marco geomorfológico caracterizando cada lugar. Los cambios granulométricos sustentan a la determinación de zonas más vulnerables. En estas playas las granulometrías gruesas-muy gruesas a medianas estarían anticipando un efecto antrópico asociado. El aumento de la desviación estándar, indica mala selección de los tamaños texturales lo que implica la pérdida de finos, tornando más vulnerable la estabilidad de las geoformas, tales como dunas y bermas; esta situación se observa en Manantiales, El Chorro y José Ignacio. La asociación mineralógica indica que el área de aporte es el basamento cristalino compuesto por rocas ígneas y metamórficas que afloran en los cabos o promontorios.
La malacofauna de cada playa aporta datos que podrán ser evaluados y monitoreados periódicamente para detectar modificaciones en el tiempo que pudieran estar principalmente relacionados con la acción humana, alertando sobre las modificaciones en los ecosistemas de la región .
El ecosistema litoral constituye un recurso susceptible de la actividad humana, los resultados ponen de manifiesto que un uso inadecuado y no planificado del territorio impacta sobre el recurso “playa” aumentando su vulnerabilidad a la erosión costera que repercutiría en cuestiones ambientales, ecológicas y socioeconómicas.