Introducción
La medicina tradicional y sus sistemas de curación, bienestar y sostenibilidad representan, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2023), un recurso valioso para toda la humanidad. Los sistemas de salud de muchas sociedades tradicionales utilizan los conocimientos de la medicina herbolaria, los cuales son la base para obtener los principios activos de las plantas medicinales por la industria farmacéutica (Luján & Barboza, 2008).
Es fundamental reconocer la vigencia a escala global de la medicina complementaria y alternativa (CAM) que ha sido descrita como el diagnóstico, tratamiento y/o prevención que complementa la medicina convencional contribuyendo a un todo común, satisfaciendo una demanda no cubierta por la ortodoxia o diversificando los marcos conceptuales de la medicina (Ernst, 2000). Actualmente no se consideran parte de la medicina convencional (Medeiros et al., 2016) y gozan de creciente aceptación y la prevalencia de su uso en la población general de diversos países (Ernst, 2000; Franco & Pecci, 2003; Medeiros et al., 2016; Luján & Martínez, 2017). Los diversos tipos de terapias alternativas incluyen homeopatía, flores de Bach, acupuntura, cura con plantas, entre otros, aunque sólo algunas consideran el empleo de plantas (Franco & Pecci, 2003; Luján & Martínez, 2017). Estas prácticas pueden influir en el comportamiento asociado a la búsqueda de una mejor calidad de vida y al deseo de involucrarse activamente en las decisiones médicas, en particular entre los más jóvenes comúnmente más propensos a los cambios que los mayores (Franco & Pecci, 2003; Medeiros et al., 2016).
Las ciudades de Latinoamérica poseen la característica particular de su origen multiétnico donde conviven diferentes universos simbólicos, económicos y culturales debido a influencias nacionales y extranjeras de inmigrantes que recrean su entorno cultural lo mejor que pueden; en tanto que conviven con una fuerte presencia mediática, y concepciones, contextos y regulaciones asociadas a la vida urbana donde se utilizan plantas y animales (Ladio & Albuquerque, 2014). La Etnobotánica Urbana estudia, entre otras cuestiones, los conocimientos botánicos propios de aquellas culturas pluriculturales en el contexto de los conglomerados urbanas. Este conocimiento botánico urbano conforma un cuerpo dinámico, híbrido y complejo que incluye elementos no tradicionales, el conocimiento científico, otros vinculados a tradiciones familiares locales y otros saberes y prácticas tradicionales vinculados a diferentes grupos de inmigrantes de diversa procedencia (Pochettino et al., 2012; Hurrell & Pochettino, 2014; Ladio & Albuquerque, 2014). La presencia de las plantas y productos derivados en el contexto urbano y rural incrementa la diversidad biocultural local, tanto la diversidad de especies (dimensión biológica) como de sus conocimientos asociados (dimensión cultural) (Hurrell et al., 2016; Puentes et al., 2020). El conocimiento botánico urbano posee una dinámica propia por la difusión de los elementos vegetales y sus usos (Arenas et al., 2011; Hurrell et al., 2011).
En la medicina popular del noroeste argentino se combinan la herencia indígena más los saberes de la medicina popular europea aportados desde el siglo XVI hasta el XX y con prácticas rituales, muchas de éstas de raigambre católica o asociadas y refiguradas en términos de antiguas teorías biomédicas en su mayoría de tradición humoral (Pérez De Nucci, 1990; Idoyaga Molina & Sarudiansky, 2011). Otras contribuciones refieren los sistemas etiológicos derivados de la teoría humoral la cual considera a la salud como un equilibrio entre las características “caliente” o “fría” y “seca” o “húmeda” de los cuatro humores que rigen el funcionamiento del cuerpo humano, en tanto que los trastornos y la enfermedad se presentan como una alteración de ese equilibrio (Foster, 1953). El síndrome cálido-fresco caracteriza a las plantas medicinales, enfermedades y alimentos como parte del componente teorético-naturalista de la medicina popular difundida ampliamente entre los países hispanoamericanos (Palma, 1978; Queiroz, 1984; Hilgert, 2001; Martínez & Planchuelo, 2003;). Varias investigaciones revelaron que los componentes que responden a la teoría humoral hipocrática refigurada y otros componentes empíricos o naturales, los de índole sobrenatural o de desequilibrios orgánicos y sociales se hallan complejamente vinculados (Scarpa, 2000; Idoyaga Molina, 2001; Martínez & Barboza, 2010). Constituye el componente teórico más conspicuo identificado hasta la fecha en la medicina popular argentina, en términos de cantidad de indicaciones terapéuticas que responden al mismo (Scarpa, 2020).
El uso de plantas con fines terapéuticos ha crecido considerablemente en los últimos tiempos siguiendo la tendencia de que lo “natural” implica mejora en la calidad de vida (Cambi & Hermann, 2001; Nalawade et al., 2003; Cuassolo et al., 2010). Los factores que orientan su consumo son diversos: por su bajo costo económico, por una tradición herbolaria muy arraigada, por la valoración de la medicina naturista o por oposición/alternativa a la medicina oficial. Además, en el ideario popular, existe la idea de que el consumo de productos naturales es inocuo, que son adecuadas para cualquier tipo de paciente, que no requieren cuidadosa dosificación y que posee cierta superioridad sobre las drogas sintéticas (Arenas, 2007; Consolini et al., 2007; Pochettino et al., 2008; Silva Lima et al., 2012). Por ello, es necesario evaluar cómo la fitoterapia puede integrarse a los sistemas de salud para mejorar la salud de la población, principalmente en países en vía de desarrollo, donde las plantas medicinales representan un recurso terapéutico importante (Cañigueral & Vila, 2005; Cruz, 2016; Medeiros et al., 2016). Menos conocido aún son los estudios sobre etnobotánica que hagan referencia a las medicinas alternativas complementarias, dado lo reciente de este fenómeno de alcance global (Luján & Martínez, 2019).
Las investigaciones etnobotánicas urbanas y periurbanas en ciudades de Argentina han documentado la importancia del uso, calidad y comercialización de los recursos herbolarios en el contexto urbano, tanto en comercios del circuito general como de los circuitos restringidos de inmigrantes (Cambi & Hermann, 2001; Luján & Barboza, 2008; Cuassolo et al., 2010; Acosta, et al., 2013; Hurrell et al., 2013; 2016; Romeo, 2016). También plantean el rol de la medicina oficial o formal en los hogares urbanos (Hermann et al., 2001; Hilgert et al., 2010), la relación médico-paciente, la vigencia de la medicina complementaria alternativa y la percepción de enfermedad (Franco & Pecci, 2002; Luján & Martínez, 2017, 2019). También dan cuenta de la interculturalidad que se establece en una ciudad y cómo los saberes sobre las plantas medicinales se hibridan generando un nuevo cuerpo de conocimientos (Ladio & Albuquerque, 2014), como así también de la complementariedad entre la medicina tradicional, alternativa y complementaria y la formal (Hilgert et al., 2010; Martínez & Barboza, 2010; Luján & Martínez, 2019). En la mayoría de los casos se destacan los patrones globales de uso de plantas medicinales de distribución cosmopolita (Cuassolo et al., 2010), incorporada en la herbolaria local desde tiempos de la colonización y mezclándose con conocimientos y prácticas nativas (Vignale, 2002). Otras contribuciones más específicas se ocupan de la etnomedicina urbana desde la perspectiva de la población migrante, en particular de la comunidad boliviana (Richeri et al., 2010; Pochettino et al., 2012; Acosta et al., 2015, 2018; J. Hurrell et al., 2016), un grupo con una larga trayectoria en Argentina (Cerruti, 2009).
Algunas contribuciones más actuales de corte etnobotánico en contextos rurales en la provincia de Salta y áreas limítrofes del Chaco semiárido (Scarpa, 2000, 2004, 2009; Scarpa & Arenas, 2004), de las Yungas (Hilgert, 2001; Hilgert & Gil, 2006; Suárez, 2014; González, 2018; Flores, 2023) y de los Valles Calchaquíes (M. Martínez & Pochettino, 2004; Crivos et al., 2008; Rodríguez Echazú et al., 2019; Fabbroni et al., 2022) se desarrollaron en diferentes grupos étnicos, criollos y campesinos en general. Estas investigaciones demuestran que estos grupos humanos poseen un cuerpo de conocimiento acerca de las propiedades terapéuticas de las plantas y los animales que les sirven para dar respuesta a sus problemas de salud, así como sobre las peculiaridades del hábitat que los rodea e indican la presencia de un intercambio activo de conocimientos a través de contactos interétnicos.
El sistema oficial de salud hacia el interior de Argentina contempla escasamente las particularidades regionales, la ubicación geográfica de la población a veces distante de los centros de salud, en particular en el interior de las provincias. En este contexto las prácticas biomédicas conviven con la medicina popular, las terapias religiosas y otras prácticas terapéuticas complementarias y alternativas; en tanto que los médicos, enfermeras e inspectores de salud rural suelen criticar, y a veces incluso condenar, el uso de plantas medicinales locales (Hilgert, 2001). Esta situación requiere de investigaciones tendientes a propiciar el acercamiento y diálogo entre la biomedicina y la medicina tradicional (Amani et al., 2007; Oliva, 2016).
El único estudio etnobotánico urbano reportado para la ciudad de Salta (Oliva, 2016) documentó que en los hogares salteños de los barrios del sudeste se tratan 31 dolencias y/o afecciones atendidas con 59 plantas medicinales a las que se les asignan 138 usos medicinales. Las participantes consultadas (todas mujeres) también asisten a los centros de salud aledaños, lo que permite establecer cierta complementariedad entre la medicina herbolaria casera con la medicina formal. Se mencionan dos dolencias folks identificadas por la autora como “usos mágicos o sobrenaturales”, cuyo tratamiento se basa en la aplicación de dos especies (Ruta chalepensis y Schinus areira) como plantas protectoras de adultos y de bebés. Concluye que las plantas medicinales se obtienen de los cerros aledaños y que la medicina formal se aboca principalmente a los potenciales efectos tóxicos de las plantas medicinales más que a sus usos.
Para gran parte de la población urbana salteña se desconocen los saberes y prácticas sobre las plantas medicinales, sobre todo la relación de esta medicina herbolaria casera con los sistemas de salud y la percepción del personal sanitario sobre el tema. Se considera que este desconocimiento constituye un verdadero obstáculo para la atención profesional integral e intercultural de la salud. Asimismo, la incomprensión intercultural por parte de la medicina oficial y el pueblo radica en la mutua desinformación, producto parcialmente atribuible a la falta de investigaciones (Arenas, 2009).
La presente contribución pretende documentar y rescatar el conocimiento botánico urbano en torno a los saberes y prácticas de las plantas medicinales de un sector de la población de la ciudad de Salta, Argentina, como así también conocer la mirada del personal de salud acerca de estas prácticas fitoterápicas urbanas. Para ello se proponen los siguientes objetivos: 1) conocer el repertorio de plantas utilizadas en la medicina herbolaria urbana; 2) indagar acerca de las razones del consumo de las plantas medicinales, las dolencias, afecciones y las prácticas terapéuticas; 3) conocer la importancia cultural de las plantas en relación a la diversidad de usos, el consenso entre los informantes y el origen del conocimiento vinculado a los saberes y prácticas fitoterápicas; 4) describir los espacios de adquisición de las plantas; 5) conocer la percepción del personal de la salud de la medicina formal en relación al uso de plantas medicinales en el ámbito doméstico y 6) comparar las dolencias y afecciones tratadas con la medicina herbolaria y aquellas con la medicina formal.
Materiales y métodos
Área de estudio
Nuestra investigación se llevó a cabo en la ciudad de Salta, capital de la provincia que lleva el mismo nombre, en la jurisdicción del Municipio Capital, en el Valle de Lerma (Gaiero et al., 2013) (Figura 1). La provincia de Salta se localiza en la parte septentrional de la República Argentina y conforma junto a las provincias de Catamarca, Jujuy, La Rioja, Santiago del Estero y Tucumán una región histórica y geográfica conocida como región del Noroeste Argentino (NOA). La ciudad abarca una superficie de 155.488 km², se halla a una altitud media de 1.187 m.s.n.m. y sus coordenadas son 24°47′18″S 65°24′38″O. De acuerdo con la clasificación climática de Thornthwaite, el clima es Subhúmedo (C), Templado Mesotermal (B') y con un régimen de precipitaciones Subtropical con Estación Seca (invierno) (Sciortino & Ramos Vernieri, 2018). Fitogeográficamente, en el área de estudio están representados elementos florísticos de las provincias de las Yungas y la Chaqueña (Oyarzabal et al., 2018). La riqueza florística del Valle de Lerma es importante ya que posee el 88% (165 familias) del total de familias de plantas vasculares documentadas para la provincia de Salta (187) y el 66,5% de las que crecen en el territorio argentino (248) (Zuloaga et al., 1999).
La provincia de Salta posee una marcada heterogeneidad geo-estructural, distinguiéndose básicamente las siguientes unidades: Puna salteña, Valle Calchaquí, Valle de Lerma y Chaco salteño, habitadas por el hombre desde hace al menos 9.000 años con marcadas variaciones tanto en clima y topografía, como en flora y fauna (Acreche et al., 2004). A la llegada de los españoles, a mediados del siglo XVI, el NOA contaba con una población estimada de 200.000 habitantes, constituyendo el área más poblada (75% del total) del actual territorio argentino (Martínez Sarasola, 1992). Esta región ha sido el escenario del desarrollo cultural de una serie de pueblos que diseñaron diversas estrategias de aprovechamiento de los recursos naturales y humanos. Las poblaciones humanas que habitaron el Valle de Lerma, a mediados del siglo XVI, previo a la conquista española, fueron los Pulares, Lules, Chicoanas, Guachipas, Candelaria, entre los más importantes (Canals Frau, 1943). Con posterioridad a la conquista española, ya en el siglo XVII comenzó a surgir una población criolla y mestiza preponderante. Con el auge del movimiento comercial del puerto de Buenos Aires y con la llegada de individuos provenientes de diversas partes del mundo, se diversificó el universo de la población argentina. Durante el siglo XVIII se produce un crecimiento y avance de la población criolla conforme logra acuerdos de paz duraderos con los grupos indígenas independientes. La inmigración extranjera a finales del Siglo XIX y principios del XX definirían el futuro perfil demográfico de Argentina que llegaría a ser la más alta del mundo en proporción sobre la población nativa existente. Así, en las provincias del noroeste y noreste argentino, la población criolla convive con la de origen extranjero (de países limítrofes o no) y la población originaria o aborigen, dando lugar a una identidad que es el resultado de una mezcla de identidades (Djenderedjian, 2016). A partir de 1970, las provincias de Salta y Jujuy mantienen un saldo positivo de migración limítrofe (Boleda, 1993), en la búsqueda de oportunidades laborales y de mejoras en su calidad de vida (Ulivarri & Clark, 2020). Según datos censales disponibles, en todo el territorio salteño habitan 24.848 habitantes migrantes de países limítrofes, la mayoría bolivianos (90,6%) con una importante concentración en el Dpto. Capital (74,7%), donde es más alta la proporción de mujeres (56,5%) que de hombres (43,5%). La población indígena o descendiente de pueblos originarios registrada asciende a 79.204 habitantes en toda la provincia (INDEC, 2010) y en la ciudad Capital, el 2,3% de los hogares cuenta con al menos un miembro que se reconozca descendiente o integrante de pueblo indígena o aborigen (Cid, 2004).
En el ámbito municipal de la ciudad de Salta (1.528 km2) viven 617.107 habitantes es decir un 43% del total provincial (1.441.351 habitantes) y con una densidad de 404 habitantes/km2, la más alta de toda la provincia (INDEC, 2022). El 50,7% de la población total provincial se concentra en lo que se hoy se conoce como Gran Salta que incluye a los municipios Capital, La Caldera, Vaqueros, San Lorenzo, Cerrillos, Campo Quijano, Rosario de Lerma, La Silleta, La Merced del Encón, La Merced y San Agustín. En la década 2006-2016, esta zona tuvo un crecimiento del área urbana del 3,64%, equivalente a una expansión de 4.430 hectáreas, de las cuales el 91% corresponde a usos residenciales (Cordara & Duarte, 2017). Actualmente, el municipio Capital se compone de 183 barrios consolidados (Municipalidad de Salta, 2021). Los hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) alcanzan los 17.488 que representan un 12,8% del total de hogares (137.000) (INDEC, 2010). Los servicios de comunicación y de tecnologías están disponibles en el 92% de los hogares a través de la telefonía fija y/o celular y el 44,5% posee computadora (Piselli, 2016). Estos son parámetros considerados como servicios fundamentales para un desarrollo humano integrador y sostenible en estos tiempos (PNUD, 2010). Casi la totalidad de los hogares (97%) poseen conexión de agua a la red pública, un 84% a la red cloacal, un 62,4% se provee de gas natural de red como combustible para cocinar y un 35,2% utiliza gas en garrafas (Piselli, 2016). La salud de los salteños y sobre la base de datos del año 2013 publicados (Soruco, 2016) a nivel provincial, refleja que tanto la mala alimentación como el incremento del sedentarismo y del consumo de alcohol van asociados al incremento de todas las enfermedades crónicas especialmente la obesidad y la diabetes. Un 37% de los habitantes capitalinos asiste a algún establecimiento educativo (primario, secundario, terciario, universitario de grado y posgrado). Se aclara que, en todo el territorio argentino, la educación estatal es gratuita con ingreso irrestricto en establecimientos primarios, secundarios, terciarios y universitarios de grado, aunque también se brinda educación privada en todos los niveles educativos (INDEC, 2022). El 3,1% de la población salteña de 10 años y más es analfabeta y a nivel del Dpto. Capital este porcentaje desciende a 1,3% de analfabetos (INDEC, 2010).
La provincia de Salta es rica en potencialidades económicas primarias, cuenta con una agricultura muy diversificada, debido a la heterogeneidad de ambientes productivos: al norte se desarrollan cultivos industriales como la caña de azúcar, algodón, poroto y frutales; en los valles centrales se destacan los cultivos de tabaco y hortalizas de primicia, también la actividad ganadera; hacia las planicies del este, se desarrollan los cultivos de secano (soja, poroto y maíz) y la ganadería bovina; hacia el oeste, la región cordillerana posee una enorme riqueza minera, con importantes yacimientos de litio y boratos, entre otros. También prosperan la industria artesanal y fundamentalmente la actividad turística que la colocan en uno de los destinos preferidos de argentinos y extranjeros (Anuario Estadístico 2018-2019, 2019).
El pueblo salteño es profundamente religioso, su fervor se atestigua en el mes de setiembre, durante las festividades del Señor y la Virgen del Milagro. A lo largo del año, se desarrollan numerosas festividades religiosas y paganas como los festejos del carnaval, además de los festivales en fechas patrias y los ritos de culturas originarias como las celebraciones de las cosechas y la fecundidad de la tierra que honran a la Pachamama (Madre Tierra), mediante ofrendas de comidas, bebidas y hojas de coca (Erythroxylum coca). Esta ceremonia es acompañada por dos rituales: la bebida de caña con ruda (Ruta chalepensis) que, según la creencia, favorece la buena salud durante el resto del año, y el “sahúmo” de los hogares, por el que se hace arder diferentes preparados a base de plantas aromáticas, cuyo humo “limpia” las casas de sus malas energías (Costilla, 2015).
Desde el punto de vista sanitario la provincia de Salta se divide en 4 regiones o zonas sanitarias agrupadas en 53 áreas operativas (A.O.). La ciudad de Salta corresponde a la Región Centro y se divide en 2 grandes A.O. donde trabajan unos 4950 profesionales (Paz, 2016). En la ciudad salteña funcionan 6 hospitales de Nivel de Atención IV, es decir hospitales de máxima complejidad con capacidad para resolver casi la totalidad de problemas de atención médica y sirven de referencia a una zona sanitaria; también 52 centros de salud y 2 puestos fijos, ambos considerados de Nivel I, es decir con servicios de atención ambulatoria y de profesionales. Se estima que el 90% de las familias que residen en la capital poseen cobertura médica de Nivel I (Soruco, 2016).
El Área Operativa Norte (A.O LVI) agrupa los barrios del Norte y Oeste de la ciudad, divididos en 3 Nodos: Castañares, Primavera y Centro, los cuales cuentan con 28 Centros de Atención Primaria de la Salud (APS) y un hospital cabecera que corresponde al Hospital Público Materno infantil (Decreto provincial Nº 240/2018). Los APS locales brindan atención de profesionales que residen en la ciudad como Medicina General, Pediatría, Tocoginecología, Odontología, Nutrición, Enfermería, Psicología, Farmacia y, en algunos casos, laboratorio de rutina. Durante la década del ‘90 y hasta la actualidad, la zona norte de la ciudad (nodo Castañares) ha experimentado nuevos procesos de urbanización en zonas de amortiguamiento, ya sea sobre la línea férrea, el río Mojotoro y la ex planta de líquidos cloacales (piletones). Dicha situación trae consigo la aparición de distintas patologías, principalmente dermatológicas y respiratorias. Sólo el 38% de los habitantes de esta zona resuelven sus problemas de salud en los APS (Hidrobo Unda, 2020).
Nuestra investigación se concentró en 3 centros de salud ubicados en el sector norte de la ciudad: Centro de Salud N°15 del Barrio Castañares, Centro de Salud N° 55 del Barrio 17 de Octubre y el Centro de Salud Nº 30 de Las Costas (Figuras 1 y 3A, B, D). En cuanto a la población a cargo es variable, siendo de 10.000, 17.600 y entre 800 a 1.000 personas respectivamente. El personal de salud que trabaja es acorde al área de responsabilidad que posee cada uno, variando entre 10 a 70 trabajadores. El presente trabajo se complementó con entrevistas a pobladores residentes en los barrios 17 de Octubre, Castañares, Ciudad del Milagro (Figura 3H, I), Parque Belgrano y Tres Cerritos que se vinculan con los centros de salud relevados.
Recolección de los datos
Se llevó a cabo una investigación etnobotánica cuali-cuantitativa en el período marzo 2022 a junio de 2023 durante el cual se indagó acerca del conocimiento de las plantas medicinales mediante entrevistas abiertas y semiestructuradas y en profundidad (Albuquerque et al., 2019) a informantes o participantes claves mayores de 18 años que fueran usuarios o consumidores habituales de plantas medicinales. Complementariamente, se entrevistó al personal de los APS vinculados a los barrios del área de estudio, con la modalidad de focus group de grupos organizados, dado que los encuentros se produjeron en horario laboral, facilitando de esta manera el desarrollo de las entrevistas (Figura 3D). La selección de los informantes fue por medio de un muestreo intencional (no al azar) y por la técnica de bola de nieve (Granovetter, 1976) hasta conseguir la saturación de la muestra.
Previo a las entrevistas, se firmó el documento y, en otros casos, se acordó verbalmente con los participantes el Consentimiento Libre e Informado, de acuerdo con el Protocolo de Nagoya (Ley 27.246/2015) y al Código de Ética de la Sociedad Latinoamericana de Etnobiología (SOLAE, 2016), garantizando la confidencialidad de los datos obtenidos y su uso exclusivo a los fines de la investigación. Además, se obtuvo la aprobación del Comité de Ética Central y de la Comisión Provincial de Investigaciones Biomédicas del Ministerio de Salud de la Provincia de Salta. En total, se entrevistaron a 35 personas y se visitaron tres centros de salud (Nº15, 55 y 30). Las edades oscilaron entre los 20 y los 90 años y un 64% corresponden a mujeres. La mayoría de los participantes proceden de Salta Capital (61%) y otros (27%) de localidades del interior y de la provincia vecina de Jujuy (12%); son principalmente empleados (46%), también jubilados, amas de casa y estudiantes (37%) y el resto emprendedores y profesionales independientes (17%). En las entrevistas se recabó información del nombre vernáculo o local de la planta medicinal, espacios de recolección y modos de obtención, parte de la planta utilizada, forma de preparación y administración, dolencias y afecciones que trata, efectos adversos y precauciones y las razones de su consumo. También se indagó acerca del origen del conocimiento y la transmisión de los saberes y prácticas. Estos encuentros fueron registrados con grabador digital, fotografías y notas de los datos relevantes para un chequeo posterior de la información. El personal de salud fue consultado acerca de su percepción sobre las plantas medicinales y las experiencias de uso personales, así como de los vecinos que asisten al centro de salud, para contrastar con la mirada comunitaria, que no siempre es coincidente. Además, se les consultó acerca de los problemas de salud más frecuentes que atienden.
A fin de diferenciar y verificar a campo las plantas medicinales de aquellas a las cuales no se les atribuye tal condición y reconocer los espacios de recolección, se realizaron recorridos botánicos en los cerros aledaños a los barrios estudiados, se visitaron los jardines y patios de los participantes y se accedió a la huerta de la Finca La Huella (Figura 3C, F, K). La mayoría de las plantas mencionadas se colectaron en estos lugares para la confección del herbario que documenta la información. Complementariamente se emplearon otro tipo de estímulos visuales donde se apreciaron muestras de herbario y también fotografías de las plantas medicinales más usuales (Medeiros et al., 2008).
Análisis de los datos
El uso de plantas medicinales en los contextos locales de estudio fue caracterizado sobre la base de las narrativas, prescripciones y notas de campo; se conocieron la riqueza, el modo de preparación y administración, las afecciones y/o dolencias que tratan, los espacios de recolección y modos de obtención. Se consideraron como datos individuales cada una de las aplicaciones medicinales específicas que realiza cada participante. Estas informaciones se presentan en forma de tablas y gráficos. Se consideraron las perspectivas de análisis emic y etic (Alexiades & Sheldon, 1996; Martin, 2000) en la narrativa que permitió ordenar y clasificar las afecciones, dolencias emic en grupos o categorías de usos etic y los sistemas corporales que involucran coincidentes con aquellos de la biomedicina (Barboza et al., 2009; Martínez, 2017). En el Sistema Psiquis se incluyen los usos medicinales preventivos (a excepción de los digestivos), armonizantes energéticos, sedativos, adelgazantes, vitamínicos, tónicos (a excepción de los cardiotónicos) y los referidos a las terapias alternativas y complementarias. En los tipos de dolencias psíquicas, las expresiones propias y términos locales se indican entre comillas a fin respetar la perspectiva y terminología de los participantes. Para conocer el origen geográfico de las especies se consultó la base de datos on line (Flora Argentina, 2023) y se clasificaron las especies en nativas, es decir aquellas que crecen en territorio argentino y no nativas (equivalente a exótico). Las plantas fueron identificadas mediante la observación de las características morfológicas, utilizando lupa binocular, especímenes de herbario de referencia, bibliografía botánica y los nombres científicos se actualizaron con la Flora Argentina (2023) y World Flora Online (2023). Los especímenes identificados y acondicionados se depositaron en el Herbario del Museo de Ciencias Naturales de Salta (MCNS) con la numeración de la colección de la autora. Complementariamente, se revisaron las colecciones de plantas medicinales de colegas botánicos depositadas en el Herbario MCNS como así también se consultaron los especímenes disponibles en la base de datos on line de la Flora Argentina. Los especímenes con los números de colección se listan con los taxones en una tabla.
Para conocer la importancia relativa de los taxones de plantas en los grupos humanos (Tardío & Pardo de Santayana, 2008) en relación con la diversidad de usos en la medicina herbolaria y el consenso de los participantes, se calcularon los índices: a) Importancia Relativa (IR) de Bennett & Prance (2000) y b) el Factor de Consenso de Informantes (FCI) de Trotter & Logan (1986). El IR refleja la versatilidad de las especies según el número de usos medicinales y sistemas corporales asignados, siendo el valor máximo 100. El IR se calcula mediante la siguiente fórmula: IR = (NSC + NP) ⁒ 2) x 100 donde NSC = número de sistemas corporales normalizado y NP = número de propiedades farmacológicas normalizada. Los factores para sumar son calculados por las fórmulas: 1) NSC = NSCE/NSCEV donde NSCE = número de sistemas corporales tratados por una especie; NSCEV = número total de sistemas corporales tratados por la especie más versátil y; 2) NP = NPE/NPEV donde NP = número de propiedades atribuidas a una especie NPE y NPEV el número total de propiedades farmacológicas atribuidas a la especie más versátil. El FCI tiene como propósito identificar los sistemas corporales que presentan mayor importancia relativa local según las dolencias/afecciones, siendo obtenido por la fórmula FCI = (nur - nt)/(nur - 1), donde nur es el número de citas de usos en cada sistema corporal y nt, el número de especies utilizadas en ese sistema corporal.
Repertorio de recursos fitoterápicos
Se registraron 120 taxones medicinales pertenecientes a 110 géneros y 52 familias botánicas en un total de 313 aplicaciones terapéuticas para el tratamiento de 63 tipos de afecciones y dolencias (Tabla 1). El 62% de los taxones son plantas no nativas y el 38% nativas. Las familias más representativas fueron: Asteraceae (22 taxones), Lamiaceae (13), Apiaceae, Leguminosae, Solanaceae y Verbenaceae (5) y las restantes familias (38) incluyen tres taxones (1 familia), dos (9) y uno (28). El porte predominante es el herbáceo (54%), seguido del arbustivo (24%), lianas y enredaderas (3%) y en menor proporción el porte arbóreo (19%). La variedad de órganos o partes de ellos ascienden a 11, siendo las hojas los más usados (62,5%), le siguen las flores (15%), tallos, plantas enteras (11%) y los restantes (frutos, semillas, tubérculos, espinas y raíces) con porcentajes inferiores al 10%, siendo menos frecuente es el uso de espinas y tubérculos (1%). Se registraron 10 modos de preparación con predominio de las infusiones (68%), las maceraciones (17%) y ungüentos (16%) (Figura 2) (Tabla 1). Como una opción más para el cuidado y bienestar de las personas, los participantes destinan unas 20 especies para la elaboración de tinturas madres y las microdosis que se administran con goteros diluidas en agua directamente en la cavidad oral. Se emplean para autoconsumo y para la venta para recuperar el equilibrio emocional, para fortalecer el sistema inmunológico o como relajantes. Las tinturas madres son preparados líquidos concentrados de los principios activos con las propiedades medicinales de la planta mediante un macerado en alcohol. También preparan las microdosis que se obtienen a partir de tinturas, diferentes a las tinturas madres, más concentradas y aptas para el consumo humano a partir de una dilución.
Familia | Nombre científico | Nombre local | Ejemplares de herbario | Status | Porte | Uso medicinal | Sistemas Corporales | Modo de preparación | Adminis-tración | Espacios de recolección/ obtención | Órganos empleados | IR |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Alliaceae | Allium cepa L. | Cebolla | Fabbroni & Wagner 2063 | No N | H | Vulnerario. Descongestivo |
SPi. SR | Ca. Inh. | I. E. | Co | Ho | 23 |
Allium sativum L. | Ajo | Fabbroni & Ramos 2062 | No N | H | Analgésico. Hepático. Vitamínico. Vermífugo. Antitusivo. Descongestivo |
SD, SV, SOs, SR | Ma. Cd | I. E. | Co | Ho | 54 | |
Amaranthaceae | Alternanthera pungens Kunth. | Yerba del pollo | Fabbroni & Flores 1780 | N | H | Antidiarreico. Diurético. Depurativo |
SD, SV, SU | In. | I | Rc | Ho | 34 |
Anacardiaceae | Schinus areira L. | Aguaribay | Fabbroni & Flores 1790 | N | A | Analgésico. Tónico. Pediculicida |
SOs, SPi .SV | U. In. | E. I. | Rc | Ho, Ram, Fr | 34 |
Schinus pilifera I.M. Johnst. | Molle | Fabbroni & Arcelán 1971 | N | Ab | Hepático. Analgésico. Digestivo. Pediculicida |
SD, SPi | In. | I | Rc. Cp. | Ho,Ta | 31 | |
Apiaceae | Apium graveolens L. | Apio | Fabbroni & Robbiati 1690 | No N | H | Carminativo | SD | In. Cd. | I | Cp | Pe | 11 |
Azorella trisecta (H. Wolff) Mart. Fernández & C.I. Calviño | Chuchicaña | Fabbroni et al. 1405 | N | Ab | Antitusivo | SR | In. | I | Rc | Ta, Es | 11 | |
Foeniculum vulgare Mill. | Hinojo | Correa 269 | No N | H | Cardiotónico. Digestivo |
SD, SV | In. U. | I. E. | Cp | Ho | 23 | |
Petroselinum crispum (Mill.) Fuss | Perejil | Fabbroni & Vega 2043 | No N | H | Abortivo | SG | Ca. | E. | Co | Ho, Ta | 11 | |
Pimpinella anisum L. | Anís | Hilgert 1624 | No N | H | Digestivo. Carminativo |
SD | In. | I | Co | Fl | 15 | |
Aquifoliaceae | Ilex paraguariensis A. St.-Hil. | Yerba mate | Hilgert 1565 | N | A | Cardiotónico | SV | In. | I | Co | Ho, Ram | 11 |
Araceae | Colocasia esculenta (L.) Schott | Oreja de elefante | Hilgert 1566 | No N | H | Antidiarreico | SD | In. | I | Cp | Ri | 11 |
Asphodelaceae | Aloe vera L. | Aloe/Sábila | Fabbroni, Fuentes & Arcelán 1955 | No N | H | Vulnerario. Digestivo. Dermatosis. Purgante. Cosmético |
SD,SPi | In. U. | I. E. | Cp | Ho | 35 |
Asteraceae | Achyrocline satureioides (Lam.) DC. | Vira vira | Novara & Bruno 8979 (SI) | N | H | Antitusivo. Descongestivo |
SR | In. | I | Co | Fl, Ho,Fr | 15 |
Artemisia absinthium L. | Ajenjo | Fabbroni & Arcelán 1970 | No N | Ab | Hepático | SD | In. | I | Rc | Ho | 11 | |
Artemisia annua L. | Artemisa | Novara 8394 | No N | H | Emenagogo. Abortivo (mezcla con poleo) |
SG | Ma. In. | I | Cp | Ho | 15 | |
Artemisia copa Phil. | Copa copa | Fabbroni 417, 2011 | N | Ab | Preventivo | STe | In. | I | Rc | Pe | 18 | |
Baccharis trimera (Less.) DC. | Carqueja | Fabbroni & Corbalán 2066 | N | Ab | Hepático. Digestivo |
SD | In. | I | Rc | Ho | 15 | |
Bidens mandonii (Scherff) Cabrera | Amor seco | Fabbroni & Salazar 1917 | N | H | Antibiótico | SU | In. | I | Cp | Ho | 11 | |
Calendula officinalis L. | Caléndula | S/E | No N | H | Vulnerario. Dermatosis. Antiinflamato -rio |
SPi, SDe | U. Ga. | I. E. | Rc | Ho, Fl | 27 | |
Cichorium intybus L. | Achicoria | Novara 3029 | No N | H | Digestivo. Hepático |
SD | In. | I | Cp | Ho | 15 | |
Cyclolepis genistoides Guillies ex D. Don | Palo azul | MCNS 247 | N | Ab | Analgésico. Antiinflamato- rio. Resolutivo. Antinefrítico |
SU | De. | I | Co | Ho, Ram | 24 | |
Cynara cardunculus var. scolymus (L.) Fiori | Alcachofa | Hilgert 2470 | No N | H | Hepático. Digestivo |
SD | In. | I | Cp | Ho | 15 | |
Echinacea angustifolia DC. | Equinácea | S/E | No N | H | Antitusivo. Tónico |
SR, SV | Ma. | I | Co | Pe | 23 | |
Grindelia peruviana Sch. Bip. | Grindella | S/E | N | Ab | Analgésico. Antireumatico |
SOs, SNC | U. | E | Rc | Ho | 23 | |
Haplopappus rigidus Phil. | Bailabuena | Fabbroni 1880 | N | Ab | Digestivo | SD | In. | I | Cp | Pe | 11 | |
Matricaria chamomilla L. | Manzanilla | Fabbroni & Giamminola 2067 | No N | H | Antiinflamato-rio. Digestivo. Dermatósico. Antidepresivo. Oftalmia. Analgésico. Tónico. Antidiarreico. Purgante. Vulnerario |
SPi, SD, SP, SOs, SG, SO | In. Ba. | I. E. | Co | Ho, Fl | 85 | |
Pluchea sagittalis (Lam.) Cabrera | Cuatro cantos | Fabbroni & Arcelán 1974 | N | Ab | Digestivo. Hepático |
SD | In. | I | Cp | Pe | 15 | |
Senecio nutans Sch. Bip. | Chachacoma | Tolaba 3072 | N | Ab | Antiasmático | SR | In. | I | Rc | Ho | 11 | |
Silybum marianum (L.) Gaertn. | Cardo mariano | Novara 2810 | No N | H | Hepático. Digestivo |
SD | In. | I | Cp | Se | 15 | |
Smallanthus macroscyphus (Baker) A. Grau ex A. A. Sáenz | Yacón | Novara 3270 | N | H | Hipogluce-miante. Vulnerario |
SPi, SE | Ma. | I | Cp | Ra | 23 | |
Tagetes minuta L. | Suico | Novara 7809 | N | H | Vermífugo. Hepático. Purgante |
SD | Ma. | I | Cp | Ho | 20 | |
Tanacetum parthenium (L.) Sch. Bip. | Manzanilla | Fabbroni & Arcelán 1924 | No N | H | Analgésico | SNC | In. | I | Cp | Ho,Fl | 11 | |
Taraxacum officinale F. H. Wigg. | Diente de león | Fabbroni & Fuentes 1960 | No N | H | Digestivo. Tónico. Hepático |
SD, SV | In. U. | I. E. | Cp | Ho, Fl | 27 | |
Xanthium strumarium L. | Abrojo | Fabbroni & Salazar 1916 | No N | H | Anticolesterolemiante. Hepático |
SV, SD | In. | I | Cp | Fl | 23 | |
Bixaceae | Bixa orellana L. | Urucú | Fabbroni & Córdoba 1417 | No N | A | Antiinflama-torio | SD | U. | E | Co | Se | 11 |
Boraginaceae | Borago officinalis L. | Borraja | Fabbroni & Fuentes 1961 | No N | H | Antitusivo. Expectorante. Sedativo |
SR, SP | De. | I | Rc | Ho | 27 |
Brassicaceae | Lepidium didymum L. | Quimpe | Fabbroni & Fuentes 1962 | N | H | Antitusivo. Descongestivo Antifebril. Antiinflama-torio. Resolutivo |
SR, SDe, SPi | In. | I | Rc | Ho, Ta | 42 |
Lepidium meyenii Walp. | Maca | Fabbroni & Gauffin 1054, 1163 | N | H | Energizante. Desintoxi- cante |
SE | In. | I | Co | Ho | 15 | |
Raphanus sativus L. | Rábano | Fabbroni & Figueroa 2053 | No N | H | Regulador de la tiroides |
SE | Ma. | I | Cp | Fr | 11 | |
Cactaceae | Airampoa ayrampo (Azara) Doweld | Airampo | Novara & Kiesling 13233 | N | Ab | Antifebril | STe | In. | I | Rc | Se | 11 |
Opuntia ficus-indica (L.) Mill. | Tuna | Fabbroni, Fuentes & Arcelán 1956 | N | Ab | Analgésico | SOs | Ca. | E | Rc | Ho | 11 | |
Cannabinaceae | Cannabis sativa L. | Cannabis | S/E | No N | H | Sedativo. Analgésico |
SP, SOs | Ma. | I | Co | Ho | 23 |
Caprifoliaceae | Lonicera japonica Thunb. | Madre selva | Novara 2896 | No N | Ab | Antiséptico (infección urinaria) |
SU | In. | I | C p | Fl | 11 |
Valeriana officinalis L. | Valeriana | S/E | No N | H | Sedativo | SP | In. | I | Co | Ra | 11 | |
Caricaceae | Carica papaya L. | Papaya | Novara 2333 | No N | A | Vermífugo. Preventivo. Digestivo |
SD, SV | Cd. | I | Rc | Se | 27 |
Vasconcellea quercifolia A. St.-Hil. | Papaya del monte | Fabbroni & Salazar 1922 | N | A | Antiverrucoso | SPi | U. | E | Cp | Fr | 11 | |
Chenopodiaceae | Beta vulgaris L. var. cicla L. | Acelga | Hilgert 1586 | No N | H | Descongestivo | SR | Inh. | I | Cp | Ho, Ta | 11 |
Dhysphania ambrosioides (L.) Mosyakin & Clemants | Paico | Fabbroni & Fuentes 1964 | N | H | Vermífugo. Digestivo. Depurativo |
SD | In. Ma. | I | Co. Rc. | Pe | 20 | |
Dhysphania mandonii (S. Watson) Mosyakin & Clemants | Arcayuyo | Fabbron i & Gauffin 516 | N | H | Digestivo. Hipertensor. |
SD,SV | In. | I | Rc | Ho | 23 | |
Commelinaceae | Commelina erecta L. var. erecta | Santa Lucía | Fabbroni & Salazar 1920 | N | H | Oftalmia | SO | Ca. | E | Rc | Fr | 11 |
Tripogandra purpurascens (Schauer) Handlos subsp. australis Handlos | Santa Lucía | Fabbroni & Salazar 1913 | N | H | Oftalmia | SO | Cd. | I | Cp | Fl | 11 | |
Convolvulaceae | Dichondra sericea Sw. | Oreja de ratón | Fabbroni & Salazar 1918 | N | H | Antiinflama- orio. Anticonceptivo |
SG, SOs | De. | I | Cp | Ra | 23 |
Ipomoea purpurea (L.) Roth. | Ipomea | Fabbroni & Salazar 1949 | N | H | Alucinógeno | SP | In. | I | Cp | Se | 11 | |
Crassulaceae | Bryophyllum daigremontianum (Raym.-Hamet & H. Perrier) A. Berger | Kalanchoe | S/E | No N | H | Vulnerario. Tratamiento de distintos tipos de cáncer |
SPi | Ma. Ca. | I. E. | Cp | Pe | 15 |
Cucurbitaceae | Citrullus lanatus (Thunb.) Matsum. | Sandía | Fabbroni & Díaz Paz 2054 | No N | H | Vermífugo | SD | Cd. | I | Co | Se | 11 |
Cucurbita maxima Duchesne subsp. maxima | Zapallo criollo | Fabbroni & Saravia 2056 | No N | H | Vermífugo | SD | Cd. | I | Co | Se | 11 | |
Cupressaceae | Cupressus spp. | Ciprés | Fabbroni & Barranco 2045 | No N | A | Expectorante. Anticaspa |
SR, SPi | U. | E | Rc | Ho | 23 |
Equisetaceae | Equisetum bogotense Kunth | Cola de caballo | Palaci 88; Novara 3377 | N | H | Digestivo. Diurético. Antiinflama- torio. Hepático |
SD, SU. SG | In. Ma. | I | Rc. Co. | Pe | 38 |
Erythroxylaceae | Erythroxylum coca Lam. | Coca | Hilgert 2108 | No N | Ab | Digestivo. Analgésico. Descongestivo |
SR, SD. SNC | In. Cd. | I | Co | Ho | 34 |
Euphorbiaceae | Euphorbia serpens Kunth var. microphylla Müll. Arg. | Yerba meona | Fabbroni & Flores 1781 | No N | H | Diurético | SU | In. | I | Cp | Ho | 11 |
Geraniaceae | Pelargonium sp. | Geranio | Fabbroni & Serapio Abad 1000 | No N | H | Purgante | SD | Ba. | E | Cp | Ho | 11 |
Hypericaceae | Hypericum connatum Lam. | Hiperico | Núñez 186 | N | H | Armonización energética. Antidepresivo |
SP | Ma. | I | Cp | Pe | 23 |
Lamiaceae | Clinopodium gilliesii (Benth.) Kuntze | Muña muña | Fabbroni & Gauffin 1715 | N | Ab | Hepático. Afrodisíaco. Depurativo. Cardiotónico |
SD,SV,SE | Ma. In. | I | Rc. Cp | Pe | 38 |
Lavandula officinalis Chaix | Lavanda | Fabbroni & Araoz 2064 | No N | Ab | Analgésico. Antiinflama- torio. Resolutivo. Antireumático Sedativo. Vulnerario. Cosmético. Armonización energética |
SPi,SNC,SP,SOs | In. Ba. Ma. | I. E. | Co | Pe | 62 | |
Melissa officinalis L. | Melisa/ Toronjil | Novara 3024 | No N | H | Sedativo. Depurativo. Cosmético. Analgésico |
SP, SPi, SG, SD | In. U. Ju. | I. E. | Cp | Ho | 45 | |
Mentha piperita L. | Yerba buena | Fabbroni & Dalale 2060 | No N | H | Digestivo. Preventivo |
SD | In. | I | Cp | Ho | 15 | |
Mentha pulegium L. | Menta | Fabbroni & Salazar 1915 | No N | H | Analgésico. Tónico. Digestivo. Diurético. Expectorante. Armonización energética. Preventivo |
SD, SU, SR, SP | In. Ma. U. | I. E. | Cp. Co. Rc | Ho, Ta, Fl | 58 | |
Minthostachys verticillata (Griseb.) Epling | Peperina | Sleumer 3983 (SI) | No N | H | Hepático. Digestivo |
SD | In. | I | Cp | Ho | 15 | |
Ocimum basilicum L. | Albahaca | Fabbroni & Salazar 1928 | No N | H | Repelente. Antiespas- módico |
SG, SPi | In. | I | Cp | Ho | 23 | |
Origanum vulgare L. | Orégano | Fabbroni & Salazar 1927 | No N | H | Antitusivo. Analgésico. Antiespas- modico. Digestivo |
SG, SR, SD | In. | I | Cp | Ho | 38 | |
Plectranthus neochilus Schltr. | Buscapina/Certal/Boldo paraguayo | Fabbroni & Fuentes 1959 | No N | H | Digestivo. Analgésico |
SG, SD | In. | I | Cp | Ho | 23 | |
Rosmarinus officinalis L. | Romero | Fabbroni & Sosa 2061 | No N | Ab | Armonización energética. Analgésico. Expectorante. Vulnerario. Dermatósico. Cardiotónico. Antitusivo. Tónico. |
SR, SPi, SP, SV, SNC | In. Ma. | I | Cp | Ho, Ta | 69 | |
Salvia officinalis L. | Salvia | Fabbroni & Molina 2058 | No N | H | Analgésico. Cosmético. Vulnerario. Emenagogo. Hipoprolac- tinemia. Vasodilatador Resolutivo |
SPi, SG, SV | In. U. | I. E. | Cp | Pe | 51 | |
Salvia splendens Sellow ex Wied-Neuw. | Coral | S/E | No N | H | Carminativo. Resolutivo |
SPi, SD | In. Ca. | I. E. | Rc | Ho | 23 | |
Tymus officinalis L. | Tomillo | Fabbroni & Salazar 1923 | No N | H | Analgésico. Repelente. Anticaspa. Antibiótico. Antitusivo. Pediculicida |
SPi, SOs, SR | In. U. | I. E. | Cp | Ho, Fl | 46 | |
Lauraceae | Laurus nobilis L. | Laurel | Fabbroni & Piquín 2055 | No N | A | Repelente. Hipertensor. Anticaspa. |
SV, SPi | In. U. | I. E. | Co | Ho, Fr | 27 |
Persea americana Mill. | Palta | Fabbroni & Arcelán 1972 | No N | A | Purgante | SD | In. | I | Rc | Ho | 11 | |
Leguminosae | Bauhinia forficata Link ssp. pruinosa (Vogel) Fortunato & Wunderlin | Pata de vaca | Fabbroni & Barrientos 1266 | N | A | Hipogluce- miante |
SE | In. | I | Rc | Ho | 11 |
Geoffreoa decorticans (Gill. ex Hook. et Arn.) Burk. | Chañar | Fabbroni & Gauffin 842 | N | A | Antitusivo | SR | In. De. Ma. | I | Rc | Fl, Co, Fr, Ho | 11 | |
Senna alexandrina Mill. | Sen | S/E | No N | Ab | Purgante | SD | In. | I | Co | Ho | 11 | |
Vachellia aroma (Gillies ex Hook. & Arn.) Seigler & Ebinger | Tusca | Fabbroni & Salazar 1948 | N | A | Cicatrizante interno. Depurativo. Hepático. Hipogluce- miante. Hipolipide- miante. Antiinflama- torio. Antidiarreico. Estimulante. Diurético |
SPi, SD, SE, SNC | In. De. | I. | Rc | Ho, Co | 66 | |
Vicia faba L. | Haba | Hilgert 2263 | No N | H | Resolutivo | SPi | Ca. | E | Rc | Se | 11 | |
Malvaceae | Malva parviflora | Malva | Fabbroni & Salazar 1921 | No N | H | Antiinflama- torio |
SD | Ba. | E | Cp | Ho | 11 |
Meliaceae | Melia azedarach L. | Paraíso | Fabbroni & Molina 2044 | No N | A | Pediculicida | SPi | De. U. | I. E. | Rc | Ho, Ram | 11 |
Mirthaceae | Eucalyptus spp. | Eucalipto | Fabbroni & Perez 2047 | No N | Ab | Antitusivo. Repelente. Expectorante. Antiasmático. Descongestivo |
SR, SPi | In. U. Inh. | I. E. | Rc | Ho | 35 |
Eucalyptus dunnii Maiden | Eucalipto | Fabbroni & Benci 2048 | No N | A | Antitusivo. Expectorante |
SR | Inh. | I. | Cp | Ho | 15 | |
Syzygium aromaticum (L.) Merr. G L. M. Perry | Clavo de olor | Hilgert 1580 | No N | A | Analgésico | SDe | Ca. | E. | Co | Fl | 11 | |
Monimiaceae | Peumus boldus Molina | Boldo | S/E | No N | A | Digestivo. Hepático |
SD | In. | I | Co | Ho | 15 |
Moraceae | Ficus carica L. | Higuera | Fabbroni & Collavino 2049 | No N | A | Hipogluce- miante |
SE | In. | I | Rc | Ho | 11 |
Morus alba L. | Morera/Mora | Novara 1965 | No N | A | Antifebril. Expectorante |
SR | In. | I | Cp | Ho | 15 | |
Musaceae | Musa x paradisiaca L. | Banano | Fabbroni & Solis 2065 | No N | H | Sedativo | SP | In. | I | Co | Fr | 11 |
Nyctaginaceae | Boungainvillea spectabilis Willd. | Santa Rita | Fabbroni & Salazar 1936 | No N | Ab | Antitusivo | SR | In. | I | Cp | Fl | 11 |
Passifloraceae | Passiflora edulis Sims | Pasionaria | Fabbroni & Arcelán 1969 | N | H | Sedativo | SP | In. | I | Cp | Ho | 11 |
Petiveriaceae | Petiveria alliacea L. | Calauchin | Novara 8834 | N | H | Analgésico | SOs | In. | I | Rc | Ho | 11 |
Pinaceae | Pinus sp. | Pino | Fabbroni & Bulacio 2046 | No N | A | Repelente. Expectorante |
SPi, SR | U. | E | Rc | Ho | 23 |
Piperaceae | Piper tucumanum C. DC. | Matico | Novara 10032 | N | Ab | Antitusivo. Descongestivo |
SR | Inh. De. | I. | Cp | Ho,Ram | 15 |
Plantaginaceae | Plantago major L. | Llantén | Fabbroni & Fuentes 1963 | No N | H | Antiodontálgico. Analgésico. Antiséptico. Vulnerario. Dermatósico. Antidiarreico. Descongestivo. Antifebrífugo. Hidratante. Resolutivo |
SPi, SDe, SD, SR | U. De. Ca. | I. E. | Cp. Rc | Ho, Fl | 70 |
Poaceae | Zea mays L. | Maíz | Fabbroni & Díaz 2059 | No N | H | Purgante. Diurético. |
SD, SU | De. | I | Co | Fr, Fl | 11 |
Rosaceae | Eriobotrya japonica (Thunb.) Lindl. | Níspero japonés | Fabbroni & Acuña 2050 | No N | A | Antiasmático Antitusivo. Descongestivo. Expectorante Antifebrífugo |
SR | Inh. De. | I. | Rc | Ho | 28 |
Malus domestica (Souckow) Borkh. | Manzano | Fabbroni & Vilte 2051 | No N | A | Tónico. Digestivo. Purgante. Antidiarreico |
SD, SE, SNC | De. Cd. | I | Co | Fr | 38 | |
Rubus idaeus L. | Frambuesa | S/E | No N | Ab | Ecbólico | SG | In. Ma. | I | Cp | Ho | 11 | |
Rutaceae | Ruta chalepensis L. | Ruda | Novara 2957 | No N | Ab | Cefaleas. Varicosis. Sedativo. Analgésico. Hipocoleste- rolemiante. Expectorante. Digestivo. Purgante. Vermífugo. Abortivo. Hepático. Antiespas- módico |
SP, SNC, SG, SE, SV, SD, SR | In. | I | Cp | Pe | 100 |
Solanaceae | Brunfelsia pauciflora (Cham. & Schltdl.) Benth. | Jazmin paraguayo | S/E | No N | Ab | Sedativo | SP | In. | I | Cp | Fl | 11 |
Capsicum pubescens Ruiz & Pav. | Locoto | Fabbroni & Del Basso 2057 | No N | H | Hepático. Cardiotónico. Depurativo. |
SD, SV | Ma. | I | Co | Se, Fr | 27 | |
Cestrum parqui L'Herit. | Hediondilla | Novara 4092 | N | Ab | Analgésico. Antiséptico. Dermatósico |
SPi, SD | De. | I. | Cp | Ho | 27 | |
Nicotiana glauca Graham | Palán-Palán | De la Fuente & Lusvarghi 1087 | N | Ab | Adelgazante. Antiséptico. Dermatósico |
SPi, SE | De. Ca. | I. E. | Cp | Ho | 27 | |
Solanum tuberosum L. subsp. tuberosum | Papa | Hilgert 1907 | No N | H | Vulnerario | SPi | Ca. | E | Co | Tu | 11 | |
Tiliaceae | Tilia spp. | Tilo | S/E | No N | A | Sedativo. Digestivo |
SP, SD | In. | I | Co | Ho | 23 |
Urticaceae | Urtica circularis (Hicken) Sorarú | Ortiga | Fabbroni & Salazar 1926 | N | H | Antialopecico. Vitamínico |
SPi, SV | Ma. | I | Cp | Ho | 23 |
Urtica dioica L. | Ortiga | Fabbroni & Salazar 1914 | No N | Ab | Antivaricósico Cardiotónico. Depurativo. Vermífugo. Vitamínico |
SV, SD | In. | I | Cp | Ho | 35 | |
Verbenaceae | Aloysia citrodora Palau | Cedrón | Fabbroni 1743; Novara 7550 | N | Ab | Digestivo. Sedativo. Purgante. Hepático. Neurotóxico |
SD, SP, SNC | In. | I | Cp | Ho | 42 |
Aloysia deserticola (Phil.) Lu-Irving & O’Leary | Rica rica | Fabbroni 1866 | N | Ab | Cicatrizante interno |
SD | In. | I | Rc | Ho | 11 | |
Aloysia polystachya (Griseb.) Moldenke | Burro, poleo | Fabbroni & Arcelán 1973 | N | Ab | Digestivo. Sedativo |
SD, SP | In. | I | Rc. Cp | Ho | 23 | |
Lippia turbinata Griseb. | Poleo | Fabbroni & Gauffin1653, 1792 | N | Ab | Digestivo. Preventivo. Abortivo (con artemisa) |
SD, SG | In. | I | Rc | Ho | 20 | |
Salimenaea integrifolia (Griseb.) N. O'Leary & P. Moroni | Incayuyo | Fabbroni & Flores 1771 | N | Ab | Digestivo | SD | In. | I | Co | Ho | 11 | |
Viburnaceae | Sambucus peruviana Kunth. | Saúco | Novara 227 | N | A | Hepático. Sedativo. Antitusivo. |
SD, SR | In. | I | Rc | Fl | 27 |
Zigophyllaceae | Larrea spp. | Jarilla | Fabbroni & Flores 1767 | N | Ab | Antitusivo. Analgésico. Antifúngico. Cardiotónico |
SOs, SR, SV, SPi | In. | I. | Cp | Pe | 45 |
Zingiberaceae | Curcuma longa L. | Cúrcuma | S/E | No N | H | Digestivo. Analgésico. Cardiotónico. Antiinflama- torio. Hepático |
SD, SV, SNC | In. U. | I. E. | Co | Ra | 42 |
Zingiber officinale Roscoe | Jengibre | S/E | No N | H | Descongestivo Antifebrífugo. Cardiotónico. Digestivo |
SD, SV, SR | In. Ma. | I | Co | Ra | 38 |
Del abanico de plantas medicinales empleadas, el 45% se cultivan en los jardines, patios y huertas domésticas complementándose con otros usos como plantas aromáticas, condimenticias y ornamentales como Aloysia citrodora (cedrón), Aloysia polystachya (burro) (Figura 3H), Rosmarinus officinalis (romero) (Figura 3J), Ocimum basilicum (albahaca), Origanum vulgare (orégano), Lavandula officinalis (lavanda), Lippia turbinata (poleo), Salvia officinalis (salvia) y Equisetum bogotense (cola de caballo), entre otros.
Sistemas corporales e importancia cultural de las especies
Del análisis efectuado a las entrevistas se infiere que los pobladores del norte de la ciudad de Salta cultivan y cuidan el 47% las plantas medicinales que utilizan (Figura 3E, L, M), un 32% son recogidas de los cerros de los alrededores de sus viviendas y sólo el 25% se adquieren exclusivamente en comercios como herboristerías, dietéticas, mercados y supermercados. La Figura 4 muestra los sistemas corporales que se atienden prioritariamente en la que se combinan nociones de la medicina oficial, complementaria, alternativa y/o tradicional. El Sistema Digestivo prevalece por el número de plantas y los usos medicinales asociadas al tratamiento doméstico de las afecciones gastroenterológicas cuya preparación y consumo en infusiones es sencilla y por la tradición que asocia a las aromáticas con este tipo de dolencias. Casi la mitad de los taxones citados (57) se destinan al tratamiento de este tipo de trastornos como hepáticos, purgantes, antidiarreicos, carminativos y vermífugos. Buena parte de las plantas con propiedades digestivas son no nativas (68%) y se consumen las hojas, tallos y flores deshidratadas en el “mate” (77%), una infusión a base de yerba que consiste en hojas trituradas de Ilex paraguariensis (yerba mate) que se comercializa en toda la Argentina (Figura 3P). Siguiendo con el mismo sistema corporal, con fines preventivos, se consumen infusiones frías o calientes de plantas que favorecen la digestión, por ejemplo, las plantas nativas como Dysphania mandonii (arcayuyo), D. ambrosioides (paico), Aloysia citrodora (cedrón), Vachellia aroma (tusca) y Aloe vera (aloe) que previene la constipación. Le siguen los Sistemas Piel y Respiratorio con valores similares en cantidad de taxones y usos medicinales que, para las afecciones dérmicas, se emplean plantas con propiedades vulnerarias, antiverrucosas, pediculicidas (Schinus areira, S. pilifera), anticaspa y para el cuidado estético de la piel (Lavandula oficinalis, Melissa officinalis) y el cabello (Urtica circularis). Para el tratamiento de afecciones respiratorias leves como tos, resfríos y congestión se utilizan plantas de gran disponibilidad en ambientes urbanos ya sea por su condición de ruderal (Nicotiana glauca, Plantago major), por su cultivo ornamental (Eucalyptus sp., Morus alba, Boungainvillea spectabilis) como así también plantas nativas como Geoffreoa decorticans (chañar), un árbol que crece espontáneamente tanto en sectores peridomésticos, como en las plazas y espacios verdes de la ciudad. Continúa el Sistema Vascular con demandas importantes de plantas cardiotónicas, depurativas, hiper o hipotensoras y para los desbalances del colesterol, lo que sugiere que los participantes construyen su salud en torno a una vida natural y saludable. Le sigue el Sistema Psiquis donde las plantas adquieren relevancia en el tratamiento de enfermedades características de los contextos urbanos como el estrés, insonmio, cansancio y de problemas asociados con el cotidiano vivir, familiar o económico, que repercuten en su bienestar psicológico. Se emplean plantas a las que se le atribuyen propiedades inmunológicas (Malus domestica, Urtica dioica), antidepresivas (Hypericum connatum), sedantes y relajantes (Aloysia polystachya, Musa x paradisiaca, Sambucus peruviana). Otras ayudan en la armonización energética de la persona, a superar los “miedos y bloqueos internos” (Lavandula officinalis, Rosmarinus officinalis, Mentha pulegium). Tales características denotan la necesidad de los citadinos de aliviar su salud mental y emocional. Los siguientes sistemas Urinario, Genital, Nervioso Central, Endócrino y Osteomuscular forman un subgrupo con valores similares de taxones (entre 8 y 13) y usos medicinales (entre 10 y 17). Los restantes sistemas Ocular, Dentario y Termorregulador presentaron menores valores tanto en taxones como en usos medicinales.
Con relación al valor terapéutico de la flora local del área de estudio, en la totalidad de los sistemas corporales analizados se emplean 46 plantas nativas para el tratamiento de las enfermedades. La mayoría (18 spp.) se ocupan para el tratamiento de afecciones de los Sistemas Digestivo y Piel (11); 8 especies involucran al Sistema Vascular, entre 6 y 3 a los Sistemas Endócrino, Osteomuscular, Urinario, Psiquis, Nervioso Central y Genital, mientras que los Sistemas Ocular y Termorregulador comprenden a 2 plantas y una en el Sistema Dentario. Los representantes locales del género Larrea (jarillas) y Vachellia aroma (tusca) se emplean como vulnerario, antifúngico, antitusivo, cardiotónico y analgésico (Tabla 1). Las mezclas de plantas también son frecuentes, por ejemplo, se combinan Lavandula officinalis (lavanda) con Matricaria chamomilla (manzanilla) y sales de magnesio formando las “pindas”, bolsas de tela que envuelven a la mezcla y se aplican en masajes descontracturantes y mitigan los dolores articulares en personas con artralgias, artritis y artrosis. Sin embargo, los entrevistados mencionan que su uso debe ser cauteloso dado que la mezcla potencia la propiedad relajante y, particularmente en personas con presión baja, puede ser riesgoso. Otras mezclas mencionadas son las hojas infusionadas de Borago officinalis (borraja) y Lepidium didymum (quimpe) para aliviar la tos fuerte o la combinación de Bryophyllum daigremontianum (kalanchoe) y Aloe vera (aloe) (Figura 3M) en cataplasmas como vulnerario. Se reportó el uso de Erythroxylum coca (coca) como digestivo, analgésico y descongestivo mediante la infusión de las hojas y el consumo directo conocido como “coqueo” introduciendo unas cinco a seis hojas dentro de la boca (“acuso”, “acullico”) que se mastican o solo se dejan entre de la mejilla y la mandíbula, para extraer sus jugos (Figura 3O). La planta de Aloe vera (aloe, sábila) es cultivada en muchos jardines urbanos, consumida con fines preventivos y también como antiinflamatorio para los miembros inferiores con tomas diarias y complementado con el tratamiento médico oficial.
En relación con los efectos secundarios o no deseados señalados por los participantes, éstos recomiendan no ingerir Rosmarinus officinalis (romero) porque puede generar hipertensión arterial y, en general, comentaron que no se debe emplear ninguna planta en embarazadas y en bebés hasta los 2 años tanto de uso interno (infusiones, decocciones) como externo (cataplasmas, ungüentos, baños). Otros advierten que el cocimiento excesivo puede ser tóxico, ya que se pueden desarrollar otros principios activos nocivos, como es el caso de la infusión de Lavandula officinalis (lavanda) como analgésico para cefaleas. Los participantes son conscientes de que el efecto de una planta medicinal en cada individuo es diferente, y son cuidadosos al momento de recomendar. Manifiestan que la forma de administrarse debe ser mesurada en las cantidades, siendo la medida usual del órgano empleado la equivalente a los “tres dedos” y una cucharadita de té por taza. Para que el efecto terapéutico de las plantas sea efectivo, se recomienda su consumo como máximo durante un mes o de uno a tres meses. Otros usuarios consumen plantas con fines preventivos como la especie Artemisia copa (copa copa) para dar calor previo al invierno y otros consumen diariamente Capsicum pubescens (locoto) para combatir la gastritis (Figura 3Q).
Los valores de la Importancia Relativa (IR) de cada una varían entre 11 y 100 y muestran que aquellas con valores de IR>75 poseen mayor versatilidad medicinal, como Ruta chalepensis (ruda) (IR=100) y Matricaria chamomilla (manzanilla) (IR=85); con versatilidad media (IR entre 75 y 25) se agrupan el 29,2% de las plantas, entre las que se mencionan a Plantago major (llantén) (IR=70), Rosmarinus officinalis (romero) (IR=69) y Vachellia aroma (tusca) (IR=66), en tanto que las menos versátiles (IR>25) reúnen a la mayoría de las plantas (69%) que tratan entre 1 y 2 sistemas corporales (Tabla 1). Las 2 especies más versátiles se usan como digestivos, sedativos, analgésicos, antiinflamatorios, hipocolesterolemiantes, expectorantes, purgantes, antiespasmódicos y vulnerarios para el tratamiento de 10 sistemas corporales, tienen en común su origen no nativo euroasiático, se cultivan o se adquieren en comercios especializados. Ambas se preparan en infusiones de la planta entera en el caso de R. chalepensis y de hojas y flores en el de M. chamomilla, mientras que la administración de R. chalepensis no se recomienda para embarazadas.
El Factor de Consenso (FCI) entre los informantes (participantes) urbanos refleja la diversidad de criterios que los orientan en la selección de plantas para determinados tratamientos (Tabla 2). Los valores más altos de FCI fueron para los Sistemas Respiratorio (FCI=0,62) y Ocular (FCI=0,60) y con valor igual a cero para los Sistemas Dentario, Endocrino, Termorregulador dado que cada persona usa una especie diferente para distintas afecciones y dolencias, es decir no hay consenso entre los participantes. Los restantes sistemas corporales forman subgrupos homogéneos con valores de FCI similares (por ejemplo, Digestivo FCI=0,57, Genital FCI=0,58 y Piel FCI=0,50). Sigue teniendo alto consenso la elección del consumo de plantas con propiedades terapéuticas en el área de neumonología para aliviar dolencias y afecciones respiratorias (tos, resfriados, gripes y enfriamientos) prefiriendo los medicamentos herbarios naturales por sobre los medicamentos antibióticos y corticoides.
Sistema Corporal | FCI |
---|---|
Sistema Respiratorio | 0,62 |
Sistema Ocular | 0,60 |
Sistema Genital | 0,58 |
Sistema Digestivo | 0,57 |
Sistema Osteomuscular | 0,55 |
Piel | 0,50 |
Psiquis | 0,36 |
Sistema Nervioso Central | 0,25 |
Sistema Vascular | 0,16 |
Sistema Urinario | 0,14 |
Sistema Dentario | 0,00 |
Sistema Endócrino | 0,00 |
Sistema Termorregulador | 0,00 |
Prácticas y saberes sobre plantas medicinales, enfermedades y fuentes del conocimiento botánico
Los testimonios recogidos por los participantes en relación a la concepción de las enfermedades y sus orígenes demuestran que las mismas son multicausales: a) el desbalance alimenticio y nutricional entendido como una alimentación basada en los excesos (alcohol, grasas, etc.) o la deficiente incorporación de alimentos nutritivos necesarios para el bienestar del cuerpo y su salud, b) los hábitos sedentarios que propician la inactividad del cuerpo con implicancias negativas sobre la salud y c) desarmonía emocional, es decir, la salud emocional vinculada a estados de desequilibrios (estrés) o desbalances energéticos, trastornos de ansiedad o el silenciar las emociones. En este sentido, se cree entonces, que las emociones crean estados físicos que el cuerpo comunica a través de las enfermedades. En nuestro ámbito de estudio, no se obtuvieron referencias concretas de las enfermedades o dolencias folk propiamente dichas, como tampoco se nombraron a médicos tradicionales, curanderos/as o especialistas locales dedicados a sanar a las personas.
Las fuentes de los saberes de las plantas medicinales en el ámbito urbano estudiado revelaron procesos de transmisión vertical, vinculadas al ámbito familiar, particularmente de padres o abuelos a hijos; de transmisión horizontal, es decir la circulación de prácticas caseras entre vecinos con presencia de nuevos aprendizajes y vías de trasmisión o entre aquellos adultos mayores que migraron desde áreas rurales del interior de la provincia y aún conservan los conocimientos de la medicina criolla, y por los medios de comunicación de internet y redes sociales. En el contexto urbano analizado, si bien se han mencionado representaciones y prácticas de la medicina tradicional, se visualiza un proceso de hibridación cultural fruto de la interacción de personas con distintas bases culturales y de las influencias propias del ambiente urbano. Estos mecanismos de intersección y transacción posiblemente sean atribuidos a la urbanización, modernización, al avance de las terapias propias de las medicinas alternativas complementarias y una mayor difusión de los medios de comunicación sobre las virtudes de determinadas plantas.
Los participantes también mencionaron haber realizado cursos de capacitación en reconocimiento de plantas, elaboración de tinturas madres, fitoterapia, masoterapia, terapia floral y bioenergética, medicina andina y de cosmética natural como así también haber gestionado su autoconocimiento (autodidactas) mediante la lectura de literatura especializada y por compartir experiencias con otras personas. Algunos informantes que se identifican como conocedores de las plantas y de sus propiedades, participan de proyectos de emprendedores promovidos por asociaciones sin fines de lucro o por el municipio capitalino mediante microcréditos para la elaboración de diversos productos fitoterápicos entre ellos las tinturas madres y las microdosis que luego los ofrecen por canales de venta directa on line a herboristerías y dietéticas. También las ofrecen en ferias barriales, donde instruyen a los consumidores sobre sus usos y recomiendan su empleo. De esta manera ciertas plantas ingresan a los sistemas fitoterapéuticos de la ciudad, mediante las tinturas madres y microdosis de Allium sativum (ajo, Figura 3N), Artemisia vulgaris (artemisa) y Cannabis sativa (canabis), entre otras. Las plantas nativas adquieren relevancia en este ámbito de la medicina complementaria alternativa como Geoffreoa decorticans (chañar), Dysphania ambrosioides (paico), Tagetes minuta (suico), Smallanthus macroscyphus (yacón), Passiflora edulis (pasionaria) y Bidens mandonii (amor seco).
Los consumidores citadinos a pesar de tener sus necesidades básicas de salud ya satisfechas revalorizan la medicina tradicional y se vuelcan al consumo de plantas medicinales porque constituye la primera opción de curación ante una dolencia en el ámbito familiar, por su accesibilidad y bajo costo. Otros, recurren a las terapias alternativas con tratamientos de tinturas madres homeopáticas o aromaterapia. Quienes acuden a estas prácticas, buscan una cura o sanación natural, no invasiva que aborde integralmente a la persona física y emocionalmente.
En el discurso de los participantes se reflejan los saberes y prácticas de la herbolaria urbana proveniente de un conjunto de conocimientos botánicos híbridos y dinámicos puesto que incorpora constantemente nuevas especies, particularmente por la globalización del saber. Uno de los procesos de hibridación de la fitoterapia salteña se muestra con el aporte de especies y prácticas, aumentando la riqueza total de plantas medicinales (mecanismo de fusión o yuxtaposición), por ejemplo, en el caso de Taraxacum officinale (diente de león) y Xanthium strumarium (abrojo), ambas malezas no nativas muy difundidas en el Valle de Lerma con propiedades hepáticas, digestivas, tónicas y reguladoras del colesterol. Las combinaciones de plantas nativas y no nativas que refuerzan la acción terapéutica también es un mecanismo de hibridación (recombinación), como el caso de la combinación de Lippia turbinata (poleo, nativa) con plantas no nativas como Artemisia annua (artemisa) y Artemisia absinthium (ajenjo) o Ruta chalepensis (ruda) como mezcla contraceptiva. Las tinturas madres y las microdosis son productos innovadores en las terapias locales que se elaboran tanto con especies medicinales nativas como no nativas. Otro mecanismo de hibridación se da en el caso de la especie Hiperium connatum (hipérico) una hierba que crece en los cerros colindantes e indicada para la armonización energética y como antidepresivo, lo que podría sugerir la circulación de una especie adaptógena en el contexto urbano analizado.
Espacios y modos de adquisición
Las plantas medicinales se cultivan en los jardines, patios y en huertas familiares para consumo propio (45%) (Figura 3C, G, H, L, M); proceden de la recolección a campo en los cerros de los alrededores (31%) y de la adquisición en comercios especializados como mercados, farmacias, herboristerías y dietéticas locales (27%). Algunos participantes al recolectar las plantas a campo escogen lugares "lo más naturales posibles", tomando sólo la cantidad que asegure la supervivencia de la planta y seleccionando aquellas sanas y vigorosas.
Al relacionar las especies con IR mayor a 60 con los lugares de obtención, se puede observar que, las plantas más versátiles, Matricaria chamomilla es la única que se adquiere en comercios, Vachellia aroma solo se recolecta a campo, Ruta chalepensis y Rosmarinus officinalis se cultivan (Figura 3J) y, Plantago major se obtiene en el campo y también se cultiva.
Percepción de los profesionales de la salud
Desde nuestra investigación, se advirtió una gran heterogeneidad de sentires y saberes entre el personal de salud entrevistado, los cuales se agruparon en cuatro categorías que, de alguna manera, resumen las posturas de los integrantes de los equipos profesionales y no profesionales con respecto a las plantas medicinales: 1) El reconocimiento del uso de plantas medicinales por parte de los pacientes (“sabemos que las usan”); 2) La falta de evidencia científica cuantificable sobre los beneficios de su práctica (“no nos consta el beneficio”); 3) El temor a los efectos adversos (el fantasma de la toxicidad) y, 4) La ausencia de conocimiento formal sobre el uso (“a mí nadie me lo enseñó”).
En relación con la primera categoría, el personal de salud entrevistado, en general, reconoce que los pacientes utilizan plantas medicinales en mayor o en menor medida, dando cuenta de nombres populares de 33 plantas medicinales empleadas por los pacientes, como por ejemplo Dysphania ambrosioides (paico), Geoffroea decorticans (chañar), Petroselinum crispum (perejil) y Nicotiana glauca (palán-palán), entre otras (Tabla 1). Asimismo, manifiestan que las afecciones gastrointestinales, las respiratorias y los problemas de piel son los más recurrentes en los centros de atención primaria de la salud que atienden. Esto coincide con los usos más populares entre los entrevistados para el tratamiento de dolencias digestivas y respiratorias básicamente, según se demuestra por el mayor consenso entre informantes (FCI) obtenido para los Sistemas Digestivo y Respiratorio.
El conocimiento de los beneficios terapéuticos de las plantas por parte del personal de la salud proviene del propio entorno social y familiar y, a su vez de las conversaciones de sus pacientes durante las consultas médicas. Algunos de los participantes referían haber crecido en contacto con sus abuelas, destacando especialmente el rol femenino en los cuidados de la salud dentro del ámbito doméstico; manifiestan, además, que heredaron de ellas los saberes sobre prácticas fitoterápicas que las recuerdan y mantienen en el presente y que, incluso, fueron los motores para elegir las carreras relacionadas a las ciencias de la salud.
Algunos participantes consultados lamentan que, utilizar las plantas como primer tratamiento, hayan retrasado el acceso a la medicina alopática, reconocida por la mayoría como la “auténtica” y única posible de dar una respuesta óptima a los problemas de salud, especialmente los más graves. Cuando se les pregunta sobre el hábito de interrogar acerca del uso de plantas medicinales, no es común que esto ocurra en profesionales médicos y aclaran: “La gente no te cuenta porque tienen miedo que los retes…”. Se desconoce claramente la frecuencia del uso y la costumbre, probablemente porque se desestime esta práctica como importante, o porque los pacientes entiendan que, en el modelo biomédico de salud oficial, no hay lugar para otros tratamientos relacionados con enfoques más integrales, para lo que se acude, en muchos casos, a las medicinas tradicionales. Por otra parte, los profesionales nutricionistas, cuya práctica está centrada en los hábitos alimentarios, se atreven a interrogar más sobre consumos de infusiones, no así sobre otras modalidades de uso ajenas a la vía oral.
Para la segunda categoría, los testimonios recogidos sobre la falta de evidencia científica cuantificable de los beneficios de la práctica fitoterápica urbana reconocen que, entre las comunidades locales, se usan plantas medicinales por diversos motivos y, los profesionales (los que diagnostican y prescriben), se resisten a aceptar su beneficio al entender que no existen evidencias contundentes sobre las utilidades que dicen tener. Asimismo, reconocen que los problemas de salud por los que habitualmente se tratan los pobladores (problemas gastrointestinales, respiratorios y de piel), tienen un curso autolimitado, benigno, no de gravedad y donde el efecto placebo puede ser significativo, principalmente entre los que creen en el efecto curativo de las plantas.
Se reconoce, entre el personal de la salud consultado, que son muy estrictos en exigir evidencias científicas de las propiedades atribuidas a las plantas medicinales y muy laxos en prescribir medicamentos aprobados por la comunidad académica de nulo beneficio en determinadas patologías. Por otra parte, el personal de salud mira con mucha desconfianza las corrientes actuales que difunden sobre la inocuidad de los tratamientos de origen natural, donde la información de procedencia dudosa y poco científica en muchos casos circula por redes sociales de amplia accesibilidad para toda la población local.
Con respecto a la tercer categoría, cuando se habla de los efectos adversos del consumo de plantas medicinales, el personal sanitario consultado menciona el temor a prescribir algo que pueda dañar al paciente, aludiendo a la responsabilidad y autoridad que tienen sobre el cuidado de la salud y, si bien cuando se consulta acerca de la frecuencia de haber visto pacientes intoxicados, señalan uno u otro caso, hechos que quedaron grabados en sus memorias, como por ejemplo las intoxicaciones por “paico” (Dysphania ambrosioides) y “anís estrellado” (Illicium verum) en niños; también se recuerda un caso de quemadura local por la fricción con dientes de “ajo” (Allium sativum). Si bien se reconoce que las plantas, así como otros productos farmacológicos, no carecen del poder de producir toxicidad o eventos adversos, los mismos no se encuentran medidos ni en frecuencia de aparición, ni en gravedad.
El personal de la salud consultado manifiesta que desconfía de la cantidad de principio activo que puede tener la planta o la cantidad de planta que se use para la preparación, lo que se encuentra fuera del control profesional y a total criterio del paciente o del cuidador encargado de otorgar la medicina. Esta situación se compara con la administración justa de los medicamentos de la medicina formal que permite conocer la cantidad por dosis y la dosis acorde al peso y edad. Cabe aclarar que se reportaron algunos testimonios de profesionales que se sintieron cómodos en la prescripción de una planta con fines medicinales, sin embargo, aclaran: “… la indico, pero no lo registro en la historia clínica”. Al profundizar sobre este tema, se alude al temor a la responsabilidad profesional en el caso de las intoxicaciones, incluso la opinión de otros colegas sobre el profesional que prescribe tratamientos no convencionales.
En la cuarta categoría se aprecia otra cuestión destacable que es la ausencia de conocimiento formal sobre el uso terapéutico de las plantas medicinales. Con excepción de algunos miembros de los equipos de salud participantes que reconocen tener un conocimiento informal heredado del ámbito familiar, todos los profesionales que participaron de la investigación advierten que no recibieron formación oficial durante sus carreras de grado, ni durante el período de las residencias médicas por parte del Ministerio de Salud de la provincia de Salta, salvo una profesional que relata haber participado de una experiencia con grupos originarios cuando trabajaba en el norte de la provincia. Sin embargo, expresaron la necesidad de contar con una capacitación formal sobre fitoterapia a través de cursos de formación en medicinas complementarias, particularmente para el personal a cargo de los Centros de Atención Primaria de la Salud (APS) de Salta.
Discusión
Nuestros resultados muestran una riqueza de taxones medicinales de 120 plantas que duplica al registro del estudio de fitoterapia en barrios periurbanos del sudeste de la ciudad de Salta (59) (Oliva, 2016), es levemente mayor al estudio de farmacias expendedoras de plantas medicinales en 27 municipios de la provincia de Buenos Aires (109) (Consolini et al., 2007), también a de la ciudad de Bahía Blanca (75) (Cambi & Hermann, 2001; Hermann et al., 2001), al de la ciudad de Tandil (46) (Hilgert et al., 2010) y notablemente superior al de Bariloche (25) (Cuassolo et al., 2010). Mientras que contrasta con lo documentado en la ciudad capital jujeña (148) (Romeo, 2016) y al registrado en la ciudad de Córdoba donde se listan 256 taxones de plantas vasculares medicinales (Luján & Martínez, 2019). Esto da cuenta de la gran diversidad de plantas de valor terapéutico documentadas en las grandes ciudades culturalmente diversas, coincidiendo con Puentes et al. (2020) con relación al abordaje de la diversidad biocultural local desde dos dimensiones: biológica y cultural. En esta investigación se advierte una farmacopea con predominio de especies no nativas sobre las nativas (62% y 38% respectivamente), proporción coincidente a lo señalado por Oliva (2016), y similar a lo reportado por Luján & Martínez (2019), Consolini et al. (2007), Cuassolo et al. (2010) y Cambi & Hermann (2001). Esta relación entre el origen geográfico de las plantas medicinales es esperable ya que en áreas urbanas se incorporan saberes de contextos heterogéneos y globalizados (Pochettino et al., 2008; Hurrell et al., 2013; Luján & Martínez, 2019). Las familias botánicas más representativas de la herbolaria urbana salteña son Asteraceae y Lamiaceae al igual que lo señalado para las ciudades de Jujuy, Bahía Blanca, Tandil, Córdoba y en algunas localidades bonaerenses. Las especies de Asteraceae se reconocen por su estructura reproductiva, el capítulo, constituye una de las familias más diversas del Reino Plantas con alrededor de 24.000 especies de distribución global, en Argentina crecen alrededor de 1.400 especies repartidas en todas las provincias y hábitats (Katinas et al., 2007). Para la flora medicinal argentina, las Asteraceae participan con un 18% (273 taxones) sobre el total documentado (1.529) y las Lamiaceae aportan un 1,7% (26) (Barboza et al., 2009). Probablemente los habitantes locales conozcan y seleccionen a las plantas por las características organolépticas (sabor y/o aroma) presentes en varias especies de Asteraceae y Lamiaceae o Verbenaceae, éstas últimas familias afines morfológicamente. Se ha señalado que los aromas y sabores están estrechamente vinculados al proceso de clasificación de plantas medicinales y sus efectos sobre la salud (Molares & Ladio, 2009), en particular a las afecciones digestivas (Luján & Martínez, 2019).
En relación con las especies integrantes de la herbolaria local urbana comunes a las reportadas en los trabajos similares citados previamente y, en orden decreciente, se menciona un 44% de plantas compartidas con la ciudad de Córdoba (Luján & Martínez, 2019), le siguen lo documentado en la provincia de Buenos Aires (32,5%) (Consolini et al., 2007), en la ciudad de Jujuy (32%) (Romeo, 2016)), en el sudeste de la ciudad de Salta (26%) (Oliva, 2016), en Tandil (21%) (Hilgert et al., 2010), y con menos del 10% en Bariloche (8,3%) y Bahía Blanca (2,5%). Estas diferencias podrían explicarse, más allá de los aspectos metodológicos y alcances de cada investigación contrastada, a que los usuarios, culturalmente diversos, poseen un conocimiento híbrido, producto de saberes tradicionales combinados con información de diversa índole; a la amplia gama de oferta comercial de plantas y de productos elaborados sobre la base de ellas que operan en las grandes urbes, y a la circulación de tales plantas y productos en el país, provenientes de diferentes zonas geográficas y en distintos contextos (Pochettino et al., 2008); a las estrategias de ventas de los comercios y medios de comunicación (Hurrell et al., 2013); al fenómeno creciente de las prácticas originadas en la medicina alternativa complementaria (Luján & Martínez, 2019); por la disponibilidad y acceso a las plantas en distintos barrios y en los cerros que rodean a la ciudad de Salta (Oliva, 2016); por las prácticas relacionadas a diferentes grupos de inmigrantes de diversa procedencia (Acosta et al., 2015; J. Hurrell et al., 2016) y, por los patrones globales de uso de plantas medicinales de distribución cosmopolita que incorporan al sistema fitoterápico local a través de la comercialización y el cultivo con fines multipropósitos (Cuassolo et al., 2010), como así también especies malezas o ruderales.
Atendiendo a las propiedades medicinales de las plantas más representativas mencionadas en este trabajo y continuando con la secuencia de comparaciones con estudios similares en ciudades argentinas que contienen este tipo de datos (Consolini et al., 2007; Hilgert et al., 2010; Luján & Martínez, 2019; Oliva, 2016; Romeo, 2016) se compararon los usos medicinales referidos para las 7 plantas versátiles registradas en este estudio (IR entre 54 y 100) (Ruta chalepensis, Matricaria chamomilla, Plantago major, Vachellia aroma, Lavandula officinalis, Mentha pulegium y Allium sativum). Las plantas que registran mayores usos medicinales compartidos son M. chamomilla y M. pulegium empleadas para el tratamiento de trastornos gastroenterológicos, respiratorios y dermatológicos (cuidados del cabello y dermatosis diversas). Le sigue el llantén (P. major) es una planta utilizada como cicatrizante, antiséptico, vulnerario y afecciones dérmicas; sin embargo, para otras áreas de la salud, se indican usos disimiles: en Córdoba y localidades bonaerenses se emplea como laxante (constipación), y en este estudio como antidiarreico. La lavanda (L. officinalis) es un arbusto cuyas hojas infusionadas se usan como analgésico (cefaleas), sedante y dolores musculares y óseos; el ajo (A. sativum) se reporta como antiparasitario y la tusca (V. aroma) como digestivo y depurativo. Se destaca que la ruda (R. chalepensis) es una planta con numerosas aplicaciones medicinales en Tandil y Córdoba, particularmente para dolencias digestivas e intestinales, como reguladora de los ciclos menstruales, abortivo, usos coincidentes con los barrios salteños aquí estudiados. Estos usos comunes pueden sustentarse en la popularidad de las plantas medicinales mencionadas, en la facilidad de obtención (cultivo, alta disponibilidad a campo y adquisición en comercios), en el variado conocimiento tradicional dentro del contexto urbano pluricultural y, por la difusión a través de medios de comunicación masiva (Arenas, 2007) en la transmisión del Conocimiento Botánico Urbano (CBU) no tradicional (Hurrell et al., 2013; Hurrell & Pochettino, 2014). Sin embargo, nuestros resultados no reportaron la aplicación de plantas o productos derivados como suplementos dietarios, adelgazantes, multivitamínicos y energizantes, que poseen una alta demanda en ciudades de mayor envergadura como Córdoba y el área Metropolitana de Buenos Aires (Pochettino et. al., 2008; Arenas et al., 2015; Luján & Martínez, 2019).
En lo respecta a las concepciones de salud y enfermedad, nuestros resultados muestran que las causas de las dolencias o afecciones pueden ser orgánicas (mala alimentación/nutrición y sedentarismo) y también emocionales en términos de desbalances emocionales y energéticos, concordando con el fenómeno New Age que explica salud y enfermedad como resultado de diversos equilibrios y desequilibrios entre entidades, energía de la persona, el individuo y su medio social y ambiental (Carozzi, 1995) y se instalan sin la necesidad de que haya procesos de migración poblacional (Idoyaga Molina, 2015). Para recuperar ese equilibrio energético y emocional se emplean productos fitoterápicos homeopáticos (tinturas madres y microdosis), de raigambre occidental (Idoyaga Molina, 2001a), sin embargo, no se mencionaron prácticas como sahúmos, rituales, oraciones, ni elementos sagrados/religiosos específicos como ocurre en la etnomedicina urbana de Córdoba y alrededores (Luján & Martínez, 2019). Es importante reconocer que en el trabajo de Oliva (2016) en sectores urbanos del sudeste de la capital salteña menciona dos plantas referidas para usos mágicos o sobrenaturales (R. chalepensis y Schinus areira), señalando a la primera como “planta protectora” y a la segunda para “proteger al bebé” y que “crezca sanito”, sin mencionar las formas de uso. En este sentido, se sugiere que tales percepciones vinculadas a estas especies se enmarcan en las dolencias folk de raigambre hispano-quechua (Idoyaga Molina, 2001b). En los barrios analizados no se utilizan las terapias de la medicina alternativa complementaria como si sucede en otros sectores urbanos al norte de la ciudad documentado en la presente contribución. Esto puede producirse porque los procesos de selección y combinación de las practicas herbolarias locales, inclusive a nivel de barrios, depende obviamente de las diferencias étnicas, sociales y culturales de la población (Idoyaga Molina, 1999), de los estilos de pensamiento entre los individuos de un mismo grupo social, y muy posiblemente porque son costosas y disponibles mayoritariamente para usuarios de sectores medios y altos (Idoyaga Molina, 2015). Se advierte, además, que algunas prácticas de la medicina alternativa y complementaria como la terapia de la “armonía energética” atribuida a algunas especies de la herbolaria cordobesa (Luján & Martínez, 2019) resultan equivalentes a la “armonización energética” aplicada por algunos participantes salteños para recuperar el bienestar psicológico.
En relación a la Importancia Relativa (IR) de las especies, nuestros resultados muestran que los valores obtenidos para R. chalepensis (IR=100) y Rosmarinus officinalis (IR=69) son similares a los asignados por los pobladores de Tandil (IR=90 y 66 respectivamente); mientras que para M. chamomilla los valores de IR registrados son inferiores (IR=57) a los nuestros (IR=85) y, en el caso de Aloe vera (aloe), los resultados son inversos, ya que para los pobladores salteños no constituye una planta versátil (IR=35), mientras que en Tandil es considerada como la planta de mayor importancia relativa y la utilizan en un amplio abanico de afecciones y dolencias asignándole un IR=100 (Hilgert et al., 2010).
En el contexto de la ciudad de Salta, al comparar las afecciones y dolencias abordadas con la medicina tradicional en el ámbito familiar (digestivas y respiratorias) con las tratadas en el ámbito de la medicina oficial, es decir en los APS analizados, se halla coincidencia ya que el personal de salud manifiesta que los trastornos gastrointestinales y respiratorios son los más recurrentes. A la vez, concuerda parcialmente con lo documentado por Hidrobo Unda (2020) al señalar que predominan las patologías respiratorias y dermatológicas, siendo esta última afección menos popular en nuestra investigación.
La percepción por parte del personal de la salud acerca de la fitoterapia urbana da cuenta de la existencia desde ambas partes (pacientes-profesionales) de un espacio de silencio sobre lo que no se menciona y se usa, haciendo de cuenta que esto aquí no pasó, reforzando lo que Portugal Ramírez (2017) menciona entre los grises de la interculturalidad, la cual es validada o legitimada por los mismos sistemas oficiales de salud. Nuestros resultados coinciden con lo documentado por Turano et al. (2009) para la ciudad de Bahía Blanca, al referirse al ocultamiento que hacen los pacientes ante el profesional médico de las prácticas de la medicina tradicional por considerarlas inocuas o por temor a ser censuradas.
Se destaca la cuestión formativa de los profesionales de la salud que, ante el desconocimiento, relega la medicina herbolaria y las considera “prácticas sin consenso académico” (Alonso & Desmarchelier, 2015). Es conocido el esfuerzo que realizan las autoridades sanitarias para poder regular el uso de las medicinas tradicionales y complementarias, entre ellas a través del fomento de las investigaciones de la seguridad y la eficacia, así como la regulación del estado en la venta de productos de usos medicinales (OMS, 2013). En Centroamérica existe la Red TRAMIL, una red de colaboradores científicos cuyo objetivo fundamental es aportar una perspectiva científica a las medicinas y saberes populares de la Cuenca del Caribe. En este sentido, la Red ofrece entre otros servicios, la capacitación y formación de recursos humanos en el sector salud incorporando el estudio y uso de plantas de la medicina tradicional en apoyo a la estrategia de la Atención Primaria de la Salud (APS). Sus líneas de acción se orientan a la validación científica, difusión y capacitación, conservación y cultivo de recursos herbolarios y fortalecimiento de redes nacionales y regionales, entre ellas, a la Argentina y Brasil (Durán et al., 2018).
En Argentina existen escasos registros estadísticos de intoxicaciones por vegetales, reportando sólo el 0,2% de las consultas toxicológicas (Mutti, 2002) y, en general, subestiman la cantidad real de intoxicaciones. Esto se debe, en parte, a la escasa importancia dada en la diagnosis a la posible exposición con algún vegetal que presente propiedades tóxicas y a la falta de equipos interdisciplinarios para evaluar este tipo de afecciones en la mayoría de los centros de salud del país (Pérez Cuadra et al., 2010).
Se destaca la motivación y la necesidad cada vez mayor por parte del personal de salud entrevistado de capacitarse formalmente en fitoterapia a fin de conocer otros puntos de vistas diferentes sobre la atención integral de la persona y la prevención de enfermedades, aspectos frecuentemente asociados a la medicina tradicional complementaria; al tiempo que reconocen una creciente insatisfacción con los servicios de atención de salud existentes. En este sentido, para los profesionales de la salud local existen posibilidades reales de capacitarse en fitoterapia en el marco del Programa de Docencia e Investigación del Ministerio de Salud de la provincia de Salta, cuyo objetivo es fomentar el desarrollo de los equipos de Salud a través de estrategias que permitan su crecimiento y jerarquización.
Conclusiones
El presente trabajo actualizó los recursos fitoterápicos del ámbito urbano de la ciudad de Salta mediante la documentación de taxones medicinales no reportados en los trabajos previos del área de estudio.
La población salteña estudiada aplica la medicina tradicional en el ámbito doméstico, las terapias alternativas y complementarias y también recurre a la medicina oficial. Asimismo, cuenta con conocimientos botánicos híbridos y dinámicos con los procesos de hibridación de los tipos fusión, recombinación, nuevos desarrollos en productos innovadores y circulación de especies.
En el sistema de salud pública local, las dolencias del sistema digestivo y respiratorio fueron las enfermedades más citadas y que presentaron mayor número de usos de plantas medicinales.
El personal de salud entrevistado reconoce la práctica de la medicina herbolaria en los hogares salteños y requiere de las autoridades sanitarias del Estado provincial, la capacitación formal en fitoterapia, considerándola sustancial en su rol del resguardo de la salud del paciente, de la relación médico-paciente y así evitar consecuencias de distintas índoles para el sistema de salud, en particular para los Centros de Atención Primaria de la Salud (APS).
Asimismo, es necesario seguir creando puentes que comuniquen los saberes populares con el conocimiento científico en forma bidireccional, que permitan alcanzar mayores protagonismos de las comunidades en el cuidado de la salud, que sean sustentables, efectivas, seguras y al alcance de los individuos que las necesiten.
Es importante ampliar las investigaciones sobre fitoterapia y estudiar, por ejemplo, los procesos de diversificación y resignificación de los saberes y prácticas sobre plantas medicinales enunciadas en términos biomédicos, en relación a los estilos culturales, la influencia del segmento de población inmigrante (boliviana, sobre todo), de modos de vida (medicina alternativa complementaria) y de interacción social entre la ciudad y poblaciones periurbanas y rurales lindantes a la misma, en el marco de la cosmovisión de los practicantes.