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América Latina en la historia económica
versión On-line ISSN 2007-3496versión impresa ISSN 1405-2253
Am. Lat. Hist. Econ no.34 México jul./dic. 2010
Reseñas
David Rock (comp.), Argentina en el siglo XX. Economía y desarrollo político desde la elite conservadora a PerónPerón
María de los Ángeles Castro Montero
San Isidro, Lenguaje Claro Editora, 2009
Universidad Argentina de la Empresa
Investigadores nativos y extranjeros han intentado y persistido en la tarea de descifrar las vicisitudes enigmáticas y conflictivas de la historia argentina del pasado siglo. Un simposio organizado por el Centre of Latin American Studies de la Universidad de Cambridge en el Queens' College en 1971 ejemplifica esa atracción académica por interpretar el ascenso y el declive nacional, cuyos participantes jóvenes académicos británicos y el argentino Jorge Fodor tomaron como ejes principales de esa discusión la relación bilateral angloargentina y los orígenes y supervivencia del peronismo, con sus efectos políticos y económicos; reflexiones que arrancan desde las postrimerías del siglo XIX hasta el momento en que se realizó ese encuentro. En 1975, David Rock fue el compilador y el autor de la introducción y de dos de los ocho ensayos; sin embargo, su publicación en lengua española encontró grandes obstáculos, debido a las dramáticas circunstancias argentinas de mediados de los años setenta que la convertían en inexplicablemente riesgosa.
A pesar de la considerable lejanía del momento en que se produjo ese debate y de esa Argentina violenta, esta primera edición en español con la sobria traducción de Pedro Tenner y con el sello de Lenguaje Claro Editora y Letra Gamma pone a disposición del gran público y de los claustros universitarios una obra de asidua referencia en el ámbito académico. Son estas las razones por las que el libro contiene varias introducciones de diferentes características: la de Félix Luna, ofrecida como el afable testimonio de un lector, quien recuerda que el inicio de esa prolongada relación angloargentina hay que situarla a principios del siglo XIX, con las invasiones inglesas de 18061807. Fernando Rocchi presenta un sólido e iluminador análisis preliminar de los ensayos reunidos, contextualizados en sus debates historiográficos, y los prefacios de David Rock, el original y especialmente el de esta edición, rememoran, con un dejo de nostalgia, el clima intelectual y político en el que se gestó la obra. Su lectura se efectúa teniendo en cuenta, como un trasfondo, la época de su producción, recalcando cómo los marcos teóricos dejan huellas más visibles en algunas contribuciones y otras no exhiben aún caducidad.
En el trabajo de Alec Ford sobre las inversiones británicas y su influencia en el irregular desarrollo de la economía argentina entre 18801914 se hace más patente el eco interpretativo de la teoría de la dependencia. Ford analiza las fuerzas que modificaron el inestable flujo de los préstamos británicos, a partir de los diferentes tipos de tasas de interés para la receptora Argentina. Con un cierto tono moralizante, advierte sobre los riesgos que entraña para los países emergentes el crecimiento veloz con capital extranjero. Las tasas de ganancia del ferrocarril son el índice que el autor selecciona para representar el distinto grado de atractivo que ofrecía la economía argentina para los inversores y subrayar la asincronía que se produjo entre el acelerado ritmo de inversión en líneas férreas y los más lentos de los réditos y de la producción de los bienes primarios.
Roger Gravil se concentra en la competencia entre Gran Bretaña y Estados Unidos por el mercado argentino durante la década de los veinte y revisa las teorías que explican el retroceso de la presencia británica frente a la estadunidense, dado que su industria satisfacía al mercado nacional con productos nuevos que el Reino Unido no proveía. Según Gravil, ese repliegue británico se debe más a diferentes y agresivas estrategias de comercialización de Estados Unidos, a un descuido de los inversores británicos en mantener en condiciones sus activos y en no advertir a tiempo los peligros de la competencia estadunidense que a cuestiones referidas a las diferencias en las estructuras de producción o a los tipos de cambio monetario. El ensayo se cierra con un esclarecedor y pormenorizado análisis de los fines y alcances de la misión de lord D'Abernon de 1929 en el marco de la aguda competencia comercial entre las empresas del Reino Unido y de Estados Unidos. Los efectos, limitados, de acuerdo con Gravil en el contexto de una economía liberal, resultaron provechosos en el proteccionista escenario de la década siguiente en la intención de apartar a los rivales estadunidenses del mercado argentino.
Un artículo que aparentemente se aleja de los dos ejes principales de la discusión de la obra, pero en un distanciamiento que no es tal, ya que Ian Rutledge al ocuparse de la vinculación entre las empresas azucareras y su mano de obra, el sistema político y sus prácticas en el noroeste azucarero de la Argentina durante el dominio conservador de los años treinta, aborda desde este ángulo otras aristas de los conflictos nacionales aún vigentes, como son el clientelismo electoral y la explicación de la solidificación de la pobreza en las lejanas provincias de Salta y Jujuy. No obstante, esa íntima relación entre la estructura económica de los ingenios azucareros, las elites políticas provinciales y la puesta en marcha de máquinas destinadas a ganar fácilmente las elecciones, Rutledge, afirma contra la corriente del contexto historiográfico de este artículo, en una década signada por los planteos teóricos marxistas que las articulaciones entre el poder económico y el poder político suelen ser complejas y sutiles y no admiten argumentos unilaterales y deterministas. Los cimientos del poder político y el económico se establecen en una doble y simultánea vía, en la que la riqueza facilita el acceso al control del aparato político y este impulsa los intereses económicos particulares. Asimismo, Rutledge contraría la visión de la feudalidad de las relaciones laborales para demostrar que imperaba, también a pesar de las apariencias, un sistema de trabajo que respondía a una lógica capitalista.
En torno a la cuestión del ocaso del comercio exterior argentino de la posguerra, especialmente con su viejo socio británico, un intercambio marcado a fuego por los lineamientos defendidos por el peronismo y que luego serían muy difíciles de torcer en sus repercusiones sobre el tipo de industrialización que llevó a cabo Argentina, Colin Lewis y Jorge Fodor dialogan exponiendo sus diferentes puntos de vista. Oportunidades desperdiciadas para las principales exportaciones agrícolas argentinas que tuvieron que solventar una industria local, orientada a los bienes de consumo, altamente protegida y no competitiva, es el argumento sostenido por Lewis y enfrentado a la dubitación de Fodor acerca de la abundancia de coordenadas favorables para el país. Según el investigador argentino, la apuesta del gobierno nacional por la industrialización era la vía más asequible, sin dejar de tener presente la responsabilidad de Estados Unidos en la obstaculización para alcanzar el desarrollo de una industria pesada.
Walter Little con su ensayo sobre los orígenes del peronismo entra en directa colisión con la canónica explicación dualista de Gino Germani acerca de la composición de la clase obrera argentina. Para defender su visión de una clase obrera notablemente homogénea, rebate todas las premisas de Germani y, en ocasiones, extrema la sutileza para establecer las diferencias. Es posible observar que algunas ideas de Little (la racionalidad del comportamiento de la clase obrera que el autor inglés califica de oportunista, como también el destino del frustrado Partido Laborista y la especificación que presenta sobre las diversas reacciones de la mano de obra organizada) se encuentran en sintonía con otras propuestas que circulaban en el campo intelectual de la época en que fueron formuladas y algunas de estas podrían verse como un anticipo de líneas de investigación que se desarrollaron posteriormente en los estudios sobre el peronismo, como los aportes de Murmis y Portantiero, Torre y Doyon, respectivamente.
En dos ensayos, David Rock aborda los populismos del siglo XX argentino, el radical, de aparición más temprana, y el peronista, y su supervivencia que el autor trata en el segundo trabajo. El concepto de alianza de clases es la clave interpretativa que atraviesa ambos textos, el éxito o fracaso de esos lazos inestables, dependientes de la riqueza a distribuir. La afirmación fuerte que recorre el trabajo sobre el radicalismo y la elite conservadora desde la ley de reforma electoral de 1912 hasta el golpe militar de 1930 es que la democracia no fue más que un mito, impedida por la estructura de poder basada en el sector agrario. En el último trabajo, considerado por el mismo autor como exploratorio por la cercanía de las circunstancias en que fue escrito y por el objeto de estudio, Rock advierte la continuidad entre las políticas de Yrigoyen y Perón, pero aplicadas de manera más organizada y específica por el gobierno de este último. Recorre el peronismo y el periodo posterior a 1955, en el que distingue el momento de su supervivencia y el de su restauración, cuando se evidencian los obstáculos para conformar una nueva alianza de clases populista que reemplazara a la conformada por Perón, y una segunda fase, singularizada por el retorno del líder a la presidencia, interpretada como un medio de evitar una revolución.
Este libro, claro y de calidad homogénea, registra valiosos y desafiantes aportes de indiscutible centralidad y perdurable vigencia a la hora de descifrar tanto el país de ayer como el de hoy.