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Agrociencia
versión On-line ISSN 2521-9766versión impresa ISSN 1405-3195
Agrociencia vol.49 no.4 Texcoco may./jun. 2015
Socioeconomía
Dinámica regional de la producción porcina en México, 1994-2012
Regional dynamics of pork production in Mexico, 1994-2012
Alfredo Rebollar-Rebollar, Germán Gómez-Tenorio*, Samuel Rebollar-Rebollar, Juvencio Hernández-Martínez, F. Jesús González-Razo
1 Centro Universitario UAEM Temascaltepec-Universidad Autónoma del Estado de México. Km. 67.5. Carretera Toluca-Tejupilco. Barrio de Santiago S/N. 51300. Temascaltepec, Estado de México. *Autor responsable. (gomte61@yahoo.com).
Recibido: diciembre, 2014.
Aprobado: abril, 2015.
Resumen
Las políticas macroeconómicas y sectoriales adoptadas por México, en las últimas dos décadas, causaron una modificación en la estructura productiva de la porcicultura nacional y local, que fue distinta entre las regiones. El objetivo de este estudio fue cuantificar el crecimiento o decremento de la producción de carne de cerdo en canal y evaluar su dinámica económica de 1994 a 2012, en ocho regiones de México (Noroeste NO, Norte NR, Noreste NE, Centro-Occidente CO, Centro-Este CE, Sur SU, Oriente OR y Península de Yucatán PE). Para ello se usó la tasa de crecimiento anual, la tasa de crecimiento media anual (TCMA) y técnicas de análisis regional, como cociente de localización, coeficiente de especialización y método diferencial-estructural. Los resultados indicaron que durante el periodo de estudio las regiones OR, PE y NO tuvieron el crecimiento mayor de la producción de carne de cerdo y las TCMA mayores (5.07, 2.73 y 2.39 %). Pero las regiones OR, NO, CE, NE y NR tuvieron el grado mayor de dinamismo económico porque todos sus efectos (total, diferencial y estructural) fueron positivos, con una ganancia hipotética de 24.11, 17.80, 6.91, 4.89 y 3.60 miles t. Esto implicó especialización mayor, competitividad interregional mayor y mejores condiciones productivas. La región CO se rezagó durante todo el periodo de estudio.
Palabras clave: Dinámica regional, método diferencial-estructural, porcicultura mexicana.
Abstract
Macroeconomic and sectorial policies adopted by Mexico in the last two decades caused changes in the structure of national and local pork production, which differed from region to region. The objective of this study was to assess pork production dynamics from 1994 to 2012 and quantify its growth or decline in eight regions of Mexico: Northwest (NW), North (NR), Northeast (NE), Central-West (CW), Central-East (CE), South (SU), East (E) and Yucatán Peninsula (PE). Annual growth rate, mean annual growth rate (MAGR) and techniques of regional analysis such as location quotient, coefficient of specialization and the differential-structural method were used. The results indicated that during the study period, the E, PE, and NW regions showed the greatest growth in pork production and the highest MAGR (5.07, 2.73 and 2.39 %). However, the E, NW, CE, NE and NR regions obtained the highest degree of economic dynamism because all its effects (total, differential and structural) were positive with hypothetical gains of 24.11, 17.80, 6.91, 4.89 and 3.60 thousand t. This implied greater specialization, greater inter-regional competitiveness and better production conditions. The CW region lagged behind during the entire period under study.
Key words: Regional dynamics, differential-structural method, Mexican hog production.
INTRODUCCIÓN
Las políticas macroeconómicas y sectoriales adoptadas por México, como consecuencia de la apertura comercial, impactaron en el desarrollo del sector agropecuario y en especial en el sector porcícola. El retiro de subsidios del gobierno a porcicultores provocó una depuración en la actividad, al consolidar a las empresas más eficientes y eliminar a las semitecnificadas (García et al., 2004). Este acontecimiento generó variaciones en ritmos de crecimiento de la producción porcina y diferentes efectos entre las regiones del país (SAGARPA, 2009).
La apertura comercial modificó la estructura productiva nacional, la cual no fue favorable para el productor interno, ya que perdió competitividad en las importaciones crecientes. En el año 2000 la producción nacional de carne de porcino en canal fue 1030.10 miles t, de las cuales se exportaron 46.30 miles t. Ese volumen de carne no fue suficiente para abastecer el consumo nacional aparente, el cual fue 1358.60 miles t, por lo que se importaron 374.90 miles t, principalmente de EE.UU (Financiera Rural, 2012).
En 2005, la producción y las exportaciones presentaron tasa media de crecimiento anual (TCMA) de 1.37 y 0.08 %; mientras que las importaciones y el consumo nacional aparente tuvieron TCMA de 6.38 y 2.89 % respecto a 2000.
En 2011, la balanza comercial mexicana de carne de porcino fue deficitaria en una relación aproximada de 10:1, por 1 t de carne porcina exportada se importaron 10 t; así, las importaciones fueron 726.50 mil t, mientras que las exportaciones fueron 67.50 mil t (FIRA, 2012). Este déficit comercial se explicó como consecuencia de la combinación de dos factores: incremento sostenido del consumo nacional y per cápita, y estancamiento de la producción doméstica (Mejía et al., 2007).
Dada la dinámica de la porcicultura mexicana debido a la apertura comercial, las regiones adoptaron distinto comportamiento. Entre 1980 y 2005, en las regiones Noroeste (NO) y Península de Yucatán (PE) la TCMA fue 1 y 7.45 % y hubo un dinamismo económico fuerte; en las regiones Centro-Occidente (CO) y Centro-Este (CE) las TCMA fueron -1.59 y -1.75 %, y permanecieron rezagadas durante el periodo citado; y en la región Norte (NR), Oriente (OR) y Sur (SU) las TCMA fueron -4.12, -0.39 % y 0.45 %. Así, estas últimas reorientaron su vocación hacia otros sectores ganaderos y dejaron a la porcicultura en segundo término, lo cual explica la caída de esa actividad (Del Moral et al., 2008).
El dinamismo en las regiones NO y PE se debió al mantenerse a la vanguardia tecnológica e integración productiva, así como a la búsqueda de mercados en el exterior. El rezago de las otras regiones se explicó por un conjunto de factores productivos, sanitarios y políticos, que terminaron por expulsar del mercado nacional a productores semitecnificados y de traspatio (Bobadilla et al., 2010).
El comportamiento del sector porcino en las regiones de México muestra notables diferencias en el tiempo. Por esto, un análisis de la dinámica económica regional de la producción es necesario, tanto de diagnóstico como de investigación, como indicador que oriente a los planificadores o diseñadores de la política pública. Ellos pueden usarlo como herramienta alternativa para formular políticas económicas que incentiven la producción territorial del sector.
Por lo tanto, el objetivo del estudio fue determinar el crecimiento, o decremento, y la dinámica económica de la producción de carne de cerdo en canal, derivados de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en ocho regiones de México durante el periodo de 1994 a 2012. La hipótesis fue que el comportamiento de la porcicultura entre las regiones de México ha cambiado durante el TLCAN.
MATERIALES Y MÉTODOS
Para realizar el análisis económico regional de la producción de carne de cerdo en canal, México se dividió en ocho regiones (Bassols, 1980) (Cuadro 1). El análisis del periodo 1994 a 2012, considera al país como conjunto y cada una de sus regiones económicas, después se dividió en tres subperiodos (1994 a 2000, 2001 a 2006 y 2007 a 2012), que coincidieron con etapas diferentes de liberación comercial de la carne de cerdo.
Para determinar el porcentaje de crecimiento o disminución de la producción de carne porcina en cada región, se usó la tasa de crecimiento anual para cada anualidad, y la tasa de crecimiento media anual para cada subperiodo. Ambas determinaron el comportamiento regional de la producción, como consecuencia de la apertura comercial (Del Moral et al., 2008).
Para determinar la especialización relativa, estructura económica y dinámica de la producción de carne de cerdo en cada región, se usaron técnicas de análisis regional como cociente de localización, coeficiente de especialización y método diferencial-estructural (Boisier, 1980).
Para obtener los indicadores se elaboró una matriz SECRE (sector-región), en la que se usó como variable de análisis el volumen de producción de carne porcina en canal. Las cantidades de carne se agruparon en una tabla de doble entrada, en que las filas representaron los sectores, que para este estudio fueron los años del periodo analizado y las columnas fueron las regiones estudiadas (Del Moral et al., 2008). La información se analizó con el software TAREA (Lira y Quiroga, 2003) y Microsoft Excel 2011.
El cociente de localización (Qij) indica la proporción de la producción de carne de cerdo de un año específico (sector i) en una determinada región (región j), comparada con el tamaño relativo de la misma actividad nacional, tomando como referencia, la producción acumulada durante cada uno de los subperiodos analizados. Este cociente se utilizó como una medida de especialización relativa o interregional de la producción porcina para cada año. La expresión de Qij es la siguiente:
donde Vij = Valor de V correspondiente al año "i" y la región "j"; Σi Vij = Valor de V correspondiente al total regional en cada subperiodo; Σi Vij = Valor de V correspondiente al total anual; Σi Σi Vij = Valor de V correspondiente al total nacional en cada subperiodo.
Los valores que adopta Qij son:
Qij = 1 Indica que el tamaño relativo de la producción (año i) en una región (región j) es idéntico al tamaño relativo de la misma actividad en el país; por lo tanto, no hay especialización regional de la actividad.
Qij<1 Indica que el tamaño relativo de la producción (año i) en una región (región j) es menor al tamaño relativo de la misma actividad en el país; por lo tanto, no hay especialización regional de la actividad.
Qij>1 Indica que el tamaño relativo de la producción (año i) en una región (región j) es mayor al tamaño relativo de la misma actividad en el país. En este caso, se trata de una especialización regional de la actividad.
El coeficiente de especialización (QR) expresa el grado de similitud de la estructura económica regional (composición de la producción porcina regional) con la estructura económica del país y se utiliza como una medida de especialización o diversificación regional, bajo el supuesto de que la distribución o composición nacional fuera la adecuada. Este coeficiente se distribuye en un intervalo de cero y uno. En la medida en que el coeficiente se aproxime a cero, la composición de la producción porcina de la región se asemeja más a la composición de la producción en el país. En consecuencia, el grado de especialización de la actividad en la región es menor; por tanto, el grado de diversificación es mayor. Cuando el valor se aproxime a uno, la estructura de la producción regional es menos semejante a la estructura productiva nacional; en consecuencia, el grado de especialización de la composición productiva en la región es mayor y el grado de diversificación es menor (Boisier, 1980). La expresión de QR es:
El método diferencial-estructural (conocido como método de variaciones relativas, shift-share analysis o industrial mix and share analysis en inglés, o modelo de cambio y participación), consiste en comparar el cambio observado en una variable durante un periodo de tiempo en la región o en el país. Este cambio se compara con lo que habría ocurrido en la región, si la variable se hubiese comportado de manera idéntica, en la región y en el país. Este método permite determinar cambios en la posición relativa de las regiones, cambios en la estructura productiva de los territorios a través del tiempo (Boisier, 1980) y el grado de influencia de la especialización regional en el crecimiento de la producción (Bonet, 1999). Lo anterior, es útil, para describir las disparidades regionales, pues a partir de los resultados obtenidos se pueden construir políticas de desarrollo regional que permitan una mayor eficiencia del sector porcino (Del Moral et al., 2008).
El método diferencial-estructural se desagrega en tres componentes: efecto total (ET), efecto diferencial (ED) y efecto estructural (EE).
El ET compara el valor final (año t) de la variable en estudio, en la región j, con el valor que hipotéticamente habría tenido dicha variable, si la región se hubiera comportado como el país, en términos de crecimiento. El valor "esperado o hipotético" se obtiene aplicando el cociente de variación nacional (rSR) al valor inicial de la variable en al año cero. La expresión de ET es:
donde Vij = Valor de la variable V correspondiente al año i, en la región β 0 = Año cero o inicial (dado el periodo de estudio, el año cero sería de 1994 a 2011); t = Año final (dado el periodo de estudio, el año t sería 1995, consecutivamente, hasta 2012); rSR = Coeficiente de variación nacional
Un ET positivo indica "ganancia hipotética" de la actividad en la región de estudio, explicada por un crecimiento mayor de la actividad en la región, comparado con el crecimiento de la misma actividad en el país. Un ET negativo indica "pérdida hipotética" de la actividad en la región, ya que el crecimiento de la actividad es menor en la región de estudio que el registrado en el país (Boisier, 1980). El ET se explica por la combinación de los efectos diferencial y estructural.
El efecto diferencial compara el valor final (año t) de la variable en estudio registrado en el año i, en la región j, con el valor que hipotéticamente habría tenido esa variable durante el mismo año. En ese sentido, este efecto representa la dinámica de la producción de cada año i, en la región j, comparada con la dinámica nacional del mismo año, lo cual se expresa como:
donde:
rSi = Coeficiente de variación nacional anual
Las regiones donde se obtuvieron efectos diferenciales positivos se identificaron como dinámicas (Boisier, 1980), competitivas (Lira y Quiroga, 2003) y con mejores condiciones productivas (Del Moral et al., 2008). Las que obtuvieron un ED negativo fueron rezagadas, no competitivas y con peores condiciones productivas.
El EE deriva del hecho de que en escala nacional algunos años experimentan crecimientos productivos mayores que otros. En consecuencia, las regiones que tienen una estructura productiva especializada en años (sectores) con crecimiento nacional rápido (SRC) tenderán a mostrar cambios relativos positivos; en tanto que, las regiones cuya estructura productiva muestra una especialización en años (sectores) con crecimiento lento (SLC) tendrán cambios relativos negativos. El EE refleja el peso relativo de los distintos años (sectores) en el ámbito regional, en comparación con el peso relativo de los mismos años en el ámbito nacional (Boisier, 1980). Su expresión es la siguiente:
Un EE positivo indica que la región se especializa en SRC nacional, mientras que un EE negativo, significa que la región se especializa en SLC nacional (Lira y Quiroga, 2003).
Con los resultados del método diferencial-estructural se elaboró una tipología regional, donde se consideró la magnitud y signo de los efectos diferencial, estructural y total (Boisier, 1980), así como el grado de dinamismo económico de la producción porcina (Del Moral et al., 2008).
Las regiones se clasificaron en seis tipos: tres con efecto total positivo y un grado de dinamismo muy alto, alto y medio alto (Tipo I, IIA y IIIA); y tres con efecto total negativo y un grado de dinamismo muy bajo, medio bajo y bajo (Tipo IV, IIB y IIIB).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Con la entrada en vigor del TLCAN y el inicio de la crisis económica de diciembre de 1994, la porcicultura mexicana cambió su comportamiento. En 1995 dicha actividad creció 5.58 % con relación al año anterior y las regiones NO, CO, OR y PE, registraron crecimientos positivos; sin embargo, PE y NO obtuvieron los porcentajes mayores (17.07 % y 15.01 %). NR, NE, CE y SU presentaron decrementos en sus volúmenes de producción; de ellas, la región NR tuvo el descenso mayor. El incremento de la producción nacional y regional (NO, CO, OR y PE), durante 1995, se explicó, en parte, por las acciones de los porcicultores, quienes para protegerse de la devaluación y solventar la crisis económica optaron por vender pie de cría y porcinos sin llegar al nivel óptimo de su peso (García et al., 2002).
Los efectos verdaderos de la crisis y del TLCAN se suscitaron en 1996, cuando la producción nacional disminuyó 1.22 % respecto al año anterior, como consecuencia de que todas las regiones, excepto NE y SU, disminuyeron su productividad. Sin embargo, la región OR obtuvo el porcentaje negativo mayor (-10.57 %) y la pérdida mayor en su producción de carne, ya que redujo su volumen de 52.10 a 46.59 miles t (Cuadro 2).
El decremento de la actividad durante 1996 se relacionó con la caída de la producción de granos en EE.UU., la cual provocó que el precio internacional del sorgo llegara a US$ 218 por t; esto es un incremento en su precio de 2.35 veces respecto a 1995, mientras que el precio del porcino en pie sólo aumentó 1.59 veces. Lo anterior generó pérdidas para las empresas tecnificadas y semitecnificadas (García et al., 2004). El aumento del precio internacional del sorgo ocasionó que el precio real promedio ponderado del alimento para cerdos (75 % sorgo, 25 % soya) aumentara en distintas proporciones en cada región de México; CO, PE, NO y OR (60.27, 29.63, 18.05 y 5.71 %) presentaron el incremento mayor. Con lo anterior, el precio del insumo pasó de $ kg-1 2.60, 3.19, 3.45 y 3.76 en 1995 a $ kg-1 4.17, 4.13, 4.07 y 3.98 en 1996.
La producción se normalizó desde 1997 hasta 2000, y se observó crecimiento nacional. La mayoría de las regiones presentaron tasas de crecimientos anuales positivas (salvo NO en 1997, CO en 1998 y NR, NE y SU en 1999), lo cual causó aumentos de sus volúmenes de carne porcina; sobresalieron OR, NE y CE, pues aumentaron su producción de 53.74, 23.91 y 139.22 miles t en 1997 hasta 82.06, 32.69 y 160.83 miles t en 2000. Este crecimiento se justificó con los precios relativos favorables de porcino/sorgo (9.43, 8.17, 10.10 y 12.90) y porcino/alimento, cuyos valores fueron 5.02, 5.35, 5.73 y 7.00 (García et al., 2004). Esta condición favorable resultó de la disminución del precio del alimento para porcino registrado en todas las regiones. Por ejemplo, en OR, NE y PE el precio real promedio ponderado del insumo durante el periodo disminuyó 35.83, 30.37 y 23.73 %, esto es desde $ 3.07, 2.93 y 3.16 kg-1 en 1997, a $ 1.97, 2.04 y 2.41 kg-1 en 2000.
En 2003 la carne de cerdo quedó totalmente liberada dentro del TLCAN (Del Moral et al., 2008), lo cual causó la contracción en la producción nacional, equivalente a 3.26 % respecto al año anterior; es decir, una disminución de 34.94 miles t, al pasar de 1070.25 miles t en 2002, a 1035.31 miles t en 2003 (SIAP, 2012). Este decremento se debió a que algunas de las principales regiones productoras de carne de porcino, OR, PE, CO y CE, redujeran su producción, 7.34, 6.39, 6.57 y 7.33 %, lo cual en volumen significó pasar de 82.01, 102.08, 370.91 y 161.54 miles t en 2002 a 75.99, 95.55, 346.53 y 149.71 miles t en el 2003. Esta situación contribuyó a que las importaciones crecieran 17.85 % y las exportaciones disminuyeran 2.89 %, por lo cual la balanza comercial aumentó su déficit en 19.08 %, y las importaciones, exportaciones y el saldo de comercio exterior pasaron de 427.22, 23.86 y 403.35 miles t en el 2002, a 503.51, 23.17 a 480.34 miles t en el 2003.
Durante 2004 y 2005 la producción nacional se aumentó favorablemente, y en 2006 descendió 0.54 %. Un comportamiento similar se presentó en la mayoría de las regiones como resultado de la tecnificación y eficiencia productiva mayores de las empresas localizadas en Sonora y Yucatán, estados incluidos en las regiones NO y PE, donde 50 y 40.91 % de las empresas presentan grado alto de tecnificación (Nava et al., 2009). La disminución de la producción nacional durante el 2006 se debió a la disminución del precio de la carne de cerdo y del aumento del precio del alimento para porcinos en la mayoría de las regiones.
En 2007 la porcicultura mexicana creció 3.88 % respecto a 2006, y descendió a 0.75 y 0.15 % durante 2008 y 2009; la mayoría de las regiones presentaron decrementos similares. Dicho descenso se explicó, en parte, por el aumento del precio de las materias primas y el desplome del precio nacional del cerdo, debido a una sobreoferta mundial de carne porcina durante 2007, que provocó una crisis en la porcicultura mexicana durante los siguientes dos años (Gómez et al., 2011). Ésta última se suscitó por el aumento del precio real promedio ponderado del alimento para porcinos, en las principales regiones productoras (CO, NO, CE, PE); el cual, de 2007 a 2009, ascendió 10.06, 17.84, 20.84 y 13.16 %, mientras que el precio de la carne en promedió descendió 1.81 %.
Fue a partir de 2010 y hasta 2012 que la producción nacional creció de manera constante hasta alcanzar 1 238.62 miles t. En 2012 las regiones OR, PE, CE y NO tuvieron las tasas de crecimiento más altas (23.85, 4.45, 4.27, 3.98 %); la NE, NR y SU se mantuvieron rezagadas con tasas de crecimiento negativas (17.24, 8.96, 4.84 %). La tendencia del crecimiento de la producción nacional, en los dos últimos años del periodo, se debió al aumento en inventarios porcinos en las principales regiones productoras, por la incorporación de granjas nuevas con estándares de calidad más altos e integración productiva mayor (Bobadilla et al., 2013). La búsqueda constante de mercados en el exterior y al dinamismo exportador que experimentaron Sonora, Yucatán y en menor proporción Jalisco, también influyeron.
La tasa de crecimiento media anual (TCMA) de la producción, durante los periodos 1994-2000, 2001-2006 y 2007-2012, fue distinta entre regiones y periodos de tiempo (Cuadro 3). De 1994 a 2000 la porcicultura mexicana mostró TCMA de 2.80 %, mientras que las regiones OR, NE y CE TCMA fue mayor (9.06, 5.48, 3.54 %) respecto al país. Las regiones PE y NO crecieron en proporción similar que el país. El crecimiento de SU y CO fue inferior respecto al nacional. NR fue la única con TCMA negativa (1.42 %) durante el periodo.
Entre 2001 y 2006 la TCMA de la producción de carne porcina en México fue menor (0.95 %) que en el periodo anterior (2.80 %). El decremento se aprecia cuando se toma en cuenta el volumen de producción en 2001 (1 057.84 miles t) y se compara con el de 2 006 (1 108.94 miles t).
De manera similar al nacional, las regiones OR, CE, PE, SU y CO tuvieron una TCMA inferior al periodo anterior; OR tuvo la mayor reducción de su crecimiento. En contraste NR, NE y NO tuvieron crecimientos superiores respecto al periodo anterior; la región NR tuvo el porcentaje mayor.
En el periodo de 2007 a 2012 la porcicultura mexicana tuvo TCMA de 1.46 %, esto es un aumento de 0.51 %, respecto al periodo anterior. Un comportamiento similar experimentaron las regiones OR, CE y CO, y la diferencia de crecimiento fue mayor a uno. En el mismo periodo NO, PE, NR y NE tuvieron reducciones en distintas proporciones en sus TCMA. La región NR disminuyó más su crecimiento. Del Moral et al. (2008) y Bobadilla et al. (2010) muestran hallazgos similares en algunas regiones productoras de carne porcina, en diferentes periodos de tiempo; en las regiones CO y SU continúa esta tendencia.
Del 1994 hasta 2000 la región CO mostró cocientes de localización superiores a la unidad (4 de un total de 7), lo cual indicó que el tamaño relativo de la producción porcina en la región CO fue mayor al tamaño relativo de la misma actividad en el ámbito nacional. Esta situación implicó una especialización mayor de la porcicultura en esa región, durante esos años. En contraste, las regiones NR y OR obtuvieron el número menor de cocientes de localización mayores a uno (2 de un total de 7) y, por tanto, el número mayor de cocientes menores a la unidad, lo cual indicó que el tamaño relativo de la producción de carne en esas regiones fue menor respecto al tamaño relativo de la actividad del país. Esos valores indican ausencia de especialización regional de la actividad (Cuadro 4).
De 2001 a 2006, la región NO tuvo el número mayor de indicadores de cocientes de localización mayores a la unidad (4 de un total de 6), lo que representó especialización relativa mayor de la actividad porcícola, respecto a las otras regiones. En contraste, las regiones NR, CO, CE y SU tuvieron la cantidad mayor de cocientes de localización menores a la unidad, lo que indicó menor especialización.
Desde el 2007 y hasta 2012 las regiones NR y NE tuvieron la mayor cantidad de coeficientes mayores a la unidad (4 de un total de 6). La mayoría tuvo más de la mitad de los coeficientes con valores menores a la unidad, lo que indica que sólo NR y NE tuvieron especialización relativa mayor, respecto a las otras regiones.
Con referencia al coeficiente de especialización, durante el periodo de 1994 a 2000, la región NO tuvo el valor más cercano a cero (0.006). Esto indica que la estructura de la producción de carne de cerdo en esa región fue más semejante a la estructura productiva del país: un grado bajo de especialización de la actividad en la región y un grado alto de diversificación de la producción anual, que fue el complemento (0.994) o diferencia respecto a la unidad. La región OR tuvo el coeficiente más cercano a la unidad (0.069), esto es, fue la región con la composición productiva menos similar a la nacional. Así, las otras regiones tuvieron grado de especialización mayor de la producción porcina y, en consecuencia, el grado menor de diversificación, que fue el complemento (0.931).
De 2001 a 2006 la región PE tuvo el coeficiente de especialización menor, cercano a cero (0.006), entre todas las regiones. Así, esta región tuvo la estructura productiva más parecida a la nacional, con el grado de especialización menor y el mayor de diversificación de la actividad porcina (0.994). En el mismo periodo la región NE tuvo el coeficiente mayor (0.042), esto es, la especialización mayor de la actividad y la diversificación menor (0.958) comparada con las demás regiones (Cuadro 5).
De 2007 a 2012 las regiones CE y CO obtuvieron el coeficiente menor (0.004), lo que implicó especialización reducida de la actividad porcina y, en consecuencia, diversificación alta de la producción. La región OR presentó la especialización mayor (0.049) y la diversificación menor (0.951), que el resto de los territorios.
La diversificación de la actividad porcina en la región NO, durante todo periodo estudiado, se explicó con la permanencia y constancia de la producción en sus volúmenes de carne de cerdo, durante todo el periodo analizado y la variabilidad reducida de la cantidad de toneladas de producto obtenidas de un año a otro, y que ocasionó, la especialización escasa de la actividad.
Los resultados obtenidos de la aplicación del método diferencial-estructural mostraron que la dinámica de la porcicultura mexicana fue distinta entre las regiones y los periodos estudiados.
De 1994 a 2000, las regiones OR, PE, CE y NE tuvieron un efecto total (ET) positivo, debido a un efecto diferencial (ED) y efecto estructural (EE) también positivo, con excepción de la región PE, que tuvo un EE negativo; sin embargo, no influyó en el valor de ET correspondiente a esa región. Las regiones CO, NR, SU y NO, tuvieron ET negativo, debido a ED y EE negativos, excepto NR y SU, que tuvieron EE positivo, pero los valores fueron insuficientes para influir en su ET (Cuadro 6).
Desde 2001 a 2006 las regiones NO, NE, NR y PE tuvieron ET positivo, debido a su ED positivo. Este coeficiente tuvo la mayor influencia para que ET fuera positivo. Las otras las regiones, tuvieron un ET negativo, debido al peso relativo mayor del ED, que también fue negativo.
Durante el periodo de 2007 a 2012, sólo las regiones OR y CE tuvieron un ET y ED mayor a cero, mientras que las otras regiones tuvieron ET negativo.
Con los resultados obtenidos del método diferencial-estructural se elaboró una tipología regional; con ella se analizó la combinación de los distintos efectos (ET, ED y EE). Con el valor y signo de los coeficientes, se obtuvo el grado de dinamismo espacial de la producción porcina, para cada región, durante los subperiodos (Cuadro 7).
De 1994 a 2000 las regiones NE, CE y OR tuvieron un grado de dinamismo muy alto; aunque durante el segundo periodo NE conservó su posición al finalizar el estudio su grado de dinamismo fue muy bajo. CE y OR redujeron su dinámica económica a muy baja de 2001 a 2006 y la aumentaron en el último periodo. La región PE tuvo dinamismo medio en los dos primeros periodos y en el ultimo la dinámica fue muy baja. Las regiones NO y NR pasaron de un dinamismo muy bajo y medio bajo, durante el primer periodo, a muy alto en el siguiente periodo, y al finalizar el estudio su posición fue muy baja. Las regiones CO y SU mantuvieron su posición en niveles de dinamismo de muy bajo a medio bajo, durante los tres periodos.
El grado mayor de dinamismo económico que experimentaron las regiones OR, CE, NE, durante el sexenio 1994 a 2000, fue porque el crecimiento de la producción porcina en esas regiones, fue mayor que el crecimiento de la misma actividad en el país. Esto se equiparó a una ganancia hipotética para las regiones de 24.10, 6.91 y 4.89 miles t, que muestran, condiciones productivas mejores, competitividad interregional mayor y especialización de la producción durante los años en que la producción nacional fue creciente. Durante el mismo periodo, la atención se concentró en la región CE, porque ocupó el tercer lugar de las regiones con mayor contribución a la producción nacional, con 14.99 % del total nacional. De esta región destacó Puebla, por su participación regional (50.35 %). El dinamismo de la región CE se explicó por la competitividad alta de las grandes empresas porcinas en ese estado, y con rentabilidades privadas alrededor de 4.42 % (García et al., 2000).
La región PE, cuarta con contribución mayor a la producción nacional (9.05 %), presentó grado de dinamismo inferior al de las regiones OR, CE, NE, aunque tuvo un crecimiento superior al nacional y una ganancia hipotética significativa. Sin embargo, su producción se especializó en años en que la producción nacional se contrajo.
El dinamismo de las regiones NO, CO, NR y SU fue bajo, durante el sexenio referido, debido al crecimiento regional inferior del país. Esto se tradujo en pérdidas hipotéticas en sus volúmenes de producción y, en consecuencia, pérdida de la competitividad interregional.
El cambio de grado de dinamismo económico experimentado por las regiones NO y NR, entre 2001 y 2006 y la permanencia de la dinámica registrada por la región NE indicaron una ganancia hipotética significativa, un aumento de la competitividad interregional y condiciones productivas mejores. Sin embargo, el interés por el dinamismo de las regiones NE y NR se redujo, debido a la mínima contribución que realizaron a la producción nacional (3.57 y 3.04 %). La atención se concentró en la región NO, por su contribución importante a la porcicultura mexicana (20.89 %), donde destacó Sonora, por su participación regional (89.70 %). La estrategia de este estado para aumentar su dinamismo económico, fue mantener su tecnología avanzada e integración productiva y la búsqueda de mercados en el exterior (Bobadilla et al., 2010). Este comportamiento se reflejó en un aumento de la eficiencia económica y productiva, y que le permitió disminuir costos de producción y aumentar el número de animales al mercado por vientre por año. Estas variables influyeron para obtener una utilidad de $ 4.48 kg-1 y una rentabilidad de 63.40 % para las empresas con el grado más alto de tecnificación (Nava et al., 2009), lo que reflejó condiciones productivas mejores y competitividad interregional mayor.
Otra región con importancia similar fue PE, la que mantuvo su nivel de dinamismo económico, y cuya estrategia se basó en el posicionamiento de macroempresas porcinas en Yucatán, así como en la introducción de tecnologías avanzadas, diseño de nuevas formas de comercialización y dinámica exportadora (Sierra et al., 2005). Estas estrategias contribuyeron a mantener el nivel de competitividad interregional experimentado desde el sexenio anterior.
El rezago de las regiones CO, CE, SU y OR se explicó por su crecimiento medio anual reducido e inferior respecto al crecimiento nacional durante el sexenio citado. Lo anterior estuvo aunado a la falta de políticas de apoyo a la actividad en la región CO; y a la estructura económica porcícola deficiente ocasionada por cambios en el consumo de su población y el grado mayor de urbanización de la región CE (Del Moral et al., 2008). Esto causó la disminución de la competitividad y condiciones desfavorables para la porcicultura regional.
El dinamismo experimentado por las regiones OR y CE, durante el sexenio entre 2007 y 2012 se asoció a la magnitud del efecto total obtenido en estas regiones. Esto significó que el crecimiento porcentual de la porcicultura fuera mayor en las regiones, que en todo el país y su ganancia hipotética fue 24.77 y 8.11 miles t de carne porcina. Estas cifras indican que existió competitividad intrarregional mayor, especialización de la actividad mayor y condiciones productivas mejores para esos territorios. El comportamiento regional se explicó por el aumento del número de granjas porcinas nuevas con estándares de calidad posicionadas principalmente en Puebla. Además, la cercanía a lugares con población (Distrito Federal y Estado de México) y consumo mayor de carne de cerdo (Campeche, Quintana Roo y Chiapas), aumentó la demanda local, que incorporó la mayor parte de su producción (Bobadilla et al., 2013).
El rezago en las regiones NO, NR, NE, PE, CO y SU durante el sexenio referido, se debió al menor crecimiento, comparado al reportado en el país. En consecuencia, esas regiones tuvieron pérdidas hipotéticas de diversas magnitudes y una disminución de la competitividad intrarregional, asociada a la escasa diversificación de la actividad a lo largo del periodo y al crecimiento y especialización en años en que la porcicultura mexicana se contrajo. Al respecto, Del Moral et al. (2008) reportaron el dinamismo regional de la producción porcina, que es un comportamiento similar en algunas regiones y diverso en otras, debido a que se evalúan en periodos distintos.
El rezago constante que registraron las regiones CO y SU durante los tres subperiodos fue evidente. Sin embargo, la importancia de un estudio detallado de la región CO indicó que ésta contribuyó más a la producción nacional durante los subperiodos (36.75, 33.85 y 32.99 %), y específicamente Jalisco y Guanajuato fueron las entidades productoras principales de carne de cerdo de la región (58.40 y 26.41 % del total regional).
El rezago que experimentaron Jalisco y Guanajuato se explicó por la falta de políticas de apoyo a la actividad e ineficiencia en el uso de sus recursos (Del Moral et al., 2008), nivel de productividad bajo (Bobadilla et al., 2013) y grado bajo de tecnificación de las empresas en esos estados. De una muestra de 16 y 9 empresas porcinas en Jalisco y Guanajuato, 68.75 y 77.78 %, se consideraron como con grado de tecnificación bajo. Este nivel tecnológico se relacionó con la eficiencia productiva reducida, la que está definida por el número de animales en el mercado, por vientre por año (13.15 y 12.27 animales) y eficiencia económica menor, que está definida por el costo de producción por kilogramo de cerdo en pie ($ 11.48 y 11.98 kg-1) (Nava et al., 2009). Todo esto finalmente llevó a la región CO a su clasificación como rezagada, no competitiva y con las peores condiciones productivas de todas las regiones.
CONCLUSIONES
Durante el periodo de estudio la porcicultura mexicana mostró claras disparidades relativas a su crecimiento y dinamismo económico entre las regiones. Las regiones ON, NO y PY tuvieron las tasas de crecimiento mayores, lo que se tradujo en condiciones productivas mejores, competitividad interregional mayor y especialización de la actividad, durante los años en que la producción nacional fue creciente.
Las regiones CO y CS tuvieron decrementos mayores en sus volúmenes de producción de carne de cerdo. Su crecimiento fue inferior al registrado por todo el país, lo que causó pérdidas hipotéticas de magnitudes diversas y disminución de la competitividad intrarregional. Debido a la diversificación escasa de la actividad a lo largo del periodo y del crecimiento y especialización en años en que la porcicultura mexicana se contrajo, las citadas regiones fueron las más rezagadas.
AGRADECIMIENTOS
El presente trabajo se realizó gracias al financiamiento otorgado por el CONACYT al proyecto de investigación número 191398.
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