Introducción
México posee aproximadamente 23,314 especies de plantas vasculares (Villaseñor, 2016), incluidas 3,500 especies arbóreas, 2,885 de ellas nativas a México distribuidas en 612 géneros y 128 familias de las cuales 44% son especies endémicas a México (Tellez et al., 2020). Sin embargo, la riqueza florística señalada como una de las mayores del mundo se encuentra amenazada entre otros por las presiones ambientales que ejercen el aumento poblacional, el cambio climático, las demandas de energía de productos forestales maderables, la degradación de los ecosistemas, la inequidad socioeconómica, los conflictos por los recursos y los territorios. Así como por la migración y el envejecimiento de la población campesina e indígena que ha sido hasta la actualidad la principal guardiana de estos recursos (Moreno Calles, Casas , Toledo, & Vallejo Ramos, 2016), se ha estimado que en los próximos 20 años ocurrirá una pérdida acelerada de la biodiversidad con graves consecuencias ambientales (Tellez et al., 2020).
La deforestación está presente en todos los Estados de la república, Sinaloa no es la excepción, los resultados de la detección de cambios mediante el uso de la cartografía de cobertura de bosques y selvas de los años 1993 al 2011 indicaron una gran pérdida de cobertura forestal, con una tasa media anual ligeramente superior a la del país, ubicando al estado en el número 15 y 17 a nivel mundial. Entre las principales causas están la expansión agrícola, la extracción de la madera, la explotación minera, extensión de la infraestructura, problemas sociales y la ganadería entre otros (Monjardín-Armenta, Pacheco-Angulo, Plata-Rocha, & Corrales-Barraza, 2017).
Lo anterior es preocupante cuando se reconoce que el Estado posee una gran riqueza florística asociada a su privilegiada posición geográfica entre las provincias fisiográficas de la Sierra Madre occidental, la costa del pacífico y la planicie costera del noroeste (Rzedowski, 2006), cuyo conocimiento aún se encuentra en proceso de evaluación. En Sinaloa se han registrado seis ecosistemas forestales que incluyen un total de 10 formaciones arboladas y 27 tipos de vegetación distintos donde el ecosistema de selvas (Miranda & Hernández X, 1963) es el más abundante y ocupa la mayor superficie del territorio (39.9%) (SEMARNAT, 2015).
A pesar de esta notable diversidad de plantas vasculares 3,736 especies de las cuales 69 son endémicas de México y dos tienen distribución restringida al estado, aún hacen falta zonas por explorar ya que la mayor parte de los estudios se centran en el norte y sur del estado (Amador-Cruz, Benítez-Pardo, & Briseño-Dueñas, 2017). En el Inventario Estatal Forestal y de Suelos Sinaloa (SEMARNAT, 2015) se muestran las principales especies de aprovechamiento forestal, así como el estado de conservación de las ecorregiones más importantes, aunque no se tiene un listado de las especies nativas o del total de los recursos forestales para la región.
Reconocer la biodiversidad, su importancia ecológica, económica y cultural es de vital importancia para plantear políticas de aprovechamiento sustentable de especies y comunidades en áreas específicas, así como coadyuvar en generar estrategias que retarden el proceso de deterioro ambiental. Existen diferentes formas de manejo in situ y ex situ que incluyen la protección, conservación y restauración de los hábitats naturales. Por esta razón. en años recientes se ha dado un énfasis importante a las dinámicas y procesos que los diferentes grupos culturales han desarrollado por milenios para aprovechar y conservar los recursos naturales en los sistemas agroforestales. Los estudios de Etnoagroforestería, se enfocan en analizar los sistemas agroforestales tradicionales, incluyen la creación de paisajes artificiales y el manejo intencional y conservación del suelo, los cultivos, la vegetación y los animales silvestres que forman los ecosistemas (Moreno-Calles et al., 2014).
Una de las preguntas más urgentes a resolver en el México del siglo XXI es cómo satisfacer las necesidades de una población en aumento y de distribución desigual mientras se asegura la sustentabilidad de la especie humana y del planeta (Moreno Calles, Casas, Toledo, & Vallejo Ramos, 2016). El aprovechamiento de los conocimientos y experiencias antes mencionadas podrán darnos algunas de las respuestas a los retos que hoy en día se presentan (Altieri & Toledo, 2011).
De acuerdo con Moreno-Calles et al. (2016) en México, el estudio del manejo etnoagroforestal es aún fragmentado e insuficiente, la mayoría de las investigaciones se han realizado en la porción centro y sur del país, pocos son los trabajos descritos hacia el norte y en las zonas áridas, entre ellos podemos encontrar los estudios sobre el huamil, en el valle de Santiago, en Guanajuato (García Marín, 1984), así como los sistemas agroforestales de los bosques de cactáceas (Moreno Calles, Casas, Toledo, & Vallejo Ramos, 2016), de las zonas aluviales del Valle de Tehuacán (Vallejo, Ramírez, Casas, Reyes, & López-Sánchez, 2018), los trabajos sobre los oasis en la Baja California (Cariño Olvera & Ortega Santos, 2014), los agrobosques de piña en Nayarit y Jalisco (Rosales Adame, Cuevas Guzmán, Gliessman, Benz, & Cevallos Espinoza, 2016), el te´lom en la huasteca potosina (Hernández Cendéja, Avalos Lozano, & Urquijo, 2016) y los estudios de los tajos en la Sierra Gorda de Guanajuato entre otros (Hoogesteger van Dijk, Casas, & Moreno-Calles, 2017).
A diferencia de las zonas del suroeste mexicano, para Sinaloa y otras regiones áridas y semiáridas del país son escasos los estudios de sistemas agroforestales. Sin embargo, se documentaron algunos que muestran la utilidad e importancia cultural de las especies arbóreas útiles (Lara-Ponce, Valdés-Vega, Medina-Torres, & Martínez-Ruíz, 2017), sobre los árboles frutales en los huertos familiares (López-Ortiz, Osuna-Flores, de la Torre-Martínez, & Olivos-Ortiz, 2017), la implementación de paquetes tecnológicos con cercas vivas utilizados para la ganadería (Reyes Jimenez & Martínez Alvarado, 2011) y el aprovechamiento del mezquite en los sistemas silvopastoriles (López Vega & Olivas Velarde, 2021).
Es por ello, por lo que el presente estudio tuvo como objetivo contribuir al conocimiento de las especies de árboles nativos de Sinaloa, México presentes en los sistemas agroforestales del estado, así como documentar su aprovechamiento en los huertos familiares.
Se seleccionó el huerto familiar por ser uno de los sistemas agroforestales más relevantes, antiguos y complejos de México (López-Ortiz, Osuna-Flores, de la Torre-Martínez, & Olivos-Ortiz, 2017). Este sistema de origen prehistórico (González-Jácome, Analysis of Tropical Homegardens through an Agroecology and Antropological Ecology Perspective, 2016) ha sido estudiado desde diferentes enfoques (antropológico, ecológico, demográfico, etnobotánico, económico y social entre otros) en los cuales se ha señalado su papel en la alimentación, salud, en la economía rural y campesina, (Guadarrama Martínez, Chávez Mejía, Rubi Arriaga, & White Olascoaga, 2020). Adicionalmente se han registrado las estructuras espacio temporales de la diversidad, los procesos de conservación, manejo, selección y diversificación de especies (Moctezuma Pérez, 2010). Así como la preservación de la identidad cultural de diferentes grupos a través de la organización social, ritual y ceremonial (Cahuich-Campos, Huicochea Gómez, & Mariaca Méndez, 2014). Finalmente se han descrito algunas funciones ambientales del sistema en la creación de microclimas, reducción de niveles de CO2 y la conservación de suelos por citar algunos (González-Jácome, Analysis of Tropical Homegardens through an Agroecology and Antropological Ecology Perspective, 2016). Los huertos más estudiados pertenecen a las regiones tropicales y templadas del sureste de México (Vázquez- Davila & Lope-Alzina, 2012), Palerm (1992) por ejemplo registró huertos en 81 lugares distribuidos en nueve estados principalmente del sur de la República Mexicana, mientras que Caballero et al. (2010) señalaron 1400 especies de plantas vasculares en los mismos. En el norte del país con excepción de los estudios realizados en Sonora por González- Jácome (2012) y Sinaloa por López-Ortiz et al. (2017) son escasos los estudios sobre el tema.
Esta investigación se realizó en la cabecera municipal de Badiraguato, Sinaloa, donde no existen estudios previos sobre el manejo y aprovechamiento de especies arbóreas en sistemas agroforestales. Aunque en la actualidad no hay evidencia de la presencia de grupos étnicos en la región, las comunidades de los denominados “rancheros” aún conservan estrategias tradicionales de manejo como los registrados por Cariño y Santos (2014) en los Oasis Sudcalifornianos. Sin embargo, son pocos los estudios etnobotánicos enfocados a esta cultura en México (Pío-Leon et al., 2018).
Para la elaboración de esta investigación se planteó elaborar un listado de los árboles nativos de Sinaloa, documentar la importancia cultural de las especies forestales, describir los sistemas agroforestales presentes en Sinaloa, documentar algunas de las especies arbóreas nativas de los sistemas agroforestales, enlistar a las especies arbóreas reconocidas en la comunidad de estudio y registrar los árboles nativos utilizados en los huertos familiares.
Materiales y métodos
Este estudio se fundamentó en la investigación bibliográfica y de campo. La investigación documental consistió en consultar y analizar bibliografía sobre los estudios de sistemas agroforestales, especies arbóreas nativas y su importancia cultural en Sinaloa con lo cual se generó un listado florístico de árboles nativos, tanto los nombres como su distribución fueron revisados en las páginas web, plant of the world (POWO, 2021) y naturalista (Naturalista, 2021), la información de campo se obtuvo mediante observación acción participativa y entrevistas abiertas. Se consideraron como árboles a aquellas especies incluidas en el listado de Tellez et al. (2020) cuya definición es una modificación a la descrita por Beech et al. (2017) se incluyen a aquellas especies leñosas de un solo tallo llamativo cuya parte superior producen ramas en forma de dosel. La definición de Tellez et al. (2020) difiere a la de por Beech et al. (2017) por considerar una altura de al menos 4 m y un diámetro a la altura del Pecho (DAP) de 10 cm, por tal motivo consideran también como árboles a algunas especies de las familias Arecaceae, Asparagaceae y Cactaceae. Adicionalmente para el caso de las Cactaceas se consideró el hábito arbóreo de las especies incluidas, sin considerar la forma de crecimiento o figura geométrica descrita por Vázquez- Sánchez et al. (2012).
En el caso del huerto familiar para fines de este trabajo se consideró la definición de Mariaca et al. (2007) como el “…..Agroecosistema con raíces tradicionales, en el que habita la unidad familiar y donde los procesos de selección, domesticación, diversificación y conservación están orientados a la producción y reproducción de la flora, fauna y eventualmente de hongos. Está en estrecha relación con la preservación de las condiciones sociales, económicas y culturales de la familia y el enriquecimiento, generación y apropiación de la Tecnología”…
Área de estudio
El municipio de Badiraguato se localiza en la parte central de Sinaloa. Limita al norte con el estado de Chihuahua (Fig. 1), al sur con los municipios de Culiacán y Mocorito, al oeste con los de Mocorito y Sinaloa y al este con el estado de Durango. Su altura sobre el nivel del mar fluctúa entre los 150 y 2300 metros en sus partes más altas, está integrado por más de 530 localidades, de las cuales las más importantes son Badiraguato, Surutato, Boca de Arroyo y El Huejote. Los suelos predominantes son los litosoles, cambisoles y luvisoles, entre las ecorregiones presentes están los bosques de coníferas en la Sierra, los bosques de encino, bosque pino-encino y el bosque tropical caducifolio (Sarukhán, y otros, 2008). En cuanto a su superficie forestal Badiraguato es uno de los municipios con mayor cobertura de coníferas, bosques de encinos y bosque de galería (SEMARNAT, 2015).
Con relación a los aspectos culturales se sabe que la zona estuvo ocupada por los Tebacas, grupo cultural que formó parte de los Cahita que habitaron el estado, de los cuales sobrevive la cultura Mayo-Yoreme al norte del Sinaloa. A diferencia de la patente diversidad cultural y las etnias de estados como Chiapas, Oaxaca, o Guerrero, la riqueza antropológica de Sinaloa se muestra casi desconocida y de sobremanera distante a la complejidad del área de Mesoamérica (López Aceves, 2007).
Obtención de información en campo
La información sobre las especies de árboles reconocidos en la comunidad se obtuvo a partir de 60 entrevistas aplicadas y por observación participante a finales del año 2020, con los resultados obtenidos de las entrevistas se seleccionaron 51 huertos familiares (23 en el centro, 18 en la periferia y 10 a la salida de la comunidad) los cuales fueron visitados durante el año 2021, tanto las entrevistas como las visitas a los huertos se realizaron a través de un muestreo no probabilístico a personas que aceptaron colaborar cumpliendo las medidas sanitarias impuestas por el Sector Salud para la pandemia (no se calculó tamaño de muestra). Con la información registrada en los huertos se realizaron dos matrices una de presencia/ ausencia con los árboles observados y otra con el número de cada especie por huerto familiar. Las especies fueron identificadas a través de estudios previos de especies arbóreas útiles en el estado.
La información de campo fue analizada a través de un análisis de conglomerados, se calculó el coeficiente de similitud con el índice de Jaccard (Höft, Barik, & Lykke, 1999), una expresión matemática muy simple para expresar la semejanza entre comunidades en la relación de presencia- ausencia entre el número de especies comunes en dos áreas y en el número total de especies (Kent & Coker, 1992), el dendograma se realizó a través del programa NTSYS versión 2.02 (Rohlf, 1997) y la técnica de agrupamiento UPGMA, una propuesta de agrupamiento de pares no ponderados utilizada frecuentemente en los estudios etnobotánicos (Höft, Barik, & Lykke, 1999).
Resultados
De acuerdo a la bibliografía consultada existen 577 especies de árboles nativos en Sinaloa, 575 especies incluidas en 79 familias y 268 géneros fueron reportados por Tellez et al. (2020) (Anexo 1) estas incluyen a las especies descritas por Vega y Olvera (2018) con excepción de Coulteria platyloba (S. Watson) N. Zamora (arellano o palo colorado) y Ebenopsis caesalpinioides (Standl.) Britton & Rose (ébano) no encontradas en dichos estudios. Se registró que la familia con mayor número de géneros fue la Fabaceae, seguida por Malvaceae y Erythroxylaceae (Cuadro 1), mientras que la familia con mayor número de especies nuevamente también fue Fabaceae, seguida por Fagaceae y Erythroxylaceae, mientras los seis géneros con mayor número de especies fueron Quercus (45), Pinus (19), Bursera (14), Sideroxylon (11), Ficus (10) y Lonchocarpus (9) (Fig. 2, Anexo 1). Se encontraron cuatro especies de árboles nativos endémicos para Sinaloa Ebenopsis caesalpinioides (Standl.) (Pio-León, 2009), Leptobalanus mexicanus (Lundell) Sothers & Prance conocida como anteriormente como Licania mexicana Lundell, Molinadendron sinaloense (Standl. & Gentry) P.K. Endress y Stenocereus martinezii (J.G. Ortega) Buxb (pitayo) cuyo hábito puede ser considerado arbóreo de acuerdo a los criterios de Vázquez-Sánchez, Terrazas, & Salvador et al. (2012) y es incluida dentro del listado de árboles de México de Téllez et al. (2020).
Familia | Géneros | % | Especies | % |
---|---|---|---|---|
Acanthaceae | 1 | 0.3 | 1 | 0.17 |
Anacardiaceae | 3 | 1.12 | 4 | 0.70 |
Annonaceae | 2 | 0.75 | 4 | 0.70 |
Apocynaceae | 5 | 1.87 | 10 | 1.74 |
Aquifoliaceae | 1 | 0.37 | 4 | 0.70 |
Araliaceae | 3 | 1.12 | 5 | 0.87 |
Arecaceae | 8 | 2.99 | 12 | 2.09 |
Asteraceae | 9 | 3.36 | 14 | 2.43 |
Betulaceae | 2 | 0.75 | 4 | 0.70 |
Bignoniaceae | 6 | 2.24 | 8 | 1.39 |
Bixaceae | 2 | 0.75 | 2 | 0.35 |
Boraginaceae | 4 | 1.49 | 10 | 1.74 |
Burseraceae | 1 | 0.37 | 14 | 2.43 |
Cactaceae | 5 | 1.87 | 11 | 1.91 |
Cannabaceae | 3 | 1.12 | 3 | 0.52 |
Capparaceae | 3 | 1.12 | 5 | 0.87 |
Caricaceae | 3 | 1.12 | 3 | 0.52 |
Celastraceae | 1 | 0.37 | 1 | 0.17 |
Chloranthaceae | 1 | 0.37 | 2 | 0.35 |
Chrysobalanaceae | 2 | 0.75 | 2 | 0.35 |
Clethraceae | 1 | 0.37 | 3 | 0.52 |
Clusiaceae | 1 | 0.37 | 1 | 0.17 |
Combretaceae | 3 | 1.12 | 3 | 0.52 |
Convolvulaceae | 1 | 0.37 | 2 | 0.35 |
Cornaceae | 1 | 0.37 | 2 | 0.35 |
Cupressaceae | 3 | 1.12 | 7 | 1.22 |
Dilleniaceae | 1 | 0.37 | 1 | 0.17 |
Dipentodontaceae | 1 | 0.37 | 1 | 0.17 |
Ebenaceae | 1 | 0.37 | 4 | 0.70 |
Ericaceae | 3 | 1.12 | 8 | 1.39 |
Erythroxylaceae | 12 | 4.48 | 26 | 4.52 |
Fabaceae | 43 | 16.04 | 101 | 17.57 |
Fagaceae | 1 | 0.37 | 45 | 7.83 |
Fouquieriaceae | 1 | 0.37 | 2 | 0.35 |
Garryaceae | 1 | 0.37 | 2 | 0.35 |
Hamamelidaceae | 1 | 0.37 | 1 | 0.17 |
Hernandiaceae | 2 | 0.75 | 2 | 0.35 |
Lacistemataceae | 1 | 0.37 | 1 | 0.17 |
Lamiaceae | 1 | 0.37 | 3 | 0.52 |
Lauraceae | 5 | 1.87 | 8 | 1.39 |
Magnoliaceae | 1 | 0.37 | 2 | 0.35 |
Malpighiaceae | 4 | 1.49 | 8 | 1.39 |
Malvaceae | 16 | 5.97 | 26 | 4.52 |
Melastomataceae | 1 | 0.37 | 2 | 0.35 |
Meliaceae | 4 | 1.49 | 8 | 1.39 |
Moraceae | 6 | 2.24 | 15 | 2.61 |
Myrtaceae | 5 | 1.87 | 10 | 1.74 |
Nyctaginaceae | 2 | 0.75 | 2 | 0.35 |
Ochnaceae | 3 | 1.12 | 4 | 0.70 |
Onagraceae | 1 | 0.37 | 1 | 0.17 |
Opiliaceae | 1 | 0.37 | 1 | 0.17 |
Pentaphylacaceae | 2 | 0.75 | 4 | 0.70 |
Phyllanthaceae | 3 | 1.12 | 5 | 0.87 |
Phyllonomaceae | 1 | 0.37 | 1 | 0.17 |
Picramniaceae | 2 | 0.75 | 3 | 0.52 |
Picrodendraceae | 1 | 0.37 | 1 | 0.17 |
Pinaceae | 4 | 1.49 | 23 | 4.00 |
Piperaceae | 1 | 0.37 | 1 | 0.17 |
Platanaceae | 1 | 0.37 | 2 | 0.35 |
Polygonaceae | 2 | 0.75 | 4 | 0.70 |
Primulaceae | 4 | 1.49 | 5 | 0.87 |
Putranjivaceae | 1 | 0.37 | 2 | 0.35 |
Resedaceae | 1 | 0.37 | 1 | 0.17 |
Rhamnaceae | 4 | 1.49 | 9 | 1.57 |
Rhizophoraceae | 1 | 0.37 | 1 | 0.17 |
Rosaceae | 3 | 1.12 | 8 | 1.39 |
Rubiaceae | 12 | 4.48 | 18 | 3.13 |
Rutaceae | 4 | 1.49 | 8 | 1.39 |
Sabiaceae | 1 | 0.37 | 1 | 0.17 |
Salicaceae | 5 | 1.87 | 14 | 2.43 |
Sapindaceae | 6 | 2.24 | 6 | 1.04 |
Sapotaceae | 3 | 1.12 | 14 | 2.43 |
Schoepfiaceae | 1 | 0.37 | 3 | 0.52 |
Solanaceae | 2 | 0.75 | 4 | 0.70 |
Styracaceae | 3 | 1.12 | 6 | 1.04 |
Verbenaceae | 3 | 1.12 | 6 | 1.04 |
Viburnaceae | 2 | 0.75 | 2 | 0.35 |
Violaceae | 1 | 0.37 | 1 | 0.17 |
Zygophyllaceae | 1 | 0.37 | 1 | 0.17 |
De acuerdo con la bibliografía consultada 281 de las especies de árboles nativos registrados presentan algún uso de importancia cultural relacionado a la cultura Mayo-Yoreme (Yetman & Van Devender, 2002), 260 presentan un nombre común en español y alrededor de 60 presentan un nombre en lengua indígena de origen Mayo-Yoreme (Rosales Vásquez, Lara Ponce & Piña Ruiz, 2017), Náhuatl y Tarasco.
Como se mencionó en la introducción son escasos los estudios sobre sistemas agroforestales para el estado de Sinaloa, los registrados se resumen en sistema tradicional milpa de los Mayo- Yoreme de Lara et al., (2017), los árboles frutales de los huertos familiares (López-Ortiz, Osuna-Flores, de la Torre-Martínez, & Olivos-Ortiz, 2017), el empleo de cercas vivas en la ganadería (Reyes Jimenez & Martínez Alvarado, 2011) y los sistemas silvopastoriles de mezquite (López Vega & Olivas Velarde, 2021). Aunque Beals (2016) ya en los años 40 describió para la cultura Mayo-Yoreme de Sinaloa sistemas de siembra en bancos de arena al lado del Rio Yaqui y campos de cultivos con sistemas tradicionales de riego donde se dejaban de pie árboles útiles, pitayos y cardón.
Entre los árboles registrados en la literatura para la milpa están la guásima, mauto, brasil, mezquite, arellano o palo colorado y algunas especies del género Bursera (torotes). En lo que respecta a las cercas vivas los paquetes tecnológicos sugieren a los ganaderos el uso del arellano, cedro, cocoboy, caobilla o venadillo y Leucaena leucocephala (Lam.) de Wit (guaje). La mayoría de las especies citadas en la literatura fueron encontradas en la comunidad (Cuadro 2) donde se reconocen 79 árboles, de ellos se identificaron todos hasta género, se documentaron 63 especies con variedades no identificadas (66.6% son nativas en Sinaloa, 9.5% son nativas en ciertas regiones de México, pero introducidas y cultivadas en Sinaloa, ejemplo el aguacate y arrayan, mientras que un 23.8% son introducidas al país). A través de la observación participante se registraron milpas de maíz, frijol y algunas hortalizas al lado de los ríos (Fig. 3), a esta zona se le denomina “Ileta, milpa o frijolar” (Fuente comunicación personal Yulisa Rodríguez López). En cuanto a las cercas vivas se registró que en la región ocupan entre otros a la guásima, nopal, el mezquite, pochote, brasil y el huinolo o vinolo. Adicionalmente se registró un sistema silvopastoril en San José del Llano, Badiraguato dónde se desmonta el terreno para el crecimiento de pastos para el ganado y se dejan en pie los pitayos (Fig. 3). En los 51 huertos familiares se registraron 57 árboles, de ellos se identificaron 43 especies con variedades no identificadas (55.81.7% son nativas a Sinaloa, 13.95% son nativas al país, pero introducidas a Sinaloa y 30.23% son especies introducidas a México) (Cuadro 2). De las especies observadas se registraron 11 formas de uso, de ellas, la medicinal, la fuente de sombra y alimenticia fueron las más importantes (Fig. 4).
Nombre común | Nombre científico | Usos | Origen |
---|---|---|---|
Aguacate* | Persea americana Mill. | Alimenticio, medicinal, fuente de sombra | 2 |
Aguacate San* Miguel | Persea americana Mill. variedad sin identificar | Alimenticio, medicinal, fuente de sombra | 2 |
Álamo | Populus mexicana Wesm. | Material de construcción, usos ambientales | 1 |
Amapa* | Bourreria impetiginosus I.M. Johnst. | Ornamental, fuente de sombra | 2 |
Anona* | Annona squamosa L. | Alimento, forraje, medicinal, material de construcción, usos ambientales | 1 |
Apomo* | Brosimum alicastrum Sw. | Alimento, forraje, medicinal, material de construcción. | 1 |
Arellano o palo colorado* | Coulteria platyloba (S. Watson) N. Zamora | Material de construcción maderable | 1 |
Arrayan* | Psidium oligospermum Mart. ex DC. | Alimento, medicinal, fuente de sombra | 2 |
Beco* | Lonchocarpus guatemalensis Benth. | Usos ambientales | 1 |
Bonete | Cnidoscolus rangel (M. Gómez) | Alimenticia, fuente de sombra | 3 |
Brasil, palo Brasil* | Haematoxylum brasiletto H. Kars. | Medicinal, material de construcción | 1 |
Cacachila | Karwinskia latifolia Standl. | Medicinal | 1 |
Cacaloxochitl blanca* | Plumeria rubra L | Ornato | 1 |
Cacaloxohitl rosa* | Plumeria rubra L | Ornato | 1 |
Cacaragua* | Vallesia glabra (Cav.) Link | Alimenticia, ornato, medicinal, fuente de sombra | 1 |
Cardon | Pachycereus pecten-aboriginum (Engelm. ex S.Watson) Britton & Rose | Alimento, forraje, medicinal, material de construcción, cerca viva, combustible | 1 |
Cedro blanco | Cedrela odorata L | Alimento, medicinal, material de construcción, usos ambientales | 1 |
Ceiba | Ceiba acuminata (S.Watson) Rose | Alimento, forraje, medicinal, material de construcción, fuente de sombra | 1 |
Ciruelo* | Spondias purpurea L. | Alimento, medicinal, fuente de sombra | 1 |
Ciruelo coyotero* | Spondias spp. | Medicinal | 1 |
Cocoboy, Caobilla, Venadillo | Swietenia humilis Zucc. | Cerca viva, fuente de sombra | 1 |
Compio* | Combretum fruticosum (Loefl.) Stuntz | Material para construcción, postes. | 1 |
Copal, torote* | Bursera spp, | Material para construcción, medicinal | 1 |
Copalquin | Hintonia latiflora (Sessé & Moc. ex DC.) Bullock | Medicinal | 1 |
Cupressus* | Juniperus spp. | Forraje, medicinal, material de construcción, combustible, ornamental | 1 |
Durazno | Prunus persica (L.) Batsch | Alimenticio | 3 |
Encino | Quercus spp | Combustible, material de construcción | 1 |
Eucalipto | Eucalyptus globulosus St.-Lag. | Medicinal | 3 |
Guaje* | Leucaena spp | Elaboración de artesanías | 1 |
Granada* | Punica granatum L. | Alimenticia | 3 |
Guamuchil* | Pithecellobium dulce (Roxb.) Benth. | Alimenticia, forrajera, fuente de sombra | 1 |
Guayabo* | Psidium guajava L. | Alimento, forraje, medicinal, veneno, material de construcción, combustible | 3 |
Guayparin | Lacistema aggregatum (P.J. Bergius) Rusby | Fuente de sombra, usos ambientales | 1 |
Guásima* | Guazuma ulmifolia Lam. | Alimento, forraje, medicinal, material de construcción, combustible, usos ambientales, para castigar a niños malcriados | 1 |
Higuera* | Ficus petiolaris Kunth; (endémica); usos (alimento, medicinal, material de construcción, usos ambientales | Medicinal, fuente de sombra | 1 |
Huanacaxtle | Enterolobium cyclocarpum (Jacq.) Griseb. | Forraje, material de construcción, combustible | 1 |
Huizache | Vachellia farnesiana (L.) Wight & Arn. | Forraje, medicinal, material de construcción, combustible, usos ambientales. | 1 |
Ilama, uvalama* | Vitex mollis Kunth. | Alimento, elaboración de atoles, forraje, medicinal, fuente de sombra | 1 |
Lima* | Citrus × aurantiifolia (Christm.) Swingle | Alimento, medicinal fuente de sombra | 3 |
Limón* | Citrus × aurantium L. | Alimento, medicinal fuente de sombra | 3 |
Mandarina | Citrus spp | Alimento, medicinal fuente de sombra | 3 |
Mango corriente* | Mangifera indica L. | Alimento, fuente de sombra | 3 |
Mango corriente* | Mangifera indica L. | Alimento, fuente de sombra | 3 |
Mango injerto* | Mangifera indica L. | Alimento, fuente de sombra | 3 |
Mango machete* | Mangifera indica L. | Alimento, fuente de sombra | 3 |
Mango manila* | Mangifera indica L. | Alimento, fuente de sombra | 3 |
Mango piña* | Mangifera indica L. | Alimento, fuente de sombra | 3 |
Mauto* | Lysiloma divaricatum (Jacq.) J.F.Macbr. | Alimento, forraje, medicinal, material de construcción, combustible, usos ambientales | 1 |
Mezquite | Prosopis juliflora (Sw.) DC. | Combustible | 1 |
Mora | Maclura tinctoria (L.) D.Don ex Steud. | Material de construcción | 1 |
Moringa* | Moringa oleifera Lam. | Medicinal, forrajera, fuente de sombra | 3 |
Nanchi* | Byrsonima crassifolia (L.) Kunth | Alimento, forraje, medicinal, material de construcción, combustible, usos ambientales | 1 |
Naranjito* | Citrus spp. | Alimento, medicinal, fuente de sombra | 3 |
Naranjo* | Citrus × sinensis (L.) Osbeck | Alimento, medicinal, fuente de sombra | 3 |
Navio | Conzattia multiflora (B.L. Rob.) Standl. | Alimento, medicinal, fuente de sombra | 1 |
Neem* | Azadirachta indica A. Juss | Medicinal, fuente de sombra | 3 |
Negrito* | Vitex pyramidata B.L. Rob | Medicinal | 1 |
Nopal* | Opuntia spp | Alimenticio, medicinal, cerca viva, material para construcción | 1 |
Olivo negro* | Terminalia buceras (L.) C. Wright. | Fuente de sombra | 2 |
Palma* | Sabal spp | Ornato | 1 |
Palo blanco | Piscidia mollis Rose | Usos ambientales | 1 |
Palo muerto, inmortal* | Ipomoea arborescens (Humb. & Bonpl. ex Willd.) G.Don | Forraje, medicinal, veneno, material de construcción, combustible, usos ambientales | 1 |
Papache* | Randia echinocarpa Moc. & Sessé ex DC. | Alimento, sombra | 1 |
Papaya* | Carica papaya L. | Alimento, forraje, medicinal, veneno, material de construcción. | 2 |
Perihuete | Crateva tapia L. | Alimento, medicinal, material de construcción | 1 |
Pinguica* | Arctostaphylos pungens Kunth | Fuente de sombra | 3 |
Pitaya | Stenocereus martinezii (J.G.Ortega) Buxb. | Fruto alimenticio | 1 |
Plátanos* | Musa x paradisiaca L. | Alimento | 3 |
Pochote* | Ceiba aesculifolia (Kunth) Britten & Baker f. | Alimento, forraje, trampa para hormigas, material para rellenar almohadas | 1 |
Retama | Parkinsonia aculeata L | Medicinal, usos ambientales | 1 |
Sabino | Taxodium distichum var. mexicanum (Carrière) Gordon & Glend. | Material de construcción, usos ambientales | 1 |
Tabachin* silvestre | Caesalpinia pulcherrima (L.) Sw. | Medicinal, fuente de sombra | 2 |
Tamarindo* | Tamarindus indica L | Alimento, fuente de sombra | 3 |
Tecomate o Ayale* | Crescentia alata Kunth. | Alimento, forraje, medicinal, material de construcción, combustible | 1 |
Tepehuaje* | Lysiloma watsonii Rose | Medicinal, fuente de sombra | 1 |
Toronja* | Citrus spp. | Alimento, medicinal, fuente de sombra | 3 |
Vinolo, huinolo | Vachellia campeachiana (Mill.) Seigler & Ebinger | Material de construcción, leña, usos ambientales | 1 |
Yaca* | Artocarpus heterophyllus Lam. | Alimento | 3 |
Zapote | Casimiroa edulis La Llave. | Alimento, medicinal | 1 |
Zorrillo | Senna atomaria (L.) H.S. Irwin & Barneby. | Forraje, material de construcción, combustible | 1 |
*Arboles registrados en los 51 huertos familiares estudiados, 1= Árboles nativos de México con distribución en Sinaloa, 2= Árboles nativos de México cuya distribución no abarca Sinaloa, 3= Árboles introducidos a México (POWO, 2021).
En el caso de los huertos familiares analizados se encontró que en promedio su superficie es de 182.5 ± 23.62 m2, en estos se registraron 54 de las 79 especies mencionadas en las entrevistas (Cuadro 2), el limón, los mangos (cinco variedades), las ciruelas (dos variedades), el guayabo, el aguacate (dos variedades) y el guamúchil se encuentran en la mayoría de los huertos familiares en los siguientes porcentajes 76%, 74%, 43%, 47%, 56% y 13% respectivamente, los menos frecuentes fueron el zapote (1.2%), la apoma (4.34%), el pochote (4.34) y la yaca (1.9%). En cuanto al número de individuos por especie y variedad se encontró que el mango corriente, el limón, el aguacate, el guayabo y la cacaloxohitl de flor blanca son los más abundantes, está última y las palmas fueron señalados como adorno (ornato), de las dos variedades de cacaloxohitl; rosa y blanca se da preferencia a la segunda. Una hipótesis aún no confirmada de lo anterior es que anteriormente los árboles de flores blancas como esta y la del pochote servían como carnadas para la caza de venados (Odocoileus spp.) actualmente se continúa realizando esta práctica en los alrededores de la cabecera municipal. Para este trabajo no se documentaron las formas de manejo tradicionales como las descritas por Casas et al. (2014). Sin embargo se observó que la mayoría proviene de una interacción ex situ a través de la siembra de propágulos (cítricos, aguacates, papayas, yaca), el trasplante de individuos que se traen del monte (como en el caso de especies de nopales, los ciruelos, el guayabo, pochote entre otros), además de la tolerancia (dejar en pie) a algunos individuos que nacieron espontáneamente o se encontraban en el terreno cuando se fincó el huerto, ejemplo la guásima, el ayale o el arbusto de algodón Gossypium spp, reconocemos que hace falta un estudio profundo sobre los procesos de selección y diversificación que ocurren en estos sistemas. En el caso de las prácticas de manejo se observó el cuidado y protección de los huertos a través de calzadas, aunque el nombre hace pensar en un camino empedrado en realidad se trata de muros de piedras (Fig. 3), las cuales aumentan la filtración, retienen la humedad y evitan la pérdida del suelo, este manejo se observó principalmente en los huertos de la periferia y a la salida de la comunidad. Adicionalmente, el suelo se fertiliza usando tierra de las riberas y de hormigueros también llamados “mochomeras” por hacer alusión a la hormiga “mochomo” de la cual se desconoce el género. Finalmente existen varias plagas que afectan a los árboles una de ellas son las hormigas anteriormente descritas que consumen las hojas tiernas de los individuos juveniles, para evitar el uso de productos químicos se crea una trampa con algodón debajo de las hojas para que no las alcancen (Fig. 3) y se coloca alambre a su alrededor para evadir a especies rumiantes. Esta práctica se observó en los individuos juveniles de aguacate, cítricos, guásima y pochote. En el análisis de conglomerados (Fig. 5) realizado se observa que la mayoría de huertos presentan las mismas especies, no hay una diferenciación clara entre los mismos. Sin embargo, en los huertos localizados en el centro de la comunidad predominan los árboles frutales introducidos y cultivados, mientras que a la periferia y salida es común observar un mayor número de especies toleradas y fomentadas nativas de la región que por estar adaptadas a las condiciones locales no necesitan de muchos cuidados.
Discusión
Sinaloa es un estado cuya vegetación está parcialmente estudiada principalmente en la zona norte y sur (Amador-Cruz, Benítez-Pardo, & Briseño-Dueñas, 2017). Sin embargo, los resultados muestran la gran diversidad de especies de árboles nativos como los presentados para la Familia Fabaceae. El aprovechamiento de las leguminosas en el diseño de Sistemas agrosilvopastoriles puede valorarse como estrategia de conservación de especies y la mejora de la calidad del humus de los suelos con aprovechamiento agrícola y ganadero. De igual forma se observó una gran diversidad de especies para los géneros Quercus, Pinus y Bursera lo cual coincide con las afirmaciones de Gentry (1946) sobre la importancia y diversidad de encinos en las Sierras de Ocurahui, Sierra Surotato, Sierra Monterrey, Varomena en Badiraguato. Con respecto a los pinos los resultados muestran que pese a los graves problemas de deforestación el estado de Sinaloa presenta el 41% de especies nativas del país distribuidas en el 1.7% del territorio (SEMARNAT, 2015). Entre los municipios con mayor explotación forestal registrados están Concordia, Sinaloa, Badiraguato, el Rosario y el Fuerte que suman el 81% de la producción Forestal (Monjardín-Armenta, Pacheco-Angulo, Plata-Rocha, & Corrales-Barraza, 2017). Se considera que la introducción de sistemas agroforestales podría disminuir la presión por la demanda de madera y productos forestales no maderables que se está ejerciendo sobre estas y otras especies (SEMARNAT, 2015).
En el caso del género Bursera ubicado dentro de la agrupación de Selvas (Miranda & Hernández X, 1963) las cuales integran a la Selva Baja Caducifolia, Selva Baja Espinosa, Selva Mediana Subcaducifolia representan el 15.5% del total nacional (SEMARNAT, 2015). Sin embargo, esté sistema ha sido señalado como uno de los más vulnerables debido a que sólo permanece el 30% de la cobertura original y únicamente el 0.2 se encuentra bajo protección (Berlanga-Robles, Cervantes- Escobar, & Murúa Figueroa, 2017). Como puede observarse en cuanto a las especies arbóreas nativas Sinaloa presenta una diversidad aún por explorar asociada a un aprovechamiento que debe girar a formas más sustentables.
En cuanto a la importancia cultural como se mencionó anteriormente a diferencia de los estados del centro del país son pocos los estudios sobre las culturas en Sinaloa, entre ellas los grupos Cahitas y sus descendientes actuales los Mayos-Yoreme, la mayoría de ellos se basan en excavaciones cuyo objetivo fue descifrar las formas de subsistencia de las poblaciones del noroeste (Kelly, 2008), que fueron el límite septentrional de una rama de la alta cultura procedente del sur (Ekholm, 2008). Los registros señalaron como formas de subsistencia de estos grupos a los alimentos acuáticos, hortalizas, tomates, el aprovechamiento de algodón y la caña de azúcar (aunque tanto Solanum lycopersicum L. y Saccharum officinarum L son especies introducidas a México (POWO, 2021)) y el aprovechamiento del algodón. Cabe mencionar que para México existen dos árboles nativos y endémicos de Gossypium aridum (Rose & Standl.) Skovst. y Gossypium trilobum (Moc. & Sessé ex DC.) Skovst (Tellez et al., 2020). De las referencias de Beals (2016) algunas de ellas fueron confirmadas en los estudios de Yetman & Van Devender (2002) con los Mayos-Yoremes, árboles como el brasil, tepeguaje, los torotes (Género Bursera), las pitayas, el guamúchil, los mezquites, el mauto, el cardón, los cactus, guaje y el hito (Forchhammeria watsonii Rose) donde sepultaban los cordones umbilicales de los recién nacidos (Beals, 2016), con excepción de esta última especie todas las demás fueron registradas en la zona de estudio (Cuadro 2). La nomenclatura de las especies descrita en idiomas Mayo, Náhuatl y Tarasco entre otros puede ayudarnos a descifrar la historia y el movimiento tanto de las culturas en el noroeste del país como de las especies de árboles nativos en la región.
Con respecto a los sistemas agroforestales, al igual que sus culturas permanecen poco exploradas. Sin embargo, los estudios anteriormente citados mostraron que en un inicio las poblaciones fueron particularmente de naturaleza nómada y seminómada con un conjunto ritual asociado al manejo del monte donde probablemente diferentes especies fueron manejadas y domesticadas In situ. A pesar de ello se encontró evidencia de una agricultura tradicional de temporal asociada a los ríos. De acuerdo con Beals (2016) los Cahitas, esperaban la época de lluvias dónde los afluentes se desbordaban e inundaban sus terrenos, con el agua y nutrientes no era necesario regar ni fertilizar el material sembrado, otro hecho documentado por este autor fue la presencia de presas con estacas y matorrales donde se desviaba las aguas producto de las inundaciones a los campos de cultivo (el nombre mayo en si desciende de la gente de las riberas) (López Aceves, 2007). Este tipo de manejo en su mayoría está en desuso, aunque se observó algo similar hacia la zona de la sierra de Badiraguato cerca de las presas, una forma de manejo parecido al sistema agroforestal de los Tajos descritos de la Sierra Gorda de Guanajuato (Hoogesteger van Dijk, Casas, & Moreno-Calles, 2017).
En la actualidad los agroecosistemas descritos para los mayos y para todo el estado de Sinaloa son de riego (con un 60% de eficiencia en el abastecimiento de agua) y temporal (Norzagaray-Campo, García-Gutierrez, Llañes- Cardenas, Troyo-Diéguez, & Muñoz-Sevilla, 2010), con pastizal cultivado e inducido muchas veces delimitados con el sistema agroforestal de cercas vivas en las que abundan los nopales de diferentes formas, tamaños, número de espinas, estas especies son propagadas a través de pencas que traen del monte o de otras casas y a pesar de que en Sinaloa han sido descritas al menos 15 especies de nopales silvestres (Sheinvar, Preciado García, Olalde Parra, & Gallegos Vázquez, 2013) poco se sabe sobre su manejo y procesos de diversificación en la región.
Para finalizar con los sistemas agroforestales, es posible observar hacia la sierra de Badiraguato comunidades de Pitayas cuyos frutos son consumidos y vendidos, coexisten con pastizales y ganado que bien podrían ser descritas como Pitayales cuyo futuro estudio merece una comparación con lo observado en los Sistemas Chichipera, Jiotillal, Garabullal del centro del país (Moreno Calles, Casas , Toledo, & Vallejo Ramos, 2016).
Aunque el objetivo de este estudio no fue evaluar directamente la diversidad en los huertos familiares, los resultados obtenidos muestran un número ligeramente menor de frutales 31 de los 57 árboles registrados, en comparación de los 33 de las 59 especies registradas por López-Ortíz et al. (2017). Lo anterior puede estar relacionado al número de huertos muestreados por ellos 211 con respecto a los 51 de este estudio en tres áreas de la misma comunidad. A pesar de lo anterior se observó que la estructura es prácticamente la misma, dominan en frecuencia las especies introducidas como el plátano, la guayaba, el mango (en nuestro estudio se registraron cinco variedades), seguidas por los cítricos (limón, lima, toronja, mandarina, etc.), algunas especies nativas al sureste de México y de la región como el aguacate, la papaya, el arrayan y la ciruela. Al revisar las estructuras de otros huertos del centro (Guadarrama Martínez, Chávez Mejia, Rubi Arriaga, & White Olascoaga, 2020) y sureste de México (Góngora Chin, Flores- Guido, Ruenes-Morales, Aguilar.Cordero, & García- López, 2016) aparecen nuevamente estos árboles a los que se adicionan los frutales locales que han sido reconocidos por Ruenes et al. (2016) como abandonados y subutilizados. Caballero et al. (2010) en su estudio sobre la biodiversidad de huertos en México mencionan que existe una sorprendente similitud entre los huertos familiares del sudeste de Asia y el sudeste de México en su estructura y función, por su parte Ruenes et al. (2016) comenta que durante la conquista los españoles introdujeron 21 especies de frutales provenientes de Asia y África. Cabe la posibilidad que las ideas de Martínez (1998) en su libro “La Diáspora Tlaxcalteca”, también se apliquen a los huertos familiares donde este sistema agrícola híbrido con raíces tradicionales haya sido llevado desde el sur al norte del país durante el proceso de colonización. Aunque cada región incorpora sus propias necesidades, aspectos culturales y diversidad local ejemplo de ello son las 55.81% de las especies nativas registradas en el estudio que representan el 4.15% de las especies nativas del estado de Sinaloa. Adicionalmente las estrategias de manejo del suelo y agua como las calzadas, la selección de especies nativas que requieren de poca agua y la protección hacia los individuos juveniles. El manejo de recursos fue mayor en la zona del centro las especies introducidas requieren de mayor intensidad de manejo (riego, poda, aplicación de plaguicidas químicos) para dar frutos y volverse frondosos, aunque reconocemos hacen falta mayores estudios para evaluar el manejo y los procesos de diversificación de especies nativas como los nopales, el algodón, los ciruelos, los guajes, mezquites, guamúchiles y de la una de las especies nativa y endémica para la región el pitayo. Finalmente, además del uso medicinal, el mayor valor de estos árboles es su sombra y el efecto que tienen en la temperatura de las viviendas (lo cual se sobre entiende por las altas temperaturas de la región).
Conclusiones
La biodiversidad de especies y árboles nativos para Sinaloa está representada por 577 especies de árboles nativos, la familia más representativa es la Fabaceae, mientras que los géneros con mayor número de especies están representados por Quercus, Pinus y Bursera, tanto las especies como los ecosistemas donde se localizan se encuentran en proceso de deterioro por la deforestación y la presión sobre los recursos forestales. El reconocimiento de los sistemas tradicionales agroforestales puede ser de utilidad para mejorar el manejo de las especies y los recursos entre ellos el agua y suelo, ejemplo de esto fue la presencia en los huertos familiares de 4.5% de especies de árboles nativos del Estado de Sinaloa. Adicionalmente estudiar las características y procesos evolutivos de estas especies nativas permitirá su incorporación a los nuevos modelos de agroecosistemas propuestos como estrategias gubernamentales, adaptados al clima que brinden servicios ambientales, sombra, alimento, forraje y cuyo manejo no provoque el agotamiento de los recursos naturales y de los ecosistemas.