Introducción
Argentina es uno de los países con mayor segregación social en el nivel secundario y, así, las y los alumnos1 tienen escasas probabilidades de encontrarse en su escuela con pares de otro grupo social (OECD, 2019a). Uno de los componentes de la segregación escolar por nivel socioeconómico suele ser la distribución desigual del alumnado entre los sectores de gestión estatal y privada. Dicho factor resulta en Argentina de gran relevancia, ya que explica cerca de un 30% de la segregación total, mientras que para el promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) esta proporción no supera al 8% (OECD, 2019a). Asimismo, se ha registrado un crecimiento de la segregación entre ambas redes desde fines del siglo pasado (Gasparini, Jaume, Serio y Vázquez, 2011) y un nivel de segregación al interior del sector privado sustancialmente mayor al que se observa en el sector estatal (Krüger, 2019).
De esta manera, los factores asociados a la asistencia al sector educativo de gestión privada -así como la selección de alumnos por parte de las escuelas- pueden, a nivel agregado, redundar en una disminución de la equidad educativa (Murillo, Martínez-Garrido y Graña, 2023; OECD, 2019b; Palardy, 2020; Santos y Elacqua, 2016; Zancajo y Bonal, 2022) y atentar contra la posibilidad de que la educación favorezca la cohesión social (Bonal y Bellei, 2018; Krüger, 2019; OECD, 2019b). Estas dos cuestiones motivan el estudio propuesto.
En Argentina, la educación se estructura en cuatro niveles, constituyendo los primeros tres la educación básica: 1) inicial, 2) primario, 3) secundario y 4) superior. El nivel secundario, en el que se enfoca el presente trabajo, es obligatorio y está destinado a aquellos que ya hayan cumplimentado el primario. Está conformado por dos ciclos de tres años cada uno: un ciclo básico, común para todos, y otro orientado, donde existen ocho modalidades de acuerdo con las áreas de conocimiento (Ley 26.206, Ministerio de Educación, 2006). La edad típica en que se cursa está comprendida entre los 12 y los 17 años.
Si bien el sistema educativo ha sido desarrollado y sostenido fundamentalmente por el Estado, también presta servicios el sector privado, cuya participación ha crecido significativamente durante el siglo pasado (Morduchowicz, 2002). Narodowski, Moschetti y Gottau (2017) recopilan las distintas explicaciones que la literatura ofrece para el proceso de privatización de la educación en el país, entre las que se encuentran el mejoramiento de los ingresos de la población; las preferencias académicas y de socialización de las familias; la frecuente interrupción de las clases en el sector estatal debido a las medidas de fuerza de los sindicatos docentes; la creciente validación de los servicios privados por parte de la legislación educativa; el financiamiento estatal y la desregulación de la oferta privada; y la conformación de un modelo cuasi-monopólico en el que ambos sectores permiten cubrir la demanda reduciendo el costo para el Estado.
Actualmente, el sector privado asume un rol relevante en la provisión de servicios educativos, es tal que la distribución desigual de los alumnos entre ambas redes de gestión explica parte importante de la segregación escolar por nivel socioeconómico. Por ello, cobra interés el análisis de los factores vinculados con el hecho de que un alumno asista a cada tipo de institución.
Otra de las características fundamentales del sistema educativo argentino es la descentralización de su gobierno y financiamiento. Es decir que, si bien el país se organiza de modo federal, la educación básica se encuentra mayormente bajo la órbita de responsabilidad de las provincias (Ley 26.206, Ministerio de Educación, 2006). Ello ocurre en un contexto de gran disparidad en los distintos indicadores demográficos, económicos y sociales de las jurisdicciones que conforman, según Steinberg, Cetrángolo y Gatto (2011), escenarios territoriales heterogéneos.
La organización descentralizada del sistema educativo ha sido señalada como una de las principales fuentes de desigualdad en su dimensión territorial, al profundizar el traslado al ámbito educativo de las disparidades existentes entre jurisdicciones (Morduchowicz, 2019). Los indicadores de acceso, permanencia y terminalidad en la educación básica dan cuenta de la persistencia de amplias brechas en los resultados educativos según el contexto socio-territorial en el que opera el sistema. Dichas desigualdades responderían a diferencias en el desarrollo socioeconómico, en los recursos asignados a la educación, en la estructura social, y en la gobernanza del sector educativo a nivel provincial y subprovincial (Buchbinder, McCallum y Volman, 2019; Llach, Roldán y Montoya, 2000; López, 2006; Piovani y Salvia, 2018; Riquelme y Kodric, 2013). Asimismo, se han hallado situaciones muy divergentes en relación con la segregación escolar por nivel socioeconómico, tanto en el nivel primario como en el secundario (Krüger, McCallum y Volman, 2022).
En este marco, se observan también significativas diferencias respecto de la participación del sector privado en la educación básica. Algunos estados cuentan con un porcentaje de matrícula escolar en gestión privada muy por encima del promedio nacional (29%) -por ejemplo: Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Buenos Aires y Santa Fe-, mientras que otros tienen un porcentaje que está muy por debajo de dicho promedio -tales como Formosa, La Rioja y Neuquén- (Krüger, McCallum y Volman, 2022). Por ende, cobra relevancia la comparación interprovincial de los factores explicativos de la asistencia a escuelas de gestión privada.
La literatura internacional que se reseña en la próxima sección ha identificado una compleja red de factores económicos y socioculturales que incide tanto en las preferencias como en la capacidad de elección escolar de las familias. En Argentina, las disparidades en la provisión del servicio educativo estatal en cada provincia, la presencia desigual de los actores privados, la variación en el perfil socioeconómico del alumnado e incluso en la idiosincrasia propia de cada región configuran escenarios muy disímiles en los que se toman las decisiones relativas a la escolarización. Así, se esboza la hipótesis de que los modelos explicativos de la asistencia a una escuela de gestión privada pueden variar entre jurisdicciones, cobrando en algunos casos mayor relevancia ciertas variables frente a otras.
El presente trabajo tiene como objetivos analizar los factores explicativos de la probabilidad de asistencia a una escuela secundaria privada en Argentina y compararlos entre las provincias con el fin de identificar discrepancias vinculadas a la localización geográfica.
El trabajo se estructura así: en la próxima sección se resumen los antecedentes del estudio; luego, en la tercera, se describen los métodos; en la cuarta se analizan los resultados y, por último, se presentan las conclusiones.
Antecedentes
Entre los factores asociados a la asistencia a determinado sector de gestión escolar existe una restricción económica principal que es el costo de los servicios privados (Chakrabarti y Roy, 2010), pero más allá de esta, resultan clave las preferencias, valoraciones y acceso a la información (Bast y Walberg, 2004). Dichos factores difieren entre familias, se vinculan con sus características socioeconómicas y demográficas (Bell, 2009), a tal grado que a qué tipo de colegio asistir resulta, en definitiva, una acción de clase (Orellana, Caviedes, Bellei y Contreras, 2018).
En principio, Chakrabarti y Roy (2010) señalan que las preferencias de los padres pueden vincularse a la oferta académica de las escuelas, la composición social, la localización y el clima escolar. Luego, Orellana et al. (2018) agregan el prestigio y la distinción social. Dichas preferencias se vinculan al nivel cultural y económico de las familias y las diferencias cualitativas entre las escuelas estatales y privadas en sus recursos, organización y objetivos influyen en las características del alumnado que atraen o seleccionan (Bertola y Checchi, 2013).
Por otro lado, como sostiene Bell (2009), la capacidad para recopilar información o movilizar distintos recursos para conocer y acceder a ciertas escuelas difiere entre las familias y grupos sociales, resultando clave el capital social y educativo. De este modo, las elecciones de las familias se encuentren estrechamente ligadas a la estructura de clases (Goldring y Phillips, 2008; Orellana et al., 2018), lo cual deriva en distintos niveles de segregación entre ambos sectores de gestión y al interior de los mismos (Canales, Bellei y Orellana, 2016).
Diversos modelos teóricos y estudios empíricos a nivel internacional han analizado los factores involucrados en la elección de escuela. La mayoría de las investigaciones se han realizado en Europa Occidental y América del Norte, mientras que, en América Latina, estos análisis son más escasos (Orellana et al., 2018) y adoptan principalmente un enfoque cualitativo. A continuación, se hace referencia a una selección de antecedentes sobre los determinantes de la elección escolar que han orientado el desarrollo del presente estudio, con énfasis en los trabajos empíricos de tipo econométrico, más cercanos a la metodología escogida aquí.
El análisis de Bertola y Checchi (2013) es el más abarcativo, porque emplea datos de todos los países participantes del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés) para analizar los determinantes de la matriculación en escuelas privadas. Hallan, entre otros resultados, que el nivel cultural y la capacidad para pagar tienen un rol importante en la elección escolar. Asimismo, estudios enfocados en países europeos, como el de Checchi y Jappelli (2003) para Italia o el de Dearden, Ryan y Sibieta (2011), que compara al Reino Unido con Australia, confirman la importancia de distintas características demográficas y socioeconómicas de las familias y el alumnado en la elección del tipo de gestión. Por otra parte, algunos trabajos para España, como los de Villarroya y Escardíbul (2008) y Escardíbul y Villarroya (2009), hallan una asociación positiva entre distintos indicadores del nivel socioeconómico, como el nivel educativo y la ocupación de los padres, la riqueza, la disponibilidad de libros y computadoras y la asistencia al sector privado. Encuentran, asimismo, una influencia relevante de la trayectoria educativa previa, específicamente la asistencia al nivel inicial, así como otras variables académicas vinculadas con las expectativas, las preferencias o motivaciones del alumno. Más recientemente, Vega-Bayo y Mariel (2018) analizan las distintas regiones españolas y concluyen que la valoración por la gestión privada y la composición social crece con la riqueza del hogar y la educación de los padres. Luego, Rogero-García y Andrés-Candelas (2020) realizan una interesante comparación entre las preferencias de los padres y encuentran que aquellos con mayor capital sociocultural y estatus económico tienden a preferir el sector privado.
Para Estados Unidos, uno de los trabajos pioneros es el de Long y Toma (1988), quienes encuentran que factores familiares como los ingresos, la etnia, la ocupación y la educación del jefe de hogar inciden en la asistencia a una escuela privada. Luego, Goldring y Phillips (2008), para el caso de Nashville, señalan que los padres que participan más en la escolarización de sus hijos son atraídos por las escuelas privadas. Hallan, asimismo, efectos positivos del ingreso familiar y el nivel educativo de los padres.
Para América Latina, el trabajo de Cámara, Decándido y Gertel (2012) se enfoca en el peso que tiene la oferta de actividades extracurriculares de las escuelas en la elección del sector privado. De todas formas, su análisis muestra un efecto considerable de otros factores personales (como el sexo, la historia de repitencia y la actitud hacia la escuela) y familiares (como el nivel educativo y la ocupación de los padres o la riqueza del hogar), así como diferencias en la asistencia al sector privado por país.
Por su parte, Solís, Rodríguez Rocha y Brunet (2013) estudian el caso de México, pero realizan un análisis más global, ya que consideran diferentes etapas de la trayectoria de elección escolar (no solo acerca de la institución). En sus resultados destacan que existen otros determinantes, más allá del nivel socioeconómico de las familias, que operan con enorme importancia: el entorno institucional que enfrentan los estudiantes, sus antecedentes escolares y sus expectativas de seguir estudiando. Estos dos últimos representan un doble efecto: como determinantes por sí mismos y como mediadores de los efectos vinculados al nivel socioeconómico. En igual sentido, Rodríguez Rocha (2014) analiza la transición de los estudiantes mexicanos hacia la educación media superior y concluye que el factor determinante más relevante en la elección de la institución escolar es el nivel socioeconómico de las familias y, adicionalmente, aunque en una escala menor, el nivel cultural presente en los hogares. Sin embargo, hallan que estos efectos disminuyen, aunque no enormemente, al incluir en el modelo información sobre las trayectorias educativas y las expectativas sobre el futuro. De este modo, las elecciones educativas se vinculan estrechamente a las condiciones de origen de los estudiantes, pero existe margen para que parte de estas decisiones sean independientes de dichas condiciones.
Asimismo, Aedo (1996) analiza el caso de Chile y estima los determinantes de la asistencia a un colegio privado subvencionado versus a uno municipal, identificando efectos significativos de distintos indicadores personales y del hogar. Entre ellos, destaca a la estructura familiar, la educación de las madres, el ingreso y la riqueza del hogar y el rezago escolar del alumno. Por su parte, Gallego y Hernando (2010) también realizan un análisis para Chile y hallan que en los hogares con mayor capital educativo y económico se valoran más la composición socioeconómica de la escuela y los resultados académicos, mientras que tiene un menor peso la proximidad al hogar.
Poniendo el foco en Argentina, distintas investigaciones para el país muestran que el perfil socioeconómico de los alumnos que asisten al sector de gestión estatal difiere significativamente del de quienes asisten al sector privado. En el primero, tienden a concentrarse aquellos de origen social más desfavorecido -con algunas excepciones en el caso de escuelas de élite-, mientras que las clases medias y altas han ido paulatinamente migrando hacia la red privada (Gasparini et al., 2011; Krüger, 2014; Krüger y Formichella, 2012; Narodowski y Gottau, 2017; Narodowski, Gottau y Moschetti, 2016).
Desde una perspectiva cualitativa, puede encontrarse un amplio y diverso conjunto de trabajos que buscan dar cuenta de las motivaciones, preferencias y valoraciones individuales y sociales que se ponen en juego en la elección escolar, problematizando incluso el mismo concepto de “elección” y su racionalidad. Autores como Gamallo (2011), Gómez Schettini (2007), Gottau (2020), Judzik y Moschetti (2016), Narodowski y Gottau (2017), Tiramonti (2007), Veleda (2012) y Ziegler (2007), entre otros, analizan la mirada de las familias de diverso origen social para reconstruir las lógicas de acción detrás de las decisiones y así contribuyen a comprender la configuración segregada del sistema educativo argentino. Respecto de la opción por el sector educativo de gestión privada, si bien los antecedentes en general destacan la influencia de las distintas formas de capital económico y sociocultural, también advierten que no existe una correspondencia estricta o una relación lineal entre la asistencia a la red privada y el nivel socioeconómico familiar. Aquí se hace hincapié en los estudios que aplican metodologías más afines a las del presente trabajo, pero cabe mencionar que estas investigaciones cualitativas han permitido sustentar la construcción de los modelos explicativos en los estudios de corte cuantitativo y contribuyen a esbozar hipótesis interpretativas de sus hallazgos.
Desde un enfoque cuantitativo, si bien en el país es menor la disponibilidad de estudios, diversos trabajos presentan resultados en línea con la literatura internacional. Por ejemplo, Krüger (2011) analiza la incidencia de distintas variables personales, familiares y contextuales en la probabilidad de asistir a una escuela privada y encuentra efectos significativos de un indicador del estatus económico y sociocultural de las familias (que condensa información sobre la ocupación y el nivel educativo de los padres y diversos recursos materiales del hogar). También halla un impacto del género, la edad al iniciar el nivel primario, la composición familiar y el tamaño de la localidad. Jaume (2013) presenta un modelo de elección en el que las características de las familias desempeñan un papel determinante en la decisión escolar. Estima un modelo econométrico para determinar la probabilidad de asistir al colegio y, en caso de hacerlo, elegir uno privado. Entre los factores explicativos con efectos significativos en la segunda etapa, destaca el rol del ingreso per cápita del hogar. Siguiendo a Jaume (2013), Ibáñez Martín (2015) estima el mismo modelo de decisión escolar hallando efectos significativos de los ingresos familiares y la educación de los padres, así como de la edad y el género del alumnado. Asimismo, Krüger, Ibáñez Martín y Formichella (2016) analizan esta cuestión para la localidad de Bahía Blanca, ciudad de la Provincia de Buenos Aires, y concluyen que los principales elementos que determinan la asistencia a un establecimiento de gestión privada son el nivel de ingresos y el clima educativo del hogar (definido como el promedio de años de educación de los miembros adultos). Hallan, asimismo, un efecto ambiguo del sexo del alumno y cierta influencia del estatus ocupacional de los padres y de la estructura familiar. Por último, el trabajo más reciente es el de Segnana y Adrogué (2021), quienes concluyen que el nivel educativo del jefe de hogar y la posición del hogar en la distribución del ingreso -interpretada como la clase social de pertenencia- son predictores de la asistencia al sector privado.
Para cerrar esta sección, la Tabla 1 expone un resumen de los principales factores que los distintos estudios empíricos, mayormente desde un enfoque cuantitativo, han tenido en cuenta como posibles determinantes de la asistencia a una escuela privada. Los mismos han guiado la selección de variables explicativas en la presente investigación.
Factores personales | Edad | |
Sexo | ||
Trayectoria educativa previa | Asistencia al nivel
inicial y su duración Edad al inicio del nivel primario |
|
Nacionalidad (nativo o inmigrante) | ||
Etnia | ||
Factores familiares | Estructura del hogar | Familia
nuclear Cantidad de menores de edad |
Capital económico del hogar | Capacidad de pago o
ingresos Posición del hogar en la distribución del ingreso Recursos materiales Riqueza del hogar |
|
Capital educativo y sociocultural del hogar | Estatus y categoría
ocupacional de padre y/o madre Nivel educativo de padre y/o madre o clima educativo del hogar Cantidad de libros en el hogar Disponibilidad y uso de recursos informáticos Acceso a información Redes sociales o capital social |
|
Factores motivacionales personales y familiares | Actitud
acerca de la utilidad de la escuela Expectativas educativas Expectativas laborales Tradiciones familiares Preferencia por la enseñanza religiosa Involucramiento de padres en la escolarización de sus hijos |
|
Factores contextuales | Localización urbana/rural Tamaño poblacional Tamaño del sistema educativo o la oferta educativa Diversidad de la oferta educativa (nivel de competencia, participación del sector privado) |
Fuente: elaboración propia.
Datos y metodología
Datos
La fuente de datos escogida es el operativo nacional Aprender 2017 para el nivel secundario. El mismo aplica evaluaciones estandarizadas en las áreas de Lengua y Matemática, de manera censal, a estudiantes del último año del nivel medio de la modalidad común en las 24 provincias argentinas. La prueba es diseñada por equipos técnicos de la Secretaría de Evaluación Educativa del exministerio de Educación de la República Argentina. Además, se administran cuestionarios de contexto que proveen información complementaria sobre los alumnos y sus familias.
Cabe aclarar que, por diversos problemas de implementación, pese al carácter censal del operativo, no se ha logrado una cobertura del 100%. En este caso la tasa de respuesta promedio es del 66.5% a nivel nacional, por lo que no puede descartarse la posibilidad de que existan sesgos. Especialmente, en las provincias de Neuquén, Río Negro y Santa Cruz los resultados deben tomarse con cautela ya que no se alcanzó el 50% de cobertura considerado como el mínimo aceptable por parte de la Secretaría de Evaluación Educativa. La cantidad de alumnos participantes por provincia puede encontrarse en la Tabla 3A del anexo.
Variables
A partir de la revisión de la literatura se han incluido diversas características demográficas y académicas del alumnado, así como indicadores del capital socioeconómico y cultural de sus familias, que podrían tener una influencia en la probabilidad de asistir al sector privado. Las variables empleadas buscan representar, según lo permite la información disponible, las distintas dimensiones sintetizadas en la Tabla 1 y se describen sucintamente en la Tabla 2.
Significado para valor =1 | Frecuencia para valor =1 (total país) (%) | |
---|---|---|
Variable dependiente | ||
Gestión privada (GP) | Escuela de gestión privada, con o sin subvenciones estatales | 42.5 |
Variables explicativas | ||
Factores personales | ||
Varón | Género masculino según lo declarado por el alumno | 45.1 |
Nativo | Tanto el alumno como sus padres nacieron en Argentina | 90.9 |
Trabaja | El alumno manifiesta asistir a sus padres en su trabajo o bien trabajar fuera de la casa para alguien externo a la familia | 43.9 |
Asistencia prolongada al jardín (APJ) | El alumno asistió al jardín de infantes (nivel inicial) durante 2 o más años | 78.9 |
Repitencia en primaria (RP) | El alumno repitió al menos 1 año durante el nivel primario | 7.3 |
Repitencia en secundaria (RS) | El alumno repitió al menos 1 año durante el nivel secundario | 17.2 |
Materias previas (MP) | El alumno adeuda materias de años anteriores | 33.0 |
Factores familiares | ||
Familia nuclear (FN) | El alumno vive con ambos padres | 60.9 |
Nivel educativo de la madre (NEM) | a) Secundario
completo o superior incompleto: la madre cuenta con estudios
secundarios completos o bien terciarios/universitarios
incompletos (Hasta Secundario Completo-HSC_M.) b) Superior completo: la madre cuenta con estudios terciarios/universitarios completos o de posgrado (SC_M) |
a) 33.9 b) 27.5 |
Nivel educativo del padre (NEP) | Ídem nivel educativo de la madre | a) 33.5 b) 19.8 |
Escasez de libros (EL) | En el hogar hay solo 25 libros o menos | 41.4 |
Hacinamiento | En la vivienda del alumno viven más de 3 personas por cuarto. Se incluye como indicador de las condiciones de vida o riqueza del hogar. | 8.8 |
Internet | El alumno dispone de conexión a Internet en su hogar. Se incluye como indicador de la disposición de recursos educativos y la riqueza del hogar | 84.2 |
Computadora (PC) | El alumno dispone de una computadora en su hogar. Se incluye como indicador de la disposición de recursos educativos y la riqueza del hogar. | 86.2 |
Aire acondicionado (AAc) | El alumno dispone de equipo acondicionador de aire en su hogar. Se incluye como indicador de la riqueza del hogar. | 65.4 |
Factores motivacionales personales y familiares | ||
Expectativa de trabajo (ET) | El alumno espera trabajar y estudiar o solo trabajar al finalizar el nivel secundario | 45,9 |
Ausentismo alto (AA) | El alumno declara haber faltado más de 15 días a clase durante el corriente año escolar | 53,1 |
Interés por la escuela (IE) | El alumno manifiesta interés por lo que le enseñan en la escuela | 81,8 |
Autoconcepto en Lengua (AL) | Indicador construido por la Secretaría de Evaluación Educativa que refleja si el estudiante cree que le va bien y que entiende rápido en relación con la asignatura a) Autoconcepto alto (AAL) b) Autoconcepto medio (AML) | a) 13.5 b) 74.3 |
Autoconcepto en Matemática (AM) | Ídem autoconcepto en Lengua (AAM y AMM) | a) 12.6 b) 77.9 |
Interés por la lectura (IL) | El alumno lee libros en su tiempo de ocio | 35.4 |
Idiomas | El alumno toma clases de idiomas por fuera de la escuela | 14.0 |
Actividades extracurriculares (AE) | El alumno realiza actividades deportivas o artísticas por fuera de la escuela | 67.2 |
Factores contextuales | ||
Escuela lejana (EL) | El alumno tarda más de media hora en llegar de su hogar a la escuela | 19.4 |
Urbana | La escuela se localiza en un contexto urbano | 91.6 |
Fuente: elaboración propia con base en datos de Aprender 2017.
Cabe aclarar que, mientras que la variable dependiente no presenta valores perdidos en la base de datos, las distintas variables explicativas presentan tasas de no-respuesta que, en muchos casos, superan el 5%. Por ello, tal como sugiere Graham (2009), se optó por imputar los valores perdidos. Siguiendo a Danhier (2018), entre otros, se realizó una imputación múltiple multivariada por cadena de ecuaciones (StataCorp, 2015). Como se recomienda en la literatura especializada, para la construcción de los modelos de imputación se incluyeron todas las variables finalmente empleadas en los modelos predictivos de la elección escolar. Los datos de estadística descriptiva de las variables utilizadas pueden observarse en la Tabla 1A del Anexo.
Estrategia metodológica
Para modelizar la elección del tipo de gestión, se optó por emplear un modelo de regresión logística (logit) en el cual la variable dependiente toma valor 1 para reflejar la asistencia a una escuela privada. El mismo considera que la posibilidad de un alumno i de asistir a una escuela privada depende de un índice de utilidad no observable (latente) zi, que se determina por una serie de variables explicativas xi. Así: Zi = α + βXi (1)
Se supone que la variable Zi
representa la tendencia de un individuo a asistir a una escuela privada, y que
existe un umbral
En este tipo de modelos la interpretación de los coeficientes de las variables explicativas no es directa y la magnitud de su efecto se evalúa a través de los denominados odds-ratios (razones de probabilidad). Estos se calculan como exp (β), siendo β un nombre genérico asignado a los coeficientes de la regresión. Los odds-ratios miden la probabilidad de que ocurra un suceso Y, condicionada a la ocurrencia de otro evento X; en relación con la probabilidad de que no ocurra Y, condicionada al mismo evento X. Las razones de probabilidad asociadas a variables cuyos coeficientes son positivos son mayores a uno, mientras que las asociadas a coeficientes negativos son menores a la unidad. La variación en la probabilidad de ocurrencia del suceso que se intenta explicar (Y = 1) en relación con la probabilidad de no ocurrencia del mismo (Y = 0), ante la modificación de una variable independiente cualquiera, se mide así: (odds-ratio - 1).
Resultados y discusión
Análisis global de los resultados
Aquí se describen y analizan los principales hallazgos del análisis empírico para el total país. Los resultados pormenorizados de la estimación del modelo propuesto para cada provincia se presentan en la Tabla 2A del anexo. Cabe señalar que, como medida de la bondad de ajuste de los modelos, consideramos su capacidad predictiva: en promedio, el porcentaje total de observaciones correctamente predichas es del 77.9%, mientras que la sensibilidad (predicción correcta de valores positivos) es de 50.7% y la especificidad (predicción correcta de valores negativos), de 86.2%2 (ver Tabla 3A del anexo).
Además, Wooldridge (2001) menciona que existe la posibilidad de analizar la bondad de ajuste del modelo por medio de la medida denominada pseudo R2. Así, en la Tabla 3A del anexo también puede observarse el pseudo R2 McFadden que proporciona el software STATA, cuyo valor es igual a 0.22, en promedio. Según Mc Fadden (1979, citado en Hemmert, Schons, Wieseke y Schimmelpfennig, 2018), un valor mayor o igual a 0.2 indica un buen ajuste del modelo.
La primera cuestión a resaltar es que se verifica la hipótesis de que los factores asociados a la asistencia a un tipo de gestión escolar no son totalmente homogéneos entre jurisdicciones. En la Tabla 2A del anexo se observa que la significatividad de las variables explicativas difiere entre provincias, aunque cuando una variable es significativa en más de una provincia, el signo que acompaña a su coeficiente es consistente entre las mismas.
Más allá de las discrepancias evidenciadas, algunas variables han resultado ser estadísticamente significativas en más del 60% de los estados. Algunos indicadores que de algún modo reflejan la riqueza o el nivel socioeconómico de los hogares se encuentran en este grupo y los signos de sus coeficientes sugieren el vínculo esperado. Las variables que indican un mayor nivel socioeconómico familiar se asocian a una mayor probabilidad de asistencia a escuelas privadas, tal como señalaran Villaroya y Escardíbul (2008).
Así, los estudiantes que habitan hogares en los que hay hacinamiento tienen menos probabilidades de asistir a escuelas de gestión privada, mientras que aquellos que disponen de internet y/o aire acondicionado aumentan sus oportunidades en dicho sentido.
Una variable personal relacionada indica si el estudiante trabaja, la cual podría estar manifestando que el costo de oportunidad de destinar la totalidad del tiempo a estudiar es más elevado porque existe la necesidad de sumar ingresos en el hogar. Su coeficiente es negativo, entonces trabajar reduce las probabilidades de que el alumno asista a un establecimiento de gestión privada. En el mismo sentido parecen operar las expectativas de trabajar -ya sea de trabajar y estudiar o solo trabajar- luego de concluir el nivel educativo medio. Es decir que quienes tienen un horizonte de continuación de los estudios superiores o condiciones familiares que les permitirán posponer el ingreso al mundo del trabajo son quienes con mayor probabilidad se vuelcan al sector escolar privado. Aquí se entrecruzan factores vinculados tanto al capital económico como sociocultural de los hogares.
Específicamente respecto del nivel cultural y el clima educativo de los hogares, se encuentra que la menor presencia de libros en el hogar tiene signo negativo. Asimismo, todos los coeficientes que acompañan a las variables representativas del nivel educativo de los padres tienen signo positivo, es decir que, a mayor clima educativo del hogar, mayor es la probabilidad de asistir a un colegio de gestión privada. Por otro lado, con respecto a la disponibilidad de recursos informáticos para estudiar, la significatividad y efecto hallados para la variable “internet” coinciden con lo esperado y encontrado por Villarroya y Escardíbul (2008); mientras que no sucede lo mismo con la variable “computadora”, la cual solo resultó ser significativa en un reducido número de provincias (25%).
En suma, se observa que los estudiantes que habitan hogares con menor nivel socioeconómico, cultural y educativo presentan menos probabilidades de estar asistiendo a un establecimiento de gestión privada en su último año escolar, lo cual es consistente con investigaciones previas (Segnana y Adrogué, 2021; Aedo, 1996; Cámara, Decándido y Gertel, 2012; Canals 2013; Ibáñez Martín, 2015; Krüger, 2011; Villarroya y Escardíbul, 2008). En este sentido, Gallego y Hernando (2010) hipotetizan que padres más ricos y educados tienen mayor disposición a pagar por una escuela que se ajusta mejor sus preferencias. Por su parte, Krüger, Ibáñez Martín y Formichella (2016) afirman que las escuelas de gestión privada, al ser percibidas como mejores en calidad, son demandadas por aquellas familias que se encuentran en condiciones de pagar por el servicio y que las más educadas tienen una mayor predisposición a invertir en educación.
Respecto de los atributos personales del alumnado, la trayectoria académica previa aparece como relevante: quienes han asistido al nivel inicial durante dos años o más tienen mayores oportunidades de estar cursando su último año de secundario en una escuela de gestión privada; mientras que quienes han repetido algún año en el nivel primario o secundario tienen menos probabilidades de que esto sea así. La evidencia sobre la asistencia a preescolar es coincidente con la hallada por Villarroya y Escardíbul (2008) y Escardíbul y Villarroya (2009) y podría interpretarse de diversas maneras a partir de los aportes de Gamboa y Krüger (2016). Por un lado, es en sí mismo un indicador de un mayor capital económico y sociocultural familiar, así como posiblemente de una mayor valoración de la educación por parte de los padres, por lo cual podría estar captando la influencia de distintos atributos no observables en este sentido. Por otro lado, dado que la asistencia escolar temprana incide positivamente en el desempeño académico en el nivel medio, la influencia de esta variable podría estar señalando que quienes presentan trayectorias educativas más exitosas asisten en mayor medida a escuelas privadas. En el mismo sentido operaría la repitencia, observándose aquí también un resultado consistente con la literatura previa (Aedo, 1996; Cámara, Decándido y Gertel, 2012; Canals, 2013). Asimismo, Ibáñez Martín (2015), si bien no incorpora la variable repitencia en el modelo, sí incluye la edad y también halla una asociación negativa con la oportunidad de asistir a centros privados.
Por último, se ha incorporado la variable “interés por la escuela” vinculada a resultados educativos denominados no-cognitivos, es decir que no tienen que ver con aptitudes o conocimientos adquiridos por los estudiantes, sino con actitudes y expectativas. La hipótesis de base es que el interés que el alumno demuestra por lo que le enseñan en la escuela es un reflejo de sus expectativas en relación con la continuidad de los estudios y de la valoración y el involucramiento familiar en la educación, lo cual podría ser indicativo de un mayor capital sociocultural familiar y una mayor disposición a pagar por una escolarización privada, que en muchos casos se percibe como de mayor calidad. Sin embargo, su signo negativo muestra aquí que aumenta las probabilidades de asistencia a una escuela estatal, lo cual no coincide con lo esperado ni la evidencia previa (Cámara, Decándido y Gertel, 2012). En investigaciones futuras será de interés profundizar en esta cuestión.
Análisis de los resultados por subgrupos de provincias
Ahora bien, como se expresó en el párrafo inicial de esta sección, existen discrepancias entre estados y con el fin de organizar los resultados se han combinado dos clasificaciones: la distribución geográfica de las provincias en regiones -de acuerdo con las regiones estadísticas del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC)- y la tipificación propuesta por Riquelme y Kodric (2013). Así, por un lado, existen seis regiones: Patagonia, Cuyo, Pampeana, Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Noreste (NEA) y Noroeste (NOA) y, por otra parte, cuatro grupos: G1, G2, G3 y G4. Estos últimos surgen de la clasificación realizada por Riquelme y Kodric (2013) a partir de un conjunto de indicadores sociales y económicos provinciales: Índice de Desarrollo Humano (IDH), Producto Bruto Geográfico per cápita (PBG), tasa de mortalidad infantil y tasa de desempleo. El G1 agrupa a las provincias más desarrolladas, decreciendo el grado de desarrollo con el número de grupo tal que el G4 agrupa a los estados menos desarrollados. De la combinación de estas dos clasificaciones surgen 11 subgrupos y las provincias quedan distribuidas como lo muestra la Tabla 3.
CABA | G1 | CABA |
Patagonia | G1 | Tierra del Fuego; Santa Cruz; Chubut; Neuquén |
G2 | Río Negro | |
Pampeana | G2 | Buenos Aires; Córdoba |
G3 | Santa Fe; Entre Ríos; La Pampa | |
Cuyo | G2 | Mendoza |
G3 | San Luis | |
G4 | San Juan | |
NEA | G4 | Corrientes; Formosa; Chaco; Misiones |
NOA | G3 | Catamarca; La Rioja; Salta |
G4 | Tucumán; Jujuy; Santiago del Estero |
Fuente: elaboración propia con base en las regiones estadísticas del INDEC y la tipología de Riquelme y Kodric (2013).
Una de las variables que presenta efectos dispares según la provincia es el género de los estudiantes, la cual no es estadísticamente significativa en la mayoría de las jurisdicciones, pero que sí resulta mayormente explicativa en algunos subgrupos: CABA-G1, región Cuyo-G2 y región Pampeana-G2. Lo que tienen en común estos tres subgrupos es que los indicadores sociales y económicos de las provincias que los conforman se corresponden con los de mayor nivel de vida. Sin embargo, en los subgrupos G3 y G4 también hay casos aislados de provincias en las que el género resulta significativo (ver Formosa, Santa Fe y Misiones). Por ende, no se pueden relacionar los niveles de desarrollo con los patrones de género y asistencia a escuelas públicas o privadas. De este modo, no puede derivarse una conclusión general que permita explicar la influencia del género. Esto coincide con Villarroya y Escardíbul (2008), quienes restan relevancia a factores personales como el sexo y la edad, en contraposición a las variables familiares.
Sí puede afirmarse que, en los casos en que la variable “varón” presenta efectos estadísticamente significativos, su coeficiente es negativo; es decir, ser hombre disminuiría las probabilidades de asistir a una escuela de gestión privada. Podría ser objeto de futuras investigaciones analizar esto en mayor detalle, ya que la literatura previa no ha sido concluyente (Escardíbul y Villarroya, 2009). Algunas investigaciones han encontrado una correlación positiva entre ser varón y asistir a escuelas de gestión privada (Ibáñez Martín, 2015; Villarroya y Escardíbul, 2008), mientras que otras han hallado lo contrario (Cámara, Decándido y Gertel, 2012; Krüger, 2011).
Por otra parte, ser nativo o hijo de nativos de Argentina no parece tener relación con la probabilidad de asistencia escolar, ya que la variable resultó ser no significativa en prácticamente todas las provincias, con excepción de CABA. Allí, ser argentino se vincula con una mayor probabilidad de asistir al sector privado, lo cual coincide con los hallazgos de otros estudios (Villarroya y Escardíbul, 2008). Si bien pueden esbozarse algunas ideas acerca del vínculo entre ser nativo y la asistencia a la escuela de gestión privada en CABA, quizás a partir de una posible asociación con el nivel socioeconómico familiar, se requeriría de una investigación específica sobre este tema para poder encontrar las razones que den cuenta del mismo. De todas maneras, el principal resultado aquí es que no se evidencia dicho vínculo en la mayor parte de las jurisdicciones.
Convivir con una familia compuesta por padre y madre también se presenta como una situación heterogénea entre provincias, ya que solo en el 54% de ellas la variable “familia nuclear” aparece como estadísticamente significativa. Si se observa el comportamiento por subgrupos, en la mayoría de las provincias de las regiones CABA y Pampeana la variable es significativa y lo mismo sucede en los subgrupos Patagonia-G2, Cuyo-G2 y NOA-G4.
En aquellas provincias donde la variable presenta efectos estadísticamente significativos, su coeficiente es positivo, reflejando que los estudiantes que conviven con ambos padres tienen mayor oportunidad de asistir a un centro privado. Sin embargo, no puede ignorarse que en prácticamente la mitad de los estados la variable no resultó ser significativa y que la evidencia previa no es consistente, ya que algunas investigaciones hallaron un efecto positivo (Krüger, 2011) y otras un impacto negativo (Escardíbul y Villarroya, 2009 y Villarroya y Escardíbul, 2008). De este modo, el principal resultado en relación con esta variable es la disimilitud entre jurisdicciones.
Una variable que aparece como no significativa en la mayoría de las provincias es el ámbito, urbano o rural, de la localidad en la que se ubica la escuela. Sin embargo, en la región Pampeana y en un subgrupo de la región de Cuyo (G2) la probabilidad de asistir al sector privado es mayor en el contexto urbano, lo cual podría estar reflejando una mayor diversidad de la oferta educativa y disponibilidad de establecimientos privados, entre otras cuestiones. Este efecto positivo también fue hallado por Canals (2013) y Krüger (2011). Nuevamente, se observa discrepancia acerca de la significatividad de la variable entre jurisdicciones, pero en los estados donde la variable ha resultado ser relevante, se ha hallado el mismo impacto que en la literatura previa.
Asimismo, algunas de las variables que anteriormente se describieron como altamente homogéneas entre provincias presentan excepciones en el análisis por grupos. En relación con las vinculadas al nivel socioeconómico, pueden mencionarse la no significatividad de la variable “internet” en la región Patagonia y en los subgrupos Cuyo-G3, Cuyo-G4 y NOA-G3; la irrelevancia en la posesión de aire acondicionado en la región Patagonia, lo cual resulta esperable debido a las bajas temperaturas de dicha área geográfica; la no significatividad de “expectativa de trabajo” en CABA y la ambigüedad de este resultado en el subgrupo Pampeana-G3. Además, la variable “computadora”, también vinculada al nivel socioeconómico, no es significativa en el 75% de las provincias; pero sí lo es en CABA y en la mayoría de las provincias dentro del subgrupo región Pampeana-G2, y su signo es el esperado coincidiendo con “internet”: positivo.
Respecto de las variables relacionadas con el nivel cultural y clima educativo de los hogares, “escasez de libros” es mayormente significativa al interior de todos los subgrupos, con excepción de Patagonia-G4. Lo mismo sucede con las variables representativas del nivel educativo de los padres, con excepción del subgrupo Cuyo-G3 en el caso de que la madre tenga solo estudios secundarios o superiores incompletos.
En relación con la trayectoria previa de los alumnos, nuevamente aparece la homogeneidad entre grupos, con excepción de la repitencia en primaria en los subgrupos Patagonia-G2 y NOA-G4, y de la repitencia en secundaria en NEA-G4. A diferencia de otras variables vinculadas a la trayectoria previa como la repitencia o la asistencia al nivel inicial, la variable que indica si los estudiantes tienen materias previas, sí presenta gran heterogeneidad entre provincias y subgrupos de provincias, ya que solo es mayormente significativa en la mitad de estos últimos.
Por otro lado, la variable que refleja la distancia a la escuela resultó ser estadísticamente significativa solo en el 58% de las provincias, pero al analizarla por subgrupos se detecta mayor homogeneidad: es significativa en la mayoría de las provincias que conforman 8 de los 11 subgrupos, con las excepciones de Patagonia-G2, GEA-G4 y NOA-G4. El signo que la acompaña es negativo, es decir que, a mayor lejanía de la escuela, menor probabilidad de asistir a un establecimiento de gestión privada. Este resultado difiere del hallado por Canals (2013) y Gallego y Hernando (2010), quienes argumentan que padres con mayor nivel educativo e ingresos tendrían una mayor posibilidad y predisposición a pagar por escuelas con ciertos atributos, por ejemplo, mejor composición socioeconómica del alumnado y mejores resultados escolares, y no se verían tan afectados por la cercanía de la escuela al hogar. Sin embargo, esta cuestión está muy vinculada a la realidad geográfica de cada localidad, ya que en muchos casos los alumnos que habitan zonas periféricas o rurales deben viajar largas distancias para acceder a una escuela secundaria. Si la escasez de oferta se registra principalmente donde habita la población más vulnerable, esto podría contribuir a explicar la asociación hallada. De todas formas, el tema merece un estudio más específico para indagar en la discrepancia con la evidencia previa.
Las variables que se vinculan a los denominados resultados educativos no-cognitivos -“ausentismo alto”, “interés por la escuela”, “autoconceptos en lengua y matemática” e “interés por la lectura”- presentan efectos muy heterogéneos entre provincias, con excepción de “interés por la escuela”, como ya se ha mencionado. Sin embargo, cabe resaltar algunos hallazgos: en CABA todas estas variables resultaron ser estadísticamente significativas; mientras que en la región Pampeana sucede algo similar, con excepción de “autoconcepto medio en lengua” e “interés por la lectura” en el subgrupo Pampeana-G3. En relación con los signos, en los subgrupos en los que dichas variables resultan relevantes se observa que las actitudes y disposiciones más favorables se asocian a una menor oportunidad de asistir a una escuela privada, lo cual resulta en principio inesperado. Si bien estos hallazgos se verifican en una minoría de los subgrupos, vale la pena considerar futuras investigaciones que busquen responder, entre otras, a las siguientes preguntas: ¿las escuelas de gestión pública incentivan en mayor medida a sus estudiantes?, ¿los alumnos de las escuelas estatales que logran permanecer escolarizados hasta el último año del nivel secundario, pese a que en promedio provienen de un origen social más desfavorecido, poseen mejores competencias no-cognitivas que contribuyen a su éxito escolar?
Respecto de las variables que reflejan las actividades extraescolares que realizan los alumnos, aquí predomina un resultado de no significatividad estadística, aunque pueden señalarse algunas cuestiones particulares. Sobre la variable “idiomas” se observa que es significativa en la mayoría de las provincias al interior de los subgrupos Cuyo-G2, NEA-G4, Pampeana-G2, NOA-G3 y G4. Por otro lado, en relación con la variable “actividades extraescolares”, solo es significativa en la mayoría de las provincias al interior de los subgrupos Cuyo-G3 y Pampeana-G2. En ambos casos, el signo que acompaña a estas variables es positivo, es decir que los estudiantes que toman clases fuera del colegio tienen más oportunidades de asistir a establecimientos de gestión privada.
En síntesis, el principal hallazgo de esta sección es que no existe homogeneidad entre jurisdicciones en relación con los factores que explican la asistencia a escuelas de un tipo de gestión u otra, confirmándose así la hipótesis inicialmente presentada. Asimismo, el segundo hallazgo, producto de este análisis exploratorio, muestra que en algunos casos el efecto marcado por las variables coincide con la evidencia previa, mientras que en otros no, dando lugar a un conjunto de nuevas preguntas de investigación para abordar a futuro.
Conclusiones
A lo largo de este trabajo se ha analizado el vínculo entre las diferentes características de los estudiantes y sus hogares y la probabilidad de asistencia a centros educativos de gestión privada en cada una de las provincias de Argentina. Se trata de un estudio exploratorio que ha identificado factores que resultan significativos en la mayoría de las provincias y otros que parecen serlo solo en algunos casos. Así, el principal resultado a destacar es que se corrobora la hipótesis planteada inicialmente: la relación entre las diferentes variables y la probabilidad en cuestión no es homogénea entre estados. Se desprende, entonces, la necesidad de estimar a futuro modelos específicos para cada provincia, ya que los resultados obtenidos a partir de investigaciones a nivel nacional no son directamente extrapolables a cada contexto subregional.
De todas maneras, los resultados arrojan información precisa acerca de un comportamiento más homogéneo en el caso de algunas variables. Por un lado, puede concluirse que el estatus socioeconómico, educativo y cultural de los hogares se vincula fuertemente y de forma directa con la probabilidad de asistencia a establecimientos del sector privado.
Por otra parte, se observa una relación entre la trayectoria educativa previa y la oportunidad de asistir al sector de gestión privada: haber transitado una mayor cantidad de años en el nivel inicial opera de manera positiva, mientras que haber repetido lo hace en sentido contrario. Así, dado que las variables que reflejan la trayectoria previa de los alumnos tienen un vínculo con las características socioeconómicas de los hogares (Formichella y Krüger, 2017; Gamboa y Krüger, 2016), se podría estar reflejando la siguiente relación: a mayor nivel socioeconómico, cultural y educativo, mayor probabilidad de asistir más años a nivel inicial, menor oportunidad de haber tenido un mal desempeño académico traducido en repitencia y mayor probabilidad de estar asistiendo a un establecimiento de gestión privada al finalizar el nivel educativo medio.
También, se han hallado relaciones que merecen ser atendidas en futuras investigaciones con el fin de poder dar mayores explicaciones acerca de sus causas. Por ejemplo, se observa que los estudiantes que asisten a establecimientos de gestión estatal poseen mejores resultados no-cognitivos y, entre estos, se destaca la homogeneidad entre provincias en relación con la variable “interés por la escuela”. Asimismo, ha quedado fuera del alcance de este trabajo indagar en posibles hipótesis que den cuenta de las excepciones halladas en la significatividad de algunas variables según el subgrupo analizado.
Finalmente, cabe mencionar algunas limitaciones del trabajo. En relación con la base de datos, el operativo Aprender no aporta información acerca del nivel de ingresos familiar o estatus ocupacional de los padres, ni distingue entre aquellas escuelas de gestión privada subvencionadas e independientes del financiamiento estatal. Tampoco informa sobre quienes no están incluidos en el sistema educativo, por lo cual no puede estudiarse el primer escalón relacionado con el acceso, ni acerca de la oferta de escuelas de cada localidad.
Por otra parte, no se conoce el grado de decisión que tienen las familias. Por ello, se ha planteado el análisis como el estudio de factores explicativos de la asistencia al sector de gestión privada, más que como un estudio de los “determinantes de la elección escolar”. Esta es otra cuestión que podría ser abordada a futuro, en donde una alternativa sería realizar abordajes de tipo cualitativo, para conocer las preferencias, valoraciones y lógicas de decisión de las familias, en especial de las pertenecientes a diferentes clases sociales.
En suma, a partir del presente trabajo se ha logrado una aproximación al problema para cada una de las provincias argentinas y se han podido establecer algunas semejanzas y discrepancias entre las mismas. Queda para investigaciones futuras indagar con mayor profundidad en cada uno de los hallazgos.