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Revista mexicana de investigación educativa

versión impresa ISSN 1405-6666

RMIE vol.27 no.92 Ciudad de México ene./mar. 2022  Epub 14-Mar-2022

 

Reseña

Que ningún alumno se quede. La enseñanza con sentido y equidad

*Red Temática de Investigación de Educación Rural, email: lucila_galvan@yahoo.com.mx.

Mercado, Ruth; Espinosa, Epifanio. 2020. Que ningún alumno se quede. La enseñanza con sentido y equidad. serie Enseñar y Aprender, Ciudad de México: Ediciones SM,


La discusión relacionada con la equidad en educación es, actualmente, un asunto de interés público. El cierre temporal de las escuelas y el despliegue de programas nacionales y locales para la “educación remota” (Aprende en casa, Educando a distancia, Escuela sonora, entre otros, constituyen una situación inédita que ha abierto múltiples preguntas acerca del significado de la escuela en una sociedad como la nuestra con profundas brechas de desigualdad económica y social. La gran apuesta por la tecnología para avanzar en los programas de estudio evidenció los límites telemáticos para atender las necesidades formativas de todas y todos los alumnos, acrecentando el rezago escolar en sectores con altos grados de marginación.

La preocupación social por la educación de las nuevas generaciones crece en la medida en que la “crisis de civilización” que afrontamos, fragmenta y refuerza la “legitimación de las disparidades” en el mundo (Maalouf, 2019). Educación para Todos (Unesco, 1990), añeja aspiración de los sistemas escolares, vuelve a cobrar vigencia como principio de políticas y acciones encaminadas a la escolaridad de la población. Favorecer la equidad y la inclusión en las aulas representa, ahora mismo, uno de los desafíos más apremiantes para que la escuela, como institución cultural con vocación democrática, cumpla su función de formar para la ciudadanía.

En este contexto, Que ningún alumno se quede. La enseñanza con sentido y equidad, de Ruth Mercado Maldonado y Epifanio Espinosa Tavera, constituye un gran aporte para repensar la escuela contemporánea a partir de la labor que muchos maestros y maestras desarrollan en las aulas a favor de la equidad, en condiciones muchas veces adversas y con recursos precarios. Sin lugar a dudas, se trata de un libro oportuno, interesante y ameno, tanto en su textualidad como en su diseño.

I

El título destaca por su sencillez, claridad y elocuencia. Anuncia que tenemos en las manos un texto que habla -literalmente- de equidad, inclusión y justicia social en la escuela, por medio de una enseñanza con sentido para todos y cada uno de las y los alumnos, atenta a sus intereses y necesidades, abierta al aprendizaje y desarrollo de su potencial. Asimismo, expone la preocupación constante de muchos docentes: “Que ningún alumno se quede” -como ellos dicen-, que todas y todos transiten con éxito los caminos de la escolaridad, independientemente de sus características físicas, género o condición social; contexto familiar, origen étnico o situación de vida.

De esta manera escuchamos, desde el inicio, la voz de docentes que, en las aulas, junto a su alumnado, libran día a día una batalla contra la desigualdad, la discriminación o la injusticia que imperan en la sociedad. El título, sin duda, los visibiliza y alude a su labor tesonera y valiente; además, expresa el ángulo político del trabajo académico de los autores. El compromiso contundente con un quehacer investigativo que pugna por garantizar el derecho que tienen todos los niños, niñas y jóvenes mexicanos a una educación escolar equitativa e incluyente. ¡Un derecho por el que vale la pena luchar!

Coincido plenamente con Antonia Candela cuando afirma, en el excelente prólogo que elaboró para el libro, que el título -la obra en su conjunto- es un merecido reconocimiento al trabajo que las y los maestros de México desempeñan en las aulas para que el alumnado tenga la oportunidad de aprender. Un trabajo que suele pasar desapercibido y que la obra reivindica con rigurosidad y prestancia.

II

El discurso resulta novedoso porque propone una conversación entre la investigación y la docencia. Las voces de las y los investigadores se entrelazan con las de docentes, conjugando intereses, búsquedas, argumentos y propuestas en torno a experiencias de enseñanza que, en diferentes contextos escolares, abren posibilidades para la equidad y la inclusión.

De manera ágil y creativa, los autores exponen tanto hallazgos de investigaciones educativas -realizadas en diferentes épocas y regiones del país-, como relatos de docentes sobre prácticas de enseñanza que han sido construidas en la cotidianidad de las aulas y, por tanto, comunican soluciones probadas frente a problemas de trabajo, acrecientan los saberes docentes y socializan algunos secretos de la profesión. En los tres capítulos que integran el libro encontramos esta conversación intencionada, relativa a la edificación de una escuela para todos.

El capítulo I ofrece un acercamiento a las condiciones de trabajo que son necesarias para favorecer el aprendizaje simultáneo de todo el alumnado. Establecer estas condiciones demanda al profesorado claridad de propósito y múltiples esfuerzos. Que todas y todos los alumnos aprendan y avancen juntos requiere crear “significados compartidos” entre ellos, una comprensión colectiva sobre qué, por qué y cómo se desarrollará el trabajo escolar; así como conformar una estructura de participación en el aula para que se involucren en la organización de la clase, las normas para la convivencia y las relaciones de ayuda mutua, entre otros aspectos. La labor docente incluye atender eventuales resistencias o desacuerdos respecto de las tareas propuestas y lograr consensos.

El capítulo II focaliza la enseñanza de las y los niños que requieren más apoyo: quienes tienen alguna discapacidad, sufren maltratos y violencias o padecen rezago escolar. Aquí la conversación apunta distintas estrategias para su atención personalizada, a partir de identificar sus necesidades educativas particulares y aplicar acciones de discriminación positiva. La educación inclusiva, desde la perspectiva de los autores, tiene una connotación amplia y estratégica.

El capítulo III examina las relaciones entre docentes y madres o padres de familia, como soporte para promover los aprendizajes en el aula. Los planteamientos remiten al interés mutuo de estos actores por la formación, el aprendizaje y el bienestar de las y los alumnos en la escuela. Una coincidencia que, sin embargo, no está libre de tensiones y conflictos; requiere modularse en constantes negociaciones y acuerdos para apoyar el trabajo escolar de cada uno de las y los alumnos. La equidad en el aula es posible cuando padres y maestros superan posibles desencuentros y unen esfuerzos en beneficio del estudiantado. De este modo, como apuntan los autores, en la escuela se despliega una micropolítica de inclusión en la que ambos actores son partícipes.

La narrativa está articulada por dos nociones teóricas que constituyen verdaderos andamios conceptuales: educación inclusiva y enseñanza diversificada. A partir de ellas, los autores tejen argumentos, relatos y propuestas de enseñanza sostenidas en un principio de equidad. La educación inclusiva se concibe en un sentido amplio, abarcando a todas y todos los estudiantes, aunque considera de manera especial a quienes viven o enfrentan dificultades o barreras escolares pero también sociales para su aprendizaje: niños y niñas migrantes estacionales, que sufren violencia familiar, tienen alguna discapacidad o presentan limitaciones físicas, entre otros.

La noción así entendida remite al trabajo que muchos profesores(as) realizan en las aulas para que el alumnado en estas situaciones remonte los obstáculos impuestos por la desigualdad, la discriminación o la marginación; para que ningún niño, ninguna niña se quede atrás. Deseo, decisión y trabajo de las y los profesores para que avancen en la medida de sus posibilidades serían los pilares más firmes de la inclusión en educación.

La enseñanza diversificada se basa, precisamente, en la diversidad de las y los alumnos que integran todo grupo escolar. Una diversidad -aseguran los autores- que las y los maestros no pueden ignorar. Así, el trabajo docente en el aula supone atender a cada uno de diferente modo, proporcionar ayudas específicas y emplear recursos variados para los diversos intereses y necesidades de aprendizaje. Una enseñanza diversificada se focaliza en el alumnado con mayores dificultades para el trabajo escolar, no pierde de vista a la totalidad del grupo. La diversificación requiere de un constante monitoreo sobre los progresos, dificultades y posibilidades del conjunto del alumnado y de cada uno(a) en particular. El conocimiento que las y los docentes acumulan sobre ellos, a través del trabajo cotidiano, es el sustrato de una enseñanza con sentido para todos y todas.

Las estrategias de enseñanza documentadas y que se presentan en este libro pretenden, por una parte, aprovechar la diversidad intrínseca de los grupos escolares; atender los diferentes intereses, ritmos de aprendizaje y niveles de desarrollo del alumnado, a partir de reconocer su heterogeneidad. Y, por otra, intentan reparar las secuelas de la desigualdad -económica y social- o la marginación que se manifiestan en las aulas, razón por la cual las acciones propuestas conllevan, en su intención y despliegue, un claro propósito compensatorio.

Todas las estrategias fueron acuñadas en condiciones concretas, en “aulas vivas”, con los recursos que el profesorado tenía a la mano. Constituyen experiencias de enseñanza situadas que pueden ser probadas, con las adecuaciones necesarias, en diversos contextos escolares: en grupos unigrado y multigrado, en escuelas primarias y telesecundarias, en territorios rurales, urbanos y suburbanos. En todo caso, son propuestas de trabajo que las y los docentes interesados podrán enriquecer aplicando su juicio crítico e imaginación pedagógica. Podríamos decir, con palabras de Tardif (2004), que las estrategias vertidas en el texto representan “cultura docente en acción”, saberes y prácticas que en su despliegue expresan significados compartidos de la profesión.

III

El diseño del libro merece atención especial. Además de atractivo, resulta útil para ampliar la información y promover la reflexión sobre los temas abordados, tanto de manera individual como en el marco de reuniones colegiadas. Se trata de un texto interactivo, con recuadros contingentes al texto central, donde las y los lectores pueden encontrar cápsulas con referentes teóricos, información adicional a los temas tratados, relatos de experiencias docentes, preguntas para generar la reflexión y propuestas de actividades para desarrollar con distintos grupos de alumnos y también incluye fotos. Retratos de escenas del aula que ciertamente abren ventanas para mirar lo que hacen las y los maestros para apoyar a su alumnado de manera equitativa. Particularmente, llama la atención la secuencia de fotografías que salpican las páginas, como al descuido, pero que lleva un hilo conductor para ubicarnos en la vida diaria escolar. Estas pequeñas imágenes -pequeñas por su tamaño, no por su significado- proponen un recorrido por distintas escuelas, a través de imágenes que trasmiten mensajes, evocan rostros, insinúan intenciones y expectativas de maestros, alumnos y madres de familia. Representan lo que podría llamarse una etnografía gráfica de la escuela que describe escenarios, situaciones y vínculos relacionados con la escolaridad y su dimensión equitativa.

La secuencia incluye 16 fotos cuyos nombres al pie resaltan el contenido que los autores quieren mostrar, como podemos apreciar en algunas leyendas: “Estudiantes de secundaria en equipo”, “Los alumnos aportan ideas para realizar proyectos”, “Los niños de todo grupo escolar son diversos”, “Los alumnos colaboran y se apoyan en la resolución de las tareas”, “Los maestros proporcionan ayudas específicas a quienes lo requieran”, “Inclusión en la escuela. Ensayando una danza con los compañeros”, “Los padres dedican tiempo para conocer el trabajo escolar de los alumnos”, “Tanto madres como maestras se interesan en el desempeño de los estudiantes”. Un ojo atento podrá advertir detalles y matices en las escenas, captados por cámaras sensibles, que los títulos no alcanzan a describir por su indispensable necesidad de brevedad. Pasar lentamente las páginas y detenerse en ellas resulta una experiencia literaria enriquecedora y estimulante para escudriñar la vida de la escuela. Una aventura intelectual grata y formativa.

Justo al final de cada capítulo, aguardan otras pequeñas fotos, pero sin título a la vista, como convocando nuestra inventiva para elegir alguno. Las escenas se refieren a tres situaciones escolares: 1) niñas y niños de primaria, en círculo sobre el piso del aula, elaboran un dibujo y comentan animadamente entre ellos; 2) niño sonriendo en un aula, sentado en silla de ruedas; y 3) alumnas de secundaria, formadas en fila siguen a su maestra que va al frente, todas ríen, al parecer, divertidas. En mi opinión, las tres fotos-corolario de los capítulos, deberían llevar un mismo nombre: ¡Todos y todas disfrutamos la escuela! Ciertamente, la lectura del libro genera la reflexión de que trabajar para la equidad y la inclusión en la escuela conlleva un contenido emocional que es importante reconocer y que significa trabajar de manera integral por el aprendizaje significativo de todas y todos los alumnos, su bienestar en las aulas y el disfrute de su escolaridad.

IV

Finalmente, es importante destacar la contribución de la obra al campo de la formación de maestros. Los diferentes planos de análisis y propuestas en los temas tratados, relativos a la inclusión y equidad en la escuela, constituyen planteamientos que, por estar basados en la práctica cotidiana, pueden enriquecer los procesos de formación tanto de profesores en servicio que laboran en diferentes contextos, como de estudiantes de magisterio en etapas iniciales de su formación profesional. La circulación del libro entre las y los docentes interesados nutrirá sin duda su bagaje profesional. Por su contenido y mensaje, será un referente obligado para el análisis de las condiciones y las prácticas docentes favorables al aprendizaje de todos y todas los alumnos y un material de consulta indispensable para el desarrollo de estrategias de enseñanza basadas en principios de equidad.

La publicación de la obra abona, además, a la distribución social del conocimiento que diversas investigaciones -principalmente de corte etnográfico- han arrojado sobre la complejidad de la enseñanza y la permanente construcción de saberes docentes en las aulas de nuestras escuelas. Y contribuye, por así decirlo, al movimiento de devolución social que otorga al quehacer investigativo razón de ser. En los tiempos que corren, la lectura de este libro es una bocanada de aire fresco, despertará su interés… Y estoy segura de que disfrutarán cada una de sus páginas.

Referencias

Maalouf, Amin (2019). El naufragio de las civilizaciones, Ciudad de México: Alianza editorial. [ Links ]

Tardif, Maurice (2004). Los saberes del docente y su desarrollo profesional, Madrid: Narcea. [ Links ]

Unesco (1990). “Conferencia mundial de educación para todos”, Educación Superior y Sociedad, vol. 1, núm. 1, pp. 110-122. Disponible en: https://www.iesalc.unesco.org/ess/index.php/ess3/issue/view/16/18 (consultado: 01 de febrero de 2021). [ Links ]

Recibido: 17 de Agosto de 2021; Aprobado: 07 de Octubre de 2021

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