SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.9 número37PresentaciónLa familia, referentes en transición índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Papeles de población

versión On-line ISSN 2448-7147versión impresa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.9 no.37 Toluca jul./sep. 2003

 

La familia en los estudios de población en América Latina: estado del conocimiento y necesidades de investigación

 

The concept of family in Latin America population studies: State of the art and research opportunities

 

Félix Acosta

 

El Colegio de la Frontera Norte.

 

Resumen

Este trabajo parte de los primeros esfuerzos para integrar el tema de la familia a los estudios de población en América Latina y el Caribe, los cuales se remontan a la década de 1950, con el estudio de la fecundidad en la región. Se trata de trabajos que comparten la característica de considerar a la familia o el hogar como objeto de estudio, como unidad de análisis o como ámbito contextual que reelabora los condicionantes de la estructura social e influye sobre el comportamiento de sus miembros. Aquí se identifican cuatro líneas de investigación cuya revisión se aborda en este trabajo: la demografía formal de la familia y el hogar; los estudios sobre estrategias familiares, la investigación sobre trabajo y familia, y los estudios sobre familia y género. Se revisan los elementos teórico-metodológicos que distinguen a cada una de esas líneas; se valoran los resultados más sobresalientes en América Latina, especialmente en México. y se identifican necesidades de investigación.

 

Abstract

The first efforts to incorporate the subject of family in population studies in Latin America and the Caribbean were related to fertility research in the 50's. These studies share the characteristic of considering the family or household as main subject, unit of analysis or conceptual scope -that revises the determinants of the social structure and its influence in the behavior of its members. Four different researches are studied in this paper: family and household formal demography, family strategies, labor markets and the family and, gender and the family. It reviews the theoretical and methodological elements of these researches in Latin America, and particularly Mexico, it analyses the way family as a subject is present and lastly it identifies opportunities for further research.

 

Introducción

Los primeros esfuerzos para integrar el tema de la familia en los estudios de población en América Latina y el Caribe se remontan a la década de 1950, con los estudios de fecundidad de la región del Caribe, y cobran una importancia renovada a partir de la década de 1970 (García, 1984). Las líneas de investigación que se revisan en este trabajo y que tienen como punto de partida los estudios mencionados, a pesar de que han privilegiado a una diversidad de objetos de estudio, comparten todas la característica de considerar a la familia o el hogar como objeto propiamente de estudio, como unidad de análisis o como ámbito contextual que reelabora los condicionantes de la estructura social e influye sobre el comportamiento de sus miembros.

A partir de este criterio general se han identificado cuatro líneas de investigación cuya revisión se aborda en este trabajo. Éstas son las siguientes: a) la demografía formal de la familia y el hogar; b) los estudios sobre estrategias familiares; c) la investigación sobre trabajo y familia, y d) los estudios sobre familia y género.

Los propósitos más específicos de la revisión que se lleva a cabo cubren tres aspectos relacionados: primero, revisar los elementos teórico-metodológicos que distinguen a cada una de las líneas de investigación; segundo, determinar cuáles han sido los resultados más sobresalientes de la investigación llevada a cabo en América Latina y especialmente en México, y tercero, revisar la manera en la que el tema de familia está presente en dichos estudios.

 

La demografía formal de la familia

Demografía formal de la familia y el hogar es el nombre con que se identifica a la subdisciplina o subárea de la demografía que estudia la estructura -tamaño y composición, fundamentalmente- de las familias, hogares o unidades residenciales, así como sus condicionantes y consecuencias (Burch, 1976a). Esta línea de investigación tuvo uno de sus mejores momentos en América Latina a mediados de la década de 1970, con el libro La familia como unidad de estudio demográfico (Burch et al., 1976), publicado por el Centro Latinoamericano de Demografía (CELADE), que contiene una gran parte de los trabajos más sobresalientes realizados hasta esa fecha por investigadores latinoamericanos y no latinoamericanos en los que la familia está presente de diversas maneras.

Aunque la preocupación fundamental de estos primeros estudios sobre la demografía del hogar en los países de América Latina estuvo orientada hacia la investigación de la validez de la hipótesis funcionalista acerca de la nuclearización de la familia en respuesta a procesos de urbanización, industrialización y modernización de las sociedades,1 los trabajos significaron un avance sustancial tanto en la investigación de los aspectos conceptuales y en el desarrollo de técnicas y metodologías que hicieron posible la medición y el análisis del tamaño y la composición de la familia a partir de información generada por encuestas de hogares y censos de población, como en el conocimiento de los diferentes aspectos de los hogares latinoamericanos en contextos espaciales y temporales específicos. A continuación se revisan las principales contribuciones de estos estudios para el análisis sociodemográfico de la familia y algunos de sus hallazgos más importantes.

Un primer grupo de trabajos incluidos en el libro publicado por el CELADE está orientado básicamente a la investigación de los aspectos conceptuales de la demografía de la familia y a presentar y discutir la conveniencia de medidas específicas para acercarse al estudio del tamaño de la familia y de la complejidad de la estructura familiar a partir de datos generados fundamentalmente por censos de población, además de considerar las posibilidades y limitaciones de esta fuente de información para el estudio de la familia o el hogar (Burch, 1976a; Lira, 1976; Lopes, 1976, y Pantelides, 1976).

En estos trabajos se identificaron algunas limitaciones de los censos de población como fuente de información para el estudio de la familia: primero, la dificultad de aplicar, operativamente, las diferentes definiciones de familia y hogar; segundo, y más específicamente, la dificultad de construir el concepto de familia de residencia cuando el censo es de facto -los miembros de la familia que están temporalmente ausentes no son incluidos en el empadronamiento-; tercero, el hecho de que los datos de los diferentes miembros de la familia sean obtenidos de manera indirecta, por ausencia de estos miembros durante la entrevista; cuarto, la escasa experiencia de los entrevistadores censales; quinto, la imposibilidad de investigar la responsabilidad económica de los diferentes miembros del hogar, y sexto, las escasas posibilidades de análisis que presentan las tabulaciones censales producidas comúnmente.

Un segundo grupo de trabajos contenidos en la obra de Burch et al. (1976) estuvo orientado hacia la investigación de las características sociodemográficas de las familias -tamaño y composición- en contextos espaciales y temporales específicos de la región, usando información generada por censos de población o por encuestas de hogares. Se investigaron además, en estos trabajos, las variaciones que presentaban las características de los hogares según la edad, el sexo, el estado civil y los atributos socioeconómicos de los jefes de hogar, como una manera de acercarse al análisis de los condicionantes sociales de la estructura familiar (Bock et al, 1976; Burch, 1976b; Iutaka et al, 1976; Lira, 1976a; Lira, 1976b; Van der Tak y Gendell, 1976).

Como se mencionó anteriormente, los hallazgos obtenidos en el conjunto de trabajos incluidos en aquella publicación del CELADE significaron, para la demografía de la familia, un avance sustancial en el conocimiento de los diferentes aspectos de la estructura de los hogares latinoamericanos. Mencionamos enseguida los resultados que son comunes a los diferentes trabajos. En primer lugar, el hogar nuclear resultó ser el tipo predominante de hogar, y su tamaño resultó muy relacionado con los niveles de fecundidad observados en los diferentes contextos; sin embargo, los hallazgos permitieron también asegurar que el hogar extendido constituía un fenómeno social digno de ser tomado en cuenta, y que en estos hogares el componente no nuclear contribuía de manera significativa al tamaño de la familia.

En segundo lugar, los diferentes trabajos mostraron que tanto el tamaño como la composición del hogar están relacionados con su ciclo vital; en todos los casos se utilizó la edad del jefe del hogar como indicador del ciclo vital de la familia. Se observó también que al avanzar en la edad del jefe del hogar, la participación en el tamaño del hogar del grupo formado por otros parientes se relaciona inversamente con la participación de los grupos formados por los cónyuges y por los hijos, lo que es indicativo de que se da un proceso de sustitución de los miembros que por diferentes razones abandonan el hogar. En relación con estos resultados, es conveniente señalar la posibilidad de que la mayoría de los hogares se constituyan en hogares extendidos en alguna etapa de su desarrollo vital, aunque en una muestra transversal -o en un censo- se capte solamente a un porcentaje relativamente pequeño de este tipo de hogares.

Finalmente, al tomar en consideración la edad de los jefes del hogar, se observó que entre los jefes hombres, las tasas más altas de jefatura estaban en las edades intermedias, mientras que las jefas de hogar se concentraban en las edades más avanzadas. Además, la prevalencia de la familia extendida resultó mayor entre los hogares con jefatura femenina y el tamaño de estos hogares resultó menor, comparado con el de los hogares con jefatura masculina. En relación con el estado civil de los jefes del hogar, se encontró que los hogares nucleares predominan entre los jefes casados y que el tamaño del hogar en este grupo es mayor, comparado con los demás estados civiles -solteros, viudos, divorciados y separados-; además, en estos últimos predominó la familia extendida.

Cuando se estudiaron las variaciones en el tamaño y la composición de la familia según las características socioeconómicas de los jefes de hogar y según algunos indicadores socioeconómicos de los contextos analizados, los resultados, como era de esperarse, no fueron uniformes. Sin embargo, un hallazgo común de los trabajos mostró que la participación femenina en la actividad económica es mayor entre los hogares extendidos y los hogares con jefatura femenina, comparada con la observada en los hogares nucleares y los hogares con jefatura masculina, respectivamente.

Los hallazgos mencionados anteriormente son importantes para el posterior desarrollo de la demografía del hogar y los estudios de familia por dos razones adicionales. En primer lugar, estos hallazgos han permitido cuestionar la validez de la hipótesis de nuclearización de la familia en América Latina en respuesta a procesos de urbanización, industrialización y modernización de las sociedades latinoamericanas. Como se ha señalado anteriormente, a pesar de que las unidades domésticas nucleares predominan en los diferentes contextos revisados en estos estudios, los porcentajes de familias extendidas encontrados -alrededor de la cuarta parte del total de hogares- son muy significativos.

Algunos estudios han señalado la necesidad de reconocer la emergencia, permanencia y cambio de arreglos familiares específicos cuya composición y organización interna pueden estar muy alejadas de lo que se observa en el modelo nuclear de familia, y sugieren además que las implicaciones económicas, políticas y sociales de la existencia de estos arreglos familiares pueden ser muy importantes; por ejemplo, en los hogares con jefatura femenina, cuyo análisis se ha vuelto relevante en el contexto social de los países de América Latina debido a los efectos de la crisis económica y los programas de ajuste estructural sobre la organización interna, las condiciones de vida y la dinámica familiar de los hogares (Buvinic et al., 1978; Buvinic, 1990; Buvinic y Gupta, 1997; De Vos, 1987; Bruschini, 1989, y Oliveira et al., 1999).

La segunda razón de la relevancia de la participación femenina en la actividad económica se relaciona con el concepto de ciclo vital de la familia. El reconocimiento de la complejidad de la estructura familiar y la existencia y permanencia, en contextos específicos de la región, de arreglos y situaciones familiares que se alejan de lo observado en el modelo nuclear, también han conducido a un cuestionamiento de la validez analítica del concepto tradicional de ciclo vital de la familia (Glick, 1947; Glick, 1977, y Glick y Parke, 1965), el cual fue concebido a partir de las etapas que caracterizan a la experiencia vital de la familia nuclear: formación, con el matrimonio; expansión, con el nacimiento de los hijos; contracción, con el matrimonio de los hijos, y terminación, con la muerte de uno de los miembros de la pareja.

Al respecto, es muy relevante señalar que ese cuestionamiento al concepto tradicional de ciclo vital de la familia ya está presente en uno de los trabajos incluidos en el volumen publicado por el CELADE. Lira (1976) dedicó una sección especial de su trabajo a discutir las limitaciones2 del concepto y a proponer, como ya lo había sugerido Uhlenberg (1969), tipos de ciclos vitales familiares referidos específicamente a las mujeres de una misma cohorte y construidos tomando en cuenta las diferentes posibilidades de su desarrollo vital.

Además del ciclo vital típico o tradicional, aquél en el que las mujeres se casan, tienen hijos y sobreviven con su marido hasta que el último hijo se casa, Uhlenberg (ob. cit.)había sugerido otros cinco tipos diferentes: el experimentado por las mujeres que mueren antes de los 20 años y que no están expuestas al riesgo de concebir; el de las mujeres que aunque sobreviven 20 años o más nunca se casan -están expuestas al casamiento pero no se casan-; el de las mujeres que se casan pero nunca llegan a ser madres -Uhlenberg le llamó a éste el ciclo vital estéril-; el de las mujeres que se casan y tienen hijos, pero mueren antes de los 55 años, y el ciclo vital de las viudas, que se refiere a las mujeres que se casan, tienen hijos y sobreviven hasta los 55 años por lo menos, pero cuyo primer marido muere antes de que la mujer alcance esa edad. A partir de un segundo estudio, Uhlenberg (1974) revisó esta clasificación para considerar la posibilidad de divorcios y segundas uniones. Como puede observarse, éstas son situaciones que potencialmente pueden ser vividas por grupos importantes de mujeres en diferentes contextos.

Algunos autores han insistido en el cuestionamiento a la validez analítica del concepto de ciclo vital de la familia. Además de las limitaciones identificadas por Lira, Bongaarts (1983) ha señalado que el concepto tradicional de ciclo vital no solamente deja fuera eventos tan importantes como el divorcio, las segundas uniones y la mortalidad infantil, sino que incluso un porcentaje importante de familias nucleares pueden no seguir esa secuencia de etapas sugerida por el concepto tradicional o, en algunos casos, vivir un traslape de etapas -como el hijo que abandona el hogar antes de que el último nacimiento de la pareja haya ocurrido-. Otro autor importante dentro de la demografía de la familia, después de discutir acerca de la pertinencia del concepto de ciclo vital, ha llegado inclusive a sugerir que aunque el concepto tradicional ha sido útil al desarrollo de la disciplina, ahora parecería conveniente abandonarlo y continuar la investigación de la dinámica familiar usando procedimientos "más defendibles metodológicamente" (Ryder, 1987: 352).

Autores como Hill (1964, 1970, 1977), Rodgers (1973) y Fortes (1962), quienes junto con Uhlenberg han sido considerados como pioneros en el análisis longitudinal del ciclo vital de la familia, llevaron a cabo un intento por superar lo que en la investigación empírica había sido una de las principales limitaciones del análisis del ciclo vital. El uso de cohortes, en lugar de información transversal, hacía posible, según estos autores, devolver al ciclo vital de la familia su carácter de proceso, y con una perspectiva de desarrollo permitía considerar transiciones y etapas tradicionalmente negadas en el análisis del ciclo vital. En la investigación empírica, sin embargo, se continuó insistiendo en definir a priori etapas del ciclo vital que enfatizaban transiciones y aspectos limitados de la experiencia vital de la familia, tales como el matrimonio, la paternidad, el divorcio y las segundas uniones, como una manera de acercarse a la explicación del tamaño y la composición interna de la familia, elementos usados a su vez para definir etapas de la estructura y el desarrollo familiar (Hill, 1964; Elder,1978; Hareven, 1978, y Höhn, 1987).

Para Elder (1978), el uso de etapas -Elder las denomina tipologías- sigue constituyendo una de las limitaciones más importantes del análisis del ciclo vital de la familia. Para este autor, en la caracterización del ciclo vital, las etapas proporcionan sólo "instantáneas" de la estructura familiar en cada etapa particular y nos dicen muy poco acerca del curso que toma la historia de la familia, pues familias que parecieran compartir una historia vital definida a partir de una misma secuencia de etapas pueden tener diferencias significativas en su curso de vida. Además, el énfasis en la paternidad para la definición de las etapas impone limitaciones adicionales al análisis del ciclo vital de la familia: primero, en la definición de las etapas está ausente la reflexión teórica acerca de la relación entre las etapas familiares y el comportamiento individual; segundo, los modelos de etapas no representan ni sintetizan a las múltiples e interdependientes trayectorias de la pareja y de la familia, y tercero, dichos modelos de etapas del ciclo vital familiar se basan en la experiencia convencional de un matrimonio típico que tiene hijos y sobrevive hasta las edades adultas (Elder, 1978: 18 y 19).

El mismo Elder ha sugerido que, para superar definitivamente las limitaciones que ha impuesto el concepto de ciclo vital en el análisis de la dinámica familiar, se adopte como enfoque analítico el curso de vida familiar.3 Esta perspectiva de análisis recoge, según el mismo autor, además de las contribuciones del enfoque de desarrollo en el ciclo vital de la familia -en el que el ciclo vital es concebido como proceso- y del uso de cohortes para el análisis de patrones de vida familiar (Uhlenberg, 1969 y 1974), las de otros tres desarrollos teórico-metodológicos: la psicología del desarrollo individual, el método de historias de vida en la recolección y recuperación de información y la investigación acerca de la asignación del tiempo (Elder, 1978: 19-20).

Para este autor, las contribuciones de estas cinco perspectivas teórico-metodológicas están presentes en el enfoque analítico del curso de vida familiar. Desde el punto de vista conceptual y metodológico,

al aplicar la perspectiva del curso de vida al matrimonio y la familia, se comienza con las historias de vida interdependientes de sus miembros... El enfoque del curso de vida concibe a la familia en términos de carreras individuales mutuamente contingentes y se ocupa del análisis de sus características diferenciales y de los problemas asociados a su manejo por parte de los miembros de la familia. Esto facilita el estudio de patrones familiares divergentes y no convencionales tanto como los convencionales, pues se trabaja con las historias de vida individuales, y permite una mayor sensibilidad del análisis al continuo intercambio entre la familia y otros sectores institucionales -el matrimonio, la crianza de los hijos y la educación formal- (Elder, 1978: 2930).

Cuatro aspectos distinguen al enfoque del curso de vida del análisis del ciclo vital de la familia. Primero, el enfoque del curso de vida rechaza el uso de la identificación a priori de etapas familiares en la vida de los individuos y se concentra más en el análisis de las transiciones vitales de éstos, a través de la investigación de la secuencia y temporalidad del curso de vida familiar de los individuos. Segundo, aunque se reconoce la existencia de etapas en la vida familiar de los individuos, no se supone un orden secuencial fijo y las etapas son además concebidas como puntos de interacción del tiempo individual, el tiempo familiar y el tiempo social. Tercero, la unidad de análisis no es, por lo tanto, la familia, sino el individuo; la trayectoria de vida del individuo se convierte, en su interacción con los demás miembros de la familia, en una trayectoria de vida familiar -lo que permite entonces acercarse al análisis de la dinámica familiar a partir del estudio de las trayectorias de vida individuales-. Y cuarto, ya que el concepto de ciclo vital hace énfasis en aspectos limitados -las carreras maritales y reproductivas, generalmente- de la trayectoria de vida de los individuos -la pareja generalmente-, éste puede concebirse entonces como incluido dentro del concepto más amplio de curso de vida (Elder, 1978, 1987; Hareven, 1978 y Höhn, 1987).

En los trabajos de Goldani (1989) sobre Brasil, y de Ojeda (1989) y Tuirán (1996) para México, se ha adoptado el enfoque del curso de vida para analizar la dinámica familiar en dichos contextos sociales; en estos estudios se muestra, además, cómo puede ser aprovechada información que no es estrictamente longitudinal para llevar a cabo investigación dentro de esta perspectiva. Los resultados de estos trabajos sugieren que el análisis de las trayectorias de vida individuales y especialmente el de la trayectoria de vida femenina pueden aportar elementos útiles para entender la dinámica familiar.

 

Los estudios sobre estrategias familiares

Entre los estudios que han abordado el tema de la familia en América Latina destaca especialmente por sus contribuciones a la comprensión de la dinámica y organización interna de las unidades domésticas en contextos tanto rurales como urbanos una línea de investigación en la que, desde diferentes disciplinas -principalmente la sociología, la sociodemografía, la antropología social y la historia-, se ha privilegiado el análisis de las diversas actividades que llevan a cabo los diferentes miembros de la familia para hacer posible su reproducción cotidiana y generacional en su interacción con la estructura social. A este conjunto de actividades se le ha denominado de diversas maneras -estrategias de supervivencia, estrategias de sobrevivencia, estrategias de reproducción, estrategias familiares de vida-, dependiendo del interés específico y de la orientación teórico-metodológica de los estudios llevados a cabo por los diferentes autores dentro de esta línea de investigación.

Hemos identificado cuatro vertientes de investigación empírica distintas -pero siempre relacionadas- que, en nuestra opinión, pueden ser incluidas dentro de la línea de investigación que privilegia el estudio de lo que hemos decidido llamar estrategias familiares, en un intento de integrar a los diferentes conceptos utilizados.

En primer lugar están los estudios pioneros de Duque y Pastrana (1973), de Torrado (1978, 1981) y los cuestionamientos de Pzeworski (1982), en los que se postulaba una relación entre las clases sociales y las características de las estrategias de supervivencia -los comportamientos- de los hogares; en segundo lugar, están los estudios en México en los que, a partir del planteamiento y conceptualización de Chayanov (1974) de la unidad doméstica campesina como unidad económica, diversos autores se dedicaron a analizar las estrategias de reproducción de grupos domésticos en contextos rurales y urbanos, como una manera de acercarse a la investigación de procesos más amplios como la reproducción de la fuerza de trabajo y la reproducción social (Oliveira et al., 1989); en tercer lugar está una vertiente de investigación empírica que, desde la antropología social, ha privilegiado el análisis de la relación entre la estructura y la organización interna de las unidades domésticas obreras y la segmentación del mercado de trabajo urbano (Roberts, 1973; Lomnitz, 1975, 1977, y González de la Rocha, 1986, 1988); finalmente, se encuentran las contribuciones de los historiadores de la familia (Hareven, 1977, 1982, 1990, y Moch et al, 1987).

Aunque la revisión que llevamos a cabo no es exhaustiva, pensamos que los estudios seleccionados son útiles para mostrar como han ido evolucionando tanto la investigación empírica como la discusión teórica acerca de las posibilidades y limitaciones del concepto de estrategias familiares para abordar el análisis de la dinámica y la organización interna de la familia en su interacción con los diversos procesos e instituciones sociales. Tenemos además un interés especial en estos estudios porque algunos de ellos han sido de gran utilidad para documentar la participación activa, aunque subordinada en la mayoría de los casos, de las mujeres en las estrategias de las unidades domésticas en los diversos contextos sociales de los países de América Latina y el Caribe.

El concepto de estrategias comenzó a utilizarse en la investigación sociodemográfica en América Latina a principios de la década de 1970, a partir básicamente del trabajo de Duque y Pastrana (1973), en el que se analizaron las estrategias de supervivencia de las familias de sectores populares de Santiago de Chile. En este primer análisis4 de las estrategias familiares, los autores postulaban que aspectos tales como la participación laboral de las mujeres y los hijos, los niveles de ingreso y de consumo de las familias, y especialmente el comportamiento reproductivo de la pareja, estaban condicionados por la estrategia de supervivencia de la familia, la cual estaba a su vez determinada por la inserción del jefe de la unidad doméstica en la estructura productiva. Esta hipótesis básica acerca de una relación entre la inserción social del jefe de hogar y las características de la estrategia de supervivencia de la familia hacía posible, según los autores, construir tipologías familiares que vinculaban a cada clase social un tipo específico de estructura y organización interna de la familia.

El concepto de estrategias de supervivencia fue retomado por Torrado (1978) para elaborar, a partir de las implicaciones del enfoque histórico estructural,5 una sistematización teórico-metodológica acerca de la relación de las clases sociales, las familias y el comportamiento demográfico. Además de la presencia del concepto de estrategias de supervivencia en la sistematización de Torrado, existen otras tres razones por las que hemos considerado pertinente presentar y discutir las características de la propuesta de esta autora: primera, en su trabajo se insiste en la incorporación de la familia como objeto de estudio, como unidad de análisis y como instancia mediadora en la investigación sociodemográfica; segunda, Torrado incluye en uno de los niveles de análisis una explicación acerca de cómo se determina la estructura de la familia en el contexto de la reproducción social, y tercera, las hipótesis de la autora tuvieron una influencia importante en una parte de la investigación sociodemográfica llevada a cabo en México, investigación que si bien se centró más en el análisis del comportamiento demográfico que en la estructura y organización interna de la familia, fue útil para mostrar las debilidades analíticas de las hipótesis de Torrado.

Del nivel macrosocial al nivel individual, las clases sociales, definidas en términos de "determinaciones estructurales -las relaciones de producción- y superestructurales -las prácticas jurídico-políticas e ideológicas-" (Torrado, 1978: 344), constituyen una unidad de análisis, pues la influencia del nivel macrosocial sobre el comportamiento demográfico individual "se efectiviza" a través de esta instancia mediadora; sin embargo, como la familia constituye el ámbito donde se determina la posición social de una buena parte de los agentes sociales de una sociedad concreta,6 la familia es también instancia mediadora y unidad de análisis en el estudio de la estructura de clases de una sociedad específica -esto significa que no es posible abordar el análisis de la estructura de clases de una sociedad concreta sin estudiar también a la familia-. Además, "al igual que las clases sociales, las familias poseen determinaciones estructurales -fundamentalmente económicas- y superestructurales -jurídicas e ideológicas-" (Torrado, 1978: 345).

¿Cómo se manifiesta la influencia de la estructura de clases sobre la familia? Para Torrado: "Con base en las condiciones de existencia que les impone su pertenencia de clase, las unidades familiares en cada clase social desarrollan 'estrategias de supervivencia' encaminadas a asegurar la reproducción material y social del grupo y de cada uno de sus miembros" (ibídem). El comportamiento demográfico de los individuos se entiende entonces, a partir de las estrategias de supervivencia de las familias, como estrategias que hacen posible la reproducción de la fuerza de trabajo en el seno de la familia, en las cuales se incluyen tanto la adopción de patrones migratorios y de una división del trabajo por edad y sexo, como la adecuación del comportamiento asociado a la nupcialidad y a la constitución de la descendencia. Entonces "el comportamiento demográfico de los individuos sólo es inteligible a la luz de la estrategia de supervivencia de la familia a la que pertenecen" (ibídem).7

Avanzando ahora del nivel microsocial al nivel de la estructura social, ¿cómo se manifiesta esta especificidad de comportamientos demográficos individuales sobre la familia? Para Torrado, el comportamiento demográfico de los individuos define las características sociodemográficas del grupo familiar al que pertenecen; en otras palabras, la estructura de la familia es la "cristalización del comportamiento demográfico de cada uno de sus miembros" (ibídem).

¿Cómo se relacionan ahora la familia y las clases sociales? Si la pertenencia de clase de la familia define las características de su estrategia de supervivencia, si dicha estrategia de supervivencia define un comportamiento demográfico individual, específico, acorde para asegurar la reproducción material y social del grupo familiar, y si la estructura de la familia está condicionada por la especificidad de los comportamientos demográficos individuales, entonces, "como resultado de la existencia de estrategias de supervivencia propias de cada clase social, se asocian a éstas formas típicas de estructura familiar" (ibídem).

Reunamos lo que tenemos sobre la familia en el enfoque de Torrado: para esta autora, en el nivel macroestructural, la familia es unidad de análisis e instancia mediadora que "efectiviza" -a través de su estrategia de supervivencia- la influencia de la estructura social sobre el comportamiento demográfico de los miembros de la familia; en el nivel de análisis microestructural, la familia es de nuevo unidad de análisis, pues las características de su estructura son entendidas a partir del comportamiento demográfico de sus miembros.

Desgraciadamente, la investigación empírica llevada a cabo en México acerca de la relación entre la estructura y las clases sociales y el comportamiento demográfico privilegió el análisis separado de los diferentes aspectos del comportamiento demográfico y utilizó más al individuo que a la familia como la unidad de análisis: esas son las características de los estudios de Bronfman y Tuirán (1984) acerca de la mortalidad infantil; de Mier y Terán y Rabell (1984) acerca de la conducta reproductiva en grupos sociales rurales y urbanos, y de Bronfman et al. (1986), acerca de las prácticas anticonceptivas.8

De las críticas que ha recibido la sistematización llevada a cabo por Torrado, y que están orientadas en su mayoría a desmitificar el posible efecto diferenciador de las clases sociales sobre el comportamiento individual y familiar, cuestionando la validez de la hipótesis de comportamientos heterogéneos entre clases sociales diferentes y homogéneos al interior de clases sociales específicas, nos interesa revisar la que hizo Pzeworski (1982), pues el propósito de este autor consiste en reivindicar el papel activo de los individuos y las familias en la manipulación de sus estrategias y en respuesta a los condicionantes asociados a los diversos procesos e instituciones sociales. Esta idea es esencial en la discusión acerca de la conceptualización de las estrategias familiares y en la determinación de la utilidad teórica del concepto para el análisis de la relación entre la jefatura de hogar femenina y el bienestar de este tipo de hogares.

Para Pzeworski, la búsqueda de diferenciales interclase y homogeneidad intra-clase debería de ser teórica y metodológicamente irrelevante en el esquema de Torrado. Este autor sostiene que la creencia de que la clase social tiene el objeto de homogeneizar la conducta demográfica individual y, por ende, la estructura familiar, es

consecuencia natural de los enfoques que tratan a la clase social como depósito de predisposiciones de conducta, pero no es una consecuencia lógica del concepto de clase visto en el contexto de las estrategias. Si la clase social es un depósito de "actitudes" y las actitudes constituyen predisposiciones de conducta, entonces, sin importar las circunstancias, se esperaría que la conducta fuera homogénea en el interior de una clase social y heterogénea en clases diferentes. Sin embargo, si tratamos las relaciones sociales, tanto las de producción como las de reproducción, como una estructura de opciones,9 entonces la clase social no es dada como objeto y los comportamientos no deberían ser homogéneos con respecto a sus posiciones dentro de las relaciones de producción (Pzeworski, 1982: 86).

En otras palabras,

si hemos de comprender el efecto que tiene la clase social en el comportamiento demográfico y económico de los individuos, debemos tener la capacidad de construir la forma en que las condiciones objetivas estructuran las opciones posibles para las personas localizadas en las relaciones de producción socialmente definidas. Ser un trabajador no significa "compartir la norma" de tener cierta cantidad de hijos... Ser un trabajador significa enfrentarse a una estructura particular de opciones, no haber optado (ídem).

Para este autor, las relaciones sociales, entendidas en términos de una estructura de opciones, determinan las condiciones reales de vida de los individuos y familias; sin embargo, éstos pueden, dentro de los límites fijados por esa estructura de opciones, desempeñar un papel dinámico, transformador de las relaciones sociales.

En parte de la investigación sociodemográfica llevada a cabo en México, especialmente aquella en la que se analiza la participación en la actividad económica de los diferentes miembros de la familia, están presentes algunas de las ideas que maneja Torrado en su trabajo. Entre ellas está la necesidad de vincular en la investigación diferentes niveles de análisis -el macrosocial, el familiar, el individual- y la idea de que la pertenencia de los individuos a una familia o unidad doméstica condiciona sus comportamientos.

Los estudios sociodemográficos sobre estrategias familiares llevados a cabo en México durante la década de 1980 tienen un referente teórico-metodológico distinto. A partir básicamente de que Chayanov (1974) conceptualizó la unidad doméstica campesina como unidad económica -de producción y de consumo- autores como Giner de los Ríos (1989), Margulis (1989), Pepin Lehalleur y Rendón (1989), Salles (1989) y Oliveira y Salles (1989),10 emprendieron la reflexión teórica y el análisis empírico acerca de la reproducción de los grupos domésticos rurales y urbanos, como una manera de acercarse al estudio de la reproducción de la fuerza de trabajo y la reproducción social. 11

Considerando que el conjunto de trabajos comparte en general el esquema teórico-metodológico que guía la investigación empírica en cada uno de ellos, nos limitaremos en seguida a revisar algunas consideraciones conceptuales y metodológicas comunes en los trabajos que, consideramos, pueden enriquecer nuestra discusión acerca del concepto de estrategias familiares y muestran las maneras en las que la estructura y organización interna de las unidades domésticas están presentes en la investigación compilada en ese volumen.

Primero nos referiremos al concepto de estrategias adoptado por los autores. Como se menciona en la introducción teórico-metodológica que acompaña a la presentación de los trabajos (Oliveira y Salles, 1989), los diversos autores toman de Chayanov (1974) la conceptualización de las estrategias de reproducción de los grupos domésticos. A estas estrategias se les concibe como "un conjunto de acciones orientadas por motivos conscientes o no, desplegadas por las familias para garantizar su supervivencia" (Oliveira y Salles, 1989: 27).

En relación con los elementos que integran las estrategias de reproducción de las unidades domésticas, en los diferentes estudios se abordan aspectos tales como

la formación de familias y grupos residenciales, así como a las estrategias diferenciadas de utilización de la fuerza de trabajo disponible en el campo y las ciudades; migración, autoconsumo, venta de fuerza de trabajo asalariado, trabajo por cuenta propia (Oliveira y Salles, 1989: 11).

¿Por qué los autores no adoptaron el concepto de estrategias de supervivencia presente en los trabajos de Duque y Pastrana (1973) y de Torrado (1978)? Para Oliveira y Salles (1989), esta preferencia por el concepto de estrategias de reproducción sobre el concepto de estrategias de supervivencia radica en las limitaciones analíticas identificadas por las críticas que ha recibido este último concepto.

Las autoras identifican dos limitaciones principales del concepto de estrategias de supervivencia. La primera ya la había formulado Torrado en 1981 y se refiere a la adecuación casi exclusiva de este concepto para analizar los comportamientos asociados a la subsistencia mínima de los grupos sociales de más bajos ingresos. Los autores de los diferentes trabajos comparten la visión de Torrado acerca de la necesidad de ampliar el concepto para que sea posible "localizar estrategias variables de acuerdo con las diferentes posiciones económicas de los grupos familiares" (Oliveira y Salles, 1989: 27). Se señala además que el estudio de los condicionantes y características de las estrategias de reproducción permite superar aquel énfasis de los trabajos iniciales en el comportamiento reproductivo y hace posible la articulación de éste con otros comportamientos individuales y familiares vinculados con los procesos de reproducción cotidiana y generacional y con los procesos más amplios de reproducción social.

La segunda crítica citada en las reflexiones de Oliveira y Salles está orientada a cuestionar el énfasis en el carácter racional y económico de los comportamientos individuales y familiares, que está más presente en la conceptualización de las estrategias de Duque y Pastrana que en la de Torrado.12 Para elaborar esta crítica, Oliveira y Salles (1988) recurren tanto al concepto de estructura de opciones de Pzeworski, que ya hemos revisado en páginas anteriores, como al concepto de prácticas sociales de Bourdieu (1976); ambos autores reconocen la influencia de la estructura social sobre las posibilidades de acción de los agentes sociales, pero otorgan a éstos un papel activo -se rechaza la idea de la influencia determinística de las clases sociales- en la constitución y reconstitución de las relaciones sociales; en el planteamiento de Bourdieu, "las estrategias se conciben como prácticas sociales realizadas consciente o inconscientemente para mantener o cambiar la posición social de los sujetos que las ejecutan" (Oliveira y Salles, 1989: 27).13

Quizás debido a esta última crítica al concepto de estrategias de supervivencia tal y como había sido usado por Duque y Pastrana (1973) -a pesar de que en los trabajos incluidos en el volumen de Oliveira, Pepin Lehalleur y Salles (1989) se enfatizan los aspectos materiales que están vinculados a los procesos de producción, consumo y reproducción de los grupos domésticos- se reconoce también que en el interior de las unidades domésticas se trasmiten, se reproducen, de generación en generación, los valores ideológicos y culturales, los afectos, los conflictos y las relaciones de autoridad entre géneros y generaciones, elementos todos que se manifiestan cotidianamente en la organización interna de las unidades domésticas (Oliveira y Salles, 1989: 31); sin embargo, la naturaleza misma de los trabajos difículta la inclusión de estos elementos en el análisis empírico.

Para continuar con la revisión de las consideraciones conceptuales y metodológicas presentes en los trabajos, es preciso recordar que la familia y la unidad doméstica constituyen tanto objeto de estudio como unidad de análisis. En la investigación de las estrategias de reproducción de los grupos domésticos rurales y urbanos, la mayoría de los autores siguen a Chayanov (1974), quien afirma que la unidad doméstica "permite vincular las actividades de producción y consumo y analizar las interrelaciones entre el grupo familiar y la unidad productiva, aspectos cruciales en la reproducción de los grupos campesinos" (Oliveira y Salles, 1989: 15); en opinión de los autores, hechas algunas precisiones conceptuales, la perspectiva de Chayanov puede ser utilizada para analizar las estrategias de reproducción de grupos domésticos rurales y urbanos en los contextos de nuestro país (Margulis, 1989; Oliveira y Salles, 1989; Pepin Lehalleur y Rendón, 1989; Giner de los Ríos, 1989; Cuéllar, 1990, y Lomnitz, 1975, 1977).

Las características demográficas de las unidades domésticas -tamaño, composición y ciclo vital- también son consideradas en estos trabajos como elementos comunes que condicionan la disponibilidad y el uso de la fuerza de trabajo -aspectos vitales en las estrategias familiares- dentro de los grupos domésticos. En el análisis de la relación entre el ciclo vital de la familia y el bienestar de sus miembros, los autores se basan de nuevo en los aportes de Chayanov (1974), quien supone que la relación entre productores y consumidores al interior de la unidad doméstica varía según la etapa del ciclo vital en que ésta se encuentre y condiciona, por lo tanto, las posibilidades de sobrevivencia y de bienestar de los grupos domésticos (Oliveira y Salles, 1989: 21-22; Margulis, 1989: 199).

Para finalizar con esta vertiente de investigación empírica, otro elemento reconocido por los diversos autores (Giner de los Ríos, 1989; Margulis, 1989; Oliveira y Salles, 1989; Pepin Lehalleur y Rendón, 1989; Quesnel y Lerner, 1989) como parte fundamental de las estrategias de reproducción de los grupos domésticos lo constituyen las redes de relaciones sociales que establecen los miembros de las familias, concebidas como un conjunto de "relaciones externas de parentesco y amistad, basadas en vínculos de intercambio y normas de reciprocidad que constituyen recursos fundamentales para satisfacer las necesidades de la unidad doméstica" (Oliveira y Salles, 1989: 19).

En esta conceptualización de las redes de relaciones sociales y de su papel en las estrategias de reproducción de las unidades domésticas están presentes los aportes de trabajos anteriores en los que se había tratado más ampliamente este tema (Roberts, 1973; Lomnitz, 1975, 1977; Bilac, 1978; Schmink, 1979; Jelin, 1979, 1984; Jelin y Feijóo, 1980; González de la Rocha, 1986); sin embargo, no se comparte la idea de algunos de estos autores (Lomnitz, 1975, 1977; y Jelin, 1979) de considerar a las redes de relaciones sociales como las unidades de análisis más adecuadas en el estudio de las estrategias familiares, y se está más de acuerdo con las propuestas de González de la Rocha (1986) acerca de la utilidad de mantener la distinción analítica entre las redes de relaciones sociales y la unidad doméstica, y acerca de la necesidad de no mitificar los lazos de colaboración y de cohesión que establecen los miembros de las familias, pues según esta autora, la solidaridad, el conflicto y la violencia coexisten en su interior.

El análisis y la discusión de la naturaleza y el papel de las redes de relaciones sociales que establecen los miembros de las unidades domésticas como un mecanismo más de sus estrategias se ha enriquecido en México precisamente con los trabajos de González de la Rocha. Su estudio sobre la relación entre la segmentación del mercado de trabajo urbano de Guadalajara y la dinámica y organización interna de las unidades domésticas obreras (1986) es particularmente interesante porque constituye la tercera vertiente de investigación que nos interesa revisar en esta sección.

Con un enfoque antropológico, Mercedes González de la Rocha ha podido profundizar en el análisis de aspectos de la organización interna de las unidades domésticas que habían sido poco abordados en estudios anteriores de estrategias familiares: el papel y naturaleza de las redes de relaciones sociales, la coexistencia de la solidaridad y el afecto con el conflicto y la violencia en el interior de las unidades domésticas y de las redes de relaciones sociales, la división general del trabajo y la división de tareas dentro del hogar, así como la dinámica de la organización interna de las unidades domésticas. Antes de revisar estos aspectos y su contribución para la conceptualización de las estrategias familiares y la comprensión de la organización interna de las unidades domésticas, nos interesa revisar los antecedentes teórico-metodológicos del trabajo. Para González de la Rocha, los estudios de la antropología urbana, que en México se iniciaron en la década de 1960 y florecieron en la década de 1970 (Lewis, 1962; Lomnitz, 1975, 1977; Arizpe, 1978) habían sido de gran utilidad para documentar aspectos tales como los patrones de urbanización, la configuración de las estructuras de poder y de las clases sociales en las ciudades, y el estilo de vida de las clases pobres urbanas -sus vínculos con otros grupos e instituciones, sus redes de ayuda, sus patrones de migración-; sin embargo, resultaba necesario profundizar en el conocimiento de la dinámica interna de las unidades domésticas en esos contextos urbanos.

La dinámica de la organización interna de las unidades domésticas urbanas es precisamente el elemento central en el trabajo de González de la Rocha. Teniendo como referencia algunos estudios sobre el mercado de trabajo urbano de Guadalajara (Escobar, 1984, 1986; De la Peña y Escobar, 1986), la autora analizó -a partir de entrevistas realizadas en 1982 a 99 hogares de bajos ingresos- cómo se veía afectada la estructura y organización interna de la unidad doméstica obrera en su relación con el mercado de trabajo; su interés por las unidades domésticas está vinculado además con un interés por los procesos más amplios de reproducción social, pues como ella misma señala, es en el interior de las unidades domésticas donde se organizan las estrategias de supervivencia y de reproducción de la fuerza de trabajo (González de la Rocha, 1986: 12).

En relación con la situación de bienestar de los hogares estudiados, la autora encuentra que la clase obrera urbana de Guadalajara comparte en general las mismas carencias y problemas, los cuales resuelve organizada en grupos domésticos, utilizando estrategias múltiples y colectivas. Su trabajo es, pues, un estudio acerca de las estrategias de las unidades domésticas obreras, en el que "la economía urbana, en general, y el mercado de trabajo, en particular, se manejan... como condiciones, o restricciones, de la vida doméstica" (ídem: 14-15).

Para González de la Rocha, la estrategia de la unidad doméstica es "una secuencia de acontecimientos planeados con más o menos lógica, con mayor o menor éxito, cuyo objetivo es el bienestar a largo plazo de sus miembros"; existen, para la autora, "algunas estrategias organizativas a corto plazo, que se idean con el fin de vérselas con problemas y carencias, con previstos e imprevistos, de la vida diaria", que podrían denominarse estrategias de supervivencia; estas estrategias de supervivencia dependen del tipo de unidad doméstica, de la etapa del ciclo doméstico en que ésta se encuentra, y del contexto externo (ibídem: 16). Aunque la unidad doméstica ejerce control sobre sus recursos -la fuerza de trabajo de sus miembros y su tiempo, principalmente- sus estrategias -el modo como la familia emplea y maneja sus recursos- están condicionadas por el contexto externo, el cual está fuera de su control (ibídem: 15).

La unidad doméstica es concebida por González de la Rocha (ibídem: 16) como un "grupo de gente que vive bajo el mismo techo, organiza sus recursos colectivamente y pone en acción estrategias de generación de ingresos y actividades de consumo". Como en la conceptualización de Chayanov y en la de los estudios acerca de la reproducción de grupos domésticos rurales y urbanos (Oliveira et al, 1989), la unidad doméstica es entendida por la autora como una unidad económica en la que se organizan actividades tanto de consumo como de producción:

la unidad doméstica... envía personal al mercado de trabajo para recibir un salario, y mantiene además personal en el hogar para que realice actividades esenciales para la subsistencia y se dedique a producir artículos en industrias domésticas -mediante el sistema de maquila-, además de invertir mucho tiempo y esfuerzo en crear y mantener redes de relaciones sociales (Gonzalez de la Rocha, 1986: 18).

La consideración de la unidad doméstica obrera como una unidad económica en la que se llevan a cabo diferentes actividades productivas -trabajo doméstico, trabajo industrial doméstico, trabajo para la producción y conservación de las redes de relaciones sociales-, además de las actividades de consumo, obliga, en opinión de la autora, a considerar un concepto de ingreso familiar amplio, cuyas fuentes son múltiples, tanto porque pueden involucrar a más de un miembro de la familia como porque pueden originarse en un conjunto de actividades que no se limita necesariamente a las remuneradas: a) los salarios por trabajo en empresas; b) los bienes consumibles producidos en el hogar (o actividades de subsistencia); c) el ingreso por la venta de bienes en el mercado (producción para el comercio callejero); d) la renta por el uso de tierra, animales, etcétera; e) los regalos, subsidios recibidos sin un intercambio recíproco inmediato (ibídem: 17-18).

El hecho de que las estrategias de las unidades domésticas obreras estudiadas por González de la Rocha sean organizadas con la participación de los diferentes miembros de la familia no presupone, para la autora, la ausencia de conflicto y de violencia en su interior; por el contrario, la unidad doméstica se concibe como "una unidad contradictoria que incluye el afecto y la solidaridad, junto con el conflicto y las relaciones de poder" (ibídem: 26). Tampoco puede la unidad doméstica obrera ser considerada como una entidad homogénea o igualitaria, en relación con la asignación de responsabilidades y la distribución de los recursos entre los diferentes miembros que la componen, pues en su organización interna prevalece una estructura jerárquica en la que la edad y el género determinan quien ejerce el poder y el control sobre los recursos familiares y quien debe subordinarse a ese poder (ibídem: 26 y 117).

En su trabajo, González de la Rocha mostró también la utilidad de utilizar el concepto de ciclo doméstico en el análisis de la dinámica de la organización interna de las unidades domésticas obreras. En la conceptualización del ciclo doméstico, la autora se apoya tanto en Fortes (1962) como en Chayanov, y reconoce la influencia de los trabajos de Hareven (1974, 1975, 1977) para la conceptualización de la familia como un proceso en el que se "desarrollan distintos tipos de organización interna, estructura y relaciones" (ibídem: 23, Hareven, 1977).

En la conceptualización del ciclo doméstico como un ciclo biológico, la autora se apoya en Fortes (1962), quien sugiere que las unidades domésticas pasan por tres etapas en su ciclo de desarrollo: la etapa de expansión, que dura desde el matrimonio de la pareja hasta que se completa su familia de procreación; la etapa de dispersión o fisión, que se inicia con el matrimonio y partida del primer hijo y continúa con el de los demás, y la etapa de reemplazo, que se inicia cuando el hijo menor se hace cargo de los bienes de sus padres y termina con la muerte de éstos y los hijos toman su lugar en la formación de unidades domésticas (González de la Rocha, ibídem: 21).

Fortes había sugerido además que los diferentes arreglos familiares de las unidades domésticas en términos de su estructura -familia nuclear, familia extensa, etcétera- constituían, de hecho, "fases en el ciclo de desarrollo de una sola forma general para cada sociedad... Los patrones de residencia son la cristalización, en un momento dado, del proceso de desarrollo" (Fortes, 1962: 3). González de la Rocha retoma esta hipótesis y encuentra que entre las unidades domésticas obreras de Guadalajara, las estructuras nucleares y extensas no constituyen estructuras enfrentadas entre sí, sino que por el contrario: "los diversos tipos de estructura pueden hallarse en una sola unidad doméstica en diferentes momentos de su ciclo familiar" (ibídem: 67); este resultado constituye un cuestionamiento adicional a la validez, en los contextos específicos de la región, de la hipótesis de nuclearización de la familia, que tanto preocupó a los autores de los trabajos contenidos en el volumen de CELADE (Burch et al, 1976).

Sin embargo, como en la conceptualización del ciclo de desarrollo de las familias Fortes pone énfasis en los aspectos biológicos, para su estudio de la organización interna de las unidades domésticas obreras, González de la Rocha prefirió seguir a Chayanov, quien señala que "la familia nos ha de interesar como fenómeno económico y no biológico. Por lo tanto, debemos expresar su composición con respecto a unidades de consumidores y de trabajadores en las diferentes fases del desarrollo familiar" (Chayanov, 1974: 54; González de la Rocha, 1986: 22).

González de la Rocha encuentra que las unidades domésticas obreras de Guadalajara comparten en general la misma situación de pobreza o bienestar, por ello la hipótesis de Chayanov -que postula que las posibilidades de sobrevivencia y bienestar de la unidad doméstica dependen básicamente de la relación productores-consumidores, la cual varía a lo largo de su ciclo vital- resultó muy atractiva para la autora, quien consideró además que la conceptualización de las unidades domésticas como unidades económicas dinámicas resulta particularmente útil para estudiar tanto la existencia de conflictos, crisis y rupturas que ocurren al interior de las unidades domésticas obreras, como la permanencia de la unidad doméstica como institución social. Los resultados del estudio de González de la Rocha sugieren que, en las unidades domésticas obreras de Guadalajara, los niveles de pobreza o bienestar -y la consecuente existencia de conflictos y crisis internas- dependen fuertemente del ciclo doméstico y son particularmente críticos durante la etapa de expansión de la familia, en la que el número de consumidores rebasa al número de trabajadores, y en la que las necesidades de trabajo doméstico son mayores (ibídem: 67-68).

En una situación especialmente desventajosa encontró la autora a las unidades domésticas de jefas sin cónyuge incluidas en su estudio; de hecho, estas familias resultaron ser las más pobres de su muestra. Para González de la Rocha, la imposibilidad de contar con los ingresos de un varón adulto hace que estas familias recurran, especialmente si se encuentran en la primera fase de su ciclo doméstico, tanto al trabajo infantil como a la incorporación de otros miembros a la unidad doméstica (ibídem: 1986: 74).

Habíamos señalado anteriormente que debido a la naturaleza del trabajo de González de la Rocha había sido posible para la autora profundizar en el análisis del papel que juegan las redes de relaciones sociales en las estrategias de sobrevivencia de las unidades domésticas obreras. Además de mostrar que las estrategias pueden de hecho llegar a convertirse en estrategias colectivas -en las que se involucran no los distintos miembros de una misma familia sino grupos de familias-, como cuando se trata de conseguir vivienda y servicios públicos, el estudio de la autora mostró también que entre las diferentes categorías de hogares de bajos ingresos estudiados la situación de desventaja social que viven las unidades domésticas con jefas sin varón puede ser parcialmente explicada por la imposibilidad de estos hogares de establecer y mantener redes de relaciones sociales debido a que las mujeres de estos hogares no poseen ni el tiempo ni los recursos que las redes de relaciones sociales exigen (ibídem: 1986: 161).

En México, como en otros países de América Latina y el Caribe, el estudio de las estrategias familiares de las unidades domésticas de bajos ingresos se ha vuelto particularmente relevante en el contexto de la crisis y la reestructuración económica, procesos que se han mantenido durante las últimas dos décadas. Los trabajos de González de la Rocha y Escobar (1986), de González de la Rocha et al., (1990) y de Escobar y González de la Rocha (1995) sugieren que, ante la caída de los salarios reales, el incremento del desempleo y el deterioro en las condiciones generales de vida de las familias de bajos ingresos, se ha hecho todavía más patente el carácter colectivo de la respuesta de estos hogares para enfrentar los efectos negativos de esos procesos sociales.

Las tendencias que, en opinión de estos autores, hacen evidente la existencia de una respuesta colectiva de los hogares de bajos ingresos ante la crisis económica son: la intensificación del trabajo, tanto remunerado como doméstico; la creciente incorporación de los jóvenes -hombres y mujeres- a la actividad económica; los cambios en el tamaño y la composición de la familia, producto de procesos de extensión orientados a incrementar los recursos de la unidad doméstica, y una modificación en los patrones de consumo, que favorece a los alimentos más baratos (González de la Rocha et al., 1990; Escobar y González de la Rocha, 1995).

Sin embargo, los mismos autores han identificado importantes elementos que vulneran aún más los hogares de trabajadores y los hacen susceptibles de conflicto y violencia, en el contexto del reacomodo de las familias de bajos ingresos para enfrentar la crisis económica. De estos elementos nos interesa resaltar la posible agudización de esa realidad contradictoria que pueden vivir algunas mujeres en el interior de sus hogares, y que había sido ya sugerida por González de la Rocha (1986): por un lado, la importancia de su contribución económica a la manutención del hogar puede haberse incrementado; por otro, las mujeres pueden seguir siendo objeto de fuertes presiones sociales para que continúen "cumpliendo" con los deberes y obligaciones que les imponen los valores ideológicos y culturales. Este divorcio entre los preceptos ideológicos y las realidades de una división social del trabajo forzada por la crisis (González de la Rocha et al, 1990; Escobar y González de la Rocha, 1995) constituye, para los autores, una fuente muy importante de conflicto y de violencia en el interior de las unidades domésticas de bajos ingresos.

También en algunos trabajos de historiadores de la familia (Hareven, 1977, 1982, 1990; Moch et al., 1987) se ha insistido en la discusión acerca de la relevancia analítica del concepto de estrategias familiares y de la posible existencia de conflicto entre los intereses individuales y el interés colectivo dentro de la unidad doméstica; estos autores comparten la idea de que las estrategias constituyen un concepto útil para analizar y entender la dinámica de la organización interna de las unidades domésticas y cómo éstas reaccionan ante los diferentes procesos e instituciones sociales.

En la conceptualización de las estrategias, las cuales son entendidas como alternativas que las familias toman "explícita o implícitamente", se reconoce el papel activo de las unidades domésticas en el control y manejo de sus recursos para hacer frente a los cambios económicos y sociales, pero se advierte también que las decisiones que se toman en su interior reflejan la interacción de factores tanto materiales como culturales (Hareven, 1990: 219).

Para Hareven, la familia debe ser entendida más como un proceso dinámico "que involucra la constante y cambiante interacción de distintas personalidades", que como una "institución monolítica" (ídem: 216): la etapa de la familia en su curso de vida condiciona sus interacciones con los diferentes procesos e instituciones sociales, afectando también las decisiones de los individuos que la constituyen, pues "sus roles, obligaciones y necesidades cambian a lo largo de su curso de vida" (ibídem). De esta manera se da para la autora una convergencia entre el estudio de las estrategias familiares y el análisis del curso de vida de las unidades domésticas.

Aunque la investigación empírica de los historiadores de la familia se ha realizado en contextos histórico-espaciales -Europa y Estados Unidos en los siglos XVIII y XIX principalmente- que se alejan bastante de la realidad de los países de América Latina, sus aportes a la discusión acerca de las estrategias familiares pueden ser muy útiles para entender la influencia de las trayectorias familiares de los individuos en la determinación de las posibilidades de bienestar de los hogares.

 

Los estudios sobre trabajo y familia

En México, el tema de la familia y de los aspectos relacionados con su estructura -tamaño, composición de parentesco, ciclo vital- y organización interna, han estado también particularmente presentes en una tercera línea de investigación en la que se ha privilegiado especialmente el análisis de un aspecto vital en las estrategias familiares: este aspecto se refiere a la participación laboral de los diferentes miembros de la familia.

Hemos decidido revisar separadamente a este conjunto de reflexiones porque, en nuestra opinión, están dotados de una evolución propia en términos de su objeto de investigación, aunque algunos autores (Oliveira y Salles, 1989; Cuéllar, 1990) han incluido algunos de esos trabajos dentro de la temática de la reproducción de los grupos domésticos.

Investigaciones sobresalientes en esta vertiente empírica son los de Balán, Browning y Jelin (1973), Rendón y Pedrero (1976), Muñoz, Oliveira y Stern (1977), García, Muñoz y Oliveira (1982, 1983, 1983a), García y Oliveira (1994), Pedrero (1990) y García, Blanco y Gómez (1999).

Para los propósitos de este trabajo nos interesa resaltar las diversas maneras en las que el tema de la familia está presente en las investigaciones mencionadas por dos razones: primero, lo anterior nos brinda la posibilidad de observar cómo el tema de la familia en general y de la estructura y organización interna de las unidades domésticas en particular han cobrado una renovada importancia en esta área de los estudios de población en México; segundo, la evolución de la investigación sociodemográfica sobre trabajo y familia nos muestra especialmente que en el contexto económico y social reciente de México, se ha vuelto prioritario el estudio de la estructura y la organización interna de los diferentes arreglos familiares, así como de sus condicionantes e implicaciones en términos de bienestar para los diferentes miembros de la familia.

En los estudios de Balán et al. (1973), de Muñoz, et al. (1977)14 y de Rendón y Pedrero (1976)15 que corresponden a un primer momento en la investigación sociodemográfica sobre trabajo y familia en México, momento que se caracteriza por el estudio de agregados de individuos, se hace referencia al papel de las redes familiares -en la adaptación de los migrantes a la ciudad- y a las características sociodemográficas de las familias y sus miembros -ciclo vital, número de hijos, estado civil- como condicionantes de la participación y ocupación de los miembros de la familia.

En los trabajos de García et al, (1982), que corresponden a un segundo momento en la investigación sobre trabajo y familia en México, caracterizado por la reflexión teórico-metodológica llevada a cabo en el seno del Grupo de Trabajo sobre el Proceso de Reproducción de la Población, las referencias a la familia son ya más explícitas. La familia está presente en estos trabajos tanto en el aspecto interpretativo como en la investigación empírica, en un intento por "vincular diferentes niveles de análisis -macroestructural, familiar, individual- y de relacionar varias dimensiones -la demográfica, social y económica- en el estudio de la actividad económica de los individuos" (García et al., 1983a: 490).

En estos estudios, el hogar es visto como

un ámbito social donde los individuos organizan, en armonía o en conflicto, diversas actividades necesarias para la reproducción de la vida inmediata ... La pertenencia a un hogar supone una experiencia de vida en común; de esta manera, cada miembro encuentra múltiples estímulos u obstáculos a su acción individual (ídem: 491).

Además, el ciclo vital familiar, concebido como uno de los ejes ordenadores del análisis de la participación familiar en el mercado de trabajo, se combina con otros elementos -la inserción laboral del jefe y la condición de hombre o mujer del jefe del hogar- que constituyen el eje económico, para construir el concepto de "contextos familiares", en un intento de aprehender las necesidades reales de las familias y entender tanto la disponibilidad de mano de obra familiar como los niveles de participación laboral. 16

La importancia asignada por García et al. (1982) al papel de la estructura del grupo doméstico como condicionante -junto con otros factores- de la participación económica de los miembros del hogar fue tal que en una parte de la investigación, la estructura interna de los grupos domésticos, se convirtió de hecho en el objeto de estudio. Es importante señalar además que, aunque nuestra búsqueda bibliográfica no ha sido exhaustiva, de la literatura revisada para el caso de México, el estudio de estos autores para la ciudad de México constituye uno de los análisis pioneros acerca de la estructura familiar.

El interés por la familia, así como por las estrategias familiares y el papel de las redes sociales -familiares y comunitarias-, ha resurgido en un tercer momento de la investigación sobre trabajo y familia en México. En este tercer momento, ubicado a partir de la década de los ochenta y marcado contextualmente por los efectos de la crisis económica y los programas gubernamentales de ajuste sobre las condiciones de vida de la mayor parte de la población, especialmente las clases sociales medias y de bajos ingresos, se lograron avances importantes en el conocimiento de las diferentes modalidades y condicionamientos familiares del trabajo extradoméstico femenino (García y Oliveira,1994; García et al., 1999; Oliveira et al., 1999).

Los efectos de los macroprocesos sobre el mercado de trabajo -la evidencia apunta hacia el estancamiento del proceso de asalarización de la mano de obra y al surgimiento de diversas formas de ocupaciones por cuenta propia- y la creciente participación de las mujeres en general y de las mujeres casadas en particular en las actividades extradomésticas -necesaria para los hogares en un contexto de deterioro de su nivel de vida y de las oportunidades de empleo masculino- han sido documentados en estos trabajos, estimulando también la investigación acerca de los condicionantes del trabajo extradoméstico femenino y de la condición social de las mujeres al interior de diferentes arreglos familiares (González de la Rocha y Escobar, 1986; González de la Rocha, 1988; García y Oliveira, 1994; Pedrero, 1990; González de la Rocha et al, 1990; Oliveira et al, 1999).

 

Los estudios sobre familia y género

La presencia del género en los estudios sociodemográficos sobre familia en América Latina y en México es muy reciente; en México particularmente, el género empieza a adquirir relevancia analítica apenas a finales de la década de 1980. Aunque los estudios que consideran la relación entre el género y la familia son todavía escasos, los resultados obtenidos y las posibilidades y perspectivas que existen sobre la investigación futura sugieren que la visión de la dinámica y la organización interna de las familias mexicanas se verá enriquecida significativamente con los resultados empíricos y la discusión teórico-metodológica de esta relación (De Barbieri, 1989; Benería y Roldán, 1987; García y Oliveira, 1994; Oliveira et al., 1999).

Oliveira et al., han llevado a cabo una excelente revisión de esta relación. El punto de partida del trabajo de estas autoras es la idea de que el desarrollo y la consolidación de una perspectiva de género en los estudios de población17 ha provocado una redefinición de las temáticas analizadas en la sociodemografía de la familia a partir de los siguientes cuestionamientos (Oliveira et al., 1999: 211-213):

1. La necesidad de modificar la visión del mundo doméstico como algo que es propio de las mujeres, en oposición a la esfera de lo público, además de insistir en que la familia no es una unidad aislada socialmente, pues recibe una serie de efectos a través de procesos asociados con la existencia de redes de relaciones sociales, con la formulación de políticas públicas orientadas hacia los hogares y con presiones y logros de movimientos de organización y movilización vecinal. En síntesis, de lo que trata este cuestionamiento es de la necesidad de considerar el papel central de las mujeres en procesos generadores de bienestar familiar que trascienden el espacio de la unidad doméstica.

2. La necesidad de subrayar la existencia de la diversidad de arreglos familiares en México y el reconocimiento de aquellos que se alejan del modelo tradicional de familia nuclear encabezada, controlada y mantenida económicamente por un varón, además de distinguir las diferencias entre sectores sociales, grupos étnicos y regiones.

3. La necesidad de criticar la visión tradicional que presenta a la unidad doméstica como un grupo de individuos que comparte, sin conflictos, los mismos intereses y de reconocer las asimetrías existentes en el ejercicio del poder entre hombres y mujeres, entre generaciones y entre categorías de parentesco.

4. La necesidad de dar mayor visibilidad social al trabajo doméstico realizado por las mujeres y de poner en duda el supuesto de que la división del trabajo que asigna a las mujeres los espacios privados y a los hombres los espacios públicos es algo naturalmente determinado y que está asociado con las diferencias biológicas existentes entre hombres y mujeres, y el reconocimiento de que la valoración social de la maternidad -como un aspecto central de la identidad femenina- es un elemento útil para entender las formas que adquiere la subordinación social de las mujeres.

Dentro de esta vertiente de los estudios de población, Oliveiraet al. identifican cuatro temas de investigación que son relevantes para el análisis de la familia desde una perspectiva de género y que han mostrado también la importancia de los estudios interdisciplinarios: a) los estudios sobre formación, disolución y estructura de las familias; b) la investigación sobre familia y trabajo; c) el análisis cualitativo de la dinámica familiar-las vivencias y las representaciones de los individuos sobre la vida familiar-, y d) los estudios sobre hogares con jefatura femenina. Para estas autoras, las últimas dos temáticas surgen con más claridad a partir del estímulo del desarrollo y consolidación de la perspectiva de género en los estudios de población, en la década de 1980.

Desde una revisión de trabajos en cada una de las temáticas anteriores, las autoras llegan a la conclusión de que persisten lagunas en la investigación realizada y de que en la investigación futura es recomendable integrar diferentes ópticas y aproximaciones analíticas que permitan profundizar en el conocimiento de los cambios que están ocurriendo en México en la formación, estructura y dinámica interna de las familias y en la influencia de estos cambios sobre la condición social de la mujer; la investigación debe considerar también, en opinión de las autoras, las diferencias entre sectores sociales, entre cohortes y entre contextos geográficos, además de que se requiere análisis de carácter longitudinal.

Presentamos enseguida las principales necesidades de investigación en cada una de las temáticas anteriores que son consideradas por las autoras como importantes para el avance del conocimiento de la sociodemografía de la familia desde una perspectiva de género. En relación con los estudios sobre formación, disolución y estructuras familiares, las autoras consideran que se requieren más análisis acerca de la interrelación entre los diferentes aspectos asociados con la condición social de la mujer -sus características individuales y de sus familias de origen- y los patrones, niveles y modalidades observados en la nupcialidad, el noviazgo, los diferentes tipos de uniones, las prácticas premaritales de la sexualidad y la disolución de uniones conyugales; igualmente es necesario conocer más acerca de la relación entre los diferentes arreglos familiares, la dinámica interna de los hogares y la mayor o menor autonomía e independencia económica de las mujeres (Oliveira et al., 1999: 214-223 y 246).

En la línea temática sobre trabajo y familia -en la que las autoras agrupan los estudios sobre estrategias de sobrevivencia, participación económica familiar, trabajo femenino extradoméstico y organización del consumo y el ingreso familiar- se considera recomendable avanzar en la investigación de la importancia, medición y características del trabajo doméstico para la reproducción de la unidad doméstica; de las asimetrías e iniquidades en cuanto a los tipos de trabajo realizados por los diferentes miembros del hogar; de la organización interna del hogar en términos de responsabilidades y derechos familiares asumidos y asignados a los diferentes miembros, y de los cambios en las estrategias familiares -de generación de ingresos, de construcción y mantenimiento de redes familiares y sociales, etcétera- en contextos sociales de crisis económica. Las autoras también consideran necesario avanzar con el conocimiento de la participación de los miembros del hogar que no son jefes en la reproducción de los hogares, especialmente los dirigidos por mujeres; de las estrategias utilizadas por las mujeres casadas para combinar sus roles de esposas, madres y trabajadoras, con objeto de identificar las condicionantes familiares del trabajo femenino extradoméstico; de la relación entre los tipos de ocupación y las responsabilidades de las mujeres en la crianza y el cuidado de los hijos; de las diferentes aportaciones de hombres y mujeres en la manutención de los hogares, y de las diferencias en los niveles y fuentes de ingreso entre hogares con jefatura femenina y masculina para enriquecer el debate acerca de la pobreza de los hogares con jefatura femenina (ídem: 223-230 y 247).

Los estudios sobre la dinámica familiar o las relaciones intrafamiliares surgen para las autoras como producto de las críticas a los supuestos de unidad y armonía utilizados en algunos trabajos sobre estrategias de sobrevivencia, y recibieron también el estímulo generado por las inquietudes acerca de los efectos de la creciente participación económica de las mujeres sobre las relaciones intrafamiliares entre géneros y generaciones. Las autoras consideran particularmente importante para el desarrollo de esta temática el avance en el conocimiento de los significados que los diferentes miembros del hogar otorgan a sus experiencias familiares. Sin embargo, agregan que se sabe poco todavía acerca de las vivencias familiares y de las formas que asumen las relaciones entre géneros y generaciones, así como de las propias percepciones de los actores sociales y de las normas y modelos socioculturales que son aprehendidos, asimilados y reproducidos en el ámbito familiar (ídem: 230 y 248).

En relación con la investigación sobre hogares con jefatura femenina, las autoras señalan que aunque en la mayor parte de los trabajos existentes la jefatura femenina no es considerada todavía como objeto de estudio, los resultados que se han obtenido acerca de los diferentes aspectos del problema, así como su presencia social cada vez mayor en México han generado un creciente interés en el estudio de este tipo de arreglo familiar; además, su análisis es considerado crucial porque puede presentar evidencia de cambios en los roles familiares tradicionales y del papel activo de las mujeres en la organización y manutención de las unidades domésticas, además de que enfatiza la posibilidad de la existencia de patrones alternativos de autoridad familiar (ídem: 240).

Entre los vacíos detectados por las autoras en esta última línea temática queremos destacar dos necesidades de investigación: una se refiere a la necesidad de profundizar en la relación entre la jefatura femenina y la vulnerabilidad social de los hogares; otra consiste en explorar el significado que las propias mujeres involucradas le asignan a la jefatura de hogar (ídem: 248-249).

Mientras que la primera de las dos necesidades de investigación anteriores apunta hacia la profundización del análisis de las dimensiones y los condicionantes del bienestar de los hogares con jefatura femenina, la segunda está más asociada con procesos de formación de la identidad de las jefas de hogar y con la necesidad de investigar si la jefatura de hogar sugiere una mejoría en la condición social de la mujer, en el sentido de que las jefas se perciban como tales a partir de una decisión propia antes que de una necesidad forzada por las circunstancias de la estructura social.

En el análisis de los procesos de formación de la identidad de género de las mujeres, Cervantes (1994: 16) ha sugerido que en los procesos de construcción de la identidad de género existen patrones que no dependen de la adscripción a la clase social, sino de "factores vivenciales comunes y... experiencias simbólicas compartidas" .

Para este autor, la identidad de género de las mujeres puede entenderse a partir de la consideración de tres dimensiones que recogen a la vez tanto lo factual como lo simbólico en los procesos de construcción de la identidad social femenina: la maternidad y el ser madre; el matrimonio o la unión, y el ser esposa o compañera; el trabajo o la profesión, y el ser trabajadora o profesionista; así, la identidad femenina "es la manera como se percibe, se valora, se interioriza y se vive simbólicamente y actualmente cada una de las dimensiones mencionadas" (Cervantes, 1994: 16).

A lo largo de su vida, las mujeres viven un proceso continuo de rearticulación de las tres dimensiones de su identidad, cada una de las cuales compite y entra en conflicto con las otras para dominar la identidad de las mujeres; incluso puede haber momentos en los que se anulan recíprocamente. Pero también hay mujeres y momentos en los que resulta posible articular las tres dimensiones sin negar ni disolver: en esta situación se puede ser a la vez madre, esposa y trabajadora.

Sin embargo, es más frecuente que las mujeres enfrenten disyuntivas: se tiene que elegir entre tener hijos y continuar trabajando o entre tener una carrera profesional y ser esposa, de manera que en lo cotidiano existe una tensión constante entre el ejercicio de la voluntad individual y los condicionamientos económicos, políticos, culturales y simbólicos. Esta tensión produce en la mujer situaciones de ambivalencia y momentos en los que se puede privilegiar alguna de las dimensiones de la identidad femenina.

El orden de importancia que las mujeres asignan a estas tres dimensiones no es casual; juegan un papel importante determinados condicionamientos sociales y culturales. Algunos estudios para diversos contextos sociales de México (Elú de Leñero, 1992; García y Oliveira, 1994, y González Montes, 1994) han encontrado que la maternidad y el matrimonio son muy valorados por las mujeres, y que éste puede ser un factor que influye en el hecho de que la tasa de participación de la mujer en el mercado de trabajo no ha alcanzado todavía los niveles existentes en países de mayor desarrollo económico; además, suele ocurrir que las mujeres fusionan ambas dimensiones, pues la pareja no se concibe como un fin en sí mismo sino como un medio para ser madre, y a su vez, la maternidad otorga significado al matrimonio. Estos mismos estudios han mostrado también que los diferentes grados de compromiso asumidos por las mujeres respecto al trabajo extradoméstico están condicionados por su pertenencia a diferentes sectores sociales y arreglos familiares (García y Oliveira, ibídem).

 

Síntesis y reflexiones finales

En este trabajo hemos llevado a cabo una revisión de trabajos agrupados en cuatro líneas de investigación en las que hemos identificado la presencia de la familia o del hogar, ya sea como objeto de estudio, como unidad de análisis o como instancia mediadora de la relación entre la estructura social y los comportamientos individuales. En esta sección, además de ofrecer una síntesis de los resultados de investigación y de los desarrollos teóricos que consideramos relevantes para el avance del análisis sociodemográfico de la familia, tratamos de identificar algunas necesidades de investigación.

Los desarrollos conceptuales y teóricos de la demografía formal de la familia han permitido contar con herramientas útiles para analizar tanto el tamaño como la composición y el ciclo vital familiar de los hogares, aspectos que permiten acercarse empíricamente a las características que distinguen a los diferentes arreglos familiares y establecer hipótesis acerca de su relación con el bienestar de los hogares.

Adicionalmente, los cuestionamientos al carácter transversal del análisis del ciclo vital y el propio desarrollo del concepto han sugerido la conveniencia de utilizar conceptos alternativos y aproximaciones metodológicas distintas, que permitan capturar mejor tanto la complejidad de la dinámica de estructuras familiares que se alejan del modelo patriarcal tradicional que sirvió de base a la conceptualización del ciclo vital de la familia, como la intersección de las dimensiones individual y familiar de los tiempos y los eventos del ciclo vital familiar; de esta manera, el análisis de las trayectorias vitales familiares puede ser de utilidad para entender mejor la continua interrelación entre los recursos individuales y familiares con los factores de la estructura social que afectan potencialmente las posibilidades de vida de los hogares, devolviéndole a la experiencia vital familiar su carácter de proceso.

La discusión acerca de las estrategias familiares en los estudios sociodemográficos sobre la familia ha sido útil para entender tanto el papel central de los hogares en la reproducción de la fuerza de trabajo y en el proceso más amplio de la reproducción social, como la distribución en el interior del hogar de los costos asociados a esos procesos sociales entre miembros de diferentes géneros y generaciones. Los estudios revisados muestran que el trabajo doméstico y extradoméstico, la producción de bienes para el mercado y para el autoconsumo, la migración, y la construcción y mantenimiento de las redes familiares y sociales de apoyo constituyen los principales componentes disponibles para que los hogares de bajos ingresos hagan posible su reproducción cotidiana y generacional.

Al mismo tiempo, los aportes de diferentes autores han permitido superar los supuestos iniciales de racionalidad económica, de unidad y de armonía en la organización y la dinámica interna de los hogares e incorporar en el desarrollo del concepto de estrategias las posibilidades de tensiones, conflictos e incluso de violencia entre los diferentes miembros del hogar. Los aportes de algunos autores también han sugerido desmitificar el efecto homogenizador de la clase social en la determinación de las posibilidades de vida de los hogares, reconociendo en los individuos un papel más activo en su interacción con las restricciones que les impone la estructura social.

En algunos de los trabajos revisados se señala también la influencia de las características vitales de los hogares -el tamaño, la composición de parentesco y el ciclo vital familiar- en la disponibilidad y el uso de la fuerza de trabajo de los diferentes miembros del hogar y en las posibilidades para construir y mantener en buen estado las redes de relaciones sociales, las cuales constituyen, para algunos autores, un componente fundamental de las estrategias de los hogares más pobres; de hecho, en algunos trabajos se sugiere que la situación de desventaja social de algunas categorías de hogares puede ser explicada en parte por las restricciones impuestas por la propia estructura familiar de estos hogares y que se manifiestan en restricciones para mantener funcionando las redes de relaciones sociales.

También en los estudios que han abordado la relación entre el trabajo y la familia en México se ha reconocido el papel de la estructura del grupo doméstico como un factor que condiciona la participación económica de los diferentes miembros del hogar, especialmente del trabajo extradoméstico femenino, pero quizá la contribución más importante de estos trabajos ha sido la de mostrar la creciente participación de las mujeres en las estrategias de generación de ingresos familiares en un contexto económico y social marcado por la crisis y la reestructuración de la economía y de los mercados de trabajo, estimulando el análisis de los cambios asociados a la condición social de las mujeres en los diferentes arreglos familiares y los diversos sectores sociales.

Los resultados empíricos obtenidos por los trabajos que se han ocupado de analizar el papel de los condicionantes familiares en el trabajo extradoméstico femenino pueden ser de utilidad para entender las restricciones y los apoyos familiares y sociales requeridos y utilizados por las mujeres para hacer compatible la responsabilidad económica de sus hogares con el cuidado y la crianza de los hijos.

Desde la perspectiva de género, los temas que han recibido tradicionalmente la atención en la sociodemografía de la familia han sido objeto de cuestionamientos que enfatizan la necesidad de avanzar en el conocimiento de los efectos de los cambios en la formación, disolución, estructura y dinámica interna de la familia sobre la condición social de la mujer y la conveniencia de adoptar aproximaciones analíticas interdisciplinarias y metodologías que hagan posible acercarse al análisis de las percepciones de los actores sociales involucrados en la dinámica familiar. Estos cuestionamientos intentan llamar la atención y lograr el reconocimiento acerca de la creciente participación de las mujeres en los procesos -en los espacios públicos y privados - que generan bienestar para los hogares y de la existencia de arreglos y dinámicas familiares que se alejan del modelo nuclear patriarcal tradicional con sus supuestos de armonía y unidad internas.

Para algunas autoras, el desarrollo de la perspectiva de género a partir de la década de 1980 ha estimulado también el surgimiento de dos temáticas -la dinámica familiar y los hogares con jefatura femenina- cuyas interrogantes están directamente asociadas con la necesidad de profundizar el conocimiento acerca de los cambios ocurridos en la condición social de las mujeres; el análisis de los hogares con jefatura femenina es considerado crucial para mostrar si los cambios ocurridos en la organización y la dinámica interna de los hogares pueden favorecer y estimular relaciones más igualitarias entre géneros y generaciones.

Los vacíos existentes identificados por las autoras en esas dos temáticas apuntan hacia dos necesidades centrales de la investigación futura: la primera es la de mejorar el conocimiento de las percepciones de los diferentes miembros del hogar acerca de sus experiencias familiares; la segunda tiene que ver con la necesidad de mejorar el conocimiento de la relación entre jefatura femenina de hogar y vulnerabilidad económica y social de los hogares.

 

Bibliografía

ALDUNATE, Adolfo, 1974, "Estudios de las unidades familiares a partir de las encuestas comparativas de fecundidad", en Tercera Reunión del Grupo de Trabajo sobre el Proceso de Reproducción de la Población, CLACSO, São Paulo.         [ Links ]

ARIZPE, Lourdes, 1978, Migración, etnicismo y cambio económico, El Colegio de México, México.         [ Links ]

BALAN, Jorge et al, 1973, Men in a developing society: geographic and social mobility in Monterrey, México, The University of Texas Press, Austin.         [ Links ]

BENERÍA, Lourdes y Martha Roldán, 1987, The crossroads of class and gender. Industrial homework, subcontracting and household dynamics in México City, The University of Chicago Press, Chicago.         [ Links ]

BILAC, Elizabeth D., 1978, Familias de trabajadores: estrategias de sobrevivencia, Coleção Ensaio e Memória 6, Edifóes Símbolo, São Paulo.         [ Links ]

BOCK, E. W. et al, 1976, "La familia nuclear y extendida en áreas urbanas de la Argentina, Brasil y Chile", en T. K. Burch et al., editores, La familia como unidad de estudio demográfico, CELADE, San José         [ Links ].

BONGAARTS, John, 1983, "The formal demography of families and households: an overview", en IUSSP Newsletter, núm. 17.         [ Links ]

BOURDIEU, Pierre, 1976, "Marriage strategies of social reproduction", en R. Foster y O. Ranum, Family and society, Baltimore.         [ Links ]

BRONFMAN, Mario et al., 1986, "Práctica anticonceptiva y clases sociales en México: la experiencia reciente", en Estudios demográficos y urbanos, vol. 1, núm. 2.         [ Links ]

BRONFMAN, Mario, y Rodolfo Tuirán, 1984, "La desigualdad social ante la muerte: clases sociales y mortalidad en la niñez", en Memorias del Congreso Latinoamericano de Población y Desarrollo, UNAM/COLMEX/PISPAL, México.         [ Links ]

BRUSCHINI, Cristina, 1989, "Uma abordagem sociológica de familia", en Revista Brasileira de Estudios de População, vol. 6, núm. 1.         [ Links ]

BURCH, Thomas K. et al, 1976, La familia como unidad de estudio demográfico, CELADE, San José         [ Links ].

BURCH, Thomas K., 1976a, "Algunos factores demográficos determinantes del tamaño del hogar", en T. K. Burch et al., La familia como unidad de estudio demográfico, CELADE, San José         [ Links ].

BURCH, Thomas K., 1976b, "El tamaño y la estructura de las familias: un análisis comparativo de datos censales", en T.K. Burch et al., La familia como unidad de estudio demográfico, CELADE, San José         [ Links ].

BUVINIC, Mayra et al., 1978, Women-headed households. The ignored factor in development planning, trabajo presentado para la Office of Women in Development, U.S. Agency for International Development, International Center for Reaserch on Women, Washington.         [ Links ]

BUVINIC, Mayra, 1990, La vulnerabilidad de los hogares con jefatura femenina: preguntas y opciones de política para América Latina y el Caribe, Comisión Económica para América Latina y el Caribe.         [ Links ]

BUVINIC, Mayra, G. Rao Gupta, 1997, "Female headed households and female maintained families: are they worth targeting to reduce poverty in developing countries?", en Economic Development and Cultural Change, vol. 45, núm. 2, University of Chicago, Chicago.         [ Links ]

CERVANTES, Carlson Alejandro, 1994, "Identidad de género de la mujer: tres tesis sobre su dimensión social", en Frontera Norte, vol. 6.         [ Links ]

CHAYANOV, Alexander V., 1974, La organización de la unidad económica campesina, Nueva Visión, Buenos Aires.         [ Links ]

CUELLAR Óscar, 1990, "Balance, reproducción y oferta de trabajo familiar", en Guillermo de la Peña et al. (comps.), Crisis, conflicto y sobrevivencia. Estudios sobre la sociedad urbana en México, Universidad de Guadalajara/CIESAS, Guadalajara.         [ Links ]

DE BARBIERI, Ma. Teresita, 1989, "Trabajos de la reproducción", en Orlandina de Oliveira et al, (comp.), Grupos domésticos y reproducción cotidiana, UNAM/PISPAL/COLMEX, México.         [ Links ]

DE LA PEÑA, Guillermo y Agustín Escobar (comps.), 1986, Cambio regional, mercado de trabajo y vida obrera en Jalisco, El Colegio de Jalisco, Guadalajara.         [ Links ]

DE LA PEÑA, Guillermo y Agustín Escobar (comps.), 1987, "Latin American households in comparative perspective", en Population Studies, vol. 41, núm. 3.         [ Links ]

DE VOS, Susan, 1987, "Latin America households in comparative perspective", en Poputations Studies, vol. 41, núm. 3.         [ Links ]

DUQUE, Joaquín y Ernesto Pastrana, 1973, Las estrategias de supervivencia económica de las unidades familiares del sector urbano: una investigación exploratoria, Flacso, Santiago de Chile.         [ Links ]

ELDER Jr., Glen H., 1978, "Family History and the Life Course", en Tamara K, Hareven, Transitions. The family and the life course in historical perspective, Academic Press, New York.         [ Links ]

ELDER Jr., Glen H., 1987, "Family and lives: some developments in life course studies", en Journal of Family History, vol. 12.         [ Links ]

ELÚ de Leñero, María del Carmen, 1992, "Muertes maternas en un área rural de México", en María del Carmen Elú y Luis Leñero, De carne y hueso. Estudios sociales sobre género, reproducción, familia, generaciones, fecundidad, anticoncepción, aborto y muerte, Instituto Mexicano de Estudios Sociales, México.         [ Links ]

ESCOBAR, Agustín, 1984, Dependent industrialization and labour market structure: the case of Guadalajara, México, Tesis de Doctorado, Universidad de Manchester.         [ Links ]

ESCOBAR, Agustín, 1986, Con el sudor de tu frente. Mercado de trabajo y clase obrera en Guadalajara, El Colegio de Jalisco, Guadalajara.         [ Links ]

ESCOBAR, Latapí, Agustín y Mercedes González de la Rocha, 1995, "Crisis, restructuring and urban poverty in México", en Environment and Urbanization, vol. 7, núm. 1.         [ Links ]

FORTES, Meyer, 1962, "Introduction", en Jack Goody, The developmental cycle in domestic groups, Cambridge University Press, Cambridge.         [ Links ]

GARCIA, Brígida, 1984, "Población, familia y desarrollo", en Memorias del Congreso Latinoamericano de Población y Desarrollo, UNAM/COLMEX/PISPAL, México.         [ Links ]

GARCIA, Brígida, coord., 1999, Mujer, género y población en México, El Colegio de México/Sociedad Mexicana de Demografía, México.         [ Links ]

GARCIA, Brígida y Orlandina de Oliveira, 1994, Trabajo femenino y vida familiar en México, El Colegio de México, México.         [ Links ]

GARCIA, Brígida et al, 1982, Hogares y trabajadores en la Ciudad de México, COLMEX/UNAM, México.         [ Links ]

GARCIA, Brígida et al, 1983, Familia y mercado de trabajo: un estudio de dos ciudades brasileñas, COLMEX/UNAM, México.         [ Links ]

GARCIA, Brígida,, 1983a, "Familia y trabajo en México y Brasil", en Estudios Sociológicos, vol. I, núm. 3.         [ Links ]

GARCIA, Brígida et al., 1999, "Género y trabajo extradoméstico" en Brígida García (coord.), Mujer, género y población en México, El Colegio de México/Sociedad Mexicana de Demografía, México.         [ Links ]

GINER De los Ríos, Francisco, 1989, "Microindustria y unidad doméstica", en Orlandina de Oliveira et al. (comps.), Grupos domésticos y reproducción cotidiana, UNAM/Porrúa/COLMEX, México.         [ Links ]

GLICK, Paul C. y R. Parke, 1965, "New approaches in studying the life cycle of the family", in Demography, vol. 2.         [ Links ]

GLICK, Paul C., 1947, "The family cycle", in American Journal of Sociology, vol. 12, núm. 2.         [ Links ]

GLICK, Paul C., 1977, "Updating the life cycle of the family", ein Journal of Marriage and the Family, vol. 39, núm. 1.         [ Links ]

GOLDANI, Ana María, 1989, Women's transitions: the intersection of female life course, family and demographic transition in twentieth century Brasil, Tesis Doctoral, The University of Texas at Austin, Austin.         [ Links ]

GONZÁLEZ de la Rocha, Mercedes, 1986, Los recursos de la pobreza. Familias de bajos ingresos de Guadalajara, El Colegio de Jalisco/CIESAS, Guadalajara.         [ Links ]

GONZÁLEZ de la Rocha, Mercedes, 1988, "De por qué las mujeres aguantan golpes y cuernos: un análisis de hogares sin varón en Guadalajara", en Luisa Gabayet et al. (comps.), Mujeres y sociedad. Salarios, hogar y acción social en el occidente de México, El Colegio de Jalisco/CIESAS, México.         [ Links ]

GONZÁLEZ de la Rocha, Mercedes et al., 1990, "Estrategias versus conflicto: reflexiones para el estudio del grupo doméstico en época de crisis", en Guillermo de la Peña et al. (comps.), Crisis, conflicto y sobrevivencia. Estudios sobre la sociedad urbana en México, Universidad de Guadalajara/CIESAS, Guadalajara.         [ Links ]

GONZÁLEZ de la Rocha, Mercedes y Agustín Escobar Latapí, 1986, "Crisis y adaptación: hogares de Guadalajara", en Memorias de la Tercera Reunión sobre la Investigación Demográfica en México, tomo I, UNAM/SOMEDE, México.         [ Links ]

GONZÁLEZ Montes, Soledad, 1994, "La maternidad en la construcción de la identidad femenina. Una experiencia de investigación participativa con mujeres rurales", en Vania Salles y Elsie McPhail (comps.), Nuevos textos y renovados pretextos, PIEM/ COLMEX, México.         [ Links ]

GOODE, William J., 1963, World revolution and family patterns, Free Press of Glencoe, New York.         [ Links ]

HAREVEN, Tamara K., 1974, "The family as a process: the historical study of the familiy cycle, en Journal of Social History", vol. 16.         [ Links ]

HAREVEN, Tamara K., 1975, "The laborers of Manchester, New Hampshire, 1910-1922: the role of family and ethnicity in adjustment to industrial life", en Labor History.

HAREVEN, Tamara K., 1977, Family and kin in American urban communities, 1780-1940, Franklin Watts, New York.         [ Links ]

HAREVEN, Tamara K., 1978, "Introduction: the historical study of the life course", en Tamara K. Hareven, Transitions. The family and the life course in historical perspective, Academic Press, New York.         [ Links ]

HAREVEN, Tamara K., 1982, Family time and industrial time, Academic Press, New York.         [ Links ]

HAREVEN, Tamara K., 1990, "A complex relationship: family strategies and the processes of economic and social change", en Roger Friedland y A.F. Robertson (eds.), Beyond the marketplace. Rethinking economy and society, Aldine de Gruyter, New York.         [ Links ]

HILL, Reuben, 1964, "Methodological issues in familiy development research", en Family Processes, vol. 3.         [ Links ]

HILL, Reuben, 1970, Family development in three generations, Schenkman, Cambridge.         [ Links ]

HILL, Reuben, 1977, "Social theory and family development", en J. Cuisenier (ed.), Le cycle de la vie familiale, Mouton, París.         [ Links ]

HÖHN, Charlotte, 1987, "The family life cycle: needed extensions of the concept", en J. Bongaarts (ed.), Family demography. Methods and their application, Clarendon Press, Oxford.         [ Links ]

IUTAKA, S. et al., 1976, "La urbanización y la familia extensa en el Brasil", en T. K. Burch et al. (eds.), La familia como unidad de estudio demográfico, CELADE, San José         [ Links ].

JELIN, Elizabeth, 1979, El rol de la mujer en las estrategias populares urbanas de la Argentina, Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES), Buenos Aires.         [ Links ]

JELIN, Elizabeth, 1984, "Familia, unidad doméstica y división del trabajo ¿Qué sabemos? ¿Hacia dónde vamos?", en Memorias del Congreso Latinoamericano de Población y Desarrollo, UNAM/COLMEX/PISPAL, México.         [ Links ]

JELIN, Elizabeth y Carmen Feijó, 1989, Presiones cruzadas: trabajo y familia en la vida de las mujeres, Cedes, Buenos Aires.         [ Links ]

LEWIS, Oscar, 1962, The children of Sanchez. Autobiography of a mexican family, Seeker and Wanburg, Londres.         [ Links ]

LIRA, Luis Felipe, 1976, "Introducción al estudio de la familia y el hogar", en T. K. Burch et al. (eds.), La familia como unidad de estudio demográfico, CELADE, San José         [ Links ].

LIRA, Luis Felipe, 1976a, "Aspectos demográficos de la familia en una provincia de Chile, según el censo de 1970", en T. K. Burch et al. (eds.), La familia como unidad de estudio demográfico, CELADE, San José         [ Links ].

LIRA, Luis Felipe, 1976b, "Características socio-económicas y estructura de las familias en la ciudad de Santiago, Chile, 1979", en T. K. Burch et al. (eds.), La familia como unidad de estudio demográfico, CELADE, San José         [ Links ].

LOMNITZ, Larissa, 1975, Cómo sobreviven los marginados, Siglo XXI, México.         [ Links ]

LOMNITZ, Larissa, 1977, Networks and marginality. Life in a mexican shantytown, Academic Press, New York.         [ Links ]

LOPES, Valdecir F., 1976, "La familia en el Brasil, según el censo de población de 1960", en T. K. Burch et al. (eds.), La familia como unidad de estudio demográfico, CELADE, San José         [ Links ].

MARGULIS, Mario, 1989, "Reproducción de la unidad doméstica, fuerza de trabajo y relaciones de producción", en Orlandina de Oliveira (comp.), Grupos domésticos y reproducción cotidiana, UNAM/Porrúa/COLMEX, México.         [ Links ]

MIER y Terán, Martha y Cecilia Rabell, 1984, "Fecundidad y grupos sociales en México (1971-1977)", en Los factores del cambio demográfico en México, Siglo XXI, México.         [ Links ]

MOCH, Leslie et al., 1987, "Family strategy: a dialogue", en Historical Methods, vol. 20, núm. 3.         [ Links ]

MONTALI, Susana y Neide L. Patarra, 1982, "Anotações críticas sobre a evolução e encaminhamento das propostas alternativas sobre o estudo da reprodução da população", CLACSO, mimeo.         [ Links ]

MUÑOZ, Humberto et al, 1977, Migración y desigualdad social en la Ciudad de México, UNAM/COLMEX, México.         [ Links ]

OJEDA, Norma, 1989, El curso de vida familiar de las mujeres mexicanas; un análisis sociodemográfico, CRIM-UNAM, México.         [ Links ]

OLIVEIRA, Orlandina De et al., 1989, Grupos domésticos y reproducción cotidiana, UNAM/Porrúa/COLMEX, México.         [ Links ]

OLIVEIRA, Orlandina De et al., 1999, "Familia y género en el análisis sociodemográfico", en Brígida García (coord.), Mujer, género y población en México, El Colegio de México/SOMEDE, México.         [ Links ]

OLIVEIRA, Orlandina De y Vania Salles, 1988, "Reflexiones teóricas para el estudio de la reproducción de la fuerza de trabajo", en Argumentos.

OLIVEIRA, Orlandina De y Vania Salles, 1989, "Acerca del estudio de los grupos domésticos. Un enfoque sociodemográfico", en Orlandina De Oliveira et al., Grupos domésticos y reproducción cotidiana, UNAM/Porrúa/COLMEX, Mexico.         [ Links ]

PANTELIDES, Edith A., 1976, "El Hogar como unidad de análisis de los datos censales: importancia y posibilidades", en T. K. Burch et al. (eds.), La familia como unidad de estudio demográfico, CELADE, San José         [ Links ].

PEDRERO, Mercedes, 1990, "Cambios en la actividad económica femenina y la transición de la fecundidad en zonas metropolitanas", ponencia presentada en la IV Reunión Nacional de Investigación Demográfica en México, México.         [ Links ]

PEPIN Lehalleur, Marielle y Teresa Rendón, 1989, "Reflexiones a partir de una investigación sobre grupos domésticos campesinos y sus estrategias de reproducción", en O. de Oliveira et al. (comps.), Grupos domésticos y reproducción cotidiana, UNAM/ Porrúa/COLMEX, México.         [ Links ]

PZEWORSKI, Adam, 1982, La teoría sociológica y el estudio de la población: reflexiones sobre los trabajos de la Comisión de Población y Desarrollo de CLACSO, Reflexiones teórico-metodológicas sobre investigaciones en población, COLMEX, México.         [ Links ]

QUESNEL, Andre y Susana Lerner, 1989, "El espacio familiar en la reproducción social: grupos domésticos residenciales y grupos de interacción", en Orlandina de Oliveira et al. (comps.), Grupos domésticos y reproducción cotidiana, UNAM/Porrúa/ COLMEX, México.         [ Links ]

RENDÓN, Teresa y Mercedes Pedrero, 1976, "Alternativas para la mujer en el mercado de trabajo en México", en Mercados regionales de trabajo, INET, México.         [ Links ]

ROBERTS, Bryan, 1973, Organizing strangers. Poor families in Guatemala city, The University of Texas Press, Austin.         [ Links ]

RODGERS Roy, H., 1973, Family interaction and transaction: the developmental approach, Prentice Hall, New Jersey.         [ Links ]

RYDER, Norman B., 1987, "Reconsideration of a model of family demography", en J. Bongaarts et al. (eds.), Family demography. Methods and their application, Clarendon Press, Oxford.         [ Links ]

SALLES, Vania y M. Smith, 1987, "La reproducción según Bourdieu y Passeron: sus conceptos", en Perfiles Educativos, núm. 37.         [ Links ]

SALLES, Vania y Rodolfo Tuirán, 1996, "Mitos y creencias sobre la vida familiar", en Revista Mexicana de Sociología, núm. 2, México.         [ Links ]

SALLES, Vania, 1989, "Una discusión sobre las condiciones de la reproducción campesina", en Orlandina De Oliveira et al. (comps.), Grupos domésticos y reproducción cotidiana, UNAM/Porrúa/COLMEX, México.         [ Links ]

SCHMINK, Marianne, 1979, Community in ascendance: urban industrial growth and household income strategies in Belo Horizonte, Brasil, Tesis Doctoral, Universidad de Texas, Austin.         [ Links ]

SINGER, Paul, 1974, "Comportamiento reprodutivo e estrutura de classe", 3a. Reunión del Grupo de Trabajo sobre el Proceso de Reproducción, CLACSO, São Paulo.         [ Links ]

TORRADO, Susana, 1978, "Clases sociales, familia y comportamiento demográfico. Orientaciones metodológicas", en Demografía y Economía, vol. XII, núm. 3.         [ Links ]

TORRADO, Susana, 1981, "Sobre los conceptos de estrategias familiares de vida y proceso de reproducción de la fuerza de trabajo: notas teórico-metodológicas", en Demografía y Economía, vol. XV, núm. 2.         [ Links ]

TUIRAN, Rodolfo, 1996, "Las trayectorias de vida familiar en México: una perspectiva histórica", en María de la Paz López (comp.), Hogares, familias: desigualdad, conflicto, redes solidarias y parentales, SOMEDE, México.         [ Links ]

UHLENBERG, Peter, 1969, "A study of cohort life cycles: cohorts of native Massachussetts women, 1830-1920", en Population Studies, vol. 23, núm. 3.         [ Links ]

UHLENBERG, Peter, 1974, "Cohort variations in family life cycle experiences of U.S. females", en Journal of Marriage and the Family, vol. 36, núm. 2.         [ Links ]

VAN Der Tak, Jan y Murray Gendell, 1976, "Tamaño y estructura de las familias de residencia en ciudad de Guatemala, 1964", en T. K. Burch et al. (eds.), La familia como unidad de estudio demográfico, CELADE, San José         [ Links ].

 

Notas

1 El desarrollo de esta hipótesis se debe en gran parte a Goode (1963), quien a partir de su extensa investigación acerca de la relación entre el cambio social y los patrones de formación familiar en el África subsahariana, la India, China, el mundo árabe, Japón y los países de Europa noroccidental, en la primera mitad de este siglo, concluyó que podía establecerse una relación entre el proceso de modernización de las sociedades y un proceso de ajuste en los patrones de formación familiar que conduce a un sistema de familia conyugal e igualitaria. Recientemente, De Vos (1987) ha llamado la atención acerca de la ausencia de información para los países de América Latina en el estudio de Goode y ha cuestionado la validez empírica de la hipótesis de nuclearización de la familia en estos países.

2 La información que puede obtenerse a través del ciclo vital es en muchos casos incompleta, dado que las clasificaciones realizadas se refieren a las etapas de la familia nuclear solamente y no a la familia extendida, además de que el ciclo vital no da ninguna información acerca de las mujeres que nunca han formado una familia porque se mueren a edad temprana o porque no se casan (Lira, 1976: 44).

3 La utilidad analítica del concepto de curso de vida es también reconocida por Höhn cuando afirma que "el concepto de ciclo vital de la familia tiene que ser ampliado para llegar al concepto de curso de vida. De otra manera, la existencia de eventos tales como matrimonios inestables, familias incompletas y segundas uniones sería negada, junto con personas que nunca se casan o que no tienen hijos" (Höhn, 1987: 77-78). Ryder hace también este cuestionamiento cuando escribe que "hay tantas historias familiares posibles y diferentes como existen egos en términos de los cuales se escriben dichas historias... Uno es conducido por tales consideraciones a formular un modelo no para la familia... sino más bien un modelo para la historia familiar de un individuo" (Ryder, 1987: 351), aunque este autor no hace alusión al enfoque del curso de vida como perspectiva analítica alternativa.

4 Otros trabajos iniciales de importancia son los de Singer (1974) y Aldunate (1974). En ellos -incluyendo el de Duque y Pastrana (1973)-, de los diferentes procesos que ocurren el interior de las unidades domésticas, se ponía un marcado énfasis en el comportamiento reproductivo de la pareja; la hipótesis que se manejaba adjudicaba un carácter racional al comportamiento reproductivo en respuesta a las necesidades económicas de la familia. La conceptualización de las estrategias familiares se enriqueció con trabajos posteriores, entre los que destacan los de Roberts (1973), Lomnitz (1975, 1977), Bilac (1978), Schmink (1979), Jelin (1979) y González de la Rocha (1986, 1988). De los elementos incorporados al análisis y la discusión por estos autores, destaca el papel, dentro de las estrategias familiares, de las redes de relaciones sociales que establecen las unidades domésticas. Véase también el texto de García, Muñoz y Oliveira (1982), en el que se incluye una revisión de estos trabajos.

5 El Grupo de Trabajo sobre el Proceso de Reproducción de la Población del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) retomó la perspectiva histórico-estructural para elaborar una propuesta orientada al análisis de la reproducción de la población. A partir de un análisis de la manera como se venía abordando el estudio de la dinámica poblacional en la región, el Grupo identificó dos aspectos especialmente cuestionables: uno se refería al carácter ideológico de los estudios; el otro apuntó hacia una insuficiencia de carácter teórico-metodológico. La crítica al aspecto ideológico es una crítica a una visión del mundo, la de la teoría de la modernización, como perspectiva para analizar tanto el desarrollo económico de las sociedades latinoamericanas como su dinámica demográfica. En el aspecto teórico-metodológico, el consenso del Grupo apuntó hacia la inexistencia de referencias teóricas explícitas en el trabajo realizado; los estudios sobre la dinámica de la población se caracterizaban, en su opinión, por la investigación de asociaciones entre variables socioeconómicas y variables demográficas y el esfuerzo se orientaba a tratar de identificar los momentos de transición de las variables demográficas -especialmente la fecundidad- sin preocuparse por analizar, en el contexto histórico específico, las determinaciones sociales más globales de los fenómenos. Si se desea profundizar en la revisión de este enfoque, véase especialmente el trabajo de Montali y Patarra (1982).

6 La determinación de clase de los agentes sociales remite a la forma de inserción en los procesos socialmente definidos -producción, circulación, etcétera- de aquellos agentes que participan en dichos procesos -para simplificar, la población activa-, o bien, a la pertenencia a un grupo familiar de aquellos agentes que no participan en esos procesos -la población inactiva- (Torrado, 1978: 344-345).

7 Es necesario aclarar que Torrado maneja el concepto de comportamiento demográfico -cuando lo aplica a la familia- en un sentido amplio, en el que incluye los patrones de participación económica por sexo y edad junto con las pautas de formación y disolución de uniones -la nupcialidad-, de fecundidad, de mortalidad y de migración. Señala además que estos diferentes aspectos del comportamiento demográfico constituyen los principales aspectos de las estrategias de supervivencia de las unidades domésticas (Torrado, 1978: 345 y 347). En realidad, en este trabajo de Torrado está ausente todavía un esfuerzo de conceptualización más amplio acerca de las estrategias familiares. Este esfuerzo de conceptualización es llevado a cabo por la misma autora en un trabajo posterior (1981), en el que, al revisar las ventajas e inconvenientes analíticos del concepto de estrategias de supervivencia, propuso sustituirlo por el de estrategias familiares de vida, para superar su especificidad, pues el primero se formuló para estudiar los comportamientos de familias de sectores urbanos de muy bajos ingresos.

8 Ojeda (1989) analizó las diferencias en la temporalidad y secuencia de los eventos que componen la trayectoria de vida familiar de mujeres adscritas a diferentes grupos sociales, utilizando la misma fuente de información -la Encuesta Nacional Demográfica- que Bronfman y Tuirán (1984) y que Bronfman et al., (1986). Una buena parte de los problemas de la investigación empírica tuvo que ver con las dificultades de operacionalizar el concepto de clase social. Debido a las limitaciones inherentes a las fuentes de información utilizadas -generalmente encuestas de hogar- en la mayoría de los estudios empíricos la operacionalización del concepto de clase social se limitó a algunas determinaciones estructurales -fundamentalmente económicas, y generalmente asociadas a la inserción laboral del jefe del hogar-, dejando fuera del proceso de operacionalización a las determinaciones superestructurales -jurídicas, políticas, etcétera-. Esta dificultad había sido ya anticipada por Torrado (1978:349).

9 Pzeworski aclara que el concepto de opción que maneja no debe necesariamente conducir al "individualismo ahistórico de la teoría burguesa", en el que la "actitud racional" de los individuos es "previa a las relaciones sociales, previa a la historia" (Pzeworski, 1982: 77).

10 Ver también el trabajo de Cuéllar (1990), en el que el autor lleva a cabo una analogía -no totalmente válida- entre los estudios chayanovianos de la reproducción de los grupos domésticos campesinos y los trabajos, en contextos urbanos, acerca de la participación en la actividad económica de los diferentes miembros de la unidad doméstica (García et al., 1982).

11 En el mismo volumen en el que están reunidos la mayoría de estos trabajos (Oliveira et al., 1989), se incluye también un estudio pionero acerca del trabajo doméstico (De Barbieri, 1989), aspecto reconocido como parte fundamental en el proceso de reproducción de los grupos domésticos y de los procesos más amplios de reproducción social. Por tener referentes teóricos distintos y ocuparse de sólo un aspecto de la reproducción de las unidades domésticas, preferimos no incluir a este trabajo en esa vertiente de investigación, aunque reconocemos su contribución en la conceptualización de las estrategias familiares. En la sistematización de Oliveira et al., (1999) se reconoce al trabajo doméstico como un componente fundamental de las estrategias de sobrevivencia.

12 Torrado, al referirse a la insuficiencia de evidencia empírica acerca de la relación clases sociales-familia-comportamiento demográfico, había advertido acerca del peligro de incorporar en las explicaciones "de manera implícita y sin previa discusión la noción de 'racionalidad del comportamiento', y de orientar las indagaciones hacia la búsqueda de nexos lógico-deductivos de racionalidad económica y, por ende, por cauces preponderantemente economicistas" (Torrado, 1978: 346).

13 Las posturas de Bourdieu se revisan con mayor detalle en Salles y Smith (1987) y en Oliveira y Salles (1988).

14 En estos dos estudios se analizó la migración a dos grandes áreas metropolitanas -Monterrey y la Ciudad de México- y su relación con la estructura ocupacional y los mercados de trabajo.

15 Esta investigación es pionera en los estudios acerca de la participación femenina en los mercados de trabajo.

16 Los autores restringen deliberadamente su análisis a la participación económica de los miembros del hogar pero reconocen la importancia que para la reproducción cotidiana y generacional de la familia tienen otras actividades, como el trabajo doméstico, la producción de subsistencia y las redes familiares y locales de ayuda. Para una elaboración más amplia de las limitaciones de estos análisis, véase el trabajo de Jelin (1984).

17 En el volumen coordinado por García (1999) se puede encontrar un conjunto de trabajos que utilizan como eje teórico-analítico las relaciones de género en la investigación de diversas temáticas dentro de los estudios de población, como fecundidad, anticoncepción, derechos reproductivos, salud maternoinfantil, familia, migración femenina, trabajo extradoméstico femenino, comportamiento reproductivo, control de la fecundidad, derechos reproductivos y pobreza.

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons