Introducción
Los sistemas de producción avícola de carne y huevo son económicamente eficientes porque aumentan la población de aves por unidad de área y disminuyen el tiempo para enviarlos al mercado, lo cual propicia cuadros conductuales anormales caracterizados por crisis de pánico colectivo o histeria aviar y canibalismo (Garcia-Belenguer y Mormede, 1993), debido al estrés físico causado por casetas con temperaturas ambientales inapropiadas, hambre, sed, daño o ruido y daño psicológico por sujeción y mal manejo. Sin embargo, hay un mercado nuevo de productos avícolas diferenciados en términos de bienestar animal, el cual crece a medida que aumenta la información, la conciencia y la percepción de la sociedad con relación a la producción animal (Raineri et al., 2012).
El impacto del manejo de las aves, en términos de bienestar animal, se puede evaluar al conocer la estabilidad en el desarrollo (ED) de un organismo, porque refleja la habilidad de un individuo para producir en forma ideal bajo determinadas condiciones y evidencia sus capacidades intrínsecas para resistir accidentes y perturbaciones externas durante su crecimiento y desarrollo (Clarke, 1998; Benítez y Parra, 2011). Una herramienta para estimar la ED es evaluar estructuras morfológicas bilaterales mediante un índice de asimetría fluctuante, expresado como el valor absoluto de la diferencia entre los lados izquierdo y derecho (I-D) de los animales, cuyo valor cercano a cero indicaría una simetría perfecta, el cual en condiciones ideales evidenciaría que los lados serían idénticos (Klingenberg et al., 2003; Van Dongen, 2006). Sin embargo, no existe semejanza absoluta porque las estructuras anatómicas bilaterales no son similares en tamaño y forma, siempre difieren entre sí originando AF, la cual es evaluada a través de sus diferencias mediante una distribución normal estándar (Cocilovo et al., 2006). Otras formas, como la asimetría direccional (AD) y la antisimetría (AS) se evalúan mediante la distribución del carácter, porque cuando un lado es mayor que el otro la AD se distribuye normal con una media distinta de cero y AS como una distribución no-normal con media cero (Palmer, 1994; Auffray et al., 2003; Knierim et al., 2007). Los factores genéticos relacionados con la pérdida de variabilidad genética, homocigosis, selección direccional, mutaciones e hibridación, así como los factores ambientales relacionados con temperaturas adversas, estrés nutricional y factores químicos o densidad poblacional, generan variaciones que se reflejan en asimetría fluctuante (Parsons, 1990; Campo et al., 2006).
Otro estimador de bienestar animal es la relación entre heterófilos y linfocitos (H:L), el cual es un indicador de estrés agudo en las aves debido a la respuesta difásica en los organismos al enfrentarse a situaciones de tensión, propiciando cambios en los componentes celulares de la sangre, como heteropenia y linfopenia debido al incremento en los niveles de colesterol, pero la relación H:L no indica mayor o menor grado de susceptibilidad a enfermedades (Tejeda et al., 1997) porque los heterófilos son los responsables de las defensas del organismo contra las bacterias, mientras que los linfocitos reconocen y destruyen una gran variedad de patógenos (Campbell, 1995; Davis et al., 2008). Según Gross y Siegel, (1983) hay tres valores característicos para la relación H:L: 0.2 para estrés bajo, 0.5 para estrés óptimo y 0.8 para estrés alto. La inmovilidad tónica o muscular (IM), también conocida como la hipnosis animal, es un buen indicador del bienestar psicológico asociado con el miedo en las aves (Gallup, 1979), la cual es una respuesta normal cuando se enfrentan a sus predadores, denominada muerte fingida. Este bajo nivel de reacción a un estímulo propicia que el animal cambie de postura y se considera también como un problema de comportamiento. Campo et al. (2002) mencionan que los factores que causan IM se relacionan con deficiencias en el manejo de las aves por un inadecuado transporte, movimientos forzados de las parvadas, manejo de animales atados, generación de dolor y persecución en sitios cerrados. Las características principales de IM son el estrés, ausencia de patologías físicas, movimientos de cabeza, ojos, orejas y patas, y sensibilidad eléctrica.
El objetivo de este estudio fue determinar la influencia del tipo de manejo (jaula y libertad) y el sexo (hembras y machos) en los indicadores de bienestar animal estimados mediante asimetría fluctuante, inmovilidad muscular y cociente de heterófilos/linfocitos en una población de guajolotes autóctonos en el municipio de Villaflores, Chiapas.
Materiales y Métodos
El estudio se realizó en la localidad Jesús María Garza del municipio de Villaflores, de agosto a octubre del 2015, para aprovechar la estacionalidad de la postura de las hembras y la madurez sexual de los machos en la estación de verano y principios del otoño. El estudio se realizó en dos fases, una de adaptación de 7 d, y otra experimental de 60 d. Los guajolotes se alojaron en jaulas individuales (1 m2), se identificaron con anillos metálicos y en cada uno se hicieron cuatro mediciones, la primera al inicio del experimento y las otras a intervalos de 20 d. Los guajolotes fueron 23 machos de 7 a 10 meses de edad y 14 hembras en etapa de postura, provenientes de unidades de producción familiar dentro del municipio de Villaflores. Las hembras se escogieron con una edad similar e iniciando la etapa de postura, para lo cual se realizó la palpación rectal mediante la introducción del dedo índice en la cloaca y verificación de la formación del huevo.
Inmovilidad muscular
El guajolote se colocó en decúbito dorsal con la cabeza colgando en una cuna de madera con forma de U (Jones y Faure, 1981), se sujetó 10 s, y al retirar las manos se activó el cronómetro para registrar el tiempo que tardó en levantarse. Si lo hacía en menos de 10 s se consideraba que la IM no había sido inducida y se repetía la prueba hasta un máximo de tres veces, registrando el número de intentos. Al inducir la IM, si el ave no se levantaba se asignaba un valor máximo de 600 s. Para el análisis estadístico la IM se modificó usando la transformación logaritmo natural logn (Y).
Relación de heterofilos:linfocitos
En cada guajolote se tomó una muestra de sangre de la vena braquial y se extendió en un portaobjetos. Las muestras se fijaron con metanol por 3 min, se tiñeron con tinción de May-Grünwald y Giemsa (Lucas y Jamroz, 1961). Se realizó un conteo de 100 leucocitos, granulares (heterófilos, eosinófilos y basófilos) y no granulares (linfocitos y monocitos), y se calculó el cociente H:L. Los datos se transformaron a raíz cuadrada.
Asimetría fluctuante
Con un vernier digital (Mitutoyo®) se midieron cinco caracteres bilaterales morfológicos: largo y ancho de tarso y metatarso medio y largo del ala. Los valores del lado derecho (D) e izquierdo (I) se tomaron en la misma sesión. Se calculó la FA, definida por el valor absoluto de la diferencia entre lados derecho e izquierdo del ave [|D-I|], la presentación de antisimetría, basada en una distribución no normal con una media cero y asimetría direccional basada en una distribución normal con una media diferente de cero; además, se calculó la diferencia (D-I) y se analizó su forma de distribución (Palmer y Strobeck., 1992; Klingenberg et al., 2003; Knierim et al., 2007). La asimetría relativa se obtuvo dividiendo el valor absoluto de la diferencia (D-I) entre la media del carácter [2|D-I|/(D+I)]. Para identificar la FA se siguió el protocolo experimental indicado por Palmer y Strobeck (1986).
Análisis estadísticos
El análisis de los datos comprendió el cálculo de estadísticos descriptivos, medidas de tendencia central y de variación e histogramas para las características bilaterales de los guajolotes. La información se estandarizó y se corroboró la suposición de normalidad, según el tipo de asimetría, mediante una inspección visual de los histogramas, corroborados con la prueba de Kolmogorov-Smirov (Massey, 1951) usando el procedimiento UNIVARIATE de SAS (SAS Institute Inc., Cary, NC, 2008). Debido a que la asimetría relativa e inmovilidad muscular no cumplían con la suposición de homocedasticidad, éstas se transformaron aplicando la función Arco Seno √X, con el mismo programa.
Estimación de repetibilidad
La correlación intraclase entre las medidas repetidas en la vida de un mismo animal permite obtener una mayor precisión en la estimación de las características que definen la asimetría fluctuante. Para ello se obtuvieron los componentes de varianza usando la opción MIVQUE (0) del PROC VARCOMP de SAS (SAS Institute Inc., Cary, NC, 2008).
Metodología experimental
Para probar el efecto del sistema de manejo y del sexo en los indicadores de estrés, los guajolotes se asignaron aleatoriamente a cuatro tratamientos, resultantes de la combinación factorial de dos tipos de manejo (a1: libertad, a2: confinamiento) y dos sexos (b1: machos, b2: hembras), con diferente número de repeticiones. La distribución de los guajolotes a los tratamientos fue: T1: 11 machos en jaula, T2: 12 machos en libertad, T3: 7 hembras en jaulas y, T4: 7 hembras en libertad. Para el análisis de los datos se utilizó el siguiente modelo de efectos fijos con dos criterios de clasificación e interacción:
donde: y ij = variable respuesta (AF, IM, H:L), µ = media general, t i =efecto del manejo (tipo de alojamiento) (i = 1,2), s j =efecto del sexo (j=1,2), ts ij = efecto de la interacción de manejoẊsexo, ε ijk = error experimental.
Para este análisis se usó el procedimiento GLM de SAS (SAS Institute Inc., Cary, NC, 2008).
Resultados y Discusión
La interacción manejoẊsexo no fue significativa (p˃0.05) en el carácter bilateral largo del ala en guajolotes, en los indicadores de asimetría estudiados (Cuadro 1). La comparación entre sexos fue diferente (p≤0.01) para los índices bilaterales: (D+I)/2, |D-I| y Asimetría Fluctuante Relativa (AFR). Además, el AFR=2.84 promedio para guajolotes en jaula fue mayor (p≤0.01) respecto a los manejados en libertad (AFR=1.10), es decir, las hembras presentan un AFR mayor que los machos (p≤0.01). Estos resultados indican que posiblemente los niveles de estrés son propiciados por un manejo en jaulas que provoca un cambio en su comportamiento natural, debido a la reducción del área de alojamiento bloqueando la posibilidad del guajolote para aletear, moverse, escarbar, tomar baños de arena y picotear, lo cual provoca inestabilidad en su desarrollo en este rasgo (Parsons, 1992; Watson y Thornhill, 1994).
a, b Medias en hilera con distinto superíndice indican diferencias significativas (p≤0.05). †Asimetría fluctuante relativa expresada: |D-I|/(D+I). ¶D: Lado derecho; I: Lado izquierdo. §AF: asimetría fluctuante; AS: antisimetría; AD: asimetría direccional.
El análisis de la longitud del tarso mostró interacción entre el tipo de manejo y el sexo (p≤0.01) para el índice de asimetría (D+I)/2, la media de este carácter fue diferente (p≤0.01) entre sexos. Los machos en jaula presentaron valores superiores a las hembras, lo cual se modificó al cambiar de un manejo en jaula a manejo en libertad; además, las hembras no presentaron diferencias al cambiar el tipo de manejo. La interacción fue significativa (p≤0.05) entre el tipo de manejo y el sexo para el índice (D-I) y estas diferencias en el largo y ancho del tarso podrían atribuirse a diferencias genéticas de los guajolotes y a diferencias ambientales debidas a un mayor ejercicio de los machos en libertad, al caminar más o buscar su alimento, o al estrés que provoca un comportamiento agresivo entre ellos debido a la competencia por las hembras en la época de apareamiento, y se manifiesta en peleas, picoteos y agresividad sexual, que propicia un mayor desarrollo de los tarsos. Ello no ocurre con las hembras en etapa de reproducción, las cuales durante la incubación de los polluelos restringen sus movimientos, tienen un gasto bajo de energía y un desarrollo menor de sus tarsos en comparación con los machos en ambos tipos de manejo (Millman et al., 2000).
Las diferencias en los caracteres mencionados no indican problemas en el funcionamiento de sus extremidades, pero el desarrollo de los caracteres bilaterales de los guajolotes es afectado por el nivel de actividad, principalmente con la locomoción, propiciando un crecimiento asimétrico del tamaño de las extremidades (Alados et al., 1993; Palmer, 1996). En el desarrollo del guajolote es común pequeñas perturbaciones en sus caracteres bilaterales causadas por diferencias ambientales permanentes, producto de la competencia de los animales por las hembras, por el alimento, alojamientos o defensa de predadores, que pueden provocar inestabilidad en su desarrollo; estas perturbaciones se producen en una parte pequeña del organismo, por lo cual se espera que los efectos se acumulen en el lado izquierdo o derecho (Polak y Starmer, 2001; Klingenberg, 2003). Según Yang et al. (1997), Yang y Siegel (1998) y Campo et al. (2000), no todas las asimetrías bilaterales observadas en aves domésticas se pueden relacionar con AF y por ello, algunos indicadores de asimetría evaluados en este estudio, como (D-I), no fueron consistentes al relacionarlos con AF, más bien se pueden considerar como indicadores de asimetría direccional.
El dedo angular en los guajolotes es su principal apoyo para el equilibrio, locomoción o vuelo y un desarrollo deficiente de este dedo modifica su actividad, los pone en desventaja con respecto a los otros guajolotes y causa situaciones de estrés. Este estudio evidenció interacciones (p≤0.01) manejoẊsexo en la AFR, para el largo del dedo angular, pero no para la anchura (p˃0.05) en ninguno de los indicadores. Hubo diferencias (p≤0.01) con respecto al sexo para la media del largo y ancho del dedo medio angular, en AFR para el largo (p≤0.03) y ancho (p≤0.06) de este carácter, y también (p≤0.02) en el indicador D-I, y los valores fueron mayores para los machos, respecto a las hembras. Hubo una ligera diferencia (p≤0.03) para el ancho de este mismo carácter en el manejo, favoreciendo a los guajolotes en jaula.
Con respecto a los tipos de asimetría para estimar la variación dentro del individuo como una medida de inestabilidad en el desarrollo, se requiere una corrección para el grado medio de asimetría direccional o antisimetría (Van Dongen, 2006). Hay indicios de que las tres formas diferentes de asimetría están interrelacionadas y serían transiciones de uno a otro (Graham et al., 1993). Sin embargo, falta investigación en el guajolote y es necesario realizar estudios que relacionen las diferentes formas de asimetría con aplicaciones prácticas (Lens y Van Dongen, 2000). Nuestro estudio mostró evidencias de asimetría fluctuante (AF), estimada por la diferencia de D-I, en el carácter largo del ala y conformación del dedo angular, en los dos tipos de manejo. En guajolotes manejados en libertad, se presentó asimetría direccional (AD) para largo de tarso y ancho del dedo angular, mostrando que el lado izquierdo era más pequeño que el derecho, diferencias con una distribución normal con media diferente de cero. En los guajolotes en jaula, se encontró antisimetría (AS) en el ancho de tarso y largo del dedo angular en los machos, y asimetría direccional en largo del ala en machos y en el ancho del dedo angular en hembras.
Al analizar el comportamiento de los guajolotes con respecto a sus niveles de estrés, se observó que los niveles altos se relacionan con un incremento de la AF con una reducción de su tasa de crecimiento y reproducción de las poblaciones de guajolotes (Sommer, 1996; Koehn y Bayne, 1989). La AF podría proporcionar ventajas sobre otros bioindicadores de estrés, por su facíl, barata y rápida aplicación (Clarke, 1998). Además, la AF se relaciona con la aptitud biológica de la hembra en la selección sexual (Moller, 1990), por lo tanto, un cambio en la AF debe ser biológicamente relevante (Sommer, 1996).
Para obtener una mayor precisión en la medición de un carácter, es necesario estimar el índice de repetibilidad o constancia de la AF, señalado por Palmer y Strobeck (1986) como un indicador de estrés en aves. En el Cuadro 2 se muestran los índices de repetibilidad o correlación intraclase para guajolote doméstico en este estudio. Como se puede observar el largo del ala y la conformación del tarso en los machos presentó valores superiores de repetibilidad en comparación con las hembras, independientemente del sistema de manejo.
Van Dongen (2006) menciona que es necesario hacer el análisis de repetibilidad de los caracteres para que las diferencias observadas entre D-I se reflejen entre individuos y no se atribuyan a un posible error de muestreo. El valor mayor de repetibilidad lo obtuvieron los machos, para cada uno de sus lados, sin embargo, cuando se analizó la diferencia de sus lados, este indicador disminuyó. Según Van Dongen (1998), la estimación de la repetibilidad es una medida estadística de la consistencia entre medidas repetidas de un mismo carácter en un mismo individuo, permitiendo la corrección de sesgos de tal manera que los patrones observados para la AF puedan permitir hacer inferencias sobre la presunta inestabilidad del desarrollo de los guajolotes. Las interacciones en AF encontradas en todos los caracteres en este estudio fueron significativas (p≤0.05). Balmford et al., (1993) en un estudio de asimetría aviar, como evidencia de la selección natural de las colas y las alas simétricas en las aves, obtuvo valores de repetibilidad de 0.77 (p≤0.001).
No se encontraron coeficientes de correlación significativos (p˃0.05) entre el valor absoluto de la asimetría y el tamaño de los caracteres bilaterales (Cuadro 3). Hubo una correlación alta en guajolotes manejados en libertad con los rasgos, largo de tarso en hembras y ancho de tarso en machos. Leung y Forbes (2000) mencionan que si hay un componente de la estabilidad del desarrollo que afecta a todo el organismo, se esperaría una correlación baja entre los valores de FA de los caracteres, aunque normalmente no significativa.
Relación de heterófilos: linfocitos e inmovilidad muscular
Las diferencias entre tipos de manejo fueron significativas (p≤0.05), pues los guajolotes en jaulas individuales, tuvieron una relación de H:L más alta (0.55), que los mantenidos en libertad (0.46), pero no hubo diferencias (p˃0.05) entre sexos (Cuadro 4).
Para juzgar los valores observados se puede considerar la propuesta de Gross y Siegel, (1983) de que la relación H/L será mayor a medida que se eleve la intensidad del estrés, y los valores de H/L de 0.2, 0.5 y 0.8, pueden considerarse como estrés bajo, óptimo y alto, respectivamente. La relación obtenida en nuestro estudio se puede considerar como moderada u óptima y hay heteropenia. Sin embargo, este indicador de la tensión de leucocitos se puede usar para predicción de parámetros, ya que una alta relación de H:L en aves se asocia con susceptibilidad a infecciones (Al-Murrani et al., 2002), tasa de crecimiento lento (Moreno et al., 2002) y de supervivencia de las aves a la próxima temporada de cría (Lobato et al., 2005; Kilgas et al., 2006).
No se encontraron diferencias entre tratamientos en inmovilidad muscular (p˃0.05), pero se obtuvieron medias altas de tiempos en reacción de la prueba, lo cual indica una tendencia del guajolote autóctono a presentar un reflejo notable de muerte fingida (Fraser, 1960). Los valores medios para duración de la inmovilidad muscular y heterófilos a linfocitos están de acuerdo con los reportados por Campo y Redondo (1996) y Campo et al. (2002). Campo et al. (2000) registraron un cociente de H:L significativamente menor en gallinas capturadas en un baño de arena en comparación con las del grupo testigo, sin embargo la inmovilidad muscular era similar en ambos grupos. Además, Campo et al. (2001) mencionan que las gallinas mal emplumadas tenían duración de inmovilidad más corta y cociente de leucocitos más alto que las gallinas bien emplumadas.
En la mayoría de los caracteres bilaterales (ala, tarso y dedo) no se encontró correlación en asimetría relativa [2|L-R|/(L+R)*100] entre inmovilidad muscular y la relación heterofilos:linfocitos (Cuadro 5).
La correlación entre la inmovilidad muscular y longitud del dedo medio fue positiva (r=21 %) en los machos en jaula, lo cual se puede atribuir a que los guajolotes machos se estresaban, y se manifestaba en un gran temor cuando se inducían a la prueba. Nestor et al., (1996), encontraron asociación negativa entre la inmovilidad muscular y el crecimiento y entre los indicadores de bienestar animal y calidad, en pavos seleccionados por peso, donde los más pesados registraron mayor miedo en la prueba. Además, en un estudio con gallos de la raza Villafranquina, reportado por Campo et al., (2000), se encontró una correlación negativa (p≤0.05) entre el largo del ala con la duración de la inmovilidad muscular. También se reporta una relación altamente significativa (r=52 %) para el carácter ancho del dedo con la relación de Heterófilos/Linfocitos de las hembras que se encontraban en libertad.
La mayoría de los caracteres bilaterales con dos indicadores de bienestar animal (Cuadro 6) no mostraron correlaciones, pero el largo del ala en las hembras en libertad tuvo una correlación positiva (r=30 %) con la inmovilidad muscular, lo cual indica un reflejo de muerte fingida en estas hembras. Para este mismo carácter hubo una correlación negativa (r = - 0.35) con la relación de heterófilos y linfocitos, de las hembras en jaula. Moller et al. (1999) y Campo et al. (2001) encontraron relación positiva y significativa en la asimetría relativa de diferentes caracteres y la inmovilidad muscular en gallinas de la raza villafranquina. Un valor similar se encontró en gallos de la raza vasca entre la asimetría relativa para la longitud de patas y la duración de la inmovilidad muscular (Campo et al., 2000).
Conclusiones
La crianza del guajolote autóctono en unidades de producción familiar con un manejo tradicional en libertad genera un ambiente de bienestar para esta especie, en comparación con un manejo de confinamiento, ya que cada vez que existe una reducción en el espacio de “confort” por manejo, presentan estados de estrés en el comportamiento. Esto se relaciona con la reproducción, al momento de la selección sexual. Además, los guajoltes presentan heteropenia y una tendencia a presentar un reflejo notable de muerte fingida por miedo.