Introducción
La amputación la describió Hipócrates como “separar lo que está muerto del cuerpo para que la persona siga viva”1,2; Celso en el siglo II, pasó de amputar del lugar de necrosis (Continuedad) al lugar “Sano” (Contigüedad), permitiendo una mejor sobrevida3, al introducir la ligadura de grandes vasos y la creación del muñón circular este medio se volvió rutinario a partir del siglo II D.C. gracias a los cirujanos grecorromanos4,5. Jean-Louis Petit Inició la amputación en dos etapas para no dejar descubierto el hueso en 1718 y, perfeccionado por C. Lowdham con su colgajo para amputación2,6. En México, las guerras de los siglos XIX y XX, requirieron una oportuna atención de heridas graves, que perfeccionó las amputaciones7,8. Nuestro objetivo es describir a partir de los personajes históricos de los siglos XIX y XX, las técnicas de amputación empleadas en nuestro país.
Antonio López de Santa Anna
Tras combatir en la guerra de los pasteles contra los franceses el 5 de diciembre de 1838, sufrió la herida de un proyectil de cañón de marinería9 quedando herido de su pierna izquierda y pasando a ser amputado por la gangrena que desarrolló a los quince días10, por el Cirujano Militar José R. Carrillo, entonces director del Hospital Militar del puerto11. Acorde al tipo de prótesis existente12, inferimos que la amputación fue de la continuidad de tipo circular, ya que no tiene un aditamento de articulación de rodilla, considerando la prótesis, hecha por el Dr. Miguel Muñoz13, así como el que los cirujanos militares aun tenían las enseñanzas de Heister antes de 1840, pues era la técnica enseñada en nuestro país a inicios del siglo XIX14.
General Miguel Osollo
Del grupo de Generales jóvenes forjados a mediados del siglo XIX, se desempeñó como uno de los más brillantes colaboradores del régimen conservador15, destacándose en la Batalla de Ocotlán, como un prometedor estratega16. Durante la Batalla de los Cerros de Magdalena en la Sierra Gorda Queretana, sufrió una lesión del antebrazo derecho por un proyectil de cañón de montaña, la lesión debió exponerle todos los músculos con sangrado abundante, prosiguió en el combate a pesar de sus heridas; al caer como prisionero fue conducido con oportunidad a ser amputado, por la pérdida de tejido y la persistencia del sangrado17, conservó un muñón perfecto observado en su grabado, por lo cual se debió practicar la técnica de Larrey (fig. 1). Se dice que, tras la batalla de Zacatecas estuvo a punto de vencer a los liberales18 y cambiar la historia, pero falleció de salmonelosis en San Luís Potosí el 18 de junio de 185817.
General José López Uraga
General en la Guerra de Reforma al lado del Presidente Juárez, recibió un impacto de proyectil de cañón, requiriendo la amputación de su pierna izquierda19, en una foto se le aprecia con su prótesis de madera por arriba de la rodilla, en una técnica parecida a las de continuidad (fig. 2 r10Condujo la organización del ejército de Oriente a finales de 1861 y, tras ver la amenaza de los franceses el año siguiente, tomo decisiones incongruentes contra los invasores, lo que hizo a Juárez cambiar el mando por el General Ignacio Zaragoza20.
General Carlos Pacheco
Brillante comandante de las fuerzas de Porfirio Díaz, acompañó con valentía al sitio de Puebla, el de 2 abril de 186721,22, se adelantó por la calle de Siempreviva con sus soldados, y fue herido en la pantorrilla, luego sufrió una herida en la mano, tuvo fractura de muslo izquierdo y fractura de humero derecho; aun así logró tomar la posición conservadora23 con la décima parte de sus hombres y pasó a ser atendido por los cirujanos militares. Seguramente se empleó la amputación del brazo de Montes de Oca ya que nunca padeció ulceración de la herida y del miembro pélvico la de la continuidad (fig. 3). Sobrevivió hasta la sexta década de la vida falleciendo de cáncer de páncreas22.
General Manuel González
No tenemos elementos para negar o afirmar que tanto el general Carlos Pacheco como el General Manuel González hayan sido operados personalmente por el Dr. Francisco Montes de Oca, Ya que los tres estuvieron en la batalla del 2 de abril de 186724. Lo cierto es que el general González fue intervenido en el brazo (fig. 4) tras las lesiones sufridas en el asalto de la Fortaleza de San Marcos25. La herida del brazo derecho por metralla le destrozo el miembro y se le hizo la amputación de Montes de Oca. Murió de cáncer de páncreas23.
General Álvaro Obregón
El prestigiado general que nunca perdió una batalla en la Revolución Mexicana26, en el segundo combate de Celaya, el 3 de junio de 1915, sufrió un impacto de proyectil de cañón27, por lo cual se lesionó el codo, desarticulando el brazo del antebrazo, se trasladó de inmediato a un tren quirófano28 y fue intervenido por los médico cirujano Senorio Cendejas, Enrique C. Osorno y Heberto Alcázar29,30, quien realizó una amputación por arriba del codo en dos etapas, ya que el general Obregón conservó el tercio medio y proximal (fig. 5), sin ya realizarse la amputación clásica ni de Larrey ni la de Montes de Oca, sino un procedimiento más conservador, preservando un muñón envuelto por un colgajo de piel.
Gerardo Murillo, el Dr. Atl.
Representante de la nueva escuela paisajista mexicana que retrató los volcanes a inicios del siglo XX; sufrió un cuadro de insuficiencia vascular en 1949, por lo cual tuvo que ser amputado de su pierna, con un procedimiento supracondileo31, continuó pintando hasta los 85 años32.
Frida Kahlo
La destacada pintora del siglo XX (fig. 6), sufrió un traumatismo de columna y abdomen en 1928, condenándola a una serie de cirugías y recaídas de cuadros dolorosos33; que la llevó finalmente en 1953, a padecer una necrosis de la pierna por insuficiencia vascular, por lo cual se le practicó una amputación infracondilea con cierre con colgajo cutáneo. En su diario escribió “Pies para que los quiero si tengo alas…”, ilustrando un pie por el que salen un alambre con espinas, reflejo del dolor solo controlado con morfina en estos últimos años de su vida34,35.
Conclusiones
Las amputaciones en el siglo XIX alcanzaron en el mundo la perfección que le permitió al ser humano mutilado continuar con una existencia útil; es el caso de los lesionados en las batallas de la intervención americana que acompañaron los restos de los héroes caidos en 1847, del cortejo fúnebre del 17 de septiembre de 1848, por todas las avenidas de la ciudad de México36. Alguna vez existió el proyecto para construir un hospital de inválidos de la guerra de independencia en 1828, similar al de París (Hotel das invalides)37, pero dicho proyecto en ninguna era se concretó y los mutilados de las diversas guerras, así como de los derivados de infecciones o necrosis secas, deambulaban por las calles sin una adecuada atención. Los pacientes que tuvieron mayor visión, superaron su lesión y no solo fueron personajes destacados de nuestra historia, también dieron aportaciones al arte como los personajes que hemos descrito, queda esto como testimonio del perfeccionamiento de los conocimientos de anatomía, y en especial, de la asepsia y antisepsia que, en muchos casos se adelantó a la era listeriana38, permitiendo que al menos tres presidentes de nuestro país, un gobernador y dos artistas, concretaran sus objetivos y se convirtieran en los iconos de sus áreas, siendo para la cirugía mexicana orgullo del desarrollo quirúrgico en cada era.