1. Introducción
En las últimas décadas, la aplicación del enfoque geopedológico ha acelerado la generación de cartografía de geoformas y suelos (Zinck, 2012; Michaudet al., 2013) para contribuir al uso sustentable del territorio y atenuar la degradación de recursos naturales (Paladinoet al., 2017; Mwendwaet al., 2020). En este enfoque, la geomorfología establece los linderos de las geoformas, mismas que la pedología transforma en unidades de suelos mediante una clasificación taxonómica (Zinck 2012; Frugoniet al., 2016; Zincket al., 2016). El enfoque geopedológico es un sistema categórico para la clasificación de geoformas a distintas escalas, consta de seis niveles: geoestructura, ambiente morfogenético, paisaje geomorfológico, relieve/modelado, litología/facie y forma del terreno (Zinck, 2012); la selección del tipo de geoforma y la escala de mapeo dependerá del propósito del estudio. La forma del terreno es el tipo básico de geoforma, se caracteriza por una combinación única de geometría, historia y dinámica, y se aplica en estudios a escala detallada de un territorio (> 1:25 000) (Borujeniet al., 2009; Zinck, 2012; Junqueiraet al., 2015).
Entre las aplicaciones del enfoque geopedológico sobresalen: a) ordenación ambiental, para el manejo de recursos naturales en el estado de Michoacán (Boccoet al., 1999), la planeación integral de usos y servicios ambientales (Gonzálezet al., 2009), el análisis de geomorfología-vegetación (Michaudet al., 2013), y la evaluación de la vulnerabilidad costera ante inundaciones por el aumento del nivel del mar en Tabasco y Campeche (Ramos-Reyeset al., 2016); b) cartografía y clasificación de suelos, para explicar el efecto de las geoformas en la génesis y distribución geográfica de los suelos en los estados de Yucatán (Bautistaet al., 2015), Tabasco (Zavala-Cruzet al., 2016a; Palma-Lópezet al., 2017a) y Campeche (Palma-Lópezet al., 2017b), y la incidencia de las geoformas en la clasificación de suelos en planicies y terrazas de Tabasco (Brindis-Santoset al. 2020); y c) evaluación de tierras, para determinar el potencial forestal a nivel de cuenca (Frugoniet al., 2016), y el mapeo de clases de capacidad de uso agropecuario en el estado de Campeche (Palma-Lópezet al., 2017b). Estos estudios generaron cartografía a nivel de paisajes geomorfológicos y relieve/modelados a escalas de reconocimiento y semidetallada.
El enfoque geopedológico también ha contribuido al uso y manejo sustentable de tierras mediante estudios de procesos de erosión y sedimentación, evaluación de superficies para riego y caracterización biofísica para el manejo integral de cuencas (Saint-Laurentet al., 2008; Mousaviet al., 2017; Reyna-Bowenet al., 2017). Los mapas de geoformas y suelos, y la base de datos morfométricos, físicos y químicos, aportan información valiosa para la zonificación ecológica de cultivos, reservas ecológicas, áreas de protección y mejoramiento ambiental (Zinck, 2012). La clasificación y cartografía del relieve representa uno de los primeros pasos para la definición y delimitación de unidades de gestión ambiental, indispensables para el ordenamiento ecológico territorial (Hernández-Santanaet al., 2017).
El objetivo de esta investigación fue generar cartografía detallada de las formas del terreno en planicies y lomeríos con usos agropecuarios en el estado de Tabasco, México. Esta cartografía servirá de base para el mapeo detallado de suelos y para coadyuvar al manejo sustentable de usos agrícolas mediante evaluaciones de tierras.
2. Área de estudio
Se localiza al suroeste del estado de Tabasco, en el municipio de Huimanguillo, entre las coordenadas 17°49’00” y 18°01’00” de latitud norte, y 93°31´30” y 93°44´30” de longitud oeste, en una superficie de 29 398 ha (Figura 1). Forma parte de la región fisiográfica Llanura Costera del Golfo Sur, al norte y oeste presenta planicies con sedimentos aluviales del Cuaternario (Holoceno), y al sur dominan lomeríos sobre arena, limo, arenisca y conglomerado del Plioceno-Pleistoceno (SGM, 2005; Ortiz-Pérezet al., 2005). La planicie desarrolla suelos de tipo vertisol, cambisol y fluvisol de textura arcillosa a franca, fértiles y con drenaje deficiente; los lomeríos contienen Acrisols, son ácidos y pobres en nutrientes (Zavala-Cruzet al., 2014; Palma-Lópezet al. 2017a). Prevalece el clima Am (f) cálido húmedo con lluvias abundantes en verano, precipitación anual de 2400 a 2600 mm y temperatura media anual de 26 a 28 °C, al centro y norte; seguido del Af (m) cálido húmedo con lluvias todo el año, precipitación de 2600 a 2800 mm y temperatura de 24 a 26 °C, al sur (Aceves-Navarro y Rivera-Hernández, 2020). Sobresalen los ríos Arenal al este, y Rosario al sur, ambos se unen y forman el río Zanapa que drena hacia el río Tonalá, al oeste; la planicie presenta una densa red de drenes artificiales. Los usos típicos son pastizales para la ganadería bovina, cultivos de caña de azúcar, cacao, piña y maíz además de vegetación secundaria.
3. Materiales y métodos
3.1. MAPAS DE GEOESTRUCTURA, AMBIENTES MORFOGENÉTICOS Y PAISAJES GEOMORFOLÓGICOS
En la cartografía de las geoformas se aplicó la primera fase del enfoque geopedológico (Zinck, 2012). La geoestructura se identificó mediante revisión de literatura (García y Lugo, 2003). Los ambientes morfogenéticos y paisajes geomorfológicos se delinearon con base en Zavala-Cruzet al. (2016a), los linderos se corrigieron mediante el análisis del modelo digital de elevación (MDE) LiDAR (INEGI, 2011b).
3.2. MAPAS DE RELIEVE/MODELADO Y LITOLOGÍA/FACIES
Los relieves/modelados se delimitaron mediante el análisis de atributos morfográficos (configuración, diseño de contornos, arreglo de las curvas de nivel y patrón de drenaje) en el MDE, y su asociación con procesos morfoclimáticos (Zinck, 2012; Zavala-Cruzet al., 2016a). Las litologías/facies se adaptaron del SGM (2005), y los linderos entre las rocas detríticas y aluviales se basaron en el mapa de relieve/modelado y verificación de campo.
3.3. MAPA DE FORMAS DEL TERRENO
A partir del MDE, se generó un mosaico de 5 x 5 m de tamaño de píxel, y se elaboraron mapas (escala 1:20 000) de curvas de nivel con intervalos de 1 metro, de pendientes (Priegoet al., 2010) e hipsométrico. La sobreposición de esta cartografía con el sombreado de la superficie del modelo LiDAR, facilitó la identificación de las formas del terreno mediante el análisis de atributos de las geoformas: a) morfográficos: perfil topográfico, forma topográfica, configuración y diseño de los contornos; b) morfométricos: altura relativa y pendiente (Priegoet al., 2010; Zinck, 2012; Schoenebergeret al., 2012). La clasificación de las formas de la planicie se hizo mediante revisión de literatura (Zinck 2012; Solís-Castilloet al. 2014; Zavala-Cruzet al., 2016a; Brindis-Santoset al., 2020), y la de lomerío se basó en el modelo de facetas de vertiente de Rhue (Zinck 2012; Schoenebergeret al., 2012). La zonificación de las formas del terreno en áreas topográficas bajas y cóncavas se complementa con la fotointerpretación del tono, uso del suelo y vegetación (Palma-Lópezet al., 2017b; Wilcox y Bateman, 2018), ortofotomapas a escala 1:10 000 (INEGI, 2011a). El mapa de formas del terreno se complementa con tres transectos topográficos basados en el modelo LiDAR, para evidenciar la diversidad de geoformas en sentido longitudinal y altitudinal, de zonas topográficas bajas a altas: a) en planicie aluvial, b) en lomerío con arena y limo, y c) en lomerío con arenisca y conglomerado. En el campo, se colectó información de atributos de las geoformas, procesos morfoclimáticos y uso del suelo, en tres sitios de cada forma del terreno. Se entrevistó a campesinos para conocer el tiempo y altura de las inundaciones y encharcamientos en las formas negativas del terreno.
4. Resultados
4.1. GEOESTRUCTURA, AMBIENTES MORFOGENÉTICOS Y PAISAJES GEOMORFOLÓGICOS
El área de estudio forma parte de la geoestructura Llanura Costera del Golfo de México (LLCGM), en la zona situada entre el Golfo de México y la Sierra de Chiapas y Guatemala. Presenta relieves ondulados y planos sobre rocas sedimentarias del Terciario y Cuaternario. En Tabasco su anchura varía de 65 a 140 km y su altura es inferior a 100 msnm (Figura 2a).
El ambiente morfogenético deposicional prevalece al norte y noroeste del área de estudio (Figura 2b), su origen se debe a la acumulación de sedimentos aluviales del río Mezcalapa; coincide con el paisaje geomorfológico de planicie (Figura 2c) cuya pendiente general es menor al 2 % y su altura varía de 0 a 15 msnm; la planicie aluvial actual es inactiva debido a la regulación del caudal en la cuenca alta del río Grijalva, a través de cuatro presas en el estado de Chiapas y a la construcción de bordos contra inundaciones en ambas márgenes del curso bajo. El ambiente erosional se ubica al sur, sobre sedimentos detríticos (Figura 2b), concuerda con el paisaje geomorfológico de lomerío, cuyas geoformas onduladas han sido modeladas por erosión hídrica, generando alturas de 1 a 28 msnm y pendientes de 1 al 30 % (Figura 2c).
4.2. RELIEVE Y LITOLOGÍA
En el paisaje geomorfológico de la planicie sobresale la llanura de inundación (50.6 %), seguida de depresiones (3.8 %). La primera se sitúa en las zonas más elevadas de la planicie y presenta buen drenaje superficial por efecto de drenes primarios y secundarios, excepto en áreas adyacentes al río Zanapa y depresiones donde sufre inundaciones temporales y encharcamientos en la época de lluvias (Figura 3a). La facie es de sedimentos aluviales arenosos en los cauces inactivos y, limosos y arcillosos en la llanura de inundación (Figura 3b). Las depresiones ocupan zonas de topografía baja, al suroeste, su forma cóncava y los sedimentos arcillosos favorecen las inundaciones entre septiembre y febrero (Figura 3a).
En el paisaje geomorfológico de lomerío destaca la geoforma de loma (39.3 %) originada por erosión hídrica, las pendientes varían de ligeras a moderadas y tienen buen drenaje superficial (Figura 3a). Este paisaje presenta rocas sedimentarias detríticas de arenas y limos en la porción central, este y sureste, y de conglomerados y areniscas, al sur y suroeste (Figura 3b). Las lomas disectadas por arroyos intermitentes presentan llanuras de inundación (Figura 3a), donde se acumulan aluviones (Figura 3b). Entre las lomas abundan depresiones (5.4 %) receptoras de sedimentos diluviales y palustres que se inundan en la época de lluvias (Figuras 3b).
4.3. FORMAS DE TERRENO
En el paisaje geomorfológico de planicie, desde la zona norte hasta el río Zanapa, al suroeste del área de estudio, en un desnivel de 12 a 0 msnm, se identificaron siete formas del terreno cuya altura relativa varía de 1 a 4 m (Figuras 4 y 5, y Tabla 1). El cauce colmatado de fondo arenoso y arcilloso, se ubica al norte, tiene una dirección sureste-noroeste, se inunda hasta seis meses en la época de lluvias; en medio del cauce existen islas de aluvión con material arenoso y limoso. A los lados del cauce colmatado se localizan albardones de río (19.6 %), altos y bajos, ocupan la posición topográfica más alta en la planicie, entre 7 y 12 msnm; los sedimentos limosos y arcillosos y su forma ligeramente convexa, favorecen el drenaje superficial del agua. Posterior a los albardones se ubica la napa de desborde (21.8 %), en una posición topográfica intermedia (3 a 9 msnm), la pendiente casi plana y la textura arcillosa de los aluviones propician encharcamientos de agua unos días al año. La cubeta de decantación converge con depresiones situadas en las zonas topográficas más bajas de la planicie, entre 0 y 4 msnm, sobre sedimentos arcillosos, y se inunda cuatro a siete meses al año, durante los desbordamientos del río Zanapa. En las cubetas y napas adyacentes, se han construido drenes artificiales para evacuar el agua superficial y ampliar la superficie agropecuaria, mayormente para el cultivo de caña de azúcar y pastizales (Figura 4). En el río Zanapa, se identifican barras de meandro con aluviones activos que se inundan en la época de lluvias (Figuras 4 y 5).
Paisaje geomorfológico | Relieve/ modelado | Litología/ facie | Forma del terreno | Atributos | Inundación | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Pendiente | Altura | Superficie | Tiempo | Frecuencia | Lámina de agua | ||||||
(%) | (msnm) | Relativa (m) | (ha) | (%) | (Días) | En un año | (m) | ||||
Planicie | Depresión | Qhoal | Cubeta de decantación | < 1 | 0-4 | 1-2 | 1128.1 | 3.8 | 120-210 | 2-4 | |
Llanura de inundación | Qhoal | Cauce colmatado | 1-5 | 2-14 | 1-2 | 695.1 | 2.4 | 150-180 | 1-2 | ||
Barra de meandro | 1-6 | 0-10 | 2-4 | 55.0 | 0.2 | ||||||
Napa de desborde | < 2 | 2-14 | 2 | 6289.2 | 21.4 | 5-8 | 2 | 0.5-1 | |||
Albardón de río bajo | 1-2 | 2-14 | 1-3 | 2745.9 | 9.3 | ||||||
Albardón de río alto | 1-3 | 6-15 | 2 | 3023.5 | 10.3 | ||||||
Isla fluvial | 1-2 | 10-12 | 2 | 58.5 | 0.2 | ||||||
Lomerío | Llanura de inundación | Qhoal | Pie de vertiente bajo | 1-6 | 1-10 | 2-4 | 692.8 | 2.4 | 2-8 | 2-3 | 1-1.5 |
Qhoal | Pie de vertiente alto | 1-5 | 4-24 | 2-4 | 1129.4 | 3.8 | 2-3 | 2-3 | 1-2 | ||
Depresión | Qhodi-pa | Depresión Interlomas | 1-4 | 4-24 | 1-4 | 1335.3 | 4.5 | 180-240 | 1.5-2 | ||
Qhodi-pa | Gota de lágrima | <2 | 4-26 | 1-2 | 199.2 | 0.7 | 150-210 | 1-1.5 | |||
Loma | Qptar-lm | Pie de loma | 1-6 | 3-26 | 2-5 | 1539.4 | 5.2 | ||||
TplQptAr-Cgp | 1-6 | 3-22 | 2-4 | 407.6 | 1.4 | ||||||
Qptar-lm | Ladera suave | 4-14 | 4-26 | 4-14 | 1474.9 | 5.0 | |||||
TplQptArCgp | 5-14 | 4-28 | 4-8 | 756.7 | 2.6 | ||||||
Qptar-lm | Ladera inclinada | 7-27 | 4-24 | 4-12 | 719.3 | 2.4 | |||||
TplQptAr-Cgp | 6-30 | 2-24 | 4-14 | 590.3 | 2.0 | ||||||
Qptar-lm | Hombro | 3-6 | 6-26 | 2-4 | 324.0 | 1.1 | |||||
TplQptAr-Cgp | 5-9 | 6-26 | 2-4 | 287.1 | 1.0 | ||||||
Qptar-lm | Cumbre | 1-3 | 6-28 | 2-6 | 3793.7 | 12.9 | |||||
TplQptAr-Cgp | 1-3 | 6-28 | 2-6 | 1660.2 | 5.6 | ||||||
Qhoal | Pozo petrolero | <2 | 6-12 | 1 | 5.3 | 0.0 | |||||
Qptar-lm | <2 | 10-24 | 1-4 | 34.1 | 0.1 |
En el paisaje geomorfológico de lomerío, en las dos litologías, de la base a la cima, se identifica nueve formas del terreno naturales y una artificial, con una altura relativa de 1 a 14 m (Tabla 1 y Figuras 4, 6 y 7). El pie de vertiente ocupa superficies de topografía baja entre laderas, de configuración estrecha y contornos digitados, y fondo plano a cóncavo con sedimentos aluviales y diluviales acumulados por arroyos; presenta dos variantes: a) pie de vertiente bajo, ocupa la posición topográfica más baja, colinda con el paisaje de planicie, recibe agua y sedimentos de zonas altas, se inunda hasta tres veces al año en periodos menores a ocho días, y b) pie de vertiente alto, se ubica en posiciones topográficas intermedias, tiene buen drenaje superficial, se inunda dos a tres veces al año en periodos menores a tres días. El pie de loma se sitúa en áreas de transición entre lomas y planicies; se reconoce como franjas estrechas que rodean las laderas, su pendiente suave, topografía baja, plana y cóncava, facilitan la recepción de flujos de agua y materiales provenientes de laderas y cumbres. Las laderas se localizan en posiciones intermedias de las lomas, son franjas estrechas que circundan los hombros y cumbres, donan materiales removidos por la erosión hídrica y tienen buen drenaje superficial; existen dos clases: a) ladera suave de inclinación ligera a media, modelada por erosión hídrica laminar, y b) ladera inclinada con pendiente media a fuerte, disectada por ríos y arroyos, lo que ha originado alturas relativas de 4 a 14 m. El hombro se ubica en una franja de transición entre laderas y cumbres, tiene forma estrecha, alargada, convexa y buen drenaje superficial, ha sido modelada por erosión hídrica. La cumbre (18.5 %) ocupa la zona topográfica más elevada del lomerío, tiene configuración ovalada a masiva, contornos sinuosos, pendiente suave y ligeramente convexa, ha sido modelada por intemperización, y posee buen drenaje superficial. La depresión interloma se localiza en zonas de topografía elevada, ligeramente inferior a las cumbres, al sureste y suroeste del lomerío; su forma plana a cóncava contribuye a la recepción de agua y sedimentos diluviales y palustres, se inunda hasta ocho meses al año. La gota de lágrima es una depresión pequeña de configuración redondeada y linderos sinuosos, se localiza entre cumbres, se inunda cinco a siete meses en la época de lluvias, y sostiene las especiesPaspalum plicatulumyAcoelorraphe wrightii, con selvas inundables en su entorno; varias son de tipo endorreico. Las depresiones interloma y gotas de lágrima exorreicas vierten sus aguas a arroyos y éstos a los ríos Arenal y Rosario (Figura 4); su drenaje superficial se está modificando mediante drenes parcelarios en zonas cultivadas con caña de azúcar y de pastizales para la ganadería. El pozo petrolero es una geoforma antrópica rectangular, plana, con material pétreoex situcompactado sobre los sedimentos detríticos, contiene equipo y tuberías para extraer y conducir petróleo.
5. Discusión
5.1. GEOESTRUCTURA, AMBIENTES MORFOGENÉTICOS Y PAISAJES GEOMORFOLÓGICOS
La geoestructura LLCGM, donde se ubica el área de estudio, coincide con rocas sedimentarias terciarias dispuestas en estructura plana a subhorizontal con zonas de plegamientos sobre sedimentos meso-cenozoicos de hasta 10 km de espesor que descansan sobre un basamento Paleozoico (Padilla y Sánchez, 2007; Hernández-Santanaet al., 2007). El ambiente morfogenético deposicional forma parte de la porción occidental del delta del río Mezcalapa y del paisaje geomorfológico planicie fluvio-deltaica inactiva, pero el proceso acumulativo modelador a través de las inundaciones fue desactivado por un sistema de presas en Chiapas, y bordos y drenes en Tabasco (Ortiz-Pérezet al., 2005; Zavala-Cruzet al., 2016a). Solo la planicie fluvial del río Zanapa es activa. Ambientes deposicionales similares se reportan en los ríos Usumacinta, Grijalva, Tacotalpa, Iguape y Tocantins (Solis-Castilloet al., 2014; Zavala-Cruzet al., 2016a; Venezianiet al., 2019; Brindis-Santoset al., 2020; De Jesúset al., 2020), con la diferencia que éstos permanecen activos.
El ambiente morfogenético erosional converge con el paisaje geomorfológico de terrazas detríticas (Zavala-Cruzet al., 2014; Zavala-Cruzet al., 2016a; Brindis-Santoset al., 2020). Geoformas análogas se reportan como terraza estructural, ambiente de denudación y lomerío (Ortiz-Pérezet al., 2005; Hernández-Santanaet al., 2009; Geissert y Enríquez, 2011; Solis-Castilloet al., 2014; De Jesúset al., 2020).
5.2. RELIEVE Y LITOLOGÍA
Los relieves/modelados de llanura de inundación y depresiones son típicas de planicies aluviales, concuerdan con geoformas reportadas en otros ríos (Zamora-Saudet al., 2019; Brindis-Santoset al., 2020); De Jesúset al. (2020) las clasifica como planicies fluviales proximales y distales. En el área de estudio sobresalen llanuras de inundación extensas (91.9 %) y depresiones reducidas (8.1 %), en comparación con las mismas geoformas de los ríos Usumacinta, Tacotalpa y Grijalva, en particular las depresiones en estos ríos son dos a tres veces más extensas (Salgado-Garcíaet al., 2015; Zavala-Cruzet al., 2016b; Brindis-Santoset al., 2020). En el paisaje de lomerío prevalece el relieve de loma, presenta buen drenaje superficial asociado a las pendientes dominantes de 3 al 30 % y la topografía rectilínea-inclinada y convexa. Geoformas comparables se clasifican como terraza inferior, meso y cumbral, terraza baja y alta, y lomerío bajo y alto; su función característica es la transferencia de materiales (Barbosaet al., 2005; Solís-Castilloet al., 2014; Zavala-Cruzet al., 2016a; Zamora-Saudet al., 2019; De Jesuset al., 2020; Brindis-Santoset al., 2020). Entre las lomas se localizan depresiones y llanuras de inundación con drenaje superficial deficiente, equiparables a valles acumulativos, depresiones y vallecitos coluvio-aluviales (Barbosaet al., 2005; Zavala-Cruzet al. 2014).
La mayor superficie de las litologías/facies del área de estudio concuerda con rocas y edades reportadas por otros autores (SGM, 2005), pero los linderos de las unidades de sedimentos aluviales encontradas en este estudio (Figura 3) no coinciden con los del autor citado. La corrección del mapa de litología a partir de la zonificación de relieve/modelados, permitió precisar los linderos de los sedimentos aluviales del Holoceno, lo que significó una reducción del 21 % del área con sedimentos detríticos del Plioceno-Pleistoceno. Además, en áreas de la planicie próximas al lomerío, se identificaron lomas aisladas de sedimentos detríticos, similares a otras zonas de transición entre planicies y lomeríos en Tabasco (Zavala-Cruzet al., 2016a; Zavala-Cruzet al., 2016b; Brindis-Santoset al., 2020). En el paisaje de lomerío, los sedimentos aluviales en llanuras de inundación y diluvial-palustre en las depresiones no se habían reportado en mapas geológicos (SGM, 2005), pero hay evidencia de aluviones y coluvio-aluviones en valles acumulativos ubicados entre lomeríos (Barbosaet al., 2005; Zavala-Cruzet al. 2014; Zavala-Cruzet al., 2016b).
5.3. FORMAS DE TERRENO DEL PAISAJE GEOMORFOLÓGICO DE PLANICIE
Las 17 formas de terreno zonificadas en el área de estudio, siete en el paisaje de la planicie y diez en el paisaje de lomerío, superan en 54 % a las registradas en paisajes geomorfológicos similares en ríos de Tabasco (Solis-Castilloet al., 2014; Zavala-Cruzet al., 2016b; Brindis-Santoset al., 2020), en la llanura costera de Michoacán (Métayet al., 2017) y en una cuenca en el río Amazonas en Perú (Soria-Díazet al., 2015).
En la planicie, las formas del terreno varían en sentido transversal a los cauces colmatados, desde los albardones sobre topografía elevada, hasta las cubetas de decantación sobre topografía muy baja (Figuras 4 y 5). Una secuencia similar es reportada por Barbosaet al. (2005), Solis-Castilloet al. (2014), Zavala-Cruzet al. (2016b) y Brindis-Santoset al. (2020). Los dos últimos autores mencionan desniveles topográficos de 4 a 5.5 m, en tanto que en el área de estudio el desnivel fue de 12 m (Figura 5), lo que revela diferencias importantes en el volumen de acumulación de aluviones en las diferentes planicies. En el mismo sentido, la distribución de los sedimentos aluviales varía desde texturas arenosas en el cauce, limo-arcillosas en los albardones, hasta arcillas en la napa y la cubeta, lo cual es similar a lo reportado en otras planicies fluviales (Zinck, 2012; Brindis-Santoset al., 2020; Furlanet al., 2021).
Los cauces colmatados ubicados entre albardones, de topografía cóncava e inundable hasta seis meses del año, son comparables a formas cartografiadas como lecho fluvial abandonado, cauce inactivo, cauce antiguo y paleo-canal (Solis-Castilloet al., 2014; Zavala-Cruzet al., 2016b; Brindis-Santoset al., 2020; De Jesúset al., 2020). En el área de estudio, estos cauces han sido modificados por drenes, carreteras y rellenos de materiales, lo que ha desviado u obstruido el flujo natural del agua (Sánchez, 2007). Las islas aluviales, situadas entre los cauces colmatados, son semejantes a las reportadas en ríos inactivos y activos (Zavala-Cruzet al., 2009; Venezianiet al., 2019). Los albardones altos y bajos presentan similitudes a las formas descritas como diques naturales, terrazas medias y vegas, caracterizadas por su posición topográfica alta y buen drenaje superficial (Serrato, 2009; Solis-Castilloet al., 2014; Zavala-Cruzet al., 2016b; Venezianiet al., 2019; De Jesúset al., 2020; Brindis-Santoset al., 2020).
La napa de desborde cubre la mayor superficie de la planicie. Es compatible con geoformas reportadas como llanura de inundación, cuenca pobremente drenada y planicie fluvial distal, expuestas a inundaciones recurrentes (Barbosaet al., 2005; Zavala-Cruzet al., 2016b; Venezianiet al., 2019; Brindis-Santoset al., 2020; Brandolini y Carrer, 2020; De Jesúset al., 2020). En el área de estudio, la napa se encharca en la época de lluvias y solo la superficie adyacente al río Zanapa continúa activa.
La cubeta de decantación denota zonas de topografía muy baja y expuestas a inundaciones prolongadas, concuerda con geoformas similares en planicies de los ríos Usumacinta, Grijalva y Tacotalpa (Solis-Castilloet al., 2014; Zavala-Cruzet al., 2016b; Brindis-Santoset al., 2020). Su extensión se ha reducido a consecuencia de la desactivación del río Mezcalapa (Ortiz-Pérezet al., 2005; Zavala-Cruzet al., 2016a) y la desecación provocada por obras de drenaje (Mendozaet al., 2003); similar a lo ocurrido en otras zonas de humedales (Sánchez, 2007; Martinet al., 2012). Las barras de meandro de los ríos Rosario y Arenal son equivalentes a las reportadas en otros ríos (Venezianiet al., 2019; Stevauxet al., 2020; De Jesúset al., 2020; Brindis-Santoset al., 2020) y evidencian inestabilidad del cauce por migración en la planicie del río (De Melloet al., 2018).
5.4. FORMAS DE TERRENO DEL PAISAJE GEOMORFOLÓGICO DE LOMERÍO
En el paisaje de lomerío dominan las formas del terreno positivas (77.5 %) sobre las formas negativas (22.5 %). Las formas negativas se identifican como depresión interloma, pie de vertiente y gota de lágrima, su topografía baja, plana y cóncava, es receptora de agua y sedimentos erosionados en las formas positivas pie de loma, ladera, hombro y cumbre (Figura 4). Las primeras concuerdan con formas acumulativas (Cajuste-Botemps y Gutiérrez-Castorena, 2011; Zavala-Cruzet al., 2014; Mwendwaet al., 2020), y las segundas resultan de procesos de erosión e intemperización (Solís-Castilloet al., 2014; Zavala-Cruzet al., 2016a; Brindis-Santoset al., 2020; Mwendwaet al., 2020).
El pie de vertiente, con aluviones expuestos a inundaciones de pocos días al año, es comparable con unidades cartográficas de valle acumulativo y valle erosivo-acumulativo de otras terrazas (Zavala-Cruzet al., 2014; Zavala-Cruzet al., 2016a; Brindis-Santoset al., 2020) que sostienen vegetación de humedales de tipo riparia y secundaria (Palma-Lópezet al., 2011).
La depresión interloma revela zonas inundables en el 8.9 % del lomerío, coincide con vegetación típica de humedales de Tabasco (Castillo-Acosta y Zavala-Cruz, 2019), y es equiparable a depresiones, humedales y rellanos rodeados por terrazas, tierras altas y laderas (Nilssonet al., 2013; Salgado-Garcíaet al., 2015; Frugoniet al., 2016). La gota de lágrima es una forma particular, desde su identificación en fotografías aéreas (Westet al., 1985) no se había cartografiado debido a su escasa dimensión (<0.5 ha) y distribución espacial (1.4 %); concuerda con humedales aislados (Castillo-Acosta y Zavala-Cruz, 2019; Furlanet al., 2021). Los humedales de la depresión interloma y la gota de lágrima están en proceso de cambio a usos agropecuarios mediante obras de drenaje que contribuyen a la extinción de estos ecosistemas.
El pie de loma, situado en la base de las lomas, es similar a geoformas receptoras de flujos de agua y materiales clasificadas como terraza inferior, lomerío bajo plano a ligeramente convexo y pie de colina (Solís-Castilloet al., 2014; Brindis-Santoset al., 2020; Goyet al., 2020). Las laderas suaves a inclinadas y los hombros conjuntan la mayor superficie (27.8 %) del paisaje de lomerío, están vinculadas a procesos de erosión y transferencia de materiales (Cajuste-Botemps y Gutiérrez-Castorena, 2011; Zavala-Cruzet al., 2014; Brantleyet al., 2017; Schoenebergeret al., 2017; Vanackeret al., 2019; Goyet al., 2020). La cumbre sobresale en el lomerío por su posición topográfica elevada y extensión (18.5 %), concuerda con geoformas indicadoras de erosión e intemperización como terrazas cumbrales y cumbres (Solís-Castilloet al., 2014; Frugoniet al., 2016). El pozo petrolero es una microforma antrópica, típica de campos de extracción de petróleo (Domínguez-Domínguezet al., 2011; Pinkus-Rendón y Contreras-Sánchez, 2012), el materialex situcompactado modifica el relieve original y su función natural (López-Hernándezet al., 2020).
Cabe hacer notar que las formas de pie de loma, hombro y pozo petrolero han sido omitidas en la cartografía geomorfológica de lomeríos, posiblemente por su escasa superficie, y generalmente se incluyen en las laderas. Además, las formas del lomerío en Tabasco, incluyendo el área de estudio, por su pendiente dominante plana a moderada (1 al 14 %) y drenaje superficial eficiente, han sido deforestadas para incrementar los usos agropecuarios y forestales, cuyo manejo no sustentable ha provocado pérdida de suelo por erosión hídrica (Palma-Lópezet al., 2008; Geissenet al., 2008; Zavala-Cruzet al. 2011; Ortiz-Solorioet al., 2011; Palma-Lópezet al., 2011).
6. Conclusiones
La aplicación del enfoque geopedológico en planicies y lomeríos del municipio de Huimanguillo, Tabasco, permitió detectar dos paisajes geomorfológicos, tres relieves/modelados, cuatro litologías/facies y 17 formas del terreno. Las formas del terreno indican una alta riqueza de geoformas en poca extensión territorial. El 49 % de la superficie corresponde al paisaje geomorfológico de planicie, caracterizado por relieves de llanura de inundación y depresiones sobre sedimentos aluviales, donde prevalecen las formas del terreno albardón de río alto y bajo, napa de desborde y cubeta de decantación; presentan buen drenaje superficial, excepto las cubetas que están expuestas a inundaciones prolongadas. En el mismo sentido varían los aluviones de textura gruesa, y de media a fina.
En el paisaje geomorfológico de lomerío, con el 51 % de la superficie, se identificó la mayor diversidad de geoformas, con formas del terreno dominantes de laderas y cumbres (77.5 %) formadas por sedimentos detríticos y expuestas a la erosión. Sobresalen formas negativas en el 22.5 % del lomerío, como depresión interloma, gota de lágrima y pie de vertiente, sobre depósitos aluviales y diluviales-palustres, expuestas a inundaciones; coinciden con ecosistemas de humedales aislados. La cartografía detallada de las geoformas permitió la detección de nuevas formas del terreno en paisajes de planicie y lomerío, como depresiones interloma, gotas de lágrima y hombro, y la corrección de linderos entre sedimentos aluviales del Holoceno y detríticos del Plioceno-Pleistoceno. Las formas del terreno evidencian procesos geomorfológicos que se traducen en limitaciones para los usos agropecuarios, como erosión de las geoformas positivas, e inundación y encharcamiento en las geoformas negativas, las cuales deben ser consideradas en el manejo sustentable de usos del suelo actuales y futuros para mitigar la degradación de los recursos naturales. Es evidente la presión sobre las depresiones contenedoras de humedales mediante drenes artificiales que modifican el drenaje superficial para la conversión a usos agropecuarios, lo que coadyuva a la extinción progresiva de estos ecosistemas.