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Papeles de población
versión On-line ISSN 2448-7147versión impresa ISSN 1405-7425
Pap. poblac vol.14 no.55 Toluca ene./mar. 2008
Participación en el trabajo doméstico de hombres y mujeres en México
Explaining men and women's housework participation in Mexico
Irene Casique
Universidad Nacional Autónoma de México.
Resumen
Este artículo explora la relación entre la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo y la participación de hombres y mujeres en el trabajo doméstico en México. Para el análisis se emplea información proveniente de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2003. La determinación de los factores explicativos se lleva a cabo mediante regresiones lineales múltiples, empleando como variables dependientes los índices de participación en el trabajo doméstico de hombres y mujeres. Los resultados indicaron que los factores más relevantes para explicar el trabajo doméstico femenino son su nivel de poder de decisión, como factor que incrementa su carga de trabajo en el hogar, y la presencia de una empleada doméstica, como factor que reduce dicho trabajo. Para los hombres, los factores más explicativos son los años de escolaridad y el trabajo extradoméstico de la mujer, como factores que propician una mayor participación, así como la presencia de una empleada doméstica y los años de unión como factores que disminuyen dicha participación.
Palabras clave: mercado de trabajo, trabajo doméstico, trabajo extradoméstico, hombres, mujeres, México.
Abstract
This article explores the relation between the women's integration to labor market and the participation of men and women in housework in Mexico. For this analysis information from the National Survey on the Dynamics of the Households Dynamics 2003 (Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2003) is used. The definition of the explanatory factors is carried out by means of multiple linear regressions, using as dependent variables the indexes of participation in housework of men and women. The results indicated that the most relevant factors to explain feminine housework are their decision power level, as a factors which increments its workload at the household, and the presence of a housemaid, as a factor which reduces said workload. For men, the most explanatory factors are the schooling years and the women's work outside the household, as factors which propitiate a greater participation, as well as the presence of a housemaid and the years of union as factors which decrease such participation.
Key words: labor market, housework, extra-domestic work, men, women, Mexico.
Introducción
¿En qué medida la participación en el trabajo doméstico de los hombres y de las mujeres se modifica por la participación de la mujer en el mercado de trabajo? ¿En qué medida podemos pensar participación de hombres y mujeres en el trabajo doméstico como actividades complementarias entre sí, o como actividad complementaria con sus trabajos extradomésticos?
El trabajo doméstico todas las tareas y actividades necesarias para el mantenimiento y reproducción de la familia y el hogar constituye una parte importante de la vida cotidiana de la mayoría de las personas. A pesar de los avances tecnológicos, todavía se requiere de mucho tiempo para cocinar, lavar la ropa, hacer la limpieza, ir de compras, cuidar y educar a los hijos, cuidar a ancianos o enfermos en la familia, hacer los pagos de los servicios de la casa, reparar y mantener los aparatos domésticos, etc. Y la mayoría de estos trabajos son realizados por las mujeres (Huber y Spitze, 1983). Más aun, la mujer que trabaja fuera del hogar sigue teniendo la responsabilidad de la mayoría del trabajo doméstico. La creciente incorporación de la mujer al mercado de trabajo ha traído una mayor conciencia sobre este tema y ha cuestionado la justicia de esta situación.
Por largo tiempo se ha planteado que el empleo de la mujer casada podría llevar a cambios en el esquema predominante de asignación de tareas, el cual supone a la esposa como la principal (o única) responsable de las labores domésticas y del cuidado de los hijos. Se esperaba que una responsabilidad compartida entre el hombre y la mujer para proporcionar los recursos económicos del hogar llevase a una mayor igualdad o equidad en la distribución del trabajo doméstico (Chant, 1991; Safa, 1990; De Barbieri, 1984); sin embargo, los hallazgos empíricos no apoyan este supuesto. En México, como en cualquier otro país, la mayor participación laboral de la mujer no es seguida por cambios en el patrón de poder o cambios evidentes en la división del trabajo doméstico (Benería y Roldán, 1987; Chant, 1991; García y Oliveira, 1994; Casique, 2000 y 2001).
En este trabajo nos proponemos identificar los factores que en mayor medida inciden y explican el nivel de participación tanto de hombres como de mujeres en el trabajo doméstico. Además de la relación que pueda establecerse entre trabajo extradoméstico y trabajo doméstico, también nos interesa explorar las asociaciones de un conjunto más amplio de factores relacionados con el trabajo doméstico, tales como características individuales, de la unión, del nivel de empoderamiento de la mujer y de la ideología de género, a fin de poder identificar en cada caso, para hombres y mujeres, cuáles son los factores más determinantes de su participación en el trabajo doméstico. Y finalmente, al delimitar el modelo explicativo de la participación doméstica de unos y otros, se busca identificar las diferencias o semejanzas que se observan entre ellos.
En síntesis, son dos los objetivos centrales de este trabajo:
1. Identificar los factores determinantes de la participación de los hombres y las mujeres en el trabajo doméstico.
2. Establecer las diferencias o semejanzas entre el modelo explicativo que da cuenta de la participación en el trabajo doméstico de mujeres y hombres.
Marcos teóricos sobre la división del trabajo doméstico
En esta sección queremos resumir cuáles son las propuestas teóricas que se han planteado en la literatura existente para explicar el nivel de participación de hombres y mujeres en el trabajo del hogar y la desigual distribución de esta labor. Diversas teorías han sido propuestas y puestas a comprobación empírica, pero ninguna de ellas proporciona una explicación suficiente, corroborable en diversos contextos y circunstancias. Con certeza, las teorías que han dominado más claramente la investigación reciente en el tema son la teoría del tiempo disponible, la teoría de los recursos y la teoría de género.
En primer lugar, diversos investigadores han supuesto una relación entre el empoderamiento de la mujer y la división del trabajo doméstico, asumiendo que aquel miembro de la pareja con mayores recursos o poder (entendiendo a la educación, los ingresos y la categoría ocupacional como recursos que generan poder) realizará menos labores domésticas (Huber y Spitze, 1983; Piotrowski y Repetti, 1984; Coverman, 1985; Ross, 1987; Brines, 1993; Presser, 1994; Pittman et al., 1996). Este enfoque o planteamiento se conoce como la 'teoría de los recursos' y ha encontrado sustento empírico parcial para el efecto de un mayor ingreso de la mujer (la cual realizaría menos trabajo doméstico), pero la relación no es lineal sino curvilínea. La supuesta relación de una mayor educación y de un mayor status ocupacional y menos trabajo doméstico realizado no han encontrado mucho soporte empírico en general (Kroska, 2004). El mayor problema de esta teoría es probablemente el supuesto de que los recursos tienen un mismo efecto sobre el trabajo doméstico de hombres y mujeres.
Por otra parte, se ha planteado que la realización de tareas domésticas es una función del tiempo disponible que tienen los individuos y de su capacidad de respuesta a la demanda de tareas en el hogar (Blood y Wolf, 1960; South y Spitze, 1994; Silver y Goldscheider, 1994 ). Algunos autores han planteado el tiempo disponible como un recurso más, dentro de la teoría de los recursos, con la diferencia de que este recurso no libraría a quien lo posee del trabajo doméstico, sino que lo comprometería con éste.
El tercer marco explicativo es el de la perspectiva de roles de género, que centra la explicación de la distribución del trabajo doméstico en las actitudes socializadas y en lo que se considera apropiado para hombres y mujeres (Ferre, 1990; Ross, 1987; Berck, 1985; Fenstermaker, West y Zimmerman, 1991; South y Spitze, 1994). El planteamiento propuesto es que si el género es el determinante con mayor relevancia del trabajo doméstico, entonces estas actividades domésticas deben ser entendidas como una parte fundamental de la 'producción de género', de lo que significa ser masculino o femenino (Kroska, 2000). El trabajo doméstico produciría tanto bienes y servicios para el hogar, como género (Shelton y John, 1996).
Una cuarta explicación la ofrece el modelo de la ideología de género, el cual propone que individuos con actitudes más liberales o igualitarias respecto al género tenderían a una división más equitativa de las tareas domésticas que la que tendrían parejas con visiones de género más tradicionales (Greenstein, 1996; Pittman y Blanchard, 1996; Huber y Spitze, 1983).
En general, se acepta que cada una de estas teorías proporciona una explicación parcial. En nuestro análisis incorporamos indicadores que permitirían evidenciar la pertinencia de cada una de estas explicaciones en el caso mexicano. Pero partimos de la hipótesis de que probablemente no son los mismos factores, ni un mismo marco explicativo lo que nos permitiría acercarnos a la mejor explicación del trabajo doméstico realizado por hombres y por mujeres. Es decir, presuponemos una cierta independencia entre uno y otro comportamiento, en cuanto a los factores más determinantes en cada caso.
Datos y métodos
Para el desarrollo de este análisis se emplea información proveniente de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2003 (Endireh). Esta encuesta recoge información sobre violencia en los hogares, pero también sobre diversos aspectos de la dinámica familiar, como la toma de decisiones en el hogar y la división del trabajo doméstico. La muestra final es representativa de mujeres mayores de 15 años, casadas o viviendo en pareja, con un total de 34 184 mujeres encuestadas.
Para la determinación de los factores explicativos de la participación en el trabajo doméstico de hombres y mujeres se estiman regresiones lineales múltiples, tres para los hombres y tres para las mujeres, empleando como variables dependientes, alternativamente, los índices de participación en el trabajo doméstico de hombres y mujeres. Estos índices fueron estimados a partir de información incluida en la Endireh sobre la participación de distintos miembros del domicilio en la realización de cinco tipos de tareas en el hogar: 1) tareas domésticas, como lavar, planchar y cocinar; 2) cuidado de los niños; 3) cuidado de ancianos; 4) hacer trámites (pago de luz, teléfono, ir al banco, etc.) y 5) hacer reparaciones de la casa.1 Considerando la frecuencia de la participación de cada individuo en las diversas tareas (que es medida en la Endireh con una escala del uno al tres: uno, cuando los individuos participan sólo de vez en cuando; dos, cuando participan alguna vez, y tres, cuando siempre participan) se obtiene un indicador de la magnitud (o nivel) de participación de cada uno de ellos. Mediante análisis factorial, la participación de hombres o mujeres en cada una de las cinco tareas es ponderada y adicionada en un índice final que representa la carga de trabajo en el hogar que cada uno de ellos realiza. El anexo 1 ilustra el cálculo de índice de participación en el trabajo doméstico de las mujeres y una explicación más detallada del procedimiento ha sido presentada en trabajos previos (Casique, 2004). El cálculo del índice de participación para los hombres siguió exactamente el mismo procedimiento.
Como variables explicativas del trabajo doméstico se incluyen indicadores individuales, de pareja o del hogar: edad de la mujer y edad del hombre (variables continuas), años de escolaridad de la mujer y años de escolaridad del hombre (variables continuas), condición de actividad del hombre (variable dicotómica, igual a uno si no trabaja), condición de actividad de la mujer (variable dicotómica, igual a uno si ella trabaja),2 horas del trabajo extradoméstico del hombre y horas del trabajo extradoméstico de la mujer (variables continuas), si la mujer trabaja durante los fines de semana y si el hombre trabaja durante los fines de semana (variables dicotómicas, iguales a uno cuando sí trabajan en fin de semana), estrato socioeconómico del hogar (variable categórica), unión libre (variable dicotómica, igual a uno si están en unión libre), años de unión (variable continua), presencia de empleada doméstica en el hogar (variable dicotómica, igual a uno si hay empleada doméstica), indicadores del nivel de empoderamiento de la mujer (índice de poder de decisión de la mujer e índice de autonomía de la mujer). Estos dos índices aditivos estimados, respectivamente, a partir de información recogida en la encuesta sobre el poder de decisión de la mujer frente a una serie de decisiones familiares respecto a su pareja y sobre su capacidad de realizar diversas actividades sin requerir la autorización de su marido.3 Finalmente se incorpora también un indicador de ideología de roles de género de la mujer. Esta última variable es un índice estimado a partir de una serie de preguntas incluidas en la encuesta y referidas al papel de la mujer en relación con su pareja, la cual mide el grado de subordinación de la mujer frente al hombre, ubicando en su extremo inferior a aquellas mujeres más subordinadas a la autoridad del marido, y en su extremo superior, aquellas mujeres que se autoconciben de manera igualitaria respecto al hombre.
La mayoría de estas variables incluidas aquí como predictores del trabajo en el hogar de hombres y mujeres son planteadas en la literatura existente como factores relevantes y significativos. Las únicas variables para las cuales no hemos encontrado mayores referencias previas sobre su relación con el trabajo en el hogar son las relacionadas con el empoderamiento de la mujer: poder de decisión y autonomía de las mujeres. Incorporamos dichas variables en el análisis porque consideramos que representan aspectos fundamentales de la participación de los individuos en el trabajo del hogar y para contribuir a esclarecer el sentido concreto de la relación que ejercen sobre la división del trabajo doméstico.
Cabe también señalar que otras variables que fueron inicialmente incorporadas en nuestro análisis posteriormente quedaron excluidas del modelo final por su falta de significación estadística o por estar altamente correlacionadas con otros indicadores que resultaban más relevantes. Eso ocurrió con el número de hijos (variable altamente correlacionada con los años de unión), y dos indicadores relacionados con el trabajo extradoméstico de la mujer: la proporción del ingreso del hogar aportado por la mujer, y si la mujer gana más que el esposo (que no resultaron significativos en ningún modelo).
Finalmente, dado que el indicador estimado para la participación de hombres y mujeres en el trabajo del hogar no incluye tres tareas propias del ámbito rural, hemos decidido no incluir tampoco como variable explicativa en nuestro análisis la condición urbana o rural, porque al optar por un indicador de trabajo doméstico homogéneo a todos los hogares estamos de entrada subestimando el valor del trabajo doméstico de hombres y mujeres en el área rural, y una comparación entre ambos ámbitos en este contexto no sería correcta.
Las características de las mujeres de la muestra analizada quedan resumidas en el cuadro 1.
Análisis bivariado de condicionantes del trabajo doméstico
El primer paso de nuestro análisis consistió en la estimación de un índice de participación en el trabajo del hogar para las mujeres y otro para el trabajo doméstico de los hombres. Para las mujeres, el índice estimado tiene un valor de 0.73 (se trata de índices estandarizados, con valores entre cero y uno) y una consistencia aceptable, con un valor de alpha de Cronbach de 0.70. El índice correspondiente para los hombres tiene un valor de 0.19 y un alpha de Cronbach de 0.87. Estos primeros datos ilustran la ya bien conocida inequitativa participación de hombres y mujeres en el trabajo del hogar, participación que asumen mayoritariamente las mujeres.
En esta parte del análisis comparamos los valores en estos índices de participación en el trabajo doméstico de mujeres y hombres (o carga de trabajo doméstico) según cambios en los valores de las variables explicativas. En el caso de las variables independientes dicotómicas empleamos t-tests para verificar si los cambios que se observan en los valores de participación en el trabajo doméstico de mujeres y hombres son estadísticamente significativos. En el caso de las variables con más de dos categorías (o continuas), empleamos análisis de varianza para, de manera similar, corroborar la significancia de las diferencias en la participación. En el caso de las variables continuas se establecieron tres o cuatro rangos de valores de cada una, que dieron pie a plantear el mismo número de categorías, a efecto de poder realizar esta prueba.
El cuadro 2 presenta los resultados de las pruebas t-tests. Todas las pruebas arrojan diferencias significativas en los valores de participación de hombres y mujeres según la presencia de la condición que representa la variable explicativa en turno. Algunas variables tienen el mismo efecto sobre el trabajo doméstico de hombres y mujeres, ya sea disminuyendo o aumentando ambos a la vez. De esta manera observamos que cuando hay hijos menores de seis años y cuando el esposo trabaja, ambos cónyuges realizan mayor carga de trabajo doméstico; por su parte, cuando hay empleada doméstica en el hogar, ambos cónyuges realizan menos trabajo doméstico. Resulta curiosa la aparente relación del trabajo extradoméstico del hombre con la participación del mismo en el trabajo doméstico; parece que más que tratarse de actividades complementarias, en donde el tiempo que se le dedica a una reduce el tiempo de la otra, se trata de actividades paralelas: como si el hombre que puede satisfacer las expectativas de rol de proveedor del hogar (al tener trabajo) está más dispuesto a participar en las actividades domésticas, más reñidas con su género y más difícilmente asumibles cuando no tiene trabajo.
Una situación diferente se observa en el caso del resto de variables explicativas dicotómicas: mientras las mismas alivian la carga del trabajo doméstico de alguno de los cónyuges, incrementan el trabajo del otro. Tenemos así que las mujeres trabajan más cuando la pareja vive en unión libre que cuando es un matrimonio legal, en tanto que lo opuesto ocurre para los hombres: su participación en el trabajo doméstico es mayor en uniones legales que en uniones libres. Cuando la mujer realiza trabajo extradoméstico, cuando trabaja los fines de semana y cuando gana más que el esposo, la mujer presenta una participación en el trabajo doméstico relativamente más baja que si no se diera alguna de estas condiciones; en tanto que la participación del esposo en el trabajo doméstico aumenta bajo la misma condición. De manera similar, pero en sentido opuesto, se observa que si el hombre trabaja durante los fines de semana, éste realiza relativamente menos trabajo doméstico que si no trabajase en sábados o domingos, en tanto que para la mujer esa circunstancia aumenta su participación en el trabajo doméstico.
Estos efectos 'opuestos' de las variables sobre la participación del trabajo doméstico de hombres y mujeres parecen confirmar una visión de complementariedad entre el trabajo que cada individuo realiza dentro y fuera del hogar, así como complementariedad entre el trabajo doméstico que realiza la mujer (o el hombre) y el que realiza su pareja dentro y fuera del hogar.
Llama la atención el efecto diferenciado del status conyugal que opera de manera opuesta para hombres y mujeres, lo cual parece indicar un mayor grado de compromiso de las mujeres con las labores domésticas en unión libre, en tanto que para los hombres el mayor compromiso con las actividades sería en el matrimonio legal.
En cualquier caso, todas estas relaciones examinadas a nivel bivariado deben ser puestas a prueba en un modelo multivariado que controle simultáneamente los efectos de otras variables, para ver si se mantienen o no como tales.
En el cuadro 3 examinamos mediante análisis de varianza las diferencias que se observan en la participación en el trabajo doméstico de mujeres y hombres según su estrato socioeconómico, su poder de decisión, su autonomía y la ideología de roles de género de la mujer que detentan. Por razones de espacio sólo presentamos los resultados del análisis de varianza empleando estas cuatro variables como variables categóricas, pero en realidad hicimos esta prueba también para el resto de variables no dicotómicas incluidas en el análisis, aunque no incluimos los cuadros aquí.
Observamos en primer lugar que a medida que aumenta el estrato socioeconómico la tendencia general es que disminuye la participación doméstica de las mujeres (respecto a la de mujeres en estratos inferiores), en tanto que la de los hombres aumenta. Las diferencias de participación al pasar de un estrato a otro son significativas en todos los casos, tanto para hombres como para mujeres. Estos resultados podrían estar parcialmente asociados a otras variables como mayor nivel educativo y mayor poder adquisitivo a medida que se sube en la escala socioeconómica, lo que se podrá confirmar o no con el análisis multivariado.
En cuanto a las relaciones de poder de decisión y autonomía de las mujeres, los resultados bivariados apuntan a una dirección no necesariamente esperada: a mayores niveles de poder de decisión de las mujeres y a mayores niveles de autonomía de las mismas, las mujeres tienden a absorber mayores cargas de trabajo doméstico. Las diferencias de participación en el trabajo doméstico de las mujeres son significativas entre casi todos los niveles de poder de decisión y de autonomía que distinguimos, exceptuando el cambio entre un nivel medio y un nivel alto de autonomía, el cual no representa una diferencia significativa en la participación doméstica de las mujeres. Una posible explicación de esta relación es que las mujeres con mayor poder de decisión y mayor autonomía declaran mayor carga de trabajo doméstico que las otras mujeres porque están más conscientes del trabajo que realizan. Pero también podría ser que estas mujeres más empoderadas, al estar desafiando ciertos roles de género en determinadas áreas de su vida, 'compensan' (consciente o inconscientemente) cumpliendo cabalmente sus roles en otras áreas, como, por ejemplo, el trabajo doméstico.
El comportamiento de la participación de los hombres según las variaciones en el poder de decisión y la autonomía de las mujeres no es el mismo en uno y otro caso. Cuando aumenta el poder de decisión de la mujer, el hombre tiende a participar más en el trabajo doméstico, excepto cuando el poder de decisión de la mujer es muy alto, en cuyo caso el hombre reduce significativamente su participación en lo doméstico. Todas estas diferencias en el trabajo doméstico de los hombres según los cuatro niveles de poder de decisión de las mujeres son estadísticamente significativas. Por su parte, cuando se analiza esta participación de los hombres según niveles de autonomía de la mujer se observa un comportamiento menos claro: la participación en el trabajo doméstico es mayor cuando la mujer tiene un nivel de autonomía muy bajo o medio, y es menor cuando el nivel de autonomía de la mujer es bajo o alto (no hay diferencias significativas entre nivel muy bajo y medio, ni entre nivel bajo y alto). Es difícil imaginar una posible explicación para este comportamiento irregular; en cualquier caso, el análisis de regresión permitirá confirmar que este factor es significativo aun cuando lo controlamos por el resto de las variables.
Finalmente, cuando se analiza la participación doméstica de las mujeres según su ideología de roles de género se observa que a medida que las mujeres tienen una ideología más igualitaria, sorpresivamente su participación en las labores domésticas se incrementa. No hay diferencias significativas en la participación en el trabajo doméstico de mujeres de un bajo nivel y de un nivel medio en este índice de ideología, pero sí cuando comparamos mujeres en un nivel medio y alto. Por su parte, la participación de los hombres aumenta al incrementarse la ideología igualitaria de las mujeres, y de manera significativa cuando ésta pasa de un nivel medio a un nivel alto.
Factores condicionantes del trabajo doméstico de hombres y mujeres
Si comparamos la varianza que explica cada uno de los modelos propuestos para explicar el trabajo doméstico que realizan hombres y mujeres (ver cuadros 4a y 4b), podemos observar que, para las mujeres, el modelo 2 logra una relativamente mejor explicación (el que incorpora como indicadores de trabajo extra-doméstico el número de horas de trabajo de la mujer y del hombre); en tanto que para los hombres resulta más explicativo el modelo 1 (que incorpora el indicador directo de actividad económica de hombres y de mujeres). De ahí que serán los resultados de estos dos modelos los que comentaremos fundamentalmente, aunque en ocasiones referiremos resultados de los otros modelos.
Los resultados del análisis de regresión sugieren algunos hallazgos claros respecto a las relaciones entre trabajo extradoméstico y doméstico de hombres y mujeres. El nivel de participación de las mujeres en el trabajo está directamente determinado por su participación en el mercado de trabajo, pero no con la condición de actividad del hombre (ver cuadro 4a, modelo 1). Se observa una pequeña reducción en el índice de trabajo doméstico realizado por las mujeres que trabajan fuera del hogar, que es 0.06 más bajo que el de las mujeres que no trabajan fuera del hogar (modelo 1). El efecto de la actividad económica extra-doméstica de la mujer sobre su trabajo doméstico es principalmente a través del número de horas que la mujer trabaja fuera del hogar: por cada hora adicional de trabajo extradoméstico se reduce el trabajo en el hogar que es realizado por la mujer en 0.07 (modelo 2).
Por el contrario, la participación de los hombres en el trabajo doméstico no está tan relacionado con su propio trabajo extradoméstico (cuadro 4b, modelo 1), como lo está con el trabajo extradoméstico de la mujer: el valor del índice de participación en el trabajo del hogar de los hombres cuyas esposas trabajan es más alto en 0.15 que la participación de los hombres cuyas esposas no trabajan. El modelo 2 del cuadro 4b muestra que también puede modificarse (reducirse) el valor de la participación doméstica de los hombres por algunas características de su propio trabajo extradoméstico: mientras más horas trabaja y si trabaja en los fines de semana, pero es mucho más fuerte el efecto que se observa por el trabajo extradoméstico de la mujer (no sólo por el indicador directo, sino también por las horas de trabajo extradoméstico de la mujer).
Este primer elemento de análisis marcaría una importante diferencia en la participación en el trabajo doméstico de hombres y mujeres: el trabajo doméstico de las mujeres (la carga que éste representa) no es en absoluto modificable (reducible) por las condiciones de trabajo del esposo (aunque éste no trabaje), sino en cualquier caso, por el tiempo que ella invierte en su trabajo fuera del hogar. Es decir, es fundamentalmente un equilibrio de la mujer entre sus dos trabajos. El trabajo extradoméstico de los hombres es fundamentalmente una constante, y el trabajo doméstico que pueda realizar podría modificarse en algo (aumentar) por el hecho de que la mujer trabaje fuera del hogar, esencialmente por el número de horas de trabajo extradoméstico de la mujer: cada hora adicional de trabajo de la mujer incrementaría el valor de la participación del hombre en 0.12. (cuadro 4b, modelo 2).
Si analizamos el efecto que el trabajo doméstico realizado por la pareja puede tener sobre el trabajo doméstico que realizan las mujeres y los hombres, encontramos que efectivamente es un factor que reduce de manera significativa el trabajo doméstico que cada uno realiza, y en magnitudes similares para ambos. En el caso de las mujeres, por cada incremento unitario en el valor del índice de trabajo doméstico realizado por el hombre disminuye en 0.08 la carga de trabajo realizada por ella (cuadro 4a, modelo 2), en tanto que para los hombres ocurre una reducción de 0.09 en el valor del índice de trabajo doméstico por cada incremento unitario del trabajo realizado por la mujer (cuadro 4b, modelo1). Sin embargo, es claro que es mucho más determinante y significativa la reducción que tiene lugar en las cargas de trabajo doméstico de mujeres y hombres por efecto de la presencia de una empleada doméstica: cuando se cuenta con empleada doméstica el valor del índice de trabajo doméstico realizado por la mujer se reduce en 0.19 (cuadro 4a, modelo 2) y el del hombre se reduce en 0.15 (cuadro 4b, modelo 1). Como se observa, la descarga de trabajo es relativamente más importante para la mujer que para el hombre, lo cual tiene sentido en función de que la mujer es quien realiza tradicionalmente la mayor parte del trabajo doméstico y quien realiza aquellas tareas como cocinar, limpiar, lavar, planchar, etc, que característicamente asume total o parcialmente la empleada doméstica cuando está presente.
De acuerdo con los resultados obtenidos, el estrato socio-económico del hogar sólo tiene un efecto significativo sobre el trabajo doméstico que realiza la mujer, pero no para el hombre. Y sólo es en el caso de estrato socioeconómico alto cuando esta variable significativamente reduce la cantidad de trabajo doméstico realizada por la mujer: en un valor de 0.10 (ver cuadro 4a, modelo 2).
La escolaridad aparece como un elemento que incrementa la participación en el trabajo doméstico de hombres y mujeres. Sólo la propia escolaridad de las mujeres tiene efecto significativo y positivo: por cada año adicional de escolaridad habría un incremento en el valor del índice de trabajo doméstico realizado por la mujer de 0.07. La escolaridad de los hombres, pero también la escolaridad de la esposa, afectan de manera significativa y positiva su participación en el trabajo doméstico. De hecho, la escolaridad de la pareja tiene un efecto más amplio y significativo: cada año adicional de escolaridad de la pareja incrementa la participación en el trabajo doméstico del hombre en 0.17, en tanto que su propia escolaridad sólo la incrementa en 0.04 (cuadro 4b, modelo 2).
Respecto al papel que juega la presencia de hijos pequeños (menores de seis años) en la carga de trabajo doméstico que realizan las mujeres y los hombres, se observa una diferencia sustancial en el trabajo que realizan unos y otros. La presencia de hijos chicos aumenta de manera significativa el trabajo doméstico que realizan las mujeres: el nivel de trabajo doméstico es 0.07 más alto que cuando no hay hijos pequeños (cuadro 4a, modelo 2). Esto resulta fácil de entender porque el cuidado de niños pequeños implica más y nuevas tareas en el hogar. Pero el valor del trabajo doméstico que realizan los hombres no es afectado de manera significativa por la presencia de hijos pequeños, lo cual sugiere que las tareas que surgen en torno al cuidado de las criaturas no son absorbidas por los hombres.
Otra diferencia interesante que arrojan los resultados de las regresiones es el efecto de los años de unión sobre el trabajo doméstico que se realiza. En el caso de los hombres, su participación en el trabajo doméstico se va reduciendo significativamente a medida que se incrementa la duración de la unión: cada año adicional de unión la reduce en 0.12 (cuadro 4b, modelo 1). En el caso de las mujeres esta variable simplemente no afecta de manera significativa la cantidad de trabajo doméstico que se realiza. Tal diferencia parece ser profundamente ilustrativa de la naturaleza del trabajo doméstico para hombres y mujeres: para unos, todavía una opción; para otras, simplemente un trabajo ineludible.
Otros hallazgos importantes apuntan que la ideología de las mujeres (más o menos subordinada) no se asocia de manera significativa con la participación de las mismas en el trabajo doméstico; en cambio, que las mujeres expresen una ideología de género más igualitaria sí constituye un factor que promueve la participación del hombre en el trabajo doméstico.
En cuanto al efecto de los indicadores de empoderamiento de la mujer sobre el trabajo doméstico de ésta y del hombre, los resultados encontrados son bastante sugerentes respecto a la naturaleza del trabajo doméstico. De los dos indicadores de empoderamiento incluidos en el análisis (poder de decisión de la mujer y autonomía de la mujer), sólo el poder de decisión evidencia un efecto significativo sobre el trabajo doméstico que realizan las mujeres y éste es un efecto positivo, es decir, que incrementa de manera muy importante el trabajo doméstico efectuado por las mujeres: aumenta en 0.22 el valor en el índice de trabajo doméstico por cada incremento unitario en el índice de poder de decisión de la mujer (cuadro 4a, modelo 2). Cuando vemos el efecto de las variables de empoderamiento sobre la participación de los hombres en el trabajo doméstico observamos una situación aparentemente distinta: tanto un mayor poder de decisión de la mujer como una mayor autonomía de la misma influyen de manera significativa y negativa: incrementos unitarios en cada uno de estos índices reducen en aproximadamente 0.04 el valor en el índice de trabajo doméstico de los hombres (cuadro 4b, modelo 1).
¿Cómo interpretar estos resultados? Como ya adelantábamos en la sección de análisis bivariado, el hecho de que las mujeres con mayor poder de decisión reporten mayor participación en el trabajo doméstico podría responder a una más clara conciencia de éstas de la carga de trabajo doméstico que absorben, por lo cual reportarían mayores actividades que otras mujeres con menor poder de decisión. Pero también podría ser que no se trate de diferencias de percepción en cuanto al trabajo doméstico realizado, sino de diferencias reales de trabajo realizado. La posible explicación que sugerimos es que, al empoderarse, las mujeres están desafiando las expectativas de roles de género que sobre ellas se tiene; ello generaría una reacción de sanción por parte de los hombres que se expresa en su menor participación en el trabajo doméstico, y por parte de las mujeres se da, ya sea como intento de suavizar tensiones, o simplemente como manera de afrontar la menor colaboración de sus parejas mediante una mayor absorción de las cargas de trabajo doméstico.
Para terminar, el análisis de regresión confirma una relación significativa y positiva entre una ideología de género más igualitaria de la mujer y la cantidad de trabajo doméstico que realiza el hombre, en tanto que este factor no afecta significativamente el trabajo doméstico realizado por las mujeres.
Conclusiones
Nuestros hallazgos sugieren que la participación de los hombres en el trabajo doméstico constituye un proceso parcialmente independiente y claramente diferenciado del trabajo doméstico que llevan a cabo las mujeres, los miembros de cada género intervienen en estas labores determinados principalmente por prescripciones sociales asignadas a su identidad de género y en menor medida como resultado de estrategias o respuestas para asumir las diversas condiciones individuales y de pareja. El elemento que más claramente ilustra este aspecto no proviene del análisis de regresión, sino de la simple comparación de los valores de los índices de participación en el trabajo doméstico de hombres y de mujeres: 0.19 y 0.73, respectivamente.
En síntesis, podemos decir que los factores más relevantes para explicar el trabajo doméstico que realizan las mujeres son: su nivel de poder de decisión, como factor que incrementa su carga de trabajo en el hogar, y la presencia de una empleada doméstica, como factor que reduce dicho trabajo.
Para los hombres, los factores más explicativos de su participación en el trabajo del hogar son: los años de escolaridad y el trabajo extradoméstico de la mujer, como factores que propician una mayor participación, así como la presencia de una empleada doméstica y los años de unión como factores que disminuyen dicha participación.
Según los modelos explicativos que se identifican como más pertinentes para explicar una y otra participación podríamos decir que resulta definitivamente relevante la perspectiva de roles de género como modelo explicativo de la participación femenina en el trabajo doméstico, evidenciándose esta pertinencia a través de la siempre muy alta participación de las mujeres en los trabajos del hogar y por resultados como el efecto positivo de un mayor poder de decisión sobre el trabajo doméstico realizado. También resulta de cierta pertinencia la teoría del tiempo libre para explicar algunas variaciones en el nivel de participación de las mujeres. Y definitivamente no encontramos en este caso evidencias que sustenten las propuestas de la teoría de los recursos ni del modelo de ideología de género como marcos explicativos de la participación de las mujeres mexicanas en las labores del hogar.
En cuanto a la participación doméstica de los hombres y sus marcos explicativos más adecuados, encontramos evidencias de relevancia parcial en la teoría de roles de género (el efecto negativo del poder de decisión y de la autonomía de la mujer), y del modelo de ideología de género (con un efecto positivo de la ideología más igualitaria de la mujer) como modelos apropiados para explicar al menos parcialmente la participación de los hombres mexicanos en el trabajo doméstico.
Este trabajo tiene importantes limitaciones que es necesario mencionar. Una primera proviene del hecho de que sólo contamos con información proporcionada por las mujeres; ello implica que la estimación que hacemos del trabajo doméstico realizado por los hombres pasa por la percepción de las mujeres; además, carecemos de indicadores sobre los hombres para algunas variables como ideología de roles de género. Una segunda limitación es que este análisis no distingue entre aquellas tareas más femeninas y aquéllas menos femeninas que integran el trabajo doméstico. Aunque no era parte de los objetivos planteados aquí establecer las diferentes naturalezas de las tareas domésticas, indudablemente ello interviene en la disposición de los esposos para participar con menor dificultad en algunas tareas respecto a otras, y tal matiz no queda abordado aquí.
Una tercera y muy importante limitación es que no disponemos de información para construir un indicador exógeno de la participación de las mujeres en el mercado de trabajo, por lo que los resultados presentados no escapan a la posibilidad de un problema de endogeneidad entre dicho indicador y la participación en el trabajo doméstico de hombres y mujeres. En trabajos previos hemos ilustrado cómo la incorporación de un indicador exógeno puede llevar a resultados totalmente diferentes (Casique, 2000). Lo que sugiere la necesidad de ser algo escépticos respecto al resultado para esta variable en el análisis de regresión y de intentar ratificarlo en posteriores análisis controlando este posible problema de endogeneidad.
Quizás los hallazgos más interesantes de nuestro análisis son probablemente aquéllos que nos permiten evidenciar las relaciones que se establecen entre, por un lado, el empoderamiento de las mujeres y su ideología de género, y por otro, el trabajo doméstico que ellas y sus esposos realizan. Los resultados aparentemente contradictorios de un efecto negativo del poder de decisión de la mujer sobre el trabajo doméstico de su pareja y al mismo tiempo de un efecto positivo de una ideología menos subordinada de la mujer sólo evidencian el muy determinante papel que juega el rol de género en la división del trabajo doméstico y la complejidad inherente a los cambios respecto a los roles tradicionales de la mujer, y los significados que los mismos adoptan para ella misma y para su pareja. Adentrarse en una más clara comprensión de estos procesos y de sus relaciones nos demanda mucho trabajo todavía y mayores esfuerzos en la definición y distinción de los diversos elementos que entran en juego.
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1 Originalmente la Endireh indaga sobre ocho tareas domésticas, pero tres de ellas (acarreo de leña, limpieza del corral y atención del huerto o animales) sólo son propias del ámbito rural, por lo que no existe información al respecto para 77 por ciento de la muestra. De ahí que el índice estimado de participación en el trabajo doméstico sólo considera las cinco tareas comunes a hogares urbanos y rurales, en aras de evaluar con un marco común a todos los individuos.
2 En trabajos previos hemos señalado la importancia de incorporar un indicador exógeno de la participación laboral de la mujer, para evitar problemas de endogeneidad (Casique, 2000). Los datos disponibles de esta encuesta no nos permiten obtener aquí este indicador exógeno, por lo que incluimos en el análisis el indicador directo de trabajo extradoméstico, al tiempo que alertamos sobre la posible existencia de esta situación y que incorporamos otros indicadores alternativamente, como horas de trabajo y trabajo durante los fines de semana.
3 Información detallada sobre la estimación de estos dos índices se encuentra en Casique, 2004.
Información sobre la autora
Irene Casique Rodríguez. Es investigadora de tiempo completo del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad Nacional Autónoma de México desde 1999 y miembro del SNI, nivel I. Realizó la maestría en Demografía en El Colegio de México y el doctorado en Sociología con especialización en Demografía en la Universidad de Texas en Austin. Se ha desempeñado como investigadora en el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (Caracas, Venezuela) y como investigadora visitante en la Universidad de Arizona (Tucson, Arizona). Ha realizado distintas investigaciones sobre determinantes del trabajo femenino, trabajo femenino y estabilidad marital, y trabajo femenino y niveles de autonomía y poder de la mujer en el hogar, entre otros. Su línea de investigación actual es el empoderamiento de la mujer mexicana (a través de mecanismos tales como la educación y el trabajo) y la relación de este proceso con el bienestar de la mujer y la familia. Correo electrónico: irene@correo.crim.unam.mx.